La Fiesta de los Tabernáculos

George H. Warnock

Título Original: The Feast of Tabernacles

George H. Warnock, July, 1951

Las Citas Bíblicas son tomadas de Las Sagradas Escrituras,

Versión Reina Valera, editada por Colombia Para Cristo, 2001.

Contenido

INTRODUCCIÓN ........................................... 7

CAPÍTULO 1 ....................................................................... 28

LA FIESTA DE LA PASCUA

CAPÍTULO 2 ....................................................................... 34

LOS PANES SIN LEVADURA

CAPÍTULO 3 ....................................................................... 43

LA GAVILLA POR PRIMICIAS

CAPÍTULO 4 ....................................................................... 46

LA FIESTA DE PENTECOSTÉS

CAPÍTULO 5 ....................................................................... 56

EL SON DE TROMPETAS

CAPÍTULO 6 ....................................................................... 80

EL DÍA DE EXPIACIÓN

CAPÍTULO 7 ..................................................................... 102

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE UNIDAD

CAPÍTULO 8 ..................................................................... 110

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE GOZO

CAPÍTULO 9 ..................................................................... 116

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE LA COSECHA

CAPÍTULO 10 ................................................................... 126

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE REPOSO

CAPÍTULO 11 ................................................................... 149

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE GLORIA

CAPÍTULO 12 ................................................................... 173

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE LA

RESTAURACIÓN

CAPÍTULO 13 ................................................................... 199

TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE SU

MANIFESTACIÓN

LIBROS DISPONIBLES DE

GEORGE WARNOCK EN ESPAÑOL................ 239

 

El que en mí cree, las obras que yo

hago también él las hará; y mayores

que éstas hará; porque yo voy al

Padre

(Juan 14:12).

Antes, como está escrito: Lo que ojo

no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en

corazón de hombre, es lo que Dios

ha preparado para aquellos que le

aman. Pero Dios nos lo reveló a

nosotros por su Espíritu; porque el

Espíritu todo lo escudriña, aun lo

profundo de Dios

(1 Corintios 2:9-10).

 

INTRODUCCIÓN

reemos que la hora ha llegado cuando los santos

deben conocer y comprender, por lo menos en parte,

el significado de las Fiestas anuales de Israel, porque

ellas constituyen un tipo y un modelo muy precioso para

la Iglesia. Hay un tiempo oportuno para la proclamación

de cada verdad bíblica, y cuando llega la hora de

Dios para la revelación, el Espíritu Santo está gloriosamente

presente para quitar el velo que cubre los secretos

de Dios e iniciar a Su pueblo en los misterios divinos.

Tal es la tarea del Espíritu Santo, de conducir y guiar a

los santos a toda la verdad, y de revelar las cosas que

han de venir (Juan 16:13). El andar en el Espíritu es la

única base genuina que tenemos para el entendimiento

debido de las Escrituras. Aun sin esa consagración y ese

andar en el Espíritu, se podría adquirir un entendimiento

considerable de la teología, pero sería una teología

exenta de la Verdad. Después de todo, la teología es el

estudio acerca de Dios y acerca de la Verdad; mientras

que la Verdad es una demostración viva, vital y poderosa

del Espíritu de Dios, pulsando con vida, poder, sabiduría

y conocimiento divinos.

Jesús mismo, la Verdad

Cuando Jesús declaró enfáticamente, Yo Soy la Verdad,

allí mismo demolió completamente la idea que la

C

 

8 La Fiesta de los Tabernáculos

 

Verdad tuviera algo en común con credos, doctrinas y

teorías acerca de Dios y las cosas espirituales. Y no sólo

eso, porque si Cristo es la Verdad, entonces, la Verdad

nos viene en vestiduras de humildad y mansedumbre, y

hallará poca acogida de las manos de los sabios o los

eclesiásticos. Es extraño, pero cierto, que los dirigentes

de las masas en el reino religioso son los que desechan la

Verdad cuando Ella llama a su puerta y pide entrada.

Hay solamente una respuesta a esta extraña situación, y

es ésta: El éxito eclesiástico se ha convertido en orgullo

de corazón, y con el orgullo ha venido el espíritu de Laodicea,

tan común en todos los círculos evangélicos hoy

en día:

“Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de

ninguna cosa; ...” (Apocalipsis 3:17).

En vez del hambre y sed de Dios y de la justicia,

encontramos por todos lados las pretensiones jactanciosas

de varias sectas sobre cuánta Verdad tengan, y cuánto

conocimiento y comprensión de las Escrituras. Es por

demás decir que semejantes pretensiones solamente establecen

que están en la misma condición de los de Laodicea,

y les impiden tomar su lugar como vencedores en

el trono de Cristo. El pueblo de Dios aún tiene que aprender

que el Reino pertenece a los que no son nada y no

tienen nada, a los que son pobres en espíritu, y a los que

tienen hambre y sed de justicia. Dios enaltece a los mansos

y humildes para heredar el trono de príncipes; y a

los altivos y nobles envía con manos vacías. Que Dios

nos ayude a cada uno a humillarnos, a orar y a buscar Su

rostro; sobre todo, a reconocer cuán poco tenemos de la

Verdad y la Justicia, para que seamos preparados para

recibir bendiciones espirituales copiosas de las manos

de Aquél que da a todos abundantemente y sin reproche.

9

Perspectiva de cosas grandes

 

Verdaderamente el Señor ha preparado cosas grandes

y poderosas para su pueblo;

“ ...lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón

de hombre...” (1 Corintios 2:9).

¡Si los verdaderos hijos de Dios creyeran en esta Escritura

con todo su corazón, cuán grandemente ayudaría

a soltar las riquezas del Cielo, y a abrir las puertas

diluviales de gloria! sabemos, por supuesto, que los creyentes

en todas partes, en alta voz, profesan creer esta

Escritura y toda la Biblia; pero realmente no lo creen.

Sí, afirman que Dios tiene cosas poderosas preparadas

para nosotros cuando lleguemos al Cielo; pero

Pablo declara en el verso siguiente que estas cosas no

vistas, no conocidas y no pensadas, son reveladas por el

Espíritu, y no por medio del arrebatamiento ni la muerte

(verso 10).

Por lo tanto, pongamos toda diligencia para entrar

en el reino del Espíritu, cuyo reino constituye la verdadera

herencia de los santos. Ciertamente la herencia es

nuestra para poseer. Y si ningún hombre desde la ascensión

de Cristo hasta ahora ha entrado en ella, no importa.

Es nuestra para conquistar si podemos creer y recibirla.

La Iglesia Universal ha rechazado la posibilidad

de poseerla, eso es cierto; pero la historia de la Iglesia de

ninguna manera es la norma de adquisición espiritual.

Pablo no la alcanzó completamente; pero contempló la

gloria de ella, como Moisés, estando en el Monte Nebo,

vio la tierra prometida. Y además, por el Espíritu se extendió

hacia ella con toda diligencia, si en alguna manera

él la alcanzara, y confesó que no había alcanzado la

tierra (Filipenses 3:12,13).

¡Gracias a Dios, sin embargo, por la seguridad que

Introducción

 

10 La Fiesta de los Tabernáculos

 

algunos van a poseer la tierra! Dios no va a terminar

esta dispensación hasta que algunos realmente entren y

posean su herencia en Cristo Jesús. Pablo declaró, por lo

tanto, puesto que falta que algunos entren en él (Hebreos

4:6). La primera generación que salió de Egipto bajo

Moisés dejó de entrar a causa de su incredulidad, y Dios

decretó que murieran en el desierto. Sin embargo, Él ya

había jurado que la simiente de Abraham poseería la tierra,

y por lo tanto, Él levantó una nueva generación que

entró y poseyó lo que vieron sus padres y se rehusaron a

apropiar. No pueden frustrarse los propósitos de Dios.

Él tendrá un pueblo que confiará en su Dios y heredará

sus posesiones. La generación de gente llena del Espíritu

al principio de este siglo hizo su viaje desde el desierto

de las denominaciones y acamparon en su “Cades-

Barnea” a la entrada de “Canaán;” pero ellos tampoco

entraron a causa de su incredulidad. Algunos vieron la

visión; la mayoría, no; y perecieron en el desierto.

Es cierto, hubo unos pocos, como Caleb y Josué, quienes

confiaron en las promesas de Dios, y continuaron

esperando cosas mejores; ciertamente Dios vindicará Su

Palabra y Su juramento, y les hará poseer la tierra juntamente

con la nueva generación que Él está levantando

ahora. Pero en su mayoría, el pueblo que Dios escogió

de entre las denominaciones y separó a una nueva comunión

en el Espíritu y bautizó con el Espíritu Santo, no

entró en la tierra, denunció a los que exhortaron al pueblo

a entrar, y volvió al desierto como sus predecesores

en Israel.

Por lo tanto, como la Palabra de Dios es verídica y Su

juramento inmutable, el Señor actualmente está levantando

una nueva generación que será facultada, para

tomar la “tierra prometida,” de poder y autoridad espiritual,

y entrar en el reino del Espíritu de Dios. Falta que

algunos entren en él. ... Si esta nueva generación se aparta

11

de las promesas frente a oposiciones violentas, ella también

perecerá en el desierto, y Dios esperará que aun

otra generación tome la tierra. Porque, falta que algunos

entren en él. Su Palabra lo ha declarado, y tiene que

cumplirse. Tenemos la convicción, sin embargo, que esta

vez el pueblo de Dios no va a fallar; que en esta tremenda

hora Dios mismo intervendrá en soberanía maravillosa

a favor de los que ven la visión, y les llevará adelante

a una victoria completa y gloriosa.

No podemos dudar que esta nueva generación, mediante

la gracia de Dios, pasará el Jordán y poseerá el

Reino preparado para la manada pequeña desde la fundación

del mundo. Los poderes del Cielo se conmueven,

conforme a la Palabra profética. Grandes e importantes

batallas espirituales se libran y se ganan en los lugares

celestiales. Huestes espirituales de maldad ya comienzan

a sentir el impacto de los santos que avanzan por el

Espíritu, y comienzan a poseer sus posesiones en los cielos.

Y sobre todo, los santos de Dios están recibiendo

dones celestiales, los dones se están desarrollando en

ministerios del Espíritu, y estos ministerios constituyen

el único método divino,

“ Con el fin de perfeccionar a los santos en la obra del ministerio,

para edificación del cuerpo del Cristo; hasta que todos

salgamos en unidad de la fe y del conocimiento del

Hijo de Dios, en varón perfecto, a la medida de la edad

cumplida del Cristo” (Efesios 4:12-13).

Gracias a Dios que su pueblo tiene confianza y convicción

que la hora ha venido para la manifestación de

los Hijos de Dios; que los propósitos eternos de Dios en

la Iglesia están a punto de ser revelados; que ahora estamos

al borde del Jordán, preparados y dispuestos para

seguir a los sacerdotes del Señor y el arca del pacto hasta

una nueva experiencia en Cristo; sepultados para

muerte y humillación y abatimiento en el Jordán, pero

Introducción

12 La Fiesta de los Tabernáculos

resucitados al otro lado para vida y victoria y autoridad

en Canaán. Constantemente tengamos presente las reglas

y principios de la guerra cristiana; a saber: que conquistamos

por ceder, recibimos por dar, vencemos por ser derrotados,

y vivimos por morir. No hay otro camino sino el

camino de la Cruz. La Cruz de Cristo se destaca en los

horizontes del tiempo y de la eternidad; no solamente

como el medio del perdón del pecado y la puerta a la

Vida Eterna, sino como el único principio de conducta

cristiana.

“ ...Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,

y tome su madero, y sígame. Porque cualquiera que quisiere

salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su

vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:24,25).

 

Tres grandes fiestas para la Iglesia

 

Confiamos en que ha venido la hora en la historia de

la Iglesia, cuando está para cumplirse en medio de los

santos el ciclo de fiestas anuales de Israel. Puesto que el

celebrar en la letra las Fiestas constituye un tipo y modelo

de grandes e importantes eventos espirituales, es

de suma importancia que entendamos su significado. Las

Escrituras revelan el hecho que hubo tres períodos festivos

en el culto de Israel. Se agregaron otros días, en

años posteriores, para conmemorar ciertos eventos; pero,

conforme al modelo Levítico original, hubo tres ocasiones

durante el año cuando todo Israel fue exhortado a

observar una fiesta religiosa nacional. Por cuanto la Iglesia

de Cristo es el verdadero Israel espiritual (una verdad

que más tarde hemos de comprobar por las Escrituras),

lo que ocurrió en el Israel natural constituyó meramente

un tipo y una sombra de lo que se cumpliría en el

Israel espiritual. Podemos sacar mucho provecho espiritual

y consolación al estudiar los tipos en el Antiguo Testamento,

y luego descubrir por el Espíritu dónde tienen

su aplicación para nosotros en un plano espiritual mu13

cho más elevado y extenso. Porque las Escrituras revelan

claramente que:

...estas cosas les acontecieron como figura (como tipo o

figura); y están escritas para nuestra amonestación, en quien

los fines de los siglos ha parado” (1 Corintios 10:11).

Y no sólo eso; porque hay evidencia abundante en el

Nuevo Testamento para establecer el hecho que dos de

las tres Fiestas anuales en el culto de Israel ya se han

cumplido en Cristo y en su iglesia. Este cumplimiento es

tan evidente, que no vacilamos en declarar que ahora

estamos al borde del cumplimiento de la última Fiesta

anual del Señor. Si Dios declara que el Antiguo Testamento

se ha de cumplir en Cristo y su iglesia, esto basta

para nosotros. Pero, cuando aún podemos examinar el

Nuevo Testamento y ver la manera en que gloriosamente

se han cumplido dos de las tres Fiestas, cuán gran

consolación constituye para los santos que están esperando

el cumplimiento de la última Fiesta, la Fiesta de

los Tabernáculos.

En este estudio, entonces, queremos exponer algunos

de los principios básicos acerca de los grandes eventos

que están ocurriendo en este tiempo presente, y mencionar

otros eventos que han de suceder, dando cumplimiento

a las Fiestas del Antiguo Testamento. Apelamos

enteramente a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo;

porque es evidente que el hombre natural no puede recibir,

mucho menos enseñar, las cosas del Espíritu. Si es

la Palabra de Dios, entonces es infinita y eterna, mucho

más allá de la comprensión humana; y solamente

el Espíritu puede revelarla y hacerla vivir para nosotros.

Sabemos que solamente hemos tocado el borde de

la Verdad relacionada con este gran tema que hemos intentado

explorar; y sabemos que cuando las Escrituras

se cumplan abierta y manifiestamente ante nuestros ojos,

Introducción

 

14 La Fiesta de los Tabernáculos

 

 

la Verdad y Gloria de las Fiestas del Señor trascenderán

en gran manera todo lo que hemos imaginado en nuestra

contemplación y meditación de la Palabra. Esto, por

cierto, es motivo de gran aliento, sabiendo que en la hora

de la gran Manifestación de los hijos de Dios hemos de

ver, oír, percibir y experimentar un poder y una gloria

que nunca estuvieron dentro de la posibilidad humana.

Que Dios, por lo tanto, nos dé dirección por Su Espíritu

para ver, comprender y contemplar cosas maravillosas

de Su Palabra, cuya exposición alumbra a los que

están en tinieblas. La apropiación de estas maravillas

alumbra a los que están en tinieblas, hace entender a los

simples, da sabiduría a los necios, e ilumina a los ciegos.

No nos importan credos establecidos, o doctrinas o discusiones

teológicas, ni las anotaciones marginales que

hallamos en las varias Biblias expositivas y con referencias.

Dios ha hablado, y eso basta. Si hay creyentes

contentos de atenerse a la revelación que han recibido

de las manos de grandes hombres del tiempo pasado,

que se contenten. Pero Dios ahora está guiando a su

pueblo adelante y arriba hasta las alturas celestiales, a

profundidades más grandes, a extensiones de Verdad y

Gloria, que los santos jamás hayan disfrutado o apropiado

en tiempos pasados. Por eso fijamos nuestras esperanzas

y nuestros ojos en el Dios que aumenta revelación

en

“ Aquel que es... Poderoso para hacer... Todas las cosas...

Mucho más abundantemente... de lo que pedimos... o entendemos,...

por la potencia... que obra en nosotros.”

Que otros contemplen la apostasía de un sistema

religioso corrompido; pero que contemplemos nosotros

la gloria que se revela a la verdadera Iglesia, y exultemos

con el apóstol Pablo, ante toda oposición:

“A Él sea gloria en la Iglesia por el Cristo Jesús, por todas

15

las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.” (Efesios

3:21).

 

 

Muchos grupos en la Iglesia

 

En este estudio no intentamos distinguir entre la Iglesia,

el Cuerpo, la Esposa, los Hijos, etc. Hay muchos

grupos que pueden incluirse en la palabra Iglesia. Pero

el Señor conoce a los que son de Él en cada grupo particular,

y en su debido tiempo será manifestado. Un edificio

en sus etapas formativas parece ser una vasta conglomeración

de andamios, armazones, ladrillos y acero;

pero no revela exactamente cuántos cuartos habrá, y para

qué servicio se usarán los cuartos. Cuando esté concluida

la construcción todo se manifestará. Así será con la

Iglesia de Cristo. Porque hay cuerpos celestiales y cuerpos

terrenales; una es la gloria del sol; otra la de la luna;

y otra la de las estrellas y aun una estrella es diferente

de otra en gloria. Así será en el día de Cristo cuando

cada hombre es revelado en Su debido orden conforme

al plan y propósito de Dios.

 

La Iglesia en tipo y profecía en el A.T.

 

Antes de comenzar a tratar el significado típico de

las varias fiestas del Señor, será menester que establezcamos

el hecho que el Antiguo Testamento, en tipo y

profecías, es aplicable a la Iglesia de Jesucristo en un

plano espiritual. Es muy común entre todos los círculos

evangélicos oír sermones que son basados en el Antiguo

Testamento y expuestos a la luz del Nuevo; pero hay

muchos que exigirían una interpretación literal y natural,

cuando una interpretación espiritual estuviera en conflicto

con sus puntos de vista teológicos.

Por ejemplo, no cabe duda acerca del significado de

la Pascua. Está establecido sin duda alguna, que Jesucristo

es nuestra Pascua, quien ha sido sacrificado por

 

Introducción

 

16 La Fiesta de los Tabernáculos

nosotros. También tenemos el tipo de los Panes sin Levadura

y Pablo exhorta a los santos a celebrar esta Fiesta,

“ ...no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de

maldad, sino en panes sin levadura de sinceridad y de verdad”

(1 Corintios 5:8).

Todos los creyentes están de acuerdo con esta interpretación.

Lo que sigue en orden es el mecer la gavilla

por Primicias delante del Señor. Generalmente se reconoce

que esto fue cumplido en Cristo la mañana de su

resurrección: Cristo, las primicias... . Luego viene Pentecostés,

ocurriendo cincuenta días después del sábado

de la Pascua y se establece definitivamente el significado

típico de esta Fiesta en el Nuevo Testamento, cuando el

Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, para otorgarles

la promesa del Padre (Hechos 2). Pero por alguna

razón extraña se abandona este modelo de exposición

bíblica, y los hombres procuran postergar los últimos tres

eventos, dejando la Fiesta de los Tabernáculos para alguna

época futura, y para un pueblo diferente a la iglesia.

Mientras que se enseña generalmente que los primeros

cuatro eventos son aplicables a la iglesia en una

manera espiritual, se dan a los últimos tres una interpretación

muy literal, natural y terrenal por lo tanto, se oscurece

y se pierde completamente el verdadero significado

espiritual de la Fiesta de los Tabernáculos.

Por eso, es imprescindible que los santos sepan a ciencia

cierta que el Antiguo Testamento fue escrito para

nosotros, y que las verdades que antes fueron aplicables

al Israel físico y natural, ahora tienen una aplicación gloriosa

en el Israel celestial y espiritual, pero en un plano

espiritual mucho más elevado y glorioso. Se podría decir

mucho sobre esto, pero creemos que bastarán unas

pocas Escrituras para el propósito de este estudio:

Romanos 4:13-16: Aquí declara libre y enfáticamente

que las promesas dadas a Abraham no fueron so17

lamente para la circuncisión; sino también para la incircuncisión;

y en los dos casos a hombres de fe. Ni la

circuncisión ni la incircuncisión tuvo parte alguna en las

promesas de Dios, a menos que fueran hombres de fe:

“Porque no por la ley fue dada la promesa a Abraham o a

su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia

de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos,

vana es la fe, y anulada es la promesa. Porque la ley

obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay rebelión.

Por tanto, por la fe, para que sea por gracia; para que la

promesa sea firme a toda simiente, no solamente al que es

de la ley, sino también al que es de la fe de Abraham, el

cual es padre de todos nosotros.”

Romanos 9:6-8: Otra vez el apóstol da énfasis al

hecho que son los hijos de la promesa, no los hijos de la

carne, quienes constituyen la descendencia prometida a la

cual los pactos son aplicables.

“ ...porque no todos los que descienden de Israel son israelitas;

ni por ser simiente de Abraham son todos hijos; sino:

En Isaac te será llamada simiente.” Quiere decir: No los

que son hijos de la carne, son los hijos de Dios; sino los

que son hijos de la promesa, éstos son contados en la generación.”

Gálatas 3:22: “Mas encerró la Escritura todo bajo pecado,

para que la promesa fuera dada a los creyentes por la fe de

Jesús, el Cristo.”

Efesios 2:12-14: “...en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados

de la república de Israel, y extranjeros a los Pactos de

la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero

ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais

lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.

Porque Él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, deshaciendo

la pared intermedia de separación.”

Introducción

18 La Fiesta de los Tabernáculos

Efesios 3:3,6: “...Que por revelación me fue declarado el

misterio, como arriba he escrito en breve... que los gentiles

sean juntamente herederos, e incorporados, y consortes de

su Promesa en el Cristo por el Evangelio.”

1 Pedro 1:9-12: Este es un pasaje terminante para

comprobar lo que hemos dicho acerca del cumplimiento

del Antiguo Testamento en la iglesia. Aquí Pedro afirma

claramente que los profetas escribieron principalmente

de la gracia destinada a nosotros, y de la gloria que vendría

tras los sufrimientos de Cristo. Él va hasta el punto

de decir que los profetas no administraron para su día ni

época, sino para nosotros, y que las cosas que ellos profetizaron

son anunciadas ahora a los santos bajo la unción

del Espíritu Santo. Esto es lo que Él dice:

“ Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras

almas. De la cual salud los profetas (que profetizaron de

la gracia que había de venir en vosotros), han inquirido y

diligentemente buscado, escudriñando cuándo y en qué

punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba

en ellos; el cual antes anunciaba las aflicciones que habían

de venir al Cristo, y la gloria después de ellas. A los

cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros

administraban las cosas que ahora os son anunciadas

de los que os han predicado el Evangelio por el Espíritu

Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los

ángeles.”

 

Cómo establecieron los apóstoles la Verdad

 

Podrían citarse muchísimas Escrituras más para confirmar

lo que hemos estado diciendo. Pero posiblemente

la evidencia más concluyente de todo es el hecho que

los apóstoles, en sus escritos, hacen referencia constantemente

al Antiguo Testamento para comprobar las verdades

que están declarando a la Iglesia, y citan innumerables

textos de todas las porciones de la Ley y los profe19

tas a manera de confirmar sus doctrinas acerca de Cristo

y la Iglesia. Ellos ni hacen justificación alguna, ni indican

que estén citando un texto del Antiguo Testamento

fuera de su contexto. Por lo tanto, si a algunos les parece

extraño que citemos textos de la Ley y los profetas

para confirmar alguna verdad espiritual acerca del Cuerpo

de Cristo, que el lector observe bien al leer el Nuevo

Testamento, cómo aplicaron los apóstoles el Antiguo

Testamento a la Iglesia que Cristo edificó, y aplicaron al

Israel espiritual lo que los profetas originalmente profetizaron

sobre el Israel natural.

 

 

El verdadero Israel

 

Todo el Nuevo Testamento está lleno de citas directas

del Antiguo Testamento, a modo de establecer

la verdad acerca de la Iglesia, y de los santos de Dios

como el verdadero Israel. Observa este pasaje notable

en Romanos:

“Los cuales también llamó (a nosotros), ¡y no sólo de los

judíos, sino también de los gentiles! Como también en

Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío;

y a la no amada, amada. Y será, que en el lugar donde les

fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío; allí serán llamados

hijos del Dios viviente” (Romanos 9:24-26).

Pablo acaba de hacer referencia igualmente a los

Judíos y Gentiles como vasos para gloria, y después citó

este pasaje de Oseas para comprobar lo que dijo. Ten

presente que Pablo hizo referencia a ellos como los vasos

para gloria tomados igualmente de entre los Judíos y

los Gentiles. Ahora vamos a hacer referencia al pasaje

que él citó en Oseas. Aquí descubrimos que el pueblo

que Oseas describió constituyó el verdadero Israel. Sin

la revelación adicional dada al Apóstol Pablo, nunca se

hubiera discernido que Oseas efectivamente incluía a los

Gentiles en su profecía sobre la felicidad de Israel. En

Introducción

20 La Fiesta de los Tabernáculos

primer lugar, él declara el desagrado de Dios con Israel,

y afirma que Dios no será su Dios:

“Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi; porque vosotros

no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.”

Esto parece ser conclusivo: El Israel natural es rechazado,

y ya no es el pueblo de Dios. Sin embargo, en

el verso que sigue, el profeta declara:

“ Con todo, será el número de los hijos de Israel como la

arena del mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que

donde se les decía: Vosotros no sois mi pueblo, les sea dicho:

Hijos del Dios Viviente” (Véase Oseas 1:9-10).

¿Cómo podría declarar en el verso 9 que Israel había

sido rechazado, luego en el verso 10 afirmar que los hijos

de Israel serían como la arena del mar? El apóstol

Pablo cita este pasaje de Oseas, y explica por qué la contradicción

aparente. La respuesta es clara. Dios ya había

recibido a los Gentiles en el Olivo de Israel. A los

cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo

de los judíos, sino también de los Gentiles... Como también

en Oseas dice: “Llamaré al que no era mi pueblo,

pueblo mío...” Esto explica claramente por qué Israel

podría ser rechazado por un lado, y al mismo tiempo

llegar a ser tan inmensurable como la arena del mar. Las

ramas naturales fueron desgajadas, pero ramas espirituales

fueron injertadas del olivo silvestre Gentil, y el

árbol de Israel retuvo su gloria. En realidad, llegó a ser

más glorioso, como resultado de la exclusión de Israel, y

efectuó aun la reconciliación del mundo (Romanos 11:15).

Tengamos presente estas verdades, al estudiar los

varios tipos y profecías del Antiguo Testamento, porque

a menos que entendamos que la Biblia, toda la Biblia,

fue escrita para nosotros, siempre hemos de negarnos la

gloria que Dios destinó que obtuviéramos de la Palabra.

21

Los profetas administraron para nosotros (1 Pedro 1:12).

La historia de los hijos de Israel les constituyó ejemplos

(o tipos) para nosotros, y las crónicas,

“ ...están escritas para nuestra amonestación, en quien los

fines de los siglos ha parado” (1 Corintios 10:11).

La Ley expresó:

“ una sombra de los bienes venideros, no la representación

misma de las cosas...” (Hebreos 10:1).

Y los santos del Nuevo Testamento son:

“...linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo

adquirido... que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas

ahora sois pueblo de Dios...” (1 Pedro 2:9-10).

Otra vez, una sencilla referencia al Antiguo Testamento

nos revela claramente que el apóstol aludía al

verdadero Israel (Véase Éxodo 19:6; Oseas 2:23).

Que Dios todavía ha de restaurar al Israel natural

que fue desechado, e injertar otra vez en el Olivo las

ramas que fueron desgajadas en incredulidad, es cierto,

y la gloria que acompañará tal transformación es algo

que ni se puede expresar con palabras. El apóstol describe

este avivamiento en cinco breves palabras: Vida de

entre los muertos (Romanos 11:15). Cuándo y en qué manera

esto será cumplido, Dios manifestará en su propio

tiempo, y no nos concierne en lo que a este estudio se

refiere. Pero queda el hecho que Israel nunca fue completamente

desechado, porque

“ No ha desechado Dios a su pueblo, al cual antes conoció...”

(Romanos 11:2).

Solamente los desobedientes fueron desechados; los

Gentiles creyentes a su vez fueron injertados en el mismo

Olivo, y llegaron a ser con ellos

Introducción

22 La Fiesta de los Tabernáculos

“ ...participante de la raíz y de la grosura de la oliva” (Romanos

11:17).

Gloriémonos en nuestra herencia, entonces, y en el

hecho que nosotros, antes no teníamos parte en los pactos

de la promesa, y estábamos sin Dios y sin esperanza

en el mundo, ahora somos conciudadanos de los santos,

y miembros de la familia de Dios, sobreedificados sobre

el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal

piedra del ángulo Jesucristo mismo (Efesios

2:13,19,20).

En las siguientes páginas, por lo tanto, no vacilaremos

en citar profusamente del Antiguo Testamento y del

Nuevo, a modo de establecer estas gloriosas verdades

acerca de la Iglesia. Si el apóstol Pablo usaba bien la

palabra de verdad cuando hizo 85 referencias al Antiguo

Testamento en la única carta que escribió a los Romanos,

al establecer el Evangelio de la Gracia de Dios y

las doctrinas de la Iglesia; y por lo menos 18 referencias

en la breve carta a los Gálatas; y mucho más de 100, en

la epístola a los Hebreos; y si Pedro se atreve a hacer

unas 30 referencias o citaciones del Antiguo Testamento

en su Primera epístola; y si el amado Juan hace citaciones

directas o referencias a casi 400 escritos del Antiguo

Testamento en el libro del Apocalipsis; entonces, no nos

interesa nada si la teología ortodoxa nos prohibe tomar

tipos y profecías del Antiguo Testamento y aplicarlos a

la Iglesia. Los apóstoles ya lo han hecho bajo la unción

del Espíritu Santo, y eso basta para los que creen en la

inspiración verbal de las Sagradas Escrituras.

 

 

El Antiguo, el modelo del Nuevo

 

 

Hay un orden sencillo que Dios ha establecido acerca

de la progresión de la Verdad y de la creación misma,

y es éste:

23

“ Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal (natural);

luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46).

Se ve este principio a través de las Escrituras. Primeramente

la vieja creación, luego la nueva; primeramente

las tinieblas, luego la luz; primeramente el huerto

del Edén y el árbol de vida, luego el Huerto de Dios y

el verdadero Arbol de Vida; primeramente Adán, luego

el Postrer Adán; primeramente la Pascua, luego el Cordero

de Dios que quita el pecado del mundo; primeramente

la Ley, y luego la Gracia; primeramente la Fiesta

típica de los Tabernáculos, luego la gloria descubierta de

Dios en la Fiesta espiritual de los Tabernáculos. Y lo

maravilloso de todo es esto, que el fin del viejo es el

principio del Nuevo; y de lo que es destinado a pasar,

surge lo que es destinado a permanecer.

De esta manera Dios llamó la luz de las tinieblas.

Aconteció también, que del primer Adán vino Cristo,

destinado no sólo a ser el Postrer Adán (el fin de Adán,

el fin de la vieja raza), sino el Segundo Hombre (el principio

de la segunda creación). Asimismo, la Última Pascua

fue la ocasión de la verdadera Pascua, quien fue sacrificada

por nosotros. Y cuando Cristo murió en la Cruz,

y el velo del templo se rasgó en dos, eso fue el fin de la

Ley, pero fue también el principio de la Gracia. Dios

siempre:

“ ...quita lo primero, para establecer lo postrero” (Hebreos

10:9).

Es importante, entonces, que observemos lo que es

primero y natural, y de ello aprender a discernir en qué

manera tipifica a lo espiritual. Si leemos de la Pascua

natural, Dios quiere que de las varias circunstancias y

ritos relacionados con lo natural, oigamos lo que nos

quiere decir acerca de la Pascua espiritual, que es Cristo.

Introducción

24 La Fiesta de los Tabernáculos

Si es la Fiesta de las Semanas, entonces, en ésta Dios nos

quiere enseñar acerca de la verdadera Fiesta de las Semanas,

que es Pentecostés. Si es el Día de Expiación,

entonces aprendemos a discernir el modelo de la verdadera

Expiación, y asimismo, si se celebra la Fiesta de los

Tabernáculos, es con el propósito que aprendamos grandes

y potentes verdades espirituales mediante las circunstancias

y eventos naturales que acontecen en la Fiesta.

Si tenemos presente esto, recibiremos una mina de

riquezas al estudiar los pasajes en el Antiguo Testamento

y en el Nuevo cuando fue celebrada la Fiesta de los

Tabernáculos.

Hay tres ocasiones en particular a las cuales haremos

referencia, que tienen una aplicación notable a la

Fiesta espiritual de los Tabernáculos que está delante de

nosotros. Estas tres ocasiones son: la dedicación del Templo

de Salomón, la restauración del templo después de

la cautividad, la presencia de Jesús en la Fiesta de los

Tabernáculos en el tiempo de Su ministerio terrenal.

Estas tres celebraciones de la Fiesta serán tratadas en

detalle en los últimos tres capítulos de este libro. Las

características particulares de los tres eventos hallarán

su cumplimiento glorioso, en esta tremenda hora

en que vivimos, en un plano mucho más alto y vasto

que cuando fueron celebrados por primera vez.

 

 

El orden de las fiestas

 

Al comenzar este estudio, queremos exhortar al lector

a leer cuidadosamente todo lo que se ha dicho en la

primera sección de este libro, porque está escrito para

formar una base, por así decirlo, para algunas de las gloriosas

verdades que han de seguir. Nos damos cuenta

que muchas informaciones dadas sobre fechas y tiempos

pueden parecer insignificantes y sin importancia, pero

son necesarias, sin embargo, para que el lector aprecie

25

más fácilmente las gloriosas verdades acerca de la tercera

y última Fiesta, la Fiesta de los Tabernáculos.

Las tres grandes Fiestas anuales del Señor en el culto

de Israel son expuestas en considerable detalle en

Levítico y Deuteronomio. En un sentido muy real, estas

Fiestas prefiguran y tipifican toda la época de la Iglesia

principiando con la cruz y terminando en la manifestación

de los Hijos de Dios y el glorioso despliegue del

poder y la gloria. Por supuesto, ésta es la gran manifestación

que nos interesa, porque los propósitos eternos

de Dios comienzan a cumplirse en ese evento glorioso.

Pero no podemos tener una comprensión adecuada

del fin, a menos que sepamos algo del principio. No

podemos apreciar la Gloria, a menos que aprendamos

acerca de la Cruz. No podemos entrar en el Reino, a

menos que primeramente aprendamos la obediencia por

lo que padecemos. Por eso las Fiestas empiezan con la

Pascua y terminan con la Fiesta de los Tabernáculos. En

el medio tenemos los pasos y grados por los cuales la

Iglesia es sacada de la muerte y llevada a la vida; del

desecho, a la exaltación; del sufrimiento, al Reino. Las

tres Fiestas de Israel en el ciclo anual de las ceremonias

religiosas eran:

1. La Fiesta de la Pascua

2. La Fiesta de Pentecostés

3. La Fiesta de los Tabernáculos

Estas tres fiestas, además constan de siete eventos

mayores, tres de los cuales comprendieron la Fiesta de

la Pascua; uno estuvo solo – Pentecostés; y luego, los

tres eventos restantes comprendiendo la Fiesta de los

Tabernáculos. Puede ser útil un breve resumen de las

Fiestas con sus varios eventos festivos:

Introducción

26 La Fiesta de los Tabernáculos

I. La Fiesta de la Pascua, o La Fiesta de los Panes sin

Levadura.

Esta Fiesta comprende:

1. La Pascua (Véase Éxodo 12:1-23; Levítico 23:4-5; Deuteronomio

16:1-3).

2. Los Panes sin Levadura (Véase Levítico 21:8; 23:6-8,

15; Deuteronomio 16:3-4).

3. La Gavilla por Primicias (Véase Levítico 23:10-14).

II. La Fiesta de Pentecostés, o la Fiesta de las Semanas, de

la Siega, de los Primeros Frutos. (Véase Éxodo 23:16;

Levítico 23:15-21; Deuteronomio 16:9-12; Hechos 2:1).

III. La Fiesta de los Tabernáculos, o la Fiesta de la Cosecha.

Esta Fiesta comprende:

1. El Son de las Trompetas (Véase Levítico 23:24-25).

2. El Día de la Expiación (Véase Levítico 16; 23:27-32).

3. La Fiesta de los Tabernáculos (Véase Éxodo 23:16;

Levítico 23:34-44; Deuteronomio 16:13-15).

Todo el culto de Israel parecía girar en torno de estas

tres grandes Fiestas anuales. Estas eran las ocasiones

de grandes convocaciones: el guardar los días de

reposo, el comer ciertos alimentos, el hacer ordenanzas

y ritos, y un tiempo de gran consagración y santificación.

“Tres veces cada año parecerá todo varón tuyo delante del

SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta

solemne de los panes cenceños, y en la fiesta solemne de

las semanas, en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y no

parecerá vacío delante del SEÑOR(Deuteronomio 16:16).

27

Es nuestra intención tratar extensamente cada uno

de los siete eventos festivos, comprendiendo las tres fiestas,

y mostrar en qué manera se han cumplido, o han de

cumplirse en la Iglesia de Jesucristo. Nuestro propósito

principal, por supuesto, es presentar la última gran Fiesta,

la Fiesta de los Tabernáculos, a la luz del Nuevo Testamento;

especialmente, a la luz de lo que Dios está haciendo

actualmente en la formación de Su Cuerpo, la

Iglesia.

Ciertamente el Señor está moviéndose por Su Espíritu

sobre la tierra, revoloteando como paloma sobre el

estado penoso de la Iglesia actual, para que Él pueda

efectuar orden y armonía y paz, de caos y tinieblas. Tan

ciertamente como el Espíritu de Dios se movía sobre la

faz de las aguas en el principio, y mandó que de las

tinieblas resplandeciera la luz, y del lugar de la muerte

naciera la vida, tan ciertamente en los fines de las

edades la voz de Dios una vez más restaurará la gloria

de Sion, le dará gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo

en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu

angustiado.

Introducción

28 La Fiesta de los Tabernáculos

CAPÍTULO 1

 

LA FIESTA DE LA PASCUA

 

a primera Pascua fue celebrada por los hijos de

Israel en la tierra de Egipto, en vísperas de su salida

de la casa de esclavitud al desierto. Era la tarde del

día catorce del primer mes. Dios había levantado un

libertador para el pueblo en la persona del hombre Moisés,

y le había equipado con tanto poder y autoridad en

el Espíritu, que él era para Faraón en lugar de Dios.

Muchas, terribles y grandes eran las señales y maravillas

hechas por su mano, de modo que Egipto fue totalmente

desolado por las manos de un Dios de juicio. Una por

una cayeron las plagas sobre la tierra; y una y otra vez

Faraón prometió dejar ir al pueblo, pero cada vez endureció

su corazón cuando fue quitada la plaga. Finalmente,

Dios declaró su juicio sobre los primogénitos en toda

la tierra de Egipto; entonces, Egipto se alegró al ver salir

al pueblo. Tan terrible y trascendente fue la destrucción

del Todopoderoso.

Un nuevo principio

“Y habló el SEÑOR a Moisés, y a Aarón en la tierra de

L

29

Egipto, diciendo: Este mes os será cabeza de los meses;

éste os será primero en los meses del año” (Éxodo 12:1-2).

Desde esta fecha Israel iba a tener un nuevo calendario.

Iba a ser el primer mes en vez del segundo, porque

Dios les iba a librar de la servidumbre egipcia, y

sacarle a una nueva experiencia y a una nueva tierra.

Las asociaciones antiguas de Israel iban a desaparecer

para siempre. No comerían más los puerros, las cebollas

y los ajos de Egipto, pero se deleitarían con el maná del

Cielo, y beberían agua de la roca. No estarían más en las

casas de su pequeño mundo en Egipto, pero de allí en

adelante seguirían la nube de gloria de un lugar a otro,

de una experiencia a otra, aun de gloria en gloria. No

había declarado claramente el Señor:

“ ...Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto,

y he oído su clamor a causa de sus exactores; por lo cual

yo he entendido sus dolores. Y he descendido para librarlos...”

(Éxodo 3:7-8).

Y por lo tanto, para liberar a Israel del juicio de los

primogénitos, y para prepararles para una nueva vida

como una nación separada y santa; Dios instituyó la Pascua.

Y la fiel declaración de los ritos y ceremonias relacionadas

con este evento significaría la preservación de

Israel en la hora de los juicios de Dios sobre la tierra de

Egipto, y el principio de una nueva era para el pueblo de

Dios.

Así es como la cruz de Cristo se constituye en el principio

de una nueva era para los hijos de Dios. Las cosas

viejas comienzan a pasar, y todas son hechas nuevas.

La servidumbre del mundo, la carne, y el diablo, cede

a una libertad en el Espíritu, y a una vida de servidumbre

al Dios de nuestra salvación,

“y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia”

(Romanos 6:18).

 

 

La Fiesta de la Pascua

 

30 La Fiesta de los Tabernáculos

Desde el tiempo cuando recibimos a Cristo como

nuestro Salvador personal, y realmente participamos de

los beneficios de la cruz del Calvario, desde aquella misma

hora empezamos una vida en Dios. Y por cuanto antes

servíamos al enemigo de nuestras almas bajo cruel

servidumbre, ahora hemos llegado a ser los esclavos voluntarios

de Cristo. Y después de todo, la única libertad

que el hombre hallará en este mundo es la libertad que

él obtiene al ser el esclavo del Señor Jesús. Pablo se

deleitó en llamarse un doulos, un esclavo de Cristo.

El hombre solamente tiene libertad cuando está ligado

a Cristo con una cadena de amor y amistad que ni los

afanes de la vida ni las asechanzas de Satanás puede

romper.

 

Un Cordero para una Casa

 

Nuestro cordero Pascual es suficiente para todas

nuestras necesidades. Y aunque los hombres se han apropiado

de Su gracia y bendición desde la fundación del

mundo aun hasta ahora, todavía queda gracia suficiente

para todo pecador que viene a Cristo:

“y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda

gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas

todo lo que basta, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios

9:8).

 

 

El Cordero tiene que ser sin defecto

 

Fue necesario esto porque tipifica el verdadero

“...Cordero de Dios que quita el pecado de mundo” (Juan

1:29).

“ Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación

(la cual recibisteis de vuestros padres), no con

cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre

preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin

contaminación” (1 Pedro 1:18-19).

31

 

El Cordero tiene que ser inmolado

 

El modernismo aceptará al Cordero de Dios mientras

que Él enseña en el templo, vive una vida de justicia

y pureza, y expone sus parábolas; pero, en nada quieren

al Cordero que fue crucificado por sus pecados. Y por

eso a ellos les será cerrada la puerta de la salvación.

Porque de ninguna manera hay acercamiento para ningún

hombre ante Dios, a menos que sea por el derramamiento

de la preciosa sangre de Cristo. Es la sangre que

hace expiación por el alma,

“...y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”

(Hebreos 9:22).

 

 

La sangre tiene que ser aplicada

 

Aún no es suficiente que el cordero sea inmolado; la

sangre del cordero inmolado tiene que ser aplicada a los

postes de la casa. En otras palabras, tiene que haber una

aprobación individual y personal, por la fe, de la obra de

la Cruz.

“ Al cual Dios ha propuesto por reconciliación (Propiciatorio)

mediante la fe en su sangre, para manifestación de su

justicia, para la remisión de los pecados pasados; por la

paciencia de Dios, manifestando su justicia en este tiempo,

para que Él solo sea el Justo y el que justifica al que es de

la fe de Jesús el Cristo” (Romanos 3:25-26).

 

 

La carne tiene que ser la comida

 

“Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis

la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no

tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi

sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es

verdadera bebida” (Juan 6:53-55).

La Fiesta de la Pascua

32 La Fiesta de los Tabernáculos

Era una palabra dura en aquel entonces, y es una

palabra dura ahora. ¿Cómo podemos comer la carne de

Cristo? Así razona el hombre natural. Pero lo podemos

hacer por el Espíritu, por fe. Podemos comer su carne

en meditación diaria y apropiación de la Palabra. Podemos

comer su carne en oración y comunión por el Espíritu.

Y podemos comer su carne mientras que discernimos

el cuerpo del Señor, en la comunión. Jesús dijo, (y

fue la celebración de la última Pascua),

“ ...Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto

en memoria de mí” (Lucas 22:19).

Porque Él era el cumplimiento de todo cordero Pascual

ofrecido en las ceremonias judías; y la Sustancia habiendo

sido revelada, el tipo ya ha pasado.

 

 

El pueblo tiene que salir

 

Los hijos de Israel debían comer el cordero pascual

con sus lomos ceñidos y con el calzado en sus pies, listos

para salir de Egipto. En el momento que un hombre

recibe a Cristo como su cordero Pascual, allí mismo tiene

que estar preparado para salir del mundo y todas sus

atracciones. Él no es salvo por las obras, y es completamente

antibíblico enseñar la santidad como medio de la

salvación. Porque no está dentro del poder de ningún

hombre, en la raza caída de Adán, presentarse acepto

ante Dios. No hay justo, ni aun uno; y por las obras de la

ley ningún ser humano será justificado delante de Dios

(véase Romanos 3:9-31). Él recibe la eficacia de la sangre, y

come del Cordero Pascual por la fe, y eso constituye su

salvación. Pero cuando uno se identifica con Cristo, tiene

que separarse del mundo y sus influencias corruptas,

y prepararse para seguir a su Señor en la senda de separación

y consagración. Solamente así, por las obras de

gracia producidas en el corazón, podemos ver las señales

y evidencias bíblicas de la salvación de Cristo.

33

 

La sangre es la señal

 

“ ...Y cuando Yo viere aquella sangre, pasaré por vosotros...”

(Éxodo 12:13).

De nuestra parte tenemos que aplicar la sangre por

la fe a nuestros corazones. Nuestro calzado tiene que

estar en nuestros pies, y tenemos que estar listos para

dejar atrás la vieja manera de vivir. Tenemos que participar

en Cristo, y dar evidencia de hecho que somos verdaderos

discípulos. Pero en cuanto concierne a Dios, Él

ve esta única señal: “Y cuando Yo viere aquella sangre,

pasaré por vosotros.” Dios está satisfecho eternamente

con la obra de la Cruz del Calvario, y nosotros como

hijos de Dios somos aceptos en el Amado” (Efesios 1:6).

“ Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros,

para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él”

(2 Corintios 5:21).

‘Cinco heridas sangrientas Él lleva,

Recibidas en el Calvario,

Vierten oraciones eficaces,

Fuertemente ruegan por mí;

Perdónale, o perdona, exclaman,

Ni deja que el pecador redimido muera. ’

¡Oh! Hay tantas cosas que no hemos tocado acerca

del Cordero Pascual. Él es el tema de toda la Biblia.

Todas las bendiciones espirituales emanan del Calvario,

y todo poder, gloria y majestad pertenecen al Cordero

quien fue inmolado, y Él es por lo tanto:

“ ...Digno de tomar potencia, y riquezas, y sabiduría, y fortaleza,

y honra, y gloria, y bendición” (Apocalipsis 5:12).

La Fiesta de la Pascua

34 La Fiesta de los Tabernáculos

CAPÍTULO 2

 

LOS PANES SIN LEVADURA

La celebración de los Panes sin Levadura vino

después de la Pascua y fue asociada con ella. Tanto

que se consideraba los dos eventos como una y la misma

Fiesta. Leemos por eso,

“ ...Estaba cerca el día de la fiesta de los panes sin levadura,

que se llama la pascua” (Lucas 22:1, también Mateo 26:17).

La celebración de la Pascua misma era el día catorce

del primer mes, en la tarde. Luego la Fiesta de los Panes

sin Levadura continuaba del día quince al día veintiuno,

un total de siete días.

 

El significado de la levadura

 

En cuanto al significado espiritual de los Panes sin

Levadura no tenemos que estar en duda. Pablo dice a

los Corintios,

“ ...¿No sabéis que un poquito de levadura leuda toda la

masa? Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis

nueva masa, como sois sin levadura; porque nuestra Pascua,

Cristo, es sacrificada por nosotros. Así que hagamos

L

35

fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia

y de maldad, sino en panes sin levadura de sinceridad y de

verdad” (1 Corintios 5:6-8).

Las características penetrantes y extensoras de la levadura

la hacen ser tipo apropiado de malicia y maldad

en un creyente o en una congregación. Pablo asemeja la

influencia persuasiva y corruptora de los Judaizantes

sobre los Gálatas, a la levadura.

“ Esta persuasión no es de Aquel que os llama. Un poco de

levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:8-9).

Otra vez, nuestro Señor asemeja las doctrinas de los

Fariseos y Saduceos a la levadura, por causa de su influencia

perversa.

“ ...Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los

saduceos” (Mateo 16:6).

El celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura, por lo

tanto, es vivir una vida que esté libre de las influencias

corruptoras del pecado y de la carne.

 

Cómo ser librado de la levadura

 

Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, recogieron

su masa antes que fuera leudada, porque al echarlos

fuera los egipcios, no habían tenido tiempo ni para

prepararse comida (Éxodo 12:39). Si ellos se hubieran demorado

en Egipto, habrían tenido bastante oportunidad

de leudar su masa; pero porque fueron sacados de prisa,

su pan no fue leudado.

Así es con el hijo de Dios. En tanto que sigue adelante

con Dios, y huye de las influencias corruptoras del

mundo, la carne, y el diablo, su vida está libre de pecado.

No tiene tiempo para que el pecado obre en él. Está

demasiado ocupado siguiendo a su Dios y siguiendo adelante

en la senda de la obediencia. Pero déjale demorar-

Los panes sin levadura

36 La Fiesta de los Tabernáculos

se por el camino, perder la visión de la gloria puesta

delante de él, y anhelar los buenos días cuando tuvo

abundancia en Egipto, la levadura nuevamente comenzará

a obrar en su vida. Cuando cualquier hijo de Dios,

o grupo de santos, pierde su visión de la gloria de Dios,

dentro de poco aquel hombre o aquella congregación

llega a llenarse con la levadura de malicia y de maldad.

Hay solamente una manera segura por la cual una corriente

de agua puede ser conservada, pura y limpia, y

esa es por el fluir. Pero deja que se desvíe a un hoyo

abierto, y dentro de poco el agua se convierte en charco

estancado y producirá corrupción y muerte. Así es con

la Verdad. Cuando un individuo, una congregación, o

un grupo de congregaciones se reposa en complacencia

en sí mismo, satisfecho con su condición, y contento con

el pensamiento de haber alcanzado la Verdad, inmediatamente

comienza el estancamiento, la levadura empieza

a leudarse, y la malicia y la maldad caracterizan la

denominación entera. No se puede esperar que una secta

esté libre de las influencias corruptoras de la carne,

porque si ellos tardan cuando la nube de gloria va adelante,

tienen bastante tiempo para leudar su masa. En

cambio, si uno procede de gloria en gloria, no hay oportunidad

para leudarse.

 

Los fariseos y saduceos modernos

 

Por esta razón Jesús advirtió a sus discípulos que se

guardaran de la levadura de los Fariseos y Saduceos.

Ahora, bien, las doctrinas de los Saduceos definitivamente

eran falsas, porque negaron la resurrección, la existencia

de los ángeles, espíritus, etc. Ellos eran los predecesores

de nuestras religiones modernas que tienen forma

de piedad pero niegan la eficacia de ella. Ellos negaron

lo sobrenatural, y tenemos muchos Saduceos en el mundo

hoy en día. Pero los Fariseos, en cambio, eran muy

ortodoxos en sus enseñanzas; tanto que Jesús mandó a

37

Sus propios discípulos a guardar y a hacer lo que ellos

dijeron (Mateo 23:3). ¿Por qué entonces les dijo Él a los

mismos discípulos guardarse de su doctrina? Por esta

sencilla razón: Dicen, y no hacen. Lo que ellos dijeron

estaba bien, generalmente hablando, pero sus obras desmienten

sus enseñanzas. Así sucede con nuestros Fariseos

modernos, nuestros maestros ortodoxos cristianos.

Enseñan del poder de la sangre de Jesús; nos levantan a

alturas de alabanza mientras exponen las glorias de lo

celestial, y el poder de la resurrección de Cristo; hablan

mucho de los milagros de Cristo, y del poder de la Iglesia

primitiva; exponen las doctrinas de la sanidad, de

milagros, y de los varios dones del Espíritu Santo. Pero

dicen, y no hacen. Y no sólo eso, porque condenan y

denuncian al hombre que desea entrar y explorar las glorias

de la vida resucitada y de los poderes del siglo venidero.

Ellos piensan que está bien hablar de resurrección,

vida y el reino celestial; pero cuando uno sugiere

que ésta es la herencia de los santos aquí mismo, hay

fuertes protestas farisaicas. Allí la levadura comienza su

influencia sutil, y una teología ortodoxa se convierte en

malicia y maldad.

¡Oh, santos de Dios en todas partes, boguemos mar

adentro! Alcemos nuestra ancla que ha agarrado la Tierra

por tanto tiempo y anclémonos en Cristo en los Cielos.

Porque Dios ha deseado que nuestra ancla pase a

los Cielos, detrás del velo, donde el precursor ha entrado

por nosotros (Hebreos 6:19-20). Si nos anclamos en la

tierra, y en las doctrinas de los hombres, seremos criaturas

amarradas a esta tierra; pero una vez anclándonos

en el Cielo y en el Hombre detrás del velo, somos criaturas

sujetas al Cielo; y constantemente estamos subiendo

más y más y más alto en los reinos del Espíritu. Entonces

un día, gracias a Dios, el velo de la carne se rasgará,

y le veremos tal como Él es. Y cuando hablamos de esta

manera, no estamos hablando de la muerte física, ni del

arrebatamiento; más bien estamos hablando de verle

a Él quien es invisible, como Moisés le vio antiguamente.

Le veremos, aunque el mundo no le verá. ¿No

dijo Jesús,

“ el mundo no me verá más; sin embargo, vosotros me veréis...?”

(Juan 14:19).

¿Y no hablaba de verle en el Espíritu, a causa de la

venida del Espíritu en los corazones de los discípulos?

 

La Santa Cena

 

“ ...Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se

llama la Pascua” (Lucas 22:1).

Es muy significativo e iluminador cuando descubrimos

que Jesús usó la celebración natural de las Fiestas

del Señor para explicar y revelar su sentido espiritual.

Así, durante la celebración de la última Pascua, Jesús

reveló su verdadero significado espiritual. Para cumplir

toda la justicia de la Ley por un lado, y para establecer el

nuevo pacto por otro, el Señor celebró esta fiesta con

sus discípulos. Él dijo,

“ ...En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero

de la pascua antes que padezca” (Lucas 22:15).

Él deseaba mucho hacer esto para poder iniciar para

sus discípulos un nuevo orden de adoración y comunión

en el Espíritu. En vísperas de la Pascua, cuando Él mismo

iba a ser inmolado como el verdadero Cordero Pascual,

allí fue que nuestro Señor reunió a sus discípulos y

les dio la ordenanza de la Santa Cena.

Él acabó con la vieja ceremonia para establecer la

nueva. Porque siempre está en armonía con los planes y

propósitos de Dios quitar lo primero, antes de establecer

lo postrero (Hebreos 10:9). Y otra vez,

39

“ Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal (natural);

luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46).

Primeramente lo terrenal, luego lo celestial. Primeramente

la carne, y luego el Espíritu. Cristo por eso deseaba

comer la última Pascua con sus discípulos, para

poder quitarla y establecer la nueva Fiesta, la Santa Cena.

“Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les

dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado;

haced esto en memoria de mí. Asimismo también tomó y

les dio el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este

vaso es el Nuevo Testamento en mi sangre, que por vosotros

se derrama” (Lucas 22:19-20).

 

 

Esta es la hora de la restauración

 

Es cierto que ahora Dios está preparando a Su pueblo

para la Fiesta más grande de su larga historia, la

Fiesta de los Tabernáculos. Y por lo tanto no es sin significado

que en este día y hora de la restauración, Dios

está dando énfasis al sentido espiritual de la Fiesta de

los Panes sin Levadura, a fin de estar preparados para ir

adelante a la plenitud de Pentecostés, y luego a los Tabernáculos.

Y esto tiene que ser así, porque siempre es

el plan de Dios, guiarnos de gloria en gloria y de una

experiencia a la próxima, en el orden Divino. Y aun es

cierto que los Panes sin Levadura, y Pentecostés, ambos

hallaron su cumplimiento en Cristo y la Iglesia primitiva;

ahora hemos llegado a los fines de los siglos, cuando

la gloria del pasado tiene que ser restaurada y absorbida

en la última gran Fiesta de la Iglesia. La verdad mayormente

habiéndose perdido u oscurecido durante la Edad

Media, ahora como nunca antes el Espíritu está sacando

del tesoro de Dios cosas nuevas y viejas, restableciendo

los muros y fundamentos de Verdad, y reedificando el

Templo de Dios. Y así desde los días de la Reforma y

hasta ahora, Dios benignamente ha estado restaurando

Los panes sin levadura

40 La Fiesta de los Tabernáculos

la Verdad perdida; y de ninguna manera se ha terminado

todavía la Reforma.

Por eso, con la corrupción y división del pueblo de

Dios, se ha perdido el verdadero significado de la Santa

Cena. Esta es la razón porqué Pablo les dijo a los Corintios,

tan divididos como estuvieron en contiendas y

herejías:

“ De manera que cuando os juntáis en uno, esto no es comer

(o, no es posible comer) la Cena del Señor” (1 Corintios

11:20).

La verdad es ésta: La Santa Cena, cuando es celebrada

en el Espíritu, y en unión y comunión espiritual con

los santos, es verdadera participación con Cristo.

“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la confraternidad

de (participación de) la sangre del Cristo? El pan

que partimos, ¿no es la confraternidad del cuerpo del Cristo?...”

(1 Corintios 10:16).

Entonces, sin esta participación y comunión espiritual,

realmente no es la Santa Cena. Es cierto, los Corintios

participaron de los elementos de la comunión,

igualmente como hacen las Iglesias de hoy; pero en

efecto no era la Cena del Señor, porque en su carnalidad

no comprendieron su verdadero significado, y en

vez de apropiarse de Cristo se debilitaron y se enfermaron,

y muchos aun murieron.

Este, sin embargo, es el día y la hora cuando Dios se

mueve por Su Espíritu para restaurar a Su Iglesia, perfeccionar

a los santos, y establecer la unidad en el Cuerpo

de Cristo. Este es el día y la hora que Dios ha escogido

para restaurar los muros de la Jerusalén celestial, y

para volver la cautividad de Sion. Y por lo tanto, comienza

a ser posible, una vez más, para los santos comer

41

la Santa Cena en realidad, y al hacerlo, participar de

Cristo.

“Porque un pan, significa que muchos somos un cuerpo;

pues todos participamos de un pan” (1 Corintios 10:17).

Quizá, muchas veces nos hemos preguntado por qué

hay tantos santos de Dios enfermos y debilitados. Pero

¿cómo se podría tener otra cosa con una Iglesia llena de

malicia, maldad, desunión y amargura? Bajo tales circunstancias

la Iglesia no ha hecho ni más ni menos que

comer y beber condenación para sí misma; por consiguiente

muchos se han debilitado y enfermado, y muchos

han muerto. Porque es solamente al discernir el

Cuerpo del Señor que podemos obtener sanidad, salud y

vida de la mesa del Señor.

“Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y

bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor” (1 Corintios

11:29).

 

La verdadera unidad es espiritual

 

Esta Fiesta es preeminentemente una Fiesta espiritual,

y por consiguiente Dios está efectuando una unidad

espiritual. No vamos a engañarnos al pensar que

grandes reuniones, con centenares y miles de personas

de varias sectas reunidas en un edificio, constituyen el

Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es un Cuerpo

espiritual, y la unidad en aquel Cuerpo es una unidad

espiritual. En este Cuerpo, la vida Divina puede fluir de

un miembro a otro, y de Cristo la Cabeza a todos los

miembros, mientras que los varios miembros ministran

el uno al otro por el Espíritu, y Cristo la Cabeza ministra

a todo el Cuerpo, por el mismo Espíritu. El comer de los

Panes sin Levadura, entonces, es vivir en verdadera comunión

con todos los santos, reconociendo su ministe-

Los panes sin levadura

42 La Fiesta de los Tabernáculos

rio ordenado por Dios en el Cuerpo de Cristo, y dando

honor el uno al otro en mansedumbre y humildad. Que

nuestra oración constantemente sea, Señor, eternamente

danos este pan. Haznos uno, aun como oraste en la

oscuridad de la Cruz. Limpia de en medio de nosotros la

vieja levadura, para que seamos nueva masa. Líbranos

de todos nuestros caminos carnales, de las tendencias

divisorias, del caos de discusiones doctrinales, del odio

y la discordia, de emulaciones y contiendas. Restaura

la unidad a Tu pueblo, para que seamos aquella

Iglesia santa y gloriosa de la cual todos los profetas y

apóstoles han hablado desde tiempo antiguo. Danos la

mente de Cristo, hasta que todos pensemos, hablemos,

creamos y entendamos las mismas cosas.

Y pierde cuidado, hijo de Dios, pues esta oración ha

de ser contestada; porque es la carga, no solamente de

los santos de la Biblia, sino también la oración del mismo

Hijo de Dios, quien testificó acerca de Su Padre, Yo sé

que siempre me oyes.

43

 

CAPÍTULO 3

LA GAVILLA POR PRIMICIAS

l mecer la Gavilla por Primicias delante del

Señor ocurrió el día siguiente del día de reposo.

Sería, pues, el día dieciséis del primer mes. Entonces,

todos los eventos relacionados con la Fiesta de los Panes

sin Levadura hallan su cumplimiento cabal en la muerte

y resurrección de Cristo. El mismo evento de la Pascua

era el día catorce del primer mes, en la tarde. Ese es el

día de la crucifixión, el cual en el Nuevo Testamento es

llamado la Preparación, o la víspera del día de reposo

(Véase Marcos 15:42; Lucas 23:56). Después eran los días de

los Panes sin Levadura, comenzando con el día quince y

siguiendo durante siete días. Luego el día dieciséis, que

era la mañana después del día de reposo, la Gavilla por

Primicias fue mecida delante del Señor.

Es evidente en el Nuevo Testamento que Cristo resucitó

al tercer día (Mateo 16:21; Lucas 23:54-56; 24:46). Conforme

a los términos generalmente aceptados del tiempo,

esto equivale a decir que Él resucitó después de tres

días (Mateo 27:63; Marcos 8:31). Por eso, para cumplir el tipo

del Antiguo Testamento, es evidente que Cristo fue cru-

La gavilla por primicias

44 La Fiesta de los Tabernáculos

cificado el día de la Pascua, el día de reposo era el día

siguiente, y la Gavilla por Primicias fue mecida delante

del Señor la mañana después del día de reposo.

 

Cristo, las Primicias

 

Aquí tenemos, entonces, un tipo excelente de la resurrección

de Jesucristo de entre los muertos, la mañana

después del día de reposo. Marcos nos dice,

“ Mas como Jesús resucitó por la mañana, el primero de los

sábados... (Marcos 16:9).

Era el principio del tiempo de la cosecha, cuando los

campos empezaron a manifestar las primeras señales de

una cosecha que estaba madurándose. Antes de la cosecha

general, sin embargo, una gavilla fue acopiada y

mecida delante del Señor, el primer día de la semana,

durante la Fiesta de los Panes sin Levadura. Y, por lo

tanto, en el acto de mecer una gavilla, Israel recordaría

que dentro de poco sería recogida una gran cosecha.

Posiblemente no hubo ni una persona en el campamento

de Israel quien viera en aquella ordenanza algo

más que la promesa de una cosecha grande, pero en tipo,

habla claramente de Cristo, las primicias (1 Corintios

15:20,23). Y tan ciertamente como la gavilla madura testificó

a Israel que dentro de poco se recogería una gran

cosecha, tan ciertamente la resurrección de Cristo testifica

al hecho que poco tiempo después de ese evento

habría una gran cosecha espiritual de almas. ¡Y así sucedió!

Miles y miles se convirtieron al Señor en las semanas

subsiguientes, cuando Dios envió al Espíritu Santo,

y dio poder a Sus discípulos para predicar el Evangelio.

Después el avivamiento se divulgó a los Gentiles, y el

apóstol Pablo fue levantado para evangelizar prácticamente

todo el Imperio Romano.

45

 

El grano de trigo debe morir

 

Jesús mismo testificó,

“ ...si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;

mas si muriere, mucho fruto lleva” (Juan 12:24).

A menos que Él muriera, no habría la cosecha. Y el

hecho que Él murió y resucitó de nuevo fue evidencia

positiva que habría una cosecha grande y poderosa. Cristo

las primicias... Y si Él era primicias, ciertamente tiene

que haber una cosecha grande después de Su resurrección.

Esto explica, en parte, la extraña respuesta que

Jesús les dio a Felipe y Andrés cuando ellos le contaron

de ciertos Griegos quienes deseaban verle. Era la Fiesta

de la Pascua, cuando los griegos piadosos se habían reunido

para celebrar la Fiesta de los Judíos. La única

respuesta de Jesús era: Si el grano de trigo no cae en la

tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho

fruto. En otras palabras, en su posición actual Él no

tuvo ningún ministerio para ellos, porque no tuvo

nada en común con ellos. Él primeramente tendría

que ser sepultado para muerte, antes de poder ser de

beneficio para ellos; pero cuando Su muerte fuera

cumplida, entonces Él podría ministrar vida a todos

los hombres, sin consideración de raza ni nacionalidad,

en la cosecha grande que vendría después de Su

resurrección. Aquella gran cosecha constituye la Fiesta

de Pentecostés.

La gavilla por primicias

46 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 4

LA FIESTA DE

PENTECOSTÉS

a Fiesta de Pentecostés era la segunda de las tres

Fiestas anuales de Israel. Como revela la Escritura,

la Fiesta también se llama la Fiesta de la Siega, o de

los Primeros Frutos, o de las Semanas. Pentecostés es el

nombre dado en el Nuevo Testamento, y es llamado así

porque Pentecostés quiere decir cincuenta. Un estudio

de Levítico 23:15-16 revelará por qué la Fiesta es llamada

Cincuenta. Fue porque la Fiesta comenzó el día cincuenta

después de la Pascua, o el día siguiente del séptimo

día de reposo. Esto, desde luego, paralela exactamente

con el cumplimiento del tipo en el Nuevo Testamento.

Cuando Cristo resucitó de entre los muertos,

estuvo con sus discípulos durante cuarenta días, hablándoles

acerca del reino de Dios (Hechos 1:3). Luego, se fue

al Cielo, y después de diez días (al tiempo de la Fiesta de

Pentecostés de Israel), Él derramó el Espíritu Santo sobre

los discípulos que esperaban la promesa.

47

 

Esta es la edad de Pentecostés

 

¡Pentecostés! ¡Qué tema tan vasto delante de nosotros,

mientras contemplemos las tremendas implicaciones

de la palabra! Se han escrito muchos libros sobre el

poder y la gloria de esta Fiesta, y hombres que se han

apropiado algo de la experiencia de Pentecostés han comprobado

por la Palabra y por experiencia su realidad, y

la Palabra ha sido confirmada con las señales que han

seguido. No podríamos comenzar a explicar adecuadamente

el significado de la Fiesta en este estudio, ni es

nuestro propósito hacerlo. Nuestro interés principal es

preparar el terreno para la verdad acerca de la Fiesta de

los Tabernáculos, que sobrepasa la gloria de Pentecostés

aun como el mediodía sobrepasa la gloria del alba. ¡Qué

extraño parece que buenos hombres de Dios que han

discernido por el Espíritu el cumplimiento de la Pascua y

de Pentecostés en la Iglesia, ahora cierran la puerta a la

revelación, y niegan que la última Fiesta tenga aplicación

a nuestro día y época! A principios de este siglo,

cuando Dios comenzó a restaurar Pentecostés, y aun hasta

el tiempo actual, muchos círculos evangélicos se han

preocupado bastante en un esfuerzo para comprobar que

Pentecostés era un evento de la historia antigua, y que

su poder y gloria no eran para experimentar en estos

días. Pero, un grupo grande de almas hambrientas han

comprobado por la Palabra y por la experiencia, que Pentecostés

era y es para apropiación personal por la fe,

igualmente como la Pascua.

Por lo tanto, no nos detengamos en la Pascua; sino

que prosigamos adelante a gozar de los frutos por los

cuales Cristo murió, que son las glorias de Pentecostés.

Y no nos detengamos en la restauración parcial de Pentecostés,

mas vamos adelante a disfrutar la plenitud de

la experiencia Pentecostal, como registrada en el Libro

de los Hechos. Y aun, después de esto, no nos detenga-

La fiesta de Pentecostés

48 La Fiesta de los Tabernáculos

mos en la plenitud de Pentecostés, mas vamos adelante

a apropiarnos de, y experimentar las glorias de la Fiesta

de los Tabernáculos, para las cuales Pentecostés ha preparado

el camino.

Aun entre los santos que tienen más hambre y sed

de Dios hay una tendencia a creer que una restauración

del Pentecostés de los días de los Apóstoles es la esperanza

de la Iglesia, y muchos estarán satisfechos con

volver al poder y a la bendición apostólicos. Es cierto

que tenemos un largo camino delante para igualar el

poder y la gloria de la Iglesia primitiva; pero aquel poder

y gloria es de ninguna manera la sustancia de la cristiandad

genuina. Aquello era Pentecostés en las primeras

horas del alba; la Iglesia tiene que ir adelante al Pentecostés

del sol de mediodía; y después, adelante, adelante,

y adelante a la Fiesta de los Tabernáculos, la cual

eclipsará completamente la gloria de cualquier pueblo

en cualquier dispensación pasada.

Por supuesto, tenemos que entrar en esta gloriosa

experiencia paso a paso. Y ciertamente tendremos que

entrar completamente en la gloria de Pentecostés antes

de poder entrar en la gloria de los Tabernáculos. Nuestra

generación ha tenido un goce anticipado de Pentecostés;

pero de ninguna manera hemos visto la plenitud

de la experiencia Pentecostal, como registrada en el libro

de los Hechos, cuando lenguas repartidas como de

fuego descendieron y se asentaron sobre cada uno de los

discípulos, y a ellos les fue dado el poder de hablar los

idiomas de todas las naciones.

Pero gracias a Dios, Él sigue la gran obra de la restauración

que Él comenzó en los días de la Reforma. Es

necesario volver a poner los primeros fundamentos, a

establecer las puertas, y a edificar los muros del Templo.

49

“Porque mandamiento tras mandamiento, mandamiento

sobre mandamiento, renglón tras renglón, renglón tras renglón;

un poquito allí, otro poquito allá; porque en lengua

de tartamudos, y en lengua extraña hablará a este pueblo,

a los cuales él dijo: Este es el reposo; con el cual podrán

dar reposo al cansado; y éste es el refrigerio, mas no quisieron

oír” (Isaías 28:10-12).

Un estudio de los pasajes acerca del Pentecostés típico

es de mucho provecho, especialmente en vista del verdadero

Pentecostés espiritual en el Nuevo Testamento.

Al tener un registro histórico del verdadero cumplimiento

de la Fiesta, es comparativamente fácil para nosotros

mirar atrás al tipo, y ver exactamente lo que tipifica.

 

Pentecostés era una nueva fiesta

 

“ ...ofreceréis nuevo presente al SEÑOR(Levítico 23:16).

La Pascua era maravillosa, y una apropiación en experiencia

de la Pascua produce perdón y justificación de

todos nuestros pecados. Pero, realmente esa es una experiencia

negativa; lo viejo es quitado, los pecados son

perdonados, la vida pasada es olvidada, y el pecador es

dejado con un registro limpio delante de Dios y está listo

a comenzar una nueva vida. En consonancia con este

feliz estado, por lo tanto, el Dios de gracia y gloria invita

al hombre justificado a recibir una nueva experiencia en

el Espíritu Santo, por la cual él pueda ofrecer una nueva

ofrenda al Señor. Se le invita a beber el Espíritu de Dios,

y a ser bautizado con el Espíritu Santo. En la justificación

él es perdonado; en esta nueva experiencia recibe

poder para servir.

Los primeros discípulos fueron limpiados por la Palabra

que Jesús les habló durante su ministerio terrenal.

Además, el día de la resurrección Él...

La fiesta de Pentecostés

50 La Fiesta de los Tabernáculos

“ ...sopló, y les dijo: Tomad el Espíritu Santo” (Juan 20:22).

El Griego original de la palabra Tomad o recibid prueba

concluyentemente que en aquel momento el Espíritu

de Dios entró en los discípulos, y aquella vida impartida

les llevó a la experiencia que llamamos la regeneración

o el nuevo nacimiento. De la misma manera que Dios en

el principio sopló en la nariz de Adán aliento de vida, y

fue hecho el hombre un ser viviente; así el postrer Adán,

quien en virtud de Su muerte y resurrección llegó a ser

“Espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45); sopló en Sus discípulos

aliento de vida espiritual, y en experiencia ellos

pasaron de muerte a vida.

Esta experiencia, sin embargo, no era suficiente para

equiparles para las grandes y fuertes tareas que estuvieron

delante de ellos; y por eso el Señor

“ ...les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran

la Promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí. Porque

Juan a la verdad bautizó en agua, mas vosotros seréis

bautizados en el Espíritu Santo, no muchos días después

de éstos” (Hechos 1:4-5).

Y así, ellos esperaron en Jerusalén la promesa del

Padre, y después de diez días el Espíritu Santo cayó sobre

ellos, y revolucionó su entero concepto de vida y de

servicio al transformar vasos débiles y humildes en poderosos

apóstoles de verdad, y poder, y autoridad.

 

Pentecostés era una fiesta de la Cosecha

 

En una ocasión es llamada la fiesta de la cosecha

(Éxodo 23:16). Fue llamada así porque ellos acababan de

segar su grano. Ya se había mecido la gavilla delante del

Señor cincuenta días antes, proclamando la venida de la

siega; y ya había llegado el tiempo de la siega. ¡Y qué

siega tremenda hubo! Pedro predicó su sermón dinámico

bajo el dunamis, el poder del Espíritu Santo, y unas

51

tres mil almas fueron añadidas a los discípulos. Pocos

días después hubo otra siega, y se nos dice que el número

de los varones era como cinco mil (Hechos 4:4), sin

tener en cuenta a los centenares o miles de mujeres y

niños quienes también creyeron al mismo tiempo. El

avivamiento siguió con más poder de día en día.

“Y los que creían en el Señor se aumentaban más, gran

número así de hombres como de mujeres” (Hechos 5:14).

Grandes y poderosas señales y milagros fueron hechos

entre la gente, hasta que, en muy breve tiempo,

Jerusalén, y luego Samaria, y hasta lo último de la tierra

tembló bajo el fuerte impacto del Espíritu Santo, mediante

sus ministros ungidos. Verdaderamente el Día de

Pentecostés era un Día grande... pero, el Día no ha terminado

todavía... aquello era sólo la alborada del Día.

Todavía hemos de presenciar el esplendor del mediodía

de la Fiesta de Pentecostés.

 

Pentecostés significó la formación del

Cuerpo

 

“ De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda

mecida, que serán de dos décimas de flor de harina, cocidos

con levadura, como primicias al SEÑOR(Levítico 23:17).

Los panes nos hablan del pueblo de Dios en unión

con Cristo.

“Porque un pan, significa que muchos somos un cuerpo;

pues todos participamos de un pan” (1 Corintios 10:17).

El número dos tiene mucho significado en cuanto se

refiere a Cristo en la plenitud de Su Cuerpo. Sería interesante

estudiar el significado del número dos a través

de las Escrituras. Tenemos la primera pareja, Adán y

Eva, donde Eva es el complemento, la semejanza, la imagen

de Adán. También, hay el sol y la luna, siendo la

La fiesta de Pentecostés

52 La Fiesta de los Tabernáculos

última la gloria de la primera y no teniendo luz propia.

Hubo además dos filas de panes sobre la mesa en el Lugar

Santo del Tabernáculo; y las dos tablas de piedra en

el arca del testimonio; la ley escrita primeramente en el

corazón y la mente del unigénito Hijo, y finalmente en

el corazón y la mente de Su pueblo. También hubo dos

trompetas que fueron usadas para convocar la congregación

y para hacer mover los campamentos. Y por eso

leemos acerca de Cristo y Su Cuerpo, que Él murió y

resucitó para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo

hombre (Efesios 2:15).

De modo que en los dos panes de esta ofrenda del

nuevo grano tenemos la formación de este nuevo Cuerpo

de creyentes llamado la Iglesia, donde todos los creyentes

fueron hechos uno por la gracia y el Espíritu de

Cristo (Efesios 2:14). Se había segado el grano, y ahora en

vez de una gavilla tenemos dos panes, un cuerpo de creyentes.

Los panes fueron cocidos con levadura porque

desde el tiempo de Pentecostés hasta ahora, la Iglesia de

Cristo nunca ha estado realmente libre de división, sectarismo,

y carnalidad. ¡Qué maravilloso es saber que

Dios conocía exactamente la condición de la Iglesia a

través de su larga historia e hizo que el tipo cuadrara

perfectamente!

 

Pentecostés significa el recoger las

Primicias

 

Pentecostés significa una cosecha grande, esto es cierto;

pero, comparado con la gloria que viene, es realmente

nada más que una cosecha de primicias (primeros frutos).

La fiesta de la siega, los primeros frutos de tus

labores (Éxodo 23:16; Levítico 23:17). Y así Cristo, como la

Gavilla que fue mecida, era los primeros frutos de una

cosecha grande que vendría después. Pentecostés es aquella

cosecha. Pero aún la cosecha de Pentecostés son los

53

primeros frutos de la cosecha venidera de la Fiesta de

los Tabernáculos. Pentecostés es maravilloso, como hemos

de comprobar, cuando la verdadera plenitud de esta

experiencia sea restaurada a la Iglesia. Pero, maravilloso

como es, Pentecostés es sólo los primeros frutos, las

primicias de cosas grandes y poderosas que espera la

Iglesia de Jesucristo en la Fiesta de los Tabernáculos.

 

 

Poder Pentecostal

 

Si hubo una cosecha grande de almas el día de Pentecostés,

ciertamente se necesita el poder del Espíritu

Santo para llevar a cabo una tarea tan grande. Por eso

Dios no solamente impartió gran poder milagroso, sino

una nueva lengua a Su pueblo, para que hombres de

todas las naciones pudieran oír proclamadas las obras

maravillosas de Dios en su propio idioma, y así ser ganados

para Cristo. Este fue un día cuando una ofrenda de

nuevo grano fue presentada al Señor; por eso Dios impartió

una nueva lengua. ¡Mira, cuán grande secreto

estuvo encerrado en los consejos de Dios, hasta que fue

revelado el día de Pentecostés! Porque si era el plan de

Dios que las naciones al principio fueran esparcidas sobre

la faz de la tierra, por medio de la confusión de lenguas,

¿por qué se lo juzga increíble que Dios ahora restaure

el don de lenguas a Sus discípulos, para que prediquen

el Evangelio en los idiomas de muchas naciones, e

invierta el orden (o digamos desorden) de Babel? Y esto

es exactamente lo que hizo el Dios Omnisciente. En el

principio Él confundió las lenguas de los desobedientes,

para esparcirlos sobre la faz de la tierra, y hacer de una

nación, muchas (Génesis 11:1-9).

Pero ahora, en el tiempo de la cosecha, Dios en su

gracia y sabiduría imparte a sus propios discípulos el

don de lenguas (idiomas que existían a consecuencia de

Babel) para que Él pueda reunir a un pueblo para Su

La fiesta de Pentecostés

54 La Fiesta de los Tabernáculos

nombre, y crear una nación santa, de entre muchas naciones;

una nación que le serviría en obediencia, amor y

unidad; aun la nación santa, y el sacerdocio santo de la

Iglesia. (Algunos se opondrían a la declaración que Dios

le dio a sus discípulos, el don de lenguas, para predicar

el Evangelio a las naciones. Insisten que los discípulos

declararon las maravillas de Dios y no el Evangelio.

¡Como si hubiera una maravilla más grande que la historia

de la Gracia redentora!).

Y así el modelo de Pentecostés asume verdadero significado.

“ Cuando se cumplió plenamente el día de Pentecostés, estaban

todos unánimes juntos en el mismo sitio; y de repente

vino un estruendo del cielo como de un viento vehemente

que venía con ímpetu, el cual llenó toda la casa donde

estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas,

como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. Y

fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a

hablar en otras lenguas, como el Espíritu Santo les daba

que hablaran. (Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones

religiosos, de todas las naciones que están debajo del

cielo). Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y

estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia

lengua” (Hechos 2:1-6).

 

El desorden de Babel invertido

 

Nota el contraste entre Pentecostés y Babel. Allí el

Señor confundió el lenguaje de toda la Tierra, pero aquí

el día de Pentecostés la armonía fue restaurada por el

don de lenguas, y el pueblo es confundido. En Babel el

pueblo fue confundido porque no pudo entender el lenguaje

de sus propios colaboradores y conciudadanos; el

día de Pentecostés el pueblo es confundido porque puede

oír y entender el lenguaje de extranjeros.

55

“ ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la

ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e

inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).

Traerá juicio sobre las naciones un Dios de sabiduría

y poder, ¿y no traerá gracia? Maldecirá, ¿y no bendecirá?

¿Matará y no hará vivir? ¿Y no sacará gracia de en

medio del juicio, y bendición de maldición, y vida de

muerte? ¿Lo juzgaremos cosa increíble, que en la plenitud

de la experiencia Pentecostal los santos de Dios reciban

un don de lenguas tan perfecto y tan real y tan genuino,

que como el pueblo de Babel fue confundido al

oír lenguas extrañas que no pudieron entender, así, ahora

en el día de la restauración el pueblo de Babel es confundido,

pero esta vez es llevado al arrepentimiento, al

oír su propia lengua de labios de los extranjeros?

Gracias a Dios por la verdad de Pentecostés, y por la

esperanza y confianza que el Señor ha implantado en

los corazones de Su pueblo, que todavía hemos de recibir

y experimentar una verdadera experiencia pentecostal,

cuando los santos de Dios saldrán por todo el mundo

predicando las inescrutables riquezas de Cristo en

todos los idiomas de la naciones. ¡Alabado sea Su Nombre!

Pero, todavía debemos ir adelante, más y más... de

Pentecostés a la Fiesta más grande de la Iglesia, la Fiesta

de los Tabernáculos.

La fiesta de Pentecostés

56 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 5

EL SON DE TROMPETAS

Una introducción a los Tabernáculos

l día de Trompetas efectivamente era una introducción

a la tercera Fiesta de Israel, la Fiesta de

los Tabernáculos, o de la Cosecha. Como la Fiesta de la

Pascua, la Fiesta de los tabernáculos tiene tres partes.

La Pascua comprendió: 1) La Pascua misma, 2) Los Panes

sin Levadura, 3) La Gavilla mecida. Luego Pentecostés

está solo, entre la Pascua y los Tabernáculos. Y finalmente

se celebra la Fiesta de los Tabernáculos, también

una serie de tres ordenanzas: 1) Trompetas, 2) Día de la

Expiación, 3) Tabernáculos.

Es interesante considerar las tres Fiestas del Señor a

la luz de la obra creativa en Génesis. Cuando Dios mandó:

Sea la luz, la luz salió de las tinieblas, y tuvimos el

principio de la vieja creación, el primer día. Y así fue a

Israel en el tiempo de la Pascua,

“ Este mes os será cabeza de los meses; éste os será primero

en los meses del año” (Éxodo 12:2).

57

Luego en el tercer día, Dios mandó que la tierra produjera

el

“ ...árbol de fruto que haga fruto según su naturaleza, que su

simiente esté en él sobre la tierra...” (Génesis 1:11).

De modo que Pentecostés ocurrió en el tercer mes,

en el tiempo de siega y fertilidad, cuando fue recogido el

precioso fruto de la tierra. Y finalmente llegamos al

séptimo día, cuando Dios reposó... de toda la obra

que hizo (Génesis 2:2). Así fue que se celebró la Fiesta

de los Tabernáculos en el séptimo mes. Además, no sólo

fue celebrada en el séptimo mes, pero fue el séptimo

evento en la Fiesta de Israel y sus ordenanzas que las

acompañaron:

1. Pascua

2. Panes sin Levadura

3. Gavilla por Primicias

4. Pentecostés

5. Trompetas

6. Expiación

7. Tabernáculos

En otras palabras, es la fiesta de reposo para la Iglesia;

la consumación de los gloriosos propósitos de Dios

en su pueblo, en cuanto concierne a esta dispensación.

Tenemos mucho más que decir tocante a este reposo que

queda para el pueblo de Dios, pero lo trataremos más

tarde cuando consideremos las varias características de

la Fiesta de los Tabernáculos.

 

Una nueva cosecha

 

Desde los días más antiguos en Israel, se contaba el

tiempo no sólo del mes de la Pascua, sino existía lo que

El son de trompetas

58 La Fiesta de los Tabernáculos

se llamaba un año civil o Agrario, que comenzó en el

séptimo mes. Éxodo 23:16 y 34:22 declara que el séptimo

mes era el fin del año viejo y el principio del nuevo. También,

en Levítico 25:9 descubrimos que el año de Jubileo

comenzó en el séptimo mes. Todo esto nos ayuda a entender

más claramente la profecía de Joel: Hará descender

sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.

Este principio del año Agrario o Civil. Era el fin

del año, cuando fueron recogidos el trigo, el vino y el

aceite, pero al mismo tiempo era el principio de un

nuevo año Agrario, cuando las lluvias cayeron.

Todo esto tiene precioso significado en su aplicación

a la Iglesia de Jesucristo; porque ella ahora ha llegado al

fin de su larga carrera, y en muchas maneras, desalentadora,

y está para entrar en un Nuevo Día en el Espíritu.

Damos gracias a Dios por su principio en la cruz, que es

la fuente de toda bendición espiritual que disfruta la Iglesia,

o que hemos de disfrutar en la eternidad. Damos

gracias a Dios también por la gran cosecha que empezó

el día de Pentecostés y ha continuado en medida considerable

hasta ahora. ¡Pero la verdadera cosecha está

delante! Una cosecha no sólo de almas, sino del fruto

del Espíritu en medio de los santos. Pentecostés era una

cosecha de los Primeros Frutos. Esta fiesta del séptimo

mes constituye la verdadera cosecha a la salida del año,

cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo

(Éxodo 23:16).

 

 

El significado de las trompetas

 

“ Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás...”

(Números 10:2).

En los versos que siguen es evidente lo que significaba

el son de Trompetas para Israel:

1. Convocar la congregación (verso 2)

59

2. Hacer mover los campamentos (versos 3-6)

3. Prepararse para la guerra (verso 9)

4. Celebrar las fiestas (verso 10)

Trataremos cada uno de estos temas más adelante;

pero primeramente, ¿cuál es el significado de la plata y

el hecho que hubo dos trompetas? Es evidente que plata

en las Escrituras habla de redención. Cuando tomaron

el número de Israel, cada hombre tuvo que dar por rescate

medio siclo, y el dinero así recogido fue usado en el

servicio del santuario (véase Éxodo 30:12-16; Levítico 25:48).

El número dos, como ya hemos visto, habla de Cristo

en unión con su pueblo. “Un nuevo hombre,” “edificado

en sí mismo.” Así el significado de tocar las dos

trompetas de plata el primer día del séptimo mes.

“ Habla a los hijos de Israel, y diles: En el mes séptimo, al

primero del mes tendréis reposo, una alarma para hacer

recordar, y una santa convocación” (Levítico 23:24).

Es el día y la hora de la plenitud de la historia de la

redención, proclama en el poder del Espíritu Santo por

el pueblo de Dios. Sí, tocaron las trompetas en todas las

Fiestas al llegar sus temporadas; pero hubo un día y una

hora cuando al tocar las Trompetas asumió lo que se

puede llamar un significado de temporada y por eso un

significado dispensacional. Y es hora y ha llegado.

Desde el punto de vista histórico la Iglesia ha gozado

de la Pascua y de Pentecostés, provisiones maravillosas,

y la edad de Pentecostés ahora ha de alcanzar su

gloriosa culminación, luego, viene la Fiesta de la Cosecha.

Ahora estamos en medio de campos blancos para

la siega, cuando se debe recoger el trigo, el vino y el

aceite, y Dios comienza a enviar Sus ministros como

nunca antes, porque este es el Día del son de Trompetas.

Al llegar a su fin una época o dispensación, y otra sigue,

El son de trompetas

60 La Fiesta de los Tabernáculos

hay siempre la solapada absorción de la una en la otra.

Así la ley fue absorbida en la Gracia por medio del ministerio

de Juan el Bautista y de Cristo. Y así es, con las

Fiestas. Cuando Pentecostés llega a su culminación, se

inicia el día de Trompetas. Y aun cuando la plena gloria

del Pentecostés está para prorrumpir entre nosotros, también

se empieza a tocar las Trompetas, anunciando la

venida de una fiesta aún más gloriosa. El ministerio de

Trompetas, como ya hemos mencionado, es cuádruple:

 

1. Convocar la congregación (Números 10:2)

 

Una vez más el Señor está levantando el ministerio

de un Juan el Bautista para declarar el Día del Señor, y

el Reino cercano. Otra vez la voz de uno que clama en el

desierto: Enderezad el camino del Señor. Otra vez sale el

clamor de los ministerios ungidos de Dios en todas partes,

que los santos se congreguen en la unidad del Espíritu,

que desechen sus caminos carnales sectarios y oigan

lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Juan en Patmos fue arrebatado en el Espíritu y oyó

las palabras de Uno semejante al Hijo del Hombre llamando

a las siete iglesias, y la voz era una gran voz como

de trompeta (ver Apocalipsis 1:10). Con clarinada el Señor

habla a su pueblo mediante sus grandes ministerios que

Él ha establecido en el Cuerpo de Cristo, convocando a

la congregación para que oigan lo que el Espíritu dice a

las iglesias. Esto no sólo se refiere a las siete iglesias de

Asia, ni aun a los siete períodos en la historia de la Iglesia

desde Pentecostés hasta ahora, sino que se refiere

a la séptupla iglesia de este presente día y hora es

decir, Él se dirige a la Iglesia entera de este día y hora

en que vivimos; siete es el número que significa entero o

completo.

Con voz de trompeta el Espíritu llama a su pueblo

en todas partes: a la paciencia, al amor, al arrepentimien61

to, a la perseverancia, a la fe en Cristo en medio de la

oposición satánica, a la santidad de la vida. En este gran

Día de Trompetas todos debemos estudiar cuidadosamente

los primeros tres capítulos de Apocalipsis, y prestar

atención a la súplica como trompeta al pueblo de Dios.

Ellos constituyen la carga del Espíritu para el pueblo de

Dios en todas partes, llamándoles al arrepentimiento, y

prometiéndoles cosas grandes y poderosas si vencen al

mundo, a la carne, y al diablo.

“ Clama a alta voz, no te detengas; alza tu voz como shofar,

y predicad a mi pueblo su rebelión; y a la casa de Jacob su

pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos,

como gente que hubiera obrado justicia...” (Isaías

58:1-2).

No hay tiempo para hermosos sermones y palabras

confortantes para una Iglesia reincidente y corrompida;

este es el Día de Trompetas.

 

2. Hacer Mover los Campamentos (Números

10:3-6)

 

La Iglesia ha acampado alrededor de este monte bastante

tiempo. Dios le dijo a Josué:

“ Mi siervo Moisés ha muerto; levántate pues ahora, y pasa

este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy

a los hijos de Israel” (Josué 1:2).

Dios está llamando a su pueblo a ir adelante, como

nunca antes en la historia de la Iglesia. Solamente hombres

que tienen oídos para oír han podido oír el llamado

del Espíritu, pero la Trompeta suena no obstante, y muchos

han oído el llamamiento. Gracias a Dios por el maná

que nos ha sustentado a través de nuestra peregrinación,

aún hasta ahora. Gracias a Dios por el agua de la

roca, para apagar nuestra sed. Gracias a Dios por el

Espíritu Santo, la nube que ha ido delante de nosotros y

El son de trompetas

62 La Fiesta de los Tabernáculos

nos ha dirigido a todos a través del desierto grande y

terrible. ¡Pero hay cosas mejores adelante! Tenemos

que dejar el maná, y el agua de la roca, y entrar en un

ámbito nuevo, una nueva experiencia. En vez de maná

hay el grano de Canaán. En vez de agua de la roca, hay

aguas incesantes, fluyendo perpetuamente de arroyos, y

ríos y manantiales de la tierra de reposo. En vez de sequía

hay el rocío del cielo cada mañana, y lluvias en sus

debidas estaciones. En vez de esterilidad y calor, hay

fertilidad, vida y bendición en el ámbito del Espíritu, en

la herencia de Beula. Vamos adelante al ver el Arca del

Testimonio pasando el Jordán, con los sacerdotes, los

Levitas llevándola.

 

3. La preparación del pueblo para la guerra

(Números 10:9)

 

“Tocad shofar en Sion, y pregonad en mi santo monte; tiemblen

todos los moradores de la tierra; porque viene el día

del SEÑOR, porque está cercano. Día de tinieblas y de

oscuridad, día de nube y de sombra; que sobre los montes

se derrama como el alba; un pueblo grande y fuerte; nunca

desde el siglo fue semejante, ni después de él será jamás en

años de generación en generación. Delante de él consumirá

fuego, tras de él abrasará llama...” (Joel 2:1-3).

La profecía de Joel es el son de Trompeta desde el

principio hasta el fin. En este pasaje él está dando alarma

para la guerra; llamando al pueblo de Dios a reunirse

y a prepararse para la batalla, porque el día grande

del Señor está cerca. Será un día de tinieblas y de oscuridad

para el injusto y el desobediente, pero día que sobre

los montes se extiende como el alba para el pueblo

que conoce a su Dios, y por eso es grande y fuerte.

 

La esperanza falsa de la iglesia

 

La iglesia de Cristo está llena de Cristianos carnales,

63

terrenales, quienes se reclinan en reposo y complacencia

y esperan un arrebatamiento que les sacará de en

medio de la Gran Tribulación al principio del Día del

Señor. A esta generación de creyentes conformados a

este siglo Dios habla en términos no inciertos:

“ ¡Ay de los que desean el día del SEÑOR! ¿Para qué queréis

este día del SEÑOR? Será de tinieblas, y no de luz” (Amós

5:18).

En la gran mayoría de los círculos evangélicos nos

enseñan que en cualquier momento todo el pueblo de

Dios será arrebatado, para estar con el Señor en el aire,

para escapar de la Gran Tribulación que pronto vendrá

sobre la tierra. No es cierto. Los santos serán arrebatados,

es cierto; pero cada uno en su debido orden (1 Corintios

15:23). Lo que es este orden no nos concierne aquí;

pero queda el hecho que en ninguna parte enseña la Biblia

que los santos escaparán de la hora de la Gran Tribulación

mediante el arrebatamiento.

 

¿Por qué fueron conturbados los

Tesalonicenses?

 

Si es cierto, como generalmente se enseña, que los

Cristianos de Tesalónica pensaron que habían perdido el

arrebatamiento a consecuencia de la supuesta carta que

habían recibido del apóstol Pablo, entonces ¿cómo es

que el apóstol Pablo lo habría perdido también? Evidentemente,

ellos habían recibido una carta llevando la firma

de Pablo, declarando que ya había comenzado o iba

a comenzar el Día del Señor (2 Tesalonicenses 2:2). Y la

explicación común es que fueron conturbados porque

ellos esperaron ser arrebatados cuando este día comenzara.

Pues, si los Tesalonicenses realmente pensaron que

Pablo escribió tal carta engañadora y es evidente que

ellos lo pensaron, entonces ¿por qué estarían conturba-

El son de trompetas

64 La Fiesta de los Tabernáculos

dos? ¡Porque si ellos perdieron el arrebatamiento, entonces

Pablo debe de haberlo perdido también!

Pero no, Pablo nunca les había enseñado que serían

arrebatados cuando la Gran Tribulación comenzara. Lo

que sí, les dijo, es que no deberían de inquietarse por

aflicciones o tribulaciones de cualquier índole,

“ ...porque vosotros sabéis que nosotros somos puestos para

esto. Que aun estando con vosotros, os predecíamos que

habíamos de pasar tribulaciones, como ha acontecido y lo

sabéis” (1 Tesalonicenses 3:3-4).

Sabiendo, entonces, que iban a pasar por la Tribulación,

estaban especialmente conturbados sobre esta carta

engañadora que recibieron, porque según esta carta

el Día del Señor, o la Gran Tribulación estaba para comenzar.

Pablo por eso les consuela otra vez al informarles

que este Día grande y terrible del Señor no vendrá

sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre

de pecado, el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3).

El Día del Señor, Pablo les diría, no era inminente,

porque el hombre de pecado tendría que ser revelado

antes de aquel gran Día. No es nuestro propósito comprobar,

ni refutar, que el hombre de pecado haya sido

revelado. Queda el hecho, que un arrebatamiento no es

otorgado a los santos como su esperanza en la hora de la

Gran Tribulación, ni somos enseñados que los santos que

andan en la luz estarán sorprendidos al iniciar el Día del

Señor. Más bien nos dice,

“ Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que

aquel día os tome como ladrón” (1 Tesalonicenses 5:4).

 

Como en los días de Noé

 

En cuanto a la hora de la Gran Tribulación, Jesús

dijo que sería como en los días de Noé. ¿Qué aconteció

65

en aquel entonces, al tiempo del diluvio? Los que escaparon

de la ira de Dios eran dejados allí en medio de la

ira de Dios, pero protegidos por el arca. Así será en el

Día del Señor. El uno será tomado, y el otro será dejado

(Mateo 24:40). ¿Quiénes, pues, fueron llevados en el tiempo

del diluvio? Leemos: vino el diluvio y tomó a todos,

todos, menos los que estuvieron en el arca (Mateo 24:39).

De la misma manera, Jesús dijo que un lazo vendría sobre

todos los hombres para llevarles, en el tiempo del

Día del Señor (Lucas 21:35). Los poderes de las tinieblas y

la ira de Dios serán derramados con tanta furia sobre

toda la tierra, que los hombres serán atrapados, como

en una trampa, y no escaparán.

“ Que cuando dirán: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre

ellos destrucción de repente, como los dolores a la mujer

encinta; y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3).

Exactamente en qué manera esta destrucción repentina

vendrá sobre los hombres, tal vez no entendemos;

pero será como en los días de Noé. Juicios repentinos

catastróficos caerán sobre la tierra, los impíos serán llevados

repentinamente como en un lazo, pero los justos

serán dejados en un lugar de seguridad. Estarán en Cristo,

escondidos en el lugar secreto del Altísimo. Con sus

ojos verán y mirarán la recompensa de los impíos, porque

estarán acá en la tierra; pero estarán seguros. Lo

que pocos entienden es esto: que este gran evento que

constituirá un lazo y una trampa para los moradores de

la tierra o Cristianos con la mente carnal, será una gloria,

un poder y un medio de victoria para el que camina

con Dios.

Jesús prometió:

“Porque has guardado la Palabra de mi paciencia, yo te

guardaré de la hora de la tentación, que ha de venir en todo

El son de trompetas

66 La Fiesta de los Tabernáculos

el universo mundo, para probar a los que moran en la tierra”

(Apocalipsis 3:10).

Y si el pueblo de Dios estudia cuidadosamente las

Escrituras, descubrirá de qué manera el Señor guarda a

los Suyos de la tentación y las pruebas. Una cosa es segura;

no por llevarles en los aires, en carros celestiales

de reposo a unos campos Elíseos, sino por ser su abrigo

y protección en medio de la dificultad y la angustia. Mira

a los hijos de Israel en medio de la desolación de Egipto,

pero protegidos por la gloria de Dios y la vara de Moisés.

Hubo moscas sobre todo el país de Egipto, pero no hubo

ninguna en las casas de Israel. Ranas en todas partes,

pero no en las humildes chozas de los israelitas. Granizo

y pestilencia en los campos de los egipcios, pero no

en los campos de Israel. Tinieblas y oscuridad a través

de Egipto por tres días, tinieblas tanto que se las podía

palpar, pero luz en las casas de Israel. El ángel de la

muerte pasa por toda la tierra de Egipto, aun sobre las

casas de los israelitas, pero pasando de largo los postes

rociados con la sangre de entre el pueblo de Dios.

Mira a Daniel en el foso de los leones, pero para él

no era tormenta; las bestias mismas eran sus amigos.

Mira a los tres jóvenes hebreos en el horno de fuego

ardiendo, pero no fueron consumidos; más bien, el fuego

que fue destinado para su destrucción fue su luz y su

vida; consumió las cuerdas que ataban sus brazos y piernas,

y he aquí se vio el aspecto de uno, como el Hijo de

Hombre paseándose con ellos en medio de las llamas.

Gracias a Dios por esta verdad grande y poderosa: el

día del Señor para los malos no es luz, sino tinieblas.

Pero para los justos, y los que se han apropiado de la

plenitud del Espíritu y están caminando con Dios, el día

de oscuridad y Gran Tribulación no son tinieblas, sino

luz y gloria. Para los desobedientes, día de tinieblas y de

oscuridad, día de nube y de sombra. Pero, para el ejército

67

grande y fuerte del Señor, será que sobre los montes se

extiendan como el alba. Vendrá un pueblo grande y fuerte

(Joel 2:2).

 

El día del poder de Dios

 

Tanto la Iglesia como el mundo estarán muy sorprendidos

cuando descubran que la Gran Tribulación, desatada

en toda su furia, es nada más, ni nada menos, que

la más grande exhibición de poder y gloria divina que

este mundo jamás haya visto. Tal vez debemos de llamar

este día el Día del Señor, en vez de la Gran Tribulación;

porque es sólo Gran Tribulación para los que no

han descubierto el abrigo (lugar secreto) del Altísimo.

Se ha dicho que el Cielo será el Infierno para el pecador,

si le fuera permitido entrar en sus puertas perlinas. Y así

es. La manifestación de la fuerza, poder y gloria de Dios

en medio de esta generación maligna y perversa, va a

producir por un lado la Gran Tribulación, y por otro, el

poder y gloria de los santos. Dice Dios:

“ ...Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra,

sino también el cielo” (Hebreos 12:26).

Y este sacudimiento va a echar a Satanás y a sus

principados de su trono celestial, mientras que los Hijos

de Dios ascienden a los lugares celestiales primeramente

en el Espíritu para asumir la autoridad que pertenece

a los que son vencedores. Y al entrar en este lugar

de poder y de autoridad, los Hijos de Dios podrán administrar

protección, consuelo, ayuda, liberación, y bendición

a los que tienen necesidad. Todo esto es confirmado

por la profecía de Joel el Trompetero, acerca del Día

del Señor.

“ Muchos pueblos se juntarán en el valle del cortamiento;

porque cercano está el día del SEÑOR en el valle del cortamiento.

El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas

El son de trompetas

68 La Fiesta de los Tabernáculos

retraerán su resplandor. Y el SEÑOR bramará desde Sion,

y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la

tierra; mas el SEÑOR será la esperanza (abrigo) de su

pueblo, y la fortaleza (refugio) de los hijos de Israel. Y

conoceréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito

en Sion, monte de mi santidad; y será Jerusalén santa, y

extraños no pasarán más por ella. Y será en aquel tiempo,

que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche,

y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y

saldrá una fuente de la Casa del SEÑOR, y regará el valle

de Sitim(Joel 3:14-18).

¡Qué puede ser más claro que esto: tinieblas, sacudiendo

el Cielo y la Tierra, juicio, pero en Dios hay protección,

refugio, nuevo vino y leche, y aguas refrescantes

de la casa del Señor! ¿Por qué es esto? Porque el

sacudir los Cielos es en realidad no meramente el sacudir

el sol, la luna y las estrellas naturales, sino más bien,

sacudir de sus tronos celestiales los poderes de las tinieblas

y las huestes de maldad, y el levantar a los Hijos de

Dios en el poder del Espíritu, para tomar el Reino que

Satanás ha usurpado y ocupado por tanto tiempo.

Que el reino de Satanás está ubicado en “los lugares

celestes” es la enseñanza de Pablo a los Efesios (Efesios

6:12). De allí reina y gobierna sobre el mundo y sus muchas

religiones, como “príncipe de la potestad del aire” y

“dios de este siglo.” Pero los lugares celestiales son también

la herencia de los hijos de Dios; porque Dios

“ ...nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares

celestiales en Cristo Jesús” (Efesios 2:6).

El hijo de Dios por eso es llamado a luchar contra

estas huestes de maldad quienes han usurpado la autoridad

de Cristo y de su Iglesia. Pablo dice,

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra

principados, contra potestades, contra señores del siglo,

69

gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales

en los cielos” (Efesios 6:12).

 

 

La Iglesia derrotada

 

¿Puede ver, hijo de Dios, qué herencia tremenda es

la nuestra, y cómo Satanás ha usurpado completamente

la autoridad de los Hijos de Dios? Pablo dice que tenemos

lucha. Es cierto, Pablo luchó hasta cierto punto,

juntamente con algunos de los santos a través de los tiempos

pero en general la Iglesia de Cristo ha sufrido derrota

de los poderes de las tinieblas siglo tras siglo. Engañada

por todos lados; afligida con toda clase de enfermedad

y mal; oprimida y poseída de demonios; llena de

carnalidad, pecado, amargura, perplejidad, tristeza, temor

y tormenta. Las agitadas masas de humanidad, incluyendo

muchos de los verdaderos santos de Dios, han

sido llevados cautivos por el “dios” de este siglo, y en vez

de una Iglesia gloriosa, uno sólo necesita visitar una gran

campaña de sanidad para ver un verdadero Museo del

diablo exhibiendo su obra: hijos de Dios torcidos en las

formas más horribles; cojeando sobre muletas; arrastrándose;

gateando en el suelo; hombres con mente atormentada;

oprimidos por demonios; y echados en el molde

de Satanás: de engaño, miedo, tormenta y suciedad.

¡Gracias a Dios por la medida de liberación que se

ve, y por el gran poder sanador de Dios que ha sido encomendado

a la humanidad mediante sus siervos ungidos;

pero, cuán poco hemos visto hasta ahora en comparación

con la necesidad tremenda que se presenta! Y sin

embargo, los santos realmente piensan que están hablando

la verdad cuando se ponen de pie religiosamente el

domingo por la mañana, y cantan al repique del órgano:

Muévese potente la Iglesia de Dios;

De los ya gloriosos marchamos en pos;

Somos solo un cuerpo y uno es el Señor,

El son de trompetas

70 La Fiesta de los Tabernáculos

Una la esperanza, y uno nuestro amor.

Firmes y adelante, huestes de la fe,

Sin temor alguno que Jesús nos ve.

Prácticamente la situación de la Iglesia es la opuesta:

un grupo de esclavos derrotados, divididos en mil

sectas, todas con diferentes esperanzas y doctrinas, y no

conociendo nada del amor. Tocad shofar (trompeta) en

Sion y pregonad (dad alarma) en mi santo monte... ¡Levántate,

Iglesia de Dios, del polvo de derrota y de desolación.

Vístete tu ropa hermosa. El son de Trompetas

sale en esta hora, llamando a la cuadrilla de Gedeón, los

que serán más que vencedores, por medio de aquel que

nos amó. Y se prepara la cuadrilla, por lo cual estamos

agradecidos; un ejército cuyo poder no está en sí mismo,

sino en la Espada del Señor.

 

Batalla en el Cielo

 

El Libro de Apocalipsis es en realidad, no la Revelación

de Juan, sino como el mismo Juan declaró: La Revelación

de Jesús el Cristo. ... La palabra Revelación es

Apokalupsis, la misma palabra que traduce La manifestación

(apokalupsis) de los Hijos de Dios (Romanos 8:19).

Es la manifestación de Jesucristo, de la cual Juan fue

instruido a escribir en la isla de Patmos. Es lamentable

que la Iglesia haya llegado a ser tan engañada como para

negarse a creer que el Libro es para ella; muchos enseñan

que solamente los primeros tres capítulos son para

la Iglesia. Sin embargo, nos basta que Juan dijera:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar

a sus siervos las cosas que conviene que sean hechas

presto; ... Bienaventurado el que lee, y los que oyen las

palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella

están escritas, porque el tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:1,3).

Si tú quieres ser bendecido, pues, lee este libro ma71

ravilloso y cree que es para ti. Dios está hablando por el

Espíritu a cuantos tienen oídos para oír. Si tú puedes oír

su mensaje, entonces es para ti.

Y así nos dice el Libro de Apocalipsis lo que acontece

cuando las potencias de los cielos son conmovidas:

Después

“ ...fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles

lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus

ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en

el cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, que es la

serpiente antigua, que es llamado diablo y Satanás, el cual

engaña al mundo entero; y fue arrojado en tierra, y sus

ángeles fueron derribados con él” (Apocalipsis 12:7-9).

¡Las potencias de los cielos conmovidas! Sí, y eso

significa Gran Tribulación para los moradores de la tierra,

pero gloria y honra y salvación para los santos.

“Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora es hecha en

el cielo salvación, y virtud, y Reino de nuestro Dios, y

potencia de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos

es ya derribado, el cual los acusaba delante de nuestro

Dios día y noche... Por lo cual alegraos, cielos, y los que

moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del

mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo

gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis

12:10, 12).

Y luego ¿qué sucede?

“Y cuando vio el dragón que él había sido derribado en

tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz el hijo

varón” (verso 13).

Al llegar este tiempo, esta compañía del hijo varón,

este grupo de vencedores que nace por los dolores de

parto de la Iglesia, está en un lugar de poder y autoridad

en los lugares celestiales; y la Iglesia que dio a luz al hijo

El son de trompetas

72 La Fiesta de los Tabernáculos

varón a través de mucho dolor espiritual, es dejada en la

tierra. Por un tiempo ella es perseguida por el dragón

quien perdió su trono celestial, pero pronto, un lugar en

el desierto es preparado para la mujer, donde es sustentada

y protegida.

 

El Hijo Varón

 

Todo este cuadro es una descripción maravillosa de

la Iglesia de esta hora. No podemos tratar en detalle el

tema aquí, pero unas pocas escrituras nos ayudarán a

ver el cuadro más claramente. Como ya hemos mencionado

antes, Satanás gobierna y reina sobre la tierra desde

su posición exaltada en los lugares celestiales. Esa es

su fortaleza; pero también es la herencia de los santos.

Allí es donde Dios ha bendecido a la Iglesia con toda

bendición espiritual, aún en los lugares celestiales (Efesios

1:3), y allí es donde somos llamados a luchar contra

Satanás, mientras que nos vestimos de toda la armadura

de Dios (Efesios 6:12-13). Ahora, cuando los santos de Dios

verdaderamente empiezan a avanzar hacia su herencia

en Cristo Jesús, Satanás se va a oponer, y habrá una batalla

en el cielo. Por eso, en la gran lucha que habla

Pablo, el mismo Miguel, el Arcángel, va a entrar en la

lucha de parte del pueblo de Dios, en este gran Día

del Señor, y él va a tomar su causa en esta batalla celestial.

Dios lo ha prometido.

“ Mas en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe

que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia,

cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces;

mas en aquel tiempo tu pueblo escapará, todos los que se

hallaren escritos en el libro (Daniel 12:1).

Las huestes angélicas son espíritus ministradores

enviados para servicio a favor de los escogidos; y Miguel

es uno de sus príncipes más importantes. Por lo tanto las

huestes de Satanás son lanzadas fuera; el vencedor toma

73

su lugar de autoridad en el sitio desocupado por estas

huestes de maldad; y por eso el clamor triunfante, “Por

lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos...” Pero el

Dragón, habiendo perdido su reino, rodea la tierra con

gran ira atormentando a los hombres, y tratando de perseguir

la Iglesia que era responsable de dar a luz al hijo

varón vencedor. Pero Dios en su misericordia tiene un

lugar preparado para ella en el desierto, algún lugar secreto

espiritual, y allí es protegida y sustentada. Dios,

por lo tanto, prometió a Daniel: Será libertado tu pueblo,

todos los que se hallen escritos en el libro. Como

hemos de descubrir más tarde, al tratar del sacerdocio

de este grupo de vencedores, ellos estarán en un lugar

de poder y autoridad con Dios, y podrán administrar la

ayuda, protección y sustento que la Iglesia necesita.

 

4. La celebración de las fiestas

 

Esto nos trae al cuarto propósito por el cual fueron

hechas las trompetas de plata. Eran usadas también para

reunir al pueblo para celebrar las Fiestas solemnes del

Señor. La profecía de Joel es el son de Trompeta, de

principio a fin; además de llamar al pueblo de Dios al

arrepentimiento, y a prepararse para la guerra, también

llama a los santos a las Fiestas del Señor.

“Tocad shofar en Sion, pregonad ayuno, llamad a congregación.

Congregad al pueblo, santificad la reunión, juntad

a los viejos, congregad a los niños y a los que maman;

salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia...

Responderá el SEÑOR, y dirá a su pueblo: He aquí yo os

envío pan, mosto, y aceite, y seréis saciados de ellos; y

nunca más os pondré en oprobio entre los gentiles... Tierra,

no temas; alégrate y gózate, porque el SEÑOR hizo

grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los

pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán

su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros

también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el SEÑOR

El son de trompetas

74 La Fiesta de los Tabernáculos

vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia según la

justicia, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y

tardía como al principio. Y las eras se llenarán de trigo, y

los lagares rebosarán de vino y aceite” (Joel 2:15-24).

Todo el pasaje de aquí habla fuertemente de la Fiesta

de los Tabernáculos, y de la gloria venidera del Señor,

cuando se recogerán trigo y mosto y aceite; y al mismo

tiempo, la hora de la lluvia del cielo, la lluvia tardía y

temprana juntas.

 

Lamentaciones de los profetas

 

El pueblo de Dios en todas partes debe atender las

siguientes exhortaciones y lamentaciones de los profetas.

Jeremías, quien lamentó la desolación de la Jerusalén

terrenal, clamó en la angustia de su espíritu:

“ ¡Cómo está sentada sola la Ciudad antes populosa! La

grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, la princesa

de provincias es hecha tributaria. Amargamente llora

en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; no tiene

quien la consuele de todos sus amadores; todos sus amigos

le faltaron, se le volvieron enemigos” (Lamentaciones 1:1-2).

Y otra vez:

“ Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido. Ve y

mira nuestro oprobio. Nuestra heredad se ha vuelto a extraños,

nuestras casas a forasteros. Huérfanos somos sin

padre; nuestras madres son como viudas” (Lamentaciones

5:1-3).

Si solamente pudiéramos tomar el tiempo para examinar

en detalle éstas y semejantes Escrituras, ¡cuán claramente

podríamos ver la verdadera condición de la Iglesia!

Antes, casada con Cristo en los días de los primeros

apóstoles, ahora una viuda. Antes, una potencia espiritual

grande y fuerte, ahora una tributaria a las naciones

75

y a las denominaciones. Antes poseedora de una rica

herencia en el Espíritu, ahora Satanás mantiene autoridad

en los lugares celestiales donde la iglesia debe reinar.

Antes, sustentada por padres espirituales con mansedumbre,

amor y autoridad apostólica; ahora la Iglesia

está llena de huérfanos, teniendo muy pocos que realmente

estiman a sus niños, y los niños mismos no quieren

reconocer a los dirigentes y padres nombrados por

Dios.

Con razón Joel toca la Trompeta, y pide arrepentimiento

y lamentación:

“ El campo fue destruido, se enlutó la tierra; porque el trigo

fue destruido, se secó el mosto, el aceite pereció. Confundíos,

labradores; aullad, viñeros, por el trigo y la cebada;

porque se perdió la mies del campo. Se secó la vid, y pereció

la higuera; el granado también, la palma, y el manzano;

se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se

secó el gozo de los hijos de los hombres. Ceñíos y lamentad,

sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid

en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitado es de la

Casa de vuestro Dios el presente y la libación” (Joel 1:10-

13).

En otras palabras, Pentecostés ha perdido su significado,

porque la cosecha ha fallado. No hay la Fiesta de

los Tabernáculos, porque no hay la lluvia tardía ni la

temprana, y las viñas y los olivos han perecido. Los frutos

y gracias del Espíritu faltan; y la carne prácticamente

reina en la Iglesia.

 

El día de Trompetas está sobre la Iglesia

 

Respecto a lo que hemos visto acerca del significado

de la Trompeta, y especialmente al llamar al pueblo al

arrepentimiento, no cabe duda que empezamos a ver el

Son de Trompetas cumplido delante de nuestros ojos.

El son de trompetas

76 La Fiesta de los Tabernáculos

Tal vez, todavía, no hemos visto mucho a modo de causar

alarma: sólo los con oídos para oír y ojos para ver

han podido discernir la voz de Aquel que habla voz de

Trompeta en medio de los siete candeleros de oro. Pero

se está oyendo su voz, no obstante, y los santos se alistan

para la batalla.

El Salmo 81 es muy significativo de este día y hora

en que vivimos, porque se refiere directamente al Día de

Trompetas. A la verdad, algunos creen que fue compuesto

especialmente para el Día de Trompetas. Un estudio

cuidadoso de este Salmo revelará por qué el son

de Trompetas de los santos hasta ahora no ha producido

resultados notables.

“ Cantad a Dios, fortaleza nuestra; al Dios de Jacob celebrad

con júbilo. Tomad la canción, y tañed el adufe, el

arpa de alegría con el salterio. Tocad el shofar en la nueva

luna, en el tiempo señalado, en el día de nuestra fiesta

solemne. Porque estatuto es de Israel, ordenanza del Dios

de Jacob. Por testimonio en José lo ha constituido, cuando

salió por la tierra de Egipto; donde oí lenguaje que no entendía”

(Salmo 81:1-5).

Eso parece haber sido la dificultad con los que han

tocado las trompetas de los avivamientos del presente

día: el lenguaje ha sido un lenguaje extraño, y por lo

tanto no ha habido una preparación genuina para la batalla.

Nuestro lenguaje ha sido uno que los hombres no

han entendido.

 

El sonido incierto

 

Pablo dice:

“Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá

a la batalla?” (1 Corintios 14:8).

De este verso, y los versos que siguen, encontramos

77

que Pablo exhorta a los santos a ministrar en el Cuerpo

de Cristo de tal manera que los santos sean edificados.

Tal ministerio es el único llamado de Trompeta que obrará

una verdadera obra de preparación en los corazones de

los santos. Debemos tener una ministración genuina de

los dones del Espíritu, si el llamado de Dios ha de salir

con poder. Ya por muchos años la Iglesia ha disfrutado

un goce anticipado de Pentecostés, con una restauración

parcial del don de lenguas. Pero ha sido un lenguaje que

no entendíamos. Y eso en sí no sería tan malo, si no

fuera por el hecho que otros tampoco han entendido

nuestro lenguaje. Y esto es cierto no sólo en cuanto a las

lenguas que los santos hablan por el Espíritu mientras

que tienen comunión con Dios: la lengua desconocida,

sino que es también cierto del lenguaje que vivimos

delante de los hombres.

El plan de Dios para los santos es que lleguen a ser la

verdadera carta de Cristo...

“ ...escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo...”

(2 Corintios 3:3).

Al contrario, la Iglesia ha hecho todo menos revelar

a Cristo mediante las páginas del corazón y del alma.

Más bien los hombres nos miran y leen una historia de

carnalidad, pecado, maldad, división, desunión, amargura

y contienda. Ellos saben que la Iglesia debe ser la

Biblia de Dios, y por eso la leen atentamente, pero no

entienden el lenguaje que leen. Es absolutamente contrario

a sus conceptos de lo que la Cristiandad realmente

debe ser. Y por lo tanto vuelven la cara en repugnancia.

Se tocan las Trompetas, pero para muchos, es como

trompeta que resuena o címbalo que retiñe (1 Corintios

13:1; versión Weymouth). La Trompeta ha estado emitiendo

un sonido incierto de todas las varias ramas de la

Iglesia, que profesan tener el bautismo del Espíritu, y los

El son de trompetas

78 La Fiesta de los Tabernáculos

dones y ministerios del Espíritu, y el fruto del Espíritu;

pero nadie se prepara para la batalla, porque es un sonido

incierto.

 

El sonido cierto de los ministerios

 

Esta incertidumbre de la Trompeta va a cesar en un

futuro cercano. No se ha cumplido el modelo de Dios, y

por lo tanto, no podríamos esperar mucho más que confusión.

Pero, ahora, se revela el modelo, y Dios está levantando

a Sus propios ministros quienes tocarán la

Trompeta con tanta claridad, que los hombres conocerán

la voz de Dios y el significado de la voz, y se prepararán

para la batalla. Dios dijo:

“ ...Los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas...”

(Números 10:8).

Se están constituyendo en la Iglesia los ministerios

de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros,

constituidos además por Dios mismo, y su sonido de

Trompeta no será desatendido. Su palabra será con autoridad,

y no como los Escribas. Y su autoridad no será

por nombramiento propio, ni por nombramiento humano,

sino más bien por nombramiento del Espíritu Santo,

y la ordenación de Cristo. Pronto habrá un lenguaje

hablado en la congregación de los santos que los hombres

entenderán; porque será el sonido de Trompeta

de poder y autoridad, aun como los mismos oráculos

de Dios.

Por lo tanto, al contemplar la gloria venidera de la

Fiesta de la Cosecha, cuánto nos regocijamos en lo que

Dios hace ahora en el Son de las Trompetas. Porque no

puede haber la lluvia tardía, ni vendimia, ni recogimiento

del aceite, el trigo y el vino, sin que se toque la trompeta

en la nueva luna, en el día señalado, en el día de

nuestra fiesta solemne. Es la Fiesta de la Nueva Luna.

79

¡La Nueva Luna! Sí, es la misma luna vieja que Dios estableció

en los Cielos desde la fundación del mundo, pero

ahora entra en una nueva fase. La misma Iglesia que fue

establecida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,

Jesucristo mismo siendo la principal piedra del

ángulo; pero, la Iglesia ahora entra en una nueva fase de

su existencia. ¡Un nuevo día está a punto de esclarecer!

¡Una nueva vida será nuestra porción! ¡Una nueva herencia

en el Espíritu asoma delante de nosotros! Tocad

la trompeta pues, ministros de Dios, dad alarma en el

santo monte de Dios, haced ver al pueblo de Dios su

transgresión y llamadles al duelo y al arrepentimiento,

a causa de la desolación de la heredad de Dios.

No pasará mucho tiempo hasta que el Día de Trompetas

haya servido su propósito, y la Iglesia de Cristo entrará

en su reposo.

El son de trompetas

80 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 6

EL DÍA DE EXPIACIÓN

 

“ ...a los diez de este mes séptimo será el día de las reconciliaciones

(expiaciones); tendréis santa convocación, y afligiréis

vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida al SEÑOR

(Levítico 23:27).

ue una expiación (reconciliación) completa y

total fue hecha para toda la raza humana por

Jesucristo en la Cruz, no cabe duda. Pero es demasiado

evidente, al considerar nuestras propias vidas individuales,

como también la de la Iglesia histórica, que nunca

en efecto nos hemos apropiado mucho de la gran obra

expiatoria de la Cruz. Y es esta apropiación experimental

de la Expiación que la Iglesia ya debe alcanzar. Como

hay un Pentecostés histórico, lo mismo que una experiencia

individual de Pentecostés para todos lo que la

reciben por fe, así es con la Expiación.

A través de las edades, los hombres, por la fe, se han

extendido y apropiado algo de la liberación del pecado;

pero como un Cuerpo y una Iglesia realmente nunca nos

hemos apropiado de ello. Más para la Iglesia la libera81

ción del pecado está muy cerca en el cumplimiento del

Gran Día de Expiación en su experiencia. El pecado y la

carnalidad a través del largo curso de la Iglesia tienen

que ser quitados de ella antes que pueda entrar en plena

bendición y poder de la Fiesta de los Tabernáculos. Gracias

a Dios por la Pascua, en el primer mes, en virtud de

la cual Dios ha pasado de los santos, no imputándoles

sus transgresiones. Pero la Iglesia ha estado gimiendo

con el apóstol Pablo por casi dos mil años:

“ ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo

de esta muerte?” (Romanos 7:24).

Ciertamente Dios ha oído nuestros clamores, y pronto

Él llevará Su pueblo a una gloriosa libertad de sus pecados

y su naturaleza carnal. Este será el cumplimiento

experimental del Día de la Expiación para la Iglesia.

 

El día diez

 

 

El Día de la Expiación fue celebrado el día diez del

séptimo mes. El séptimo mes es el mes de reposo. Aún

ahora los santos que entran en los planes y propósitos

de Dios que son revelados en esta hora, y que son establecidos

con los dones y ministerios del Espíritu, están

experimentando un reposo que jamás han conocido

en el pasado, a pesar de todos los problemas

enredosos que pueden presentarse de vez en cuando.

Y podemos estar seguros que habrá muchos más problemas

y pruebas en el futuro cercano. El Día de la Expiación

era el día diez del séptimo mes. El intervalo de

tiempo entre el Día de Trompetas y el Día de Expiación

será un tiempo de grandes pruebas y zarandeos para el

pueblo de Dios. El número diez significa prueba y aflicción.

La prueba más grande que fue dada al hombre, la

Ley de Moisés, fue escrita en tablas de piedra, y comprendió

diez mandamientos.

El día de expiación

82 La Fiesta de los Tabernáculos

Hallamos que Daniel hizo esta petición,

“Prueba, ahora, con tus siervos diez días...” (Daniel 1:12).

Y también Jesús prometió a la Iglesia en Esmirna

(que significa amargura),

“ ...tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte,

y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

Además, recordarás cómo los primeros discípulos

esperaban al Espíritu Santo desde la Ascensión hasta Pentecostés,

un período de diez días. Qué tiempos de prueba

y zarandeo fueron, no sabiendo los discípulos prácticamente

nada de lo que iba a pasar. No hay duda, entonces,

que desde ahora hasta el cumplimiento del Día

de Expiación en la Iglesia, el pueblo de Dios va a ser

sometido a grandes tiempos de prueba y aflicción, con el

motivo de perfeccionarles y recompensarles como vencedores.

La hora ha llegado para que

“ ...el juicio comience desde la casa de Dios...” (1 Pedro 4:17).

Dios está zarandeando, zarandeando, zarandeando

a su pueblo como nunca antes, en preparación para el

Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos.

 

Afligiréis vuestras almas

 

 

Está fuera de duda lo que Dios quiere enseñarnos

por el Día de la Expiación; es realmente quitar de la congregación

sus pecados y sus caminos carnales. Israel

podía regocijarse que el Cordero Pascual había sido muerto

en el primer mes, y que se había celebrado la Fiesta

conforme a todas las ordenanzas de la Ley. Por eso fueron

aceptos delante de Dios como una nación: Y veré la

sangre, y pasaré de vosotros. Pero ahora, seis meses después,

tenemos el Día de la Expiación, el día cuando Israel

es llamado a un nuevo arrepentimiento y a humillarse

delante de Dios, en preparación para la Gran Fies83

ta de los Tabernáculos Israel tuvo que celebrar una nueva

Pascua cada año, un nuevo Día de Expiación cada

año. Porque sus sacrificios sirvieron solamente para traer

a la memoria los pecados, y para avivar la conciencia de

pecado.

Pero Cristo murió una vez para siempre, y tan eficaz

fue su obra redentora que no hay más conciencia de pecado

(Hebreos 10:2). Y sin embargo, constantemente negamos

la obra redentora de Jesucristo, al caer en pecado

y ser estorbado por las obras de la carne, y al guardar

una conciencia de pecado. Testificamos que Dios ha

quitado nuestros pecados y los ha clavado en la cruz y

eso es cierto pero, inmediatamente después somos acosados

por el pecado y sufrimos la derrota. Nos regocijamos

en la justicia de Jesucristo que ha sido puesta a cuenta;

pero cuán poco conocemos y experimentamos de la

verdadera y vital santidad de la vida y la pureza de pensamiento,

palabra y hecho.

Gracias a Dios, por lo tanto, y por el modelo que

encontramos en las Fiestas de Israel y por el conocimiento

que hay, de un lugar de verdadera victoria sobre el pecado

y la carne, para la Iglesia de Jesucristo. Sabemos de

muchos que han estado predicando esto por años, y testificando

que lo han recibido; pero efectivamente los

hombres lo han experimentado solamente en parte. Los

que han deseado ir adelante con Dios pueden testificar

que han recibido una medida de victoria, eso es bien

cierto, pero la verdadera victoria sobre el pecado y la

naturaleza carnal está por delante para la Iglesia de Dios.

Este entonces, es el día y la hora cuando Dios nos llama al

arrepentimiento, la mansedumbre, la humillación afligiendo

nuestras almas en contrición de corazón, para que podamos

recibir de Sus manos aquella victoria verdadera y

genuina sobre el pecado, de la cual enseña la Biblia.

El día de expiación

84 La Fiesta de los Tabernáculos

 

 

¿Cuál es la naturaleza de esta victoria?

 

Dejemos de procurar justificarnos, y de insistir en

nuestra santidad de conducta, cuando es aparente a todos

los que nos rodean que no la poseemos. Epístolas

vivas de Cristo no tienen necesidad de declarar su santidad

a todo el mundo. El mundo la verá y se sorprenderá

al descubrir algo real y genuino en medio de esta generación

mala y perversa. Esta victoria de la cual hablamos

es la victoria de Cristo mismo. Cuando alcancemos

esta victoria, no habrá necesidad de formular excusas

débiles procurando explicar por qué el Cristiano victorioso

puede caer otra vez en el pecado y sufrir derrota,

porque este lugar en Cristo no conoce derrota. No tendremos

que explicar cómo Satanás ganó ventaja sobre

nosotros y plantó un nueva semilla de pecado en el

corazón, de modo que la victoria que antes conocíamos

fue perdida; porque esta victoria es la misma victoria

de Cristo.

“Y si morimos con el Cristo, creemos que también viviremos

con Él; seguros de que el Cristo, habiendo resucitado de los

muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de

Él. Porque el que es muerto, al pecado murió una vez; y el

que vive, a Dios vive” (Romanos 6:8-10).

El que vence conforme a la Biblia entra en la misma

victoria y triunfo de Cristo, una victoria que nunca puede

ser perdida. Es la misma victoria de Jesucristo, y el

vencedor, por lo tanto, es más vencedor por medio de

Aquel que le amó.

En esto otra vez la historia de la Iglesia está en contra

de nosotros, porque no podemos señalar con seguridad

a ninguna persona en la edad de la Iglesia, que se

haya apropiado realmente de esta santidad bendita en

su plenitud. No obstante, no vamos a tomar la historia

de la Iglesia como nuestro modelo, porque es una triste

85

historia de derrota, y merece mucha más lamentación

de la que el profeta Jeremías jamás expresara sobre Israel.

Si esta gloriosa victoria es declarada en la Palabra,

eso basta; y gracias a Dios, la es, y será alcanzada por el

vencedor, no por carne, mas por el Espíritu. El día de la

Expiación en experiencia está cerca para la Iglesia de Cristo.

La promesa, por lo tanto, nos es otorgada en los

fines de los siglos, en la medida que no ha sido otorgada

a otros en las dispensaciones pasadas.

“ ...Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones...”

(Hebreos 3:7-8).

Vamos a examinar, por eso, algunas de las Escrituras

que claramente prometen esta vida en el Espíritu, victoriosa,

triunfante y vencedora.

Levítico 16:29-31: “Esto tendréis por estatuto perpetuo: En

el mes séptimo, a los diez del mes, afligiréis vuestras almas,

y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que

peregrina entre vosotros. Porque en este día se os reconciliará

para limpiaros; y seréis limpios de todos vuestros pecados

delante del SEÑOR. Sábado de reposo será para vosotros,

y afligiréis vuestras almas, por estatuto perpetuo”.

Mateo 5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro

Padre que está en los cielos es perfecto.”

Juan 17:21: “Para que todos sean una cosa; como Tú, oh

Padre, en mí, y Yo en ti, que también ellos sean en nosotros

una cosa; para que el mundo crea que Tú me enviaste.”

Juan 17:23: “Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfectos

en una cosa; y que el mundo conozca que Tú me enviaste,

y que los has amado, como también a mí me has

amado.”

Romanos 6:4: “Porque somos sepultados juntamente con Él

a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó

El día de expiación

86 La Fiesta de los Tabernáculos

de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos

en novedad de vida.”

Nota este pasaje: la novedad de vida se debe comparar

con la vida resucitada y la gloria de Jesucristo.

Romanos 6:5-7: “ Porque si fuimos plantados juntamente en

Él a la semejanza de su muerte, también lo seremos a la de

su resurrección; convencidos que nuestro viejo hombre

juntamente fue colgado en el madero con Él, para que

el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos

más al pecado. Porque el que es muerto, justificado es

del pecado.”

Algunos quieren creer que la semejanza de su resurrección

se refiere a una resurrección física futura. El

pasaje entero enseña lo contrario. Dios está hablando de

la justicia y vida que vencen el cuerpo del pecado a fin

de que no sirvamos más al pecado. Es la apropiación

aquí mismo de los frutos de la muerte y resurrección de

Cristo.

Romanos 6:11: “Así también vosotros, pensad que vosotros

de cierto sois muertos al pecado; mas que vivís a Dios en

Cristo Jesús, Señor nuestro.”

No hay ninguna indicación aquí de suprimir la vieja

naturaleza, manteniendo el viejo hombre debajo de los

pies, a fin de que no pueda levantar su cabeza, o constantemente

muriendo al yo personal. Es una obra consumada;

y de la misma manera que Cristo murió y resucitó

una vez por todos, también los que se apropien de Su

muerte y resurrección entran en una nueva vida, una

nueva esfera en el Espíritu, una nueva victoria.

Romanos 8:2: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo

Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”

¡Libertad! Y cuando Dios habla de libertad, Él da a

entender que tú eres verdaderamente libre (Juan 8:36).

87

En tanto que el mundo, la carne, o el diablo te pueden

llevar a cualquier medida de servidumbre, no eres verdaderamente

libre.

Gálatas 5:24: “Porque los que son del Cristo, han colgado en

el madero a la carne con sus afectos y concupiscencias.”

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne

con sus pasiones y deseos.

1 Juan 3:3: “Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se

purifica, como Él también es limpio.”

1 Juan 3:6-7: “Cualquiera que permanece en Él, no peca;

cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos,

no os engañe ninguno; el que hace justicia, es justo,

como Él también es justo.”

1 Juan 3:9: “Cualquiera que es nacido de Dios, no hace

pecado, porque su simiente está en Él; y no puede pecar,

porque es nacido de Dios.”

No hay argumento contra las verdades directas, claras,

indisputables, aquí presentadas. La justicia que Dios

tiene preparada para nosotros no es meramente una

apropiación parcial de la justicia de Dios, o cierto grado

de logro donde nos medimos con otros, y concluimos

que somos victoriosos porque hemos cesado de nuestros

malos hábitos, conquistando la ira, y ya no guardamos

más rencor contra otros. No sería extraño que semejantes

pretensiones de santidad fueran una segura señal de

orgullo en vez de mansedumbre y contrición de espíritu.

Esta vida de la cual hablamos es una vida mucho más

allá de lo que la Iglesia haya visto en sus santos más

gloriosos. Es la de Dios mismo: así como Él es puro, así

como Él es justo, no puede pecar, porque es nacido de

Dios.

El día de expiación

88 La Fiesta de los Tabernáculos

 

El nacimiento del Espíritu

 

No puede pecar. ... Esta es la clara Palabra de Dios.

Sin embargo, como hijos de Dios todos podemos testificar

que somos nacidos de Dios, y que pecamos. Y por

eso presentamos unos argumentos muy razonables para

comprobar que Dios no quiere decir exactamente lo que

Él dijo. Una vez para siempre cesemos tratando de justificarnos.

Que Dios sea veraz y todo hombre mentiroso.

La única explicación bíblica de este verso es que no

hemos nacido de nuevo en la plenitud de esta experiencia

de regeneración. Nuestro nacimiento por el Espíritu,

genuino como es, no ha crecido hasta la madurez.

Hemos sido reengendrados en la semejanza de Dios

como la semilla que la flor produce, o el huevo producido

por el pájaro. Esa semilla o ese huevo es un nacimiento

genuino, conteniendo todas las potencialidades

de una nueva flor exactamente igual a la flor que la produjo,

o un nuevo pájaro exactamente igual a su madre.

Pero la plena gloria y las potencialidades de esa nueva

vida yacen latentes dentro de la semilla o el huevo, y de

ninguna manera son manifiestas, o aún aparentes a nuestra

observación. Uno no puede ver semejanza alguna

entre la pequeña semilla con su envoltura negra, y la

hermosa amapola roja que agita sus pétalos en la brisa;

ni entre el pequeño huevo azul en su nido, y el pájaro

que vuela en la atmósfera con las alas de la libertad. En

verdad, si no entendiéramos los procesos maravillosos

de la naturaleza, consideraríamos necio al que sugiere

que la semilla y la amapola son una y la misma cosa; o

que el huevo y el pájaro son una y la misma cosa. Pero

lo son, en género, en naturaleza, en posibilidad.

Así es con el nacimiento del Espíritu. Gracias a Dios

por la semilla, la semilla incorruptible, en virtud de la

cual hemos llegado a ser participantes de la naturaleza

89

divina (2 Pedro 1:4), o renacidos (1 Pedro 1:23). Pero aquella

semilla en los corazones del pueblo de Dios apenas ha

crecido más allá del estado de embrión; no ha crecido y

desarrollado al punto donde podemos testificar, su simiente

permanece en nosotros; y por eso podemos pecar

y pecamos.

 

Un nuevo hombre ha de nacer

 

Regocíjense todos los santos de Dios que tienen ojos

para ver y oídos para oír, en el plan y propósito de Dios

que aún ahora está revelándose delante de nuestros ojos.

Dios está apresurando el día y la hora de la perfección

Cristiana. No la hemos alcanzado, ni la vimos en ninguna

persona en el pasado. Porque no estamos hablando

meramente de una vida librada de éste o aquel pecado

específico, de un mal genio, o un espíritu amargo, o hábitos

pecaminosos. Estamos hablando más bien de una

vida que es la misma vida de Jesucristo, reproducida en

los vasos frágiles de barro.

Nuestra oración, por lo tanto, debe ser como Jesús

mandó: Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el

cielo, así también en la tierra. Es primera y principalmente

el nacimiento del Reino de Dios en nuestra propia

pequeña tierra, en el barro de nuestra carne; porque

el Reino de Dios está entre (dentro de) vosotros. Es Cristo,

quien vino a nuestros corazones como la semilla cuando

le recibimos como nuestro Salvador, creciendo en nosotros

hasta la perfección. Es brotar del agua de vida en

libertad y espontaneidad gloriosa, esto es, de esta agua

que bebimos cuando Cristo vino a nuestras vidas. Jesús

prometió que sería una fuente de agua que saltará para

vida eterna, (Juan 4:14). Es Cristo en vosotros, la esperanza

de gloria, surgiendo hasta la madurez, y siendo

formado en vosotros (Gálatas 4:19).

El día de expiación

90 La Fiesta de los Tabernáculos

 

¿Cómo acontecerá?

 

 

Esta vida no vendrá por esfuerzo carnal. Ni vendrá

meramente por oración y arrepentimiento y buscar el

rostro de Dios. Esto, por supuesto, es muy esencial, y

Dios oirá aquella oración de sinceridad y revelará el canal

y los medios por los cuales la perfección será alcanzada.

Pero oración y arrepentimiento en sí mismos no

son los medios por los cuales los santos serán perfeccionados.

Ni es el arrebatamiento de la Iglesia el plan de

Dios para perfeccionar a los santos, y libertarles del pecado

y la carnalidad. Dios tiene otro plan, un plan mucho

más glorioso y sin embargo, un plan muy sencillo, y

es éste:

“Y Él dio unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas;

a otros, pastores y maestros; con el fin de perfeccionar

a los santos en la obra del ministerio, para edificación

del cuerpo del Cristo; hasta que todos salgamos en unidad

de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón

perfecto, a la medida de la edad cumplida del Cristo” (Efesios

4:11-13).

La Iglesia puede proclamar un arrebatamiento inminente

tanto como lo hace, y enseñar que en cualquier

momento los santos serán arrebatados de la tierra para

escapar de las nubes de Tribulación que se juntan. Pero

esto no es la enseñanza de la Palabra de Dios. Es cierto,

debemos siempre esperar Su Manifestación, pero ésta

no es la manifestación de la teología evangélica moderna.

Esta gloriosa manifestación tiene que hacerse ver

primeramente en los santos.

Cuán agradecidos estamos, entonces, que Dios está

revelando el modelo de perfección. Los ministerios en

el Cuerpo de Cristo son los medios para perfeccionar a

los santos, y como ya hemos leído, han de permanecer

en la Iglesia hasta que todos lleguemos a la uni91

dad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, a

un varón perfecto. Fíjate también en que estos ministerios

fueron dados subiendo a lo alto, y no cuando estuvo

acá en la tierra. Él dio doce apóstoles cuando estuvo

acá en la tierra; pero aquí hallamos que Él da apóstoles,

profetas, evangelistas, pastores y maestros después de

Su ascensión.

El perfeccionar a los santos hasta la madurez, entonces,

es tan misterioso como el crecimiento y desarrollo

de los miembros del cuerpo humano desde el nacimiento

hasta la madurez, e igualmente real. Los dones

espirituales en los santos, ejercitados por ellos en el poder

del Espíritu Santo, se desarrollan en ministerios

del Espíritu, y estos ministerios son facultades espirituales

vitales y vivientes en el Cuerpo de Cristo. El

Cuerpo de Cristo, por lo tanto, se sustentará y se edificará

a sí mismo.

Como el cuerpo humano tiene en sí mismo la capacidad,

dada y creada por Dios, de crecer, desarrollarse,

sanar sus propias heridas, y reproducirse; así el Cuerpo

de Cristo, por medio de estas facultades espirituales, tiene

el poder, dado y creado por Dios, de crecer en santidad,

desarrollarse como hijos de Dios, sanar sus propias

heridas de pecado, y reproducir su género. Pablo dice:

“ antes siguiendo la verdad en caridad, crezcamos en todo en

aquel que es la cabeza, el Cristo; del cual, todo el cuerpo

compuesto y bien ligado entre sí por el alimento que cada

vínculo suministre, que recibe según la operación de cada

miembro conforme a su medida, toma aumento de cuerpo

edificándose en caridad” (Efesios 4:15-16).

¡Para ir edificándose en el amor de Dios! Este es el

modelo de Dios.

El día de expiación

92 La Fiesta de los Tabernáculos

 

¿Qué ocurrió el día de expiación?

 

 

Brevemente, esto fue lo que ocurrió el gran Día de

Expiación. El sumo sacerdote, revestido de las vestiduras

santas, fue designado para hacer la expiación por sí

mismo, como también por el pueblo. Además de las ofrendas

por sí mismo, fueron escogidos dos machos cabríos

por la expiación del pueblo. Echaron suertes sobre los

machos cabríos, separando el uno para el sacrificio, y el

otro para Azazel (la víctima propiciatoria). Azazel significa

el macho cabrío que se fue. El primer macho cabrío

fue muerto, y la sangre llevada detrás del velo en el

Lugar Santísimo, y rociada hacia el Propiciatorio. Luego

Aarón como Sumo Sacerdote ponía sus manos sobre la

cabeza del macho cabrío vivo, confesó sobre él todas las

iniquidades de Israel, y lo enviaba al desierto.

En tipo toda la ordenanza habla de la Expiación que

Cristo efectuó en la Cruz. En el cumplimiento de un

tipo, por supuesto, podemos ver un contraste como también

un paralelo. En contraste, nos hace recordar que

Cristo era santo, inocente, sin mancha, apartado de los

pecadores, y por eso no tuvo necesidad de ofrecer primero

sacrificios por sus propios pecados, luego por los

del pueblo (Hebreos 7:26-27). Ni tampoco se ofreció muchas

veces, como el sumo sacerdote ofreció sacrificios

año tras año; porque el sacrificio de Cristo es eternamente

eficaz, y Él se ofreció una vez para siempre.

Pero como hubo un contraste grande entre el sacrificio

imperfecto de Israel, y la Expiación perfecta de la

Cruz, también hay un hermoso paralelo. Aquí podemos

ver lo que ocurrió potencialmente en la Cruz cuando

Cristo hizo una Expiación eterna por la Iglesia. No puede

pasar desapercibido el significado de la Pascua que se

celebra el primer mes, Pentecostés el tercero, y la Expiación

el séptimo. Es sencillamente porque la Iglesia de

Cristo, como un Cuerpo, nunca en su experiencia ha sido

93

limpiada de sus pecados. Podemos cerrar nuestros ojos

al pecado y la corrupción de toda la edad, de parte del

pueblo de Dios, si queremos; pero queda el hecho que la

Iglesia no siguió adelante con el poder apostólico para

realmente apropiarse de vida divina y santidad como un

Cuerpo. Gracias a Dios, Él lo supo todo, y propuso un

gran Día de Expiación para el séptimo mes, Día de Reposo

de la Iglesia, cuando ella será limpiada y emblanquecida,

y cesará de sus propias obras.

“Porque en este día se os reconciliará para limpiaros; y seréis

limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR.

Sábado de reposo será para vosotros...” (Levítico 16:30-31).

De modo que el primer macho cabrío fue muerto, y

la sangre rociada hacia el Propiciatorio; porque es la sangre

que hace expiación del alma, y sin derramamiento

de sangre no hay remisión. Ni fue eso todo, porque sobre

la cabeza del macho cabrío vivo fueron puestos todos

los pecados de Israel, (en tipo), y fue enviado al desierto.

Gracias a Dios por el Día de Expiación, cuando el

pueblo de Dios será libertado, y verdaderamente libertado,

de todos sus pecados.

 

Cristo, un cuerpo de muchos miembros

 

 

Nosotros creemos que hay un significado especial en

el hecho que fueron usados dos machos cabríos el Día de

Expiación. Como ya hemos descubierto en un capítulo

anterior, dos hablaría de la Cabeza y el Cuerpo, Cristo

en la plenitud de Su pueblo. Porque Cristo es uno, pero

un Cuerpo de muchos miembros. Este es un gran misterio,

como Pablo nos dice, que la Iglesia es hueso de Sus

huesos, y carne de Su carne. Cristo la Cabeza, por lo

tanto, no es completo sin Cristo el Cuerpo. En los dos

machos cabríos, pues, tenemos (en tipo) Cristo en la plenitud

de Su Cuerpo. Que los santos han de identificarse

con Cristo en Sus sufrimientos y en Su Cruz, es enseña-

El día de expiación

94 La Fiesta de los Tabernáculos

do claramente en las Escrituras; pero el misterio de ello

está casi más allá de nuestra comprensión. Es sólo al

comenzar a ver la verdad del Cuerpo, que podemos en

alguna medida comprender el hecho que cuando Él murió,

nosotros morimos; y que cuando Él fue resucitado,

entonces nosotros fuimos resucitados con Él.

Para muchos, por supuesto, esta verdad de nuestra

identificación con Cristo la Cabeza es nada menos que

blasfemia. Pero esto es de esperarse. Cuando Jesús se

llamó a Sí mismo el Hijo de Dios, dijeron, Tú blasfemas.

Y no obstante le aclamamos Rey de reyes y Señor de

señores, Hombre del mismo hombre, y Dios del mismo

Dios. Y las edades venideras van a revelar lo que es

revelado por el Espíritu a los de entendimiento vivificado,

que Cristo es el Cuerpo, todo el Cuerpo, y no solamente

la Cabeza. Se dice de la Iglesia, que crece en Cristo

(Efesios 4:15). Así como un hombre significa un cuerpo

de muchos miembros, y no sólo una cabeza, así el nombre

Cristo también significa un Cuerpo con muchos miembros.

Pablo por eso dice,

“Porque de la manera que es un cuerpo, y tiene muchos

miembros ... así también el Cristo” (1 Corintios 12:12).

Usando otra ilustración, Cristo es la Vid, toda la Vid.

YO SOY la vid, vosotros los pámpanos...” (Juan 15:5).

Él es la Vid, la raíz, el tallo, las ramas, las hojas, el

fruto... toda la vid; y nosotros somos parte de aquella

Vid. El Señor no indica aquí que Él es una cosa, y nosotros

otra. Pero Él es la Vid, y nosotros somos parte de Él.

El Hijo del Hombre en el Cielo no está completo sin la

plenitud del Hijo del Hombre en la tierra, aun el Cuerpo,

“...y Él es la plenitud de ella: el cual llena todas las cosas en

todos” (Efesios 1:23).

95

 

El Cuerpo, el cumplimiento de la escalera

de Jacob

 

 

Te acordarás de la historia de la escalera de Jacob,

cómo Jacob soñó mientras que durmió allí en Bet-el con

su cabeza sobre una piedra que servía de cabecera, y

vio en su sueño los cielos abiertos, una escalera apoyada

en la tierra y los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo

por la escalera. Jacob se despertó de su sueño

con miedo y espanto, y clamó,

“ ...¡Cuán espantoso es este lugar! No es otra cosa que casa

de Dios, y puerta del cielo” (Génesis 28:17).

Y así él cambió el nombre de aquel lugar de Luz a

Bet-el, porque Bet-el significa Casa de Dios; realmente

no se dio cuenta que contemplaba, en tipo, la plenitud

del Hijo del Hombre en Cristo y Su pueblo.

Esto se pone de manifiesto en el Evangelio de Juan.

Te acordarás cuán asombrado estuvo Natanael cuando

el Señor contó cómo Él le había visto debajo de la higuera.

En efecto el Señor habrá estado lejos de aquel lugar,

y Natanael supo eso. ¿Cómo pudo este Hombre, pensaba

Natanael, manifestar tal omnipresencia Divina como

para haberle visto debajo de la higuera, cuando tal vez

estuvo lejos? De modo que pronunció que Él era el Mesías

sin preguntarle más. Pero Jesús respondió:

“ ...Cosas mayores que éstas verás... De cierto, de cierto os

digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles

de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”

(Juan 1:50-51).

En otras palabras, Jesús dijo: Pues eso no es nada,

Natanael, en comparación a lo que todavía has de descubrir

acerca del Hijo del Hombre. Eso que el Hijo del

Hombre estuvo lejos y no obstante te observó debajo de

la higuera, no es nada. El tiempo está cerca cuando el

El día de expiación

96 La Fiesta de los Tabernáculos

Hijo del Hombre cumplirá el tipo de la escalera de Jacob,

Sus pies se apoyarán en la tierra, Su Cabeza llegará

aun hasta el Cielo; y los ángeles de Dios ascenderán y

descenderán sobre Él...

Ahora bien, hay sólo una manera por la cual los ángeles

de Dios pueden ascender y descender sobre el Hijo

del Hombre; y esa es, si el Hijo habita en el Cielo y la

Tierra al mismo tiempo. Y así es el caso. El Hijo del

Hombre es el cumplimiento glorioso y maravilloso de la

escalera de Jacob; y no es extraño que Jacob llamó el

lugar Bet-el, porque esta es la Casa de Dios de la cual

hablamos, aun el Cuerpo de Cristo. La Cabeza está en el

Cielo, pero el Cuerpo está en la Tierra; y según las Escrituras,

la Cabeza ha enviado las huestes celestiales como

espíritus ministradores, ministrando a los que serán herederos

de la salvación, ascendiendo y descendiendo

sobre el Hijo del Hombre, este nuevo Hombre, del cual

habla Pablo, “edificado en sí mismo.” Es Cristo en la

plenitud de Su pueblo.

 

Participantes de sus padecimientos

 

 

“ Mas antes en que sois participantes de las aflicciones de

Cristo, gozaos, para que también en la revelación de su

gloria os gocéis en triunfo” (1 Pedro 4:13).

Se reconoce generalmente que algún día los santos

hemos de ser tan identificados con Cristo en su resurrección,

que seremos exactamente como Él es, teniendo

cuerpos semejantes a Su propio cuerpo glorioso, y participando

de Su misma vida y gloria. Pero la verdad correspondiente,

acerca de nuestra identificación con su

muerte, hemos empezado a comprender apenas: que

tenemos que participar tan vitalmente de Su Cruz que

realmente llega a ser nuestra Cruz. Esto es difícil de

comprender; pero Dios va a introducir a Su pueblo en

ese lugar donde verdaderamente serán identificados con

97

la muerte de Cristo, tanto que con esta experiencia testificaremos:

Con Cristo estoy juntamente crucificado. ...

“Porque si fuimos plantados juntamente en Él a la semejanza

de su muerte, también lo seremos a la de su resurrección”

(Romanos 6:5).

Es identificación con Él, tan vital y real, que Su muerte

es nuestra propia muerte.

No podemos comprender estas cosas todavía, como

tampoco los discípulos comprendieron la próxima Cruz

de Cristo. Ellos no entendieron lo que les quiso decir,

aunque Él les dijo claramente que tendría que morir, y

resucitar al tercer día ni pudieron entender de qué provecho

sería su muerte cuando tan ansiosamente esperaron

un Reino y un Rey. Pero Jesús explicó,

“ ...Si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;

mas si muriere, mucho fruto lleva” (Juan 12:24).

Este es un gran misterio, y tan cierto respecto al

Cuerpo como era al Hijo. Es sólo cuando entramos en

Él, y nos apropiamos de Su misma Cruz, que hemos de

ser de beneficio a otros. Pablo pudo apropiarse de esta

experiencia, por lo que testificó:

“ ...Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo

en mi carne lo que falta de las tribulaciones del Cristo

por su cuerpo, que es la Iglesia” (Colosenses 1:24).

Y otra vez, Juan el amado exhortó:

“ ...Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos

poner nuestras vidas por los Hermanos” (1 Juan 3:16).

No podemos expiar el pecado, la Cabeza sola pudo

hacer eso; pero como miembros de Su Cuerpo podemos

participar de Su sufrimiento y Su repudio, y de esa manera

transmitir a otros su eficacia. Podemos padecer por

la Verdad, y en nuestros padecimientos resplandecerá la

El día de expiación

98 La Fiesta de los Tabernáculos

Verdad. Podemos entrar en las angustias de Getsemaní,

en esta última hora de la traición de Cristo, y al hacerlo,

participar de Su Cruz por el bien de nuestros hermanos.

Porque tan ciertamente como Cristo la Cabeza fue traicionado

hace dos mil años, así otra vez Cristo el Cuerpo

es traicionado ahora. Cristo, la Cabeza no significó para

Judas o los Escribas y Fariseos más que treinta piezas de

plata. Hoy, Cristo, el Cuerpo no significa otra cosa para

las autoridades eclesiásticas, que templos grandes y costosos,

grandes salarios y órganos de cañones, coros, orquestas,

credos, dogmas y el aplauso de los hombres. Y

si nosotros, como el pueblo de Dios, estamos listos a participar

de Su traición e identificarnos con Él aun hasta la

muerte, y seguirle fuera del campamento, entonces, participaremos

de Su muerte.

La Cabeza murió en una Cruz literal; se está clavando

el Cuerpo a una Cruz espiritual. Ningún hombre con

discernimiento espiritual puede contemplar el Cuerpo

de Cristo y dejar de ver aun ahora que está siendo crucificado,

tan ciertamente como lo fue Cristo. Desnudado

de su ropa, esto es la pureza y justicia de Cristo; imposibilitado

de andar, su calcañar herido por la Serpiente;

impotente de servir, sus manos sangrando por las heridas

abiertas mediante los clavos de la tiranía eclesiástica;

impotente de amar y de mostrar misericordia,

su corazón traspasado por una espada de odio; todos

sus huesos desunidos y por lo tanto, incapacitado de suplir

fuerza y vitalidad según la actividad propia de cada

miembro.

Se ha empleado toda invención imaginable de tiranía

eclesiástica contra la Iglesia para hacerla completamente

imposibilitada, inútil e impotente en cuanto a funcionar

como un Cuerpo. Se ha impuesto toda forma concebible

de pecado, carnalidad, división, escisión y sectarismo

al pueblo de Dios, mayormente por hombres que

99

desde el púlpito han estado proclamando una mentira

en lugar de la Verdad. Tan ciertamente como Cristo fue

traicionado por los líderes religiosos de Su día, Su Cuerpo

está siendo traicionado y crucificado hoy en día.

Ninguna cantidad de esfuerzo carnal puede producir

esta experiencia de Muerte en nosotros. Todo lo que

tenemos que hacer para participar de Su repudio, Su traición

y Su muerte, es reconocer el Cuerpo, identificarnos

con el Cuerpo, ministrar en el Cuerpo según nuestra habilidad

dada por Dios, y rehusar asociarnos con cualquier

cosa que dañará a otro miembro de ese Cuerpo. Si hacemos

esto, automáticamente participaremos de los padecimientos

y muerte de Cristo en esta hora de Su traición.

Y lo haremos por el bien de nuestros hermanos. Luego

viene la resurrección, la hora del triunfo de la Iglesia, la

resurrección espiritual de aquellos quienes participan de

la traición del Cuerpo.

“Porque si fuimos plantados juntamente en Él a la semejanza

de su muerte, también lo seremos a la de su resurrección”

(Romanos 6:5).

Estas verdades, nos damos cuenta, son difíciles de

entender. Forzosamente tiene que ser así; porque todavía

vemos por espejo, oscuramente. Pero tan ciertamente

como Jesús dijo: Padre la hora ha llegado..., el tiempo

está cerca cuando el Cuerpo podrá decir, Señor Jesús, ha

llegado la hora... Identificación con Cristo es una verdad

de significado infinito y eterno. Significa mucho más

que el hecho que somos justificados por Su sangre y salvados

de la ira por medio de Él. Abarca también no sólo

la obra de Redención, sino la Persona del Redentor, de

modo que el Cuerpo llega a ser completamente uno con

Él en el propósito eterno que Dios ha puesto en Cristo

Jesús. ¿No afirma el Apóstol Pablo,

El día de expiación

100 La Fiesta de los Tabernáculos

“ ...Fue hecho el primer hombre Adán en alma viviente; el

postrer Adán, en Espíritu vivificante?” (1 Corintios 15:45).

¡Espíritu vivificante! ¡Poder creativo! Tal es la heredad

y los atributos de la raza del Postrer Adán. Y si algunos

insisten que esto se refiere sólo a Cristo, el Postrer

Adán, continuemos:

“ Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial,

tales también los celestiales” (verso 48).

Tan completa, real y vital es nuestra identificación

con el postrer Adán, por todos los conceptos de Su obra,

Su ministerio, Su muerte, y Su vida que hemos de ser

como Él es.

 

Entrada detrás del velo

 

 

Fue en el día de Expiación que al sumo sacerdote le

fue concedido acceso al Lugar Santísimo, detrás del velo.

Después de los sacrificios, después de la muerte de la

ofrenda por el pecado, una vez al año, al sumo sacerdote

le fue permitido entrar detrás del velo y allí tener comunión

con el Señor quien moraba sobre el Propiciatorio

(Levítico 16:2). Un cuadro verdadero del sacrificio expiatorio

de Cristo y Su entrada en el mismo Cielo para

presentarse ahora por nosotros ante Dios (Hebreos 9:24).

Pero aquí otra vez hay un contraste glorioso, como también

un paralelo verdadero. El sumo sacerdote de Israel

entró en el Lugar Santísimo solamente una vez al año;

pero Cristo ha entrado en el Lugar Santísimo, no sólo

por unos momentos, sino para morar allí para siempre.

“ ...por su propia sangre entró una sola vez en el Santuario

diseñado para eterna redención” (Hebreos 9:12).

Y otra vez, Aarón sólo entró, mientras que todo el

resto de Israel fue excluido. Pero Cristo entró como precursor,

uno que va delante de otros, quienes seguirán

después (Hebreos 6:20).

101

“Así que, hermanos, teniendo atrevimiento para entrar en el

Santuario por la sangre de Jesús, el Cristo, por el camino

que Él nos consagró nuevo, y vivo, por el velo, es a saber,

por su carne” (Hebreos 10:19-20).

Es ésta la manifestación que toda la creación anhela

y aguarda con gran anticipación, aun la manifestación

de los hijos de Dios (Romanos 8:19). Es quitar el velo, aun

el velo de Su carne, el velo de la carne de Su Cuerpo,

rasgando la naturaleza para que se revele la gloria de

Cristo. Algunos tienen miedo de entrar... temen que esto

sería intrusismo en las esferas de la santidad, la vida, la

gloria y el poder que Dios no ha destinado para nosotros.

Pero permítenos asegurarte, hijo de Dios, que Dios

nos invita a entrar en este ámbito con toda confianza:

Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo... ¿Y

por qué podemos entrar con tanta libertad, nosotros que

somos solamente gusanos del polvo? ¡Por la preciosa

Sangre de Jesús! No despreciemos la gloria, el poder y

la eficacia de la Sangre. No tenemos derecho, por nuestros

propios méritos, de entrar a esta esfera maravillosa,

este Lugar Santo, este Lugar Santísimo; pero, la sangre

de Jesús nos ha hecho dignos. ¡Digno es el Cordero que

fue inmolado! Además, Dios nunca será verdaderamente

glorificado hasta que Sus Hijos crean lo que Él ha dicho,

y se extiendan y se apropien de este camino nuevo

y vivo, esta vida santa detrás del velo donde Jesús entró

por nosotros como precursor... Dios será glorificado en

esta experiencia maravillosa; y Dios sólo será glorificado.

Porque únicamente Su sangre nos ha hecho dignos,

y únicamente Su Nombre será exaltado. Esto nos trae

ahora a la Fiesta de los Tabernáculos, la Fiesta del Séptimo

mes, la culminación del Son de Trompetas y del Día

de la Expiación. Estos dos eventos, en efecto, son parte

de la Fiesta de los Tabernáculos que preparan y abren el

camino para la gloria que ha de ser revelada.

El día de expiación

102 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 7

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE UNIDAD

“Y tomaréis el primer día gajos con fruto de algún árbol

hermoso, ramos de palmas, y ramas de árboles espesos, y

sauces de los arroyos; y os regocijaréis delante del SEÑOR

vuestro Dios por siete días... En tabernáculos habitaréis

siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos”

(Levítico 23:40,42).

n la Fiesta de los Tabernáculos tenemos un

hermoso cuadro de la unidad de los Santos. En

esta ocasión notable, todo israelita debía salir de su morada,

su chacra, su ganado, su lugar de negocio; y, unirse

en las calles de Jerusalén o por las carreteras, habitar

por siete días en los pequeños y humildes tabernáculos,

que iban a construir con ramas, sauces y brazos de árboles.

Todos tenían un propósito común en mente, celebrar

la Fiesta del Señor en su tiempo, y celebrar la cosecha

de su vino y aceite. Cuando algunos tuvieron miedo

que el enemigo atacara sus casas durante su ausencia y

103

quitara su propiedad, Dios prometió que la obediencia a

esta ordenanza sería su resguardo.

“ ...y ninguno codiciará tu tierra, cuando tú subieres para ser

visto delante del SEÑOR tu Dios tres veces al año” (Éxodo

34:24).

Si los santos de Dios sólo pudieron ver la gloria de la

Fiesta de los Tabernáculos que aun ahora nos asoma, no

les sería posible estar en duda o temor sobre sus pequeñas

parcelas cercadas de sectarismo y división; y alegremente

se congregarían en las calles de “Jerusalén” y celebrarían

esta gloriosa Fiesta. Estemos seguros de esto,

nuestro único resguardo reside en la obediencia al Señor,

y buena voluntad para seguir en la senda que Él

escoja para nosotros. Si Dios revela, como lo está revelando

en esta presente hora, que el Cuerpo de Cristo se una

entre sí, por el Espíritu, para formar un organismo vital,

vivo, operando en el poder del Espíritu Santo, entonces la

obediencia a esa revelación es lo único que importa. Dios

verá sobre nuestra propiedad: nuestras doctrinas favoritas,

teorías, pequeñas iglesias, opiniones, nuestras ambiciones,

etc. Si algunas de estas cosas son de Dios, Él

las preservará para nosotros; en caso contrario, ¿quién

tiene interés en mantenerlas?

¿Qué, pues, está comprendido en la revelación del

Cuerpo de Cristo? Breve y sencillamente es esto, que de

aquí en adelante tenemos que aprender a ministrar y

funcionar como miembros de ese Cuerpo, y no como

miembros de una secta o una denominación. En otras

palabras, debemos reconocer que el Cuerpo de Cristo es

un organismo espiritual cuya Cabeza está en el Cielo, y

cuya misma vida y existencia está en el Espíritu Santo.

Cuando algún individuo o grupo de individuos no quiere

reconocer al Espíritu Santo como la vida del Cuerpo,

y Sus ministerios como las facultades del Cuerpo, nace

una secta. La palabra secta del Griego original significa

Tabernáculos, la fiesta de unidad

104 La Fiesta de los Tabernáculos

opinión, sentimiento, partido. Por eso es muy posible

tener sectas no-sectaristas, como también sectas sectarias.

Es decir, no es necesario pertenecer a un sistema

religioso para ser una secta. Hay muchas sectas que denuncian

en alta voz todo el sistema eclesiástico, pero

ellas mismas son las más sectarias de todas. Para ser

miembro de una secta, uno sólo tiene que negarse a reconocer

los ministerios que Dios está levantando y colocando

en su lugar en el Cuerpo de Cristo. Para ser nosectario

no basta retirarse del laberinto de sistemas religiosos

en el mundo actual; sino, tenemos que ser un

miembro vital en el Cuerpo de Cristo, funcionando según

el poder del Espíritu, y en el lugar y ministerio que

Dios ha ordenado para nosotros en el Cuerpo.

 

¿Es posible esta unidad?

 

 

Es asombroso, cuán incrédulo puede ser un creyente.

Sería lo mismo llamar a Cristo un mentiroso, y sus

apóstoles falsos testigos de Dios, que negar que Dios va

a tener un Cuerpo funcionando en absoluta unidad del

Espíritu, con cada miembro en su propio lugar, y todos

los miembros trabajando armoniosamente en conjunto.

Ahora, pues, hay solamente una razón por la qué los

creyentes se niegan a creerlo, y es porque nunca lo hemos

visto en nuestra propia experiencia, ni en la historia

de la Iglesia; y es apenas visible en los días de la Iglesia

primitiva. ¿Cuándo van a darse cuenta los santos de

Dios que los pecados de Israel están escritos en la Palabra

para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron?

(1 Corintios 10:6).

La historia de contienda, división y corrupción registrada

en la Palabra de Dios acerca de su pueblo, es

con un propósito, a saber, que no sigamos su camino de

desobediencia. Y la historia larga y amarga de desunión

y contienda en la Iglesia, no prueba que la Palabra de

Dios quiera decir desunión cuando habla de unión. Si

105

Dios lo dijo, va a suceder; y si Jesús oró por ello, ni aun

todas las maquinaciones de Satanás pueden impedir el

cumplimiento glorioso de aquella oración de fe.

 

La intercesión de Cristo

 

 

Examinemos brevemente Juan 17, donde tenemos

la petición del Hijo de Dios por esta unión vital entre los

santos:

“ ...Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu

Nombre, para que sean una cosa, como también nosotros...

Mas no ruego solamente por ellos, sino también por los que

han de creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos

sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que

también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo

crea que tú me enviaste. Y yo, la claridad que me diste

les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros

somos una cosa. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean

perfectos en una cosa; y que el mundo conozca que tú me

enviaste, y que los has amado, como también a mí me has

amado” (Juan 17:11, 20-23).

Seguramente esta oración maravillosa necesita poco

comentario. La unidad por la cual oró Cristo, y que el

Padre está moralmente obligado a crear, va a cumplirse.

Es una unidad a la vez indecible y exquisita: Así como

nosotros somos uno. ... Tan seguramente como el Padre

hizo su morada en el Hijo, hablando por medio de Él,

pensando por medio de Él, andando en Él, trabajando

con Él...así será en los Hijos de Dios. Tendrán la mente

de Cristo, y por eso estarán perfectamente unidos en un

mismo entendimiento y en un mismo parecer (1 Corintios

1:10; 2:16). Los muchos miembros funcionarán como los

miembros del cuerpo humano, en unidad y armonía de

propósito (1 Corintios 12:13-14). Sentirán lo mismo, teniendo

el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa

(Filipenses 2:5). ¡Más allá del entendimiento! ¡Sí, pero

Tabernáculos, la fiesta de unidad

106 La Fiesta de los Tabernáculos

Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más

abundantemente de lo que pedimos o entendemos!

 

Los medios a este fin

 

 

Es porque tal medida de unidad y armonía está positivamente

más allá de nuestro entendimiento, y casi inconcebible,

que los hombres se niegan a creer que sea

posible, y desde luego, es imposible. Pero para Dios

todo es posible. No limitemos al Santo de Israel. Porque

Dios ha establecido un medio seguro y cierto por el cual

se produzca esta unidad inexpresable, aun los ministerios

de apóstoles... profetas... evangelistas... pastores...

maestros.

Estos son dados, se nos dice, a fin de perfeccionar a

los santos para la obra del ministerio... Paso a paso la

obra se lleva a cabo. Los ministerios perfeccionan a los

santos, y ellos a su vez facultados para la obra del ministerio,

para la edificación del cuerpo de Cristo,

“ hasta que todos salgamos en unidad de la fe y del conocimiento

del Hijo de Dios, en varón perfecto, a la medida de

la edad cumplida del Cristo” (Efesios 4:13).

Gracias a Dios que la hora está cerca cuando se manifestará

esta gloriosa unidad por la cual Cristo oró, y

por la cual ascendió a lo alto y dio dones a los hombres.

Se levantan y se establecen ministerios en el Cuerpo de

Cristo, y éstos constituyen el don de amor de Cristo a la

Iglesia para su perfeccionamiento. ¿Se producirá esta

unidad? Dudarlo es dudar de la Palabra de Dios. No es

cuestión de rechazar al hombre, a causa de sus faltas y

fracasos; pero, rechazar el ministerio ordenado de Dios,

es rechazar a Dios que lo dio. Muchos preferirían más

bien perfeccionarse a sí mismo, mediante oración, ayuno,

lectura de la Palabra, etc. Todas estas cosas, desde

luego, tienen su lugar, y harán mucho para preparar el

107

corazón y alma. Pero en sí mismo no producirán esta

perfección. Dios ha constituido ministerios en el Cuerpo

por los cuales se producirá esta perfección. Rechazar los

ministerios, pues, es decir a Cristo: No necesito tus dones

dados después de Tu ascensión, prefiero ser perfeccionado

de otra manera.

 

 

¿Cuáles son las señales de los ministros de

Cristo?

 

 

Los verdaderos santos de Dios están siendo sometidos

a una gran prueba; de eso no puede haber duda.

Porque se llama a recibir los ministerios de Dios, por un

lado; y a rechazar el ministerio falso, por otro. Y en esta

gran hora cuando Dios establece sus ministros en el Cuerpo

de Cristo, Satanás así mismo envía sus ministros de

luz; y tenemos que aprender a discernir lo verdadero de

lo falso. Verdaderamente, los santos son como las multitudes

sobre las cuales Cristo fue conmovido en los días

de su ministerio terrenal, porque él les vio como ovejas

sin pastor. Sí, hubo Escribas, Fariseos y Saduceos, hombres

a quienes les gustaba vestirse de las vestiduras de la

religión, hacer oraciones largas, recibir salutaciones en

la plaza, ser llamados Padre, y recibir los aplausos de los

hombres. Pero no hubo verdaderos pastores.

Aun Pablo en su día fue obligado a testificar:

“Porque todos buscan lo que es suyo propio, no lo que es de

Cristo Jesús” (Filipenses 2:21).

Es, pues, con el interés y ternura más grande que el

Espíritu Santo ahora levanta verdaderos ministros en el

Cuerpo de Cristo para establecer a los santos, y guiarles

en la senda de Justicia. Y aunque nos sea difícil discernir

lo verdadero de lo falso, si prestamos bastante atención

a la Palabra de Dios, y al modelo del verdadero ministro

como lo delineado en ella, no nos extraviaremos.

Tabernáculos, la fiesta de unidad

108 La Fiesta de los Tabernáculos

Aquí, hay medios por los cuales podemos discernir lo

verdadero de lo falso:

 

El verdadero ministro amará a su rebaño

 

 

El buen pastor, Jesús dice, estará dispuesto a poner

su vida por las ovejas (Juan 10:11). En esta hora de comparativa

seguridad y tranquilidad, hay miles de asalariados

que están gobernando a las ovejas. Pero cuando

venga la persecución, o surja alguna dificultad en la congregación

que pueda ser peligrosa para el ministerio, el

asalariado huirá porque es asalariado y no tiene cuidado

de las ovejas. Pero el verdadero pastor pondrá

su vida por las ovejas.


El verdadero ministro no será codicioso

 

 

El número en la congregación, la cantidad de plata

que se ha de recibir, el aspecto de la casa donde el ministro

tendrá que vivir, son cosas que no tendrán importancia

para el verdadero ministro. El estará tan listo a predicar

a uno o a dos, como a los centenares y millares. Y

si es necesario, trabajará con sus propias manos para

sostenerse, en vez de ser una carga para el rebaño. Pablo

dijo: sé estar humillado (vivir humildemente), y sé tener

abundancia. ... Muy pocos saben tener abundancia. Las

riquezas han engañado a muchos y arruinado su ministerio.

El verdadero ministro, siendo ejemplo del

rebaño, sabrá sufrir penalidades en tiempos de dificultad,

y sabrá usar el mundo sin abusarlo en tiempos de

abundancia.

 

El verdadero ministro manifestará el fruto

del Espíritu

 

 

Jesús dijo: Por sus frutos les conoceréis. Debemos

confesar que hay una carencia tremenda del verdadero

fruto del Espíritu en todas partes; pero ya comienza, sin

109

embargo, a manifestarse en los que van adelante con

Dios. Y este fruto será la prueba final: caridad, gozo,

paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe (fidelidad), mansedumbre,

templanza (continencia)... (Gálatas 5:22-23).

 

El verdadero ministro no buscará su propia

gloria

 

 

“El que habla de sí mismo, gloria propia busca; mas el

que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero...

(Juan 7:18).

Usualmente no es difícil discernir si el ministro toma

la gloria para sí mismo, o atribuye toda la gloria a Cristo.

El verdadero ministro exaltará a Cristo, y Cristo solo;

y no meramente de labios, sino de corazón.

 

 

El verdadero ministro discernirá el cuerpo

 

Reconocerá los ministerios que Dios comienza a establecer,

y continuará estableciendo en la Iglesia. Dios

va a vindicar a sus verdaderos ministros a fin que no

haya confusión en las mentes que realmente desean seguir

al Señor. Los ministerios serán contendidos, así como

con cualquier ministerio constituido por Dios en el Antiguo

Testamento y el Nuevo. Contendieron la autoridad

de Moisés, Aarón, Eliseo, Elías, David, Salomón, Jeremías,

de todos los profetas, y de Cristo mismo. Pero

Dios los vindicó a todos de alguna manera u otra; de tal

modo, que el pueblo temió a Dios, sabiendo que ciertamente

eran sus escogidos. Los ministerios no serán constituidos

por nombramiento propio, ni por nombramiento

humano, sino por nombramiento divino; su palabra

será con poder y autoridad, y no como los Escribas; y el

verdadero ministro de Cristo les reconocerá.

Tabernáculos, la fiesta de unidad

110 La Fiesta de los TabernáculosI

CAPÍTULO 8

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE GOZO

“Y te alegrarás en tu fiesta solemne, tú, tu hijo, tu hija, tu

siervo, tu sierva, el levita, el extranjero, el huérfano, y la

viuda, que están en tus poblaciones” (Deuteronomio 16:14).

srael continuó viviendo en paz y prosperidad

mientras que obedeció a Dios y anduvo en sus caminos,

pero con la desobediencia vino la sequía, el hambre

y la depresión; y la Fiesta de los Tabernáculos dejó

de tener verdadero significado para ellos. Es igualmente

cierto con la Iglesia de Cristo. Y aunque la Iglesia

como un cuerpo realmente nunca ha celebrado esta Fiesta,

sin embargo, hubo períodos en su temprana historia

cuando ella tuvo un goce anticipado y las arras de su

gloria. Nuestro testimonio, pues, es el de Joel:

“ El campo fue destruido, se enlutó la tierra; porque el trigo

fue destruido, se secó el mosto, el aceite pereció. Confundíos,

labradores; aullad, viñeros, por el trigo y la cebada;

porque se perdió la mies del campo. Se secó la vid, y pere111

ció la higuera; el granado también, la palma, y el manzano;

se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se

secó el gozo de los hijos de los hombres” (Joel 1:10-12).

El mosto, el pan, el aceite, el trigo, la cebada, la palmera,

el manzano: todos éstos nos hablan de la abundancia

de bendiciones espirituales y el gozo que imparten

a los santos. Y a consecuencia de la sequía espiritual

en la Iglesia: Se extinguió el gozo.

 

 

La plaga de Babilonia

 

Esta hilaridad de nuestras iglesias modernas no es el

gozo del Espíritu Santo. En la mayoría de los casos es el

cántico de Babilonia. En otras palabras, es el esfuerzo

del enemigo de adormecer a los santos y de hacerles olvidar

su herencia en el Espíritu. Por Babilonia queremos

decir lo que significaba para Israel servidumbre en tierra

de extraños. Cuando Israel anduvo en desobediencia,

perdió su gloria, su hermoso templo, su lugar de adoración

y su prominencia como una nación y un reino. Y

cuando la Iglesia de Cristo anduvo en desobediencia, ella

también perdió su gloria, su hermoso templo fue destruido,

y de su alta posición como nación santa y real

sacerdocio, ella degeneró en una nación de siervos y esclavos.

Su pueblo fue llevado cautivo a las manos del

mundo, la carne, el Diablo, y se extinguió su gozo.

Así los de Babilonia vinieron a los hijos de Israel en

su cautividad, y les dijeron, Cantadnos algunos de los

cánticos de Sion. Tal vez muchos accedieron. La Iglesia,

también, ha estado demasiado lista a complacer al mundo

de esta manera, y de participar de su gozo falso. Pero

el remanente piadoso en Israel se negó a hacerlo, porque

sabía que no tenía nada que cantar. “Junto a los ríos

de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos

de Sion...” ¿Cómo podrían regocijarse al contemplar

la desolación de su hermoso templo y ciudad?

Tabernáculos, la fiesta de gozo

112 La Fiesta de los Tabernáculos

“¿Cómo cantaremos canción del SEÑOR en tierra de extraños?”

Fue su respuesta (véase Salmo 137). Debíamos de

lamentar y aullar las desolaciones obradas en la Iglesia,

en vez de tratar de generar un gozo falso en medio de

nosotros. Y sin embargo, esto sigue hasta esta misma

hora. Se le invita al mundo a venir y escuchar “algunos

de los cánticos de Sion.” Se pueden leer en los anuncios

de los periódicos acerca de buenas orquestas... cantando

enérgicamente... fulano de tal tocará los cascabeles,

u otra cosa que pueda producir un tono. ¿Por qué no?

ellos razonarían. Atrae a los pecadores a la “iglesia” y

luego predícales el Evangelio. Pero, “¿cómo cantaremos

canción del SEÑOR en tierra de extraños?” ¿Mucho mejor

es que la Iglesia lamente y aúlle delante de Dios, y que

sus sacerdotes se vistan de cilicio y se sienten en cenizas.

Israel no tuvo ni uno por ciento de la gloria que la

Iglesia tuvo en el principio, y sin embargo, su pueblo

expresó mucha más tristeza y arrepentimiento en su desolación

que nosotros en la nuestra.

“ Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de

Sion; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio;

las hijas de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra. Mis

ojos desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas, mi

hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la

hija de mi pueblo, desfalleciendo el niño y el que mamaba,

en las plazas de la ciudad. Decían a sus madres: ¿Dónde

está el trigo y el vino?...” (Lamentaciones 2:10-12).

¿Dónde está la pureza del pensamiento y conducta?

¿Dónde está la santidad de la vida, la separación del

mundo y sus encantos? ¿Dónde está la victoria sobre

hábitos pecaminosos; la libertad sobre la codicia, la mentira

y falsedad, la malicia y amargura? ¿Dónde está el

deseo de orar y buscar a Dios; de interceder a favor de

otros; de liberar a los que están cautivos por Satanás, y

de liberar a los oprimidos? ¿Dónde está la mente de

113

Cristo, la vida que está escondida con Cristo en Dios?

¿Dónde está el trigo y el vino?

Pero Babilonia nos ha tratado bien; tan bien, realmente,

que somos uno con ella, participando de sus placeres,

su política, sus guerras, sus programas terrenales,

sus contiendas, y sus sistemas religiosos. Por lo consiguiente,

así como fue con Israel, así es con la Iglesia;

mientras que sale el clamor en esta hora por separación

del mundo y sus sistemas, hay consternación. Dios dice,

“ ...Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participantes

de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas” (Apocalipsis

18:4).

Babilonia significa Confusión. Habla de todo el sistema

de este mundo, político como también religioso.

Pero hemos sido completamente engañados por su apariencia

y su encanto, no dándonos cuenta que

“ ...sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado

de sus maldades” (Apocalipsis 18:5).

En ella no hay cosa buena. Satanás es príncipe del

poder del aire, y dios de este siglo, y todo el sistema de

este mundo es anti-Dios y anti-Cristo. Ella está sentenciada

a muerte.

“ ...Caída es, caída es Babilonia la grande, y es hecha habitación

de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo...”

(Apocalipsis 18:2).

La potencia de sus deleites ha engañado a todas las

naciones, incluyendo a la mayoría del pueblo de Dios.

Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites y

todas las naciones de la tierra que han fornicado con

ella, y con ella han vivido en deleites (Apocalipsis 18:9).

¿No ha seguido la Iglesia la corriente de este mundo por

siglos, amparándolo en todos sus programas diabólicos,

y viviendo como sus esclavos cautivos?

Tabernáculos, la fiesta de gozo

114 La Fiesta de los Tabernáculos

“Adúlteros, y adúlteras”, dice el apóstol Santiago, “¿No

sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios?...”

(Santiago 4:4).

Pero, ¿qué más podríamos hacer? Eramos cautivos

en tierra de extraños, sin poder librarnos. No obstante,

sale el clamor: Escapad de Babilonia. ... Que la Iglesia se

levante del polvo y se sacuda, y regrese a su tierra y

Templo, aun a Sion, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén

celestial. Y Dios abundantemente perdonará, y dará gracia

para restablecer la alabanza, la adoración, y el templo

de la Iglesia antes gloriosa.

 

 

El Señor hace volver nuestra cautividad

 

Ya que el Señor hace volver la cautividad de la Iglesia,

una vez más se restaura el gozo, aun el gozo del

Espíritu Santo. Otra vez se pueden oír los cánticos de

Sion en la congregación de los santos, y se ha restaurado

a la Iglesia el Coro de Alabanza. El cantar en el Espíritu

es una evidencia segura que está llegando a su fin la

cautividad de Sion. Pablo dice,

“ ...enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con salmos

e himnos y canciones espirituales, con gracia cantando

en vuestros corazones al Señor” (Colosenses 3:16).

Seguramente es significativo que ahora se ha restaurado

por el Espíritu el Salmo 126, inclusive la música:

“Cuando El Señor hiciere tornar la cautividad de

Sion,

Seremos como los que sueñan.

Entonces nuestra boca se llenará de risa,

Y nuestra lengua de alabanza;

Entonces dirán entre los gentiles:

Grandes cosas ha hecho El SEÑOR con éstos.

Grandes cosas ha hecho El SEÑOR con nosotros;

Estaremos alegres.

115

Haz volver nuestra cautividad, oh SEÑOR,

Como los arroyos en el austro.

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo

segarán.

Irá andando y llorando el que lleva la preciosa

simiente;

Mas volverá a venir,

Mas volverá a venir,

Mas volverá a venir con regocijo,

Trayendo sus gavillas. ”

Este, entonces, es tiempo de regocijo.

“ Mas os gozaréis y os alegraréis por siglo de siglo en las

cosas que yo crearé: porque he aquí, que yo creo a Jerusalén

alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén,

y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en

ella voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:18-19).

Un remanente fiel está volviendo de la cautividad

para levantar otra vez los muros de Jerusalén y restaurar

las puertas de Sion. Y Dios está en medio de ella

para bendecirla e impartir el gozo del Espíritu Santo.

Tabernáculos, la fiesta de gozo

116 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 9

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE LA COSECHA

“ ...la Fiesta de la cosecha...a la salida del año, cuando habrás

recogido tus labores del campo” (Éxodo 23:16).

i la Pascua fue maravillosa y ciertamente lo fue

¿cuánto más maravilloso podemos esperar que

Pentecostés ha de ser en su plenitud? Y si Pentecostés es

maravilloso, ¿cuánto más podemos esperar que los Tabernáculos

lo excedan en gloria? En la Pascua tenemos

solamente la Gavilla por primicias como la cosecha, y no

la cosecha misma. Pero Pentecostés era la Cosecha. ¡Y

qué cosecha tremenda hubo! Sin embargo, la Fiesta de

la Cosecha debe sobrepasar mucho a la cosecha de Pentecostés,

como Pentecostés sobrepasó la cosecha de la

Gavilla por Primicias.

 

Un gran eclipse

 

 

La Cruz y Pentecostés fueron solamente el amanecer

del gran Día de la Iglesia. Aquel Día ya se ha extendido

117

unos dos mil años y más, y el sol se levanta más y más y

más alto en los cielos del propósito eterno de Dios. No

estamos sugiriendo que la gloria del sol siguió creciendo

más brillante al levantarse en el cielo. Así debía suceder,

pero a consecuencia de la desobediencia de los segadores,

el sol se oscureció y la luna (la Iglesia) no dio su luz.

La historia de la iglesia es una historia de oscuridad, pesar

y amargura. ¿Qué sucedió? ¿Fue puesto el Sol de justicia

en los cielos, y fue absorbida la Iglesia en derrota?

¡Oh, no! No era la puesta del sol, sino un gran eclipse

que causó la oscuridad, aun el eclipse de la Edad Media

(Edad del Obscurantismo).

Primeramente, hubo el eclipse de la luna, la Iglesia.

En su circuito alrededor de los cielos fue cogida en la

sombra de la tierra, y la corrupción del mundo transformó

su hermosa incandescencia en sangre y pesar. Y luego

hubo el eclipse del Sol. La iglesia apóstata en su circuito

obscureció la gloria del sol, de modo que los moradores

de la tierra vieron el eclipse de la Verdad misma.

La Verdad pereció de la tierra; y se extinguió el gozo de

los hijos de los hombres. En consecuencia; la Edad del

Obscurantismo.

Se quedaron unos pocos santos piadosos, porque Dios

siempre ha tenido su remanente creyente; ¡ellos pensarían

que el Sol se hubiera puesto para siempre sobre la

Iglesia antes gloriosa! ¡Pero, no! Era solamente un eclipse,

y en su debido tiempo, conforme al modelo Divino,

una vez más la luna empezó a asumir su incandescencia

celestial, y el sol comenzó a resplandecer espléndidamente

en los cielos de la Edad de la Iglesia. Se principió

la Reforma. La luz comenzó a amanecer sobre el entendimiento

oscurecido de los hombres, y la Verdad empezó

a ser restaurada a la Iglesia. Y de ninguna manera ha

terminado la Reforma. De veras, parece que ella también

se ha eclipsado parcialmente. Pero otra vez rayos

de promesa alumbran en los cielos.

 

 

Tabernáculos, la fiesta de la cosecha

 

 

118 La Fiesta de los Tabernáculos

“ ...Las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra”

(1 Juan 2:8).

“ ¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como

la luna, esclarecida como el sol, imponente como el portador

del estandarte del ejército?” (Cantares 6:10).

Es el grupo conocido como vencedores. Es la perfecta,

la escogida del que la dio a luz. Como mencionamos

antes, hay muchos, muchos grupos en la Iglesia, según

el plan y propósito de Dios; y no estamos tratando de

hacer distinción entre ellos.

“ Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las

doncellas vírgenes sin número; mas una es la paloma mía,

la perfecta mía...” (Cantares 6:8-9).

Hay un lugar para todo el pueblo de Dios en Su gran

Casa; pero, ¿no hemos de buscar aquel lugar íntimo de

comunión con Él en el mismo abrigo (lugar secreto) del

Altísimo?

Pablo dice,

“ Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y

de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo

unos para honra, y otros para deshonra” (2 Timoteo

2:20).

Todos los santos tienen un lugar en la Iglesia de Dios;

pero un grupo recibe el galardón más alto. El desafío,

pues, es proferido a los santos en todo lugar, de zafarse

de las influencias corruptas de la carne y de lo natural, y

de buscar diligentemente las cosas del Espíritu de Dios.

“ Así que, el que se limpiare de estas cosas, será vaso para

honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado

para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21).

119

 

La Iglesia, el huerto de Dios

 

 

Jesús testificó,

YO SOY la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo

pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel

que lleva fruto, lo limpiará (podará), para que lleve más

fruto” (Juan 15:1-2).

¡La Iglesia, el Huerto de Dios! Ciertamente, sólo esta

verdad es suficiente para establecer el hecho que el día

de la Iglesia tiene que terminar en gran fertilidad y prosperidad

sin igual. Si nos constituimos en el Huerto de

Dios, entonces, nada puede impedir que el gran Labrador

lleve Su herencia a la abundancia y a la bendición.

Es su responsabilidad cuidarla, y ver que produzca una

cosecha para Su gloria.

“ Ciertamente consolará el SEÑOR a Sion; consolará todas

sus soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su

soledad como huerto del SEÑOR; se hallará en ella alegría

y gozo, confesión y voz de cantar” (Isaías 51:3).

Dios siempre saca luz de las tinieblas; de la muerte,

vida; del pesar, gozo; de la debilidad, fuerza; de la esterilidad,

fecundidad. Podemos regocijarnos, pues, al ver

la desolación de Sion, sabiendo que su desierto llegará a

ser como el mismo Huerto del Señor.

“ Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará, y

florecerá como lirio. Florecerá profusamente, y también

alabará y cantará con júbilo...” (Isaías 35:1-2).

 

Vientos de juicio y bendición

 

 

“ Huerto cerrado eres, oh hermana, esposa mía; fuente cerrada,

fuente sellada... Levántate, Aquilón (viento del norte),

y ven Austro (viento del sur); sopla sobre mi huerto,

despréndanse sus aromas...” (Cantares 4:12,16).

Tabernáculos, la fiesta de la cosecha

120 La Fiesta de los Tabernáculos

Ambos vientos son necesarios para el Huerto de Dios:

el viento violento y frío del norte para probar a los santos;

y las brisas calurosas del sur, para producir la fragancia

del Espíritu. Podemos dar gracias, pues, que en

medio de toda la contienda y amargura de la historia de

la Iglesia, se han cumplido los propósitos soberanos de

Dios. Porque Dios ha reservado el tiempo del viento del

sur hasta ahora.

“Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la

lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra...”

(Cantares 2:11-12).

 

La lluvia tardía

 

 

Estamos esperando con anticipación la venida de la

prometida lluvia tardía. Los santos de Dios tienen sed

de estos arroyos vivos del cielo. Pero muy poco nos damos

cuenta que Dios anhela la lluvia tardía más que nosotros.

¿Y por qué? Porque Él es el jardinero; y espera

la Fiesta de la Cosecha, cuando Él pueda recoger el precioso

fruto.

“ ...Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra,

esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia

temprana y tardía” (Santiago 5:7).

Dios espera la hora cuando Él dará Su lluvia tardía,

con ansia igual a la nuestra y con más paciencia. Santiago

dice: “Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida

del Señor,” porque en un sentido muy real, la venida de

la lluvia tardía es la venida del Señor en medio de Su

pueblo.

Eso es exactamente lo que el profeta Oseas declaró:

“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer al SEÑOR,

como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros

121

como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”

(Oseas 6:3).

El tiempo está cerca cuando con toda confianza podemos

esperar la lluvia tardía, porque éste es el último

día, y la Iglesia triunfante de Dios tiene que ser una Iglesia

gloriosa. Sin embargo, no es solamente la lluvia tardía

que esperamos, sino la lluvia tardía y temprana. ¿Qué

quiere decir esto?

 

La profecía de Joel

 

 

Vamos a referirnos a la profecía de Joel sobre la lluvia

tardía y temprana. Esta se refiere a la lluvia de semilla

y la lluvia de cosecha. Dios prometió que Su pueblo

tendría ambos en su debido tiempo, al andar en Sus

caminos:

“Yo daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo, la temprana

y la tardía; y cogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite”

(Deuteronomio 11:14).

A esto se refería Santiago, y acerca de esto Joel

profetizó:

“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el

SEÑOR vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia

según la justicia, y hará descender sobre vosotros lluvia

temprana y tardía como al principio. Y las eras se llenarán

de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite” (Joel 2:23-

24).

Por supuesto, este pasaje tuvo un cumplimiento parcial

en Pentecostés, puesto que Pedro declaró: “Esto es lo

lo que fue dicho por el profeta Joel” (Hechos 2:16), y ya hemos

notado que Pentecostés es una cosecha de Primicias.

La plenitud de la cosecha, no obstante, es la Fiesta

de la Cosecha en el séptimo mes, cuando fueron recogidos

el vino y el aceite. Israel observó dos calendarios

diferentes. Tenían el Año Sagrado que comenzó con la

Pascua en Abril, conmemorando su salida de la tierra de

Egipto, y su principio como una nación redimida. Pero,

también tenían lo que se ha llamado un Año Civil, o un

año Agrario, que comenzó en octubre. Este, pues, era el

primer mes del Año Civil, pero al mismo tiempo era el

séptimo mes del Año Sagrado, el mes de la Fiesta de los

Tabernáculos.

Lo que Joel profetizó, pues, es esto: Vosotros también,

hijos de Sion, alegraos y gozaos en el Señor vuestro

Dios: porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo. ...

Dispensacionalmente, éste era Pentecostés, cuando Dios

la primera vez derramó de su Espíritu en copiosas lluvias

de la lluvia temprana. Pedro, por lo tanto, pudo

testificar: “Esto es lo que fue dicho...” Pero era solamente

parte de lo que Joel profetizó, porque Él dijo además: “y

hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía

como al principio.” El período de octubre a abril era la

estación de las lluvias. Luego, vinieron los largos meses

de verano cuando no se esperaban las lluvias. Las lluvias

de octubre y noviembre fueron llamadas las lluvias

tempranas o de semilla, las lluvias que prepararon la

tierra para la semilla; después, se terminó la estación de

lluvias con las lluvias tardías de abril, o las lluvias de

cosecha, las que hicieron madurar el grano, en preparación

para la cosecha.

La profecía de Joel, entonces, habla de Pentecostés;

pero prosigue a abarcar la plenitud de Pentecostés, aun

la Fiesta de los Tabernáculos. Dios dio la lluvia temprana

moderadamente, en la Edad Pentecostal, extendiéndose

desde la Iglesia primitiva hasta ahora, pero aquí

hay algo muy extraño. Aquí en el primer mes del año

Agrario (el séptimo mes del año Sagrado) Dios ha prometido

hacer algo muy extraordinario; porque Él dará,

no sólo la lluvia temprana que es el primer mes, ¡sino

que dará la lluvia temprana y la lluvia tardía juntas!

123

¿No podemos ver en esto lo que Dios ha prometido a

Su pueblo en esta hora grande? No sólo la plenitud de

una cosecha grande y gloriosa, como en Pentecostés; no

sólo la cosecha maravillosa de los Tabernáculos, la Fiesta

de la Cosecha; sino toda la gloria y el poder de la

Iglesia primitiva, juntamente con toda la gloria y poder

que legítimamente pertenece a la Iglesia triunfante de

los últimos días. ¡Toda su gloria temprana, juntamente

con toda su gloria tardía! Ciertamente no podemos comenzar

a imaginar las cosas grandes y tremendas que

Dios ha preparado para los que le aman.

Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y

tardía como al principio. O, al principio de la estación.

Es la promesa, no sólo de la lluvia temprana y tardía en

la hora de la Fiesta de los Tabernáculos (el primer mes

del Año Civil, pero el séptimo del año Sagrado) pero, es

también una promesa del gran día de la cosecha.

“ ...Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de

vino y aceite” (Joel 2:24).

El procedimiento normal es: la lluvia temprana y

tardía, luego la cosecha que culmina en Pentecostés, después,

los meses largos de tiempo seco en el verano, y

luego la última cosecha al fin del año. Y así se ha cumplido

dispensacionalmente en la Iglesia: la lluvia Temprana

en Pentecostés, pero, sólo moderadamente, produciendo

una cosecha moderada, seguida de un gran

período de sequía siglo tras siglo. Ahora el Señor hará

una obra rápida en la tierra.

Esta es la hora focal de la historia de la Iglesia. Ahora

tendremos no solamente la cosecha grande y poderosa

del séptimo mes, la Fiesta de la Cosecha, sino la

lluvia temprana y tardía juntas. ¡Un verdadero diluvio

de lluvia de las puertas del cielo! Con razón el profeta

profetizó: La gloria postrera de esta casa será mayor que

la primera.

 

El fruto del Espíritu

 

 

Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán

de vino y aceite. O, literalmente, nuevo vino y aceite,

hermosos símbolos del fruto del Espíritu en los santos.

Pablo dijo:

“ ...No os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución;

mas sed llenos de Espíritu” (Efesios 5:18).

Y el aceite, sabemos es un símbolo de la unción.

“La Unción que vosotros habéis recibido de él, permanece

en vosotros...” (1 Juan 2:27).

Esta gran cosecha es la cosecha que el labrador ha

esperado desde la fundación de la Iglesia. Los dones del

Espíritu realmente no son la evidencia del logro espiritual;

Dios otorga Sus dones gratuitamente por su gracia

sobre quien quiera. Pero con el fruto es enteramente

distinto. El fruto tiene que crecer; y Dios ha determinado

que el Cuerpo de Cristo produzca fruto, a menos que

sea por un continuo crecimiento Divino en el Espíritu de

Dios. Los dones de la Ascensión que mencionamos tienen

el propósito de añadir crecimiento al Huerto de Dios,

a fin que crezcamos en todo en Él (Efesios 4:15). Dios no

vendrá a nosotros buscando dones, sino el fruto del Espíritu.

Él nos dio Sus dones gratuitamente por Su gracia, y

todo lo que tuvimos que hacer fue recibirlos y usarlos.

Lo que Dios requiere ahora es fruto, porque eso es

algo que Él puede recibir de ti. Eso es algo que tiene que

crecer en ti, mediante tu andar paciente y continuo con

Dios y tu aprobación de Su Espíritu. Hasta ahora el labrador

ha entrado en Su Huerto, podando, cultivando,

regando, sin esperar ninguna recompensa. Pero, ahora

se acerca el tiempo de la cosecha, y pronto Él visitará Su

huerto con un propósito y solamente con un propósito;

buscando su fruto, y confiado que Su benigno cuidado

sobre la vid haya producido fruto genuino del Espíritu.

125

Nunca olvidemos que el fruto del Espíritu, y no los

dones del Espíritu, constituye la verdadera evidencia de

vida espiritual; porque éstos son dados para producir

aquellos, y el fruto es la incorporación y la expresión de

la semejanza de Cristo en el corazón y el alma. Por eso

Pablo exhortó, “Seguid la caridad (el amor que proviene

solo de Dios); y procurad los otros dones espirituales...”

Los dones son imprescindibles, porque son los medios

para un fin; pero el Amor es el fin, la consumación, el

fruto para el cual Dios espera. El Amor es lo último,

porque Dios es Amor, y es Su propósito conformar a los

santos aun hasta la imagen del Hijo,

“ ...para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos”

(Romanos 8:29).

El amor es el fin: pero es un fin que no conoce principio

ni fin, porque es Dios mismo; y cuando estamos

completamente unidos con Él, estamos en un reino que

es eternamente progresivo.

¡Oh, qué día grande y glorioso espera la Iglesia en la

Fiesta de la cosecha! ¡El Día del fruto del Espíritu! Puesto

que no tenemos el fruto del Espíritu en un grado de plenitud,

no podemos apreciar su gloria. Antes que los dones

del Espíritu fueran restaurados a la Iglesia, tuvimos

un concepto no muy adecuado de lo que serían, pero,

¡qué revelación es al verlos gradualmente desarrollándose

delante de nuestros ojos!

Igualmente sucede con el fruto del Espíritu. Sabemos

lo que es:

“ ...Caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza...” (Gálatas 5:22-23);

pero nunca apreciaremos en buena medida su verdadera

gloria, hasta que el fruto del Espíritu se manifieste

visiblemente en los santos de Dios.

Tabernáculos, la fiesta de la cosecha

126 La Fiesta de los Tabernáculos

 

CAPÍTULO 10

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE REPOSO

“Pero a los quince del mes séptimo, cuando hubiereis recogido

el fruto de la tierra, haréis fiesta al SEÑOR por siete

días; el primer día será sábado; y el octavo día también

será sábado” (Levítico 23:39).

odas las Fiestas del Señor fueron celebradas con

respecto a los días de reposo, porque eran un tiempo

cuando Israel (en tipo) tenía que cesar de sus propias

obras, y reposar en la obra de Cristo. Sin embargo, la

Fiesta de los Tabernáculos es la verdadera Fiesta de Reposo,

de la cual las otras eran solamente las arras y el

goce anticipado. En primer lugar, fue el séptimo mes,

aun como Dios reposó el día séptimo de toda la obra que

hizo. El primer día de la Fiesta era el día quince, y fue

celebrada por siete días. El último día de la Fiesta era,

pues, el día veintiuno del mes séptimo; veintiuno siendo

un triple de siete; reposo en el sentido absoluto, el Reposo

de Dios queda para el pueblo de Dios. Entonces, el

127

día siguiente era también un reposo (el octavo día de la

Fiesta), y aunque fue relacionado hasta cierto punto con

la Fiesta, no era uno de los siete días de sus festividades.

Este octavo día hablaría, sin duda, del cumplimiento de

los propósitos de Dios en la Iglesia, y el principio de un

nuevo día.

¡Oh, hijo de Dios, si sólo tuviéramos ojos para ver y

oídos para oír lo que el Espíritu diría a las Iglesias! Dios

tiene cosas indecibles que quiere declararnos por el Espíritu,

pero no podemos recibirlas ahora. Indecibles,

porque no hay lenguaje terrenal por el cual Él pudiera

describírnoslas, y por eso tendríamos que ser arrebatados

en el Espíritu como el apóstol Pablo para poder recibirlas.

Los planes y propósitos de Dios para la Iglesia

están mucho más allá, infinitamente más allá, de nuestras

imaginaciones más altas. Pablo dijo:

“Para mostrar en los siglos venideros, las abundantes riquezas

de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo

Jesús” (Efesios 2:7).

Cuánto necesitamos espíritu de sabiduría y revelación

y los ojos de nuestro entendimiento alumbrados para

que por lo menos en una pequeña medida podamos entender

el secreto que es Cristo en vosotros, la esperanza

de gloria.

 

Queda un reposo

 

Es notable que cuando comenzamos a leer las ordenanzas

de las Fiestas en Levítico 23, Dios hace recordar

a los santos el reposo, el día de reposo:

“ Seis días se trabajará, y el séptimo día será sábado de reposo,

convocación santa...” (Levítico 23:3).

Inmediatamente, Él comienza a dar el orden de las

Fiestas, y los siete eventos comprendidos en las Fiestas:

Tabernáculos, la fiesta de reposo

128 La Fiesta de los Tabernáculos

1. La Pascua.

2. Los Panes sin Levadura.

3. La Gavilla por Primicias.

4. La Fiesta de Pentecostés.

5. El Son de las Trompetas.

6. El Día de Expiación.

7. La Fiesta de los Tabernáculos.

Así, como el día de reposo era el fin de la semana de

trabajo y labor para Israel, también la Fiesta de los Tabernáculos

es el fin de la semana de contienda y tumulto

para la Iglesia: La Fiesta de las Fiestas, el Reposo de los

Reposos. El reposo natural de la semana no significa

nada ahora, porque la Sustancia ha sido revelada. Queda

un reposo para el pueblo de Dios (Hebreos 4:9).

 

Usando bien la Palabra

 

 

Otra vez, creemos que debemos exhortar a los santos

acerca de la rica herencia que es suya en la Palabra

de Dios. Tantos han negado para sí mismos el gozo y

gloria de la Palabra, a causa del mito que ha surgido

sobre el consejo de Pablo a Timoteo, cuando exhortó a

este ministro joven a usar bien la Palabra de Verdad. Se

enseña comúnmente que Pablo exhortó a Timoteo a hacer

una línea de demarcación entre las varias dispensaciones,

y a no confundir la una con la otra. En otras

palabras, según esta enseñanza, el Antiguo Testamento

es casi totalmente para Israel, y no debe ser aplicado a la

Iglesia.

En primer lugar, cuando Pablo dio esta exhortación

a Timoteo, no estaba incitándole a tomar un curso en

teología; pero lo que le dijo fue: Procura con diligencia.

Que esto sea su deseo y ambición. Y si se quiere saber lo

129

que Pablo quiso decir al instruirle a usar bien la Palabra

de verdad, todo lo que se necesita hacer es examinar sus

propias epístolas y ver cómo aplicó el Antiguo Testamento.

Una y otra vez, él saca, como dirían los hombres,

una escritura del Antiguo Testamento completamente

fuera de su contexto, y la aplica a alguna verdad gloriosa

que él expone sobre la Iglesia.

Podríamos dar muchos ejemplos de esto. Por ejemplo,

leemos mucho de la bendición de las naciones mediante

Abraham; y hasta el día de hoy expositores de la

Biblia insistirán que esto debe ser aplicable solamente a

la bendición de naciones naturales mediante el Israel

natural. Y sin embargo, Pablo no vacila en citar textos

directamente del libro de Génesis, y aplicar estas escrituras

a este Día del Evangelio, y a los Gentiles quienes

serán justificados por la fe en Cristo. Y la Escritura, previendo

que Dios había de justificar por la fe a los Gentiles,

dio de antemano la buena nueva (El Evangelio) a

Abraham, diciendo: “Que todos los gentiles de la tierra

serán benditos en ti” (Gálatas 3:8; Génesis 12:3; 18:18).

Otra vez, los hombres insistirán que la simiente de

Abraham es el Israel natural, y que las promesas son para

ellos; aunque Pablo nos dice:

“A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.

No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de

uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Gálatas 3:16).

Y otra vez; Isaías 54, hablando de la fertilidad de

Sion, debe de ser aplicable sólo al Israel natural; pero

Pablo cita el primer verso y lo aplica a hombres de fe,

judíos o gentiles:

“ ...Alégrate, la estéril, que no das a luz ...” (Gálatas 4:27).

Además, en Isaías 52 habla de la gloria de Jerusalén:

 “ Despiértate, despiértate, vístete tu fortaleza, oh Sion; vístete

tus ropas de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa...”

Eso significa Israel y no la Iglesia, se nos dice; extraño,

no es cierto, que cuatro de los escritores del Nuevo

Testamento aparentemente no sabían esto, y de hecho

hicieron hasta doce referencias a ello.

No robemos, pues, la gloria de la Palabra por usar

impropiamente las Escrituras, según los inventos de los

hombres. Las Escrituras son para nosotros, si podemos

oír lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Si las Escrituras

fueron aplicables a otro pueblo, o las serán en el futuro,

constituirán la Palabra de Dios para ellos. Pero ahora

Dios nos habla a nosotros... “Si oyereis hoy su voz, no

endurezcáis vuestros corazones...”

 

 

Símbolos de reposo

 

 

“Así que queda el sabatismo para el Pueblo de Dios”

(Hebreos 4:9).

Podríamos pasar a través del Antiguo Testamento y

citar muchos ejemplos del reposo de Dios, y mostrar cómo

tipifican esta herencia de los santos en el Espíritu que

Dios ha preparado para esta hora. Pero el espacio no

permitiría un estudio detallado de todos ellos. Podríamos

mencionar el séptimo día de la obra creativa de Dios,

en que reposó de toda la obra que Él había hecho, y

mostrar cómo este reposo era sólo un tipo y sombra de

este glorioso reposo del creyente que cesa de sus propias

obras y reposa en la obra consumada de Cristo.

Podríamos mencionar a Noé, cuyo nombre significa

reposo, y mostrar cómo la paloma que él envió del arca

no halló lugar de reposo para la planta de su pie; y cómo

Dios percibió un olor de reposo cuando Noé ofreció el

sacrificio en la cumbre del monte. Podríamos mencionar

a Rut y Booz, su pariente redentor, quien no estaría

131

en reposo hasta terminar la transacción y redimir a Rut,

para que fuera su esposa. Podríamos tratar extensamente

del arca del pacto, y mostrar cómo tipificó la presencia

de Dios y del Espíritu Santo, y cómo Dios lo enviaba delante

de los hijos de Israel en sus viajes por el desierto,

buscando un lugar de reposo para el pueblo de Dios.

Podríamos mencionar cómo David preparó un lugar para

el arca cuando su reino fue establecido, y le levantó una

tienda y cómo invitaron al Dios de gloria a venir en medio

de ellos. Y más tarde, cómo Salomón oró en la ocasión

de la Fiesta de los Tabernáculos:

“Oh SEÑOR Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo,

tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh SEÑOR Dios,

vestidos de salvación tus sacerdotes, y gocen de bien tus

misericordiosos” (2 Crónicas 6:41).

En realidad, desde Génesis hasta Apocalipsis podríamos

descubrir cómo Dios no sólo ha ordenado reposo

para el pueblo de Dios, sino cómo nos ha llamado a proseguir

de reposo en reposo, de gloria en gloria, aun hasta

la misma plenitud de reposo.

 

Los reinos inexplorados del Espíritu

 

 

La dificultad más grande del hombre parece ser sencillamente

esto; que en su entendimiento limitado y finito,

no tiene la visión de unas extensiones más grandes,

vastas, altas, profundas, y más anchas de la Verdad de

Dios. Ha dejado de ver que Dios es a la vez infinito y

eterno, y entonces, para hallar a Dios uno tiene que prepararse

para ir siempre adelante y arriba en las vastas extensiones

del Espíritu de Dios. Si Dios es infinito, no hay

límite a la experiencia que podemos tener en unión con Él

por el Espíritu. Y si Dios es eterno, no hay fin a la medida

de Verdad en la cual Él nos guiará por el Espíritu.

Cuando Colón empezó sus exploraciones, no fue suficiente

que ellos entraran en la nave y navegaran por

un día o dos. Es cierto que estuvieron en el océano el

día que comenzaron. Pero el océano era vasto y tuvieron

que navegar adelante, adelante, adelante y adelante...

aun hasta las orillas de América. No es suficiente que

un hombre perfore kilómetros en la tierra y descubra el

petróleo e inmediatamente grite: Hemos hallado petróleo,

y comience a tapar su torrente. Tiene que fluir, fluir,

fluir y fluir...si la humanidad ha de recibir provecho de

él.

Ahora Dios nos ha invitado a ser partícipes de Su

Espíritu Santo, y eso sencillamente quiere decir que Él

nos ha invitado a explorar las cosas profundas de Dios y

las infinitas alturas de Su gloria. Porque el Espíritu de

Dios nos es dado para ese mismo propósito: Para que

conozcamos lo que Dios nos ha dado. ... No podemos

conocer estas cosas en lo natural; por eso el Espíritu de

Dios es impartido para escudriñar y explorar todo... aun

lo profundo de Dios (1 Corintios 2:10,12). Pero estas profundidades

de Dios son inescrutables, porque Dios a la

vez es infinito y eterno. ¿No es bien claro, que vamos a

necesitar toda la eternidad para explorar completamente

las inmensidades de los atributos Divinos?

“ ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la

ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e

inescrutables sus caminos!”

 

 

Las arras de nuestra herencia

 

 

No estamos sugiriendo que Dios no haya hecho mucho

por nosotros en el pasado; pero confiamos en esto:

todo lo que hemos tenido en el pasado a modo de

experiencia ha sido sólo el goce anticipado y las arras

de lo que Dios ahora quiere concedernos por el Espíritu.

Las exhortaciones solemnes de Hebreos 4, por lo

tanto, son muy aplicables a nosotros en este gran día de

oportunidad.

133

“Temamos, pues, que alguna vez, dejando la promesa de la

entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse

apartado. Porque también a nosotros nos ha sido anunciado

como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a

los que la oyeron sin mezclar fe” (Hebreos 4:1-2).

La referencia, por supuesto, es a la primera generación

de israelitas que salieron de Egipto, y pasaron el

Mar Rojo y entraron en el desierto. No requirió mucho

tiempo llegar a la puerta de su herencia; fue un viaje de

sólo once días de Horeb a Cades-barnea, la entrada a

Canaán. Y cuando llegaron allí, Moisés envió espías a

reconocer la tierra y buscar las riquezas de su herencia.

Doce espías salieron a la tierra y la exploraron por

cuarenta días. En cuanto a sus riquezas y fertilidad no

hubo nada de duda. Ellos sabían que el pueblo no iba a

creer lo que habían encontrado, así que cortaron un racimo

de uvas en el valle de Escol, y lo llevaron entre dos

en un palo; y también trajeron de las granadas y de los

higos. Ciertamente, ellos testificaron, fluye leche y miel;

y éste es el fruto de ella. Y les mostraron lo que habían

encontrado (Véase Números 13:17-33).

Ahora, ¿quién sugeriría que los espías hubieran conquistado

la tierra solamente porque la habían explorado

por cuarenta días, y habían traído un poco de fruto a

Cades-barnea? Y ésta es exactamente la posición en que

la Iglesia de Jesucristo se encuentra hoy en día. Todavía

estamos en el desierto. Es cierto que Dios nos ha dado

de Su Espíritu; pero sólo como un goce anticipado; sólo

como el medio por el cual podemos escudriñar las profundidades

de Dios, así como los espías exploraron la

tierra de Canaán. Dios aun nos ha dado un poco del

Espíritu; porque al concedernos el Espíritu Santo, recibimos

las arras de nuestra herencia, o las primicias del

Espíritu (Efesios 1:14; Romanos 8:23). Moisés es solícito en

informarnos:

 “ ...Y el tiempo era el tiempo de las primeras uvas” (Números

13:20).

Maravilloso, de veras, es el don del Espíritu Santo.

Maravilloso, goce anticipado y arras de nuestra herencia

en Cristo Jesús. Aún hemos hecho una pequeña incursión

en Canaán, y hemos regresado con el fruto de la

tierra. Y si las primeras uvas y los higos y las granadas

son buenos, ¿qué será vivir en Canaán, beber aguas refrescantes

de pozos que no hemos cavado, comer el fruto

de viñas y olivos que no hemos plantado, y habitar en

casas que no hemos construido? Ese es el reposo que

queda para el pueblo de Dios. Es entrar en un lugar que

ya ha sido preparado para nosotros por el Espíritu. Es la

plenitud de la cual la bendición Pentecostal es sólo las

primicias. Es,

“ ...asirme de aquello como también soy asido del Cristo Jesús”

(Filipenses 3:12).

Es entrar en, y apropiarse de la vida de resurrección

por el Espíritu.

 

 

El error de Israel es el error de la Iglesia

 

 

El error de Israel consistió en la desobediencia y el

temor, y en consecuencia, de la incredulidad. Si hubiera

creído en su Dios, no habrían temido al enemigo y sus

fortalezas. Notemos estos hechos acerca de Israel: Reconocieron

la tierra por cuarenta días; supieron que era

una tierra buena; una tierra donde fluía leche y miel;

sabían que Dios les había instruido a entrar y poseerla;

pero se negaron a obedecer a Dios con el argumento que

no tenían el poder ni la autoridad para tomarla. No es

difícil para nosotros hacer un paralelo exacto entre esta

generación de Israel y la generación de la Iglesia en que

vivimos nosotros.

Por varios años Dios ha permitido a los santos exten135

derse por el Espíritu y explorar las regiones de su herencia.

La restauración de Pentecostés al principio del siglo

abrió una nueva vida en el Espíritu, y miles y miles de

santos salieron de los viejos sistemas religiosos porque

estuvieron descontentos con el maná y la vida en el desierto

y querían más de Dios. Dios fue muy bondadoso y

les dio las uvas de Escol y los higos y las granadas gloriosas,

provisiones de Su Espíritu, a todos los que tenían

hambre y sed de las cosas de Dios. Comprobaron por

experiencia que es una tierra buena, donde fluye leche y

miel. Supieron, también, que Dios les mandó entrar y

poseer la tierra. Pero triste es decirlo, esta misma generación

se negó a creer que podrían tomarla, y Dios les

permitió perecer en el desierto como sus predecesores

de Israel.

Israel reconoció la tierra por cuarenta días; y Dios

dijo que conforme al número de los días, un año por

cada día, ellos andarían en el desierto hasta ser consumidos.

De igual manera ha sucedido con la Iglesia. Por

mucho más de cuarenta años esta generación de los últimos

días, de creyentes llenos del Espíritu, ha andado en

el desierto, miles y miles han regresado al viejo sistema

de las denominaciones porque no perduró su bendición

(¿y cómo podría perdurar? Dios solamente determinó

que sería un goce anticipado), y de una manera general

todo el movimiento está en peores circunstancias que

antes, y tienen menos éxito en cuanto a evangelismo que

muchos de nuestros movimientos evangélicos fundamentales.

No estamos hablando de una secta en particular,

sino de todo el movimiento de creyentes llenos del Espíritu

durante los últimos cuarenta o cincuenta años.

Desde luego, Dios les bendecirá; porque es Su responsabilidad

cuidarles mientras que están en el desierto.

Hubo maná diario para Israel a través de todo el viaje

en el desierto; hubo agua de la roca para apagar su sed;

Dios preservó la misma ropa que llevaban y el calzado

de sus pies; les protegió del enemigo; les sanó de sus

enfermedades o aflicciones cuando ellos clamaron a Él;

Él les tomó sobre alas de águilas a través de su largo,

arduo, y amargo viaje en el desierto. Pero queda el hecho,

la generación que se negó a tomar la tierra, murió

en el desierto.

¡Cuán bondadoso y sabio es nuestro Dios en todos

sus caminos! Poco se dieron cuenta los hijos de Israel

que en todo lo que hacían, realmente estaban cumpliendo

un propósito eterno para la instrucción de la Iglesia.

Estas cosas les sucedieron como ejemplo para nosotros.

Por medio de su caída, su pecado y su desobediencia,

Dios procuraba enseñarnos la senda de justicia, fe y victoria.

Gracias a Dios por el tipo. Nos da gran denuedo

para entrar en el camino nuevo y vivo que Dios nos abrió

a través del velo. La experiencia en el desierto ha sido

amarga para los que han tenido hambre y sed de Dios.

Pero Dios ha tenido un propósito soberano en todo eso,

a fin que sus santos hambrientos estén preparados a entrar

en la tierra de reposo.

“Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído el

SEÑOR tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para

afligirte, por probarte para saber lo que había en tu corazón,

si habías de guardar o no sus mandamientos” (Deuteronomio

8:2).

 

Se levanta una nueva generación

 

 

La vieja generación que no creyó en Dios pereció en

el desierto. Pero Dios sustentó a la nueva generación

durante cuarenta años, la humilló, la probó, y la preparó

para la conquista de Canaán. Y así es que se levanta del

desierto de los círculos modernos Cristianos una nueva

generación bajo una nueva dirección, para reemplazar a

una generación moribunda.

137

“Y aconteció después de la muerte de Moisés siervo del

SEÑOR, que el SEÑOR habló a Josué hijo de Nun, criado

de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; levántate

pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo,

a la tierra que yo les doy...” (Josué 1:1-2).

Moisés tiene que ceder su puesto a Josué. La ley

tiene que ceder a la gracia; y la gracia tiene que ser absorbida

en el Reino. Josué es la palabra Hebrea para

Jesús. Significa: Jah salva. Su generación ha de ser una

generación conquistadora, libertadora. La primera generación

dijo que era cosa buena entrar y reconocer la

tierra, sin duda les gustaron inmensamente las uvas, los

higos y las granadas; pero, no querían entrar a poseer la

tierra.

Está bien, nos dirían ahora, hablar en lenguas, recibir

dones del Espíritu, sanar a los enfermos, quizá, levantar

a los muertos de vez en cuando, profetizar, o cantar

en el Espíritu, estas cosas son buenas. Pero ellos no

quieren oír nada acerca de Cristo manifestándose en los

santos, y siendo formado en vosotros. Y en cuanto a la

manifestación de los Hijos de Dios, eso definitivamente

no es para nuestro día y tiempo. Es cierto, admitirán,

Dios lo tiene para nosotros; es parte de nuestra herencia;

pero no es para ahora. Eso sucederá en el arrebatamiento,

o la resurrección. No podemos poseer la tierra;

hay demasiados obstáculos. Hay ciudades con muros

altos rodeándolas, montes boscosos infestados de gigantes,

enemigos temibles usando carros de hierro. Es positivamente

ridículo sugerir que podamos tomar la tierra.

Está bien ser lleno del Espíritu, y gozar de la bendición

del Espíritu de vez en cuando; pero es imposible realmente

entrar en la región del Espíritu hasta el punto de

vivir allí constantemente. Se puede tomar algunas uvas

del valle de Escol, pero no se debe tratar de habitar en

Escol. Se puede recibir una unción para su mente, y

recibir pensamientos de Dios que son santos, y hablar

Sus palabras, de vez en cuando; pero no se puede tener

la mente de Cristo en un grado de plenitud hasta poder

pensar Sus pensamientos, y hablar Sus palabras, y hacer

Sus obras, y vivir Su misma vida. Está bien sanarse, pero

no está bien disfrutar de verdadera salud Divina o vida

Divina hasta el punto de prolongar sus días excesivamente,

sin dolor o debilidad o la disminución de sus facultades

naturales. Está bien librarse de este hábito u otro, o vencer

el mal genio, pero no está bien librarse de la naturaleza

pecaminosa hasta el punto que el pecado no se enseñoree

más de uno. Eso sería la perfección, y no se puede

alcanzar la perfección hasta llegar al Cielo.

Está bien hablar en lenguas, en un lenguaje que nadie

entiende; pero no está bien salir a las naciones hablando

su idioma, con su acento, y entendiendo exactamente

lo que uno está diciendo y lo que ellos dicen. Está

bien si se predica el Evangelio con señales y maravillas,

y se ven ciertos milagros obrados de vez en cuando; pero

no podemos ser arrebatados en el Espíritu como Felipe o

Elías en este día de viajes modernos. Está bien luchar

contra Satanás acá en la tierra y echar fuera unos demonios,

pero no se puede ascender en el Espíritu a los lugares

celestiales y derribar a Satanás de su trono, y entrar

en el reino de poder y autoridad en los lugares celestiales

en Cristo Jesús. ¡No nos oponemos a gustar de las

uvas de Escol, y los higos y las granadas que los espías

han traído, pero nos negamos a hacer algún esfuerzo de

conquistar toda la tierra!

Tal vez muchos no quisieron conocerlo, pero esto es

más o menos la sustancia de todo el tumulto que brama

en todas partes sobre estas grandes verdades. Todo el

asunto se resuelve en esto: ¿Vamos a quedarnos en la

condición de aquellos que han sido salvos y bautizados

con el Espíritu Santo? ¿O vamos a levantarnos de la

arena polvorienta de este desierto grande y terrible, y

139

seguir a nuestro Josué al otro lado del Jordán, hasta el

poder verdadero, triunfante, y victorioso en el Espíritu

de Dios?

Gracias a Dios que se levanta una nueva generación

que ha comprendido la visión. Unos pocos Calebs y Josués

han sobrevivido el añublo y hambre del desierto, y

están guiando a los santos en el poder del Espíritu a regiones

de victoria gloriosa. Porque Dios ha prometido

que la tierra es nuestra si solamente podemos oír Su voz

y obedecer:

“ ...Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestros corazones

(Hebreos 4:7).

Hay sólo un verdadero enemigo, y ese es el Temor.

Pero Dios ha prometido:

“ Esfuérzate y sé valiente... No te dejaré, ni te desampararé...”

(ver Josué 1:5-6).

 

 

¿Cuáles son las limitaciones?

 

 

¿Qué pues? ¿No hay limitaciones a la medida de

poder que los santos pueden apropiarse? Sí, ciertamente;

pero son las limitaciones que ellos mismos erigen en

incredulidad. Para Dios todas las cosas son posibles.

Cuando cierto hombre trajo a Cristo su hijo lunático, y el

hijo atormentado se revolcó en la tierra, el padre le dijo

al Señor en angustia de alma, Si puedes hacer algo, ten

misericordia de nosotros, y ayúdanos. Pero Jesús volvió

toda la responsabilidad sobre el padre, y Jesús le dijo:

“ ...Si puedes creer esto, al que cree todo es posible” (Marcos

9:22-23).

“Si puedes creer” es una condición que se debe dirigir

a la fe suya y a la mía; no es cuestión del poder de Dios

ni de Su buena voluntad para hacer las cosas que hablamos.

Pero la gloria de todo esto es:

 “Luego la fe es por el oír; y el oído, por la palabra del

Cristo.”

Y entonces si nosotros en esta hora más grande de la

historia de la Iglesia, solamente oímos la Palabra de Dios;

eso es, le damos un lugar en nuestro corazón y vida, entonces

brotará la fe, la fe vencedora, la fe que nos capacitará

para tomar posesión de nuestra herencia en Cristo

Jesús.

El grado que podemos alcanzar en el Espíritu, y las

limitaciones de nuestra herencia son enseñados muy claramente

en la Palabra. Dios le dijo a Josué,

“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo

lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josué 1:3).

No es cuestión de cuánto dará Dios, porque Él nos ha

dado todas las cosas aun otorgándonos una herencia con

Cristo en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios

2:6). En adelante la pregunta es, ¿De cuánto puedo apropiarme?

Dios dice, Yo os he entregado...todo lugar que

pisare la planta de vuestro pie. Y no sea que halla algunos

santos temerosos, que piensan que la medida de

nuestra herencia tiene que confinarse a ciertos límites,

entonces Dios nos dice exactamente cuáles son esas limitaciones:

“Y cuál sea aquella supereminente grandeza de su potencia

en nosotros los que creemos, por la operación de la potencia

de su fortaleza, la cual obró en el Cristo, resucitándole

de los muertos, y colocándole a su diestra en los lugares

celestiales” (Efesios 1:19-20).

¡Aquí está la medida del poder que es disponible a

los santos! No el poder que Moisés ejerció en Egipto, o

en el Mar Rojo; no el poder de Elías cuando cerró los

cielos por tres años y medio y otra vez los abrió, o cuando

hizo bajar fuego del cielo, o abrió el Río Jordán para

141

poder pasarlo; no el poder que Eliseo ejerció cuando hizo

que el hierro nadara, las aguas se sanaran, los hambrientos

se alimentaran, los muertos se levantaran; no el poder

que David tuvo sobre las fieras, para poder matar al

león y al oso sin ayuda; y ni aun el poder que Cristo

ejerció en Su ministerio terrenal cuando sanó a los enfermos,

echó fuera a los demonios, anduvo sobre el mar,

mandó volver a los muertos aun de la corrupción. Sino

aun la operación del poder de su fuerza, la cual operó en

Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su

diestra en los cielos. ... Y todavía podríamos continuar,

porque Pablo sigue tratando detalladamente la inmensidad

de este poder que Cristo tiene, y que es nuestro poder

y autoridad sobre todos los principados y potestades, tanto

en este mundo y el venidero; poder para poner todas

las cosas debajo de sus pies, esto es, Su Iglesia, porque

Él es la Cabeza y nosotros somos el Cuerpo.

¡Oh, la inmensidad de estas palabras! Y además,

Cristo va a quedarse allí a la diestra de Dios hasta que se

levante un grupo de vencedores que conquisten todos

los enemigos de Dios.

“ El SEÑOR dijo a mi Señor; siéntate a mi diestra, entretanto

que pongo tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo

110:1).

Y no obstante la mayoría de los creyentes esperan

en cualquier momento un arrebatamiento, cuando supuestamente

Cristo va a arrebatar una Iglesia miserable,

derrotada, llena de enfermedad. Dios dice que Cristo va

a quedarse allí donde está hasta que todos Sus enemigos

sean puestos por estrado de Sus pies. Y Sus enemigos

incluyen el postrer enemigo, que es la Muerte. Tiene

que levantarse un grupo de vencedores que conquistarán

y serán absolutamente victoriosos sobre todas las

fuerzas opositoras del mundo, la carne y el Diablo, antes

que llegue a su fin esta dispensación.

Tabernáculos, la fiesta de reposo

142 La Fiesta de los Tabernáculos

 

 

Nos sacó para traernos

 

 

“Y nos sacó de allá, para entrarnos...” (Deuteronomio 6:23).

El propósito de Dios en librarnos de nuestros pecados

y de la ira es para traernos a nuestra herencia en

Cristo. El uno no es completo sin el otro. Él murió a fin

que fuéramos librados de la muerte y viviéramos en el

reino de la vida abundante. Damos gracias a Dios por lo

que Él ha hecho por nosotros, en virtud de Su cruz, clavando

nuestros pecados en el madero; librándonos de la

ira y castigo del pecado; imputándonos una justicia perfecta,

y haciéndonos la misma justicia de Dios en Cristo.

Así es la justificación, aquel estado bendito y feliz del

hombre que cree en Cristo, por el cual la misma vida y

justicia de Dios le es imputada. En consecuencia, entonces,

de su condición bendita, el creyente en Cristo tiene

una posición en la Gracia, delante de Dios y todas las

huestes celestiales, como uno que nunca haya pecado; y

es considerado tan justo como Dios mismo es. Todo es

maravilloso.

Queda una pregunta: ¿Ha de beneficiarnos ahora esta

justicia y vida, o hemos de esperar la muerte o la resurrección

para poder apropiarnos de ella? Pablo dice,

“ Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por

el Señor nuestro, Jesús, el Cristo...”

¡Qué condición bendita! ¿Pero podemos apropiarnos

de ella? Pablo sigue:

“ ...Por el cual también tenemos entrada por la fe a esta

gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la

esperanza de la gloria (de los hijos) de Dios” (Romanos 5:1-

2).

¡Entrada a nuestra posición! ¿No es eso lo que dice?

Esto es poseer nuestras posesiones; y eso es exactamente

lo que Dios espera que hagamos. Todo lugar que pisa143

re la planta de tus pies será tuyo. Dios quiere que recibamos

aquella capacitación Divina, para que:

“ podáis bien comprender con todos los santos cuál sea la

anchura y la longitud y la profundidad y la altura, y conocer

la caridad del Cristo, que excede a todo conocimiento,

para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios

3:18-19).

 

Miel para Jonatán

 

 

Hubo un tiempo durante el reinado de Saúl, cuando

los filisteos se juntaron en gran fuerza contra Israel, por

lo que Jonatán, hijo de Saúl fue impulsado a hacer incursión

contra el enemigo. Así que él y su paje de armas

pasaron a la guarnición de los filisteos, subieron un peñasco

agudo entre los desfiladeros, y enfrentaron al enemigo.

Él no lo hizo saber a su padre, porque sabía lo que

sucedería. ¡Imagínate qué idea tan estúpida que tenía!

El, y su paje de armas, pasando a pelear contra toda la

guarnición de los filisteos, cuando todo el ejército de

Israel tenía gran miedo, no teniendo casi nada de armas

en toda la nación a causa de la terrible servidumbre a

que fueron sujetados. Pero Jonatán sabía lo que podría

hacer la fe.

“ ...por ventura obre el SEÑOR por nosotros; que no es difícil

para el SEÑOR salvar con multitud o con poco número”

(1 Samuel 14:6).

Así que Saúl se quedó debajo de un granado, y el

hermano de Icabod llevaba el efod. Era el sacerdote de

Saúl. Qué cuadro de una Iglesia impotente, derrotada,

reposando en su complacencia, con un sacerdocio desprovisto

de la gloria, y su gente en completo cautiverio y

servidumbre para el enemigo. Aún tenían que descender

a los filisteos para afilar su hacha o su hoz, porque

no hubo herrero en Israel. ¡Completa dependencia en el

mundo y sus sistemas!

Pero la fe de Jonatán le guió a un gran lugar de victoria

y fruición. Todo lo que hizo fue comenzar a perseguir

al enemigo, y su paje de armas le siguió. Uno por

uno el enemigo cayó delante de Jonatán, y el paje de

armas les mataba. Gracias a Dios por el Espíritu Santo

quien está a nuestro lado, confirmando cada Palabra de

Dios con la espada aguda de Su boca. Entonces, un miedo

grande se apoderó de los filisteos, y hubo temor en el

campamento y entre toda la gente, y la tierra tembló. Y

Saúl miró con asombro, porque los filisteos desaparecían.

Parecía que no hubiera motivo para eso; así que él

pasó revista para ver quién faltaba. De veras, Jonatán y

su paje de armas no estuvieron.

Primeramente, desde luego, Saúl tuvo que saber si

esta cosa era de Dios o no. Si no, entonces él no tendría

nada que ver con ella. Entonces pidió el arca de Dios y

al hermano de Icabod, para ver si ellos podrían ayudarle.

Mientras discutían, los filisteos continuaban huyendo

en completa confusión, aún peleando el uno contra

el otro. Al fin, Saúl no pudo aguantarlo más, y mandó al

sacerdote a detener su mano. Él vio que iba a llegar

tarde para la victoria si no entraba en la batalla inmediatamente.

Entonces, juntó a todo el pueblo y persiguieron

al enemigo.

Hubo el grito de victoria; los filisteos estuvieron en

completa confusión; y la espada de cada uno estaba vuelta

contra su compañero. Siempre, cuando hay un grito

de victoria hay mucha gente que se unirá a la batalla.

Tal vez no saben lo que está ocurriendo, y cómo empezó

el movimiento del Espíritu, y el propósito de todo ello,

pero hay un grito de victoria; y eso es todo lo que importa.

Y así Saúl quería todo lo que Dios tenía para él, y se

unió a la batalla. Era una victoria grande; y puesto que

Saúl era Rey, era su victoria. Él estuvo allí en lo más

reñido del combate.

145

La parte extraña de todo es ésta, que todo el propósito

y plan de Dios para este día y hora es completamente

perdido y oscurecido en medio del grito de victoria, y

la mayoría de los santos no saben de qué se trata. Pueden

ver sanidades, milagros, profecía, la imposición de

manos para suministrar los dones, el cantar en el Espíritu,

etc.; y no entienden que es Dios en misericordia preparando

a Su pueblo para entrar en la misma herencia

de Canaán. No se dan cuenta que éste es sólo el goce

anticipado y las arras de su herencia, y que Dios quiere

ahora guiarles adelante a poseer la tierra. De modo que

el Rey Saúl, porque era rey, y ésta era su batalla y su

victoria, juramentó al pueblo con un juramento extraño,

prohibiéndoles comer hasta que él hubiera tomado venganza

de sus enemigos. (La misma mañana él reposaba

debajo de un granado sin pensar nada de perseguir al enemigo.

Pero tenía que mantener su reino, mostrar su autoridad

y someter al pueblo bajo su gobierno e influencia).

La batalla siguió con más y más ímpetu, el pueblo

persiguiendo al enemigo, y los hebreos reincidentes saliendo

de sus escondites y entrando en la batalla juntamente

con sus compañeros. Pero era una lucha dura,

y el pueblo desfallecía en la batalla. ¡Cuánta hambre

tenía! Pero no pudieron comer nada, porque Saúl había

juramentado al pueblo con un juramento extraño.

No era tiempo de comer; era día de batalla. ¡No es

tiempo de hablar de vida Divina, liberación del pecado

y la naturaleza carnal y apropiación de las bendiciones

de la resurrección; aquellas cosas pertenecen al

arrebatamiento!

Y peleaban; y al perseguir al enemigo llegaron a un

bosque. Los árboles fluían miel, pero ellos no la podían

tocar. Fue pronunciada una maldición sobre cualquier

hombre que comiera antes de la victoria completa. ¿No

es extraño cómo hombres en posiciones altas están constantemente

juramentando al pueblo con juramentos ex-

traños en cuanto a lo que aceptarán y lo que no aceptarán?

Y el pueblo tiene hambre de la herencia de Canaán,

pero temen el juramento. Saúl ha hecho el decreto,

y eso basta. Maldito sea el hombre que tome hoy

alimento. Esta es la hora del conflicto de la Iglesia, se

nos dice, y no es tiempo de hablar de nuestra herencia

celestial y de procurar entrar en ella.

Pero, como Jonatán, hay algunos que no oyeron cuando

esta maldición fue puesta sobre el pueblo; pues, ellos

han descubierto como Jonatán que el fruto de Canaán

ha de ser su fuerza y sustento mientras pelean con el

diablo, y no después de ir al Cielo. En realidad, es parte

del botín de victoria; se halla en nuestro sendero mientras

persigamos al enemigo y arrojemos sus filas en completa

confusión. Así que Jonatán solamente alargó la

punta de su vara y tomó un poco de miel y llevó la miel

a su boca, y fueron aclarados sus ojos. El pueblo le advirtió

que estaba haciendo mal, porque así el rey lo había

declarado. Ellos mismos realmente anhelaban la misma

cosa, pero eso no importaba. Si el rey habló, basta.

Jonatán estuvo bajo maldición.

El pueblo de Dios en todas partes debe saber esto; y

todos nuestros líderes religiosos deben saberlo; que si a los

santos no les es permitido recibir su herencia en Cristo y

comer de las buenas cosas de la mesa del Padre, tarde o

temprano van a comer de las ollas de este mundo. El pueblo,

nos dice, tenía tanta hambre que se lanzó...sobre el

botín. Tomaron ovejas y vacas y becerros y los degollaron,

y comieron la carne con la sangre. Este fue un pecado

grande para Israel, porque era contrario a la ley de

Moisés. Pero la verdad del asunto es ésta: si no vamos

adelante a apropiarnos de, y disfrutar la miel de Canaán,

tarde o temprano volveremos a las costumbres de la carne.

Después de todo, ¿por qué no debía de participar

Jonatán de la miel de la tierra? ¿Estaba en Canaán, no

es cierto? ¿Y no le había dado Dios a Israel toda la tierra

147

de Canaán para su herencia, aun la tierra que fluye leche

y miel?

Hay un grupo de Jonatán en la Iglesia que ha creído

a su Dios, y está resuelto a perseguir a Satanás y sus

huestes hasta el fin. Tal vez no son competidores para el

poderoso diablo y sus huestes, pero no están confiando

en sus propias armas naturales. No confían en su sabiduría,

ni en su conocimiento, ni en su teología. Su confianza

está completamente en Dios. Para ellos Dios hará

estremecer la tierra, temblar las huestes malignas, y confundirá

sus filas. Realmente no importa lo que son nuestros

recursos en lo natural. En la sabiduría de Dios, Satanás

y sus huestes llegarán a ser tan necios que huirán

en completa confusión, y aun se destruirán los unos a

los otros. Si los hombres creen a su Dios, Dios enviará

un gran temblor a las filas del enemigo; y entonces la

victoria es nuestra. Además, estos hombres saben que

su victoria es mediante la fe, y no es por el brazo de la

carne. Y por lo tanto, no vacilan en detenerse y gustar

un panal de miel por el camino, mientras que otros trabajan

febrilmente en el poder de la carne para derrotar

al enemigo antes de la puesta del sol. Ciertamente

es grande la necesidad; Jonatán entiende bien eso.

Pero entiende también que Dios le dio la victoria mediante

quietud y confianza y el esperar mucho en Dios.

Y le conviene, pues, retirarse de la prisa y del bullicio del

combate de Saúl, y tomar tiempo para disfrutar del botín

de la victoria.

Por muchos años los santos han estado cantando

acerca de lo que van a hacer cuando termine la batalla.

Van a estar con Cristo, en el Cielo, disfrutando la paz y el

reposo de las tierras de su herencia. Van a beber de las

fuentes eternas y comer del árbol de la vida. Pero la

verdad es ésta: se deben apropiar de los frutos de victoria

aquí mismo, mientras ruge la batalla. Los bosques

fluyen miel; y no tiene que desviarse uno para

hallarla; se la halla en el mismo camino, por donde se

persigue al enemigo.

¿Pero qué de la maldición? No le hizo daño a Jonatán.

Pues, Dios habrá cambiado la maldición en bendición,

como Él lo hace a favor de aquellos que le aman.

Saúl aún quería matarle, porque según todas las indicaciones,

Jonatán fue culpable del desagrado del Señor

hacia Israel. Las oraciones ya no fueron contestadas.

Saúl consultó a Dios sobre un asunto, y Dios se negó a

oírle. Así que echó suertes para averiguar quién era el

culpable, y la suerte cayó sobre Jonatán. Podemos estar

seguros que cuando Saúl toma la senda de la desobediencia,

y anda en su propio camino, se deja abierto a

gran decepción.

Los que se han negado a ir adelante con Dios en la

senda que Él ha escogido, y optan por la vía de la carne

en vez de la herencia del Espíritu, recibirán muchas señales

e indicaciones seguras para probar que Jonatán

esté en error. Una vez que un hombre entra en la senda

de desobediencia y cierra la puerta a la revelación de

la verdad, se abre a sí mismo de par en par a una decepción

más grande; y las señales y evidencias más concluyentes

que él recibe serán completamente falsas e indignas de

confianza.

Aquí está la sencilla explicación de Jonatán acerca

de su “pecado”: Ciertamente gusté un poco de miel con

la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?

Y lo más que todos los santos han hecho en su esfuerzo

para apropiarse de la herencia de Canaán, es,

gustar un poco de miel. Pero toda la tierra está delante

de nosotros. Que Dios nos ayude a avanzar por el Espíritu

y poseer nuestras posesiones aun ahora en el día de

la batalla. Por Su gracia bien podemos vencer.

149

 

CAPÍTULO 11

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE GLORIA

Los eventos del séptimo mes se funden en

uno

ecordemos cómo los tres eventos comprendiendo

la Fiesta de la Pascua se fundieron armoniosamente

para formar aquella primera gran Fiesta de la

Iglesia. Hubo la Pascua, los Panes sin Levadura, y la

Gavilla por Primicias; distintos eventos, pero fundiéndose

para formar una Fiesta, hermoso tipo de la muerte

y resurrección de Cristo, y la nueva vida que Su muerte

hizo posible. Y ahora en la última Fiesta, los eventos son

de una naturaleza triple: el Son de Trompetas, el Día de

Expiación y la Fiesta de la Cosecha. Y nuevamente estos

tres eventos se funden para formar una gran Fiesta, el

último gran avivamiento de la edad de la Iglesia. No

pensemos que este gran avivamiento de dones y ministerios

del Espíritu es de alguna manera el cumplimiento

de la Fiesta de los Tabernáculos. Pero es la promesa y

las arras de este cumplimiento, el principio del fin. Porque

este movimiento del Espíritu tiene que ascender,

ascender y ascender (mediante mucho zarandeo, prueba

y aflicción) aun hasta la plenitud de la misma Fiesta

de los Tabernáculos. Y por eso, al comenzar a amanecer

el día de gloria y triunfo sobre el horizonte oriental, esperamos

un goce anticipado de esa gloria mientras que

los primeros rayos salen sobre la Iglesia. Pero, no debemos

estar contentos con lo que Dios ha dado en el tiempo

pasado a alguna gente en una edad o dispensación.

Tenemos que ir adelante para explorar los reinos infinitos

del Espíritu de Dios. Debemos pasar del reino natural,

al reino espiritual. Tenemos que progresar de la

anchura y la longitud, y comenzar a comprender algo de

la profundidad y la altura de las cosas espirituales.

La experiencia de acá para allá tiene que ceder a una

experiencia de ascender y descender sobre la escalera

de Jacob. Debemos pasar de un conocimiento de lo comprensible,

a un conocimiento de lo inconcebible. Tenemos

que subir de lo visible para contemplar lo invisible.

Debemos oír lo inaudible, asirnos de lo intangible, explorar

lo inescrutable, y declarar lo indecible. Porque

Dios ha puesto la eternidad en nuestros corazones, y no

podemos reposar ni darle tregua, hasta que restablezca

a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. La

Iglesia todavía tiene que dar a luz un hijo varón que

regirá con vara de hierro a todas las naciones (Apocalipsis

12:5). Porque al vencedor le es dado regirlas con vara de

hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero (Apocalipsis

2:27).

 

 

Icabod, La gloria es traspasada

 

 

Podemos esperar que con los dolores de parto de los

santos para dar a luz un Hijo, habrá también los dolores

de parto de un sacerdocio moribundo para dar a luz algo

a fin de perpetuar y sostener el viejo orden. Pero no

151

prosperará. El sacerdocio de Aarón, glorioso como era

en su día, tiene que ceder su puesto a un nuevo sacerdocio,

el sacerdocio según el orden de Melquisedec (Hebreos

6:20).

Y Así fue que Ana estuvo delante del templo en Silo

y en angustia de alma oró que Dios le diera un hijo varón,

porque ella era estéril, y prometió que si fuera concedida

su petición, el niño sería dedicado al servicio del

Señor todos los días. Dios oyó su oración y le dio un

hijo, y ella llamó su nombre Samuel, que significa: “Pedido

a Dios.” Este hijo varón fue destinado a ser el sacerdote

de Israel, para suceder el sacerdocio moribundo de

la casa de Elí. A causa de la mala vida de los hijos de Elí,

Dios había decretado que el sacerdocio fuera arrebatado

de la casa de Elí y dado a otro. Siendo un niño le fue

revelado a Samuel que Dios iba a traer juicio sobre la

casa de Elí, y tal como fue revelado, así se cumplió. Los

dos hijos de Elí, Ofni y Finees, quienes debían recibir el

sacerdocio por sucesión, fueron muertos en un día. Al

mismo tiempo el arca de Dios fue capturada por los filisteos;

y cuando Elí oyó la noticia triste, cayó hacia atrás,

se desnucó y murió. La gloria fue traspasada de Israel, y

el que sirvió en la casa de Dios fue muerto en batalla. La

esposa de Finees también oyó la noticia triste; y esa noticia

hizo que le sobrevinieran sus dolores, y ella estuvo

de parto y dio a luz un hijo varón. En sus últimos momentos

de vida ella le dio el nombre de Icabod, y le llamó

bien, porque el arca de Dios fue tomada. Icabod

significa: “No gloria,” o “¿Dónde está la gloria?”

Y aunque se esfuerce mucho, este sistema moderno

de la Iglesia, esta Babilonia de pompa y esplendor religioso,

solamente producirá los Icabod. ¿Dónde está la

Gloria? ¿Dónde está aquella presencia real, vital del Espíritu

Santo en la congregación de los santos para hacer

las mismas obras de Dios, y producir el fruto del Espíritu?

Sí, el sacerdocio moribundo dará a luz su hijo va-

rón, pero Icabod es su nombre. Dios ya ha preparado

otro hijo varón, y Samuel es su nombre. Él fue pedido.

Los clamores y oraciones del pueblo de Dios por años

han persuadido al Dios del Cielo, y en contestación a sus

oraciones y dolores de parto, un Hijo, un varón, aun el

Hijo varón nacerá (Apocalipsis 12:5). Icabod está en la sucesión

del sacerdocio, eso es cierto; pero Dios ha ordenado

otro sacerdocio, un sacerdocio de gloria.

 

 

El sacerdocio de Melquisedec

 

 

El sacerdocio de Melquisedec es un sacerdocio de

vida, y de gloria inmarcesible. Es un sacerdocio de eterna

comunión con Cristo, y no como el sacerdocio de

Aarón que experimentó la presencia de Dios solamente

una vez al año. Es un sacerdocio que es establecido por

la palabra y juramento de Dios Mismo. Es un sacerdocio

que no puede pasar, porque no hay muerte en la plenitud

de este nuevo orden. Es un sacerdocio de poder y

autoridad real. La servidumbre del mundo, la carne y el

Diablo desaparecerán. Porque este sacerdocio lleva al sacerdote

real detrás del velo, detrás de la carne. La carne

es rasgada, y la gloria de Dios es manifestada. La Cabeza

ya ha entrado en este sacerdocio, y si Él ha entrado,

significa que el camino está abierto para que otros sigan.

“ Donde entró por nosotros nuestro precursor Jesús, hecho

Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec

(Hebreos 6:20).

“Por el camino que él nos consagró nuevo, y vivo, por el

velo, es a saber, por su carne” (Hebreos 10:20).

¿Puede oír estas palabras, hijo de Dios? Nos abrió ...

No a la Iglesia de los siglos pasados, porque ellos no

oyeron estas hermosas palabras, y por consiguiente no

les son aplicables. Más bien a nosotros a quienes de

Dios ahora nos son dadas. No a hombres de alguna dispensación

futura o algún Reino futuro; más bien a noso153

tros que vivimos en este día de oportunidad, este hoy de

esperanza y promesa. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis

vuestros corazones...” En plenitud de este nuevo sacerdocio

seremos completamente glorificados, semejantes

a Cristo. Pero, aun como Cristo comenzó Su sacerdocio

en la tierra intercediendo por Sus hermanos, así empecemos

ahora mismo a poseer esta gloriosa herencia

en el Espíritu, el Reino de Dios adentro.

 

 

Un real sacerdocio

 

 

“ Más vosotros sois el linaje escogido, real sacerdocio, nación

santa, pueblo adquirido...” (1 Pedro 2:9).

¡Real sacerdocio! ¡Un sacerdocio de reyes, y un reino

de sacerdotes! ¡Una compañía de vencedores, que

tienen poder con Dios y con los hombres! Como sacerdotes,

tienen poder con Dios, y como reyes tienen poder

con los hombres. Como sacerdotes, tienen entrada por

la fe a esta gracia de nuestra posición santa; y como reyes

tienen el poder de Dios para gobernar y reinar en

todas las circunstancias y sobre todas las fuerzas opositoras.

Como sacerdotes pueden interceder con Dios a

favor de los hombres; y como reyes pueden impartir vida,

poder y liberación al cautivo, y liberar a los oprimidos.

Tal es el reino de Melquisedec. Reina, pero también intercede;

y en realidad reina por interceder. Su mismo

poder y autoridad real es para el beneficio de otros. Jesús

dijo,

“ ...Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por

tanto, id...” (Mateo 28:18-19).

Y otra vez,

“ ...recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre

vosotros ...” (Hechos 1:8).

¡Él es Rey y Sacerdote! Y Él ha designado Su autoridad

real y Su autoridad sacerdotal a aquellos que son

de Él y en Él. En este reino, la carne para nada aprovecha.

Ventajas naturales, logros carnales, distinciones raciales,

normas educacionales, éxitos eclesiásticos, para

nada aprovechan. Este sacerdocio nada sabe de padre,

madre, genealogía, principio de días ni fin de vida. Es la

esfera y el reino del Espíritu de Dios, un sacerdocio y un

Reino en el cual los hijos de Dios entrarán al crecer en

Cristo.

Melquisedec significa por su nombre, Rey de justicia.

También se llama Rey de Salem, y eso significa Rey

de paz (Hebreos 7:2). Su ministerio, entonces, es de establecer

justicia y paz en los que están bajo el dominio del

pecado. Y eso, desde luego, es la misma esencia del Reino

de Dios.

“ ...El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y

paz y gozo por el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).

Ahora podemos entender cómo el vencedor en el Día

del Señor, cuando la Gran Tribulación esté sobre la tierra,

podrá administrar ayuda, consuelo y sustento al

pueblo de Dios que está bajo presión y persecución. La

misma Gran Tribulación será acortada por causa de los

Hijos de Dios. Como Moisés intercedió por Israel y lo

salvó de la ira; y como Jesús intercede por su pueblo, y

lo salva de la ira; así los hijos de Dios, mediante el ejercicio

de su real sacerdocio, acortarán la Gran Tribulación.

Jesús lo declaró:

“ ...mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”

(Mateo 24:22).

Los escogidos habrán entrado en un nuevo sacerdocio,

un real sacerdocio. Como sacerdote podrán presentar

las necesidades del pueblo delante de Dios, e interceder

por ellos; y como reyes tendrán la autoridad de Dios

para administrar la vida y bendición a los que están en

tribulación y angustia. El mundo ha tenido su día de

155

reyes y dictadores, cuya pasión es ejercer señorío y dominio

sobre una humanidad sufriente. Este nuevo reino

será un sacerdocio que pueda mostrarse paciente con

los ignorantes y extraviados, porque se acordarán de sus

aflicciones pasadas. Se acordarán de su servidumbre

pasada bajo el reino cruel de Satanás y los días de antaño

cuando la carne les atormentaba, y clamaron en angustia

de alma: ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará...?

No habrá olvido que ellos también eran pecadores, manchados

delante de Él, y que derramaron su queja a Dios

en la amargura de sus pesares. Y por lo tanto, reinarán

como sacerdotes, coherederos con el Hijo en el Reino de

la Gracia.

“ El edificará el Templo del SEÑOR, y él llevará gloria, y se

sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su

trono; y consejo de paz será entre ambos a dos” (Zacarías

6:13).

¿Qué significa esto? Entre ambos... Ambos se refiere

a Josué el sumo sacerdote, y el varón cuyo nombre es

el Renuevo. Es el sacerdocio del Hijo y de los muchos

Hijos. Josué quiere decir: Jah salva, y es lo mismo que

Jesús en el Griego. El renuevo, en cambio, brotará de

sus raíces. Es Cristo; y sus raíces son la Iglesia. Pero se

llama el Renuevo, porque este Hombre es un cuerpo de

muchos miembros, que brota y crece a la madurez. Leemos,

entonces, que el cuerpo ha de crecer en todo en

aquel que es la cabeza, esto es, Cristo (Efesios 4:15). Por

esto, años atrás en los días de Zacarías, quien profetizó

palabras de aliento a los edificadores del segundo templo,

tenemos la verdad del nuevo sacerdocio, un sacerdocio

que reina en el trono, un sacerdocio comprendiendo

a Cristo y a Su pueblo, al Hijo, y a los muchos Hijos,

con el consejo de paz entre ambos.

¿No está escrito,

“Y si hijos, también herederos; ciertamente de Dios, y cohe-

Tabernáculos, la fiesta de gloria

156 La Fiesta de los Tabernáculos

rederos con Cristo; si empero padecemos juntamente con

él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos

8:17).

¿Y no declara el apóstol que Dios,

“ ...juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en

lugares celestiales en Cristo Jesús?” (Efesios 2:6).

¡Oh las profundidades y las alturas de este glorioso

sacerdocio! Sobrepasa mucho todo lo que podemos imaginar

en lo natural, porque es un sacerdocio infinito y

eterno, y nosotros somos aún carnales y andamos como

hombres. Solamente por el Espíritu podemos comprender

algo de nuestra herencia en Cristo.

 

 

El reino de Israel, un modelo de la Iglesia

 

 

En la historia del Reino de Israel, tenemos un cuadro

de la Iglesia de Cristo a través de su larga historia.

Como un joven en las laderas de Belén, David recibió su

Pentecostés. Allí fue que el profeta Samuel derramó el

aceite de la unción sobre su cabeza, y él fue ungido como

rey sobre Israel. Así fue que la Iglesia de los días apostólicos

recibió una poderosa unción de Dios, una unción

que la constituyó un real sacerdocio. Como David, la

Iglesia fue ungida para gobernar y reinar, pero su reino

estuvo en destierro mucho tiempo; reinó entre mucho

conflicto y tribulación. Amenazada por todos lados, ella

habitó en cuevas y cavernas de la tierra, perseguida,

martirizada, atormentada, arrojada a los leones, quemada

en la estaca. Todo invento concebible fue usado contra

ella; pero cuanto más fue perseguida, más fuerte llegó

a ser. El reino de Saúl se debilitó más y más, y el reino

de David se hizo más y más fuerte. Al fin del tercer siglo

de nuestra era, se dice que más o menos la mitad del

Imperio Romano se había convertido a Cristo. Luego,

por un breve período, parece que la Iglesia entró en su

etapa Salomónica. Salomón quiere decir: Paz. Las per157

secuciones cesaron, y por un tiempo la Iglesia tuvo reposo

de tribulación, y llegó a ser un reino fuerte, poderoso

y próspero. Sin embargo, no fue por mucho tiempo. La

Iglesia pronto perdió su poder y su gloria; porque Satanás

logró engañarla, y la prosperidad que se gozó sirvió

para hacerla dormir, y probarle su vida espiritual. Dios

advirtió a Israel que cuando tomara posesión de su herencia,

“ ...casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas

cavadas, que tú no cavaste; viñas y olivares que tú no

plantaste; luego que comas y te sacies, guárdate que no te

olvides del SEÑOR, que te sacó de tierra de Egipto, de casa

de siervos” (Deuteronomio 6:11-12).

Israel se olvidó, y también la Iglesia. La gloria de

Salomón fue traspasada, y su templo fue destruido; y de

la misma manera la gloria fue traspasada de la Iglesia, y

su hermoso templo fue destruido.

Luego principió la cautividad. Israel entró en cautividad

babilónica; y la Iglesia entró en su Babilonia espiritual

de la Edad de obscurantismo. Salomón se apartó

del Señor en su vejez y construyó imágenes idólatras; y

el rey que había recibido la sabiduría más grande jamás

otorgada a un rey en Israel, perdió su gloria y volvió a la

insensatez. Así también la Iglesia se casó con muchas

mujeres extrañas de Roma idólatra y pagana, y la sabiduría

de Dios que había sido exhibida en poderosas señales,

prodigios y demostraciones del Espíritu Santo, degeneró

en la más grande insensatez.

Después hubo la restauración de la cautividad. Después

de la cautividad un remanente creyente volvió de

Babilonia para reedificar el templo y restaurar a Israel el

orden del culto. Y después de la Edad del obscurantismo

un remanente espiritual regresó de Babilonia espiritual

para restaurar el modelo de Dios para la Iglesia.

Hubo La Restauración para Israel; y hubo Reforma para

158 La Fiesta de los Tabernáculos

la Iglesia. Hubo gran persecución para los edificadores

del segundo templo en Jerusalén; y hubo gran persecución

para Lutero y sus aliados mientras que ellos empezaron

a restaurar los fundamentos de Verdad que se habían

perdido durante la Edad Media.

Nuevamente hubo desobediencia en Israel, hasta llegar

al tiempo de Cristo, cuando el culto de Israel había

degenerado en un sistema insensato de forma y rito,

desprovisto de la gloria de Dios. Hubo Escribas, Fariseos,

Saduceos y gran actividad en el templo; pero no

hubo verdadera adoración del Dios verdadero de Israel.

Y así tenemos la misma cosa en la Iglesia. El protestantismo

mismo ha degenerado en un sistema vacío de religión,

teniendo apariencia de piedad pero negando la eficacia

de ella. Es cierto, hay mucha religión, grandes templos,

buenas orquestas, coros y predicadores ilustres; pero

muy poca verdadera adoración espiritual de Dios y Su

Cristo.

Y todo esto nos trae hasta la Venida de Cristo en

Israel, y a la segunda Venida de Cristo ahora en los fines

de los siglos. Así como fue abandonado el templo de

Israel, y les fue dejado completamente desierto por causa

de su desobediencia, y un nuevo templo fue traído a

la existencia por la encarnación; así ahora el protestantismo

ha sido dejado desierto por causa de su desobediencia,

y se nace un Nuevo Templo por el Espíritu de

Dios, esto es, el Templo del Dios viviente, el Cuerpo de

Cristo. Al acercarse los días cuando Cristo había de ir a

Getsemaní y a la Cruz, Él profetizó al pueblo,

“ ...Desatad este templo, y en tres días yo lo levantaré” (Juan

2:19).

Ellos pensaron que Él hablaba del templo de Herodes

que fue edificado en 46 años; pero no, se refería al

Templo que Él era, el Templo de Su cuerpo. Y nuevamente,

en esta hora de Su Segunda Venida, sale la profe159

cía que Él levantará Su Templo, que el Cuerpo de Cristo

será reunido para formar un Templo santo en el Señor.

Muchos han pensado que Él se refirió a la resurrección

de un sistema religioso moribundo; pero no, Él se refiere

a la resurrección espiritual de un Cuerpo espiritual,

unido por el poder del Espíritu Santo, motivando y vigorizando

por la presencia y poder de Cristo mismo en

medio de Su pueblo.

Lo que debemos notar especialmente, sin embargo,

a través de todo este modelo, es que la culminación del

viejo orden es el principio del nuevo. Cuando se rasgó

en dos el velo del viejo orden religioso, fue abierto un

nuevo camino de entrada al Lugar Santísimo por la sangre

de Jesús; y en tres días un Nuevo Hombre, un Nuevo

Templo, vino a la existencia en la resurrección de Jesucristo

de la muerte. Así ahora nuevamente, con el velo

del viejo orden religioso rasgándose, se está abriendo

un nuevo camino al Lugar Santísimo, esto es, el camino

del sacerdocio de Melquisedec; ya no pasará mucho tiempo

hasta que aparezca un Nuevo Templo por la resurrección

del Cuerpo de Jesucristo, esta vez una resurrección

espiritual. Porque éste es el día y la hora de Su venida,

la hora de Su visitación espiritual dentro de Sus santos.

Es el día y la hora cuando Cristo será formado en Su

pueblo. Es la resurrección de entre los muertos. Es Cristo

la resurrección y la vida, estando en medio de nosotros.

Es la semilla brotando en hierba, la hierba en espiga,

la espiga en grano lleno. Es la oruga transformándose

en mariposa, y brotando del capullo de muerte en la

libertad gloriosa de la atmósfera de arriba. Es el día y la

hora de la manifestación de los Hijos de Dios, cuando el

Hijo mismo será manifestado en el corazón y vida de Sus

muchos hermanos.

 

 

La hora focal de los propósitos de Dios

 

 

Podemos esperar, entonces, que en estos últimos

tiempos, cuando los eventos de las edades se enfocan en

uno, que descubramos el modelo de esta gran hora prefigurada

y tipificada en todas partes de las Sagradas Escrituras.

Este es el día de la plenitud de los tiempos. Nos

han venido los fines de los siglos; no el fin del siglo; no

el fin de los siglos; no los fines del siglo; sino aun los

fines de los siglos (1 Corintios 10:11). Y por eso, así como el

río que comienza con una pequeña corriente en la cumbre

de los montes, fluye por los despeñaderos y las pampas;

recoge en su flujo las aguas de todas las fuentes,

riachuelos y arroyos por todo su recorrido, y finalmente

vacía todas sus aguas acumuladas en el océano; así sucede

con el arroyo de los propósitos de Dios. Hubo juicio

y hubo gloria con cada edad y cada dispensación que

Dios jamás diera pero ahora hemos venido a los fines de

los siglos (edades) cuando todos los juicios como también

la gloria de los siglos pasados han de hallar su foco

en esta gran hora. ¿Por qué dijo Jesús de los judíos de

Su día:

“Para que de esta generación sea demandada la sangre de

todos los profetas, que ha sido derramada desde la fundación

del mundo?” (Lucas 11:50).

Sencillamente porque la suma y sustancia de todas

las promesas de las Escrituras fueron acumuladas y ofrecidas

a aquella generación en la Persona del Mesías; y

por eso en el rechazo del Mesías, todos los juicios de

todas las generaciones anteriores fueron acumulados y

puestos sobre aquella generación. De modo que efectivamente

sucedió y fue cumplido en la desolación de Jerusalén

a manos de los Romanos en el año 70 D.C.

Ahora hemos llegado a los fines de los siglos. Nuevamente

hay un sistema religioso apóstata, sobre el cual

la ira de Dios descenderá con gran furia; y entonces se

cumplirá la Gran Tribulación, de la cual la desolación de

Jerusalén en los días del Emperador Tito era solamente

161

tipo o sombra. Aquel fue un evento local, concerniendo

sólo la Jerusalén natural; éste será un evento mundial, y

toda la tierra especialmente la Cristiandad Apóstata sentirá

el fuerte impacto del Día del Señor. Pero como ya

hemos descubierto, el Día del Señor es el manifiesto poder

y fuerza del Dios del Cielo, descendiendo en ira sobre

los impíos, pero en gran poder y bendición sobre el

vencedor.

La dispensación de la Ley sólo pudo terminar en tribulación

y maldición, porque es una ministración de

muerte; pero la dispensación de Gracia tiene que terminar

en gloria y victoria, porque es una ministración de

vida. La Iglesia universal, sin embargo, se ha negado a

aceptar la dispensación de la Gracia, y ha continuado

desde los tiempos más antiguos a vivir bajo la dispensación

de la Ley. La religión sigue remendando lo que Cristo

ha declarado inservible. El velo que Él rasgó en dos ha

sido cosido, y la carne sigue gobernando en lugar del

Espíritu. En vez de la sangre de Cristo, hay la obra del

hombre. En vez del nuevo nacimiento, hay rearme moral.

En vez del Espíritu Santo, hay diversiones carnales.

El Día del Señor está cerca, esto es, los fines de los

siglos, y grande será el despliegue de la gloria de Dios. Será

luz, gloriosa luz, o será oscuridad, densa oscuridad; y eso

dependerá de nuestra posición ante Dios. Así como toda la

ira y juicios que por todas las generaciones anteriores fueron

acumulados y puestos sobre la generación del día de

Cristo; así ahora, no sólo toda la ira sino toda la gloria

alguna vez administrada u ofrecida a todas las generaciones

anteriores, será acumulada y puesta sobre nuestra generación,

cuando se revele el Día del Señor. Será, pues,

Gran Tribulación, tal como nunca fue conocida desde la

fundación del mundo; pero también será gran Gloria,

tal como nunca fue conocida desde la fundación del mundo.

Para una clase de gente será un día de tinieblas y de

oscuridad; pero para la otra, día que sobre los montes se

derrama como el alba (Joel 2:2). Para la una, la Gran

Tribulación; pero, para la otra, La Manifestación de los

Hijos de Dios.

Esta es la hora focal de la historia. La gloria del día

de Moisés es para nosotros; así mismo la gloria del reino

de David, del reino de Salomón, la del templo restaurado

del día de Esdras, la del día de Enoc, del día de Elías

y la gloria del día de Pablo; toda esta gloria y mucho más

nos es disponible, si podemos oír Su voz.

 

 

El arca traída al templo de Salomón

 

 

“Y se juntaron al rey Salomón todos los varones de Israel en

el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día solemne.

Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes

tomaron el arca. Y llevaron el arca del SEÑOR... en el

oráculo de la Casa, en el lugar santísimo...” (1 Reyes 8:2-6).

David previamente había preparado una tienda para

el arca del Señor en el monte Sion. Pero no le fue permitido

edificar una casa permanente para el arca, porque

él había sido un hombre de guerra. Su reino tiene que

ceder su puesto al de Salomón, y su tienda al templo

permanente, glorioso, que sería construido por su hijo.

Y así por fin, el templo fue terminado, y el arca del Señor

fue llevada al santuario de la casa, esto es, al lugar

santísimo. Cuando aconteció esto y

“ ...los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la

Casa del SEÑOR. Y los sacerdotes no pudieron estar para

ministrar por causa de la nube; porque la gloria del SEÑOR

había llenado la Casa del SEÑOR(verso 10-11).

Todo esto sucedió en la ocasión de la Fiesta de los

Tabernáculos; hermoso cuadro, entonces, de la gloria que

Dios ha preparado para el Templo no hecho de manos,

un Templo de piedras vivas. Salomón en su gran oración

dedicatoria profetizó de la futura desobediencia de

163

Israel y de su dispersión entre las naciones; pero con

aquella advertencia profética hubo también una promesa

que si ellos volvieran a Dios de todo su corazón en la

tierra de su cautividad, entonces Dios oiría desde el Cielo,

y mantendría su causa (Véase 1 Reyes 8:15-61). Así aconteció

a Israel, y así aconteció a la Iglesia. El hermoso

templo de Salomón fue destruido; y la Iglesia entró en el

milenio de la Edad Media.

Pronto, sin embargo, la Iglesia habrá recibido doble...

por todos sus pecados, y en la hora de la restauración

recibirá el doble de la gloria que tuvo antes. Una

doble porción del Espíritu de Elías fue prometida a su

sucesor Eliseo, si solamente siguiera a su maestro paso a

paso y fijara sus ojos firmemente en Él. Y a Eliseo le fue

concedida su petición. Jesús ha prometido,

“ ...y mayores (obras) que éstas hará; porque yo voy al Padre”

(Juan 14:12).

“ Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. Hablad

según el corazón de Jerusalén; decidle a voces que su

tiempo es ya cumplido; que su iniquidad es perdonada;

que doble ha recibido de la mano del SEÑOR por todos sus

pecados... Y la gloria del SEÑOR se manifestará; y toda

carne juntamente la verá...” (Isaías 40:1-2,5).

“ ...¡Más que Salomón en este lugar!” (Mateo 12:42).

Una gloria más grande que la del Templo de Salomón

será revelada en esta hora de la venida del Señor

en medio de Sus santos.

 

 

Las barras sacadas del Arca

 

 

 hicieron salir las barras del arca... (2 Crónicas 5:9).

¿Por qué? Porque se terminará el largo viaje de la Iglesia

en el desierto, y ahora entrará en su reposo que esperaba

por tanto tiempo.

Tabernáculos, la fiesta de gloria

164 La Fiesta de los Tabernáculos

“Oh SEÑOR Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo,

tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh SEÑOR Dios,

vestidos de salvación tus sacerdotes, y gocen de bien tus

misericordiosos” (2 Crónicas 6:41).

La Gran Iglesia victoriosa es destinada a ser la Iglesia

en reposo. No, sin embargo, por vía del ataúd. No

por vivir una vida de derrota, y luego ir más allá para

estar con los santos que han muerto. Sino por ir adelante

a su herencia por el Espíritu, y apropiarse de la bendición

que le pertenece en los lugares celestiales en Cristo

Jesús.

Así que esta Fiesta de los Tabernáculos probablemente

fue la más grande de la historia de Israel. Hubo,

“ ...una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta

el arroyo de Egipto” (2 Crónicas 7:8).

Cuán poco se dieron cuenta que ellos, en su gozo y

alegría de corazón, meramente cumplían los ritos y ceremonias

de un tipo o sombra marcesibles que un día

cedería su puesto a la manifiesta gloria de Dios en la

Iglesia de Jesucristo, y especialmente en la Iglesia de

esta gran hora en que vivimos.

 

 

La fiesta substitutiva de Jeroboam

 

 

 

Siempre tengamos cuidado con la contrahechura. La

gloria de Dios no va a ser revelada sin que el mundo

religioso apóstata trate de reproducir la misma cosa en

el poder de la carne. Especialmente ahora en este día,

con los poderes de las tinieblas reuniendo sus fuerzas y

sacando sus armas secretas, los santos van a hallarlo más

y más difícil discernir lo verdadero de lo espurio. No

bastará que veamos señales y prodigios y milagros hechos

en el nombre de Cristo; porque Satanás va a dar

poder a sus emisarios de luz para hacer todos los milagros

que la Iglesia haga. Janes y Jambres obraron jun165

tos con Aarón, haciendo señal por señal, y milagro por

milagro. Pero no seguirá así. En su debido tiempo su

insensatez será manifiesta, así como la sabiduría de la

Iglesia será manifiesta. Llegará el tiempo cuando la vara

de Aarón devorará las varas de los magos, y su poder

será quebrado. Por eso, en esta hora de prueba y zarandeo

para la Iglesia, cuando lo verdadero y lo espurio van a

obrar lado a lado, estemos alertas para descubrir lo falso y

discernir lo verdadero. Sólo el andar en obediencia, fe y

consagración, libertará al hijo de Dios de la obra engañadora

de Satanás. Discierne el Cuerpo del Señor. Reconoce

los ministerios que Él establece en el Cuerpo. Por

sus frutos les conoceréis. No por sus milagros, o por sus

señales, o por sus prodigios; sino por sus frutos.

Y así es muy evidente, aun en esta hora del Cuerpo

de Cristo, que Jeroboam va a tratar de producir una contrahechura

de lo verdadero. Cuando la gente tiene hambre

de Dios y puede ver el movimiento del Espíritu de

Dios, el adversario siempre trata de reproducir lo que la

gente está buscando para poder aislarles de la Verdad.

Si hay sanidades, Jeroboam sana. Si hay una manifestación

del Espíritu, Jeroboam tendrá algo semejante. Si

hay lenguas en el Espíritu, Jeroboam hablará en lenguas.

Si hay profecía, el cantar en el Espíritu, imposición de

manos para los dones, milagros, palabras de ciencia,

de sabiduría o cualquier otra manifestación de lo sobrenatural

que Dios tiene preparado para los santos, entonces,

Jeroboam hará todo en su poder para reproducir

estas mismas manifestaciones en su reino. Y a

menos que la gente tenga discernimiento espiritual, serán

engañados.

Esto es lo que sucedió. Por causa de la desobediencia

de Salomón, Dios decretó que su reino fuera dispersado.

De manera que a Jeroboam le fueron dadas diez

tribus de Israel para su reino, y a Roboam le fueron dadas

las otras dos tribus. Jeroboam, pues, iba a ser rey de

Tabernáculos, la fiesta de gloria

166 La Fiesta de los Tabernáculos

Israel; y Roboam rey de Judá. Pero Jeroboam tuvo una

gran desventaja, porque Jerusalén estuvo en el reino de

Roboam. ¿Y qué pasaría si Israel subiera a la ciudad

santa a adorar a Dios? Así razonó Jeroboam. Estaba en

peligro de perder su reino si el pueblo continuara subiendo

a Jerusalén para sacrificar al Señor y celebrar las

Fiestas. Y se nos dice que él tuvo consejo, e

“ ...hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Harto

habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que

te hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 Reyes 12:28).

¡Y el pueblo lo creyó! De manera que se fueron a

Bet-el y Dan a adorar donde estaban los dos becerros.

Pues, Bet-el quiere decir: Casa de Dios, y Dan significa:

Juez.

Hemos mostrado cómo el número dos significa el

Cuerpo de Cristo, la plenitud de Cristo en Su pueblo. Y

así Jeroboam hizo dos becerros. ¡Bet-el la Casa de Dios,

y Dan el Juez! ¡Una verdadera contrahechura del Cuerpo

de Cristo, y los ministerios en ese Cuerpo! Dan estará

allí para juzgar; habrá apóstoles, profetas, pastores y

maestros. Y al parecer será el Cuerpo de Cristo. Fue en

Bet-el, te acordarás, que Dios apareció a Jacob cuando

él huyó de la presencia de su hermano Esaú, y mientras

que dormía vio las huestes angélicas ascendiendo y descendiendo

por la escalera. Ya hemos mostrado cómo tipifica

la plenitud del Hijo del Hombre en Su Cuerpo. Y

Jacob se despertó en temor y clamó:

“ ...¡Cuán espantoso es este lugar! No es otra cosa que casa

de Dios, y puerta del cielo” (Génesis 28:17).

¡Pero ahora en la misma casa de Dios un becerro de

oro es adorado como el Dios de Israel!

Ni se detendrá allí Jeroboam. Los santos de Dios en

esta hora presente tienen hambre, muchísima hambre

167

de las cosas de Dios y de la restauración de las Fiestas

del Señor. Y así Jeroboam proveerá una Fiesta de los

Tabernáculos para ellos también.

“ Entonces instituyó Jeroboam solemnidad en el mes octavo,

a los quince del mes, conforme a la solemnidad que se celebraba

en Judá... Sacrificó pues sobre el altar que él había

hecho en Bet-el, a los quince del mes octavo, el mes que él

había inventado de su corazón...” (1 Reyes 12:32-33).

Estas son verdades tristes, y sin embargo, tan genuinamente

aplicables en nuestros días. Y la razón por todo

el sistema idólatra fue sencillamente ésta: Jeroboam no

tuvo lo verdadero, y él quiso mantener su reino, de modo

que tuvo que proveer un sustituto. Los becerros de oro

que él hizo, tenían el propósito de mantener la unidad

de su reino, y de impedir que su gente subiera a Jerusalén

para celebrar las verdaderas Fiestas del Señor. Y esto

fue causa de pecado... a los hijos de Israel. Pero el juicio

de Dios estuvo sobre eso. Dijo el Señor,

“ Ellos reinaron, mas no por mí; hicieron señorío, mas yo no

lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para

ser talados. Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; se encendió

mi enojo contra ellos...” (Oseas 8:4-5).

¿Puedes ver, pues, cuán sutilmente el enemigo obrará

y cuán fácil va a ser para los creyentes enredarse en

un sistema idólatra y no darse cuenta? Nota esto: que el

esfuerzo de Jeroboam de reproducir lo verdadero según

los deseos de su propio corazón, produjo nada más que

un sistema de culto idólatra. Él siguió el modelo estrechamente,

pero perdió la verdadera Fiesta. La suya era

en el octavo mes; la verdadera Fiesta de los Tabernáculos

era en el séptimo. Así será en nuestro día. Cualquier

esfuerzo para reproducir el verdadero movimiento del

Espíritu de Dios para mantener y sostener un sistema

institucional o denominacional moribundo, eventualmente

conducirá a la idolatría.

Está cerca el día de juicio, y el juicio debe comenzar

por la Casa de Dios. Este sistema eclesiástico idólatra es

sentenciado a muerte. La palabra de profecía ha salido

contra el altar de Jeroboam:

“ ...Altar, altar, así dijo el SEÑOR: He aquí que a la casa de

David nacerá un hijo, llamado Josías, el cual sacrificará

sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman

sobre ti incienso; y sobre ti quemarán huesos de hombres”

(1 Reyes 13:2).

La vara de Aarón todavía devorará las varas de los

magos en el Día de la Manifestación de Cristo; y la escoria

será consumida del oro y de la plata en la casa de

Leví.

“ ...Y luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros

buscáis... Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque

limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y

como a plata; y ofrecerán al SEÑOR Presente con justicia”

(Malaquías 3:1, 3).

¡Él viene a Su templo! Esto es, a la Iglesia del Dios

viviente.

“ ...Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente, como

Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos...” (2 Corintios 6:16).

 

 

Con sabiduría será edificada la Iglesia

 

 

Cuando el pueblo de Dios ridiculiza estas grandes

verdades acerca de reedificar el santo Templo de Dios, y

la perfección de los santos en un cuerpo vital y unido, tal

ridiculez no es contra los santos, sino contra Dios mismo.

Sabemos que el pueblo de Dios no se da cuenta de

esto, pero esto es precisamente lo que están haciendo.

No están ridiculizando a los hombres, sino a Dios, quien

ha hablado y declarado Su propósito. Y no están mofándose

de necios, mas se mofan de la sabiduría de Dios.

¿Por qué se juzga cosa increíble que un Dios de Sabidu169

ría haga todas estas cosas y más? ¿No fue con Sabiduría

que Dios afirmó los cielos y fundó la tierra? (Proverbios

3:19). ¿Y no es Sabiduría el don de Dios, que los necios

pueden recibir sólo al pedírsela a Dios con fe? (Santiago

1:5). Y además, ¿no es siempre locura para el hombre la

Sabiduría de Dios? (1 Corintios 1:20-25). No seamos, pues,

culpables de acusar a Dios de locura. ¿Qué invento del

hombre o del diablo podrá resistir la Sabiduría de Dios y

prevalecer?

Tanto la Iglesia como el mundo van a confundirse y

asombrarse cuando se restaure la Sabiduría de Dios a la

Iglesia en gran poder. Nada podrá resistir la sabiduría

del Todopoderoso. Y eso es exactamente como el Reino

de Salomón llegó a ser tan próspero y poderoso, por causa

de la sabiduría que él recibió de Dios. Ahora, si esto es

cierto respecto al reino natural de Salomón, ¿cuánto más

será cierto respecto al Reino espiritual de Cristo? Porque

la sabiduría que Dios tiene preparada para sus hijos

excederá en brillantez y sobrepasará mucho la sabiduría

de Salomón. No tropecemos en la interpretación comúnmente

aceptada, pero falsa, de 1 Reyes 3:12:

“ He aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que

te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha

habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará

otro como tú.”

De 2 Crónicas 1:12 es evidente que Dios se refería a los

reyes de Israel, sus predecesores y sus sucesores, y es

cierto que la sabiduría de Salomón sobrepasó mucho la

de cualquier rey que reinó en Israel antes o después:

“ Sabiduría y ciencia te es dada; y también te daré riquezas,

hacienda y gloria, cual nunca hubo en los reyes que han

sido antes de ti, ni después de ti habrá tal.”

Pero Jesús dijo,

 “ Más que Salomón en este lugar.”

Y este más que Salomón va a revelarse a Su pueblo,

a fin que el despliegue de sabiduría en el pueblo de Dios

exceda mucho todo lo que hayamos pensado ser posible.

Dice Pablo:

“Para que la multiforme sabiduría de Dios, sea ahora notificada

por la Iglesia a los principados y potestades en los

cielos” (Efesios 3:10).

La multiforme, o literalmente La Sabiduría de Dios

de muchas facetas. La sabiduría de Salomón fue exhibida

delante de todos los grandes reyes de la tierra; de

modo que vinieron de todas partes para oír y ver la sabiduría

que él tuvo. Pero esta Sabiduría, esta multiforme

sabiduría de Dios, de muchas facetas, va a ser exhibida

no solamente delante de gobernadores terrenales, sino

delante de los principados y las potestades de los Lugares

Celestiales.

Con razón Salomón nos dice:

“ Con sabiduría se edificará la casa, y con inteligencia (prudencia)

se afirmará” (Proverbios 24:3).

Así será con la Casa de Dios. Se edificará, se afirmará,

con sabiduría, esto es, la multiforme Sabiduría de

Dios. No hubo más espíritu en la Reina de Sabá al ver la

gloria del reino de Salomón, y aunque ella había oído de

su fama, confesó,

“ ...He aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría

me había sido dicha...” (2 Crónicas 9:6).

Pero he aquí, más que Salomón habita en medio del

pueblo de Dios. ¿Y no excederá Su Gloria la fama de

todo lo que hemos oído o leído, aun de las Escrituras?

¿Y no se afirmará Su Reino, aun hasta lo último de la

tierra?

171

 

 

¿Está engañando Dios a los santos?

 

 

¡De ninguna manera! ¿Ha hablado, y no lo hará?

¿Ha prometido y no lo llevará a cabo? ¿No dijo de veras

acerca del Espíritu Santo, que fue dado para escudriñar

lo profundo de Dios, aun las cosas que no han subido en

el corazón del hombre? ¿No será contestada la oración

del Hijo de Dios? ¿Y fueron habladas falsamente Sus

palabras cuando declaró: la gloria que me diste, yo les he

dado? ¿Se permitirá que el primer Adán, quien trajo

desolación y caos al mundo, viva casi mil años, y se tendría

por blasfemos y fanáticos a los hijos del Postrer Adán,

al predicar Salud Divina y Vida Divina? ¿Procurarán

hombres como Enoc y Elías apropiarse de la traslación

por fe, y serán malditos los hermanos de Cristo por disfrutar

una esperanza igual? ¿Se tendrá Dios Omnisciente

a sí mismo por necio según Su Hijo amado, por no

sentarse primero y calcular los gastos, a ver si puede

poner un fundamento para un Templo glorioso, sin poder

acabarlo, mientras que burladores y transeúntes ridiculizan

Sus endebles planos arquitectónicos?

¿Continuarán prevaleciendo las puertas del Hades

contra la Iglesia de Jesucristo? ¿Se dará por vencido el

gran Labrador y meterá su Hoz antes que esté maduro el

grano y completamente formado en la espiga? ¿Mostrará

Él la impaciencia de Su Espíritu por cortar el grano

antes que reciba la lluvia temprana y tardía? ¿Impartirá

dones del Espíritu a Su pueblo y constituirá los ministros

de Cristo en la Iglesia para la perfección de los santos,

y después los arrebatará antes que lleguen a la medida

de la estatura de la plenitud de Cristo? ¿Servirá

buen vino en el principio de la fiesta, y reservará la mezcla

diluida para el fin? ¿Hará, un Dios de sabiduría, en

el desarrollo del drama más grande de las edades, un

espectáculo de los santos delante de ángeles y hombres,

y culminarán los Apóstoles con el error trágico del Mo-

dernismo y apostasía actual? ¿Degenerará en la sabiduría

que es terrenal, sensual, y diabólica, la Sabiduría, la

multiforme Sabiduría de Dios en la Iglesia, la que Dios

destinó para que fuera desplegada ahora mismo a los

principados y potestades? ¿Continuarán los demonios y

huestes de maldad teniendo mano libre mientras que

trafiquen con los cuerpos y mentes del pueblo de Dios?

¿No se levantará Dios en venganza a favor de Sus escogidos?

¿No tiene interés Dios en vindicar Su Gran Nombre

mientras que las naciones se amotinan contra la autoridad

del Rey de Sion, y hacen desolación de Su herencia?

¿Cederá su puesto la creciente gloria del Nuevo

Pacto, a la gloria pasajera y marcesible de la ley? ¿O

excederá la ministración del poder de Dios en la gloria

pasajera del día de Moisés a la ministración del poder de

Dios en este día? ¿No restaurará Dios los años que comió

la oruga, el saltón y la langosta?

¿Y no será mayor que la primera, la gloria postrera

de esta casa, dice El Señor de los ejércitos? ¿Gemirá a

una, estará con dolores de parto toda la creación, aun

los mismos hijos de Dios, por la manifestación de los

hijos de Dios, y todo sin efecto, ni propósito? ¿Y si Sion

está de parto, no dará a luz? ¿O estarán a punto de

nacer los hijos, y Dios impedirá el nacimiento? ¡No! ¡Mil

veces no! Los Hijos de Dios todavía serán manifestados

en esta gran hora de pesar y dolor de la Iglesia; y exhibirá

delante de esta generación mala y perversa la manifiesta

gloria de Dios en una manera hasta aquí no revelada

ni aun pensada. Las oraciones de pesar y amargura

y dolor a través de este largo viaje en el desierto por

parte de la Iglesia desde Pentecostés hasta ahora, han

sido envasadas en las copas celestiales, y pronto serán

derramadas sobre la tierra en grandes eventos que conmoverán

el Cielo, destronando los poderes de las tinieblas

y de Satanás, y estableciendo al vencedor en autoridad

en el monte de Sion.

173

 

 

CAPÍTULO 12

TABERNÁCULOS, LA FIESTA

DE LA RESTAURACIÓN

omo hemos considerado el significado espiritual

de la gloria, el poder, y la sabiduría del reino de

Salomón, así ahora consideremos el significado espiritual

de los días de la restauración, después de la cautividad.

Ambos templos y ambos períodos de la historia son

aplicables a nuestro día, el día de Salomón hablando de

la gloria, el poder, y la sabiduría de la Iglesia; y los días

de la Restauración mostrando de qué manera la gloria

perdida ha de ser restaurada.

En cuanto a los días de la Restauración, nos será de

interés y provecho especial considerar cuidadosamente

los libros de Esdras, Nehemías, Hageo y Zacarías, porque

estos cuatro libros tratan especialmente del regreso

del remanente a Jerusalén, después de la cautividad, y

sus esfuerzos para restaurar los muros, el templo y orden

del culto religioso. Esdras era sacerdote; Nehemías

era gobernador de Jerusalén; y Hageo y Zacarías eran

174 La Fiesta de los Tabernáculos

profetas del Señor quienes alentaron a los edificadores

en las grandes tareas que tuvieron por delante.

 

 

La primera fiesta de los tabernáculos

después de la cautividad

 

 

El remanente que había regresado de Babilonia a

Jerusalén estuvo resuelto a restaurar todas las cosas conforme

al modelo original. Así que, celebraba las Fiestas

del Señor en su debido tiempo. Celebraron asimismo la

fiesta solemne de los Tabernáculos, como está escrito, y

ofrecieron los holocaustos según la ordenanza de cada

día (Esdras 3:4). No se pudo celebrar la Fiesta en plenitud,

porque aún no habían colocado los cimientos de la

casa del Señor, pero celebraron el modelo lo mejor posible,

y Dios honró su fe. Y ahora cuando los primeros

rayos de esta gloriosa Fiesta empiezan a aparecer en el

horizonte oriental, tenemos toda razón de regocijarnos,

sabiendo que han llegado los días de la restauración, y

poco a poco podemos ver cómo se desarrolla el modelo

delante de nuestros ojos.

 

 

El pueblo se junta como un solo hombre

 

 

“Y llegado el mes séptimo, y ya los hijos de Israel en las

ciudades, se juntó el pueblo como un varón en Jerusalén”

(Esdras 3:1).

Esta, por supuesto, es la verdad fundamental de todo

este avivamiento que Dios ha dado a las Iglesias, y una

de las primeras revelaciones que apareció; que Dios ahora

en este tiempo juntaría a Su pueblo para formar un cuerpo.

Al principio, se esperaba que los creyentes en todas

partes se asieran de la visión, y que dentro de poco todo

el Cuerpo de santos llegaran a ser un organismo vital,

vivo, unidos juntamente en los lazos del Espíritu para

un propósito común. Pero es aparente que sólo un remanente

está volviendo a Jerusalén. La vasta mayoría

175

está contenta con quedarse en Babilonia porque ellos

han crecido en ese estado, y nada saben de la gloria de

Dios que una vez reposó poderosamente sobre el Templo

de Dios. Son bastante prósperos, y la aventura que

unos pocos israelitas fanáticos han iniciado es completamente

desesperante y fanática, y ellos no quieren ver

nada de ella. ¡Imagina un pequeño grupo de israelitas,

sin recursos naturales (porque era un pueblo cautivo) y

quizá, poseyendo muy poca educación o capacidad para

negocios o administración, aventurándose a una tierra

que nunca habían visto, a una ciudad completamente

yerma y desierta, y principiando a erigir un templo comparable

al de Salomón! Así que la mayoría, la vasta mayoría,

estuvo contenta en quedarse en Babilonia; sólo unos

cincuenta mil entre los millones de Israel pensaban que

valía la pena subir y comenzar a reconstruir el templo.

Sabemos que Dios tiene un propósito grande y eterno

para todos Sus santos, y cuando su plan es revelado,

nos gloriaremos en la sabiduría de Dios quien hace todas

las cosas según el designio de su voluntad. Pero más

y más evidente que el modelo del remanente de Israel

que regresó a Jerusalén, es el modelo para esta hora. Y

como en aquel entonces, así ahora, un grupo que realmente

ha visto la visión de lo que Dios está haciendo, se

ha reunido como un solo hombre. Es la visión del cuerpo

de Cristo. Es la visión y la certidumbre que del polvo

de Jerusalén tiene que levantarse una Ciudad Santa, una

ciudad hermosa, y un templo no hecho de manos, una

Iglesia gloriosa sin mancha ni arruga.

“ Despiértate, despiértate, vístete tu fortaleza, oh Sion; vístete

tus ropas de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa, porque

nunca más acontecerá, que venga en ti incircunciso, ni

inmundo. Sacúdete del polvo, levántate, siéntate, Jerusalén...”

(Isaías 52:1-2).

Todo este pasaje habla fuertemente de este día y hora

en que vivimos, cuando la gloria de Dios está para ser

restaurada a la ciudad una vez santa de Dios, esto es, la

Jerusalén celestial.

“ ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente jubilarán;

porque ojo a ojo verán, como torna el SEÑOR a traer

a Sion. Cantad alabanzas, alegraos juntamente las soledades

de Jerusalén; porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo,

ha redimido a Jerusalén” (versos 8 y 9).

 

 

Los cimientos del templo echados

 

 

“Y los albañiles del templo del SEÑOR echaron los cimientos;

y pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas, con

trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para

que alabaran al SEÑOR... ” (Esdras 3:10).

La primera Fiesta que fue celebrada, fue antes de

haber echado los cimientos del templo. Por eso faltaba

el verdadero significado de la Fiesta; pero prometió grandes

cosas que vendrían cuando terminaran los días de la

restauración. Eso fue en el primer año de su regreso de

la cautividad. Ahora el segundo año había llegado, y

Dios les había capacitado para colocar los cimientos del

templo. Hubo gran regocijo, pues, en el campamento de

Israel, al ver que Dios había prosperado su obra, que los

cimientos fueron colocados, y que la obra iba adelante.

 

 

La alabanza de los músicos

 

 

“Y cantaban, alabando y confesando al SEÑOR, y decían:

Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia

sobre Israel. Y todo el pueblo gritaba con gran grito, alabando

al SEÑOR, porque la Casa del SEÑOR era acimentada

(Esdras 3:11).

No es sin propósito Divino, pues, que el ministerio

del cántico y la música espiritual están siendo restaurados

a la Iglesia. Realmente es la voz de profecía. Leemos,

por lo tanto,

177

“ Asimismo David y los príncipes del ejército apartaron para

el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán, y de Jedutún,

los cuales profetizaran con arpas, salterios, y címbalos...”

(1 Crónicas 25:1).

Sin duda hubo usualmente los cánticos proféticos

acompañados de los instrumentos musicales; y juntamente

formó esta gran orquesta y el coro profético. Y porque

es la voz de profecía, por esta razón hay una obra de

liberación efectuada cuando se canten los cánticos en el

Espíritu, o cuando se toquen los instrumentos de música

en el Espíritu. David, acuérdate, ahuyentó el espíritu

malo de Saúl, mientras que tocaba el arpa. Es la voz de

Dios; y es un ministerio, como fue en el caso de los hijos

de Asaf, Hemán y Jedutún. Asaf quiere decir: Recogedor;

Hemán quiere decir: Fiel; y Jedutún quiere decir:

Coro de Alabanza. ¡Qué descripción maravillosa de lo

que generalmente se llama el Coro Celestial! ¡El Coro

de Alabanza! Cantando por los que son Fieles en su ministerio;

y para recoger a los santos en la unidad del

Espíritu.

No nos es difícil, pues, entender por qué ha sido restaurada

a la Iglesia el Coro de Alabanza. Se restaura el

servicio del Templo. Los santos cantan por turno, eso es,

alternadamente en profecía uno a otro, porque nuevamente

se restaura el Templo del Señor.

 

 

¿Por qué el regocijo?

 

 

“ ...Y todo el pueblo gritaba con gran grito, alabando al SEÑOR,

porque la Casa del SEÑOR era acimentada(Esdras

3:11).

La presente obra del Espíritu Santo de restablecer el

Templo de Dios y su orden espiritual de culto, en efecto

acaba de comenzar. Pero, podemos dar gracias a Dios,

no obstante, que el modelo ha sido revelado, y que los

cimientos han sido echados. Tal vez no es muy evidente

para algunos, porque recién se construye el edificio. No

es nuestro propósito comprobar que se ha echado otra

vez el fundamento de apóstoles y profetas. Ni es realmente

la responsabilidad del ministro comprobar cualquier

doctrina a ningún hombre. Su deber es ministrar

el Pan de Vida a los hambrientos. Si lo pueden recibir,

serán alimentados; si no, entonces tal vez podríamos administrar

la leche espiritual no adulterada para que por

ella crecieran, según la capacidad receptora de cada hombre

y su estatura en Cristo. Que Dios nos ayude así a

ministrar palabras de vida. Y démonos cuenta que somos

enviados a dar de comer a las ovejas de Cristo y

alimentar a Su pueblo, y no a llenarles con doctrinas y

teorías que no serán provechosas. Estas cosas, pues, están

escritas sólo para los que pueden recibirlas, y no para

ningún otro.

Nos damos cuenta, entonces, que quizá, hay muy,

muy pocos que pueden discernir que el fundamento del

templo se echa otra vez en este día. Y por supuesto es

muy difícil ver un fundamento recién echado, porque

usualmente es ocultado entre los moldes de concreto,

los puntales, los montones de piedras quebradas y tablas

que cubren el suelo. Pero, el Coro de Alabanza continúa

exaltando al Señor, y los santos continúan cantando

uno a otro en profecía, porque pueden ver que el

fundamento ha sido puesto, y el templo comienza a tomar

forma.

“ Así que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino juntamente

ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;

sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y de

los profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesús, el

Cristo” (Efesios 2:19-20).

“Y a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles...”

(1 Corintios 12:28).

179

El tiempo está cerca cuando Dios vindicará a los que

son sus ministros, y les mostrará cuál es su lugar en este

nuevo Templo. Porque estos ministerios no son por nombramiento

humano ni por nombramiento propio, sino

por nombramiento Divino. Hasta ahora tal vez no ha

habido gran necesidad de dirigentes reconocidos. Hemos

estado en el desierto; y realmente no se necesita un

guía hasta que principie a viajar a través de territorio

extraño. Pero esos días están a punto de terminar. Estamos

en la orilla del Jordán. Delante de nosotros está

una tierra buena, grande, una rica herencia en el Espíritu.

Pero es un territorio extraño. Como en tiempos pasados,

pues, Dios está estableciendo ministerios que mostrarán

el camino al otro lado del Jordán; y el pueblo

tiene que prepararse para seguir.

“Y pasados tres días, los oficiales atravesaron por en medio

del campamento, y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando

viereis el arca del pacto del SEÑOR vuestro Dios, y los

sacerdotes levitas que la llevan, vosotros partiréis de vuestro

lugar, y marcharéis en pos de ella” (Josué 3:2-3).

Este es un camino nuevo. No hemos pasado antes de

ahora por este camino. Y con este nuevo camino, surgirán

nuevos peligros, nuevos problemas, nuevas perplejidades.

Días tan terribles están adelante, y tanta decepción

será manifestada por el adversario, que los santos

tienen que saber quiénes son los ministros de Dios para

poder seguirlos a la buena tierra. Pablo dijo:

“ Sed imitadores (seguidores) de mí, así como yo de Cristo”

(1 Corintios 11:1).

 

 

Oposición grande

 

 

Sería muy iluminador si pudiéramos tomar el tiempo

para examinar en detalle la oposición que fue levantada

contra el remanente fiel que trabajó en el

segundo templo; porque es un cuadro claro de lo que

está sucediendo ahora, y de lo que todavía sucederá,

mientras que este nuevo Templo empieza a levantarse

en su gloria.

Primeramente hubo la oposición de la gente que

moraba allí en la tierra. Su petición era:

“ ...Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscaremos

a vuestro Dios...” (Esdras 4:2).

Pero Zorobabel discernió su verdadera naturaleza, y

se negó a aceptar su ayuda. Sin duda él fue condenado

por no cooperar con este gesto noble, y este deseo para

comunión. Pero la acción de Zorobabel ciertamente fue

confirmada en lo que ocurrió después; porque inmediatamente

enviaron cartas al Rey de Persia, exigiendo que

se les prohibiera a los edificadores seguir con su obra.

Su argumento era uno muy moderno:

“ Ahora, notorio sea al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada,

y los muros fueren fundados, no darán el tributo,

impuesto, y rentas, y el catastro de los reyes será menoscabado”

(Esdras 4:13).

Hay muchos reyes en la Iglesia de hoy, recaudando

impuestos y rentas del pueblo, y la restauración de la

Iglesia va a efectuar su caída. En primer lugar, nunca

fueron ordenados de Dios. En segundo lugar, en vez de

pastorear el rebaño, están esquilándolo. En tercer lugar,

cuando la Iglesia se establece propiamente habrá ancianos

locales en cada congregación para guiar el rebaño, y

no habrá necesidad de un pastor que reside permanentemente.

Cada ministro de Dios debe examinarse cuidadosamente

a la luz de la controversia de Dios con los

pastores de Israel, y hacer firme su vocación:

“ ...¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos!

¿Los pastores no apacientan las ovejas? Coméis la

181

leche, y os vestís de la lana; la gruesa degolláis, no apacentáis

las ovejas. No fortalecisteis las flacas, ni curasteis la

enferma; no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la

amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado

de ellas con dureza y con violencia” (Ezequiel

34:2-4).

Parece que hay muy pocos pastores verdaderos y

genuinos, quienes están dispuestos a poner sus vidas por

las ovejas. ¡No es extraño, pues, que los pastores falsos

no quieren ver el Templo de Dios restaurado, y las puertas

colocadas! Sus ingresos serán perjudicados cuando

suceda esto. Así que persuadieron a las autoridades en

Persia a prohibir el progreso de la obra; y cesó la obra.

 

 

Los profetas alientan a los edificadores

 

 

Exactamente por cuánto tiempo cesó la obra en el

templo, no lo sabemos. Y exactamente por cuánto tiempo

va a ser impedida la obra en este Templo, no lo sabemos.

Tal vez Dios en su misericordia hará una obra rápida.

Sin embargo, a pesar de toda la oposición y los obstáculos,

la obra continuará. ¿No ha levantado el Señor

profetas para alentar a los edificadores, así como lo hizo

con Israel? Con los edificadores, se nos dice, estuvieron

los profetas de Dios que les ayudaban, alentándoles en

su tarea (Esdras 5:2). ¿No es el propósito de la profecía

hablar a los hombres palabras de edificación, y exhortación,

y consolación? (1 Corintios 14:3). ¡Edificación! Es la

obra de profecía edificar a los santos mientras trabajan

en este santo Templo del Señor. La oposición continuará

desde adentro como también desde afuera, pero los profetas

de Dios están allí para exhortar y consolar a los

santos en cada hora de prueba.

Otra vez hubo esfuerzos para impedir la obra, y se

refirió el asunto a Darío, pero fue concedido el permiso,

y la obra continuó. En realidad, él aun dio orden para

ue madera, sal, vino y aceite fueran dados a los edificadores

a fin de ayudarles en su tarea. Y así edificaban,

profetizaban y prosperaban, conforme a la profecía del

profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo (Esdras 6:14).

Edificaron, pues, y terminaron.

 

 

La Restauración de los muros

 

 

Los libros de Esdras y Nehemías abarcan dos periodos

de la restauración. Ni Esdras y Nehemías estaban

presentes en la reedificación del templo, sino que vinieron

años más tarde: Esdras vino a enseñar al pueblo la

ley, y Nehemías a reedificar los muros y puertas de la

Ciudad. Entonces, leemos que todos los que podían entender

se juntaron como un solo hombre en la plaza que

está delante de la puerta de las Aguas, mientras que Esdras

el sacerdote leyó de la Ley de Dios desde el alba

hasta el mediodía. Este fue el primer día del séptimo

mes, el mes de la Fiesta de los Tabernáculos (Véase Nehemías

8:1-3).

“Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y pusieron

el entendimiento, y entendieron la escritura” (Nehemías 8:8).

Esta es la hora de revelación y entendimiento espiritual.

El Espíritu está hablando a las Iglesias, pero sólo

los que tienen oídos para oír, entenderán lo que es hablado.

El hombre natural no percibe las cosas del Espíritu

de Dios, y solamente hombres cuya mente ha sido

vivificada por el Espíritu podrán poner el sentido, por

un lado, o entender la lectura, por otro. El que tiene

oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

 

 

El pueblo en su lugar

 

 

“ ...Y el pueblo estaba en su lugar” (Nehemías 8:7).

Dios está colocando Sus ministerios en el Cuerpo

según Le agrade, y ha llegado el tiempo cuando cada

183

hombre tendrá que conocer su lugar en el Cuerpo y servir

al Señor en conformidad. Se han levantado ministerios

con el propósito expreso de administrar dones del

Espíritu mediante profecía y la imposición de manos, y

en conformidad se exhortan a los santos a militar la buena

milicia (1 Timoteo 1:18).

Nos damos cuenta, desde luego, que mucho daño ha

sido hecho por los que tratan de administrar dones a otros

mediante la profecía y la imposición de manos, cuando

Dios no les ha autorizado a ejercitarse en este ministerio.

Pero, la cizaña siempre tiene que crecer con el trigo hasta

el tiempo de la cosecha. Si el hijo de Dios está andando

en comunión íntima con el Señor, entonces, el Espíritu

dará testimonio de la verdad de la profecía que es

dada acerca de él. Y si no está andando en comunión

íntima con Dios, entonces la profecía no significará nada

para él; sino tal vez, para endurecer su corazón o llenarle

de orgullo. Esto servirá como buena prueba. Si el

orgullo se levanta en el corazón, no se puede confiar en

la profecía, sea verdadera o falsa. Porque aun una profecía

verdadera se somete a la prueba de la fe y la obediencia

en la vida y en el ministerio de uno. Además, el

propósito de la profecía es de establecer, edificar, consolar

y exhortar; y si el candidato es dejado en un estado de

confusión o agitación y duda, entonces, debe rechazar lo

que se ha dicho acerca de él.

“ ...(Dios no es Dios de desorden, sino de paz)...” (1 Corintios

14:33).

Sólo mencionamos estas cosas porque sabemos que

muchos tratan de ejercitarse en este ministerio de profecía,

con la imposición de manos y Dios nunca les ha comisionado

para esto. El ministerio es real y genuino,

como todos pueden testificar que verdaderamente han

entrado en las realidades de este movimiento del Espíritu.

Pero tan seguro como el Sembrador planta buena

semilla, el enemigo está allí para sembrar cizaña, y los

dos tienen que crecer juntamente hasta la cosecha.

Sin embargo, si el hijo de Dios que anhela conocer la

voluntad de Dios y hacerla, no ha tenido la oportunidad

de ser apartado por profecía y la imposición de manos,

de ninguna manera tiene que desanimarse. Que continúe

en las cosas que Dios ha puesto en su mano para

hacer. Escoge la posición humilde y baja, y no puedes

equivocarte. Ora, ayuna, intercede, muestra misericordia,

da, ayuda al pueblo de Dios, haz todo lo que el Señor

te capacite para hacer, en humildad y mansedumbre,

y Dios honrará tus esfuerzos. Y a pesar de cualquier

profecía que ha sido dada a cualquier hombre, la consagración

total a Dios es la voluntad de Dios para ti, primera

y principalmente.

“ Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,

que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,

agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os

conforméis a este siglo; mas trasformaos por la renovación

de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena

voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1- 2).

¡Esa es la voluntad de Dios para ti! Toma la posición

baja, y Dios te exaltará cuando sea tiempo y tú estés preparado

para recibirlo. Es mucho mejor que te halle haciendo

alguna tarea humilde, y el Señor te ascienda en

honra, a que Él tenga que decir:

“ ...Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a

tener el lugar último” (Lucas 14:9).

Si se sigue este plan, Dios ciertamente dará dirección.

Y en Su propio tiempo, cuando Él desee revelar tu

ministerio en mayor plenitud mediante profecía y la imposición

de manos, Sus siervos irán y serán guiados por

el Espíritu a apartarte para la obra a la cual Dios te ha

llamado.

185

 

 

Enviad porciones a los necesitados

 

 

“ ...Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones

a los que no tienen aparejado...” (Nehemías 8:10).

Al comenzar a amanecer sobre nosotros la Fiesta de

los Tabernáculos, es más y más importante que los santos

tengan algo que ministrar a sus compañeros en el

Cuerpo. Ninguno debe presentarse delante del Señor

con las manos vacías;

“ Cada uno con el don de su mano, conforme a la bendición

del SEÑOR tu Dios, que te hubiere dado” (Deuteronomio 16:

17).

Esto nos hace recordar de manera especial las exhortaciones

de Pablo a los Romanos y a los Corintios,

sobre su ministerio en el Cuerpo de Cristo.

“ De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia

que nos es dada; si es profecía conforme a la medida de la

fe; o ministerio, en servir; o el que enseña, en doctrina”

(Romanos 12:6-7).

El ministerio entero de los varios miembros es de

edificar el Cuerpo, y no para su propia complacencia.

“ Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los

otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias

de Dios” (1 Pedro 4:10 ).

Cuando los ministerios se desarrollan y el Cuerpo es

edificado, entonces saldrán al mundo trayendo salud y

alegría a los que están en tinieblas, hambre y sombra de

muerte.

 

 

Perspectiva de la victoria y la prosperidad

 

 

“ ...Salid al monte, y traed ramos de oliva, y ramos de pino,

ramos de arrayán, ramos de palmas, y ramos de todo árbol

espeso, para hacer cabañas como está escrito” (Nehemías

8:15).

Sin duda todos estos árboles significan una cosa u

otra. Pero hablando en términos generales representan

la victoria, la prosperidad, el gozo, y el triunfo del pueblo

de Dios. El olivo es fiel símbolo del Espíritu Santo.

El aceite de oliva fue usado para hacer el aceite de la

santa unción, para ungir al profeta, al sacerdote o al rey.

Las ramas de palmeras, recordarás, fueron cortadas y

tendidas en el camino del Rey quien vino triunfante a

Jerusalén sentado sobre un pollino, entre el clamor del

pueblo y de los niños. Hosanna, clamaron, ¡Bendito el

que viene en el nombre del Señor! (Marcos 11:9). Y los santos

que salen de la Gran Tribulación vestidos de ropas

blancas tienen palmeras en las manos, mientras que vocean

el cántico de victoria y adoran al Cordero que para

ellos fue muerto.

Hay un gran día de regocijo en perspectiva para los

santos cuando se celebre la Fiesta de los Tabernáculos.

Pero tienen que dejar sus casas y reunirse en las calles

de Jerusalén. Tienen que abandonar sus propios caminos,

sus propios pensamientos, sus propios planes y deseos,

y crucificar la carne para que la vida de Cristo y el

gozo del Espíritu Santo sea su porción.

Qué espectáculo habrá presentado esta escena. Miles

tras miles de humildes tabernáculos erigidos por las

calles de Jerusalén, o sobre la azotea, o en los atrios del

templo, o en los lugares abiertos de la ciudad; todos congregados

juntamente con un propósito común en mente,

con un corazón y un alma, para celebrar la Fiesta del

Señor. El Tabernáculo no tenía muy buen aspecto, solamente

una choza humilde y frágil.

Pablo dice:

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la

187

alteza sea de la virtud de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios

4:7).

La traducción por Weymouth de este pasaje es muy

expresiva:

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro frágiles, para

que se vea que la grandeza sobresaliente del poder es de

Dios y no viene de nosotros.”

Otra vez, Pablo dice:

“ ...Por tanto, de buena gana me gloriaré de mis flaquezas,

para que habite en mí la potencia de Cristo” (2 Corintios

12:9).

Literalmente suplica, para que el poder de Dios tienda

un Tabernáculo sobre mí... Es la manifestación de

Cristo dentro de nosotros. Es la crucifixión de nuestra

carne, a fin que se revele la misma vida de Cristo, en el

poder del Espíritu Santo.

 

 

Oposición adentro y afuera

 

 

Nehemías da un relato de la oposición que fue formada

contra ellos. Cuando empezaron la tremenda tarea,

no hubo más que mofa. Uno dijo:

“...lo que ellos edifican, si subiere una zorra derribará su

muro de piedra. (Nehemías 4:3).

Pero pronto su mofa se cambió en violencia. Se dieron

cuenta que fue hecho gran progreso a pesar de sus

tremendas dificultades, de modo que comenzaron a tener

miedo y trataron de impedir la obra por fuerza de

armas. Fue necesario, entonces, para los edificadores

armarse con lanzas como también con herramientas; y

edificaban con la espada ceñida a sus lomos (Nehemías

4:18).

Si buscamos restaurar los muros de Jerusalén, será

necesario en el futuro cercano vestiros de toda la armadura

de Dios. La mofa se convertirá en violencia. Satanás

pronto comenzará a emplear fuerza contra los santos

en vez de insultos, porque se da cuenta que se está

cumpliendo el plan de Dios, aun si la obra es lenta y no

muy espectacular.

Luego, la carnalidad entró en medio del pueblo de

Dios, y el hermano maltrató al hermano. Por causa de

los tiempos difíciles, algunos eran obligados a empeñar

sus terrenos y sus propiedades, y los ricos exigían interés

a los pobres. Y podemos estar seguros de esto, santos,

que una de las mejores estratagemas de Satanás contra el

pueblo de Dios es causar contienda y división interna. Si

no puede vencer por ataque externo, muchas veces tiene

mucho éxito al hacer caer en pecado a la congregación.

Cuando Balaam no pudo maldecir a Israel (porque

era el pueblo de Dios, y Dios cambió la maldición en

bendición), entonces aconsejó a Balac a invitar al pueblo

a un gran sacrificio de sus dioses, e Israel cayó en la

trampa. Por consiguiente una gran plaga pasó rápidamente

por toda la congregación (Números 25:1-2; 31:16).

Por fin, Sanbalat concibió otro complot contra Nehemías,

tal vez el más sutil de todos. Si no pudiera conquistar

por fuerza, ni por mofa, se haría amigo de Nehemías

y de esa manera le traicionaría. Propondría una

conferencia. Ven y reunámonos..., él sugirió. Pero Nehemías

discernió el verdadero intento y propósito de la

reunión propuesta y contestó que estaba demasiado ocupado

(Nehemías 6:2-8). No teniendo éxito en eso, contrató

un hombre para ir y persuadir a Nehemías a huir al templo

para protección, declarando que algunos querían

matarle. Pero Nehemías no tuvo parte en el sacerdocio,

y se negó a pecar contra Dios de esta manera; y otra vez

el complot fracasó. El ministerio de Nehemías era gobernar

la tierra, no ministrar en el Templo.

189

Quizá, la forma de ataque por Satanás con más éxito

contra los santos, es implicarlos en alguna obra del Señor

que no les toca hacer. Parece ser una cosa tan inocente. Y

tal vez la necesidad que surge casi exigirá que tú te sometieras

y te encargaras de un ministerio al que Dios ni

te ha capacitado, ni te ha llamado a hacer. Pero Dios

conoce la necesidad, y Él tiene algunos quienes son capacitados

para suplir esa necesidad. Que cada hombre

ministre conforme a la capacidad que Dios da, y en el

lugar que Dios tiene designado para él.

 

 

Cada hombre tuvo una obra para hacer

 

 

Nadie tiene que preocuparse indebidamente sobre

su ministerio si sólo ministra conforme a la capacidad y

al poder que Dios ha dado. Porque el ministerio que tú

tienes es el que más te conviene, aquel para el cual Dios

te ha dotado. Si tú estás caminando con Dios, automáticamente

estarás en tu ministerio. Y el ministerio que tienes

de Dios te ha constituido un administrador de Sus

asuntos. Habiendo recibido un don de Dios, entonces,

tenemos la obligación de ser buenos administradores de

la multiforme gracia de Dios. Y como administrador de

la Casa de Dios, solamente se requiere una cosa de ti, y

esa es fidelidad (1 Corintios 4:2).

Tú no eres llamado a ser grande, o poderoso, o diestro,

o a hacer grandes cosas, sino a ser fiel. Delante de Dios

eso es verdadera grandeza y verdadero éxito. El soldado

solitario vigilando algún sitio oscuro vital en el campo

de batalla, aun si nunca ve acción, merece promoción

tanto como el hombre en las primeras filas. Una cosa es

cierta, el Día de Cristo va a revelar la fidelidad de cada

hombre en edificar sobre el único fundamento, que es

Jesucristo. Esto sabemos: el tribunal de Cristo revelará

cualidad y no cantidad.

 “ ...y la obra de cada uno cual sea, el fuego hará la prueba”

(1 Corintios 3:13).

Y si es oro, plata, piedras preciosas, resistirá la prueba;

y si es madera, heno, hojarasca, será quemada, dejando

el edificador sin la corona de gloria, salvo como

por fuego.

Así que todo israelita tuvo su obra para hacer. Algunos

en la puerta de las ovejas, algunos en la puerta del

pescado. Algunos en esta torre, y otros en aquella torre.

Algunos en la fuente, algunos en el estanque, algunos

en las gradas, algunos en las armerías, y otros en las

casas de los sacerdotes. Pero todos trabajan juntos, conforme

a su distinta capacidad y en su debido tiempo el

muro fue terminado, y las defensas de la Ciudad fueron

hechas seguras.

 

La profecía de Hageo

 

 

Ahora queremos volver al tiempo de la construcción

del Templo mismo y considerar en mayor detalle el ministerio

de los profetas especiales que fueron levantados

para alentar a los edificadores. Hageo era uno.

Su primera tarea era hacer que el pueblo se diera

cuenta que verdaderamente la hora había llegado para

edificar la Casa de Dios. El problema sigue siendo el

mismo hasta el día de hoy:

“ ...Este pueblo dice: No es aún venido el tiempo, el tiempo

para edificar la Casa del SEÑOR.”

Pero Dios dio a Hageo una palabra de sabiduría sencilla,

y fue suficiente para poner fin a ese argumento.

... ¿Tenéis vosotros tiempo, vosotros, de morar en vuestras

casas enmaderadas, y esta Casa está desierta? (Hageo 1:2,4).

Tienen sus iglesias cómodas; y por supuesto, ¡está

191

bien! Tienen hermosas alfombras, tapicería, ventanas

con vidrio de color y lindos muebles... hay bastante tiempo

para eso. Pero no tienen tiempo para la restauración

de la hermosa Casa de Dios, el Templo no hecho de manos,

el Templo hecho de piedras vivas. ¿No es un hecho,

un hecho solemne, que la belleza y gloria de la Iglesia de

Cristo ha sido sacrificada a la belleza y refinamiento naturales

de nuestros lugares de congregación?

El pueblo no tiene objeción alguna a esta extravagancia.

Pero deja que un grupo de santos declare su

intención de restaurar los muros de la Jerusalén celestial

y de buscar el rostro de Dios para una restauración

de poder y gloria y unidad apostólica en la congregación

de los santos, y, ¡no hay tiempo para eso!

“ Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros

caminos” (Hageo 1:7).

Y bien debería la Iglesia de Cristo meditar sobre sus

caminos.

“ Sembráis mucho, y encerráis poco; coméis, y no os hartáis;

bebéis, y no os saciáis; os vestís, y no os calentáis; y el

que anda a jornal recibe su jornal en saco roto” (verso 6).

Parece algo misterioso y asunto de confusión cuando

consideramos los modos de obrar de la Iglesia. Leemos

de grandes avivamientos, de reuniones de sanidades

en masa, de miles convirtiéndose o siendo llenos del

Espíritu. Pero cuando venga la hora de la prueba, ¿dónde

está toda esta gloria de la cual nos hemos jactado?

¿Cuántos realmente siguen mostrando evidencia de salvación

cuando la campaña termina? ¿Cuántos retienen

su sanidad cuando vuelven a su casa? ¿Cuántos permanecen

llenos del Espíritu?

No estamos sugiriendo que estos grandes ministerios

de Sanidad o del Evangelio no son genuinos. Habrá

lo falso, por supuesto; pero Dios ha levantado poderosos

ministerios en el poder del Espíritu Santo para traer sanidad

o salvación a las naciones; y mucho ha sido y está

siendo efectuado en comparación a lo que hemos visto

en el pasado. Pero poco, muy poco en comparación a lo

que deben de producir estos ministerios. Esperábamos

mucho; y entonces Dios sopla sobre nuestros esfuerzos

en el gran aventador por el cual todos tenemos que pasar,

¿y dónde está el trigo? ¿No parece que ha desaparecido

con la paja? y

“ ...¿Por qué? dijo el SEÑOR de los ejércitos. Por cuanto mi

Casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia

casa” (Hageo 1:9).

La inferencia es evidente, y la acusación contra el

sectarismo es con voz no incierta. Si el Cuerpo de Cristo

es traicionado por amor a vil ganancia, o por el interés

personal de uno en esta secta o esa, entonces todas nuestras

pretensiones jactanciosas de avivamiento y conversiones

en gran masa, son vacías. ¿No es cierto, que la

gente se junta para cooperar en algún esfuerzo en gran

masa de avivamiento, y cuando todo se acaba, cada uno

... corre a su propia casa? Vuelven a su pequeña secta, y

tratan de vigorizarla con los nuevos convertidos nacidos

por el esfuerzo durante el avivamiento. Y Dios sopla

sobre su obra por Su Espíritu que zarandea y prueba; y

halláis poco. En consecuencia la sequía, se ve falta de

poder espiritual y bendición; la ausencia de verdadera

comunión con los santos o unidad del Espíritu; y la razón

porque no hay lluvia tardía. Dios ha enviado la sequía,

y por eso en Su palabra se detuvo de los cielos la

lluvia.

 

 

Zorobabel encara la oposición

Zorobabel (quien fue encargado de la construcción

 

 

del segundo templo) y Josué (quien era Sumo Sacerdo193

te), y el remanente del pueblo, obedecieron a la voz de

Dios que fue hablada por el profeta, y vinieron y trabajaron

en la Casa del Señor de los ejércitos (Hageo 1:14). Ya

hemos considerado en detalle la historia de sus labores

y sus problemas. Pero Dios estuvo con ellos. Zorobabel

quiere decir: sembrando en Babilonia, y Josué es el Hebreo

para Jesús.

¿No es verdad que todos hemos sido plantados en

Babilonia, aquella ciudad grande, la ciudad de toda

clase de abominación, religiosa y otras? Pero algunos

han oído el llamado: Salid de ella, pueblo mío, y han sido

trasplantados a otra tierra, la tierra de su verdadero

llamamiento.

“ Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del

Dios viviente, Jerusalén la celestial, y a la compañía de

muchos millares de ángeles, y a la Congregación de los

Primogénitos que están tomados por lista en los cielos”

(Hebreos 12:22-23).

 

 

Hageo profetiza en el último día de la fiesta

 

 

Se cree que Hageo probablemente nació un día de

Fiesta, porque su nombre significa: “Fiesta del Señor.”

Sin embargo, un pasaje de escritura asombrosa en su

profecía revela que Hageo pronunció una de las promesas

selectas de la Iglesia en el último día de la Fiesta de

los Tabernáculos. Por eso fue correctamente llamado

Hageo, que significa: Fiesta del Señor. Uno podría preguntarse

por qué las Escrituras entran en tanto detalle a

veces, al darnos fechas y tiempos que nos parecen sin

significado. Dios sin duda tiene un plan grande en todo

eso, y cuando nuestros ojos están alumbrados a las riquezas

de Su palabra, encontramos en ella muchas sorpresas

deleitables. Así que leemos,

“ En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino pala-

Tabernáculos, la fiesta de la Restauración

194 La Fiesta de los Tabernáculos

bra del SEÑOR por mano del profeta Hageo, diciendo...”

(Hageo 2:1).

¡El mes séptimo, a los veintiún días del mes! ¡En

otras palabras, en el último día de la Fiesta de los Tabernáculos!

Imagínate, qué ansiedad y angustia debían haber

embargado al santo profeta del Señor mientras que

miraba este segundo templo, lentamente levantándose

del polvo, pero muy, muy incompleto, y lejos de

ser un templo glorioso. Y ahora en este mismo día, el

último día de la Fiesta, cuando la memoria de todo

verdadero israelita naturalmente volvería a los días de

la gloria y poder de Israel en los días del magnífico reino

de Salomón, Hageo también estaría pensando en la tremenda

y gran herencia que había perdido por causa de

la cautividad.

La magnificencia del templo de Salomón fue completamente

insuperable. No hay nada en los anales de

la historia que se compare con ella, pasado o presente.

¿Cómo podría este débil remanente comenzar a erigir

una construcción aun comparable a aquel templo maravilloso?

¡Cuán desalentadora debía de ser su obra mientras

que contemplaba la gloria que ellos habían perdido!

Pero en aquel mismo momento, en el último día de la

Fiesta de los Tabernáculos, la palabra de profecía vino

sobre él y clamó a Zorobabel y al remanente:

“ ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta Casa

en su primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella

como nada delante de vuestros ojos? Pues ahora, Zorobabel,

esfuérzate, dijo el SEÑOR; esfuérzate también Josué,

hijo de Josadac, sumo sacerdote; y esfuérzate todo el pueblo

de esta tierra, dijo el SEÑOR, y obrad; porque Yo estoy

con vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos. La palabra

que concerté con vosotros en vuestra salida de Egipto, y mi

Espíritu está en medio de vosotros; no temáis. Porque así

dijo el SEÑOR de los ejércitos: Aun una vez yo haré tem195

blar los cielos y la tierra, y el mar y la tierra seca; y haré

temblar a todos los gentiles, y vendrá el Deseado de todos

los gentiles; y llenaré esta casa de gloria, dijo el SEÑOR de

los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dijo el SEÑOR

de los ejércitos. La gloria de esta Casa postrera será mayor

que la de la primera, dijo el SEÑOR de los ejércitos; y daré

paz en este lugar, dijo el SEÑOR de los ejércitos” (Hageo

2:3-9).

Nota la repetición de la frase, dijo el Señor de los

Ejércitos. Dios no quiere que nos equivoquemos en esto,

que Dios ha hablado y no el hombre. Es cierto, nuestros

débiles esfuerzos hacia la restauración no son nada en

comparación con la gloria de la Iglesia primitiva, el Templo

del Dios viviente erigido en los días apostólicos. Pero

Dios ha prometido: La gloria postrera de esta casa será

mayor que la primera... Ni el templo de Zorobabel ni el

Templo de Herodes podía compararse con el Templo de

Salomón, ni con mucho. Pero Dios no hablaba de la casa

terrenal; Él hablaba del Templo no hecho de manos, compuesto

de piedras vivas. Y el Deseado de todas las naciones

sería la Gloria de aquel Templo.

Así que Malaquías profetiza:

“ ...y luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros

buscáis...” (Malaquías 3:1).

Todas las naciones aun la creación misma, esperan

ansiosamente Su manifestación, esto es, la manifestación

de los Hijos de Dios (Romanos 8:19). Ni serán defraudadas

sus esperanzas.

¿Y cómo será manifestada esta gloria extraordinaria?

Por el sacudimiento de los Cielos y la Tierra. Pablo

cita este pasaje en Hebreos 12:26 y nos asegura que éste

será cumplido en el Reino de los santos. Tratamos algo

del sacudimiento de los cielos en un capítulo previo. Las

mismas potestades invisibles de los cielos tendrán que

ser derribadas de sus tronos; y aun ahora comienzan a

sentir el impacto de tremoles en el cielo a medida que

los Hijos de Dios comienzan a levantar alas como águilas

para tomar su autoridad en el Espíritu que Dios les

ha dado.

Esfuérzate...esfuérzate...esfuérzate (cobrad ánimo)...

es la triple profecía de consolación y aliento para los

edificadores del Templo, el sacerdocio, y el remanente.

Porque en la palabra de profecía se impartirán poder y

fuerza a los edificadores, capacitándoles para usar las

herramientas de sus ministerios en una mano, y pelear

con la Espada del Espíritu en la otra. Con semejantes

palabras de aliento, y con semejante propósito en mente,

el apóstol Pablo exhorta a los santos:

“Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en

la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de

Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas

del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne;

sino contra principados, contra potestades, contra señores

del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias

espirituales en los cielos” (Efesios 6:10-12).

Es esta la lucha contra las huestes espirituales de

maldad en los lugares celestiales que hará que los mismos

cielos se conmuevan y Satanás y sus huestes entreguen

su reino en las manos de los Hijos de Dios. Todas

las cosas movibles temblarán y caerán delante de los

Hijos de Dios. Y entonces hasta los mismos Cielos

ellos ascenderán, primeramente en el Espíritu, para

tomar posesión del reino desocupado al echar fuera a

Satanás y a sus huestes malignas. Entonces estarán

en una posición para administrar paz, vida y bendición

a una Iglesia y a un mundo que están en servidumbre

y bajo opresión.

197

 

 

La profecía de Zacarías (Véase Zacarías 4)

 

 

Zacarías también profetizó palabras de aliento a Zorobabel

y al remanente que trabajaban en el templo. ¿De

qué manera alentará el Señor a los edificadores en la

tarea colosal que estuvo delante de ellos? Pues, el Señor

le daría al profeta una visión que explicaría los medios

de su éxito. ¡Cuán impotentes eran! ¿Cómo podría el

Señor alentarles? Así que Zacarías miró, ¿y qué vio?

¿Montones de piedra, madera y mortero? ¿Inmensos

batallones de obreros marchando de Babilonia para ayudarles?

¿Grandes máquinas para ayudar en su tarea aparentemente

imposible? ¡Oh, no! Pero miró, y he aquí

un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y

sus siete lámparas encima...y junto a él dos olivos vertiendo

su aceite en el candelabro. Zacarías mismo no

entendió su significado; de modo que Dios le dio la interpretación.

“ ...Esta es Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice:

No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el

SEÑOR de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte

delante de Zorobabel? Serás reducido a llanura. El sacará

la primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia a

ella” (Zacarías 4:6-7).

¿Habrá algo difícil para el Señor? Por mi Espíritu,

dice el Señor, y así será. Y ahora notemos esta gran palabra

de aliento, que Dios aun ahora habla a los edificadores

de este Templo vivo:

“Las manos de Zorobabel echarán el fundamento a esta

Casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que el SEÑOR

de los ejércitos me envió a vosotros. ¿Porque ¿quién

ha menospreciado el día de los pequeños comienzos?...”

(Zacarías 4:9-10).

Hijo de Dios, acuérdate de estas palabras; Dios ha

dado Su Palabra que será construido este Templo. Nunca

perdamos esa visión.

Pero todavía Zacarías estaba perplejo; ¿Qué significaban

estos dos olivos que vio vertiendo su aceite como

oro en el candelabro? Y el ángel contestó:

“ ...Estos dos hijos de aceite son los que están delante del

Señor de toda la tierra” (Zacarías 4:14).

Literalmente, ¡Estos son los dos hijos de aceite!....

¡Hijos de la unción! Es la compañía de Moisés-Elías,

como hemos de descubrir en el siguiente capítulo. Es la

compañía de vencedores que saldrán en el Día del Señor

obrando toda clase de señales y prodigios y milagros en

el Nombre del Señor; y nada les podrá resistir.

Por mi Espíritu, dice el Señor. Esta es una obra del Espíritu

de Dios. El aceite del Espíritu fluyendo a través de

ellos: Ese es el secreto de su poder.

199

 

CAPÍTULO 13

TABERNÁCULOS,

LA FIESTA DE SU

MANIFESTACIÓN

encionamos en la primera parte del libro cómo

la celebración de las Fiestas naturales sirvió

para ilustrar su aplicación espiritual a la Iglesia. Así que

cuando la Fiesta fue celebrada en la dedicación del templo

de Salomón tenemos un tipo y un modelo de la Gloria

de la Iglesia, y cuando la Fiesta fue celebrada en los

días del templo de Zorobabel, tenemos un tipo de la restauración

de la Iglesia a su primera Gloria. Ahora, llegamos

a la ocasión en que la Fiesta fue celebrada en el

tiempo de Cristo.

Acordémonos que en el plan de Dios la Pascua de

Israel fue la ocasión que Dios escogió para que Cristo

mismo muriera como el verdadero Cordero Pascual. Y

otra vez, en aquel gran día de Pentecostés, cuando Judíos

devotos se habían reunido de todas partes del

IMperio Romano para celebrar la Fiesta, allí fue que Dios

derramó del Espíritu Santo sobre Sus discípulos, cumpliendo

así el viejo Pentecostés y estableciendo el nuevo.

Es, pues, con gran significado que leemos estas palabras:

“Y estaba cerca la Fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos.

Y le dijeron sus hermanos: Pásate de aquí, y vete a

Judea, para que tus discípulos también vean las obras que

haces” (Juan 7:2-3).

Sin embargo, el Señor se quedó donde estaba hasta

que Sus hermanos se fueron a la Fiesta; y después subió

no manifiestamente sino como en cubierto (verso 10). Sin

duda el Señor intencionalmente visitó la Fiesta de los

judíos en secreto, a modo de ilustrar una gran verdad a

la Iglesia, la verdad de Su manifestación.

 

 

La Vida de Resurrección para nosotros

 

 

Es indiscutible que un día,

“ ...el mismo Señor con aclamación, con voz de Arcángel y

con trompeta de Dios, descenderá del cielo...” (1 Tesalonicenses

4:16).

Y los santos serán arrebatados para estar con Él para

siempre. Y otra vez,

“ En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta;

porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados

sin corrupción; mas nosotros seremos transformados”

(1 Corintios 15:52).

Esta es la victoria final para la Iglesia, cuando esto

corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal

se haya vestido de inmortalidad. Esta es la consumación

del último evento grande y victorioso de la Iglesia,

porque entonces “sorbida es la muerte con victoria,” y

el “postrer enemigo,” esto es la Muerte, será destruido

(1 Corintios 15:26,54).

201

Estamos seguros de esto, no obstante, que la Iglesia

está siendo despojada de su gloria al no saber que hay

un arrebatamiento para ella ahora mismo mientras que

espera el arrebatamiento, y hay resurrección ahora mismo

mientras que esperamos la Resurrección. No cabe

ninguna duda que Dios guarda muchos secretos para la

revelación futura sobre el orden de eventos y la naturaleza

de la Resurrección. Pero en esto nos confiamos;

antes que suceda este anhelado arrebatamiento o resurrección,

ha de levantarse un grupo de vencedores que

se apropiarán ahora mismo su herencia de la Vida de la

Resurrección en Jesucristo. Dios ha sentado a Su Hijo

Unigénito a Su diestra en los lugares celestiales entretanto

que todos sus enemigos hayan sido puestos por

estrado de Sus pies (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25-26).

Allí se quedará, en obediencia a la Palabra del Padre,

hasta que se levante un pueblo que entre y posea su herencia

en el Espíritu, y conquiste todas las fuerzas opositoras

del mundo, la carne, y el diablo. No inferimos que

los santos andarán en cuerpos glorificados. Pero estamos

hablando de los santos extendiéndose y apropiándose

aquí mismo en sus templos terrenales de la misma

Vida de Cristo; de entrar en su herencia en el Espíritu,

de participar en el Sacerdocio y Reino de Melquisedec, y

de vivir la misma vida sin mancha del Hijo de Dios, en

virtud de Su presencia permanente adentro.

Recordemos que Dios se sujeta a Su Palabra y Su

juramento, pero no a las dispensaciones, ni al procedimiento

general de la historia, ni tampoco a las ideas de

los hombres. “Está establecido a los hombres que mueran

una vez..., eso es bien cierto; pero aunque la muerte es

muy general, Dios traspuso a Enoc para no ver muerte

cuando este hombre santo tuvo testimonio de haberle

agradado (Hebreos 11:5). Ni le impidió a Dios arrebatar a

Elías al Cielo en un torbellino, cuando Él lo quiso hacer

Tabernáculos, la fiesta de su manifestación

202 La Fiesta de los Tabernáculos

(2 Reyes 2:11). Ni le impediría al Señor extender la vida

de Juan el Amado por dos mil años, si así lo deseara. No

era asunto de Pedro, ni de nosotros, ni era contrario a la

Palabra de Dios, si el Señor así quisiera que él quedara

(Juan 21:22). Jesús ha prometido que levantará en el día

postrero a todos los que creyeran en Su nombre (Juan

6:40). Eso es indiscutible. Pero eso no le impidió resucitar

a Lázaro, aun durante su ministerio terrenal (Juan

11:44). Ni le impidió a Moisés levantarse de la muerte

prematuramente, como habrá sucedido según Judas 9.

Ni impidió que los sepulcros se abrieran cuando Cristo

murió en la Cruz, y que los cuerpos de los santos resucitaran,

se levantaran y salieran de los sepulcros y entraran

en la santa ciudad y aparecieran a muchos (Mateo

27:52-53).

Dios puede resucitar a los que Él quiera en el tiempo

que Él escoga; para impartir Vida Divina a quienquiera

que Él desee, cuando uno cree por ella; y para trasponer

a cualquiera que tenga fe por ello. No discutamos con el

buen padre de familia de la Casa; ¿no puede hacer como

Él quiere con los Suyos? Si hemos negociado con Dios

para una resurrección en el Día postrero; ¿hemos de tener

envidia si Dios en su misericordia y su amor imparte Su

vida de resurrección a algunos antes del día postrero?

 

 

Jesucristo, la Resurrección y la Vida

 

 

Uno de los hechos más gloriosos de las Escrituras,

creemos es éste: que la Resurrección y la Vida no es meramente

un evento histórico, que sucederá en el futuro

lejano, sino la Resurrección y la Vida es una Persona, el

Señor Jesucristo, quien mora en nuestros corazones.

Cuánto suspiró Él por María y Marta al lado del sepulcro

de Lázaro, y trató de inspirar fe en su corazón para creer

en Él. Pero ellos insistían, como la vasta mayoría de

creyentes ahora, en creer hechos acerca de Él y acerca

de Dios en vez de creer en Él. Yo sé que resucitará en la

203

resurrección... Yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de

Dios... Pero todo el tiempo Él deseaba que ellas creyeran

que Él era el Yo Soy, la respuesta de su necesidad inmediata.

¿Una resurrección histórica? Por supuesto que

creían. ¿Cristo el Mesías? Desde luego creían eso. Pero

esta clase de fe no es suficiente para llevarlo a uno a la

plenitud de un hijo de Dios, y a una verdadera apropiación

de Vida Divina aquí y ahora. Confesaron su fe en el

hecho que Lázaro sí resucitaría en la resurrección en el

postrer día. Pero Jesús respondió: Yo soy la Resurrección

y la Vida.... Resurrección y Vida, entonces, no son meramente

atributos de la resurrección, y eventos que han de

suceder en el arrebatamiento. Pero la Resurrección y la

Vida son otorgadas a los Hijos de Dios aquí y ahora.

YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque

esté muerto, vivirá.”

Ese era el caso de Lázaro, ¿no es cierto? ¿Y no vivía,

porque murió creyendo en Cristo? Y después el Señor

sigue:

“Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.

¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).

Es cierto que no le creemos. Oh, en teoría es posible

que lo creamos; pero ninguno de nosotros lo ha creído

experimentalmente, o Vida Divina surgiría a través de

nuestro ser. Pero la promesa está allí, sin embargo, aunque

todos no la creamos. Que Dios sea veraz, y todo

hombre mentiroso. Por la fe todo es y será posible. Las

dispensaciones mismas son sólo barreras y obstáculos

débiles si hombres de fe son capacitados por el Espíritu

para extenderse y saltar sobre ellos. Enoc lo hizo. También

Elías. Y también los Hijos de Dios lo harán. La

Palabra de fe agarrará su corazón y ellos se extenderán y

se apropiarán de la Resurrección y la Vida aún ahora en

esta vida. Si no lo hace, Cristo nunca volverá a la tierra.

Porque Dios ha dicho,

 “ ...siéntate a mi diestra, entretanto que pongo tus enemigos

por estrado de tus pies” (Salmo 110:1).

¡Y el postrer enemigo es la Muerte!

 

 

La venida del Señor

 

 

Ha habido un malentendido general de la Palabra

de Dios a través de la Cristiandad acerca de la verdad de

la venida del Señor; porque es evidente mientras que

consideremos todas las Escrituras sobre el tema, que la

venida del Señor es una visitación espiritual en medio

de Su pueblo, como también una visitación literal y corporal.

Santiago, por lo tanto, une la dádiva de la lluvia

tardía con la venida del Señor:

“Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor.

Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra,

esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana

y tardía. Sed también vosotros pacientes, y confirmad

vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca”

(Santiago 5:7-8).

Nota en este pasaje cómo la verdad sobre la lluvia

tardía es intercalada entre estas dos declaraciones sobre

la venida del Señor.

La palabra generalmente traducida venida, en el

Nuevo Testamento, es parousia, que significa: presencia,

o el estar junto a. Es empleada, pues, de la venida de

hombres en la carne, como también de la venida de Cristo.

Que la palabra significa presencia más que el acto de

la llegada de uno, es evidente de 2 Pedro 1:16-17. En este

pasaje Pedro describe la visitación gloriosa de Dios en el

monte de la transfiguración, como la venida, la parousia,

la presencia de Cristo. Cristo ya había venido en

carne; los cuatro hombres habían caminado juntos a la

cumbre del monte; pero aquí hay una venida del Señor

antes desconocida. Así que él dice:

205

“Porque nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y

la venida de nuestro Señor, Jesucristo, siguiendo fábulas

por arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros

propios ojos su majestad. Porque él había recibido de

Dios el Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él

enviada de la magnífica gloria: Este es el amado Hijo mío,

en el cual yo me he agradado” (2 Pedro 1:16-17).

Nota cómo el apóstol une el poder y la venida de

Cristo con la gloria de Dios que apareció en la hora de la

transfiguración de Cristo. El Señor mismo explica que

en realidad, esta visitación de la Gloria fue el mismo Reino

de Dios. En cada una de las tres narraciones donde se

registra la escena, la historia es precedida con la observación:

“Y os digo en verdad, que hay algunos de los que están

aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el Reino

de Dios” (Lucas 9:27).

Mateo lo describe como el Hijo del hombre viniendo

en su Reino (Mateo 16:28). Marcos hace referencia a ellos

como el Reino de Dios venido con poder, el poder y la

venida de nuestro Señor Jesucristo.

 

 

La Compañía de Moisés-Elías

 

 

Toda la escena de la transfiguración es un hermoso

cuadro del poder y la venida del Señor en medio de Su

pueblo en esta hora gloriosa, para crear el ministerio de

Moisés-Elías. Moisés y Elías, porque este es el día y la

hora cuando el antiguo tiene que ceder al nuevo, cuando

la muerte será sorbida en la vida, cuando la Ley tendrá

que cumplirse en la Gracia. Así que Moisés tipifica

el antiguo orden de la Ley y de la muerte. Elías habla

del nuevo orden, de la gracia y de la vida. Esta es la

hora conocida como los fines de los siglos cuando por un

lado dos juicios que han sido escritos sobre la Iglesia y el

mundo tienen que cumplirse, y por otro lado toda la gloria

y el poder que están escritos sobre la Iglesia también

se cumplirán. Por eso, la compañía de Moisés-Elías la

plenitud en medio de Su pueblo, para quitar el antiguo y

establecer el nuevo. Moisés murió, Elías vivió. Moisés

descendió al sepulcro, Elías subió al Cielo. Moisés administró

muerte y condenación; Elías en traslación administró

vida y poder, y el mismo manto que llevó, bajó

sobre su siervo Eliseo, aun el manto de poder y vida.

Esta es la hora de la venganza de Dios sobre la tierra;

pero es también la hora de la gloria de Dios en medio de

Su pueblo.

 

 

El Día de Venganza

 

 

“Porque estos son días de venganza, para que se cumplan

todas las cosas que están escritas” (Lucas 21:22).

¡Venganza! ¡Cómo temblamos con el horror del Día!

Pero esta venganza no es sólo para administrar muerte;

también es para administrar vida. Cuando Jesús tomó

el libro en la sinagoga de Nazaret y lo abrió en el lugar

que habla del Mesías ungido trayendo liberación al pueblo,

Él enrolló el libro inmediatamente antes de llegar a

las palabras, ...Y el día de venganza del Dios nuestro. Él

leía del profeta Isaías como sigue:

“ El espíritu del Señor DIOS es sobre mí, porque me ungió el

SEÑOR; me envió a predicar a los abatidos, a atar las

llagas de los quebrantados de corazón; a publicar libertad a

los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a publicar

el año de la buena voluntad del SEÑOR...” (Isaías 61:1-2).

Hasta allí el Señor leyó, y entonces cerró el libro y lo

dio al ministro (Lucas 4:20). ¿Por qué, pues, enrolló el

libro allí, en medio de Isaías 61:2? Porque hasta allí fue su

ministerio terrenal, y no más allá. La explicación común

207

es que el resto del verso será cumplido después del arrebatamiento

de la Iglesia.

Ahora es cierto que el resto de Isaías 61:2 ha de hallar

su cumplimiento en el Día del Señor, cuando sean derramados

los juicios de Dios. Pero lo que parece ser mayormente

ignorado es el hecho que el día de venganza es al

mismo tiempo un gran día de bendición. Isaías por lo

tanto sigue:

“ ...y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos

los enlutados. A ordenar en Sion a los enlutados, para

darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del

luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y

serán llamados árboles de justicia, plantío del SEÑOR, para

gloria suya” (Isaías 61:2-3).

Es cierto, es el día de venganza, pero también es día

de regocijo, porque es el despliegue del poder y la gloria

de Dios. Es, pues, venganza sobre las obras del diablo, y

eso traerá juicio a los desobedientes, pero regocijo a los

obedientes. Por eso leemos:

“ Decid a los medrosos de corazón: Confortaos, no temáis;

he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago, el

mismo Dios vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los

ciegos serán abiertos; y los oídos de los sordos se abrirán.

Entonces el cojo saltará como un ciervo; y alabará la lengua

del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y

arroyos en la soledad” (Isaías 35:4-6).

¿Venganza? Sí, pero para salvar, para sanar, para

avivar. Otra vez leemos:

“Porque el día de la venganza está en mi corazón; y el año

de mis redimidos es venido (Isaías 63:4).

¿Venganza? Sí, pero al mismo tiempo, ¡el año de

mis redimidos!

 

 

Los dos testigos

 

 

Tal, pues, es el ministerio de esta compañía de Moisés-

Elías. Nos dicen que los dos testigos tendrán poder

para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieran

(Apocalipsis 11:6). Cuantas veces quisieran, por la sencilla

razón que han vencido, permanecen en Cristo, y su

voluntad es la misma voluntad del Padre manifestada

por medio de ellos. Tienen la mente de Cristo, lo que

permite que ministren juicios según el Espíritu de Dios.

Es muy evidente que esta es la compañía de Moisés-Elías,

al examinar los juicios que administran. Su poder es el

mismo que el de Moisés y Elías; de convertir agua en

sangre, de herir la tierra con toda plaga, y de cerrar el

cielo a fin que no llueva. Tienen el fuego del Espíritu

Santo en su boca, y éste es su protección y poder. Son

evidenciados por la tierra para administrar el poder de

Dios. Si hay arrepentimiento, hay poder para bendecir;

si hay enemistad, hay poder para destruir. Pablo dice:

“ a estos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquellos

olor de vida para vida...” (2 Corintios 2:16).

Es el ministerio de Cristo; pero es la plenitud de Cristo

en Su pueblo. Recuerda lo que observamos sobre el número

dos, significa Cristo en Su plenitud, en Su Cuerpo,

Su pueblo, Sus vencedores; este varón perfecto,

creado en nuestro Señor Jesús. Juan identifica más a

los dos testigos, refiriéndose a una profecía de Zacarías:

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros

que están de pie delante del Dios de la tierra. Mencionamos

estos dos olivos en un capítulo previo. En Zacarías

leemos,

“ ...¿Qué significan estas dos olivas a la mano derecha del

candelero, y a su mano izquierda?...Y él dijo: Estos dos

hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda

la tierra” (Zacarías 4:11,14).

209

Estos eran los edificadores del templo restaurado, a

quienes Dios dijo: No con ejército, ni con fuerza, sino con

mi Espíritu, dijo el Señor de los Ejércitos. Estos son los

dos hijos de aceite, los que viven, se mueven, andan,

piensan, hablan y obran en el mismo ámbito del Espíritu

del Dios Vivo.

 

 

La manifestación doble de Elías

 

 

El Día de Venganza, entonces, ha de ser un gran día

de restauración. Pero, antes que pueda haber la restauración

real y genuina, tiene que haber destrucción; destrucción

a las obras del mundo, de la carne y del diablo.

Así que hay Moisés para destruir, y Elías para restaurar.

Es digno de atención que en el último capítulo del último

libro del Antiguo Testamento leemos estas palabras:

“ Acordaos de la ley de Moisés mi siervo... He aquí, yo os

envío a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR,

grande y terrible. El convertirá el corazón de los padres...”

(Malaquías 4:4-6).

Por supuesto, Cristo apareció una vez, en un Hombre,

en la carne. Y por eso tuvimos un cumplimiento

parcial del ministerio de Elías en un hombre, en la carne;

y aquel hombre era Juan el Bautista. Jesús dijo:

“ ...Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron...” (Marcos

9:13).

Su ministerio era de preparar el pueblo para la manifestación

de Cristo. Pero un secreto grande en los consejos

de Dios era éste, que Cristo había de aparecer dos

veces, primeramente en la Encarnación, y en segundo

lugar en los fines de los siglos. Ahora estamos esperando

la segunda Venida de Cristo, esta vez en poder y gloria

en los santos, en la plenitud de Su Cuerpo. Y por lo

tanto podemos esperar no sólo un ministerio de Elías,

sino la plenitud del ministerio de Moisés-Elías. La pri-

mera Venida era en la Cabeza sola, en un Hombre. Así

que Elías apareció en un hombre, esto es, Juan el Bautista,

porque su espíritu y poder reposaron sobre él. Ahora

Cristo se manifestará en Su Iglesia, el Cuerpo. Por eso la

compañía de Moisés-Elías, para preparar Su camino.

 

 

La Gloria de la transfiguración

 

 

Es notable que la declaración del Señor acerca de la

venida de Elías siguió inmediatamente la experiencia de

la Transfiguración, cuando Moisés y Elías habían aparecido

en gloria en el monte. El Señor fue transfigurado,

se nos dice, y Moisés y Elías aparecieron en gloria, en

majestad con él (Lucas 9:31). La Gloria era la Gloria de

Cristo, y Él fue quien se transfiguró, pero estos dos hombres

aparecieron en Su Gloria. Y eso, en realidad, es

exactamente lo que va a suceder cuando Cristo sea manifestado

en los santos; los santos han de aparecer con

Él en Gloria.

“ Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces

vosotros también seréis manifestados con El en gloria” (Colosenses

3:4).

Es participación en la Gloria de nuestro Señor Jesucristo

en la Transfiguración, así como Moisés y Elías aparecieron

en Su gloria de Transfiguración. Las Escrituras

enseñan que esta Transfiguración es para nosotros.

“Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos (transfiguraos)

por la renovación de vuestra alma...” (Romanos

12:2).

“Por tanto nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo

en la gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados

(transfigurados) de gloria en gloria en la misma

semejanza, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

La cara descubierta es la cara de la cual es quitado el

211

velo. La referencia es al velo que Moisés llevaba sobre

su rostro para ocultar la gloria marcesible a los ojos de

los israelitas, cuando él descendió del monte. Pero cuando

entró para hablar al Señor, se quitó el velo. Pablo,

pues, exhorta a los Corintios a quitarse el velo. Este es el

día y la hora de la gran Manifestación por Dios ¡aun la

Manifestación de los Hijos de Dios! ¡Y cuando el velo es

quitado de nuestros ojos y corazones, vamos a ser transfigurados

en la misma semejanza! Estas palabras son

inequívocas en claridad. ¡La misma semejanza! Y esta

semejanza es desarrollada y manifestada mientras que

participamos de Su Transfiguración, con mentes y corazones

y ojos descubiertos delante del Espíritu de Dios.

Lo que Pedro contempló, entonces, en el Monte de

la Transfiguración, era un cuadro verdadero del poder y

la venida de nuestro Señor Jesucristo, en medio de Su

pueblo en esta gran hora de Su poder y Reino. Pero era

sólo un cuadro; y cuando el verdadero significado de la

escena nos es revelado por medio de la experiencia, excederá

mucho en brillantez todo esfuerzo para describirlo.

Lo mejor que podemos hacer ahora es contemplar

algunas de estas verdades como por espejo oscuramente.

Todos hemos estado perplejos sobre la extraña sugerencia

de Pedro: Hagamos tres enramadas, una para ti,

una para Moisés, y una para Elías. Aparentemente Pedro

fue tan arrebatado en el éxtasis del Espíritu que pensaba

que celebraban la verdadera Fiesta de los Tabernáculos;

y su sugerencia inmediata, por lo tanto, fue erigir

un pequeño tabernáculo para cada uno de ellos, como

era la costumbre en estas Fiestas. Ciertamente era un

goce anticipado de la verdadera Fiesta de los Tabernáculos

que los santos esperan; pero volviendo en sí Pedro se

dio cuenta que era solamente una visión, y la hora de la

Fiesta realmente no había llegado.

Todos los eventos que acontecieron en la escena de

la Transfiguración sin duda tienen mucho significado, y

al mismo tiempo mayormente oculto de nuestra vista.

No obstante, al acercarse el Día de Su Venida, y al reproducirse

la escena en su plenitud en el Cuerpo de Cristo,

su Gloria trascenderá mucho lo que sucedió en aquella

ocasión. Sin embargo, fue un evento maravilloso, y Pedro

nunca olvidó su gloria. Para él aquella era la verdadera

Venida (Parousia) y el verdadero Poder (Dunamis)

del Reino.

“Porque nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y

la venida de nuestro Señor, Jesucristo, siguiendo fábulas

por arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros

propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16).

Y él dijo: hemos; porque habló también por Jacobo y

por Juan. Con razón Pedro, Jacobo y Juan hablaron mucho

de la manifestación de Cristo dentro de Su pueblo,

del Lucero de la mañana saliendo en sus corazones, de

permanecer en Cristo, de verle tal como Él es, y de ser

hecho exactamente como Él en la hora de Su visitación

espiritual en los corazones de Su pueblo. Esa es la esperanza

de la Iglesia.

“ Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es

manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere

(en nosotros), seremos semejantes a él, porque le veremos

como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en

él, se purifica, como él también es limpio” (1 Juan 3:2-3).

¡Es la Venida de Cristo dentro de Su pueblo, y su

transfiguración consecuente de ellos conforme a Su misma

semejanza al contemplarle como Él es; no por el arrebatamiento,

sino por el Espíritu!

“ ...transformaos (transfigurados) de gloria en gloria en la

misma semejanza, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios

3:18).

 

 

El secreto, Cristo en vosotros

 

 

Es significativo, entonces, que en la ocasión de la

Fiesta de los Tabernáculos el Señor subió a la Fiesta, no

abiertamente, sino como en secreto. Porque es de esta

manera que Él primeramente ha de revelarse a los Santos.

Pablo dice:

“ ...El misterio escondido (secreto) desde los siglos y generaciones

y que ahora ha sido manifestado a sus santos, a los

cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de

este misterio (secreto) en los gentiles; que es Cristo en vosotros,

la esperanza de gloria” (Colosenses 1:26-27).

¡Secreto maravilloso! Que Cristo visitará a los santos

en la última gran Fiesta, y ministrará Su vida en secreto

antes que Él se manifieste abiertamente. Los creyentes

piensan que es una cosa horrible que se hable así

de la Segunda Venida de Cristo. Para muchos, no hay

una verdadera Venida del Señor hasta que venga visible,

abierta y físicamente. ¿Por qué es esto? Porque para

ellos las únicas cosas reales son las cosas que ellos pueden

ver. Pero Pablo declara que las cosas que son más

reales son eternas, invisibles, y espirituales.

“ No mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve;

porque lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve,

eterno” (2 Corintios 4:18).

Cuando un creyente llegue a ese punto donde realmente

aprecia y entiende y se goza en las cosas Espirituales,

entonces él puede verdaderamente regocijarse en

el hecho que Cristo viene otra vez para ser manifestado

adentro.

Hablando de esta intimidad gloriosa que Él tendría

con los Suyos, y que el mundo no entendería, se nos dice

que Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo:

 “ ...Te confieso, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que

escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has

revelado a los pequeños; así, Padre, porque así te agradó”

(Lucas 10:21).

Esto no parece bien a la religión ortodoxa; pero pareció

bien al Padre. Pablo nos dice que agradó a Dios

revelar la gloria de este misterio, este secreto. Porque es

un secreto que es compartido por Cristo y sus amigos

íntimos.

“Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie

sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre,

sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar” (Lucas

10:22).

Aquí hay un conocimiento del Padre y el Hijo, tal

como ningún hombre puede adquirir excepto por revelación.

La teología puede descubrir delante del estudiante

toda clase de hechos relativos al Padre, al Hijo y

al Espíritu Santo. Pero aquí hay un conocimiento que

contraviene todo esfuerzo del hombre para desenredarlo.

Es un conocimiento, no acerca de Dios, y acerca de

Cristo, y acerca de doctrinas, sino un conocimiento genuino

de Dios y una relación íntima con Él.

 

 

 

Unión con el Padre y el Hijo

 

En Juan 14 tenemos una bella descripción de la Venida

de Cristo sobre los Suyos por el Espíritu. Aplica al

arrebatamiento, o al Cielo, si quieres, porque es nuestra

herencia celestial, aun los lugares celestiales en los cuales

Dios nos ha puesto por Su gracia. Pero para los que

se extienden y se apropian de esta nueva vida, y se inician

en este secreto del cual hemos estado hablando,

para ellos serán el gozo y deleite de explorar los lugares

celestiales mucho antes que lleguen allá. Dijo Jesús:

“ No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también

215

en mí. En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; de

otra manera os lo hubiera dicho...” (Juan 14:1-2).

Luego, después de mucha perplejidad por parte de

sus discípulos, el Señor explicó completamente lo que

significaba en la Casa de mi Padre, con muchas moradas

y el lugar que Él iba a preparar para ellos. Primeramente

revela que es un lugar espiritual de unión con el Padre

y el Hijo, una unión tan bendita e íntima que, si el Hijo a

quien ellos pensaban que conocieron fuera realmente

conocido, entonces ellos estarían en unión vital con el

Padre también. Nadie viene al Padre, sino por mí. Si me

conocierais, también a mi Padre conoceríais.

En consecuencia de esta gloriosa unión, entonces,

sucedería que los discípulos amados hicieran obras más

grandes que Cristo mismo hizo cuando estuvo en la tierra,

porque Él volvería al Padre; y el poder y vida y unión

vitales que Él tuvo con el Padre serían trasmitidos a los

discípulos, y serían su herencia. Tan positiva, tan real y

tan genuina es esta vida secreta en unión con el Padre y

el Hijo, que Jesús prometió sin ninguna calificación, “Si

algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Con nuestra

mente carnal razonamos que Dios no puede decir de veras

eso, porque si lo dice de veras, entonces los hombres

pedirían toda clase de cosas terrenales y carnales, y Dios

sería deshonrado, y aun moralmente obligado a conceder

la petición. Pero el hecho es éste: Cristo ha hecho

esta promesa sólo a los que conocen el secreto del Señor,

y están en unión vital con el Padre por medio de Él. Tal

hombre es de tal condición espiritual que no podría pedir

nada excepto lo que agradaría al Padre, y Dios tendría

que oír su oración. En realidad, la oración del creyente

sería la misma oración del Espíritu de Dios dentro

de Él. Porque en esta condición bendita tenemos la mente

de Cristo, y solamente podríamos pensar y orar en el

Espíritu.

Entonces, el asunto está resuelto, porque el Señor

sigue explicando cómo ha de suceder todo esto. Cuando

se fuera, pediría al Padre enviar al Espíritu Santo para

estar con ellos para siempre. Y es esta experiencia de

permanecer en el Espíritu Santo que constituye esta nueva

vida de la cual hablamos. Jesús dijo:

“ No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (verso 18).

Jesús dijo, notemos, vendré y se refería a la venida

del Espíritu Santo en la plenitud de su presencia permanente.

¡La manifestación del Señor es en secreto en los

corazones de Sus discípulos!

“ Aún un poquito, y el mundo no me verá más; sin embargo,

vosotros me veréis...” (verso 19).

Nota esto también: Me veréis... Recordemos, como

hicimos notar antes, que las cosas verdaderas de Dios

no se ven con el ojo natural, más se ven por el ojo del

Espíritu.

Esta venida del Señor, pues, es genuina, y real a los

que pueden verle de esta manera; en efecto, mucho más

real que su manifestación física y corporal al mundo.

Veréis... No le veas en la carne, porque de aquí en adelante

no hemos de conocer a ningún hombre según la

carne, ni aun a Cristo (2 Corintios 5:16); sino con los ojos

del Espíritu, como Moisés de antaño viendo a quien es el

Invisible. Que Cristo no habla aquí de una manifestación

literal y física es evidente, porque dice,

“ El mundo no me verá más; sin embargo, vosotros me veréis.”

¿Y por qué? “Porque yo vivo vosotros también

viviréis.”

Nota otra vez cuán vital y cuán gloriosa esta unión

llega a ser cuando entramos en la plenitud de esta experiencia.

217

“ Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y

vosotros en mí, y yo en vosotros.”

¿Qué día? El día del cual Él ha estado hablando a

través de este capítulo, el día de esta experiencia de permanecer

en el Espíritu. “Yo soy en mi Padre,” dijo Él. No

podemos dudar de eso. Sabemos que el Hijo es verdaderamente

uno con el padre, completamente sumergido

en la gloria celestial. Pero, al mismo tiempo Él sigue,

“Y vosotros en mí, y yo en vosotros.”

Por lo tanto, si la unión del Padre y el Hijo es genuina,

exquisita, real, vital y poderosa, entonces la unión

del Hijo y los muchos hermanos ha de ser igualmente

real e igualmente gloriosa.

 

 

El secreto de este ministerio

 

 

¿Cuál es el secreto de ser iniciado en esta experiencia

secreta? Es muy sencillo; y por eso al mismo tiempo

muy difícil para el hombre apropiarse de ella; porque

sencillamente tiene que desechar su vida natural, a fin

de hallarse en la vida más abundante del Espíritu. Tiene

que perder su vida para poder hallarla. Tiene que consagrarse

absoluta y enteramente a la voluntad de Dios.

“ ...El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le

amará, y vendremos a él...” (Juan 14:23).

¡La venida del Padre y del Hijo! vendremos... Una

visita secreta de Cristo en los corazones de Su pueblo. Y

haremos con él morada...”

 

 

Muchas moradas

 

 

Cuando Jesús dijo, “vendremos a él, y haremos con él

morada,” usó la misma palabra para morada, que usó en

el verso 2 cuando dijo, “En la Casa de mi Padre muchas

moradas hay.” Esta, pues, es la verdadera morada que

Cristo se fue a preparar para los Suyos. Algunos preferían

una casa de oro o de mármol blanco brillante o de

perla. Pero aquellas cosas son corruptibles; aun oro y

plata son descritos por el apóstol como cosas corruptibles.

No son verdaderas. Las cosas verdaderas son las

contrapartes espirituales de oro, perlas, zafiro, esmeraldas

y jaspe. En nuestra comprensión finita y limitada,

estas cosas naturales y terrenales son empleadas para

describir nuestra herencia celestial, porque ese es el único

lenguaje que podemos entender. Pero en realidad el

glorioso reino del Espíritu supera y excede mucho en

brillantez toda gloria terrenal.

Una cosa gloriosa acerca del ámbito del Espíritu es

que aquí no hay nada estancado o monótono. Tan pronto

uno es iniciado en este glorioso ámbito, hay progresión

y actividad incesante. Entonces, tú eres vinculado

con el Dios infinito y eterno, cuyos caminos y profundidades

son inescrutables y cuyas alturas son inaccesibles.

Por eso el Señor nos dice que hay muchas moradas en la

Casa del Padre, dependiendo del nivel de la experiencia

Cristiana de uno, y su logro espiritual mediante la fe y la

obediencia.

“ Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y

de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo

unos para honra, y otros para deshonra” (2 Timoteo 2:20).

Hay un lugar de reposo, una morada; pero en Dios

se halla el verdadero reposo en medio de contiendas y

guerras externas; y la verdadera morada es la que sin

cesar se va adelante y arriba hacia una unión estrecha y

más vital con el Padre. El reposo de Israel en Canaán

consistió en conquistar al enemigo y marchar adelante

para poseer sus posesiones. No consistió en pasar el Jordán,

y luego asentarse en las orillas del río y cantar el

cántico de victoria. Ni tampoco es así con esta experiencia

de permanecer en el Espíritu Santo. Si permanece219

mos en Cristo, estamos permaneciendo en un Río, un

Río que fluye para siempre.

 

 

El Reino está adentro

 

 

“Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el

Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no

vendrá con observación; ni dirán: Helo aquí, o helo allí;

porque he aquí el Reino de Dios entre vosotros está (adentro)

(Lucas 17:20-21).

Una explicación común de este pasaje es ésta, que el

Reino de Dios en la Iglesia es invisible y no vendrá con

advertencia; pero cuando empieza la Edad del Reino terrenal,

entonces vendrá con advertencia. En realidad,

no hay nada dicho aquí sobre dos reinos; ni dice que el

Reino de Dios no pueda ser observado. Claro que será

observado y manifiesto en la tierra a su debido tiempo;

y de su Reino no habrá fin. Pero este pasaje es muy claro

en cuanto a cómo y de qué manera el Reino vendrá. No

con un gran estallido de gloria del Cielo, porque no vendrá

con observación. Más bien vendrá en secreto, en los

corazones del pueblo de Dios.

“ ...Así es el Reino de Dios, como si un hombre echa simiente

en la tierra; y duerme, y se levanta de noche y de día, y

la simiente brota y crece como él no sabe. Porque de suyo

fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después

grano lleno en la espiga” (Marcos 4:26-28).

Es maravilloso ver el grano lleno; también la espiga;

y aun la hierba es visible. Pero todo principio debajo de

la tierra por medio de los procesos misteriosos, secretos,

invisibles de la naturaleza, no sabemos cómo.

“También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido

en el campo...” (Mateo 13:44).

¡El reino escondido! Cristo es Aquel quien vendió

todo lo que tuvo, y nos compró para Sí. Para hacerlo, Él

redimió a todo el mundo mediante Su sangre. ¡Pronto

sacará el tesoro de su escondite, y lo manifestará!

 

 

Aguardando la esperanza bienaventurada

 

 

En el día de Cristo los judíos constantemente esperaban

el día cuando su Mesías repentinamente se manifestaría

en gran poder, les libraría del yugo Romano, y

establecería el Reino. Con razón el Señor era tan impopular

con ellos, porque Él les dijo claramente que el Reino

no vendría con esperar intensamente (como la palabra

advertencia significa). Es extraño que una generación

no aprenda de los errores de sus predecesores. Porque

prácticamente todo el cuerpo de iglesias evangélicas

de hoy aguarda intensamente el arrebatamiento o

un reino que les libre de la servidumbre de la tierra, y les

establezca en tronos de poder y autoridad en la tierra.

Es cierto, vendrá un día cuando la gloria del Señor cubrirá

la tierra como las aguas cubren el mar; cuando todo

ojo le verá; cuando el mismo Jesús que fue tomado al

cielo, así vendrá como le vieron ir. Pero, primeramente

hay la manifestación de Cristo en medio de Su pueblo

por el Espíritu, para establecer el Reino de Dios adentro,

y esa es la esperanza de la Iglesia.

Pablo dice:

“ Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación

gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesús,

el Cristo” (Tito 2:13).

Literalmente suplica, esperando aquella esperanza

bienaventurada, y la manifestación de la gloria de nuestro

gran Dios... Cuando el templo de Salomón había sido

construido, los sacerdotes y Levitas puestos en su lugar,

los cantores y los músicos en el suyo, y los vasos y muebles

todos arreglados en debida forma. Cuando...

“ ...tocaban las trompetas, y cantaban con la voz todos a

221

una como un varón alabando y confesando al SEÑOR...

Y la Casa fue llena de una nube, la Casa del SEÑOR

(2 Crónicas 5:13-14).

¡Esa es la Esperanza de la Iglesia!

 

 

Cristo enseña en la Fiesta

 

 

Así fue que el Señor visitó la Fiesta de los Tabernáculos

como en secreto antes de revelarse abiertamente.

Pero poco a poco Él se manifestó a las multitudes,

comenzó a enseñar en el templo, y les hizo maravillarse

viendo Su sabiduría y conocimiento. Aún, entonces, no

supieron que este hombre era aquel llamado Jesús, porque

Él había ido allí en secreto, y no había revelado su

identidad aun cuando enseñaba. Procuraron agarrarle,

pero no había venido Su hora y ellos no tuvieron poder

contra Él. Enviaron oficiales para prenderle, y volvieron

sin Él, y con la boca cerrada. Ningún hombre habló como

este hombre, testificaron. Querido hijo de Dios, cuando

el poder y la gloria de la Fiesta de los Tabernáculos comienza

a amanecer sobre la Iglesia, el pueblo de Dios va

a ser revestido de tanto poder y autoridad que las naciones

mismas tendrán que inclinarse en sumisión. Nunca

habló ningún rey ni dictador ni presidente como los Hijos

de Dios han de hablar. Porque serán revestidos de Su

majestad y autoridad Divinas, y serán los mismos oráculos

vivos de Dios a la Iglesia como también a las naciones.

Entonces harán la voluntad de Dios como Dios mismo

dirija, y ningún poder terrenal tendrá poder contra

ellos. Cuando se acercó la hora de la crucifixión del Señor,

entonces pudieron prenderle; porque Su hora había

llegado. Pero no fue porque Él fuera impotente para

hacer algo. Había una gran obra de Redención que Él

tuvo que hacer, y un gran bautismo de muerte que Él

tuvo que efectuar.

En el discurso del Señor con los judíos en la Fiesta

tenemos una gloriosa promesa de esa vida escondida.

Él les dijo:

“ Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros

no podréis venir” (Juan 7:34).

Donde Él estuvo, el mundo no pudo venir; pero en

este mismo lugar escondido los discípulos vendrían. ¿No

les prometió Jesús a Sus discípulos acerca de la venida

del Espíritu,...

“ ...al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le

conoce; pero vosotros le conocéis; porque permanece con

vosotros, y será en vosotros?” (Juan 14:17).

Ellos sabían que el Señor se refirió a esa vida escondida,

y la manifestación de Cristo en medio de ellos,

porque dijeron:

“ ...¿Qué hay porque te hayas de manifestar a nosotros, y

no al mundo?” (verso 22).

Ellos comenzaban a ver y a entender que habría de

ser una verdadera manifestación de Cristo en ellos, donde

ellos estarían en unión vital con el Padre y con el

Hijo, un lugar donde el mundo no podría invadir.

Así que este lugar escondido no pudo ser hallado

por los judíos; pero en cambio Sus discípulos amados

entrarían en él. A donde yo estaré, vosotros no podéis

venir, dijo a los judíos. Pero a Sus discípulos,

“ ...vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde

yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).

¿Dónde está? Jesús dijo: donde Yo estoy. Eso basta.

Es un lugar en el Espíritu que ningún hombre puede invadir.

¡Un lugar escondido para los que están en el mundo,

pero no son del mundo, en el mismo santuario del

Espíritu de Dios! Porque habéis muerto, y vuestra vida

está escondida con Cristo en Dios. Allí estarán escondi223

dos los Hijos de Dios mientras que hacen las obras de

Cristo en medio de un mundo de ira y juicio. Y entonces,

en el tiempo de Dios, serán manifestados abiertamente.

“ Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces

vosotros también seréis manifestados con Él en gloria” (Colosenses

3:4).

 

 

El lugar secreto del Altísimo

 

 

Al escribir estas palabras somos conscientes de nuestra

incapacidad de comprender, mucho menos tratar de

explicar, este glorioso misterio. Forzosamente tiene que

ser así, puesto que escribimos de cosas aún no vistas.

Confiamos, pues, en que la gloria de esta herencia, cuando

sea revelada, sobrepasará mucho nuestro débil esfuerzo

para explicar o imaginar lo que va a ser. Este

lugar secreto será para los que le temen a Él. Es un lugar

en el cual somos separados del mundo, aunque viviendo

en medio de su tumulto y sus peligros. Un lugar donde

podemos ver el rostro del Esposo y oír su voz.

“Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo

escondido de la escalera, muéstrame tu vista, hazme oír tu

voz; porque tu voz es dulce, y tu vista hermosa” (Cantares

2:14).

No sólo será dulce nuestra conversación con el Señor

y nuestra comunión continua pese a las devastaciones

de la Gran Tribulación, sino que el vencedor conocerá

una protección y un abrigo tan real (y mucho más

maravilloso), como aquel que tuvo la familia de Noé en

el arca.

“ El que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo

la sombra del Omnipotente. Dirá al SEÑOR: Esperanza

mía, y castillo mío; mi Dios, me aseguraré en él. Y él te

librará del lazo del cazador; de la mortandad que todo asue-

la. Con su ala te cubrirá, y debajo de sus alas estarás

seguro; escudo y adarga es su verdad. No tendrás temor de

espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día; ni de pestilencia

que ande en oscuridad, ni de mortandad que destruya

al mediodía” (Salmo 91:1-6).

Este es el lugar secreto del Altísimo. Es Su morada,

y será nuestra. No está en el Cielo, ni es por medio del

arrebatamiento. Pero es el lugar de unión vital con Dios

por el Espíritu Santo que a uno le constituye un vencedor,

aun en el lugar de muerte, desolación y juicio.

“ Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa

de los impíos” (Salmo 91:8).

Estaremos en medio de las calamidades de la tierra

pero en un lugar de reposo y abrigo, en esta experiencia

de habitar de la cual Jesús habló a Sus discípulos. Dios

dijo:

“ ...Lo pondré en alto, por cuanto has conocido mi Nombre”

(verso 14).

Los lugares celestiales en Cristo Jesús, que hemos

hablado muchas veces y admirado y dicho jactanciosamente

que lo tenemos, van a ser apropiados por el Espíritu

aun ahora en medio de esta generación torcida y

perversa.

El Vencedor, pues, vivirá la misma vida del Unigénito

Hijo de Dios. Cuando las autoridades procuraban tomarle,

no pudieron. Él estuvo allí en medio, andando

en un cuerpo visible, físico, tangible, terrenal; pero ellos

no tuvieron poder para tocarle. Enviaron oficiales para

prenderle, pero fueron pasmados y volvieron sin Él. ¿Por

qué? Fue durante la Fiesta de los Tabernáculos y Jesús

nos enseñaría por medio de Su presencia en esta Fiesta

algunas de las grandes verdades espirituales que aún han

de suceder en la Verdadera Fiesta de los Tabernáculos.

225

Podemos entender fácilmente, entonces, cómo el

Glorioso Evangelio de Cristo será proclamado por toda

la tierra, pese a la oposición que se levante. No habrá

ningún país en la tierra que se cierre a este Evangelio del

Reino. Será tan sencillo proclamar la Verdad en un país

comunista, como en cualquier otro lugar de la tierra.

Las autoridades enviarán a la policía a prender este personaje

extraño que con tanto denuedo predica a Cristo,

y las obras de Dios, y él habrá desaparecido; porque habrá

sido llevado en el Espíritu como Felipe el evangelista.

O tal vez extenderá sus manos para tomarle, y desaparecerá

de su vista. Se lanzará sobre él con espada o

bayoneta, y su arma será embotada tan ciertamente como

si hubieran atacado un tanque blindado; porque ninguna

arma forjada contra él prosperará. Podrán disparar

una bala, y la bala se desviará al chocar su frente, como

si fuera una plancha pesada de acero. Envenenarán su

comida, pero será como agregar vitaminas a su dieta.

Meterán al vencedor en la cárcel, y en la noche el Ángel

del Señor abrirá las puertas de la cárcel, sacará al cautivo,

lo librará, e inmediatamente cerrará las puertas de la

cárcel otra vez, dejando la guardia en una situación muy

difícil.

Procurarán impedir que el Evangelio sea proclamado

a través de la radio; y sin embargo, aun sin la ayuda

de la radio o la emisora se oirá la voz del vencedor en las

calles o en las casas, mientras que penetra la atmósfera

por la orden de Dios y en el lugar señalado por Dios. Él

será echado a los leones, o a las fieras, y las fieras mismas

serán sus mejores amigos. Será lanzado en llamas

ardientes de fuego, y no obstante se sentirá tan cómodo

como en una sala calurosa en día de frío. Si no hay

comida, hará descender maná del Cielo. Si hay un río

para pasar, alzará su mano, y las aguas se detendrán

delante de él para que pueda andar sobre la tierra seca.

¡Y nada será imposible para el hombre que cree! Las más

poderosas bombas atómicas o de hidrógeno inventadas

serán perfectamente inofensivas para el hombre quien

está escondido en el lugar secreto del Altísimo.

¿No podemos ver, entonces, cuán fácil será para el

vencedor administrar ayuda, consolación y liberación a

una Iglesia perseguida y sufriente? Porque será un vencedor

en la plenitud de la victoria de Cristo sobre el

mundo, la carne, y el Diablo. El pecado, la enfermedad,

o la muerte no tendrán nada en él. Él será como su

Señor y Maestro cuando él anduvo en la tierra y ministró

entre los hombres. Ningún hombre pudo quitarle la

vida. Pero Él testificó,

“ ...Yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y

tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:18).

Así será con Sus muchos hermanos. Si ponen su vida,

será por sus hermanos y por la verdad; y tan seguramente

como la ponen, la volverán a tomar en gloria y plenitud

más grandes, nunca más para ver corrupción. Ningún

hombre podía tocar a Cristo hasta que su hora hubiera

llegado; y entonces, Él se ofrecería voluntariamente

a fin de terminar la obra que Dios le había encomendado.

Así será con Sus muchos hermanos. Serán completamente

triunfantes sobre todos los poderes de las

tinieblas que se forman contra ellos, y en ninguna manera

participarán de la Tribulación venidera de este mundo,

excepto para cumplir las obras de Dios a favor de la

Iglesia. Si sufren o mueren, será por causa de los hermanos,

y según el plan de Dios y el poder de Cristo que

obre en ellos.

Estas cosas pueden sonar fantásticas a muchos creyentes;

pero si es así, es sólo porque el pueblo de Dios en

esta edad moderna tiene una mente tan carnal que no

puede apreciar ni entender las realidades del Espíritu.

Muchísimos más milagros de los que hemos menciona227

do o aun imaginado, serán hechos por los Hijos de Dios

en el día de su manifestación. Ni necesitarán un cuerpo

glorificado para hacer estas cosas. Esta, por supuesto,

será su herencia cuando su obra en la tierra es terminada,

así como en el caso de Cristo. Pero no necesitarán

un cuerpo glorificado para obrar las obras de Cristo.

Daniel era humano, aun en el foso de los leones. Los

tres jóvenes hebreos tuvieron carne y sangre lo mismo

que todos las tenemos, y sin embargo, el fuego no significó

nada para ellos, excepto la liberación de su servidumbre

y una visitación de Uno semejante al Hijo del

Hombre. Felipe era un ser humano natural, con un cuerpo

natural, y no obstante fue llevado en el Espíritu sin la

ayuda de medios humanos para viajar. Pedro también, y

sin embargo, las puertas cerradas se abrieron y él salió

de la cárcel por la mano del Ángel del Señor.

Estas cosas realmente son muy sencillas y pequeñas

comparadas con algunas de las cosas no vistas ni conocidas

que Dios ha preparado para los que le aman. Jesús

quiso decir exactamente lo que dijo cuando prometió:

“ ...De cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de

mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se

pasará; y nada os será imposible” (Mateo 17:20).

 

 

El último gran día de la Fiesta

 

 

Tal vez debemos describir en algún detalle el orden

de eventos que sucedieron durante la Fiesta de los Tabernáculos

en los días de Cristo. Esta era la fiesta culminante

del año. La Fiesta empezó, como mencionamos,

con el Son de Trompetas, seguido por el Día de la Expiación,

y luego, culminó con la Fiesta de los Tabernáculos.

Era tiempo de gran regocijo y júbilo y alegría, porque

era realmente una gran Fiesta de Acción de Gracias para

todo Israel, cuando había sido recogido el fruto de la

tierra. Por eso fue llamada la Fiesta de la Cosecha. La

cosecha ya había terminado, y ahora se congregaban en

las calles y lugares abiertos de Jerusalén para celebrar la

ordenanza del Señor, alabándole y dándole gracias por

Su bondad, cantando los Salmos de David, y guardando

todos los ritos relacionados con la Fiesta.

En los días de Cristo, otras ceremonias fueron celebradas

además de las mandadas en la Ley. Se dice que el

pueblo, al tiempo del sacrificio de la mañana, tomaba

ramas de palmeras y mirtos y sauces, y con una cidra u

otra fruta en sus manos iban al templo, y marchaban

alrededor del altar del holocausto según la manera de

los hijos de Israel cuando rodearon a Jericó. Hacían esto

una vez cada día, y luego, siete veces en el séptimo día

de la Fiesta.

Hubo también la ceremonia conocida como: Derramando

el agua, la cual según toda probabilidad estuvo

en boga en el tiempo de Cristo. En el cumplimiento de

esta ordenanza, el sacerdote llevaba un vaso de oro al

estanque de Siloé en el tiempo del sacrificio, lo llenaba

de agua, y lo llevaba otra vez al templo entre el son de

trompetas y gritos de regocijo. Luego, mezclaba el agua

con el vino de los sacrificios y los derramaba al lado del

altar, y de allí era conducido por una cloaca al valle de

Cedrón. Mientras sucedía esto, leían Isaías 12:3,

“ Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud.”

Verdaderamente era una fiesta de gran júbilo y alegría.

Si hubiera causa de pesar en Israel, éste no sería el

día para revelarla. Si hubiera desengaño, hambre o sed,

habrían de ser olvidados en la ocasión de esta gran Fiesta,

la Fiesta de gozo, de unidad, de reposo, de prosperidad

y de alegría. Pero Jesús estuvo allí, mirando todas

sus demostraciones, y sabiendo bien que estas celebraciones

naturales, terrenales, eran solamente vacías y vanas

para Israel. Él supo también que pronto cesarían, y

229

hallarían su cumplimiento en una Fiesta nueva y viva

que Él mismo había venido a la tierra a efectuar. Se dio

cuenta que su gozo era sólo externo, y que dentro del

corazón de todo verdadero israelita había ese vacío que

sólo Él podría llenar. Se dio cuenta también, que había

llegado la hora cuando Él tendría que dar el verdadero

significado de sus fiestas; así que leemos estas bellas

palabras:

“ Mas en el postrer día, el día grande de la Fiesta, (Jesús) se

puso de pie y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a

mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos

de agua viva correrán de su vientre. (Y esto dijo del Espíritu

que habían de recibir los que creyeran en él; porque

aún no era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no

era glorificado.)” (Juan 7:37-39).

En aquel día, se nos dice, el sacerdote solía citar este

verso de Isaías:

“ Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud” (Isaías

12:3).

¿Puedes ver, entonces, lo que el Señor quiere enseñarnos?

Que vendría el tiempo cuando los hombres ya

no más sacarían su experiencia de los pozos de provisión

Divina, más una fuente artesana de agua viva brotaría

en el alma, y fluiría a la humanidad en poderosos

ríos de bendición y vida. Es la fuente sanadora, vivificadora,

de la cual leemos en Ezequiel:

“ ...Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán

al desierto, y entrarán en el mar; y entradas en el mar,

recibirán sanidad las aguas. Y será que toda alma viviente

que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos,

vivirá; y habrá muchos peces en gran manera por haber

entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo

lo que entrare en este arroyo” (Ezequiel 47:8-9).

Jesús dijo, yo os haré pescadores de hombres. ¡El avivamiento

venidero completamente eclipsará todo lo que

hemos leído en la Biblia o en la historia de la Iglesia!

Este Río de Vida ha estado fluyendo desde Pentecostés;

sabemos eso; pero pronto se vaciará en los poderosos

océanos de la humanidad trayendo vida y bendición a

un desierto árido y asolado. Al verter el agua sobre el

altar, el sacerdote solía citar una porción de Isaías doce.

En realidad, es muy posible que él hubiera leído todo el

capítulo. Si lo hiciera, habría concluido con las palabras:

“Regocíjate y canta, oh Moradora de Sion; porque grande

es en medio de ti el Santo de Israel” (Isaías 12:6).

¡Qué ironía habría en esas palabras! Él no sabía nada

del verdadero Mesías quien estuvo delante de él; y no

obstante allí fue escrito, y él podría haber hablado estas

palabras en completa ignorancia de la verdad que ellas

expresaron: ¡Grande es en medio de ti el Santo de Israel!

Allí estuvo, el Santo de Israel, la misma Fuente de vida y

la Sustancia de todas sus ceremonias y fiestas. Él hace

lo mismo hoy en día. Está en secreto en medio de nosotros,

esperando la entrada.

“ He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno

oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré

con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

 

 

Ríos de Agua Viva

 

 

“ He aquí que yo hago cosa nueva; presto saldrá a luz; ¿no

la conoceréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y

ríos en la soledad” (Isaías 43:19).

Damos gracias a Dios por la poca agua que hemos

tenido de la Fuente de agua viva. Pero Jesús ha prometido,

“ ...el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que

salte para vida eterna” (Juan 4:14).

231

Triste es decirlo, que hemos sido como la fuente en

El Cantar de los Cantares,

“ ...fuente cerrada, fuente sellada” (Cantares 4:12).

¡Una fuente! Pero cerrada, sellada, congelada. Abraham

cavó muchos buenos pozos en su día; pero después

de su muerte se nos dice que los filisteos los habían cegado.

Isaac tuvo que volver a cavarlos antes de poder

aprovechar las aguas refrescantes que yacían debajo de

las piedras, tierra y suciedad que el enemigo había lanzado

en los pozos. Así es con la Iglesia de Cristo, y la

fuente que Cristo ha creado en los corazones de Su pueblo.

Todas las potencialidades de esta nueva vida y esta

nueva experiencia están en nuestro corazón, encerradas

como la vida embrionaria en la semilla. Y el resultado es

que no sacamos ningún provecho.

 

 

El grano de trigo tiene que morir

 

 

¿No está escrito,

“ ...si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;

mas si muriere, mucho fruto lleva?” (Juan 12:24).

Note las circunstancias de esta hermosa declaración.

Andrés y Felipe acabaron de venir y decir al Señor que

ciertos griegos habían pedido ver a Jesús. Y ésta es la

respuesta asombrosa del Señor: Si el grano que cae en la

tierra, no muriere, él solo queda... ¡Respuesta extraña!

Pero no difícil de entender, cuando empezamos a darnos

cuenta que Jesús aparecerá y será visto en Su pueblo

mediante Su Cruz y Resurrección. Quisiéramos ver a

Jesús, dijeron los griegos. Entonces, tendría que verle

en la cosecha que Su muerte produciría según Su misma

semejanza, en Su misma imagen. ¡Le verían en Su pueblo!

Y la única manera que nosotros, el pueblo de Dios,

vamos a manifestar la vida y el poder de la resurrección

es por identificarnos con Él en Su cruz.

No es suficiente meramente aceptar a Cristo y Su

obra consumada para nosotros. Tenemos que participar

en Sus sufrimientos, identificarnos con Su Cruz, de modo

que realmente llega a ser la nuestra propia, y entonces,

resucitaremos con la vida de resurrección a fin de llevar

mucho fruto para el Reino.

“Porque si fuimos plantados juntamente en él a la semejanza

de su muerte, también lo seremos a la de su resurrección”

(Romanos 6:5).

Con razón el apóstol Pablo, quien conoció a Cristo,

había visto personalmente a Su Señor en el camino a

Damasco, había hablado con Él y le había oído contestar

en voz audible, anhelaba en la aflicción de su espíritu

esta gran manifestación:

“ por conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación

de sus padecimientos, en conformidad a su muerte, si

en alguna manera llegara a la resurrección de los muertos”

(Filipenses 3:10-11).

 

 

La Escritura no puede ser quebrantada

 

 

Cualquier verdadero creyente inmediatamente se

levantaría en fuerte oposición si se sugiriera que el Antiguo

Testamento no fue cumplido, o no sería cumplido,

en Cristo. Jesús prometió tan definitivamente:

“ ...era necesario que se cumplieran todas las cosas que están

escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en

los salmos” (Lucas 24:44).

Y sin embargo, parece una cosa muy razonable y plausible

a todo cuerpo de la Cristiandad evangélica que el

Nuevo Testamento no tenga que cumplirse en la Iglesia

de Cristo. Aseguremos a los santos en todas partes que

el Nuevo Testamento es ahora una parte de la Palabra de

Dios inspirada verbalmente; y Jesús ha declarado enfá233

ticamente: “La Escritura no puede ser quebrantada,” y otra

vez,

“para que se cumplan las Escrituras” (Juan 10:35; Marcos

14:49).

Y si es cierto en cuanto al Antiguo Testamento,

¿cuánto más es cierto del Nuevo Testamento? Porque la

gloria del Antiguo iba a perecer, pero la gloria del Nuevo

ha de permanecer (2 Corintios 3:9-11).

Afirmamos, pues, que si Cristo tenía que ministrar

fielmente por muchos años en medio de las burlas y ridículos

de los hombres, sufrir la angustia de Getsemaní,

morir en una cruz Romana, y resucitar de la muerte,

para cumplir el Antiguo Pacto; entonces es imprescindible

que el Cuerpo de Cristo se levante del polvo y desolación

de su cautividad, se identifique con la muerte de

Cristo, la cabeza, y resucite con Él para manifestar Su

gloria y Su poder y para cumplir el Nuevo Pacto.

Los hombres argumentarán, ¿Qué de la apostasía?

¿No será ésta la condición de la Iglesia en los postreros

días? Por supuesto habrá apostasía, como el apóstol profetizó.

Y ciertamente se ha cumplido. Pero estamos hablando

de la verdadera Iglesia, el Cuerpo de Cristo, los

Hijos de Dios, el vencedor, la esposa, el pueblo del cual

fue dicho:

“Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada

por la Iglesia a los principados y potestades en los

cielos” (Efesios 3:10).

Y esto tendrá que cumplirse si la Escritura no puede

ser quebrantada.

El apóstol dijo,

“A Él sea la gloria en la Iglesia por el Cristo Jesús, por todas

las generaciones por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios

3:21, Literal).

Y tendrán que cumplirse las Escrituras.

Un Nuevo Pacto es destinado a hacer del pueblo de

Dios, Carta de Cristo ...

“ ...escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo”

(2 Corintios 3:3).

Y tendrán que cumplirse las Escrituras. En el Nuevo

Pacto está decretado que,

“ ... Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de

ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a

mí por pueblo” (Hebreos 8:10).

Y tendrán que cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha provisto una gloria que permanece,

y crece aún más ilustre, en contraste a la gloria marcesible

de la Ley de Moisés (2 Corintios 3:7-8). Y tendrán

que cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha preparado una panoplia, una armadura

completa, por la cual los santos serán capacitados

para derribar a Satanás y sus huestes malignas de

sus fortalezas celestiales (Efesios 6:11-18). Y tendrán que

cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha mandado a los santos de Dios que

tengan el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma

cosa, estando perfectamente unidos en un mismo entendimiento

y en un mismo parecer (1 Corintios 1:10; Filipenses

2:2). Y tendrán que cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha establecido a la Iglesia como un

Cuerpo, funcionando tan genuinamente y tan perfectamente

como los miembros del cuerpo humano, con Cristo

como la Cabeza (1 Corintios 12 al 14). Y tendrán que

cumplirse las Escrituras.

235

El Nuevo Pacto ha ordenado que los santos de Dios

crezcan en la madurez y en el conocimiento del Hijo de

Dios, a la medida de la edad cumplida del Cristo (el cuerpo

de Cristo tiene que ser mayor de edad) para recibir la

plenitud de su herencia. (Efesios 4:12-13). Y tendrán que

cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha decretado que después de la ministración

exitosa de los dones y ministerios del Espíritu,

la caridad (el amor de Dios) será manifestada en los

santos, tomando el lugar de los dones (1 Corintios 13). Y

tendrán que cumplirse las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha ordenado un lugar en Cristo y un

nacimiento por el Espíritu que completamente desterrará

el pecado del corazón, y producirán una victoria que

no conoce derrota (1 Juan 3:7-9). Y tendrán que cumplirse

las Escrituras.

El Nuevo Pacto ha declarado que la esperanza solícita

de la creación, y los gemidos y aflicciones de

un mundo bajo la maldición del pecado y de la muerte,

hallarán liberación y libertad en la manifestación de los

Hijos de Dios (Romanos 8:19-23). Y tendrán que cumplirse

las Escrituras.

Entonces, santos de Dios, no seamos como Moisés,

quien ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos

de Israel no fijaran la vista en su rostro. Y con mucha

razón, porque aquella gloria era condenada a perecer;

pero la nuestra es destinada a ser aún más brillante, y a

resplandecer aún más y más hasta que el Día sea Perfecto.

Salgamos, pues, ministrando la Palabra de Vida con

todo denuedo, preparados incluso a morir la muerte de

la Cruz en esta hora de Su traición, y sabiendo que tan

ciertamente como Dios resucitó a Cristo de la muerte en

el poder de una vida indestructible, tan ciertamente resucitaremos

también con Él para andar en novedad de

vida.

Si los hombres optan por quedarse donde están en

su experiencia Cristiana, entonces, este mensaje no es

para ellos. Gracias a Dios que pueden comer del maná

que cae del Cielo, y beber del agua que fluye de la Roca,

y recibir sanidad y fuerza para su viaje. Pero triste es

decirlo, morirán en el desierto, y no verán esta buena

herencia del Espíritu.

En cambio, si algunos se levantan y pasan el Jordán,

habrá obstáculos tremendos para vencer, habrá peligros

invisibles acechando en su camino, y habrá enemigos

poderosos para dominar. Sin embargo, suyo es un buen

espíritu que el Señor honrará, y Su presencia será su protección.

A ellos Dios hablará palabras de gran aliento:

“ El libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de

día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas

conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces

harás prosperar tu camino, y todo lo entenderás. Mira que

te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni

desmayes, porque yo el SEÑOR tu Dios estoy contigo en

donde quiera que vayas” (Josué 1:8-9).

 

 

La nuestra es una fuente que salta

 

 

“ ...una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).

Esta es la promesa de Cristo a Su pueblo. No escribimos

con el propósito de resolver argumentos doctrinales;

pero sencillamente para aquellos cuyas almas tienen

sed de esta fuente viva. Si los hombres están contentos

con su experiencia de la Pascua, esto no es para ellos. Si

están satisfechos con su experiencia del Pentecostés, esto

no es para ellos. Tal contentamiento sólo muestra que

los Ríos de Agua Viva han cesado de fluir de sus almas;

porque esta Fuente que Cristo pone adentro, si no es

obstruida por el lodo de los filisteos, es una Fuente que

constantemente salta para vida eterna. Gracias a Dios

por cada medida de verdad, de poder y de gloria que

237

Dios ha restaurado a la Iglesia desde la Reforma hasta

ahora. Pero deja que fluya, hijo de Dios; que salte hasta

ser un poderoso Amazonas en este mundo desierto lleno

de pecado, enfermedad y pesar.

Jesús dijo: “ríos de agua viva correrán de su vientre.”

No estamos esperando, pues, un poder extraño... alguna

gloria o alguna experiencia que realmente no sea nuestra.

Pero aguardamos la liberación del Torrente Divino

que ahora está cerrado en los corazones del pueblo de

Dios. Somos fuente cerrada, fuente sellada.... La Iglesia

ha pasado un invierno frío, arduo, e infructuoso. Pero el

Dios infinitamente sabio ha sido el autor del invierno;

porque Él está efectuando un plan grande y poderoso:

“ El que da la nieve como lana, derrama la escarcha como

ceniza. El que echa su hielo como en pedacitos; delante de

su frío ¿quién estará?” (Salmo 147:16-17).

Sí, el invierno ha estado sobre la Iglesia por siglos.

No podíamos entenderlo; pero Dios lo determinó para la

gloria y el triunfo de aquellos que estarán viviendo en el

Día de la Primavera. Aún ahora podemos ver los primeros

frutos de la Primavera y la expulsión del invierno.

“ Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y

fluirán las aguas... No ha hecho esto con las otras naciones...”

(Salmo 147:18,20).

Las brisas del Espíritu suavemente corren por la Iglesia;

y con los vientos del Espíritu y la iluminación del Sol

de Justicia, hay un derretimiento. El hielo y la nieve y la

escarcha se derriten, se disuelven y fluyen juntos, para

formar esta fuente viva del Líbano. Por lo tanto, aun

ahora comencemos a regocijarnos en el Nuevo Día de

Primavera, mientras que los primeros rayos de esperanza

se levanten sobre el horizonte oriental:

Tabernáculos, la fiesta de su manifestación

 

“Porque he aquí ha pasado el

invierno, se ha mudado, la lluvia se

fue; se han mostrado las flores en la

tierra, el tiempo de la canción es

venido, y en nuestra tierra se ha oído

la voz de la tórtola; la higuera ha

echado sus higos, y las vides en

cierne dieron olor; levántate, oh

compañera mía, hermosa mía, y

vente”

(Cantares 2:11-13).