La
Fiesta de los Tabernáculos
George
H. Warnock
Título Original: The Feast of Tabernacles
George
H. Warnock, July, 1951
Las
Citas Bíblicas son tomadas de Las Sagradas Escrituras,
Versión Reina Valera, editada por
Colombia Para Cristo, 2001.
Contenido
INTRODUCCIÓN ...........................................
7
CAPÍTULO 1
....................................................................... 28
LA FIESTA
DE LA PASCUA
CAPÍTULO 2
....................................................................... 34
LOS PANES SIN LEVADURA
CAPÍTULO 3
....................................................................... 43
LA GAVILLA POR PRIMICIAS
CAPÍTULO 4
....................................................................... 46
LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
CAPÍTULO 5 .......................................................................
56
EL SON DE TROMPETAS
CAPÍTULO 6
....................................................................... 80
EL DÍA DE EXPIACIÓN
CAPÍTULO 7
..................................................................... 102
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE UNIDAD
CAPÍTULO 8
..................................................................... 110
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE GOZO
CAPÍTULO 9
..................................................................... 116
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE LA COSECHA
CAPÍTULO 10
................................................................... 126
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE REPOSO
CAPÍTULO 11
................................................................... 149
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE GLORIA
CAPÍTULO 12
................................................................... 173
TABERNÁCULOS, LA
FIESTA DE LA
RESTAURACIÓN
CAPÍTULO 13
................................................................... 199
TABERNÁCULOS, LA FIESTA DE SU
MANIFESTACIÓN
LIBROS DISPONIBLES
DE
GEORGE WARNOCK
EN ESPAÑOL................ 239
El que
en mí cree, las obras que yo
hago
también él las hará; y mayores
que
éstas hará; porque yo voy al
Padre
(Juan
14:12).
Antes,
como está escrito: Lo que ojo
no vio,
ni oreja oyó, ni ha subido en
corazón
de hombre, es lo que Dios
ha
preparado para aquellos que le
aman.
Pero Dios nos lo reveló a
nosotros
por su Espíritu; porque el
Espíritu
todo lo escudriña, aun lo
profundo
de Dios
(1
Corintios 2:9-10).
INTRODUCCIÓN
reemos que la hora ha llegado
cuando los santos
deben
conocer y comprender, por lo menos en parte,
el
significado de las Fiestas anuales de Israel, porque
ellas
constituyen un tipo y un modelo muy precioso para
la
Iglesia. Hay un tiempo oportuno para la proclamación
de
cada verdad bíblica, y cuando llega la hora de
Dios
para la revelación, el Espíritu Santo está gloriosamente
presente
para quitar el velo que cubre los secretos
de
Dios e iniciar a Su pueblo en los misterios divinos.
Tal es
la tarea del Espíritu Santo, de conducir y guiar a
los
santos a toda la verdad, y de revelar las cosas que
han de
venir (Juan 16:13). El andar en
el Espíritu es la
única
base genuina que tenemos para el entendimiento
debido
de las Escrituras. Aun sin esa consagración y ese
andar
en el Espíritu, se podría adquirir un entendimiento
considerable
de la teología, pero sería una teología
exenta
de la Verdad. Después de todo, la teología es el
estudio
acerca de Dios y acerca de la Verdad; mientras
que la
Verdad es una demostración viva, vital y poderosa
del
Espíritu de Dios, pulsando con vida, poder, sabiduría
y
conocimiento divinos.
Jesús
mismo, la Verdad
Cuando
Jesús declaró enfáticamente, Yo Soy la Verdad,
allí
mismo demolió completamente la idea que la
C
8 La
Fiesta de los Tabernáculos
Verdad
tuviera algo en común con credos, doctrinas y
teorías
acerca de Dios y las cosas espirituales. Y no sólo
eso,
porque si Cristo es la Verdad, entonces, la Verdad
nos
viene en vestiduras de humildad y mansedumbre, y
hallará
poca acogida de las manos de los sabios o los
eclesiásticos.
Es extraño, pero cierto, que los dirigentes
de las
masas en el reino religioso son los que desechan la
Verdad
cuando Ella llama a su puerta y pide entrada.
Hay
solamente una respuesta a esta extraña situación, y
es
ésta: El éxito eclesiástico se ha convertido en orgullo
de
corazón, y con el orgullo ha venido el espíritu de Laodicea,
tan
común en todos los círculos evangélicos hoy
en
día:
“Yo
soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de
ninguna
cosa; ...” (Apocalipsis 3:17).
En vez
del hambre y sed de Dios y de la justicia,
encontramos
por todos lados las pretensiones jactanciosas
de
varias sectas sobre cuánta Verdad tengan, y cuánto
conocimiento
y comprensión de las Escrituras. Es por
demás
decir que semejantes pretensiones solamente establecen
que
están en la misma condición de los de Laodicea,
y les
impiden tomar su lugar como vencedores en
el
trono de Cristo. El pueblo de Dios aún tiene que aprender
que el
Reino pertenece a los que no son nada y no
tienen
nada, a los que son pobres en espíritu, y a los que
tienen
hambre y sed de justicia. Dios enaltece a los mansos
y
humildes para heredar el trono de príncipes; y a
los
altivos y nobles envía con manos vacías. Que Dios
nos
ayude a cada uno a humillarnos, a orar y a buscar Su
rostro;
sobre todo, a reconocer cuán poco tenemos de la
Verdad
y la Justicia, para que seamos preparados para
recibir
bendiciones espirituales copiosas de las manos
de
Aquél que da a todos abundantemente y sin reproche.
9
Perspectiva
de cosas grandes
Verdaderamente
el Señor ha preparado cosas grandes
y
poderosas para su pueblo;
“
...lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón
de
hombre...” (1 Corintios 2:9).
¡Si
los verdaderos hijos de Dios creyeran en esta Escritura
con
todo su corazón, cuán grandemente ayudaría
a
soltar las riquezas del Cielo, y a abrir las puertas
diluviales
de gloria! sabemos, por supuesto, que los creyentes
en
todas partes, en alta voz, profesan creer esta
Escritura
y toda la Biblia; pero realmente no lo creen.
Sí,
afirman que Dios tiene cosas poderosas preparadas
para
nosotros cuando lleguemos al Cielo; pero
Pablo
declara en el verso siguiente que estas cosas no
vistas,
no conocidas y no pensadas, son reveladas por el
Espíritu,
y no por medio del arrebatamiento ni la muerte
(verso
10).
Por lo
tanto, pongamos toda diligencia para entrar
en el
reino del Espíritu, cuyo reino constituye la verdadera
herencia
de los santos. Ciertamente la herencia es
nuestra
para poseer. Y si ningún hombre desde la ascensión
de
Cristo hasta ahora ha entrado en ella, no importa.
Es
nuestra para conquistar si podemos creer y recibirla.
La
Iglesia Universal ha rechazado la posibilidad
de
poseerla, eso es cierto; pero la historia de la Iglesia de
ninguna
manera es la norma de adquisición espiritual.
Pablo
no la alcanzó completamente; pero contempló la
gloria
de ella, como Moisés, estando en el Monte Nebo,
vio la
tierra prometida. Y además, por el Espíritu se extendió
hacia
ella con toda diligencia, si en alguna manera
él la
alcanzara, y confesó que no había alcanzado la
tierra
(Filipenses 3:12,13).
¡Gracias
a Dios, sin embargo, por la seguridad que
Introducción
10 La
Fiesta de los Tabernáculos
algunos
van a poseer la tierra! Dios no va a terminar
esta
dispensación hasta que algunos realmente entren y
posean
su herencia en Cristo Jesús. Pablo declaró, por lo
tanto,
puesto que falta que algunos entren en él (Hebreos
4:6). La primera generación que salió de Egipto bajo
Moisés
dejó de entrar a causa de su incredulidad, y Dios
decretó
que murieran en el desierto. Sin embargo, Él ya
había
jurado que la simiente de Abraham poseería la tierra,
y por
lo tanto, Él levantó una nueva generación que
entró
y poseyó lo que vieron sus padres y se rehusaron a
apropiar.
No pueden frustrarse los propósitos de Dios.
Él
tendrá un pueblo que confiará en su Dios y heredará
sus
posesiones. La generación de gente llena del Espíritu
al
principio de este siglo hizo su viaje desde el desierto
de las
denominaciones y acamparon en su “Cades-
Barnea” a la entrada de
“Canaán;” pero ellos tampoco
entraron
a causa de su incredulidad. Algunos vieron la
visión;
la mayoría, no; y perecieron en el desierto.
Es
cierto, hubo unos pocos, como Caleb y Josué, quienes
confiaron
en las promesas de Dios, y continuaron
esperando
cosas mejores; ciertamente Dios vindicará Su
Palabra
y Su juramento, y les hará poseer la tierra juntamente
con la
nueva generación que Él está levantando
ahora.
Pero en su mayoría, el pueblo que Dios escogió
de
entre las denominaciones y separó a una nueva comunión
en el
Espíritu y bautizó con el Espíritu Santo, no
entró
en la tierra, denunció a los que exhortaron al pueblo
a
entrar, y volvió al desierto como sus predecesores
en
Israel.
Por lo
tanto, como la Palabra de Dios es verídica y Su
juramento
inmutable, el Señor actualmente está levantando
una
nueva generación que será facultada, para
tomar
la “tierra prometida,” de poder y autoridad espiritual,
y
entrar en el reino del Espíritu de Dios. Falta que
algunos
entren en él. ... Si esta nueva generación se aparta
11
de las
promesas frente a oposiciones violentas, ella también
perecerá
en el desierto, y Dios esperará que aun
otra
generación tome la tierra. Porque, falta que algunos
entren
en él. Su Palabra lo ha declarado, y tiene que
cumplirse.
Tenemos la convicción, sin embargo, que esta
vez el
pueblo de Dios no va a fallar; que en esta tremenda
hora
Dios mismo intervendrá en soberanía maravillosa
a
favor de los que ven la visión, y les llevará adelante
a una
victoria completa y gloriosa.
No
podemos dudar que esta nueva generación, mediante
la
gracia de Dios, pasará el Jordán y poseerá el
Reino
preparado para la manada pequeña desde la fundación
del
mundo. Los poderes del Cielo se conmueven,
conforme
a la Palabra profética. Grandes e importantes
batallas
espirituales se libran y se ganan en los lugares
celestiales.
Huestes espirituales de maldad ya comienzan
a
sentir el impacto de los santos que avanzan por el
Espíritu,
y comienzan a poseer sus posesiones en los cielos.
Y
sobre todo, los santos de Dios están recibiendo
dones
celestiales, los dones se están desarrollando en
ministerios
del Espíritu, y estos ministerios constituyen
el
único método divino,
“ Con
el fin de perfeccionar a los santos en la obra del ministerio,
para
edificación del cuerpo del Cristo; hasta que todos
salgamos
en unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo
de Dios, en varón perfecto, a la medida de la edad
cumplida
del Cristo” (Efesios 4:12-13).
Gracias
a Dios que su pueblo tiene confianza y convicción
que la
hora ha venido para la manifestación de
los
Hijos de Dios; que los propósitos eternos de Dios en
la
Iglesia están a punto de ser revelados; que ahora estamos
al
borde del Jordán, preparados y dispuestos para
seguir
a los sacerdotes del Señor y el arca del pacto hasta
una
nueva experiencia en Cristo; sepultados para
muerte
y humillación y abatimiento en el Jordán, pero
Introducción
12 La
Fiesta de los Tabernáculos
resucitados
al otro lado para vida y victoria y autoridad
en
Canaán. Constantemente tengamos presente las reglas
y principios
de la guerra cristiana; a saber: que conquistamos
por
ceder, recibimos por dar, vencemos por ser derrotados,
y
vivimos por morir. No hay otro camino sino el
camino
de la Cruz. La Cruz de Cristo se destaca en los
horizontes
del tiempo y de la eternidad; no solamente
como
el medio del perdón del pecado y la puerta a la
Vida
Eterna, sino como el único principio de conducta
cristiana.
“
...Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome
su madero, y sígame. Porque cualquiera que quisiere
salvar
su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su
vida
por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:24,25).
Tres
grandes fiestas para la Iglesia
Confiamos
en que ha venido la hora en la historia de
la
Iglesia, cuando está para cumplirse en medio de los
santos
el ciclo de fiestas anuales de Israel. Puesto que el
celebrar
en la letra las Fiestas constituye un tipo y modelo
de
grandes e importantes eventos espirituales, es
de
suma importancia que entendamos su significado. Las
Escrituras
revelan el hecho que hubo tres períodos festivos
en el
culto de Israel. Se agregaron otros días, en
años
posteriores, para conmemorar ciertos eventos; pero,
conforme
al modelo Levítico original, hubo tres ocasiones
durante
el año cuando todo Israel fue exhortado a
observar
una fiesta religiosa nacional. Por cuanto la Iglesia
de
Cristo es el verdadero Israel espiritual (una verdad
que
más tarde hemos de comprobar por las Escrituras),
lo que
ocurrió en el Israel natural constituyó meramente
un
tipo y una sombra de lo que se cumpliría en el
Israel
espiritual. Podemos sacar mucho provecho espiritual
y
consolación al estudiar los tipos en el Antiguo Testamento,
y
luego descubrir por el Espíritu dónde tienen
su
aplicación para nosotros en un plano espiritual mu13
cho más elevado y extenso. Porque las
Escrituras revelan
claramente
que:
“ ...estas cosas les acontecieron como figura (como tipo o
figura);
y están escritas para nuestra amonestación, en quien
los
fines de los siglos ha parado” (1 Corintios 10:11).
Y no
sólo eso; porque hay evidencia abundante en el
Nuevo
Testamento para establecer el hecho que dos de
las
tres Fiestas anuales en el culto de Israel ya se han
cumplido
en Cristo y en su iglesia. Este cumplimiento es
tan
evidente, que no vacilamos en declarar que ahora
estamos
al borde del cumplimiento de la última Fiesta
anual
del Señor. Si Dios declara que el Antiguo Testamento
se ha
de cumplir en Cristo y su iglesia, esto basta
para
nosotros. Pero, cuando aún podemos examinar el
Nuevo
Testamento y ver la manera en que gloriosamente
se han
cumplido dos de las tres Fiestas, cuán gran
consolación
constituye para los santos que están esperando
el
cumplimiento de la última Fiesta, la Fiesta de
los
Tabernáculos.
En
este estudio, entonces, queremos exponer algunos
de los
principios básicos acerca de los grandes eventos
que
están ocurriendo en este tiempo presente, y mencionar
otros
eventos que han de suceder, dando cumplimiento
a las
Fiestas del Antiguo Testamento. Apelamos
enteramente
a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo;
porque
es evidente que el hombre natural no puede recibir,
mucho
menos enseñar, las cosas del Espíritu. Si es
la
Palabra de Dios, entonces es infinita y eterna, mucho
más
allá de la comprensión humana; y solamente
el
Espíritu puede revelarla y hacerla vivir para nosotros.
Sabemos
que solamente hemos tocado el borde de
la
Verdad relacionada con este gran tema que hemos intentado
explorar;
y sabemos que cuando las Escrituras
se
cumplan abierta y manifiestamente ante nuestros ojos,
Introducción
14 La
Fiesta de los Tabernáculos
la
Verdad y Gloria de las Fiestas del Señor trascenderán
en
gran manera todo lo que hemos imaginado en nuestra
contemplación
y meditación de la Palabra. Esto, por
cierto,
es motivo de gran aliento, sabiendo que en la hora
de la
gran Manifestación de los hijos de Dios hemos de
ver,
oír, percibir y experimentar un poder y una gloria
que
nunca estuvieron dentro de la posibilidad humana.
Que
Dios, por lo tanto, nos dé dirección por Su Espíritu
para
ver, comprender y contemplar cosas maravillosas
de Su
Palabra, cuya exposición alumbra a los que
están
en tinieblas. La apropiación de estas maravillas
alumbra
a los que están en tinieblas, hace entender a los
simples,
da sabiduría a los necios, e ilumina a los ciegos.
No nos
importan credos establecidos, o doctrinas o discusiones
teológicas,
ni las anotaciones marginales que
hallamos
en las varias Biblias expositivas y con referencias.
Dios
ha hablado, y eso basta. Si hay creyentes
contentos
de atenerse a la revelación que han recibido
de las
manos de grandes hombres del tiempo pasado,
que se
contenten. Pero Dios ahora está guiando a su
pueblo
adelante y arriba hasta las alturas celestiales, a
profundidades
más grandes, a extensiones de Verdad y
Gloria,
que los santos jamás hayan disfrutado o apropiado
en
tiempos pasados. Por eso fijamos nuestras esperanzas
y
nuestros ojos en el Dios que aumenta revelación
en
“
Aquel que es... Poderoso para hacer... Todas las cosas...
Mucho
más abundantemente... de lo que pedimos... o entendemos,...
por la
potencia... que obra en nosotros.”
Que
otros contemplen la apostasía de un sistema
religioso
corrompido; pero que contemplemos nosotros
la
gloria que se revela a la verdadera Iglesia, y exultemos
con el
apóstol Pablo, ante toda oposición:
“A Él
sea gloria en la Iglesia por el Cristo Jesús, por todas
15
las
generaciones por los siglos de los siglos. Amén.” (Efesios
3:21).
Muchos
grupos en la Iglesia
En
este estudio no intentamos distinguir entre la Iglesia,
el
Cuerpo, la Esposa, los Hijos, etc. Hay muchos
grupos
que pueden incluirse en la palabra Iglesia. Pero
el
Señor conoce a los que son de Él en cada grupo particular,
y en
su debido tiempo será manifestado. Un edificio
en sus
etapas formativas parece ser una vasta conglomeración
de
andamios, armazones, ladrillos y acero;
pero
no revela exactamente cuántos cuartos habrá, y para
qué
servicio se usarán los cuartos. Cuando esté concluida
la
construcción todo se manifestará. Así será con la
Iglesia
de Cristo. Porque hay cuerpos celestiales y cuerpos
terrenales;
una es la gloria del sol; otra la de la luna;
y otra
la de las estrellas y aun una estrella es diferente
de
otra en gloria. Así será en el día de Cristo cuando
cada
hombre es revelado en Su debido orden conforme
al
plan y propósito de Dios.
La
Iglesia en tipo y profecía en el A.T.
Antes
de comenzar a tratar el significado típico de
las
varias fiestas del Señor, será menester que establezcamos
el
hecho que el Antiguo Testamento, en tipo y
profecías,
es aplicable a la Iglesia de Jesucristo en un
plano
espiritual. Es muy común entre todos los círculos
evangélicos
oír sermones que son basados en el Antiguo
Testamento
y expuestos a la luz del Nuevo; pero hay
muchos
que exigirían una interpretación literal y natural,
cuando
una interpretación espiritual estuviera en conflicto
con
sus puntos de vista teológicos.
Por
ejemplo, no cabe duda acerca del significado de
la
Pascua. Está establecido sin duda alguna, que Jesucristo
es
nuestra Pascua, quien ha sido sacrificado por
Introducción
16 La
Fiesta de los Tabernáculos
nosotros.
También tenemos el tipo de los Panes sin Levadura
y
Pablo exhorta a los santos a celebrar esta Fiesta,
“
...no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de
maldad,
sino en panes sin levadura de sinceridad y de verdad”
(1
Corintios 5:8).
Todos
los creyentes están de acuerdo con esta interpretación.
Lo que
sigue en orden es el mecer la gavilla
por
Primicias delante del Señor. Generalmente se reconoce
que
esto fue cumplido en Cristo la mañana de su
resurrección:
Cristo, las primicias... . Luego viene Pentecostés,
ocurriendo
cincuenta días después del sábado
de la
Pascua y se establece definitivamente el significado
típico
de esta Fiesta en el Nuevo Testamento, cuando el
Espíritu
Santo descendió sobre los discípulos, para otorgarles
la
promesa del Padre (Hechos 2). Pero por alguna
razón
extraña se abandona este modelo de exposición
bíblica,
y los hombres procuran postergar los últimos tres
eventos,
dejando la Fiesta de los Tabernáculos para alguna
época
futura, y para un pueblo diferente a la iglesia.
Mientras
que se enseña generalmente que los primeros
cuatro
eventos son aplicables a la iglesia en una
manera
espiritual, se dan a los últimos tres una interpretación
muy
literal, natural y terrenal por lo tanto, se oscurece
y se
pierde completamente el verdadero significado
espiritual
de la Fiesta de los Tabernáculos.
Por
eso, es imprescindible que los santos sepan a ciencia
cierta
que el Antiguo Testamento fue escrito para
nosotros,
y que las verdades que antes fueron aplicables
al
Israel físico y natural, ahora tienen una aplicación gloriosa
en el
Israel celestial y espiritual, pero en un plano
espiritual
mucho más elevado y glorioso. Se podría decir
mucho
sobre esto, pero creemos que bastarán unas
pocas
Escrituras para el propósito de este estudio:
Romanos
4:13-16: Aquí declara libre y enfáticamente
que
las promesas dadas a Abraham no fueron so17
lamente
para la circuncisión; sino también para la incircuncisión;
y en
los dos casos a hombres de fe. Ni la
circuncisión
ni la incircuncisión tuvo parte alguna en las
promesas
de Dios, a menos que fueran hombres de fe:
“Porque
no por la ley fue dada la
promesa a Abraham o a
su
simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia
de la
fe. Porque si los que son de la ley son los herederos,
vana
es la fe, y anulada es la promesa. Porque la ley
obra
ira; porque donde no hay ley, tampoco hay rebelión.
Por
tanto, por la fe, para que sea por gracia; para que la
promesa
sea firme a toda simiente, no solamente al que es
de la
ley, sino también al que es de la fe de Abraham, el
cual
es padre de todos nosotros.”
Romanos
9:6-8: Otra vez el apóstol da énfasis al
hecho
que son los hijos de la promesa, no los hijos de la
carne,
quienes constituyen la descendencia prometida a la
cual
los pactos son aplicables.
“
...porque no todos los que descienden de Israel son israelitas;
ni por
ser simiente de Abraham son todos hijos; sino:
En
Isaac te será llamada simiente.” Quiere decir: No los
que
son hijos de la carne, son los
hijos de Dios; sino los
que son hijos de la promesa, éstos son
contados en la generación.”
Gálatas
3:22: “Mas encerró la Escritura todo bajo
pecado,
para
que la promesa fuera dada a los creyentes por la fe de
Jesús,
el Cristo.”
Efesios
2:12-14: “...en aquel tiempo estabais sin
Cristo, alejados
de la
república de Israel, y extranjeros a los Pactos de
la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero
ahora
en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais
lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.
Porque
Él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, deshaciendo
la
pared intermedia de separación.”
Introducción
18 La
Fiesta de los Tabernáculos
Efesios
3:3,6: “...Que por revelación me fue
declarado el
misterio,
como arriba he escrito en breve... que los gentiles
sean
juntamente herederos, e incorporados, y consortes de
su
Promesa en el Cristo por el Evangelio.”
1
Pedro 1:9-12: Este es un pasaje terminante para
comprobar
lo que hemos dicho acerca del cumplimiento
del
Antiguo Testamento en la iglesia. Aquí Pedro afirma
claramente
que los profetas escribieron principalmente
de la
gracia destinada a nosotros, y de la gloria que vendría
tras
los sufrimientos de Cristo. Él va hasta el punto
de
decir que los profetas no administraron para su día ni
época,
sino para nosotros, y que las cosas que ellos profetizaron
son
anunciadas ahora a los santos bajo la unción
del
Espíritu Santo. Esto es lo que Él dice:
“
Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras
almas.
De la cual salud los profetas (que profetizaron de
la
gracia que había de venir en vosotros), han inquirido y
diligentemente
buscado, escudriñando cuándo y en qué
punto
de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba
en
ellos; el cual antes anunciaba las aflicciones que habían
de
venir al Cristo, y la gloria después de ellas. A los
cuales
fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros
administraban
las cosas que ahora os son anunciadas
de los
que os han predicado el Evangelio por el Espíritu
Santo
enviado del cielo; en las cuales desean mirar los
ángeles.”
Cómo
establecieron los apóstoles la Verdad
Podrían
citarse muchísimas Escrituras más para confirmar
lo que
hemos estado diciendo. Pero posiblemente
la
evidencia más concluyente de todo es el hecho que
los
apóstoles, en sus escritos, hacen referencia constantemente
al Antiguo
Testamento para comprobar las verdades
que
están declarando a la Iglesia, y citan innumerables
textos
de todas las porciones de la Ley y los profe19
tas a
manera de confirmar sus doctrinas acerca de Cristo
y la
Iglesia. Ellos ni hacen justificación alguna, ni indican
que
estén citando un texto del Antiguo Testamento
fuera
de su contexto. Por lo tanto, si a algunos les parece
extraño
que citemos textos de la Ley y los profetas
para
confirmar alguna verdad espiritual acerca del Cuerpo
de
Cristo, que el lector observe bien al leer el Nuevo
Testamento,
cómo aplicaron los apóstoles el Antiguo
Testamento
a la Iglesia que Cristo edificó, y aplicaron al
Israel
espiritual lo que los profetas originalmente profetizaron
sobre
el Israel natural.
El
verdadero Israel
Todo
el Nuevo Testamento está lleno de citas directas
del
Antiguo Testamento, a modo de establecer
la
verdad acerca de la Iglesia, y de los santos de Dios
como
el verdadero Israel. Observa este pasaje notable
en
Romanos:
“Los
cuales también llamó (a nosotros), ¡y no sólo de los
judíos,
sino también de los gentiles! Como también en
Oseas
dice: Llamaré al que no era mi
pueblo, pueblo mío;
y a la
no amada, amada. Y será, que en el lugar donde les
fue
dicho: Vosotros no sois pueblo mío; allí serán llamados
hijos
del Dios viviente” (Romanos 9:24-26).
Pablo
acaba de hacer referencia igualmente a los
Judíos
y Gentiles como vasos para gloria, y después citó
este
pasaje de Oseas para comprobar lo que dijo. Ten
presente
que Pablo hizo referencia a ellos como los vasos
para
gloria tomados igualmente de entre los Judíos y
los
Gentiles. Ahora vamos a hacer referencia al pasaje
que él
citó en Oseas. Aquí descubrimos que el pueblo
que
Oseas describió constituyó el verdadero Israel. Sin
la
revelación adicional dada al Apóstol Pablo, nunca se
hubiera
discernido que Oseas efectivamente incluía a los
Gentiles
en su profecía sobre la felicidad de Israel. En
Introducción
20 La
Fiesta de los Tabernáculos
primer
lugar, él declara el desagrado de Dios con Israel,
y
afirma que Dios no será su Dios:
“Y
dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi; porque vosotros
no
sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.”
Esto
parece ser conclusivo: El Israel natural es rechazado,
y ya
no es el pueblo de Dios. Sin embargo, en
el
verso que sigue, el profeta declara:
“ Con
todo, será el número de los hijos de Israel como la
arena
del mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que
donde
se les decía: Vosotros no sois mi pueblo, les sea dicho:
Hijos
del Dios Viviente” (Véase Oseas 1:9-10).
¿Cómo
podría declarar en el verso 9 que Israel había
sido
rechazado, luego en el verso 10 afirmar que los hijos
de
Israel serían como la arena del mar? El apóstol
Pablo
cita este pasaje de Oseas, y explica por qué la contradicción
aparente.
La respuesta es clara. Dios ya había
recibido
a los Gentiles en el Olivo de Israel. A los
cuales
también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo
de los
judíos, sino también de los Gentiles... Como también
en
Oseas dice: “Llamaré al que no era mi pueblo,
pueblo
mío...” Esto explica claramente por qué Israel
podría
ser rechazado por un lado, y al mismo tiempo
llegar
a ser tan inmensurable como la arena del mar. Las
ramas
naturales fueron desgajadas, pero ramas espirituales
fueron
injertadas del olivo silvestre Gentil, y el
árbol
de Israel retuvo su gloria. En realidad, llegó a ser
más
glorioso, como resultado de la exclusión de Israel, y
efectuó
aun la reconciliación del mundo (Romanos 11:15).
Tengamos
presente estas verdades, al estudiar los
varios
tipos y profecías del Antiguo Testamento, porque
a
menos que entendamos que la Biblia, toda la Biblia,
fue
escrita para nosotros, siempre hemos de negarnos la
gloria
que Dios destinó que obtuviéramos de la Palabra.
21
Los
profetas administraron para nosotros (1 Pedro
1:12).
La
historia de los hijos de Israel les constituyó ejemplos
(o
tipos) para nosotros, y las crónicas,
“
...están escritas para nuestra amonestación, en quien los
fines
de los siglos ha parado” (1 Corintios 10:11).
La Ley
expresó:
“ una
sombra de los bienes venideros, no la representación
misma
de las cosas...” (Hebreos 10:1).
Y los
santos del Nuevo Testamento son:
“...linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido...
que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas
ahora
sois pueblo de Dios...” (1 Pedro 2:9-10).
Otra
vez, una sencilla referencia al Antiguo Testamento
nos
revela claramente que el apóstol aludía al
verdadero
Israel (Véase Éxodo 19:6; Oseas 2:23).
Que
Dios todavía ha de restaurar al Israel natural
que
fue desechado, e injertar otra vez en el Olivo las
ramas
que fueron desgajadas en incredulidad, es cierto,
y la
gloria que acompañará tal transformación es algo
que ni
se puede expresar con palabras. El apóstol describe
este
avivamiento en cinco breves palabras: Vida de
entre
los muertos (Romanos 11:15). Cuándo y en qué manera
esto
será cumplido, Dios manifestará en su propio
tiempo,
y no nos concierne en lo que a este estudio se
refiere.
Pero queda el hecho que Israel nunca fue completamente
desechado,
porque
“ No
ha desechado Dios a su pueblo, al cual antes conoció...”
(Romanos
11:2).
Solamente
los desobedientes fueron desechados; los
Gentiles
creyentes a su vez fueron injertados en el mismo
Olivo,
y llegaron a ser con ellos
Introducción
22 La
Fiesta de los Tabernáculos
“
...participante de la raíz y de la grosura de la oliva” (Romanos
11:17).
Gloriémonos
en nuestra herencia, entonces, y en el
hecho
que nosotros, antes no teníamos parte en los pactos
de la
promesa, y estábamos sin Dios y sin esperanza
en el
mundo, ahora somos conciudadanos de los santos,
y miembros
de la familia de Dios, sobreedificados sobre
el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal
piedra
del ángulo Jesucristo mismo (Efesios
2:13,19,20).
En las
siguientes páginas, por lo tanto, no vacilaremos
en
citar profusamente del Antiguo Testamento y del
Nuevo,
a modo de establecer estas gloriosas verdades
acerca
de la Iglesia. Si el apóstol Pablo usaba bien la
palabra
de verdad cuando hizo 85 referencias al Antiguo
Testamento
en la única carta que escribió a los Romanos,
al
establecer el Evangelio de la Gracia de Dios y
las
doctrinas de la Iglesia; y por lo menos 18 referencias
en la
breve carta a los Gálatas; y mucho más de 100, en
la
epístola a los Hebreos; y si Pedro se atreve a hacer
unas
30 referencias o citaciones del Antiguo Testamento
en su
Primera epístola; y si el amado Juan hace citaciones
directas
o referencias a casi 400 escritos del Antiguo
Testamento
en el libro del Apocalipsis; entonces, no nos
interesa
nada si la teología ortodoxa nos prohibe tomar
tipos
y profecías del Antiguo Testamento y aplicarlos a
la
Iglesia. Los apóstoles ya lo han hecho bajo la unción
del
Espíritu Santo, y eso basta para los que creen en la
inspiración
verbal de las Sagradas Escrituras.
El
Antiguo, el modelo del Nuevo
Hay un
orden sencillo que Dios ha establecido acerca
de la
progresión de la Verdad y de la creación misma,
y es
éste:
23
“ Mas
lo espiritual no es primero, sino lo animal (natural);
luego
lo espiritual” (1 Corintios 15:46).
Se ve
este principio a través de las Escrituras. Primeramente
la
vieja creación, luego la nueva; primeramente
las
tinieblas, luego la luz; primeramente el huerto
del
Edén y el árbol de vida, luego el Huerto de Dios y
el
verdadero Arbol de Vida; primeramente Adán, luego
el
Postrer Adán; primeramente la Pascua, luego el Cordero
de
Dios que quita el pecado del mundo; primeramente
la
Ley, y luego la Gracia; primeramente la Fiesta
típica
de los Tabernáculos, luego la gloria descubierta de
Dios
en la Fiesta espiritual de los Tabernáculos. Y lo
maravilloso
de todo es esto, que el fin del viejo es el
principio
del Nuevo; y de lo que es destinado a pasar,
surge
lo que es destinado a permanecer.
De
esta manera Dios llamó la luz de las tinieblas.
Aconteció
también, que del primer Adán vino Cristo,
destinado
no sólo a ser el Postrer Adán (el fin de Adán,
el fin
de la vieja raza), sino el Segundo Hombre (el principio
de la
segunda creación). Asimismo, la Última Pascua
fue la
ocasión de la verdadera Pascua, quien fue sacrificada
por
nosotros. Y cuando Cristo murió en la Cruz,
y el
velo del templo se rasgó en dos, eso fue el fin de la
Ley,
pero fue también el principio de la Gracia. Dios
siempre:
“
...quita lo primero, para establecer lo postrero” (Hebreos
10:9).
Es
importante, entonces, que observemos lo que es
primero
y natural, y de ello aprender a discernir en qué
manera
tipifica a lo espiritual. Si leemos de la Pascua
natural,
Dios quiere que de las varias circunstancias y
ritos
relacionados con lo natural, oigamos lo que nos
quiere
decir acerca de la Pascua espiritual, que es Cristo.
Introducción
24 La
Fiesta de los Tabernáculos
Si es
la Fiesta de las Semanas, entonces, en ésta Dios nos
quiere
enseñar acerca de la verdadera Fiesta de las Semanas,
que es
Pentecostés. Si es el Día de Expiación,
entonces
aprendemos a discernir el modelo de la verdadera
Expiación,
y asimismo, si se celebra la Fiesta de los
Tabernáculos,
es con el propósito que aprendamos grandes
y
potentes verdades espirituales mediante las circunstancias
y
eventos naturales que acontecen en la Fiesta.
Si
tenemos presente esto, recibiremos una mina de
riquezas
al estudiar los pasajes en el Antiguo Testamento
y en
el Nuevo cuando fue celebrada la Fiesta de los
Tabernáculos.
Hay
tres ocasiones en particular a las cuales haremos
referencia,
que tienen una aplicación notable a la
Fiesta
espiritual de los Tabernáculos que está delante de
nosotros.
Estas tres ocasiones son: la dedicación del Templo
de
Salomón, la restauración del templo después de
la
cautividad, la presencia de Jesús en la Fiesta de los
Tabernáculos
en el tiempo de Su ministerio terrenal.
Estas
tres celebraciones de la Fiesta serán tratadas en
detalle
en los últimos tres capítulos de este libro. Las
características
particulares de los tres eventos hallarán
su
cumplimiento glorioso, en esta tremenda hora
en que
vivimos, en un plano mucho más alto y vasto
que
cuando fueron celebrados por primera vez.
El
orden de las fiestas
Al
comenzar este estudio, queremos exhortar al lector
a leer
cuidadosamente todo lo que se ha dicho en la
primera
sección de este libro, porque está escrito para
formar
una base, por así decirlo, para algunas de las gloriosas
verdades
que han de seguir. Nos damos cuenta
que
muchas informaciones dadas sobre fechas y tiempos
pueden
parecer insignificantes y sin importancia, pero
son necesarias,
sin embargo, para que el lector aprecie
25
más
fácilmente las gloriosas verdades acerca de la tercera
y
última Fiesta, la Fiesta de los Tabernáculos.
Las
tres grandes Fiestas anuales del Señor en el culto
de
Israel son expuestas en considerable detalle en
Levítico
y Deuteronomio. En un sentido muy real, estas
Fiestas
prefiguran y tipifican toda la época de la Iglesia
principiando
con la cruz y terminando en la manifestación
de los
Hijos de Dios y el glorioso despliegue del
poder
y la gloria. Por supuesto, ésta es la gran manifestación
que
nos interesa, porque los propósitos eternos
de
Dios comienzan a cumplirse en ese evento glorioso.
Pero
no podemos tener una comprensión adecuada
del
fin, a menos que sepamos algo del principio. No
podemos
apreciar la Gloria, a menos que aprendamos
acerca
de la Cruz. No podemos entrar en el Reino, a
menos
que primeramente aprendamos la obediencia por
lo que
padecemos. Por eso las Fiestas empiezan con la
Pascua
y terminan con la Fiesta de los Tabernáculos. En
el
medio tenemos los pasos y grados por los cuales la
Iglesia
es sacada de la muerte y llevada a la vida; del
desecho,
a la exaltación; del sufrimiento, al Reino. Las
tres
Fiestas de Israel en el ciclo anual de las ceremonias
religiosas
eran:
1. La
Fiesta de la Pascua
2. La
Fiesta de Pentecostés
3. La
Fiesta de los Tabernáculos
Estas
tres fiestas, además constan de siete eventos
mayores,
tres de los cuales comprendieron la Fiesta de
la
Pascua; uno estuvo solo – Pentecostés; y luego, los
tres
eventos restantes comprendiendo la Fiesta de los
Tabernáculos.
Puede ser útil un breve resumen de las
Fiestas
con sus varios eventos festivos:
Introducción
26 La
Fiesta de los Tabernáculos
I. La Fiesta de la Pascua, o La Fiesta de los Panes sin
Levadura.
Esta
Fiesta comprende:
1. La
Pascua (Véase Éxodo 12:1-23; Levítico 23:4-5; Deuteronomio
16:1-3).
2. Los
Panes sin Levadura (Véase Levítico 21:8; 23:6-8,
15;
Deuteronomio 16:3-4).
3. La
Gavilla por Primicias (Véase Levítico 23:10-14).
II. La Fiesta de Pentecostés, o la Fiesta de las Semanas, de
la
Siega, de los Primeros Frutos. (Véase Éxodo 23:16;
Levítico
23:15-21; Deuteronomio 16:9-12; Hechos 2:1).
III. La Fiesta de los Tabernáculos, o la Fiesta de la Cosecha.
Esta
Fiesta comprende:
1. El
Son de las Trompetas (Véase Levítico 23:24-25).
2. El
Día de la Expiación (Véase Levítico 16; 23:27-32).
3. La
Fiesta de los Tabernáculos (Véase Éxodo 23:16;
Levítico
23:34-44; Deuteronomio 16:13-15).
Todo
el culto de Israel parecía girar en torno de estas
tres
grandes Fiestas anuales. Estas eran las ocasiones
de
grandes convocaciones: el guardar los días de
reposo,
el comer ciertos alimentos, el hacer ordenanzas
y
ritos, y un tiempo de gran consagración y santificación.
“Tres
veces cada año parecerá todo varón tuyo delante del
SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta
solemne
de los panes cenceños, y en la fiesta
solemne de
las
semanas, en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y no
parecerá
vacío delante del SEÑOR” (Deuteronomio 16:16).
27
Es
nuestra intención tratar extensamente cada uno
de los
siete eventos festivos, comprendiendo las tres fiestas,
y
mostrar en qué manera se han cumplido, o han de
cumplirse
en la Iglesia de Jesucristo. Nuestro propósito
principal,
por supuesto, es presentar la última gran Fiesta,
la
Fiesta de los Tabernáculos, a la luz del Nuevo Testamento;
especialmente,
a la luz de lo que Dios está haciendo
actualmente
en la formación de Su Cuerpo, la
Iglesia.
Ciertamente
el Señor está moviéndose por Su Espíritu
sobre
la tierra, revoloteando como paloma sobre el
estado
penoso de la Iglesia actual, para que Él pueda
efectuar
orden y armonía y paz, de caos y tinieblas. Tan
ciertamente
como el Espíritu de Dios se movía sobre la
faz de
las aguas en el principio, y mandó que de las
tinieblas
resplandeciera la luz, y del lugar de la muerte
naciera
la vida, tan ciertamente en los fines de las
edades
la voz de Dios una vez más restaurará la gloria
de
Sion, le dará gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo
en
lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu
angustiado.
Introducción
28 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 1
LA FIESTA
DE LA PASCUA
a
primera Pascua fue celebrada por los hijos de
Israel
en la tierra de Egipto, en vísperas de su salida
de la
casa de esclavitud al desierto. Era la tarde del
día
catorce del primer mes. Dios había levantado un
libertador
para el pueblo en la persona del hombre Moisés,
y le
había equipado con tanto poder y autoridad en
el
Espíritu, que él era para Faraón en lugar de Dios.
Muchas,
terribles y grandes eran las señales y maravillas
hechas
por su mano, de modo que Egipto fue totalmente
desolado
por las manos de un Dios de juicio. Una por
una
cayeron las plagas sobre la tierra; y una y otra vez
Faraón
prometió dejar ir al pueblo, pero cada vez endureció
su
corazón cuando fue quitada la plaga. Finalmente,
Dios
declaró su juicio sobre los primogénitos en toda
la
tierra de Egipto; entonces, Egipto se alegró al ver salir
al
pueblo. Tan terrible y trascendente fue la destrucción
del
Todopoderoso.
Un
nuevo principio
“Y
habló el SEÑOR a Moisés, y a Aarón en la
tierra de
L
29
Egipto,
diciendo: Este mes os será cabeza de los meses;
éste
os será primero en los meses del año” (Éxodo
12:1-2).
Desde
esta fecha Israel iba a tener un nuevo calendario.
Iba a
ser el primer mes en vez del segundo, porque
Dios
les iba a librar de la servidumbre egipcia, y
sacarle
a una nueva experiencia y a una nueva tierra.
Las
asociaciones antiguas de Israel iban a desaparecer
para
siempre. No comerían más los puerros, las cebollas
y los
ajos de Egipto, pero se deleitarían con el maná del
Cielo,
y beberían agua de la roca. No estarían más en las
casas
de su pequeño mundo en Egipto, pero de allí en
adelante
seguirían la nube de gloria de un lugar a otro,
de una
experiencia a otra, aun de gloria en gloria. No
había
declarado claramente el Señor:
“
...Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto,
y he
oído su clamor a causa de sus exactores; por lo cual
yo he
entendido sus dolores. Y he descendido para librarlos...”
(Éxodo
3:7-8).
Y por
lo tanto, para liberar a Israel del juicio de los
primogénitos,
y para prepararles para una nueva vida
como
una nación separada y santa; Dios instituyó la Pascua.
Y la
fiel declaración de los ritos y ceremonias relacionadas
con
este evento significaría la preservación de
Israel
en la hora de los juicios de Dios sobre la tierra de
Egipto,
y el principio de una nueva era para el pueblo de
Dios.
Así es
como la cruz de Cristo se constituye en el principio
de una
nueva era para los hijos de Dios. Las cosas
viejas
comienzan a pasar, y todas son hechas nuevas.
La
servidumbre del mundo, la carne, y el diablo, cede
a una
libertad en el Espíritu, y a una vida de servidumbre
al
Dios de nuestra salvación,
“y
libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia”
(Romanos
6:18).
La Fiesta de la Pascua
30 La
Fiesta de los Tabernáculos
Desde
el tiempo cuando recibimos a Cristo como
nuestro
Salvador personal, y realmente participamos de
los
beneficios de la cruz del Calvario, desde aquella misma
hora
empezamos una vida en Dios. Y por cuanto antes
servíamos
al enemigo de nuestras almas bajo cruel
servidumbre,
ahora hemos llegado a ser los esclavos voluntarios
de
Cristo. Y después de todo, la única libertad
que el
hombre hallará en este mundo es la libertad que
él
obtiene al ser el esclavo del Señor Jesús. Pablo se
deleitó
en llamarse un doulos, un esclavo de Cristo.
El
hombre solamente tiene libertad cuando está ligado
a
Cristo con una cadena de amor y amistad que ni los
afanes
de la vida ni las asechanzas de Satanás puede
romper.
Un
Cordero para una Casa
Nuestro
cordero Pascual es suficiente para todas
nuestras
necesidades. Y aunque los hombres se han apropiado
de Su
gracia y bendición desde la fundación del
mundo
aun hasta ahora, todavía queda gracia suficiente
para
todo pecador que viene a Cristo:
“y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia;
a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas
todo
lo que basta, abundéis para toda buena obra” (2
Corintios
9:8).
El
Cordero tiene que ser sin defecto
Fue
necesario esto porque tipifica el verdadero
“...Cordero
de Dios que quita el pecado de mundo” (Juan
1:29).
“
Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación
(la
cual recibisteis de vuestros padres), no con
cosas
corruptibles, como oro o
plata; sino con la sangre
preciosa
del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin
contaminación”
(1 Pedro 1:18-19).
31
El
Cordero tiene que ser inmolado
El
modernismo aceptará al Cordero de Dios mientras
que Él
enseña en el templo, vive una vida de justicia
y
pureza, y expone sus parábolas; pero, en nada quieren
al
Cordero que fue crucificado por sus pecados. Y por
eso a
ellos les será cerrada la puerta de la salvación.
Porque
de ninguna manera hay acercamiento para ningún
hombre
ante Dios, a menos que sea por el derramamiento
de la
preciosa sangre de Cristo. Es la sangre que
hace
expiación por el alma,
“...y
sin derramamiento de sangre no se hace remisión”
(Hebreos
9:22).
La
sangre tiene que ser aplicada
Aún no
es suficiente que el cordero sea inmolado; la
sangre
del cordero inmolado tiene que ser aplicada a los
postes
de la casa. En otras palabras, tiene que haber una
aprobación
individual y personal, por la fe, de la obra de
la
Cruz.
“ Al
cual Dios ha propuesto por reconciliación (Propiciatorio)
mediante
la fe en su sangre, para manifestación de su
justicia,
para la remisión de los pecados pasados; por la
paciencia
de Dios, manifestando su justicia en este tiempo,
para
que Él solo sea el Justo y el que justifica al que es de
la fe
de Jesús el Cristo” (Romanos 3:25-26).
La
carne tiene que ser la comida
“Y
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis
la
carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no
tendréis
vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre,
tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Porque
mi carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera
bebida” (Juan 6:53-55).
La Fiesta de la Pascua
32 La
Fiesta de los Tabernáculos
Era
una palabra dura en aquel entonces, y es una
palabra
dura ahora. ¿Cómo podemos comer la carne de
Cristo?
Así razona el hombre natural. Pero lo podemos
hacer
por el Espíritu, por fe. Podemos comer su carne
en
meditación diaria y apropiación de la Palabra. Podemos
comer
su carne en oración y comunión por el Espíritu.
Y
podemos comer su carne mientras que discernimos
el
cuerpo del Señor, en la comunión. Jesús dijo, (y
fue la
celebración de la última Pascua),
“
...Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto
en
memoria de mí” (Lucas 22:19).
Porque
Él era el cumplimiento de todo cordero Pascual
ofrecido
en las ceremonias judías; y la Sustancia habiendo
sido
revelada, el tipo ya ha pasado.
El
pueblo tiene que salir
Los
hijos de Israel debían comer el cordero pascual
con
sus lomos ceñidos y con el calzado en sus pies, listos
para
salir de Egipto. En el momento que un hombre
recibe
a Cristo como su cordero Pascual, allí mismo tiene
que
estar preparado para salir del mundo y todas sus
atracciones.
Él no es salvo por las obras, y es completamente
antibíblico enseñar la santidad como
medio de la
salvación.
Porque no está dentro del poder de ningún
hombre,
en la raza caída de Adán, presentarse acepto
ante
Dios. No hay justo, ni aun uno; y por las obras de la
ley
ningún ser humano será justificado delante de Dios
(véase
Romanos 3:9-31). Él recibe la eficacia de la
sangre, y
come
del Cordero Pascual por la fe, y eso constituye su
salvación.
Pero cuando uno se identifica con Cristo, tiene
que
separarse del mundo y sus influencias corruptas,
y
prepararse para seguir a su Señor en la senda de separación
y
consagración. Solamente así, por las obras de
gracia
producidas en el corazón, podemos ver las señales
y
evidencias bíblicas de la salvación de Cristo.
33
La
sangre es la señal
“ ...Y
cuando Yo viere aquella sangre, pasaré por vosotros...”
(Éxodo
12:13).
De
nuestra parte tenemos que aplicar la sangre por
la fe
a nuestros corazones. Nuestro calzado tiene que
estar
en nuestros pies, y tenemos que estar listos para
dejar
atrás la vieja manera de vivir. Tenemos que participar
en
Cristo, y dar evidencia de hecho que somos verdaderos
discípulos.
Pero en cuanto concierne a Dios, Él
ve
esta única señal: “Y cuando Yo viere aquella sangre,
pasaré
por vosotros.” Dios está satisfecho eternamente
con la
obra de la Cruz del Calvario, y nosotros como
hijos
de Dios somos “aceptos
en el Amado” (Efesios 1:6).
“ Al
que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros,
para
que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él”
(2
Corintios 5:21).
‘Cinco
heridas sangrientas Él lleva,
Recibidas
en el Calvario,
Vierten
oraciones eficaces,
Fuertemente
ruegan por mí;
Perdónale,
o perdona, exclaman,
Ni deja
que el pecador redimido muera. ’
¡Oh!
Hay tantas cosas que no hemos tocado acerca
del
Cordero Pascual. Él es el tema de toda la Biblia.
Todas
las bendiciones espirituales emanan del Calvario,
y todo
poder, gloria y majestad pertenecen al Cordero
quien
fue inmolado, y Él es por lo tanto:
“
...Digno de tomar potencia, y riquezas, y sabiduría, y fortaleza,
y
honra, y gloria, y bendición” (Apocalipsis 5:12).
La Fiesta de la Pascua
34 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 2
LOS PANES SIN LEVADURA
La
celebración de los Panes sin Levadura vino
después
de la Pascua y fue asociada con ella. Tanto
que se
consideraba los dos eventos como una y la misma
Fiesta.
Leemos por eso,
“
...Estaba cerca el día de la fiesta de los panes sin levadura,
que se
llama la pascua” (Lucas 22:1, también Mateo 26:17).
La
celebración de la Pascua misma era el día catorce
del
primer mes, en la tarde. Luego la Fiesta de los Panes
sin
Levadura continuaba del día quince al día veintiuno,
un
total de siete días.
El
significado de la levadura
En
cuanto al significado espiritual de los Panes sin
Levadura
no tenemos que estar en duda. Pablo dice a
los
Corintios,
“
...¿No sabéis que un poquito de levadura leuda toda la
masa?
Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis
nueva
masa, como sois sin levadura; porque nuestra Pascua,
Cristo,
es sacrificada por nosotros. Así que hagamos
L
35
fiesta,
no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia
y de
maldad, sino en panes sin levadura de sinceridad y de
verdad”
(1 Corintios 5:6-8).
Las
características penetrantes y extensoras de la levadura
la
hacen ser tipo apropiado de malicia y maldad
en un
creyente o en una congregación. Pablo asemeja la
influencia
persuasiva y corruptora de los Judaizantes
sobre
los Gálatas, a la levadura.
“ Esta
persuasión no es de Aquel que os llama. Un poco de
levadura
leuda toda la masa” (Gálatas 5:8-9).
Otra
vez, nuestro Señor asemeja las doctrinas de los
Fariseos
y Saduceos a la levadura, por causa de su influencia
perversa.
“
...Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos”
(Mateo 16:6).
El
celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura, por lo
tanto,
es vivir una vida que esté libre de las influencias
corruptoras
del pecado y de la carne.
Cómo
ser librado de la levadura
Cuando
los hijos de Israel salieron de Egipto, recogieron
su
masa antes que fuera leudada, porque al echarlos
fuera
los egipcios, no habían tenido tiempo ni para
prepararse
comida (Éxodo 12:39). Si ellos se
hubieran demorado
en
Egipto, habrían tenido bastante oportunidad
de
leudar su masa; pero porque fueron sacados de prisa,
su pan
no fue leudado.
Así es
con el hijo de Dios. En tanto que sigue adelante
con
Dios, y huye de las influencias corruptoras del
mundo,
la carne, y el diablo, su vida está libre de pecado.
No
tiene tiempo para que el pecado obre en él. Está
demasiado
ocupado siguiendo a su Dios y siguiendo adelante
en la
senda de la obediencia. Pero déjale demorar-
Los panes sin levadura
36 La
Fiesta de los Tabernáculos
se por
el camino, perder la visión de la gloria puesta
delante
de él, y anhelar los buenos días cuando tuvo
abundancia
en Egipto, la levadura nuevamente comenzará
a
obrar en su vida. Cuando cualquier hijo de Dios,
o
grupo de santos, pierde su visión de la gloria de Dios,
dentro
de poco aquel hombre o aquella congregación
llega
a llenarse con la levadura de malicia y de maldad.
Hay
solamente una manera segura por la cual una corriente
de
agua puede ser conservada, pura y limpia, y
esa es
por el fluir. Pero deja que se desvíe a un hoyo
abierto,
y dentro de poco el agua se convierte en charco
estancado
y producirá corrupción y muerte. Así es con
la
Verdad. Cuando un individuo, una congregación, o
un
grupo de congregaciones se reposa en complacencia
en sí
mismo, satisfecho con su condición, y contento con
el
pensamiento de haber alcanzado la Verdad, inmediatamente
comienza
el estancamiento, la levadura empieza
a
leudarse, y la malicia y la maldad caracterizan la
denominación
entera. No se puede esperar que una secta
esté
libre de las influencias corruptoras de la carne,
porque
si ellos tardan cuando la nube de gloria va adelante,
tienen
bastante tiempo para leudar su masa. En
cambio,
si uno procede de gloria en gloria, no hay oportunidad
para
leudarse.
Los
fariseos y saduceos modernos
Por
esta razón Jesús advirtió a sus discípulos que se
guardaran
de la levadura de los Fariseos y Saduceos.
Ahora,
bien, las doctrinas de los Saduceos definitivamente
eran
falsas, porque negaron la resurrección, la existencia
de los
ángeles, espíritus, etc. Ellos eran los predecesores
de
nuestras religiones modernas que tienen forma
de
piedad pero niegan la eficacia de ella. Ellos negaron
lo
sobrenatural, y tenemos muchos Saduceos en el mundo
hoy en
día. Pero los Fariseos, en cambio, eran muy
ortodoxos
en sus enseñanzas; tanto que Jesús mandó a
37
Sus
propios discípulos a guardar y a hacer lo que ellos
dijeron
(Mateo 23:3). ¿Por qué
entonces les dijo Él a los
mismos
discípulos guardarse de su doctrina? Por esta
sencilla
razón: Dicen, y no hacen. Lo que ellos dijeron
estaba
bien, generalmente hablando, pero sus obras desmienten
sus
enseñanzas. Así sucede con nuestros Fariseos
modernos,
nuestros maestros ortodoxos cristianos.
Enseñan
del poder de la sangre de Jesús; nos levantan a
alturas
de alabanza mientras exponen las glorias de lo
celestial,
y el poder de la resurrección de Cristo; hablan
mucho
de los milagros de Cristo, y del poder de la Iglesia
primitiva;
exponen las doctrinas de la sanidad, de
milagros,
y de los varios dones del Espíritu Santo. Pero
dicen,
y no hacen. Y no sólo eso, porque condenan y
denuncian
al hombre que desea entrar y explorar las glorias
de la
vida resucitada y de los poderes del siglo venidero.
Ellos
piensan que está bien hablar de resurrección,
vida y
el reino celestial; pero cuando uno sugiere
que
ésta es la herencia de los santos aquí mismo, hay
fuertes
protestas farisaicas. Allí la levadura comienza su
influencia
sutil, y una teología ortodoxa se convierte en
malicia
y maldad.
¡Oh,
santos de Dios en todas partes, boguemos mar
adentro!
Alcemos nuestra ancla que ha agarrado la Tierra
por
tanto tiempo y anclémonos en Cristo en los Cielos.
Porque
Dios ha deseado que nuestra ancla pase a
los
Cielos, detrás del velo, donde el precursor ha entrado
por
nosotros (Hebreos 6:19-20). Si nos
anclamos en la
tierra,
y en las doctrinas de los hombres, seremos criaturas
amarradas
a esta tierra; pero una vez anclándonos
en el
Cielo y en el Hombre detrás del velo, somos criaturas
sujetas
al Cielo; y constantemente estamos subiendo
más y
más y más alto en los reinos del Espíritu. Entonces
un
día, gracias a Dios, el velo de la carne se rasgará,
y le
veremos tal como Él es. Y cuando hablamos de esta
manera,
no estamos hablando de la muerte física, ni del
arrebatamiento;
más bien estamos hablando de verle
a Él
quien es invisible, como Moisés le vio antiguamente.
Le
veremos, aunque el mundo no le verá. ¿No
dijo
Jesús,
“ el
mundo no me verá más; sin embargo, vosotros me veréis...?”
(Juan
14:19).
¿Y no
hablaba de verle en el Espíritu, a causa de la
venida
del Espíritu en los corazones de los discípulos?
La
Santa Cena
“
...Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se
llama
la Pascua” (Lucas 22:1).
Es muy
significativo e iluminador cuando descubrimos
que
Jesús usó la celebración natural de las Fiestas
del
Señor para explicar y revelar su sentido espiritual.
Así,
durante la celebración de la última Pascua, Jesús
reveló
su verdadero significado espiritual. Para cumplir
toda
la justicia de la Ley por un lado, y para establecer el
nuevo
pacto por otro, el Señor celebró esta fiesta con
sus
discípulos. Él dijo,
“
...En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero
de la
pascua antes que padezca” (Lucas 22:15).
Él
deseaba mucho hacer esto para poder iniciar para
sus
discípulos un nuevo orden de adoración y comunión
en el
Espíritu. En vísperas de la Pascua, cuando Él mismo
iba a
ser inmolado como el verdadero Cordero Pascual,
allí
fue que nuestro Señor reunió a sus discípulos y
les
dio la ordenanza de la Santa Cena.
Él
acabó con la vieja ceremonia para establecer la
nueva.
Porque siempre está en armonía con los planes y
propósitos
de Dios quitar lo primero, antes de establecer
lo
postrero (Hebreos 10:9). Y otra vez,
39
“ Mas
lo espiritual no es primero, sino lo animal (natural);
luego
lo espiritual” (1 Corintios 15:46).
Primeramente
lo terrenal, luego lo celestial. Primeramente
la
carne, y luego el Espíritu. Cristo por eso deseaba
comer
la última Pascua con sus discípulos, para
poder
quitarla y establecer la nueva Fiesta, la Santa Cena.
“Y
tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les
dio,
diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado;
haced
esto en memoria de mí. Asimismo también tomó y
les
dio el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este
vaso
es el Nuevo Testamento en mi sangre, que por vosotros
se
derrama” (Lucas 22:19-20).
Esta
es la hora de la restauración
Es
cierto que ahora Dios está preparando a Su pueblo
para
la Fiesta más grande de su larga historia, la
Fiesta
de los Tabernáculos. Y por lo tanto no es sin significado
que en
este día y hora de la restauración, Dios
está
dando énfasis al sentido espiritual de la Fiesta de
los
Panes sin Levadura, a fin de estar preparados para ir
adelante
a la plenitud de Pentecostés, y luego a los Tabernáculos.
Y esto
tiene que ser así, porque siempre es
el
plan de Dios, guiarnos de gloria en gloria y de una
experiencia
a la próxima, en el orden Divino. Y aun es
cierto
que los Panes sin Levadura, y Pentecostés, ambos
hallaron
su cumplimiento en Cristo y la Iglesia primitiva;
ahora
hemos llegado a los fines de los siglos, cuando
la
gloria del pasado tiene que ser restaurada y absorbida
en la
última gran Fiesta de la Iglesia. La verdad mayormente
habiéndose
perdido u oscurecido durante la Edad
Media,
ahora como nunca antes el Espíritu está sacando
del
tesoro de Dios cosas nuevas y viejas, restableciendo
los
muros y fundamentos de Verdad, y reedificando el
Templo
de Dios. Y así desde los días de la Reforma y
hasta
ahora, Dios benignamente ha estado restaurando
Los panes sin levadura
40 La
Fiesta de los Tabernáculos
la
Verdad perdida; y de ninguna manera se ha terminado
todavía
la Reforma.
Por
eso, con la corrupción y división del pueblo de
Dios,
se ha perdido el verdadero significado de la Santa
Cena.
Esta es la razón porqué Pablo les dijo a los Corintios,
tan
divididos como estuvieron en contiendas y
herejías:
“ De
manera que cuando os juntáis en uno, esto no es comer
(o, no
es posible comer) la Cena del Señor” (1 Corintios
11:20).
La
verdad es ésta: La Santa Cena, cuando es celebrada
en el
Espíritu, y en unión y comunión espiritual con
los
santos, es verdadera participación con Cristo.
“La
copa de bendición que bendecimos, ¿no es la confraternidad
de (participación de) la sangre del
Cristo? El pan
que
partimos, ¿no es la confraternidad del cuerpo del Cristo?...”
(1
Corintios 10:16).
Entonces,
sin esta participación y comunión espiritual,
realmente
no es la Santa Cena. Es cierto, los Corintios
participaron
de los elementos de la comunión,
igualmente
como hacen las Iglesias de hoy; pero en
efecto
no era la Cena del Señor, porque en su carnalidad
no
comprendieron su verdadero significado, y en
vez de
apropiarse de Cristo se debilitaron y se enfermaron,
y
muchos aun murieron.
Este,
sin embargo, es el día y la hora cuando Dios se
mueve
por Su Espíritu para restaurar a Su Iglesia, perfeccionar
a los
santos, y establecer la unidad en el Cuerpo
de
Cristo. Este es el día y la hora que Dios ha escogido
para
restaurar los muros de la Jerusalén celestial, y
para
volver la cautividad de Sion. Y por lo tanto, comienza
a ser
posible, una vez más, para los santos comer
41
la
Santa Cena en realidad, y al hacerlo, participar de
Cristo.
“Porque
un pan, significa que muchos somos un cuerpo;
pues
todos participamos de un pan” (1 Corintios 10:17).
Quizá,
muchas veces nos hemos preguntado por qué
hay
tantos santos de Dios enfermos y debilitados. Pero
¿cómo
se podría tener otra cosa con una Iglesia llena de
malicia,
maldad, desunión y amargura? Bajo tales circunstancias
la
Iglesia no ha hecho ni más ni menos que
comer
y beber condenación para sí misma; por consiguiente
muchos
se han debilitado y enfermado, y muchos
han
muerto. Porque es solamente al discernir el
Cuerpo
del Señor que podemos obtener sanidad, salud y
vida
de la mesa del Señor.
“Porque
el que come y bebe indignamente, juicio come y
bebe
para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor” (1
Corintios
11:29).
La
verdadera unidad es espiritual
Esta
Fiesta es preeminentemente una Fiesta espiritual,
y por
consiguiente Dios está efectuando una unidad
espiritual.
No vamos a engañarnos al pensar que
grandes
reuniones, con centenares y miles de personas
de
varias sectas reunidas en un edificio, constituyen el
Cuerpo
de Cristo. El Cuerpo de Cristo es un Cuerpo
espiritual,
y la unidad en aquel Cuerpo es una unidad
espiritual.
En este Cuerpo, la vida Divina puede fluir de
un
miembro a otro, y de Cristo la Cabeza a todos los
miembros,
mientras que los varios miembros ministran
el uno
al otro por el Espíritu, y Cristo la Cabeza ministra
a todo
el Cuerpo, por el mismo Espíritu. El comer de los
Panes
sin Levadura, entonces, es vivir en verdadera comunión
con
todos los santos, reconociendo su ministe-
Los panes sin levadura
42 La
Fiesta de los Tabernáculos
rio
ordenado por Dios en el Cuerpo de Cristo, y dando
honor
el uno al otro en mansedumbre y humildad. Que
nuestra
oración constantemente sea, Señor, eternamente
danos
este pan. Haznos uno, aun como oraste en la
oscuridad
de la Cruz. Limpia de en medio de nosotros la
vieja
levadura, para que seamos nueva masa. Líbranos
de
todos nuestros caminos carnales, de las tendencias
divisorias,
del caos de discusiones doctrinales, del odio
y la
discordia, de emulaciones y contiendas. Restaura
la
unidad a Tu pueblo, para que seamos aquella
Iglesia
santa y gloriosa de la cual todos los profetas y
apóstoles
han hablado desde tiempo antiguo. Danos la
mente
de Cristo, hasta que todos pensemos, hablemos,
creamos
y entendamos las mismas cosas.
Y
pierde cuidado, hijo de Dios, pues esta oración ha
de ser
contestada; porque es la carga, no solamente de
los
santos de la Biblia, sino también la oración del mismo
Hijo
de Dios, quien testificó acerca de Su Padre, Yo sé
que
siempre me oyes.
43
CAPÍTULO 3
LA GAVILLA POR PRIMICIAS
l
mecer la Gavilla por Primicias delante del
Señor
ocurrió el día siguiente del día de reposo.
Sería,
pues, el día dieciséis del primer mes. Entonces,
todos
los eventos relacionados con la Fiesta de los Panes
sin
Levadura hallan su cumplimiento cabal en la muerte
y
resurrección de Cristo. El mismo evento de la Pascua
era el
día catorce del primer mes, en la tarde. Ese es el
día de
la crucifixión, el cual en el Nuevo Testamento es
llamado
la Preparación, o la víspera del día de reposo
(Véase Marcos 15:42; Lucas 23:56). Después
eran los días de
los Panes
sin Levadura, comenzando con el día quince y
siguiendo
durante siete días. Luego el día dieciséis, que
era la
mañana después del día de reposo, la Gavilla por
Primicias
fue mecida delante del Señor.
Es
evidente en el Nuevo Testamento que Cristo resucitó
al
tercer día (Mateo 16:21; Lucas 23:54-56;
24:46). Conforme
a los
términos generalmente aceptados del tiempo,
esto
equivale a decir que Él resucitó después de tres
días (Mateo 27:63; Marcos 8:31). Por eso,
para cumplir el tipo
del
Antiguo Testamento, es evidente que Cristo fue cru-
La gavilla por primicias
44 La
Fiesta de los Tabernáculos
cificado el día de la Pascua, el
día de reposo era el día
siguiente,
y la Gavilla por Primicias fue mecida delante
del
Señor la mañana después del día de reposo.
Cristo,
las Primicias
Aquí
tenemos, entonces, un tipo excelente de la resurrección
de
Jesucristo de entre los muertos, la mañana
después
del día de reposo. Marcos nos dice,
“ Mas
como Jesús resucitó por la mañana, el primero de los
sábados...
(Marcos 16:9).
Era el
principio del tiempo de la cosecha, cuando los
campos
empezaron a manifestar las primeras señales de
una
cosecha que estaba madurándose. Antes de la cosecha
general,
sin embargo, una gavilla fue acopiada y
mecida
delante del Señor, el primer día de la semana,
durante
la Fiesta de los Panes sin Levadura. Y, por lo
tanto,
en el acto de mecer una gavilla, Israel recordaría
que
dentro de poco sería recogida una gran cosecha.
Posiblemente
no hubo ni una persona en el campamento
de
Israel quien viera en aquella ordenanza algo
más
que la promesa de una cosecha grande, pero en tipo,
habla
claramente de Cristo, las primicias (1 Corintios
15:20,23). Y tan ciertamente como la gavilla madura testificó
a
Israel que dentro de poco se recogería una gran
cosecha,
tan ciertamente la resurrección de Cristo testifica
al
hecho que poco tiempo después de ese evento
habría
una gran cosecha espiritual de almas. ¡Y así sucedió!
Miles
y miles se convirtieron al Señor en las semanas
subsiguientes,
cuando Dios envió al Espíritu Santo,
y dio
poder a Sus discípulos para predicar el Evangelio.
Después
el avivamiento se divulgó a los Gentiles, y el
apóstol
Pablo fue levantado para evangelizar prácticamente
todo
el Imperio Romano.
45
El
grano de trigo debe morir
Jesús
mismo testificó,
“
...si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;
mas si
muriere, mucho fruto lleva” (Juan 12:24).
A
menos que Él muriera, no habría la cosecha. Y el
hecho
que Él murió y resucitó de nuevo fue evidencia
positiva
que habría una cosecha grande y poderosa. Cristo
las
primicias... Y si Él era primicias, ciertamente tiene
que
haber una cosecha grande después de Su resurrección.
Esto
explica, en parte, la extraña respuesta que
Jesús
les dio a Felipe y Andrés cuando ellos le contaron
de
ciertos Griegos quienes deseaban verle. Era la Fiesta
de la
Pascua, cuando los griegos piadosos se habían reunido
para
celebrar la Fiesta de los Judíos. La única
respuesta
de Jesús era: Si el grano de trigo no cae en la
tierra
y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto.
En otras palabras, en su posición actual Él no
tuvo
ningún ministerio para ellos, porque no tuvo
nada
en común con ellos. Él primeramente tendría
que
ser sepultado para muerte, antes de poder ser de
beneficio
para ellos; pero cuando Su muerte fuera
cumplida,
entonces Él podría ministrar vida a todos
los
hombres, sin consideración de raza ni nacionalidad,
en la
cosecha grande que vendría después de Su
resurrección.
Aquella gran cosecha constituye la Fiesta
de
Pentecostés.
La gavilla por primicias
46 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 4
LA FIESTA DE
PENTECOSTÉS
a
Fiesta de Pentecostés era la segunda de las tres
Fiestas
anuales de Israel. Como revela la Escritura,
la
Fiesta también se llama la Fiesta de la Siega, o de
los
Primeros Frutos, o de las Semanas. Pentecostés es el
nombre
dado en el Nuevo Testamento, y es llamado así
porque
Pentecostés quiere decir cincuenta. Un estudio
de
Levítico 23:15-16 revelará por qué la Fiesta es llamada
Cincuenta.
Fue porque la Fiesta comenzó el día cincuenta
después
de la Pascua, o el día siguiente del séptimo
día de
reposo. Esto, desde luego, paralela exactamente
con el
cumplimiento del tipo en el Nuevo Testamento.
Cuando
Cristo resucitó de entre los muertos,
estuvo
con sus discípulos durante cuarenta días, hablándoles
acerca
del reino de Dios (Hechos 1:3). Luego, se fue
al
Cielo, y después de diez días (al tiempo de la Fiesta de
Pentecostés
de Israel), Él derramó el Espíritu Santo sobre
los
discípulos que esperaban la promesa.
47
Esta
es la edad de Pentecostés
¡Pentecostés!
¡Qué tema tan vasto delante de nosotros,
mientras
contemplemos las tremendas implicaciones
de la
palabra! Se han escrito muchos libros sobre el
poder
y la gloria de esta Fiesta, y hombres que se han
apropiado
algo de la experiencia de Pentecostés han comprobado
por la
Palabra y por experiencia su realidad, y
la
Palabra ha sido confirmada con las señales que han
seguido.
No podríamos comenzar a explicar adecuadamente
el
significado de la Fiesta en este estudio, ni es
nuestro
propósito hacerlo. Nuestro interés principal es
preparar
el terreno para la verdad acerca de la Fiesta de
los
Tabernáculos, que sobrepasa la gloria de Pentecostés
aun
como el mediodía sobrepasa la gloria del alba. ¡Qué
extraño
parece que buenos hombres de Dios que han
discernido
por el Espíritu el cumplimiento de la Pascua y
de
Pentecostés en la Iglesia, ahora cierran la puerta a la
revelación,
y niegan que la última Fiesta tenga aplicación
a
nuestro día y época! A principios de este siglo,
cuando
Dios comenzó a restaurar Pentecostés, y aun hasta
el
tiempo actual, muchos círculos evangélicos se han
preocupado
bastante en un esfuerzo para comprobar que
Pentecostés
era un evento de la historia antigua, y que
su
poder y gloria no eran para experimentar en estos
días.
Pero, un grupo grande de almas hambrientas han
comprobado
por la Palabra y por la experiencia, que Pentecostés
era y
es para apropiación personal por la fe,
igualmente
como la Pascua.
Por lo
tanto, no nos detengamos en la Pascua; sino
que
prosigamos adelante a gozar de los frutos por los
cuales
Cristo murió, que son las glorias de Pentecostés.
Y no
nos detengamos en la restauración parcial de Pentecostés,
mas
vamos adelante a disfrutar la plenitud de
la
experiencia Pentecostal, como registrada en el Libro
de los
Hechos. Y aun, después de esto, no nos detenga-
La fiesta de Pentecostés
48 La
Fiesta de los Tabernáculos
mos en la plenitud de Pentecostés, mas
vamos adelante
a
apropiarnos de, y experimentar las glorias de la Fiesta
de los
Tabernáculos, para las cuales Pentecostés ha preparado
el
camino.
Aun
entre los santos que tienen más hambre y sed
de
Dios hay una tendencia a creer que una restauración
del
Pentecostés de los días de los Apóstoles es la esperanza
de la
Iglesia, y muchos estarán satisfechos con
volver
al poder y a la bendición apostólicos. Es cierto
que
tenemos un largo camino delante para igualar el
poder
y la gloria de la Iglesia primitiva; pero aquel poder
y
gloria es de ninguna manera la sustancia de la cristiandad
genuina.
Aquello era Pentecostés en las primeras
horas
del alba; la Iglesia tiene que ir adelante al Pentecostés
del
sol de mediodía; y después, adelante, adelante,
y
adelante a la Fiesta de los Tabernáculos, la cual
eclipsará
completamente la gloria de cualquier pueblo
en
cualquier dispensación pasada.
Por
supuesto, tenemos que entrar en esta gloriosa
experiencia
paso a paso. Y ciertamente tendremos que
entrar
completamente en la gloria de Pentecostés antes
de
poder entrar en la gloria de los Tabernáculos. Nuestra
generación
ha tenido un goce anticipado de Pentecostés;
pero
de ninguna manera hemos visto la plenitud
de la
experiencia Pentecostal, como registrada en el libro
de los
Hechos, cuando lenguas repartidas como de
fuego
descendieron y se asentaron sobre cada uno de los
discípulos,
y a ellos les fue dado el poder de hablar los
idiomas
de todas las naciones.
Pero
gracias a Dios, Él sigue la gran obra de la restauración
que Él
comenzó en los días de la Reforma. Es
necesario
volver a poner los primeros fundamentos, a
establecer
las puertas, y a edificar los muros del Templo.
49
“Porque
mandamiento tras mandamiento, mandamiento
sobre
mandamiento, renglón tras renglón, renglón tras renglón;
un
poquito allí, otro poquito allá; porque en lengua
de
tartamudos, y en lengua extraña hablará a este pueblo,
a los
cuales él dijo: Este es el
reposo; con el cual podrán
dar
reposo al cansado; y éste es el refrigerio, mas no quisieron
oír” (Isaías 28:10-12).
Un
estudio de los pasajes acerca del Pentecostés típico
es de
mucho provecho, especialmente en vista del verdadero
Pentecostés
espiritual en el Nuevo Testamento.
Al
tener un registro histórico del verdadero cumplimiento
de la
Fiesta, es comparativamente fácil para nosotros
mirar
atrás al tipo, y ver exactamente lo que tipifica.
Pentecostés
era una nueva fiesta
“
...ofreceréis nuevo presente al SEÑOR” (Levítico 23:16).
La
Pascua era maravillosa, y una apropiación en experiencia
de la
Pascua produce perdón y justificación de
todos
nuestros pecados. Pero, realmente esa es una experiencia
negativa;
lo viejo es quitado, los pecados son
perdonados,
la vida pasada es olvidada, y el pecador es
dejado
con un registro limpio delante de Dios y está listo
a
comenzar una nueva vida. En consonancia con este
feliz
estado, por lo tanto, el Dios de gracia y gloria invita
al
hombre justificado a recibir una nueva experiencia en
el
Espíritu Santo, por la cual él pueda ofrecer una nueva
ofrenda
al Señor. Se le invita a beber el Espíritu de Dios,
y a
ser bautizado con el Espíritu Santo. En la justificación
él es
perdonado; en esta nueva experiencia recibe
poder
para servir.
Los
primeros discípulos fueron limpiados por la Palabra
que
Jesús les habló durante su ministerio terrenal.
Además,
el día de la resurrección Él...
La fiesta de Pentecostés
50 La
Fiesta de los Tabernáculos
“
...sopló, y les dijo: Tomad el Espíritu Santo” (Juan
20:22).
El
Griego original de la palabra Tomad o recibid prueba
concluyentemente
que en aquel momento el Espíritu
de
Dios entró en los discípulos, y aquella vida impartida
les
llevó a la experiencia que llamamos la regeneración
o el
nuevo nacimiento. De la misma manera que Dios en
el
principio sopló en la nariz de Adán aliento de vida, y
fue
hecho el hombre un ser viviente; así el postrer Adán,
quien
en virtud de Su muerte y resurrección llegó a ser
“Espíritu
vivificante” (1 Corintios 15:45); sopló en Sus discípulos
aliento
de vida espiritual, y en experiencia ellos
pasaron
de muerte a vida.
Esta
experiencia, sin embargo, no era suficiente para
equiparles
para las grandes y fuertes tareas que estuvieron
delante
de ellos; y por eso el Señor
“
...les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran
la
Promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí. Porque
Juan a
la verdad bautizó en agua, mas vosotros seréis
bautizados
en el Espíritu Santo, no muchos días después
de
éstos” (Hechos 1:4-5).
Y así,
ellos esperaron en Jerusalén la promesa del
Padre,
y después de diez días el Espíritu Santo cayó sobre
ellos,
y revolucionó su entero concepto de vida y de
servicio
al transformar vasos débiles y humildes en poderosos
apóstoles
de verdad, y poder, y autoridad.
Pentecostés
era una fiesta de la Cosecha
En una
ocasión es llamada la fiesta de la cosecha
(Éxodo
23:16). Fue llamada así porque ellos acababan de
segar
su grano. Ya se había mecido la gavilla delante del
Señor
cincuenta días antes, proclamando la venida de la
siega;
y ya había llegado el tiempo de la siega. ¡Y qué
siega
tremenda hubo! Pedro predicó su sermón dinámico
bajo
el dunamis, el poder del Espíritu Santo, y unas
51
tres
mil almas fueron añadidas a los discípulos. Pocos
días
después hubo otra siega, y se nos dice que el número
de los
varones era como cinco mil (Hechos 4:4), sin
tener
en cuenta a los centenares o miles de mujeres y
niños
quienes también creyeron al mismo tiempo. El
avivamiento
siguió con más poder de día en día.
“Y los
que creían en el Señor se aumentaban más, gran
número
así de hombres como de mujeres” (Hechos 5:14).
Grandes
y poderosas señales y milagros fueron hechos
entre
la gente, hasta que, en muy breve tiempo,
Jerusalén,
y luego Samaria, y hasta lo último de la tierra
tembló
bajo el fuerte impacto del Espíritu Santo, mediante
sus
ministros ungidos. Verdaderamente el Día de
Pentecostés
era un Día grande... pero, el Día no ha terminado
todavía...
aquello era sólo la alborada del Día.
Todavía
hemos de presenciar el esplendor del mediodía
de la
Fiesta de Pentecostés.
Pentecostés
significó la formación del
Cuerpo
“ De
vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda
mecida,
que serán de dos décimas de flor de harina, cocidos
con
levadura, como primicias al SEÑOR” (Levítico 23:17).
Los
panes nos hablan del pueblo de Dios en unión
con
Cristo.
“Porque
un pan, significa que muchos somos un cuerpo;
pues
todos participamos de un pan” (1 Corintios 10:17).
El
número dos tiene mucho significado en cuanto se
refiere
a Cristo en la plenitud de Su Cuerpo. Sería interesante
estudiar
el significado del número dos a través
de las
Escrituras. Tenemos la primera pareja, Adán y
Eva,
donde Eva es el complemento, la semejanza, la imagen
de
Adán. También, hay el sol y la luna, siendo la
La fiesta de Pentecostés
52 La
Fiesta de los Tabernáculos
última
la gloria de la primera y no teniendo luz propia.
Hubo
además dos filas de panes sobre la mesa en el Lugar
Santo
del Tabernáculo; y las dos tablas de piedra en
el
arca del testimonio; la ley escrita primeramente en el
corazón
y la mente del unigénito Hijo, y finalmente en
el
corazón y la mente de Su pueblo. También hubo dos
trompetas
que fueron usadas para convocar la congregación
y para
hacer mover los campamentos. Y por eso
leemos
acerca de Cristo y Su Cuerpo, que Él murió y
resucitó
para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo
hombre
(Efesios 2:15).
De
modo que en los dos panes de esta ofrenda del
nuevo
grano tenemos la formación de este nuevo Cuerpo
de
creyentes llamado la Iglesia, donde todos los creyentes
fueron
hechos uno por la gracia y el Espíritu de
Cristo
(Efesios 2:14). Se había
segado el grano, y ahora en
vez de
una gavilla tenemos dos panes, un cuerpo de creyentes.
Los
panes fueron cocidos con levadura porque
desde
el tiempo de Pentecostés hasta ahora, la Iglesia de
Cristo
nunca ha estado realmente libre de división, sectarismo,
y
carnalidad. ¡Qué maravilloso es saber que
Dios
conocía exactamente la condición de la Iglesia a
través
de su larga historia e hizo que el tipo cuadrara
perfectamente!
Pentecostés
significa el recoger las
Primicias
Pentecostés
significa una cosecha grande, esto es cierto;
pero,
comparado con la gloria que viene, es realmente
nada
más que una cosecha de primicias (primeros frutos).
La
fiesta de la siega, los primeros frutos de tus
labores
(Éxodo 23:16; Levítico 23:17). Y así Cristo, como la
Gavilla
que fue mecida, era los primeros frutos de una
cosecha
grande que vendría después. Pentecostés es aquella
cosecha.
Pero aún la cosecha de Pentecostés son los
53
primeros
frutos de la cosecha venidera de la Fiesta de
los
Tabernáculos. Pentecostés es maravilloso, como hemos
de
comprobar, cuando la verdadera plenitud de esta
experiencia
sea restaurada a la Iglesia. Pero, maravilloso
como
es, Pentecostés es sólo los primeros frutos, las
primicias
de cosas grandes y poderosas que espera la
Iglesia
de Jesucristo en la Fiesta de los Tabernáculos.
Poder
Pentecostal
Si
hubo una cosecha grande de almas el día de Pentecostés,
ciertamente
se necesita el poder del Espíritu
Santo
para llevar a cabo una tarea tan grande. Por eso
Dios
no solamente impartió gran poder milagroso, sino
una
nueva lengua a Su pueblo, para que hombres de
todas
las naciones pudieran oír proclamadas las obras
maravillosas
de Dios en su propio idioma, y así ser ganados
para
Cristo. Este fue un día cuando una ofrenda de
nuevo
grano fue presentada al Señor; por eso Dios impartió
una
nueva lengua. ¡Mira, cuán grande secreto
estuvo
encerrado en los consejos de Dios, hasta que fue
revelado
el día de Pentecostés! Porque si era el plan de
Dios
que las naciones al principio fueran esparcidas sobre
la faz
de la tierra, por medio de la confusión de lenguas,
¿por
qué se lo juzga increíble que Dios ahora restaure
el don
de lenguas a Sus discípulos, para que prediquen
el
Evangelio en los idiomas de muchas naciones, e
invierta
el orden (o digamos desorden) de Babel? Y esto
es
exactamente lo que hizo el Dios Omnisciente. En el
principio
Él confundió las lenguas de los desobedientes,
para
esparcirlos sobre la faz de la tierra, y hacer de una
nación,
muchas (Génesis 11:1-9).
Pero
ahora, en el tiempo de la cosecha, Dios en su
gracia
y sabiduría imparte a sus propios discípulos el
don de
lenguas (idiomas que existían a consecuencia de
Babel)
para que Él pueda reunir a un pueblo para Su
La fiesta de Pentecostés
54 La
Fiesta de los Tabernáculos
nombre,
y crear una nación santa, de entre muchas naciones;
una
nación que le serviría en obediencia, amor y
unidad;
aun la nación santa, y el sacerdocio santo de la
Iglesia.
(Algunos se opondrían a la declaración que Dios
le dio
a sus discípulos, el don de lenguas, para predicar
el
Evangelio a las naciones. Insisten que los discípulos
declararon
las maravillas de Dios y no el Evangelio.
¡Como
si hubiera una maravilla más grande que la historia
de la
Gracia redentora!).
Y así
el modelo de Pentecostés asume verdadero significado.
“
Cuando se cumplió plenamente el día de Pentecostés, estaban
todos
unánimes juntos en el mismo sitio; y de repente
vino
un estruendo del cielo como de un viento vehemente
que
venía con ímpetu, el cual llenó toda la casa donde
estaban
sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas,
como
de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. Y
fueron
todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar
en otras lenguas, como el Espíritu Santo les daba
que
hablaran. (Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones
religiosos,
de todas las naciones que están debajo del
cielo).
Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban
confusos, porque cada uno les oía hablar su propia
lengua”
(Hechos 2:1-6).
El
desorden de Babel invertido
Nota
el contraste entre Pentecostés y Babel. Allí el
Señor
confundió el lenguaje de toda la Tierra, pero aquí
el día
de Pentecostés la armonía fue restaurada por el
don de
lenguas, y el pueblo es confundido. En Babel el
pueblo
fue confundido porque no pudo entender el lenguaje
de sus
propios colaboradores y conciudadanos; el
día de
Pentecostés el pueblo es confundido porque puede
oír y
entender el lenguaje de extranjeros.
55
“ ¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la
ciencia
de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e
inescrutables
sus caminos!” (Romanos 11:33).
Traerá
juicio sobre las naciones un Dios de sabiduría
y
poder, ¿y no traerá gracia? Maldecirá, ¿y no bendecirá?
¿Matará
y no hará vivir? ¿Y no sacará gracia de en
medio
del juicio, y bendición de maldición, y vida de
muerte?
¿Lo juzgaremos cosa increíble, que en la plenitud
de la
experiencia Pentecostal los santos de Dios reciban
un don
de lenguas tan perfecto y tan real y tan genuino,
que
como el pueblo de Babel fue confundido al
oír
lenguas extrañas que no pudieron entender, así, ahora
en el
día de la restauración el pueblo de Babel es confundido,
pero
esta vez es llevado al arrepentimiento, al
oír su
propia lengua de labios de los extranjeros?
Gracias
a Dios por la verdad de Pentecostés, y por la
esperanza
y confianza que el Señor ha implantado en
los
corazones de Su pueblo, que todavía hemos de recibir
y
experimentar una verdadera experiencia pentecostal,
cuando
los santos de Dios saldrán por todo el mundo
predicando
las inescrutables riquezas de Cristo en
todos
los idiomas de la naciones. ¡Alabado sea Su Nombre!
Pero,
todavía debemos ir adelante, más y más... de
Pentecostés
a la Fiesta más grande de la Iglesia, la Fiesta
de los
Tabernáculos.
La fiesta de Pentecostés
56 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 5
EL SON DE TROMPETAS
Una
introducción a los Tabernáculos
l día
de Trompetas efectivamente era una introducción
a la
tercera Fiesta de Israel, la Fiesta de
los
Tabernáculos, o de la Cosecha. Como la Fiesta de la
Pascua,
la Fiesta de los tabernáculos tiene tres partes.
La
Pascua comprendió: 1) La Pascua misma, 2) Los Panes
sin
Levadura, 3) La Gavilla mecida. Luego Pentecostés
está
solo, entre la Pascua y los Tabernáculos. Y finalmente
se
celebra la Fiesta de los Tabernáculos, también
una
serie de tres ordenanzas: 1) Trompetas, 2) Día de la
Expiación,
3) Tabernáculos.
Es
interesante considerar las tres Fiestas del Señor a
la luz
de la obra creativa en Génesis. Cuando Dios mandó:
Sea la
luz, la luz salió de las tinieblas, y tuvimos el
principio
de la vieja creación, el primer día. Y así fue a
Israel
en el tiempo de la Pascua,
“ Este
mes os será cabeza de los meses; éste os será primero
en los
meses del año” (Éxodo 12:2).
57
Luego
en el tercer día, Dios mandó que la tierra produjera
el
“
...árbol de fruto que haga fruto según su naturaleza, que su
simiente
esté en él sobre la tierra...” (Génesis 1:11).
De
modo que Pentecostés ocurrió en el tercer mes,
en el
tiempo de siega y fertilidad, cuando fue recogido el
precioso
fruto de la tierra. Y finalmente llegamos al
séptimo
día, cuando Dios reposó... de toda la obra
que
hizo (Génesis 2:2). Así fue que
se celebró la Fiesta
de los
Tabernáculos en el séptimo mes. Además, no sólo
fue
celebrada en el séptimo mes, pero fue el séptimo
evento
en la Fiesta de Israel y sus ordenanzas que las
acompañaron:
1.
Pascua
2.
Panes sin Levadura
3.
Gavilla por Primicias
4.
Pentecostés
5.
Trompetas
6.
Expiación
7.
Tabernáculos
En
otras palabras, es la fiesta de reposo para la Iglesia;
la
consumación de los gloriosos propósitos de Dios
en su
pueblo, en cuanto concierne a esta dispensación.
Tenemos
mucho más que decir tocante a este reposo que
queda
para el pueblo de Dios, pero lo trataremos más
tarde
cuando consideremos las varias características de
la
Fiesta de los Tabernáculos.
Una
nueva cosecha
Desde
los días más antiguos en Israel, se contaba el
tiempo
no sólo del mes de la Pascua, sino existía lo que
El son de trompetas
58 La
Fiesta de los Tabernáculos
se
llamaba un año civil o Agrario, que comenzó en el
séptimo
mes. Éxodo 23:16 y 34:22 declara que el séptimo
mes
era el fin del año viejo y el principio del nuevo. También,
en Levítico 25:9 descubrimos que el año de
Jubileo
comenzó
en el séptimo mes. Todo esto nos ayuda a entender
más
claramente la profecía de Joel: Hará
descender
sobre
vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
Este
principio del año Agrario o Civil. Era el fin
del
año, cuando fueron recogidos el trigo, el vino y el
aceite,
pero al mismo tiempo era el principio de un
nuevo
año Agrario, cuando las lluvias cayeron.
Todo
esto tiene precioso significado en su aplicación
a la
Iglesia de Jesucristo; porque ella ahora ha llegado al
fin de
su larga carrera, y en muchas maneras, desalentadora,
y está
para entrar en un Nuevo Día en el Espíritu.
Damos
gracias a Dios por su principio en la cruz, que es
la
fuente de toda bendición espiritual que disfruta la Iglesia,
o que
hemos de disfrutar en la eternidad. Damos
gracias
a Dios también por la gran cosecha que empezó
el día
de Pentecostés y ha continuado en medida considerable
hasta
ahora. ¡Pero la verdadera cosecha está
delante!
Una cosecha no sólo de almas, sino del fruto
del
Espíritu en medio de los santos. Pentecostés era una
cosecha
de los Primeros Frutos. Esta fiesta del séptimo
mes
constituye la verdadera cosecha a la salida del año,
cuando
hayas recogido los frutos de tus labores del campo
(Éxodo
23:16).
El
significado de las trompetas
“
Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás...”
(Números
10:2).
En los
versos que siguen es evidente lo que significaba
el son
de Trompetas para Israel:
1.
Convocar la congregación (verso 2)
59
2.
Hacer mover los campamentos (versos 3-6)
3.
Prepararse para la guerra (verso 9)
4.
Celebrar las fiestas (verso 10)
Trataremos
cada uno de estos temas más adelante;
pero
primeramente, ¿cuál es el significado de la plata y
el
hecho que hubo dos trompetas? Es evidente que plata
en las
Escrituras habla de redención. Cuando tomaron
el
número de Israel, cada hombre tuvo que dar por rescate
medio
siclo, y el dinero así recogido fue usado en el
servicio
del santuario (véase Éxodo 30:12-16; Levítico
25:48).
El
número dos, como ya hemos visto, habla de Cristo
en
unión con su pueblo. “Un nuevo hombre,” “edificado
en sí
mismo.” Así el significado de tocar las dos
trompetas
de plata el primer día del séptimo mes.
“
Habla a los hijos de Israel, y diles: En el mes séptimo, al
primero
del mes tendréis reposo, una alarma para hacer
recordar,
y una santa convocación” (Levítico 23:24).
Es el
día y la hora de la plenitud de la historia de la
redención,
proclama en el poder del Espíritu Santo por
el
pueblo de Dios. Sí, tocaron las trompetas en todas las
Fiestas
al llegar sus temporadas; pero hubo un día y una
hora
cuando al tocar las Trompetas asumió lo que se
puede
llamar un significado de temporada y por eso un
significado
dispensacional. Y es hora y ha llegado.
Desde
el punto de vista histórico la Iglesia ha gozado
de la
Pascua y de Pentecostés, provisiones maravillosas,
y la
edad de Pentecostés ahora ha de alcanzar su
gloriosa
culminación, luego, viene la Fiesta de la Cosecha.
Ahora
estamos en medio de campos blancos para
la
siega, cuando se debe recoger el trigo, el vino y el
aceite,
y Dios comienza a enviar Sus ministros como
nunca
antes, porque este es el Día del son de Trompetas.
Al
llegar a su fin una época o dispensación, y otra sigue,
El son de trompetas
60 La
Fiesta de los Tabernáculos
hay
siempre la solapada absorción de la una en la otra.
Así la
ley fue absorbida en la Gracia por medio del ministerio
de
Juan el Bautista y de Cristo. Y así es, con las
Fiestas.
Cuando Pentecostés llega a su culminación, se
inicia
el día de Trompetas. Y aun cuando la plena gloria
del
Pentecostés está para prorrumpir entre nosotros, también
se
empieza a tocar las Trompetas, anunciando la
venida
de una fiesta aún más gloriosa. El ministerio de
Trompetas,
como ya hemos mencionado, es cuádruple:
1. Convocar la congregación (Números 10:2)
Una
vez más el Señor está levantando el ministerio
de un
Juan el Bautista para declarar el Día del Señor, y
el
Reino cercano. Otra vez la voz de uno que clama en el
desierto:
Enderezad el camino del Señor. Otra vez sale el
clamor
de los ministerios ungidos de Dios en todas partes,
que
los santos se congreguen en la unidad del Espíritu,
que
desechen sus caminos carnales sectarios y oigan
lo que
el Espíritu dice a las iglesias.
Juan
en Patmos fue arrebatado en el Espíritu y oyó
las
palabras de Uno semejante al Hijo del Hombre llamando
a las
siete iglesias, y la voz era una gran voz como
de
trompeta (ver Apocalipsis 1:10). Con
clarinada el Señor
habla
a su pueblo mediante sus grandes ministerios que
Él ha
establecido en el Cuerpo de Cristo, convocando a
la
congregación para que oigan lo que el Espíritu dice a
las
iglesias. Esto no sólo se refiere a las siete iglesias de
Asia,
ni aun a los siete períodos en la historia de la Iglesia
desde
Pentecostés hasta ahora, sino que se refiere
a la
séptupla iglesia de este presente día y hora es
decir,
Él se dirige a la Iglesia entera de este día y hora
en que
vivimos; siete es el número que significa entero o
completo.
Con
voz de trompeta el Espíritu llama a su pueblo
en
todas partes: a la paciencia, al amor, al arrepentimien61
to, a la perseverancia, a la fe en
Cristo en medio de la
oposición
satánica, a la santidad de la vida. En este gran
Día de
Trompetas todos debemos estudiar cuidadosamente
los
primeros tres capítulos de Apocalipsis, y prestar
atención
a la súplica como trompeta al pueblo de Dios.
Ellos
constituyen la carga del Espíritu para el pueblo de
Dios
en todas partes, llamándoles al arrepentimiento, y
prometiéndoles
cosas grandes y poderosas si vencen al
mundo,
a la carne, y al diablo.
“
Clama a alta voz, no te detengas; alza tu voz como shofar,
y
predicad a mi pueblo su rebelión; y a la casa de Jacob su
pecado.
Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos,
como
gente que hubiera obrado justicia...” (Isaías
58:1-2).
No hay
tiempo para hermosos sermones y palabras
confortantes
para una Iglesia reincidente y corrompida;
este
es el Día de Trompetas.
2. Hacer Mover los Campamentos (Números
10:3-6)
La
Iglesia ha acampado alrededor de este monte bastante
tiempo.
Dios le dijo a Josué:
“ Mi
siervo Moisés ha muerto; levántate pues ahora, y pasa
este
Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy
a los
hijos de Israel” (Josué 1:2).
Dios
está llamando a su pueblo a ir adelante, como
nunca
antes en la historia de la Iglesia. Solamente hombres
que
tienen oídos para oír han podido oír el llamado
del
Espíritu, pero la Trompeta suena no obstante, y muchos
han
oído el llamamiento. Gracias a Dios por el maná
que
nos ha sustentado a través de nuestra peregrinación,
aún
hasta ahora. Gracias a Dios por el agua de la
roca,
para apagar nuestra sed. Gracias a Dios por el
Espíritu
Santo, la nube que ha ido delante de nosotros y
El son de trompetas
62 La
Fiesta de los Tabernáculos
nos ha
dirigido a todos a través del desierto grande y
terrible.
¡Pero hay cosas mejores adelante! Tenemos
que
dejar el maná, y el agua de la roca, y entrar en un
ámbito
nuevo, una nueva experiencia. En vez de maná
hay el
grano de Canaán. En vez de agua de la roca, hay
aguas
incesantes, fluyendo perpetuamente de arroyos, y
ríos y
manantiales de la tierra de reposo. En vez de sequía
hay el
rocío del cielo cada mañana, y lluvias en sus
debidas
estaciones. En vez de esterilidad y calor, hay
fertilidad,
vida y bendición en el ámbito del Espíritu, en
la
herencia de Beula. Vamos adelante al ver el Arca del
Testimonio
pasando el Jordán, con los sacerdotes, los
Levitas
llevándola.
3. La preparación del pueblo para la guerra
(Números
10:9)
“Tocad
shofar en Sion, y pregonad en mi santo monte;
tiemblen
todos
los moradores de la tierra; porque viene el día
del SEÑOR, porque está cercano. Día de
tinieblas y de
oscuridad,
día de nube y de sombra; que sobre los montes
se
derrama como el alba; un pueblo grande y fuerte; nunca
desde
el siglo fue semejante, ni después de él será jamás en
años
de generación en generación. Delante de él consumirá
fuego,
tras de él abrasará llama...” (Joel 2:1-3).
La
profecía de Joel es el son de Trompeta desde el
principio
hasta el fin. En este pasaje él está dando alarma
para
la guerra; llamando al pueblo de Dios a reunirse
y a prepararse
para la batalla, porque el día grande
del
Señor está cerca. Será un día de tinieblas y de oscuridad
para
el injusto y el desobediente, pero día que sobre
los
montes se extiende como el alba para el pueblo
que
conoce a su Dios, y por eso es grande y fuerte.
La
esperanza falsa de la iglesia
La
iglesia de Cristo está llena de Cristianos carnales,
63
terrenales,
quienes se reclinan en reposo y complacencia
y
esperan un arrebatamiento que les sacará de en
medio
de la Gran Tribulación al principio del Día del
Señor.
A esta generación de creyentes conformados a
este
siglo Dios habla en términos no inciertos:
“ ¡Ay
de los que desean el día del SEÑOR! ¿Para qué queréis
este
día del SEÑOR? Será de tinieblas, y no
de luz” (Amós
5:18).
En la
gran mayoría de los círculos evangélicos nos
enseñan
que en cualquier momento todo el pueblo de
Dios
será arrebatado, para estar con el Señor en el aire,
para
escapar de la Gran Tribulación que pronto vendrá
sobre
la tierra. No es cierto. Los santos serán arrebatados,
es
cierto; pero cada uno en su debido orden (1 Corintios
15:23). Lo que es este orden no nos concierne aquí;
pero
queda el hecho que en ninguna parte enseña la Biblia
que
los santos escaparán de la hora de la Gran Tribulación
mediante
el arrebatamiento.
¿Por
qué fueron conturbados los
Tesalonicenses?
Si es
cierto, como generalmente se enseña, que los
Cristianos
de Tesalónica pensaron que habían perdido el
arrebatamiento
a consecuencia de la supuesta carta que
habían
recibido del apóstol Pablo, entonces ¿cómo es
que el
apóstol Pablo lo habría perdido también? Evidentemente,
ellos
habían recibido una carta llevando la firma
de
Pablo, declarando que ya había comenzado o iba
a
comenzar el Día del Señor (2 Tesalonicenses 2:2). Y la
explicación
común es que fueron conturbados porque
ellos
esperaron ser arrebatados cuando este día comenzara.
Pues,
si los Tesalonicenses realmente pensaron que
Pablo
escribió tal carta engañadora y es evidente que
ellos
lo pensaron, entonces ¿por qué estarían conturba-
El son de trompetas
64 La
Fiesta de los Tabernáculos
dos?
¡Porque si ellos perdieron el arrebatamiento, entonces
Pablo
debe de haberlo perdido también!
Pero
no, Pablo nunca les había enseñado que serían
arrebatados
cuando la Gran Tribulación comenzara. Lo
que
sí, les dijo, es que no deberían de inquietarse por
aflicciones
o tribulaciones de cualquier índole,
“
...porque vosotros sabéis que nosotros somos puestos para
esto.
Que aun estando con vosotros, os predecíamos que
habíamos
de pasar tribulaciones, como ha acontecido y lo
sabéis”
(1 Tesalonicenses 3:3-4).
Sabiendo,
entonces, que iban a pasar por la Tribulación,
estaban
especialmente conturbados sobre esta carta
engañadora
que recibieron, porque según esta carta
el Día
del Señor, o la Gran Tribulación estaba para comenzar.
Pablo
por eso les consuela otra vez al informarles
que
este Día grande y terrible del Señor no vendrá
sin
que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre
de
pecado, el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3).
El Día
del Señor, Pablo les diría, no era inminente,
porque
el hombre de pecado tendría que ser revelado
antes
de aquel gran Día. No es nuestro propósito comprobar,
ni
refutar, que el hombre de pecado haya sido
revelado.
Queda el hecho, que un arrebatamiento no es
otorgado
a los santos como su esperanza en la hora de la
Gran
Tribulación, ni somos enseñados que los santos que
andan
en la luz estarán sorprendidos al iniciar el Día del
Señor.
Más bien nos dice,
“ Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que
aquel
día os tome como ladrón” (1 Tesalonicenses 5:4).
Como
en los días de Noé
En
cuanto a la hora de la Gran Tribulación, Jesús
dijo
que sería como en los días de Noé. ¿Qué aconteció
65
en
aquel entonces, al tiempo del diluvio? Los que escaparon
de la
ira de Dios eran dejados allí en medio de la
ira de
Dios, pero protegidos por el arca. Así será en el
Día
del Señor. El uno será tomado, y el otro será
dejado
(Mateo
24:40). ¿Quiénes, pues, fueron llevados en el tiempo
del
diluvio? Leemos: vino el diluvio y tomó a todos,
todos,
menos los que estuvieron en el arca (Mateo 24:39).
De la
misma manera, Jesús dijo que un lazo vendría sobre
todos
los hombres para llevarles, en el tiempo del
Día
del Señor (Lucas 21:35). Los poderes
de las tinieblas y
la ira
de Dios serán derramados con tanta furia sobre
toda
la tierra, que los hombres serán atrapados, como
en una
trampa, y no escaparán.
“ Que
cuando dirán: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre
ellos
destrucción de repente, como los dolores a la mujer
encinta;
y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3).
Exactamente
en qué manera esta destrucción repentina
vendrá
sobre los hombres, tal vez no entendemos;
pero
será como en los días de Noé. Juicios repentinos
catastróficos
caerán sobre la tierra, los impíos serán llevados
repentinamente
como en un lazo, pero los justos
serán
dejados en un lugar de seguridad. Estarán en Cristo,
escondidos
en el lugar secreto del Altísimo. Con sus
ojos
verán y mirarán la recompensa de los impíos, porque
estarán
acá en la tierra; pero estarán seguros. Lo
que
pocos entienden es esto: que este gran evento que
constituirá
un lazo y una trampa para los moradores de
la
tierra o Cristianos con la mente carnal, será una gloria,
un
poder y un medio de victoria para el que camina
con
Dios.
Jesús
prometió:
“Porque
has guardado la Palabra de mi paciencia, yo te
guardaré
de la hora de la tentación, que ha de venir en todo
El son de trompetas
66 La
Fiesta de los Tabernáculos
el
universo mundo, para probar a los que moran en la tierra”
(Apocalipsis
3:10).
Y si
el pueblo de Dios estudia cuidadosamente las
Escrituras,
descubrirá de qué manera el Señor guarda a
los
Suyos de la tentación y las pruebas. Una cosa es segura;
no por
llevarles en los aires, en carros celestiales
de
reposo a unos campos Elíseos, sino por ser su abrigo
y
protección en medio de la dificultad y la angustia. Mira
a los
hijos de Israel en medio de la desolación de Egipto,
pero
protegidos por la gloria de Dios y la vara de Moisés.
Hubo
moscas sobre todo el país de Egipto, pero no hubo
ninguna
en las casas de Israel. Ranas en todas partes,
pero
no en las humildes chozas de los israelitas. Granizo
y
pestilencia en los campos de los egipcios, pero no
en los
campos de Israel. Tinieblas y oscuridad a través
de
Egipto por tres días, tinieblas tanto que se las podía
palpar,
pero luz en las casas de Israel. El ángel de la
muerte
pasa por toda la tierra de Egipto, aun sobre las
casas
de los israelitas, pero pasando de largo los postes
rociados
con la sangre de entre el pueblo de Dios.
Mira a
Daniel en el foso de los leones, pero para él
no era
tormenta; las bestias mismas eran sus amigos.
Mira a
los tres jóvenes hebreos en el horno de fuego
ardiendo,
pero no fueron consumidos; más bien, el fuego
que
fue destinado para su destrucción fue su luz y su
vida;
consumió las cuerdas que ataban sus brazos y piernas,
y he
aquí se vio el aspecto de uno, como el Hijo de
Hombre
paseándose con ellos en medio de las llamas.
Gracias
a Dios por esta verdad grande y poderosa: el
día
del Señor para los malos no es luz, sino tinieblas.
Pero
para los justos, y los que se han apropiado de la
plenitud
del Espíritu y están caminando con Dios, el día
de
oscuridad y Gran Tribulación no son tinieblas, sino
luz y
gloria. Para los desobedientes, día de tinieblas y de
oscuridad,
día de nube y de sombra. Pero, para el ejército
67
grande
y fuerte del Señor, será que sobre los montes se
extiendan
como el alba. Vendrá un pueblo grande y fuerte
(Joel
2:2).
El día
del poder de Dios
Tanto
la Iglesia como el mundo estarán muy sorprendidos
cuando
descubran que la Gran Tribulación, desatada
en
toda su furia, es nada más, ni nada menos, que
la más
grande exhibición de poder y gloria divina que
este
mundo jamás haya visto. Tal vez debemos de llamar
este
día el Día del Señor, en vez de la Gran Tribulación;
porque
es sólo Gran Tribulación para los que no
han
descubierto el abrigo (lugar secreto) del Altísimo.
Se ha
dicho que el Cielo será el Infierno para el pecador,
si le
fuera permitido entrar en sus puertas perlinas. Y así
es. La
manifestación de la fuerza, poder y gloria de Dios
en
medio de esta generación maligna y perversa, va a
producir
por un lado la Gran Tribulación, y por otro, el
poder
y gloria de los santos. Dice Dios:
“
...Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra,
sino
también el cielo” (Hebreos 12:26).
Y este
sacudimiento va a echar a Satanás y a sus
principados
de su trono celestial, mientras que los Hijos
de
Dios ascienden a los lugares celestiales primeramente
en el
Espíritu para asumir la autoridad que pertenece
a los
que son vencedores. Y al entrar en este lugar
de
poder y de autoridad, los Hijos de Dios podrán administrar
protección,
consuelo, ayuda, liberación, y bendición
a los
que tienen necesidad. Todo esto es confirmado
por la
profecía de Joel el Trompetero, acerca del Día
del
Señor.
“
Muchos pueblos se juntarán en el valle del cortamiento;
porque
cercano está el día del SEÑOR en el valle del cortamiento.
El sol
y la luna se oscurecerán, y las estrellas
El son de trompetas
68 La
Fiesta de los Tabernáculos
retraerán
su resplandor. Y el SEÑOR bramará desde Sion,
y dará
su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la
tierra;
mas el SEÑOR será la esperanza (abrigo) de su
pueblo,
y la fortaleza (refugio) de los hijos de Israel. Y
conoceréis
que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito
en
Sion, monte de mi santidad; y será Jerusalén santa, y
extraños
no pasarán más por ella. Y será en aquel tiempo,
que
los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche,
y por
todos los arroyos de Judá correrán aguas; y
saldrá
una fuente de la Casa del SEÑOR, y
regará el valle
de Sitim” (Joel 3:14-18).
¡Qué
puede ser más claro que esto: tinieblas, sacudiendo
el
Cielo y la Tierra, juicio, pero en Dios hay protección,
refugio,
nuevo vino y leche, y aguas refrescantes
de la
casa del Señor! ¿Por qué es esto? Porque el
sacudir
los Cielos es en realidad no meramente el sacudir
el
sol, la luna y las estrellas naturales, sino más bien,
sacudir
de sus tronos celestiales los poderes de las tinieblas
y las
huestes de maldad, y el levantar a los Hijos de
Dios
en el poder del Espíritu, para tomar el Reino que
Satanás
ha usurpado y ocupado por tanto tiempo.
Que el
reino de Satanás está ubicado en “los lugares
celestes”
es la enseñanza de Pablo a los Efesios (Efesios
6:12). De allí reina y gobierna sobre el mundo y sus muchas
religiones,
como “príncipe de la potestad del aire” y
“dios
de este siglo.” Pero los lugares celestiales son
también
la
herencia de los hijos de Dios; porque Dios
“
...nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales
en Cristo Jesús” (Efesios 2:6).
El
hijo de Dios por eso es llamado a luchar contra
estas
huestes de maldad quienes han usurpado la autoridad
de
Cristo y de su Iglesia. Pablo dice,
“Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra
principados,
contra potestades, contra señores del siglo,
69
gobernadores
de estas tinieblas, contra malicias espirituales
en los
cielos” (Efesios 6:12).
La
Iglesia derrotada
¿Puede
ver, hijo de Dios, qué herencia tremenda es
la
nuestra, y cómo Satanás ha usurpado completamente
la
autoridad de los Hijos de Dios? Pablo dice que tenemos
lucha.
Es cierto, Pablo luchó hasta cierto punto,
juntamente
con algunos de los santos a través de los tiempos
pero
en general la Iglesia de Cristo ha sufrido derrota
de los
poderes de las tinieblas siglo tras siglo. Engañada
por
todos lados; afligida con toda clase de enfermedad
y mal;
oprimida y poseída de demonios; llena de
carnalidad,
pecado, amargura, perplejidad, tristeza, temor
y
tormenta. Las agitadas masas de humanidad, incluyendo
muchos
de los verdaderos santos de Dios, han
sido
llevados cautivos por el “dios” de este siglo, y en vez
de una
Iglesia gloriosa, uno sólo necesita visitar una gran
campaña
de sanidad para ver un verdadero Museo del
diablo
exhibiendo su obra: hijos de Dios torcidos en las
formas
más horribles; cojeando sobre muletas; arrastrándose;
gateando
en el suelo; hombres con mente atormentada;
oprimidos
por demonios; y echados en el molde
de
Satanás: de engaño, miedo, tormenta y suciedad.
¡Gracias
a Dios por la medida de liberación que se
ve, y
por el gran poder sanador de Dios que ha sido encomendado
a la
humanidad mediante sus siervos ungidos;
pero,
cuán poco hemos visto hasta ahora en comparación
con la
necesidad tremenda que se presenta! Y sin
embargo,
los santos realmente piensan que están hablando
la
verdad cuando se ponen de pie religiosamente el
domingo
por la mañana, y cantan al repique del órgano:
Muévese potente la Iglesia de
Dios;
De los
ya gloriosos marchamos en pos;
Somos
solo un cuerpo y uno es el Señor,
El son de trompetas
70 La
Fiesta de los Tabernáculos
Una la
esperanza, y uno nuestro amor.
Firmes
y adelante, huestes de la fe,
Sin
temor alguno que Jesús nos ve.
Prácticamente
la situación de la Iglesia es la opuesta:
un
grupo de esclavos derrotados, divididos en mil
sectas,
todas con diferentes esperanzas y doctrinas, y no
conociendo
nada del amor. Tocad shofar
(trompeta) en
Sion y
pregonad (dad alarma) en mi santo
monte... ¡Levántate,
Iglesia
de Dios, del polvo de derrota y de desolación.
Vístete
tu ropa hermosa. El son de Trompetas
sale
en esta hora, llamando a la cuadrilla de Gedeón, los
que
serán más que vencedores, por medio de aquel que
nos
amó. Y se prepara la cuadrilla, por lo cual estamos
agradecidos;
un ejército cuyo poder no está en sí mismo,
sino
en la Espada del Señor.
Batalla
en el Cielo
El
Libro de Apocalipsis es en realidad, no la Revelación
de
Juan, sino como el mismo Juan declaró: La Revelación
de
Jesús el Cristo. ... La palabra Revelación es
Apokalupsis, la misma palabra que
traduce La manifestación
(apokalupsis) de los Hijos de Dios (Romanos 8:19).
Es la
manifestación de Jesucristo, de la cual Juan fue
instruido
a escribir en la isla de Patmos. Es lamentable
que la
Iglesia haya llegado a ser tan engañada como para
negarse
a creer que el Libro es para ella; muchos enseñan
que
solamente los primeros tres capítulos son para
la
Iglesia. Sin embargo, nos basta que Juan dijera:
“La
revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus
siervos las cosas que conviene que sean hechas
presto;
... Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras
de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella
están
escritas, porque el tiempo está cerca” (Apocalipsis
1:1,3).
Si tú
quieres ser bendecido, pues, lee este libro ma71
ravilloso y cree que es para ti.
Dios está hablando por el
Espíritu
a cuantos tienen oídos para oír. Si tú puedes oír
su
mensaje, entonces es para ti.
Y así
nos dice el Libro de Apocalipsis lo que acontece
cuando
las potencias de los cielos son conmovidas:
Después
“
...fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles
lidiaban
contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus
ángeles.
Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en
el
cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, que es la
serpiente
antigua, que es llamado diablo y Satanás, el cual
engaña
al mundo entero; y fue arrojado en tierra, y sus
ángeles
fueron derribados con él” (Apocalipsis 12:7-9).
¡Las
potencias de los cielos conmovidas! Sí, y eso
significa
Gran Tribulación para los moradores de la tierra,
pero
gloria y honra y salvación para los santos.
“Y oí
una gran voz en el cielo que decía: Ahora es hecha en
el
cielo salvación, y virtud, y Reino de nuestro Dios, y
potencia
de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos
es ya
derribado, el cual los acusaba delante de nuestro
Dios
día y noche... Por lo cual alegraos, cielos, y los que
moráis
en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del
mar!
Porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo
gran
ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis
12:10,
12).
Y
luego ¿qué sucede?
“Y
cuando vio el dragón que él había sido derribado en
tierra,
persiguió a la mujer que había dado a luz el hijo
varón”
(verso 13).
Al
llegar este tiempo, esta compañía del hijo varón,
este
grupo de vencedores que nace por los dolores de
parto
de la Iglesia, está en un lugar de poder y autoridad
en los
lugares celestiales; y la Iglesia que dio a luz al hijo
El son de trompetas
72 La
Fiesta de los Tabernáculos
varón
a través de mucho dolor espiritual, es dejada en la
tierra.
Por un tiempo ella es perseguida por el dragón
quien
perdió su trono celestial, pero pronto, un lugar en
el
desierto es preparado para la mujer, donde es sustentada
y
protegida.
El
Hijo Varón
Todo
este cuadro es una descripción maravillosa de
la
Iglesia de esta hora. No podemos tratar en detalle el
tema
aquí, pero unas pocas escrituras nos ayudarán a
ver el
cuadro más claramente. Como ya hemos mencionado
antes,
Satanás gobierna y reina sobre la tierra desde
su
posición exaltada en los lugares celestiales. Esa es
su
fortaleza; pero también es la herencia de los santos.
Allí
es donde Dios ha bendecido a la Iglesia con toda
bendición
espiritual, aún en los lugares celestiales (Efesios
1:3), y allí es donde somos llamados a luchar contra
Satanás,
mientras que nos vestimos de toda la armadura
de
Dios (Efesios 6:12-13). Ahora,
cuando los santos de Dios
verdaderamente
empiezan a avanzar hacia su herencia
en
Cristo Jesús, Satanás se va a oponer, y habrá una batalla
en el
cielo. Por eso, en la gran lucha que habla
Pablo,
el mismo Miguel, el Arcángel, va a entrar en la
lucha
de parte del pueblo de Dios, en este gran Día
del
Señor, y él va a tomar su causa en esta batalla celestial.
Dios
lo ha prometido.
“ Mas
en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe
que
está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia,
cual
nunca fue después que hubo gente hasta entonces;
mas en
aquel tiempo tu pueblo escapará, todos los que se
hallaren
escritos en el libro (Daniel 12:1).
Las
huestes angélicas son espíritus ministradores
enviados
para servicio a favor de los escogidos; y Miguel
es uno
de sus príncipes más importantes. Por lo tanto las
huestes
de Satanás son lanzadas fuera; el vencedor toma
73
su
lugar de autoridad en el sitio desocupado por estas
huestes
de maldad; y por eso el clamor triunfante, “Por
lo
cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos...” Pero el
Dragón,
habiendo perdido su reino, rodea la tierra con
gran
ira atormentando a los hombres, y tratando de perseguir
la
Iglesia que era responsable de dar a luz al hijo
varón
vencedor. Pero Dios en su misericordia tiene un
lugar
preparado para ella en el desierto, algún lugar secreto
espiritual,
y allí es protegida y sustentada. Dios,
por lo
tanto, prometió a Daniel: Será libertado tu pueblo,
todos
los que se hallen escritos en el libro. Como
hemos
de descubrir más tarde, al tratar del sacerdocio
de
este grupo de vencedores, ellos estarán en un lugar
de
poder y autoridad con Dios, y podrán administrar la
ayuda,
protección y sustento que la Iglesia necesita.
4. La
celebración de las fiestas
Esto
nos trae al cuarto propósito por el cual fueron
hechas
las trompetas de plata. Eran usadas también para
reunir
al pueblo para celebrar las Fiestas solemnes del
Señor.
La profecía de Joel es el son de Trompeta, de
principio
a fin; además de llamar al pueblo de Dios al
arrepentimiento,
y a prepararse para la guerra, también
llama
a los santos a las Fiestas del Señor.
“Tocad
shofar en Sion, pregonad ayuno, llamad a
congregación.
Congregad
al pueblo, santificad la reunión, juntad
a los
viejos, congregad a los niños y a los que maman;
salga
de su cámara el novio, y de su tálamo la novia...
Responderá
el SEÑOR, y dirá a su pueblo: He
aquí yo os
envío
pan, mosto, y aceite, y seréis saciados de ellos; y
nunca
más os pondré en oprobio entre los gentiles... Tierra,
no
temas; alégrate y gózate, porque el SEÑOR hizo
grandes
cosas. Animales del campo, no temáis; porque los
pastos
del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán
su
fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros
también,
hijos de Sion, alegraos y gozaos en el SEÑOR
El son de trompetas
74 La
Fiesta de los Tabernáculos
vuestro
Dios; porque os ha dado la primera lluvia según la
justicia,
y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y
tardía
como al principio. Y las eras se llenarán de trigo, y
los
lagares rebosarán de vino y aceite” (Joel
2:15-24).
Todo
el pasaje de aquí habla fuertemente de la Fiesta
de los
Tabernáculos, y de la gloria venidera del Señor,
cuando
se recogerán trigo y mosto y aceite; y al mismo
tiempo,
la hora de la lluvia del cielo, la lluvia tardía y
temprana
juntas.
Lamentaciones
de los profetas
El
pueblo de Dios en todas partes debe atender las
siguientes
exhortaciones y lamentaciones de los profetas.
Jeremías,
quien lamentó la desolación de la Jerusalén
terrenal,
clamó en la angustia de su espíritu:
“
¡Cómo está sentada sola la Ciudad antes populosa! La
grande
entre las naciones se ha vuelto como viuda, la princesa
de
provincias es hecha tributaria. Amargamente llora
en la
noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; no tiene
quien
la consuele de todos sus amadores; todos sus amigos
le
faltaron, se le volvieron enemigos” (Lamentaciones
1:1-2).
Y otra
vez:
“
Acuérdate, oh SEÑOR, de
lo que nos ha sucedido. Ve y
mira
nuestro oprobio. Nuestra heredad se ha vuelto a extraños,
nuestras
casas a forasteros. Huérfanos somos sin
padre;
nuestras madres son como viudas” (Lamentaciones
5:1-3).
Si
solamente pudiéramos tomar el tiempo para examinar
en
detalle éstas y semejantes Escrituras, ¡cuán claramente
podríamos
ver la verdadera condición de la Iglesia!
Antes,
casada con Cristo en los días de los primeros
apóstoles,
ahora una viuda. Antes, una potencia espiritual
grande
y fuerte, ahora una tributaria a las naciones
75
y a
las denominaciones. Antes poseedora de una rica
herencia
en el Espíritu, ahora Satanás mantiene autoridad
en los
lugares celestiales donde la iglesia debe reinar.
Antes,
sustentada por padres espirituales con mansedumbre,
amor y
autoridad apostólica; ahora la Iglesia
está
llena de huérfanos, teniendo muy pocos que realmente
estiman
a sus niños, y los niños mismos no quieren
reconocer
a los dirigentes y padres nombrados por
Dios.
Con
razón Joel toca la Trompeta, y pide arrepentimiento
y
lamentación:
“ El
campo fue destruido, se enlutó la tierra; porque el trigo
fue
destruido, se secó el mosto, el aceite pereció. Confundíos,
labradores;
aullad, viñeros, por el trigo y la cebada;
porque
se perdió la mies del campo. Se secó la vid, y pereció
la
higuera; el granado también, la palma, y el manzano;
se
secaron todos los árboles del campo; por lo cual se
secó
el gozo de los hijos de los hombres. Ceñíos y lamentad,
sacerdotes;
aullad, ministros del altar; venid, dormid
en
cilicio, ministros de mi Dios; porque quitado es de la
Casa
de vuestro Dios el presente y la libación” (Joel 1:10-
13).
En
otras palabras, Pentecostés ha perdido su significado,
porque
la cosecha ha fallado. No hay la Fiesta de
los
Tabernáculos, porque no hay la lluvia tardía ni la
temprana,
y las viñas y los olivos han perecido. Los frutos
y gracias
del Espíritu faltan; y la carne prácticamente
reina
en la Iglesia.
El día
de Trompetas está sobre la Iglesia
Respecto
a lo que hemos visto acerca del significado
de la
Trompeta, y especialmente al llamar al pueblo al
arrepentimiento,
no cabe duda que empezamos a ver el
Son de
Trompetas cumplido delante de nuestros ojos.
El son de trompetas
76 La
Fiesta de los Tabernáculos
Tal
vez, todavía, no hemos visto mucho a modo de causar
alarma:
sólo los con oídos para oír y ojos para ver
han
podido discernir la voz de Aquel que habla voz de
Trompeta
en medio de los siete candeleros de oro. Pero
se
está oyendo su voz, no obstante, y los santos se alistan
para
la batalla.
El
Salmo 81 es muy significativo de este día y hora
en que
vivimos, porque se refiere directamente al Día de
Trompetas.
A la verdad, algunos creen que fue compuesto
especialmente
para el Día de Trompetas. Un estudio
cuidadoso
de este Salmo revelará por qué el son
de
Trompetas de los santos hasta ahora no ha producido
resultados
notables.
“
Cantad a Dios, fortaleza nuestra; al Dios de Jacob celebrad
con
júbilo. Tomad la canción, y tañed el adufe, el
arpa
de alegría con el salterio. Tocad el shofar en la
nueva
luna,
en el tiempo señalado, en el día de nuestra fiesta
solemne.
Porque estatuto es de Israel, ordenanza del Dios
de
Jacob. Por testimonio en José lo ha constituido, cuando
salió
por la tierra de Egipto; donde oí lenguaje que no entendía”
(Salmo
81:1-5).
Eso
parece haber sido la dificultad con los que han
tocado
las trompetas de los avivamientos del presente
día:
el lenguaje ha sido un lenguaje extraño, y por lo
tanto
no ha habido una preparación genuina para la batalla.
Nuestro
lenguaje ha sido uno que los hombres no
han
entendido.
El
sonido incierto
Pablo
dice:
“Y si
la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá
a la
batalla?” (1 Corintios 14:8).
De
este verso, y los versos que siguen, encontramos
77
que
Pablo exhorta a los santos a ministrar en el Cuerpo
de
Cristo de tal manera que los santos sean edificados.
Tal
ministerio es el único llamado de Trompeta que obrará
una
verdadera obra de preparación en los corazones de
los
santos. Debemos tener una ministración genuina de
los
dones del Espíritu, si el llamado de Dios ha de salir
con
poder. Ya por muchos años la Iglesia ha disfrutado
un
goce anticipado de Pentecostés, con una restauración
parcial
del don de lenguas. Pero ha sido un lenguaje que
no
entendíamos. Y eso en sí no sería tan malo, si no
fuera
por el hecho que otros tampoco han entendido
nuestro
lenguaje. Y esto es cierto no sólo en cuanto a las
lenguas
que los santos hablan por el Espíritu mientras
que
tienen comunión con Dios: la lengua desconocida,
sino
que es también cierto del lenguaje que vivimos
delante
de los hombres.
El
plan de Dios para los santos es que lleguen a ser la
verdadera
carta de Cristo...
“
...escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo...”
(2
Corintios 3:3).
Al
contrario, la Iglesia ha hecho todo menos revelar
a
Cristo mediante las páginas del corazón y del alma.
Más
bien los hombres nos miran y leen una historia de
carnalidad,
pecado, maldad, división, desunión, amargura
y
contienda. Ellos saben que la Iglesia debe ser la
Biblia
de Dios, y por eso la leen atentamente, pero no
entienden
el lenguaje que leen. Es absolutamente contrario
a sus
conceptos de lo que la Cristiandad realmente
debe
ser. Y por lo tanto vuelven la cara en repugnancia.
Se
tocan las Trompetas, pero para muchos, es como
trompeta
que resuena o címbalo que retiñe (1 Corintios
13:1; versión Weymouth). La Trompeta ha
estado emitiendo
un
sonido incierto de todas las varias ramas de la
Iglesia,
que profesan tener el bautismo del Espíritu, y los
El son de trompetas
78 La
Fiesta de los Tabernáculos
dones
y ministerios del Espíritu, y el fruto del Espíritu;
pero
nadie se prepara para la batalla, porque es un sonido
incierto.
El
sonido cierto de los ministerios
Esta
incertidumbre de la Trompeta va a cesar en un
futuro
cercano. No se ha cumplido el modelo de Dios, y
por lo
tanto, no podríamos esperar mucho más que confusión.
Pero,
ahora, se revela el modelo, y Dios está levantando
a Sus
propios ministros quienes tocarán la
Trompeta
con tanta claridad, que los hombres conocerán
la voz
de Dios y el significado de la voz, y se prepararán
para
la batalla. Dios dijo:
“
...Los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas...”
(Números
10:8).
Se
están constituyendo en la Iglesia los ministerios
de
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros,
constituidos
además por Dios mismo, y su sonido de
Trompeta
no será desatendido. Su palabra será con autoridad,
y no
como los Escribas. Y su autoridad no será
por
nombramiento propio, ni por nombramiento humano,
sino
más bien por nombramiento del Espíritu Santo,
y la
ordenación de Cristo. Pronto habrá un lenguaje
hablado
en la congregación de los santos que los hombres
entenderán;
porque será el sonido de Trompeta
de
poder y autoridad, aun como los mismos oráculos
de
Dios.
Por lo
tanto, al contemplar la gloria venidera de la
Fiesta
de la Cosecha, cuánto nos regocijamos en lo que
Dios
hace ahora en el Son de las Trompetas. Porque no
puede
haber la lluvia tardía, ni vendimia, ni recogimiento
del
aceite, el trigo y el vino, sin que se toque la trompeta
en la
nueva luna, en el día señalado, en el día de
nuestra
fiesta solemne. Es la Fiesta de la Nueva Luna.
79
¡La
Nueva Luna! Sí, es la misma luna vieja que Dios estableció
en los
Cielos desde la fundación del mundo, pero
ahora
entra en una nueva fase. La misma Iglesia que fue
establecida
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
Jesucristo
mismo siendo la principal piedra del
ángulo;
pero, la Iglesia ahora entra en una nueva fase de
su
existencia. ¡Un nuevo día está a punto de esclarecer!
¡Una
nueva vida será nuestra porción! ¡Una nueva herencia
en el
Espíritu asoma delante de nosotros! Tocad
la
trompeta pues, ministros de Dios, dad alarma en el
santo
monte de Dios, haced ver al pueblo de Dios su
transgresión
y llamadles al duelo y al arrepentimiento,
a
causa de la desolación de la heredad de Dios.
No
pasará mucho tiempo hasta que el Día de Trompetas
haya
servido su propósito, y la Iglesia de Cristo entrará
en su
reposo.
El son de trompetas
80 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 6
EL DÍA DE EXPIACIÓN
“ ...a
los diez de este mes séptimo será el día de las reconciliaciones
(expiaciones); tendréis santa convocación, y afligiréis
vuestras
almas, y ofreceréis ofrenda encendida al SEÑOR”
(Levítico
23:27).
ue una expiación (reconciliación)
completa y
total
fue hecha para toda la raza humana por
Jesucristo
en la Cruz, no cabe duda. Pero es demasiado
evidente,
al considerar nuestras propias vidas individuales,
como
también la de la Iglesia histórica, que nunca
en
efecto nos hemos apropiado mucho de la gran obra
expiatoria
de la Cruz. Y es esta apropiación experimental
de la
Expiación que la Iglesia ya debe alcanzar. Como
hay un
Pentecostés histórico, lo mismo que una experiencia
individual
de Pentecostés para todos lo que la
reciben
por fe, así es con la Expiación.
A
través de las edades, los hombres, por la fe, se han
extendido
y apropiado algo de la liberación del pecado;
pero
como un Cuerpo y una Iglesia realmente nunca nos
hemos
apropiado de ello. Más para la Iglesia la libera81
ción del pecado está muy cerca en el
cumplimiento del
Gran
Día de Expiación en su experiencia. El pecado y la
carnalidad
a través del largo curso de la Iglesia tienen
que
ser quitados de ella antes que pueda entrar en plena
bendición
y poder de la Fiesta de los Tabernáculos. Gracias
a Dios
por la Pascua, en el primer mes, en virtud de
la
cual Dios ha pasado de los santos, no imputándoles
sus
transgresiones. Pero la Iglesia ha estado gimiendo
con el
apóstol Pablo por casi dos mil años:
“
¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo
de
esta muerte?” (Romanos 7:24).
Ciertamente
Dios ha oído nuestros clamores, y pronto
Él
llevará Su pueblo a una gloriosa libertad de sus pecados
y su
naturaleza carnal. Este será el cumplimiento
experimental
del Día de la Expiación para la Iglesia.
El día
diez
El Día
de la Expiación fue celebrado el día diez del
séptimo
mes. El séptimo mes es el mes de reposo. Aún
ahora
los santos que entran en los planes y propósitos
de
Dios que son revelados en esta hora, y que son establecidos
con
los dones y ministerios del Espíritu, están
experimentando
un reposo que jamás han conocido
en el
pasado, a pesar de todos los problemas
enredosos
que pueden presentarse de vez en cuando.
Y
podemos estar seguros que habrá muchos más problemas
y
pruebas en el futuro cercano. El Día de la Expiación
era el
día diez del séptimo mes. El intervalo de
tiempo
entre el Día de Trompetas y el Día de Expiación
será
un tiempo de grandes pruebas y zarandeos para el
pueblo
de Dios. El número diez significa prueba y aflicción.
La
prueba más grande que fue dada al hombre, la
Ley de
Moisés, fue escrita en tablas de piedra, y comprendió
diez
mandamientos.
El día de expiación
82 La
Fiesta de los Tabernáculos
Hallamos
que Daniel hizo esta petición,
“Prueba,
ahora, con tus siervos diez días...” (Daniel 1:12).
Y
también Jesús prometió a la Iglesia en Esmirna
(que
significa amargura),
“
...tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte,
y yo
te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).
Además,
recordarás cómo los primeros discípulos
esperaban
al Espíritu Santo desde la Ascensión hasta Pentecostés,
un
período de diez días. Qué tiempos de prueba
y
zarandeo fueron, no sabiendo los discípulos prácticamente
nada
de lo que iba a pasar. No hay duda, entonces,
que
desde ahora hasta el cumplimiento del Día
de
Expiación en la Iglesia, el pueblo de Dios va a ser
sometido
a grandes tiempos de prueba y aflicción, con el
motivo
de perfeccionarles y recompensarles como vencedores.
La
hora ha llegado para que
“
...el juicio comience desde la casa de Dios...” (1
Pedro 4:17).
Dios
está zarandeando, zarandeando, zarandeando
a su
pueblo como nunca antes, en preparación para el
Día de
Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos.
Afligiréis
vuestras almas
Está
fuera de duda lo que Dios quiere enseñarnos
por el
Día de la Expiación; es realmente quitar de la congregación
sus
pecados y sus caminos carnales. Israel
podía
regocijarse que el Cordero Pascual había sido muerto
en el
primer mes, y que se había celebrado la Fiesta
conforme
a todas las ordenanzas de la Ley. Por eso fueron
aceptos delante de Dios como una
nación: Y veré la
sangre,
y pasaré de vosotros. Pero ahora, seis meses después,
tenemos
el Día de la Expiación, el día cuando Israel
es
llamado a un nuevo arrepentimiento y a humillarse
delante
de Dios, en preparación para la Gran Fies83
ta de los Tabernáculos Israel tuvo
que celebrar una nueva
Pascua
cada año, un nuevo Día de Expiación cada
año.
Porque sus sacrificios sirvieron solamente para traer
a la
memoria los pecados, y para avivar la conciencia de
pecado.
Pero
Cristo murió una vez para siempre, y tan eficaz
fue su
obra redentora que no hay más conciencia de pecado
(Hebreos
10:2). Y sin embargo, constantemente negamos
la
obra redentora de Jesucristo, al caer en pecado
y ser
estorbado por las obras de la carne, y al guardar
una
conciencia de pecado. Testificamos que Dios ha
quitado
nuestros pecados y los ha clavado en la cruz y
eso es
cierto pero, inmediatamente después somos acosados
por el
pecado y sufrimos la derrota. Nos regocijamos
en la
justicia de Jesucristo que ha sido puesta a cuenta;
pero
cuán poco conocemos y experimentamos de la
verdadera
y vital santidad de la vida y la pureza de pensamiento,
palabra
y hecho.
Gracias
a Dios, por lo tanto, y por el modelo que
encontramos
en las Fiestas de Israel y por el conocimiento
que
hay, de un lugar de verdadera victoria sobre el pecado
y la
carne, para la Iglesia de Jesucristo. Sabemos de
muchos
que han estado predicando esto por años, y testificando
que lo
han recibido; pero efectivamente los
hombres
lo han experimentado solamente en parte. Los
que
han deseado ir adelante con Dios pueden testificar
que
han recibido una medida de victoria, eso es bien
cierto,
pero la verdadera victoria sobre el pecado y la
naturaleza
carnal está por delante para la Iglesia de Dios.
Este
entonces, es el día y la hora cuando Dios nos llama al
arrepentimiento,
la mansedumbre, la humillación afligiendo
nuestras
almas en contrición de corazón, para que podamos
recibir
de Sus manos aquella victoria verdadera y
genuina
sobre el pecado, de la cual enseña la Biblia.
El día de expiación
84 La
Fiesta de los Tabernáculos
¿Cuál
es la naturaleza de esta victoria?
Dejemos
de procurar justificarnos, y de insistir en
nuestra
santidad de conducta, cuando es aparente a todos
los
que nos rodean que no la poseemos. Epístolas
vivas
de Cristo no tienen necesidad de declarar su santidad
a todo
el mundo. El mundo la verá y se sorprenderá
al
descubrir algo real y genuino en medio de esta generación
mala y
perversa. Esta victoria de la cual hablamos
es la
victoria de Cristo mismo. Cuando alcancemos
esta
victoria, no habrá necesidad de formular excusas
débiles
procurando explicar por qué el Cristiano victorioso
puede
caer otra vez en el pecado y sufrir derrota,
porque
este lugar en Cristo no conoce derrota. No tendremos
que
explicar cómo Satanás ganó ventaja sobre
nosotros
y plantó un nueva semilla de pecado en el
corazón,
de modo que la victoria que antes conocíamos
fue
perdida; porque esta victoria es la misma victoria
de
Cristo.
“Y si
morimos con el Cristo, creemos que también viviremos
con
Él; seguros de que el Cristo, habiendo resucitado de los
muertos,
ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de
Él.
Porque el que es muerto, al pecado murió una vez; y el
que
vive, a Dios vive” (Romanos 6:8-10).
El que
vence conforme a la Biblia entra en la misma
victoria
y triunfo de Cristo, una victoria que nunca puede
ser
perdida. Es la misma victoria de Jesucristo, y el
vencedor,
por lo tanto, es más vencedor por medio de
Aquel
que le amó.
En
esto otra vez la historia de la Iglesia está en contra
de
nosotros, porque no podemos señalar con seguridad
a
ninguna persona en la edad de la Iglesia, que se
haya
apropiado realmente de esta santidad bendita en
su
plenitud. No obstante, no vamos a tomar la historia
de la
Iglesia como nuestro modelo, porque es una triste
85
historia
de derrota, y merece mucha más lamentación
de la
que el profeta Jeremías jamás expresara sobre Israel.
Si
esta gloriosa victoria es declarada en la Palabra,
eso
basta; y gracias a Dios, la es, y será alcanzada por el
vencedor,
no por carne, mas por el Espíritu. El día de la
Expiación
en experiencia está cerca para la Iglesia de Cristo.
La
promesa, por lo tanto, nos es otorgada en los
fines
de los siglos, en la medida que no ha sido otorgada
a
otros en las dispensaciones pasadas.
“
...Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones...”
(Hebreos
3:7-8).
Vamos
a examinar, por eso, algunas de las Escrituras
que
claramente prometen esta vida en el Espíritu, victoriosa,
triunfante
y vencedora.
Levítico
16:29-31: “Esto tendréis por estatuto
perpetuo: En
el mes
séptimo, a los diez del mes, afligiréis vuestras almas,
y
ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que
peregrina
entre vosotros. Porque en este día se os reconciliará
para
limpiaros; y seréis limpios de todos vuestros pecados
delante
del SEÑOR. Sábado de reposo será
para vosotros,
y
afligiréis vuestras almas, por estatuto perpetuo”.
Mateo
5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos,
como vuestro
Padre
que está en los cielos es perfecto.”
Juan
17:21: “Para que todos sean una cosa; como
Tú, oh
Padre,
en mí, y Yo en ti, que también ellos sean en nosotros
una
cosa; para que el mundo crea que Tú me enviaste.”
Juan
17:23: “Yo en ellos, y Tú en mí, para que
sean perfectos
en una
cosa; y que el mundo conozca que Tú me enviaste,
y que
los has amado, como también a mí me has
amado.”
Romanos
6:4: “Porque somos sepultados juntamente
con Él
a
muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó
El día de expiación
86 La
Fiesta de los Tabernáculos
de los
muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos
en
novedad de vida.”
Nota
este pasaje: la novedad de vida se debe comparar
con la
vida resucitada y la gloria de Jesucristo.
Romanos
6:5-7: “ Porque si fuimos plantados
juntamente en
Él a
la semejanza de su muerte, también lo seremos a la de
su
resurrección; convencidos que nuestro viejo hombre
juntamente
fue colgado en el madero con Él, para que
el
cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos
más al
pecado. Porque el que es muerto, justificado es
del
pecado.”
Algunos
quieren creer que la semejanza de su resurrección
se
refiere a una resurrección física futura. El
pasaje
entero enseña lo contrario. Dios está hablando de
la
justicia y vida que vencen el cuerpo del pecado a fin
de que
no sirvamos más al pecado. Es la apropiación
aquí
mismo de los frutos de la muerte y resurrección de
Cristo.
Romanos
6:11: “Así también vosotros, pensad que
vosotros
de
cierto sois muertos al pecado; mas que vivís a Dios en
Cristo
Jesús, Señor nuestro.”
No hay
ninguna indicación aquí de suprimir la vieja
naturaleza,
manteniendo el viejo hombre debajo de los
pies,
a fin de que no pueda levantar su cabeza, o constantemente
muriendo
al yo personal. Es una obra consumada;
y de
la misma manera que Cristo murió y resucitó
una
vez por todos, también los que se apropien de Su
muerte
y resurrección entran en una nueva vida, una
nueva
esfera en el Espíritu, una nueva victoria.
Romanos
8:2: “Porque la ley del Espíritu de vida
en Cristo
Jesús,
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
¡Libertad!
Y cuando Dios habla de libertad, Él da a
entender
que tú eres verdaderamente libre (Juan 8:36).
87
En
tanto que el mundo, la carne, o el diablo te pueden
llevar
a cualquier medida de servidumbre, no eres verdaderamente
libre.
Gálatas
5:24: “Porque los que son del Cristo, han
colgado en
el
madero a la carne con sus afectos y concupiscencias.”
Pero
los que son de Cristo han crucificado la carne
con
sus pasiones y deseos.
1 Juan
3:3: “Y cualquiera que tiene esta
esperanza en Él, se
purifica,
como Él también es limpio.”
1 Juan
3:6-7: “Cualquiera que permanece en Él, no
peca;
cualquiera
que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos,
no os
engañe ninguno; el que hace justicia, es justo,
como
Él también es justo.”
1 Juan
3:9: “Cualquiera que es nacido de Dios,
no hace
pecado,
porque su simiente está en Él; y no puede pecar,
porque
es nacido de Dios.”
No hay
argumento contra las verdades directas, claras,
indisputables,
aquí presentadas. La justicia que Dios
tiene
preparada para nosotros no es meramente una
apropiación
parcial de la justicia de Dios, o cierto grado
de
logro donde nos medimos con otros, y concluimos
que
somos victoriosos porque hemos cesado de nuestros
malos
hábitos, conquistando la ira, y ya no guardamos
más
rencor contra otros. No sería extraño que semejantes
pretensiones
de santidad fueran una segura señal de
orgullo
en vez de mansedumbre y contrición de espíritu.
Esta
vida de la cual hablamos es una vida mucho más
allá
de lo que la Iglesia haya visto en sus santos más
gloriosos.
Es la de Dios mismo: así como Él es puro, así
como
Él es justo, no puede pecar, porque es nacido de
Dios.
El día de expiación
88 La
Fiesta de los Tabernáculos
El
nacimiento del Espíritu
No
puede pecar. ... Esta es la clara Palabra de Dios.
Sin
embargo, como hijos de Dios todos podemos testificar
que
somos nacidos de Dios, y que pecamos. Y por
eso
presentamos unos argumentos muy razonables para
comprobar
que Dios no quiere decir exactamente lo que
Él
dijo. Una vez para siempre cesemos tratando de justificarnos.
Que
Dios sea veraz y todo hombre mentiroso.
La
única explicación bíblica de este verso es que no
hemos
nacido de nuevo en la plenitud de esta experiencia
de
regeneración. Nuestro nacimiento por el Espíritu,
genuino
como es, no ha crecido hasta la madurez.
Hemos
sido reengendrados en la semejanza de Dios
como la
semilla que la flor produce, o el huevo producido
por el
pájaro. Esa semilla o ese huevo es un nacimiento
genuino,
conteniendo todas las potencialidades
de una
nueva flor exactamente igual a la flor que la produjo,
o un
nuevo pájaro exactamente igual a su madre.
Pero
la plena gloria y las potencialidades de esa nueva
vida
yacen latentes dentro de la semilla o el huevo, y de
ninguna
manera son manifiestas, o aún aparentes a nuestra
observación.
Uno no puede ver semejanza alguna
entre
la pequeña semilla con su envoltura negra, y la
hermosa
amapola roja que agita sus pétalos en la brisa;
ni
entre el pequeño huevo azul en su nido, y el pájaro
que
vuela en la atmósfera con las alas de la libertad. En
verdad,
si no entendiéramos los procesos maravillosos
de la naturaleza,
consideraríamos necio al que sugiere
que la
semilla y la amapola son una y la misma cosa; o
que el
huevo y el pájaro son una y la misma cosa. Pero
lo
son, en género, en naturaleza, en posibilidad.
Así es
con el nacimiento del Espíritu. Gracias a Dios
por la
semilla, la semilla incorruptible, en virtud de la
cual
hemos llegado a ser participantes de la naturaleza
89
divina
(2 Pedro 1:4), o renacidos
(1 Pedro 1:23). Pero
aquella
semilla
en los corazones del pueblo de Dios apenas ha
crecido
más allá del estado de embrión; no ha crecido y
desarrollado
al punto donde podemos testificar, su simiente
permanece
en nosotros; y por eso podemos pecar
y
pecamos.
Un
nuevo hombre ha de nacer
Regocíjense
todos los santos de Dios que tienen ojos
para
ver y oídos para oír, en el plan y propósito de Dios
que
aún ahora está revelándose delante de nuestros ojos.
Dios
está apresurando el día y la hora de la perfección
Cristiana.
No la hemos alcanzado, ni la vimos en ninguna
persona
en el pasado. Porque no estamos hablando
meramente
de una vida librada de éste o aquel pecado
específico,
de un mal genio, o un espíritu amargo, o hábitos
pecaminosos.
Estamos hablando más bien de una
vida
que es la misma vida de Jesucristo, reproducida en
los
vasos frágiles de barro.
Nuestra
oración, por lo tanto, debe ser como Jesús
mandó:
Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el
cielo,
así también en la tierra. Es primera y
principalmente
el
nacimiento del Reino de Dios en nuestra propia
pequeña
tierra, en el barro de nuestra carne; porque
el
Reino de Dios está entre (dentro de) vosotros. Es Cristo,
quien
vino a nuestros corazones como la semilla cuando
le
recibimos como nuestro Salvador, creciendo en nosotros
hasta
la perfección. Es brotar del agua de vida en
libertad
y espontaneidad gloriosa, esto es, de esta agua
que
bebimos cuando Cristo vino a nuestras vidas. Jesús
prometió
que sería una fuente de agua que saltará para
vida
eterna, (Juan 4:14). Es Cristo
en vosotros, la esperanza
de
gloria, surgiendo hasta la madurez, y siendo
formado
en vosotros (Gálatas 4:19).
El día de expiación
90 La
Fiesta de los Tabernáculos
¿Cómo
acontecerá?
Esta
vida no vendrá por esfuerzo carnal. Ni vendrá
meramente
por oración y arrepentimiento y buscar el
rostro
de Dios. Esto, por supuesto, es muy esencial, y
Dios
oirá aquella oración de sinceridad y revelará el canal
y los
medios por los cuales la perfección será alcanzada.
Pero
oración y arrepentimiento en sí mismos no
son
los medios por los cuales los santos serán perfeccionados.
Ni es
el arrebatamiento de la Iglesia el plan de
Dios
para perfeccionar a los santos, y libertarles del pecado
y la
carnalidad. Dios tiene otro plan, un plan mucho
más
glorioso y sin embargo, un plan muy sencillo, y
es
éste:
“Y Él
dio unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas;
a
otros, pastores y maestros; con el fin de perfeccionar
a los
santos en la obra del ministerio, para edificación
del
cuerpo del Cristo; hasta que todos salgamos en unidad
de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón
perfecto,
a la medida de la edad cumplida del Cristo” (Efesios
4:11-13).
La
Iglesia puede proclamar un arrebatamiento inminente
tanto
como lo hace, y enseñar que en cualquier
momento
los santos serán arrebatados de la tierra para
escapar
de las nubes de Tribulación que se juntan. Pero
esto
no es la enseñanza de la Palabra de Dios. Es cierto,
debemos
siempre esperar Su Manifestación, pero ésta
no es
la manifestación de la teología evangélica moderna.
Esta
gloriosa manifestación tiene que hacerse ver
primeramente
en los santos.
Cuán
agradecidos estamos, entonces, que Dios está
revelando
el modelo de perfección. Los ministerios en
el
Cuerpo de Cristo son los medios para perfeccionar a
los
santos, y como ya hemos leído, han de permanecer
en la
Iglesia hasta que todos lleguemos a la uni91
dad de
la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un
varón perfecto. Fíjate también en que estos ministerios
fueron
dados subiendo a lo alto, y no cuando estuvo
acá en
la tierra. Él dio doce apóstoles cuando estuvo
acá en
la tierra; pero aquí hallamos que Él da apóstoles,
profetas,
evangelistas, pastores y maestros después de
Su
ascensión.
El
perfeccionar a los santos hasta la madurez, entonces,
es tan
misterioso como el crecimiento y desarrollo
de los
miembros del cuerpo humano desde el nacimiento
hasta
la madurez, e igualmente real. Los dones
espirituales
en los santos, ejercitados por ellos en el poder
del
Espíritu Santo, se desarrollan en ministerios
del
Espíritu, y estos ministerios son facultades espirituales
vitales
y vivientes en el Cuerpo de Cristo. El
Cuerpo
de Cristo, por lo tanto, se sustentará y se edificará
a sí
mismo.
Como
el cuerpo humano tiene en sí mismo la capacidad,
dada y
creada por Dios, de crecer, desarrollarse,
sanar
sus propias heridas, y reproducirse; así el Cuerpo
de
Cristo, por medio de estas facultades espirituales, tiene
el
poder, dado y creado por Dios, de crecer en santidad,
desarrollarse
como hijos de Dios, sanar sus propias
heridas
de pecado, y reproducir su género. Pablo dice:
“
antes siguiendo la verdad en caridad, crezcamos en todo en
aquel
que es la cabeza, el Cristo; del cual, todo el cuerpo
compuesto
y bien ligado entre sí por el alimento que cada
vínculo
suministre, que recibe según la operación de cada
miembro
conforme a su medida, toma aumento de cuerpo
edificándose
en caridad” (Efesios 4:15-16).
¡Para
ir edificándose en el amor de Dios! Este es el
modelo
de Dios.
El día de expiación
92 La
Fiesta de los Tabernáculos
¿Qué
ocurrió el día de expiación?
Brevemente,
esto fue lo que ocurrió el gran Día de
Expiación.
El sumo sacerdote, revestido de las vestiduras
santas,
fue designado para hacer la expiación por sí
mismo,
como también por el pueblo. Además de las ofrendas
por sí
mismo, fueron escogidos dos machos cabríos
por la
expiación del pueblo. Echaron suertes sobre los
machos
cabríos, separando el uno para el sacrificio, y el
otro
para Azazel (la víctima propiciatoria). Azazel significa
el
macho cabrío que se fue. El primer macho cabrío
fue
muerto, y la sangre llevada detrás del velo en el
Lugar
Santísimo, y rociada hacia el Propiciatorio. Luego
Aarón
como Sumo Sacerdote ponía sus manos sobre la
cabeza
del macho cabrío vivo, confesó sobre él todas las
iniquidades
de Israel, y lo enviaba al desierto.
En
tipo toda la ordenanza habla de la Expiación que
Cristo
efectuó en la Cruz. En el cumplimiento de un
tipo,
por supuesto, podemos ver un contraste como también
un
paralelo. En contraste, nos hace recordar que
Cristo
era santo, inocente, sin mancha, apartado de los
pecadores,
y por eso no tuvo necesidad de ofrecer primero
sacrificios
por sus propios pecados, luego por los
del
pueblo (Hebreos 7:26-27). Ni tampoco
se ofreció muchas
veces,
como el sumo sacerdote ofreció sacrificios
año
tras año; porque el sacrificio de Cristo es eternamente
eficaz,
y Él se ofreció una vez para siempre.
Pero
como hubo un contraste grande entre el sacrificio
imperfecto
de Israel, y la Expiación perfecta de la
Cruz,
también hay un hermoso paralelo. Aquí podemos
ver lo
que ocurrió potencialmente en la Cruz cuando
Cristo
hizo una Expiación eterna por la Iglesia. No puede
pasar
desapercibido el significado de la Pascua que se
celebra
el primer mes, Pentecostés el tercero, y la Expiación
el
séptimo. Es sencillamente porque la Iglesia de
Cristo,
como un Cuerpo, nunca en su experiencia ha sido
93
limpiada
de sus pecados. Podemos cerrar nuestros ojos
al
pecado y la corrupción de toda la edad, de parte del
pueblo
de Dios, si queremos; pero queda el hecho que la
Iglesia
no siguió adelante con el poder apostólico para
realmente
apropiarse de vida divina y santidad como un
Cuerpo.
Gracias a Dios, Él lo supo todo, y propuso un
gran
Día de Expiación para el séptimo mes, Día de Reposo
de la
Iglesia, cuando ella será limpiada y emblanquecida,
y
cesará de sus propias obras.
“Porque
en este día se os reconciliará para limpiaros; y seréis
limpios
de todos vuestros pecados delante del SEÑOR.
Sábado
de reposo será para vosotros...” (Levítico
16:30-31).
De
modo que el primer macho cabrío fue muerto, y
la
sangre rociada hacia el Propiciatorio; porque es la sangre
que
hace expiación del alma, y sin derramamiento
de
sangre no hay remisión. Ni fue eso todo, porque sobre
la
cabeza del macho cabrío vivo fueron puestos todos
los
pecados de Israel, (en tipo), y fue enviado al desierto.
Gracias
a Dios por el Día de Expiación, cuando el
pueblo
de Dios será libertado, y verdaderamente libertado,
de
todos sus pecados.
Cristo,
un cuerpo de muchos miembros
Nosotros
creemos que hay un significado especial en
el
hecho que fueron usados dos machos cabríos el Día de
Expiación.
Como ya hemos descubierto en un capítulo
anterior,
dos hablaría de la Cabeza y el Cuerpo, Cristo
en la
plenitud de Su pueblo. Porque Cristo es uno, pero
un
Cuerpo de muchos miembros. Este es un gran misterio,
como
Pablo nos dice, que la Iglesia es hueso de Sus
huesos,
y carne de Su carne. Cristo la Cabeza, por lo
tanto,
no es completo sin Cristo el Cuerpo. En los dos
machos
cabríos, pues, tenemos (en tipo) Cristo en la plenitud
de Su
Cuerpo. Que los santos han de identificarse
con
Cristo en Sus sufrimientos y en Su Cruz, es enseña-
El día de expiación
94 La
Fiesta de los Tabernáculos
do
claramente en las Escrituras; pero el misterio de ello
está
casi más allá de nuestra comprensión. Es sólo al
comenzar
a ver la verdad del Cuerpo, que podemos en
alguna
medida comprender el hecho que cuando Él murió,
nosotros
morimos; y que cuando Él fue resucitado,
entonces
nosotros fuimos resucitados con Él.
Para
muchos, por supuesto, esta verdad de nuestra
identificación
con Cristo la Cabeza es nada menos que
blasfemia.
Pero esto es de esperarse. Cuando Jesús se
llamó
a Sí mismo el Hijo de Dios, dijeron, Tú blasfemas.
Y no
obstante le aclamamos Rey de reyes y Señor de
señores,
Hombre del mismo hombre, y Dios del mismo
Dios.
Y las edades venideras van a revelar lo que es
revelado
por el Espíritu a los de entendimiento vivificado,
que
Cristo es el Cuerpo, todo el Cuerpo, y no solamente
la
Cabeza. Se dice de la Iglesia, que crece en Cristo
(Efesios
4:15). Así como un hombre significa un cuerpo
de
muchos miembros, y no sólo una cabeza, así el nombre
Cristo
también significa un Cuerpo con muchos miembros.
Pablo
por eso dice,
“Porque
de la manera que es un cuerpo, y tiene muchos
miembros
... así también el Cristo” (1 Corintios 12:12).
Usando
otra ilustración, Cristo es la Vid, toda la Vid.
“YO SOY la vid, vosotros los pámpanos...” (Juan 15:5).
Él es
la Vid, la raíz, el tallo, las ramas, las hojas, el
fruto...
toda la vid; y nosotros somos parte de aquella
Vid.
El Señor no indica aquí que Él es una cosa, y nosotros
otra.
Pero Él es la Vid, y nosotros somos parte de Él.
El
Hijo del Hombre en el Cielo no está completo sin la
plenitud
del Hijo del Hombre en la tierra, aun el Cuerpo,
“...y Él es la plenitud de ella: el cual
llena todas las cosas en
todos”
(Efesios 1:23).
95
El
Cuerpo, el cumplimiento de la escalera
de
Jacob
Te
acordarás de la historia de la escalera de Jacob,
cómo
Jacob soñó mientras que durmió allí en Bet-el con
su
cabeza sobre una piedra que servía de cabecera, y
vio en
su sueño los cielos abiertos, una escalera apoyada
en la
tierra y los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo
por la
escalera. Jacob se despertó de su sueño
con
miedo y espanto, y clamó,
“
...¡Cuán espantoso es este lugar! No es otra cosa que casa
de
Dios, y puerta del cielo” (Génesis 28:17).
Y así
él cambió el nombre de aquel lugar de Luz a
Bet-el, porque Bet-el
significa Casa de Dios; realmente
no se
dio cuenta que contemplaba, en tipo, la plenitud
del
Hijo del Hombre en Cristo y Su pueblo.
Esto
se pone de manifiesto en el Evangelio de Juan.
Te
acordarás cuán asombrado estuvo Natanael cuando
el
Señor contó cómo Él le había visto debajo de la higuera.
En
efecto el Señor habrá estado lejos de aquel lugar,
y Natanael supo eso. ¿Cómo pudo este Hombre, pensaba
Natanael, manifestar tal
omnipresencia Divina como
para
haberle visto debajo de la higuera, cuando tal vez
estuvo
lejos? De modo que pronunció que Él era el Mesías
sin
preguntarle más. Pero Jesús respondió:
“
...Cosas mayores que éstas verás... De cierto, de cierto os
digo:
De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles
de
Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”
(Juan
1:50-51).
En
otras palabras, Jesús dijo: Pues eso no es nada,
Natanael, en comparación a lo que
todavía has de descubrir
acerca
del Hijo del Hombre. Eso que el Hijo del
Hombre
estuvo lejos y no obstante te observó debajo de
la
higuera, no es nada. El tiempo está cerca cuando el
El día de expiación
96 La
Fiesta de los Tabernáculos
Hijo
del Hombre cumplirá el tipo de la escalera de Jacob,
Sus
pies se apoyarán en la tierra, Su Cabeza llegará
aun
hasta el Cielo; y los ángeles de Dios ascenderán y
descenderán
sobre Él...
Ahora
bien, hay sólo una manera por la cual los ángeles
de
Dios pueden ascender y descender sobre el Hijo
del
Hombre; y esa es, si el Hijo habita en el Cielo y la
Tierra
al mismo tiempo. Y así es el caso. El Hijo del
Hombre
es el cumplimiento glorioso y maravilloso de la
escalera
de Jacob; y no es extraño que Jacob llamó el
lugar Bet-el, porque esta es la Casa de Dios de la cual
hablamos,
aun el Cuerpo de Cristo. La Cabeza está en el
Cielo,
pero el Cuerpo está en la Tierra; y según las Escrituras,
la
Cabeza ha enviado las huestes celestiales como
espíritus
ministradores, ministrando a los que serán herederos
de la
salvación, ascendiendo y descendiendo
sobre
el Hijo del Hombre, este nuevo Hombre, del cual
habla
Pablo, “edificado en sí mismo.” Es Cristo en la
plenitud
de Su pueblo.
Participantes
de sus padecimientos
“ Mas
antes en que sois participantes de las aflicciones de
Cristo,
gozaos, para que también en la revelación de su
gloria
os gocéis en triunfo” (1 Pedro 4:13).
Se
reconoce generalmente que algún día los santos
hemos
de ser tan identificados con Cristo en su resurrección,
que
seremos exactamente como Él es, teniendo
cuerpos
semejantes a Su propio cuerpo glorioso, y participando
de Su
misma vida y gloria. Pero la verdad correspondiente,
acerca
de nuestra identificación con su
muerte,
hemos empezado a comprender apenas: que
tenemos
que participar tan vitalmente de Su Cruz que
realmente
llega a ser nuestra Cruz. Esto es difícil de
comprender;
pero Dios va a introducir a Su pueblo en
ese
lugar donde verdaderamente serán identificados con
97
la
muerte de Cristo, tanto que con esta experiencia testificaremos:
Con
Cristo estoy juntamente crucificado. ...
“Porque
si fuimos plantados juntamente en Él a la semejanza
de su
muerte, también lo seremos a la de su resurrección”
(Romanos
6:5).
Es
identificación con Él, tan vital y real, que Su muerte
es
nuestra propia muerte.
No
podemos comprender estas cosas todavía, como
tampoco
los discípulos comprendieron la próxima Cruz
de
Cristo. Ellos no entendieron lo que les quiso decir,
aunque
Él les dijo claramente que tendría que morir, y
resucitar
al tercer día ni pudieron entender de qué provecho
sería
su muerte cuando tan ansiosamente esperaron
un
Reino y un Rey. Pero Jesús explicó,
“
...Si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;
mas si
muriere, mucho fruto lleva” (Juan 12:24).
Este
es un gran misterio, y tan cierto respecto al
Cuerpo
como era al Hijo. Es sólo cuando entramos en
Él, y
nos apropiamos de Su misma Cruz, que hemos de
ser de
beneficio a otros. Pablo pudo apropiarse de esta
experiencia,
por lo que testificó:
“
...Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo
en mi
carne lo que falta de las tribulaciones del Cristo
por su
cuerpo, que es la Iglesia” (Colosenses 1:24).
Y otra
vez, Juan el amado exhortó:
“
...Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos
poner
nuestras vidas por los Hermanos” (1 Juan 3:16).
No
podemos expiar el pecado, la Cabeza sola pudo
hacer
eso; pero como miembros de Su Cuerpo podemos
participar
de Su sufrimiento y Su repudio, y de esa manera
transmitir
a otros su eficacia. Podemos padecer por
la
Verdad, y en nuestros padecimientos resplandecerá la
El día de expiación
98 La
Fiesta de los Tabernáculos
Verdad.
Podemos entrar en las angustias de Getsemaní,
en
esta última hora de la traición de Cristo, y al hacerlo,
participar
de Su Cruz por el bien de nuestros hermanos.
Porque
tan ciertamente como Cristo la Cabeza fue traicionado
hace
dos mil años, así otra vez Cristo el Cuerpo
es
traicionado ahora. Cristo, la Cabeza no significó para
Judas
o los Escribas y Fariseos más que treinta piezas de
plata.
Hoy, Cristo, el Cuerpo no significa otra cosa para
las
autoridades eclesiásticas, que templos grandes y costosos,
grandes
salarios y órganos de cañones, coros, orquestas,
credos,
dogmas y el aplauso de los hombres. Y
si
nosotros, como el pueblo de Dios, estamos listos a participar
de Su
traición e identificarnos con Él aun hasta la
muerte,
y seguirle fuera del campamento, entonces, participaremos
de Su
muerte.
La
Cabeza murió en una Cruz literal; se está clavando
el
Cuerpo a una Cruz espiritual. Ningún hombre con
discernimiento
espiritual puede contemplar el Cuerpo
de
Cristo y dejar de ver aun ahora que está siendo crucificado,
tan
ciertamente como lo fue Cristo. Desnudado
de su
ropa, esto es la pureza y justicia de Cristo; imposibilitado
de
andar, su calcañar herido por la Serpiente;
impotente
de servir, sus manos sangrando por las heridas
abiertas
mediante los clavos de la tiranía eclesiástica;
impotente
de amar y de mostrar misericordia,
su
corazón traspasado por una espada de odio; todos
sus
huesos desunidos y por lo tanto, incapacitado de suplir
fuerza
y vitalidad según la actividad propia de cada
miembro.
Se ha
empleado toda invención imaginable de tiranía
eclesiástica
contra la Iglesia para hacerla completamente
imposibilitada,
inútil e impotente en cuanto a funcionar
como
un Cuerpo. Se ha impuesto toda forma concebible
de
pecado, carnalidad, división, escisión y sectarismo
al
pueblo de Dios, mayormente por hombres que
99
desde
el púlpito han estado proclamando una mentira
en
lugar de la Verdad. Tan ciertamente como Cristo fue
traicionado
por los líderes religiosos de Su día, Su Cuerpo
está
siendo traicionado y crucificado hoy en día.
Ninguna
cantidad de esfuerzo carnal puede producir
esta
experiencia de Muerte en nosotros. Todo lo que
tenemos
que hacer para participar de Su repudio, Su traición
y Su
muerte, es reconocer el Cuerpo, identificarnos
con el
Cuerpo, ministrar en el Cuerpo según nuestra habilidad
dada
por Dios, y rehusar asociarnos con cualquier
cosa
que dañará a otro miembro de ese Cuerpo. Si hacemos
esto,
automáticamente participaremos de los padecimientos
y
muerte de Cristo en esta hora de Su traición.
Y lo
haremos por el bien de nuestros hermanos. Luego
viene
la resurrección, la hora del triunfo de la Iglesia, la
resurrección
espiritual de aquellos quienes participan de
la
traición del Cuerpo.
“Porque
si fuimos plantados juntamente en Él a la semejanza
de su
muerte, también lo seremos a la de su resurrección”
(Romanos
6:5).
Estas
verdades, nos damos cuenta, son difíciles de
entender.
Forzosamente tiene que ser así; porque todavía
vemos
por espejo, oscuramente. Pero tan ciertamente
como
Jesús dijo: Padre la hora ha llegado..., el tiempo
está
cerca cuando el Cuerpo podrá decir, Señor Jesús, ha
llegado
la hora... Identificación con Cristo es una verdad
de
significado infinito y eterno. Significa mucho más
que el
hecho que somos justificados por Su sangre y salvados
de la
ira por medio de Él. Abarca también no sólo
la
obra de Redención, sino la Persona del Redentor, de
modo
que el Cuerpo llega a ser completamente uno con
Él en
el propósito eterno que Dios ha puesto en Cristo
Jesús.
¿No afirma el Apóstol Pablo,
El día de expiación
100 La
Fiesta de los Tabernáculos
“
...Fue hecho el primer hombre Adán en alma viviente; el
postrer
Adán, en Espíritu vivificante?” (1 Corintios 15:45).
¡Espíritu
vivificante! ¡Poder creativo! Tal es la heredad
y los
atributos de la raza del Postrer Adán. Y si algunos
insisten
que esto se refiere sólo a Cristo, el Postrer
Adán,
continuemos:
“ Cual
el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial,
tales
también los celestiales” (verso 48).
Tan
completa, real y vital es nuestra identificación
con el
postrer Adán, por todos los conceptos de Su obra,
Su
ministerio, Su muerte, y Su vida que hemos de ser
como
Él es.
Entrada
detrás del velo
Fue en
el día de Expiación que al sumo sacerdote le
fue
concedido acceso al Lugar Santísimo, detrás del velo.
Después
de los sacrificios, después de la muerte de la
ofrenda
por el pecado, una vez al año, al sumo sacerdote
le fue
permitido entrar detrás del velo y allí tener comunión
con el
Señor quien moraba sobre el Propiciatorio
(Levítico
16:2). Un cuadro verdadero del sacrificio expiatorio
de
Cristo y Su entrada en el mismo Cielo para
presentarse
ahora por nosotros ante Dios (Hebreos 9:24).
Pero
aquí otra vez hay un contraste glorioso, como también
un
paralelo verdadero. El sumo sacerdote de Israel
entró
en el Lugar Santísimo solamente una vez al año;
pero
Cristo ha entrado en el Lugar Santísimo, no sólo
por
unos momentos, sino para morar allí para siempre.
“
...por su propia sangre entró una sola vez en el Santuario
diseñado
para eterna redención” (Hebreos 9:12).
Y otra
vez, Aarón sólo entró, mientras que todo el
resto
de Israel fue excluido. Pero Cristo entró como precursor,
uno
que va delante de otros, quienes seguirán
después
(Hebreos 6:20).
101
“Así
que, hermanos, teniendo atrevimiento para entrar en el
Santuario
por la sangre de Jesús, el Cristo, por el camino
que Él
nos consagró nuevo, y vivo, por el velo, es a saber,
por su
carne” (Hebreos 10:19-20).
Es
ésta la manifestación que toda la creación anhela
y
aguarda con gran anticipación, aun la manifestación
de los
hijos de Dios (Romanos 8:19). Es quitar el velo, aun
el
velo de Su carne, el velo de la carne de Su Cuerpo,
rasgando
la naturaleza para que se revele la gloria de
Cristo.
Algunos tienen miedo de entrar... temen que esto
sería
intrusismo en las esferas de la santidad, la vida, la
gloria
y el poder que Dios no ha destinado para nosotros.
Pero
permítenos asegurarte, hijo de Dios, que Dios
nos
invita a entrar en este ámbito con toda confianza:
Teniendo
libertad para entrar en el Lugar Santísimo... ¿Y
por
qué podemos entrar con tanta libertad, nosotros que
somos
solamente gusanos del polvo? ¡Por la preciosa
Sangre
de Jesús! No despreciemos la gloria, el poder y
la
eficacia de la Sangre. No tenemos derecho, por nuestros
propios
méritos, de entrar a esta esfera maravillosa,
este
Lugar Santo, este Lugar Santísimo; pero, la sangre
de
Jesús nos ha hecho dignos. ¡Digno es el Cordero que
fue
inmolado! Además, Dios nunca será verdaderamente
glorificado
hasta que Sus Hijos crean lo que Él ha dicho,
y se
extiendan y se apropien de este camino nuevo
y
vivo, esta vida santa detrás del velo donde Jesús entró
por
nosotros como precursor... Dios será glorificado en
esta
experiencia maravillosa; y Dios sólo será glorificado.
Porque
únicamente Su sangre nos ha hecho dignos,
y
únicamente Su Nombre será exaltado. Esto nos trae
ahora
a la Fiesta de los Tabernáculos, la Fiesta del Séptimo
mes,
la culminación del Son de Trompetas y del Día
de la
Expiación. Estos dos eventos, en efecto, son parte
de la
Fiesta de los Tabernáculos que preparan y abren el
camino
para la gloria que ha de ser revelada.
El día de expiación
102 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 7
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE UNIDAD
“Y
tomaréis el primer día gajos con fruto de algún árbol
hermoso,
ramos de palmas, y ramas de árboles espesos, y
sauces
de los arroyos; y os regocijaréis delante del SEÑOR
vuestro
Dios por siete días... En tabernáculos habitaréis
siete
días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos”
(Levítico
23:40,42).
n la
Fiesta de los Tabernáculos tenemos un
hermoso
cuadro de la unidad de los Santos. En
esta
ocasión notable, todo israelita debía salir de su morada,
su
chacra, su ganado, su lugar de negocio; y, unirse
en las
calles de Jerusalén o por las carreteras, habitar
por
siete días en los pequeños y humildes tabernáculos,
que
iban a construir con ramas, sauces y brazos de árboles.
Todos
tenían un propósito común en mente, celebrar
la
Fiesta del Señor en su tiempo, y celebrar la cosecha
de su
vino y aceite. Cuando algunos tuvieron miedo
que el
enemigo atacara sus casas durante su ausencia y
103
quitara
su propiedad, Dios prometió que la obediencia a
esta
ordenanza sería su resguardo.
“ ...y
ninguno codiciará tu tierra, cuando tú subieres para ser
visto
delante del SEÑOR tu Dios tres veces al año” (Éxodo
34:24).
Si los
santos de Dios sólo pudieron ver la gloria de la
Fiesta
de los Tabernáculos que aun ahora nos asoma, no
les
sería posible estar en duda o temor sobre sus pequeñas
parcelas
cercadas de sectarismo y división; y alegremente
se
congregarían en las calles de “Jerusalén” y celebrarían
esta
gloriosa Fiesta. Estemos seguros de esto,
nuestro
único resguardo reside en la obediencia al Señor,
y
buena voluntad para seguir en la senda que Él
escoja
para nosotros. Si Dios revela, como lo está
revelando
en
esta presente hora, que el Cuerpo de Cristo se una
entre
sí, por el Espíritu, para formar un organismo vital,
vivo,
operando en el poder del Espíritu Santo, entonces la
obediencia
a esa revelación es lo único que importa. Dios
verá
sobre nuestra propiedad: nuestras doctrinas favoritas,
teorías,
pequeñas iglesias, opiniones, nuestras ambiciones,
etc.
Si algunas de estas cosas son de Dios, Él
las
preservará para nosotros; en caso contrario, ¿quién
tiene
interés en mantenerlas?
¿Qué,
pues, está comprendido en la revelación del
Cuerpo
de Cristo? Breve y sencillamente es esto, que de
aquí
en adelante tenemos que aprender a ministrar y
funcionar
como miembros de ese Cuerpo, y no como
miembros
de una secta o una denominación. En otras
palabras,
debemos reconocer que el Cuerpo de Cristo es
un
organismo espiritual cuya Cabeza está en el Cielo, y
cuya
misma vida y existencia está en el Espíritu Santo.
Cuando
algún individuo o grupo de individuos no quiere
reconocer
al Espíritu Santo como la vida del Cuerpo,
y Sus
ministerios como las facultades del Cuerpo, nace
una
secta. La palabra secta del Griego original significa
Tabernáculos, la fiesta
de unidad
104 La
Fiesta de los Tabernáculos
opinión,
sentimiento, partido. Por eso es muy posible
tener
sectas no-sectaristas, como también sectas sectarias.
Es
decir, no es necesario pertenecer a un sistema
religioso
para ser una secta. Hay muchas sectas que denuncian
en
alta voz todo el sistema eclesiástico, pero
ellas
mismas son las más sectarias de todas. Para ser
miembro
de una secta, uno sólo tiene que negarse a reconocer
los
ministerios que Dios está levantando y colocando
en su
lugar en el Cuerpo de Cristo. Para ser nosectario
no
basta retirarse del laberinto de sistemas religiosos
en el
mundo actual; sino, tenemos que ser un
miembro
vital en el Cuerpo de Cristo, funcionando según
el
poder del Espíritu, y en el lugar y ministerio que
Dios
ha ordenado para nosotros en el Cuerpo.
¿Es
posible esta unidad?
Es
asombroso, cuán incrédulo puede ser un creyente.
Sería
lo mismo llamar a Cristo un mentiroso, y sus
apóstoles
falsos testigos de Dios, que negar que Dios va
a
tener un Cuerpo funcionando en absoluta unidad del
Espíritu,
con cada miembro en su propio lugar, y todos
los
miembros trabajando armoniosamente en conjunto.
Ahora,
pues, hay solamente una razón por la qué los
creyentes
se niegan a creerlo, y es porque nunca lo hemos
visto
en nuestra propia experiencia, ni en la historia
de la
Iglesia; y es apenas visible en los días de la Iglesia
primitiva.
¿Cuándo van a darse cuenta los santos de
Dios
que los pecados de Israel están escritos en la Palabra
para
que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron?
(1
Corintios 10:6).
La
historia de contienda, división y corrupción registrada
en la
Palabra de Dios acerca de su pueblo, es
con un
propósito, a saber, que no sigamos su camino de
desobediencia.
Y la historia larga y amarga de desunión
y
contienda en la Iglesia, no prueba que la Palabra de
Dios
quiera decir desunión cuando habla de unión. Si
105
Dios
lo dijo, va a suceder; y si Jesús oró por ello, ni aun
todas
las maquinaciones de Satanás pueden impedir el
cumplimiento
glorioso de aquella oración de fe.
La
intercesión de Cristo
Examinemos
brevemente Juan 17, donde tenemos
la
petición del Hijo de Dios por esta unión vital entre los
santos:
“
...Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu
Nombre,
para que sean una cosa, como también nosotros...
Mas no
ruego solamente por ellos, sino también por los que
han de
creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos
sean
una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también
ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo
crea
que tú me enviaste. Y yo, la claridad que me diste
les he
dado; para que sean una cosa, como también nosotros
somos
una cosa. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos
en una cosa; y que el mundo conozca que tú me
enviaste,
y que los has amado, como también a mí me has
amado”
(Juan 17:11, 20-23).
Seguramente
esta oración maravillosa necesita poco
comentario.
La unidad por la cual oró Cristo, y que el
Padre
está moralmente obligado a crear, va a cumplirse.
Es una
unidad a la vez indecible y exquisita: Así como
nosotros
somos uno. ... Tan seguramente como el Padre
hizo
su morada en el Hijo, hablando por medio de Él,
pensando
por medio de Él, andando en Él, trabajando
con
Él...así será en los Hijos de Dios. Tendrán la mente
de
Cristo, y por eso estarán perfectamente unidos en un
mismo
entendimiento y en un mismo parecer (1 Corintios
1:10;
2:16). Los muchos miembros funcionarán como los
miembros
del cuerpo humano, en unidad y armonía de
propósito
(1 Corintios 12:13-14).
Sentirán lo mismo, teniendo
el
mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa
(Filipenses
2:5). ¡Más allá del entendimiento! ¡Sí, pero
Tabernáculos, la fiesta
de unidad
106 La
Fiesta de los Tabernáculos
Dios
es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente
de lo que pedimos o entendemos!
Los
medios a este fin
Es
porque tal medida de unidad y armonía está positivamente
más
allá de nuestro entendimiento, y casi inconcebible,
que
los hombres se niegan a creer que sea
posible,
y desde luego, es imposible. Pero para Dios
todo
es posible. No limitemos al Santo de Israel. Porque
Dios
ha establecido un medio seguro y cierto por el cual
se
produzca esta unidad inexpresable, aun los ministerios
de
apóstoles... profetas... evangelistas... pastores...
maestros.
Estos
son dados, se nos dice, a fin de perfeccionar a
los
santos para la obra del ministerio... Paso a paso la
obra
se lleva a cabo. Los ministerios perfeccionan a los
santos,
y ellos a su vez facultados para la obra del ministerio,
para
la edificación del cuerpo de Cristo,
“
hasta que todos salgamos en unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo
de Dios, en varón perfecto, a la medida de
la
edad cumplida del Cristo” (Efesios 4:13).
Gracias
a Dios que la hora está cerca cuando se manifestará
esta
gloriosa unidad por la cual Cristo oró, y
por la
cual ascendió a lo alto y dio dones a los hombres.
Se
levantan y se establecen ministerios en el Cuerpo de
Cristo,
y éstos constituyen el don de amor de Cristo a la
Iglesia
para su perfeccionamiento. ¿Se producirá esta
unidad?
Dudarlo es dudar de la Palabra de Dios. No es
cuestión
de rechazar al hombre, a causa de sus faltas y
fracasos;
pero, rechazar el ministerio ordenado de Dios,
es
rechazar a Dios que lo dio. Muchos preferirían más
bien
perfeccionarse a sí mismo, mediante oración, ayuno,
lectura
de la Palabra, etc. Todas estas cosas, desde
luego,
tienen su lugar, y harán mucho para preparar el
107
corazón
y alma. Pero en sí mismo no producirán esta
perfección.
Dios ha constituido ministerios en el Cuerpo
por
los cuales se producirá esta perfección. Rechazar los
ministerios,
pues, es decir a Cristo: No necesito tus dones
dados
después de Tu ascensión, prefiero ser perfeccionado
de
otra manera.
¿Cuáles
son las señales de los ministros de
Cristo?
Los
verdaderos santos de Dios están siendo sometidos
a una
gran prueba; de eso no puede haber duda.
Porque
se llama a recibir los ministerios de Dios, por un
lado;
y a rechazar el ministerio falso, por otro. Y en esta
gran
hora cuando Dios establece sus ministros en el Cuerpo
de
Cristo, Satanás así mismo envía sus ministros de
luz; y
tenemos que aprender a discernir lo verdadero de
lo
falso. Verdaderamente, los santos son como las multitudes
sobre
las cuales Cristo fue conmovido en los días
de su
ministerio terrenal, porque él les vio como ovejas
sin
pastor. Sí, hubo Escribas, Fariseos y Saduceos, hombres
a
quienes les gustaba vestirse de las vestiduras de la
religión,
hacer oraciones largas, recibir salutaciones en
la
plaza, ser llamados Padre, y recibir los aplausos de los
hombres.
Pero no hubo verdaderos pastores.
Aun
Pablo en su día fue obligado a testificar:
“Porque
todos buscan lo que es suyo propio, no lo que es de
Cristo
Jesús” (Filipenses 2:21).
Es,
pues, con el interés y ternura más grande que el
Espíritu
Santo ahora levanta verdaderos ministros en el
Cuerpo
de Cristo para establecer a los santos, y guiarles
en la
senda de Justicia. Y aunque nos sea difícil discernir
lo
verdadero de lo falso, si prestamos bastante atención
a la
Palabra de Dios, y al modelo del verdadero ministro
como
lo delineado en ella, no nos extraviaremos.
Tabernáculos, la fiesta
de unidad
108 La
Fiesta de los Tabernáculos
Aquí,
hay medios por los cuales podemos discernir lo
verdadero
de lo falso:
El
verdadero ministro amará a su rebaño
El
buen pastor, Jesús dice, estará dispuesto a poner
su
vida por las ovejas (Juan 10:11). En esta hora de comparativa
seguridad
y tranquilidad, hay miles de asalariados
que
están gobernando a las ovejas. Pero cuando
venga
la persecución, o surja alguna dificultad en la congregación
que
pueda ser peligrosa para el ministerio, el
asalariado
huirá porque es asalariado y no tiene cuidado
de las
ovejas. Pero el verdadero pastor pondrá
su
vida por las ovejas.
El verdadero ministro no será codicioso
El
número en la congregación, la cantidad de plata
que se
ha de recibir, el aspecto de la casa donde el ministro
tendrá
que vivir, son cosas que no tendrán importancia
para
el verdadero ministro. El estará tan listo a predicar
a uno
o a dos, como a los centenares y millares. Y
si es
necesario, trabajará con sus propias manos para
sostenerse,
en vez de ser una carga para el rebaño. Pablo
dijo: sé estar humillado (vivir
humildemente), y sé tener
abundancia.
... Muy pocos saben tener abundancia. Las
riquezas
han engañado a muchos y arruinado su ministerio.
El
verdadero ministro, siendo ejemplo del
rebaño,
sabrá sufrir penalidades en tiempos de dificultad,
y
sabrá usar el mundo sin abusarlo en tiempos de
abundancia.
El
verdadero ministro manifestará el fruto
del
Espíritu
Jesús
dijo: Por sus frutos les conoceréis. Debemos
confesar
que hay una carencia tremenda del verdadero
fruto
del Espíritu en todas partes; pero ya comienza, sin
109
embargo,
a manifestarse en los que van adelante con
Dios.
Y este fruto será la prueba final: caridad,
gozo,
paz,
tolerancia, benignidad, bondad, fe (fidelidad), mansedumbre,
templanza
(continencia)... (Gálatas
5:22-23).
El
verdadero ministro no buscará su propia
gloria
“El
que habla de sí mismo, gloria propia busca; mas el
que
busca la gloria del que le envió, éste es verdadero...
(Juan
7:18).
Usualmente
no es difícil discernir si el ministro toma
la
gloria para sí mismo, o atribuye toda la gloria a Cristo.
El
verdadero ministro exaltará a Cristo, y Cristo solo;
y no
meramente de labios, sino de corazón.
El
verdadero ministro discernirá el cuerpo
Reconocerá
los ministerios que Dios comienza a establecer,
y
continuará estableciendo en la Iglesia. Dios
va a
vindicar a sus verdaderos ministros a fin que no
haya
confusión en las mentes que realmente desean seguir
al
Señor. Los ministerios serán contendidos, así como
con
cualquier ministerio constituido por Dios en el Antiguo
Testamento
y el Nuevo. Contendieron la autoridad
de
Moisés, Aarón, Eliseo, Elías, David, Salomón, Jeremías,
de
todos los profetas, y de Cristo mismo. Pero
Dios
los vindicó a todos de alguna manera u otra; de tal
modo,
que el pueblo temió a Dios, sabiendo que ciertamente
eran
sus escogidos. Los ministerios no serán constituidos
por
nombramiento propio, ni por nombramiento
humano,
sino por nombramiento divino; su palabra
será
con poder y autoridad, y no como los Escribas; y el
verdadero
ministro de Cristo les reconocerá.
Tabernáculos, la fiesta
de unidad
110 La
Fiesta de los TabernáculosI
CAPÍTULO 8
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE GOZO
“Y te
alegrarás en tu fiesta solemne, tú, tu hijo, tu hija, tu
siervo,
tu sierva, el levita, el extranjero, el huérfano, y la
viuda,
que están en tus poblaciones” (Deuteronomio 16:14).
srael continuó viviendo en paz y
prosperidad
mientras
que obedeció a Dios y anduvo en sus caminos,
pero
con la desobediencia vino la sequía, el hambre
y la
depresión; y la Fiesta de los Tabernáculos dejó
de
tener verdadero significado para ellos. Es igualmente
cierto
con la Iglesia de Cristo. Y aunque la Iglesia
como
un cuerpo realmente nunca ha celebrado esta Fiesta,
sin
embargo, hubo períodos en su temprana historia
cuando
ella tuvo un goce anticipado y las arras de su
gloria.
Nuestro testimonio, pues, es el de Joel:
“ El
campo fue destruido, se enlutó la tierra; porque el trigo
fue
destruido, se secó el mosto, el aceite pereció. Confundíos,
labradores;
aullad, viñeros, por el trigo y la cebada;
porque
se perdió la mies del campo. Se secó la vid, y pere111
ció la higuera; el granado también, la
palma, y el manzano;
se
secaron todos los árboles del campo; por lo cual se
secó
el gozo de los hijos de los hombres” (Joel 1:10-12).
El
mosto, el pan, el aceite, el trigo, la cebada, la palmera,
el
manzano: todos éstos nos hablan de la abundancia
de
bendiciones espirituales y el gozo que imparten
a los
santos. Y a consecuencia de la sequía espiritual
en la
Iglesia: Se extinguió el gozo.
La
plaga de Babilonia
Esta
hilaridad de nuestras iglesias modernas no es el
gozo
del Espíritu Santo. En la mayoría de los casos es el
cántico
de Babilonia. En otras palabras, es el esfuerzo
del
enemigo de adormecer a los santos y de hacerles olvidar
su
herencia en el Espíritu. Por Babilonia queremos
decir
lo que significaba para Israel servidumbre en tierra
de
extraños. Cuando Israel anduvo en desobediencia,
perdió
su gloria, su hermoso templo, su lugar de adoración
y su
prominencia como una nación y un reino. Y
cuando
la Iglesia de Cristo anduvo en desobediencia, ella
también
perdió su gloria, su hermoso templo fue destruido,
y de
su alta posición como nación santa y real
sacerdocio,
ella degeneró en una nación de siervos y esclavos.
Su
pueblo fue llevado cautivo a las manos del
mundo,
la carne, el Diablo, y se extinguió su gozo.
Así
los de Babilonia vinieron a los hijos de Israel en
su
cautividad, y les dijeron, Cantadnos algunos de los
cánticos
de Sion. Tal vez muchos accedieron. La Iglesia,
también,
ha estado demasiado lista a complacer al mundo
de
esta manera, y de participar de su gozo falso. Pero
el
remanente piadoso en Israel se negó a hacerlo, porque
sabía
que no tenía nada que cantar. “Junto a los ríos
de
Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos
de
Sion...” ¿Cómo podrían regocijarse al contemplar
la
desolación de su hermoso templo y ciudad?
Tabernáculos, la fiesta
de gozo
112 La
Fiesta de los Tabernáculos
“¿Cómo
cantaremos canción del SEÑOR en tierra de extraños?”
Fue su
respuesta (véase Salmo 137). Debíamos de
lamentar
y aullar las desolaciones obradas en la Iglesia,
en vez
de tratar de generar un gozo falso en medio de
nosotros.
Y sin embargo, esto sigue hasta esta misma
hora.
Se le invita al mundo a venir y escuchar “algunos
de los
cánticos de Sion.” Se pueden leer en los anuncios
de los
periódicos acerca de buenas orquestas... cantando
enérgicamente...
fulano de tal tocará los cascabeles,
u otra
cosa que pueda producir un tono. ¿Por qué no?
ellos
razonarían. Atrae a los pecadores a la “iglesia” y
luego
predícales el Evangelio. Pero, “¿cómo cantaremos
canción
del SEÑOR en tierra de extraños?” ¿Mucho mejor
es que
la Iglesia lamente y aúlle delante de Dios, y que
sus
sacerdotes se vistan de cilicio y se sienten en cenizas.
Israel
no tuvo ni uno por ciento de la gloria que la
Iglesia
tuvo en el principio, y sin embargo, su pueblo
expresó
mucha más tristeza y arrepentimiento en su desolación
que
nosotros en la nuestra.
“ Se
sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de
Sion;
echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio;
las
hijas de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra. Mis
ojos
desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas, mi
hígado
se derramó por tierra por el quebrantamiento de la
hija
de mi pueblo, desfalleciendo el niño y el que mamaba,
en las
plazas de la ciudad. Decían a sus madres: ¿Dónde
está
el trigo y el vino?...” (Lamentaciones 2:10-12).
¿Dónde
está la pureza del pensamiento y conducta?
¿Dónde
está la santidad de la vida, la separación del
mundo
y sus encantos? ¿Dónde está la victoria sobre
hábitos
pecaminosos; la libertad sobre la codicia, la mentira
y
falsedad, la malicia y amargura? ¿Dónde está el
deseo
de orar y buscar a Dios; de interceder a favor de
otros;
de liberar a los que están cautivos por Satanás, y
de
liberar a los oprimidos? ¿Dónde está la mente de
113
Cristo,
la vida que está escondida con Cristo en Dios?
¿Dónde
está el trigo y el vino?
Pero
Babilonia nos ha tratado bien; tan bien, realmente,
que
somos uno con ella, participando de sus placeres,
su
política, sus guerras, sus programas terrenales,
sus
contiendas, y sus sistemas religiosos. Por lo consiguiente,
así
como fue con Israel, así es con la Iglesia;
mientras
que sale el clamor en esta hora por separación
del
mundo y sus sistemas, hay consternación. Dios dice,
“
...Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participantes
de sus
pecados, y que no recibáis de sus plagas” (Apocalipsis
18:4).
Babilonia
significa Confusión. Habla de todo el sistema
de
este mundo, político como también religioso.
Pero
hemos sido completamente engañados por su apariencia
y su
encanto, no dándonos cuenta que
“
...sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado
de sus
maldades” (Apocalipsis 18:5).
En
ella no hay cosa buena. Satanás es príncipe del
poder
del aire, y dios de este siglo, y todo el sistema de
este
mundo es anti-Dios y anti-Cristo. Ella está sentenciada
a
muerte.
“
...Caída es, caída es Babilonia la grande, y es hecha habitación
de
demonios, y guarida de todo espíritu inmundo...”
(Apocalipsis
18:2).
La
potencia de sus deleites ha engañado a todas las
naciones,
incluyendo a la mayoría del pueblo de Dios.
Cuanto
ella se ha glorificado y ha vivido en deleites y
todas
las naciones de la tierra que han fornicado con
ella,
y con ella han vivido en deleites (Apocalipsis
18:9).
¿No ha
seguido la Iglesia la corriente de este mundo por
siglos,
amparándolo en todos sus programas diabólicos,
y
viviendo como sus esclavos cautivos?
Tabernáculos, la fiesta
de gozo
114 La
Fiesta de los Tabernáculos
“Adúlteros,
y adúlteras”, dice el apóstol Santiago, “¿No
sabéis
que la amistad del mundo es enemistad con Dios?...”
(Santiago
4:4).
Pero,
¿qué más podríamos hacer? Eramos cautivos
en
tierra de extraños, sin poder librarnos. No obstante,
sale el
clamor: Escapad de Babilonia. ... Que la Iglesia se
levante
del polvo y se sacuda, y regrese a su tierra y
Templo,
aun a Sion, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén
celestial.
Y Dios abundantemente perdonará, y dará gracia
para
restablecer la alabanza, la adoración, y el templo
de la
Iglesia antes gloriosa.
El
Señor hace volver nuestra cautividad
Ya que
el Señor hace volver la cautividad de la Iglesia,
una
vez más se restaura el gozo, aun el gozo del
Espíritu
Santo. Otra vez se pueden oír los cánticos de
Sion
en la congregación de los santos, y se ha restaurado
a la
Iglesia el Coro de Alabanza. El cantar en el Espíritu
es una
evidencia segura que está llegando a su fin la
cautividad
de Sion. Pablo dice,
“
...enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con salmos
e
himnos y canciones espirituales, con gracia cantando
en
vuestros corazones al Señor” (Colosenses 3:16).
Seguramente
es significativo que ahora se ha restaurado
por el
Espíritu el Salmo 126, inclusive la música:
“Cuando
El Señor hiciere tornar la cautividad de
Sion,
Seremos
como los que sueñan.
Entonces
nuestra boca se llenará de risa,
Y
nuestra lengua de alabanza;
Entonces
dirán entre los gentiles:
Grandes
cosas ha hecho El SEÑOR con éstos.
Grandes
cosas ha hecho El SEÑOR con nosotros;
Estaremos
alegres.
115
Haz
volver nuestra cautividad, oh SEÑOR,
Como
los arroyos en el austro.
Los que
sembraron con lágrimas, con regocijo
segarán.
Irá
andando y llorando el que lleva la preciosa
simiente;
Mas
volverá a venir,
Mas
volverá a venir,
Mas
volverá a venir con regocijo,
Trayendo
sus gavillas. ”
Este,
entonces, es tiempo de regocijo.
“ Mas
os gozaréis y os alegraréis por siglo de siglo en las
cosas
que yo crearé: porque he aquí, que yo creo a Jerusalén
alegría,
y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén,
y me
gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en
ella
voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:18-19).
Un
remanente fiel está volviendo de la cautividad
para
levantar otra vez los muros de Jerusalén y restaurar
las
puertas de Sion. Y Dios está en medio de ella
para
bendecirla e impartir el gozo del Espíritu Santo.
Tabernáculos, la fiesta
de gozo
116 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 9
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE LA COSECHA
“
...la Fiesta de la cosecha...a la salida del año, cuando habrás
recogido
tus labores del campo” (Éxodo 23:16).
i la
Pascua fue maravillosa y ciertamente lo fue
¿cuánto
más maravilloso podemos esperar que
Pentecostés
ha de ser en su plenitud? Y si Pentecostés es
maravilloso,
¿cuánto más podemos esperar que los Tabernáculos
lo
excedan en gloria? En la Pascua tenemos
solamente
la Gavilla por primicias como la cosecha, y no
la
cosecha misma. Pero Pentecostés era la Cosecha. ¡Y
qué
cosecha tremenda hubo! Sin embargo, la Fiesta de
la
Cosecha debe sobrepasar mucho a la cosecha de Pentecostés,
como
Pentecostés sobrepasó la cosecha de la
Gavilla
por Primicias.
Un
gran eclipse
La
Cruz y Pentecostés fueron solamente el amanecer
del
gran Día de la Iglesia. Aquel Día ya se ha extendido
117
unos
dos mil años y más, y el sol se levanta más y más y
más
alto en los cielos del propósito eterno de Dios. No
estamos
sugiriendo que la gloria del sol siguió creciendo
más
brillante al levantarse en el cielo. Así debía suceder,
pero a
consecuencia de la desobediencia de los segadores,
el sol
se oscureció y la luna (la Iglesia) no dio su luz.
La
historia de la iglesia es una historia de oscuridad, pesar
y
amargura. ¿Qué sucedió? ¿Fue puesto el Sol de justicia
en los
cielos, y fue absorbida la Iglesia en derrota?
¡Oh,
no! No era la puesta del sol, sino un gran eclipse
que
causó la oscuridad, aun el eclipse de la Edad Media
(Edad
del Obscurantismo).
Primeramente,
hubo el eclipse de la luna, la Iglesia.
En su
circuito alrededor de los cielos fue cogida en la
sombra
de la tierra, y la corrupción del mundo transformó
su
hermosa incandescencia en sangre y pesar. Y luego
hubo
el eclipse del Sol. La iglesia apóstata en su circuito
obscureció
la gloria del sol, de modo que los moradores
de la
tierra vieron el eclipse de la Verdad misma.
La
Verdad pereció de la tierra; y se extinguió el gozo de
los
hijos de los hombres. En consecuencia; la Edad del
Obscurantismo.
Se
quedaron unos pocos santos piadosos, porque Dios
siempre
ha tenido su remanente creyente; ¡ellos pensarían
que el
Sol se hubiera puesto para siempre sobre la
Iglesia
antes gloriosa! ¡Pero, no! Era solamente un eclipse,
y en
su debido tiempo, conforme al modelo Divino,
una
vez más la luna empezó a asumir su incandescencia
celestial,
y el sol comenzó a resplandecer espléndidamente
en los
cielos de la Edad de la Iglesia. Se principió
la
Reforma. La luz comenzó a amanecer sobre el entendimiento
oscurecido
de los hombres, y la Verdad empezó
a ser
restaurada a la Iglesia. Y de ninguna manera ha
terminado
la Reforma. De veras, parece que ella también
se ha
eclipsado parcialmente. Pero otra vez rayos
de
promesa alumbran en los cielos.
Tabernáculos, la fiesta
de la cosecha
118 La
Fiesta de los Tabernáculos
“
...Las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra”
(1 Juan
2:8).
“
¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como
la
luna, esclarecida como el sol, imponente como el portador
del
estandarte del ejército?” (Cantares 6:10).
Es el
grupo conocido como vencedores. Es la perfecta,
la
escogida del que la dio a luz. Como mencionamos
antes,
hay muchos, muchos grupos en la Iglesia, según
el
plan y propósito de Dios; y no estamos tratando de
hacer
distinción entre ellos.
“
Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las
doncellas
vírgenes sin número; mas una es la paloma mía,
la
perfecta mía...” (Cantares 6:8-9).
Hay un
lugar para todo el pueblo de Dios en Su gran
Casa;
pero, ¿no hemos de buscar aquel lugar íntimo de
comunión
con Él en el mismo abrigo (lugar secreto) del
Altísimo?
Pablo
dice,
“ Mas
en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y
de
plata, sino también de madera y de barro; y asimismo
unos
para honra, y otros para deshonra” (2 Timoteo
2:20).
Todos
los santos tienen un lugar en la Iglesia de Dios;
pero
un grupo recibe el galardón más alto. El desafío,
pues,
es proferido a los santos en todo lugar, de zafarse
de las
influencias corruptas de la carne y de lo natural, y
de
buscar diligentemente las cosas del Espíritu de Dios.
“ Así
que, el que se limpiare de estas cosas, será vaso para
honra,
santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado
para
toda buena obra” (2 Timoteo 2:21).
119
La
Iglesia, el huerto de Dios
Jesús
testificó,
“YO SOY la vid verdadera, y mi Padre es el
labrador. Todo
pámpano
que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel
que
lleva fruto, lo limpiará (podará), para que lleve más
fruto”
(Juan 15:1-2).
¡La
Iglesia, el Huerto de Dios! Ciertamente, sólo esta
verdad
es suficiente para establecer el hecho que el día
de la
Iglesia tiene que terminar en gran fertilidad y prosperidad
sin
igual. Si nos constituimos en el Huerto de
Dios,
entonces, nada puede impedir que el gran Labrador
lleve
Su herencia a la abundancia y a la bendición.
Es su
responsabilidad cuidarla, y ver que produzca una
cosecha
para Su gloria.
“
Ciertamente consolará el SEÑOR a Sion; consolará todas
sus
soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su
soledad
como huerto del SEÑOR; se
hallará en ella alegría
y
gozo, confesión y voz de cantar” (Isaías 51:3).
Dios
siempre saca luz de las tinieblas; de la muerte,
vida;
del pesar, gozo; de la debilidad, fuerza; de la esterilidad,
fecundidad.
Podemos regocijarnos, pues, al ver
la
desolación de Sion, sabiendo que su desierto llegará a
ser
como el mismo Huerto del Señor.
“ Se
alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará, y
florecerá
como lirio. Florecerá profusamente, y también
alabará
y cantará con júbilo...” (Isaías 35:1-2).
Vientos
de juicio y bendición
“
Huerto cerrado eres, oh hermana, esposa mía; fuente cerrada,
fuente
sellada... Levántate, Aquilón (viento del norte),
y ven
Austro (viento del sur); sopla sobre
mi huerto,
despréndanse
sus aromas...” (Cantares 4:12,16).
Tabernáculos, la fiesta
de la cosecha
120 La
Fiesta de los Tabernáculos
Ambos
vientos son necesarios para el Huerto de Dios:
el
viento violento y frío del norte para probar a los santos;
y las
brisas calurosas del sur, para producir la fragancia
del
Espíritu. Podemos dar gracias, pues, que en
medio
de toda la contienda y amargura de la historia de
la
Iglesia, se han cumplido los propósitos soberanos de
Dios.
Porque Dios ha reservado el tiempo del viento del
sur
hasta ahora.
“Porque
he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la
lluvia
se fue; se han mostrado las flores en la tierra...”
(Cantares
2:11-12).
La
lluvia tardía
Estamos
esperando con anticipación la venida de la
prometida
lluvia tardía. Los santos de Dios tienen sed
de
estos arroyos vivos del cielo. Pero muy poco nos damos
cuenta
que Dios anhela la lluvia tardía más que nosotros.
¿Y por
qué? Porque Él es el jardinero; y espera
la
Fiesta de la Cosecha, cuando Él pueda recoger el precioso
fruto.
“
...Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
esperando
pacientemente, hasta que reciba la lluvia
temprana
y tardía” (Santiago 5:7).
Dios
espera la hora cuando Él dará Su lluvia tardía,
con
ansia igual a la nuestra y con más paciencia. Santiago
dice: “Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida
del
Señor,” porque en un sentido muy real, la venida de
la
lluvia tardía es la venida del Señor en medio de Su
pueblo.
Eso es
exactamente lo que el profeta Oseas declaró:
“Y
conoceremos, y proseguiremos en conocer al SEÑOR,
como
el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros
121
como
la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”
(Oseas
6:3).
El
tiempo está cerca cuando con toda confianza podemos
esperar
la lluvia tardía, porque éste es el último
día, y
la Iglesia triunfante de Dios tiene que ser una Iglesia
gloriosa.
Sin embargo, no es solamente la lluvia tardía
que
esperamos, sino la lluvia tardía y temprana. ¿Qué
quiere
decir esto?
La
profecía de Joel
Vamos
a referirnos a la profecía de Joel sobre la lluvia
tardía
y temprana. Esta se refiere a la lluvia de semilla
y la
lluvia de cosecha. Dios prometió que Su pueblo
tendría
ambos en su debido tiempo, al andar en Sus
caminos:
“Yo
daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo, la temprana
y la
tardía; y cogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite”
(Deuteronomio
11:14).
A esto
se refería Santiago, y acerca de esto Joel
profetizó:
“Vosotros
también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el
SEÑOR vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia
según
la justicia, y hará descender sobre vosotros lluvia
temprana
y tardía como al principio. Y las eras se llenarán
de
trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite” (Joel
2:23-
24).
Por
supuesto, este pasaje tuvo un cumplimiento parcial
en
Pentecostés, puesto que Pedro declaró: “Esto es lo
lo que
fue dicho por el profeta Joel” (Hechos 2:16), y ya hemos
notado
que Pentecostés es una cosecha de Primicias.
La
plenitud de la cosecha, no obstante, es la Fiesta
de la
Cosecha en el séptimo mes, cuando fueron recogidos
el
vino y el aceite. Israel observó dos calendarios
diferentes.
Tenían el Año Sagrado que comenzó con la
Pascua
en Abril, conmemorando su salida de la tierra de
Egipto,
y su principio como una nación redimida. Pero,
también
tenían lo que se ha llamado un Año Civil, o un
año
Agrario, que comenzó en octubre. Este, pues, era el
primer
mes del Año Civil, pero al mismo tiempo era el
séptimo
mes del Año Sagrado, el mes de la Fiesta de los
Tabernáculos.
Lo que
Joel profetizó, pues, es esto: Vosotros también,
hijos
de Sion, alegraos y gozaos en el Señor vuestro
Dios:
porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo. ...
Dispensacionalmente, éste era
Pentecostés, cuando Dios
la
primera vez derramó de su Espíritu en copiosas lluvias
de la
lluvia temprana. Pedro, por lo tanto, pudo
testificar:
“Esto es lo que fue dicho...” Pero era solamente
parte
de lo que Joel profetizó, porque Él dijo además: “y
hará
descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía
como
al principio.” El período de octubre a abril era
la
estación
de las lluvias. Luego, vinieron los largos meses
de
verano cuando no se esperaban las lluvias. Las lluvias
de
octubre y noviembre fueron llamadas las lluvias
tempranas
o de semilla, las lluvias que prepararon la
tierra
para la semilla; después, se terminó la estación de
lluvias
con las lluvias tardías de abril, o las lluvias de
cosecha,
las que hicieron madurar el grano, en preparación
para
la cosecha.
La
profecía de Joel, entonces, habla de Pentecostés;
pero
prosigue a abarcar la plenitud de Pentecostés, aun
la
Fiesta de los Tabernáculos. Dios dio la lluvia temprana
moderadamente,
en la Edad Pentecostal, extendiéndose
desde
la Iglesia primitiva hasta ahora, pero aquí
hay
algo muy extraño. Aquí en el primer mes del año
Agrario
(el séptimo mes del año Sagrado) Dios ha prometido
hacer
algo muy extraordinario; porque Él dará,
no
sólo la lluvia temprana que es el primer mes, ¡sino
que
dará la lluvia temprana y la lluvia tardía juntas!
123
¿No
podemos ver en esto lo que Dios ha prometido a
Su
pueblo en esta hora grande? No sólo la plenitud de
una
cosecha grande y gloriosa, como en Pentecostés; no
sólo
la cosecha maravillosa de los Tabernáculos, la Fiesta
de la
Cosecha; sino toda la gloria y el poder de la
Iglesia
primitiva, juntamente con toda la gloria y poder
que
legítimamente pertenece a la Iglesia triunfante de
los
últimos días. ¡Toda su gloria temprana, juntamente
con
toda su gloria tardía! Ciertamente no podemos comenzar
a
imaginar las cosas grandes y tremendas que
Dios
ha preparado para los que le aman.
Y hará
descender sobre vosotros lluvia temprana y
tardía
como al principio. O, al principio de la estación.
Es la
promesa, no sólo de la lluvia temprana y tardía en
la
hora de la Fiesta de los Tabernáculos (el primer mes
del
Año Civil, pero el séptimo del año Sagrado) pero, es
también
una promesa del gran día de la cosecha.
“
...Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de
vino y
aceite” (Joel 2:24).
El
procedimiento normal es: la lluvia temprana y
tardía,
luego la cosecha que culmina en Pentecostés, después,
los
meses largos de tiempo seco en el verano, y
luego
la última cosecha al fin del año. Y así se ha cumplido
dispensacionalmente en la
Iglesia: la lluvia Temprana
en
Pentecostés, pero, sólo moderadamente, produciendo
una
cosecha moderada, seguida de un gran
período
de sequía siglo tras siglo. Ahora el Señor hará
una
obra rápida en la tierra.
Esta
es la hora focal de la historia de la Iglesia. Ahora
tendremos
no solamente la cosecha grande y poderosa
del
séptimo mes, la Fiesta de la Cosecha, sino la
lluvia
temprana y tardía juntas. ¡Un verdadero diluvio
de
lluvia de las puertas del cielo! Con razón el profeta
profetizó:
La gloria postrera de esta casa será mayor que
la
primera.
El fruto
del Espíritu
Las
eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán
de
vino y aceite. O, literalmente, nuevo vino y aceite,
hermosos
símbolos del fruto del Espíritu en los santos.
Pablo
dijo:
“
...No os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución;
mas
sed llenos de Espíritu” (Efesios 5:18).
Y el
aceite, sabemos es un símbolo de la unción.
“La
Unción que vosotros habéis recibido de él, permanece
en
vosotros...” (1 Juan 2:27).
Esta
gran cosecha es la cosecha que el labrador ha
esperado
desde la fundación de la Iglesia. Los dones del
Espíritu
realmente no son la evidencia del logro espiritual;
Dios
otorga Sus dones gratuitamente por su gracia
sobre
quien quiera. Pero con el fruto es enteramente
distinto.
El fruto tiene que crecer; y Dios ha determinado
que el
Cuerpo de Cristo produzca fruto, a menos que
sea
por un continuo crecimiento Divino en el Espíritu de
Dios.
Los dones de la Ascensión que mencionamos tienen
el
propósito de añadir crecimiento al Huerto de Dios,
a fin
que crezcamos en todo en Él (Efesios 4:15). Dios no
vendrá
a nosotros buscando dones, sino el fruto del Espíritu.
Él nos
dio Sus dones gratuitamente por Su gracia, y
todo
lo que tuvimos que hacer fue recibirlos y usarlos.
Lo que
Dios requiere ahora es fruto, porque eso es
algo
que Él puede recibir de ti. Eso es algo que tiene que
crecer
en ti, mediante tu andar paciente y continuo con
Dios y
tu aprobación de Su Espíritu. Hasta ahora el labrador
ha
entrado en Su Huerto, podando, cultivando,
regando,
sin esperar ninguna recompensa. Pero, ahora
se
acerca el tiempo de la cosecha, y pronto Él visitará Su
huerto
con un propósito y solamente con un propósito;
buscando
su fruto, y confiado que Su benigno cuidado
sobre
la vid haya producido fruto genuino del Espíritu.
125
Nunca
olvidemos que el fruto del Espíritu, y no los
dones
del Espíritu, constituye la verdadera evidencia de
vida
espiritual; porque éstos son dados para producir
aquellos,
y el fruto es la incorporación y la expresión de
la
semejanza de Cristo en el corazón y el alma. Por eso
Pablo
exhortó, “Seguid la caridad (el amor que
proviene
solo
de Dios); y procurad los otros dones
espirituales...”
Los
dones son imprescindibles, porque son los medios
para
un fin; pero el Amor es el fin, la consumación, el
fruto
para el cual Dios espera. El Amor es lo último,
porque
Dios es Amor, y es Su propósito conformar a los
santos
aun hasta la imagen del Hijo,
“
...para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos”
(Romanos
8:29).
El
amor es el fin: pero es un fin que no conoce principio
ni
fin, porque es Dios mismo; y cuando estamos
completamente
unidos con Él, estamos en un reino que
es
eternamente progresivo.
¡Oh,
qué día grande y glorioso espera la Iglesia en la
Fiesta
de la cosecha! ¡El Día del fruto del Espíritu! Puesto
que no
tenemos el fruto del Espíritu en un grado de plenitud,
no
podemos apreciar su gloria. Antes que los dones
del
Espíritu fueran restaurados a la Iglesia, tuvimos
un
concepto no muy adecuado de lo que serían, pero,
¡qué
revelación es al verlos gradualmente desarrollándose
delante
de nuestros ojos!
Igualmente
sucede con el fruto del Espíritu. Sabemos
lo que
es:
“
...Caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre,
templanza...” (Gálatas 5:22-23);
pero
nunca apreciaremos en buena medida su verdadera
gloria,
hasta que el fruto del Espíritu se manifieste
visiblemente
en los santos de Dios.
Tabernáculos, la fiesta
de la cosecha
126 La
Fiesta de los Tabernáculos
CAPÍTULO 10
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE REPOSO
“Pero
a los quince del mes séptimo, cuando hubiereis recogido
el
fruto de la tierra, haréis fiesta al SEÑOR por siete
días;
el primer día será sábado; y el octavo día también
será
sábado” (Levítico 23:39).
odas
las Fiestas del Señor fueron celebradas con
respecto
a los días de reposo, porque eran un tiempo
cuando
Israel (en tipo) tenía que cesar de sus propias
obras,
y reposar en la obra de Cristo. Sin embargo, la
Fiesta
de los Tabernáculos es la verdadera Fiesta de Reposo,
de la
cual las otras eran solamente las arras y el
goce
anticipado. En primer lugar, fue el séptimo mes,
aun
como Dios reposó el día séptimo de toda la obra que
hizo.
El primer día de la Fiesta era el día quince, y fue
celebrada
por siete días. El último día de la Fiesta era,
pues,
el día veintiuno del mes séptimo; veintiuno siendo
un
triple de siete; reposo en el sentido absoluto, el Reposo
de
Dios queda para el pueblo de Dios. Entonces, el
127
día
siguiente era también un reposo (el octavo día de la
Fiesta),
y aunque fue relacionado hasta cierto punto con
la
Fiesta, no era uno de los siete días de sus festividades.
Este
octavo día hablaría, sin duda, del cumplimiento de
los
propósitos de Dios en la Iglesia, y el principio de un
nuevo
día.
¡Oh,
hijo de Dios, si sólo tuviéramos ojos para ver y
oídos
para oír lo que el Espíritu diría a las Iglesias! Dios
tiene
cosas indecibles que quiere declararnos por el Espíritu,
pero
no podemos recibirlas ahora. Indecibles,
porque
no hay lenguaje terrenal por el cual Él pudiera
describírnoslas,
y por eso tendríamos que ser arrebatados
en el
Espíritu como el apóstol Pablo para poder recibirlas.
Los
planes y propósitos de Dios para la Iglesia
están
mucho más allá, infinitamente más allá, de nuestras
imaginaciones
más altas. Pablo dijo:
“Para
mostrar en los siglos venideros, las abundantes riquezas
de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús”
(Efesios 2:7).
Cuánto
necesitamos espíritu de sabiduría y revelación
y los
ojos de nuestro entendimiento alumbrados para
que
por lo menos en una pequeña medida podamos entender
el
secreto que es Cristo en vosotros, la esperanza
de
gloria.
Queda
un reposo
Es
notable que cuando comenzamos a leer las ordenanzas
de las
Fiestas en Levítico 23, Dios hace recordar
a los
santos el reposo, el día de reposo:
“ Seis
días se trabajará, y el séptimo día será sábado de reposo,
convocación
santa...” (Levítico 23:3).
Inmediatamente,
Él comienza a dar el orden de las
Fiestas,
y los siete eventos comprendidos en las Fiestas:
Tabernáculos, la fiesta
de reposo
128 La
Fiesta de los Tabernáculos
1. La
Pascua.
2. Los
Panes sin Levadura.
3. La
Gavilla por Primicias.
4. La
Fiesta de Pentecostés.
5. El
Son de las Trompetas.
6. El
Día de Expiación.
7. La
Fiesta de los Tabernáculos.
Así,
como el día de reposo era el fin de la semana de
trabajo
y labor para Israel, también la Fiesta de los Tabernáculos
es el
fin de la semana de contienda y tumulto
para
la Iglesia: La Fiesta de las Fiestas, el Reposo de los
Reposos.
El reposo natural de la semana no significa
nada
ahora, porque la Sustancia ha sido revelada. Queda
un
reposo para el pueblo de Dios (Hebreos 4:9).
Usando
bien la Palabra
Otra
vez, creemos que debemos exhortar a los santos
acerca
de la rica herencia que es suya en la Palabra
de
Dios. Tantos han negado para sí mismos el gozo y
gloria
de la Palabra, a causa del mito que ha surgido
sobre
el consejo de Pablo a Timoteo, cuando exhortó a
este
ministro joven a usar bien la Palabra de Verdad. Se
enseña
comúnmente que Pablo exhortó a Timoteo a hacer
una
línea de demarcación entre las varias dispensaciones,
y a no
confundir la una con la otra. En otras
palabras,
según esta enseñanza, el Antiguo Testamento
es
casi totalmente para Israel, y no debe ser aplicado a la
Iglesia.
En
primer lugar, cuando Pablo dio esta exhortación
a
Timoteo, no estaba incitándole a tomar un curso en
teología;
pero lo que le dijo fue: Procura con diligencia.
Que
esto sea su deseo y ambición. Y si se quiere saber lo
129
que
Pablo quiso decir al instruirle a usar bien la Palabra
de
verdad, todo lo que se necesita hacer es examinar sus
propias
epístolas y ver cómo aplicó el Antiguo Testamento.
Una y
otra vez, él saca, como dirían los hombres,
una
escritura del Antiguo Testamento completamente
fuera
de su contexto, y la aplica a alguna verdad gloriosa
que él
expone sobre la Iglesia.
Podríamos
dar muchos ejemplos de esto. Por ejemplo,
leemos
mucho de la bendición de las naciones mediante
Abraham;
y hasta el día de hoy expositores de la
Biblia
insistirán que esto debe ser aplicable solamente a
la
bendición de naciones naturales mediante el Israel
natural.
Y sin embargo, Pablo no vacila en citar textos
directamente
del libro de Génesis, y aplicar estas escrituras
a este
Día del Evangelio, y a los Gentiles quienes
serán
justificados por la fe en Cristo. Y la Escritura, previendo
que
Dios había de justificar por la fe a los Gentiles,
dio de
antemano la buena nueva (El Evangelio) a
Abraham,
diciendo: “Que todos los gentiles de la
tierra
serán
benditos en ti” (Gálatas
3:8; Génesis 12:3; 18:18).
Otra
vez, los hombres insistirán que la simiente de
Abraham
es el Israel natural, y que las promesas son para
ellos;
aunque Pablo nos dice:
“A
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.
No
dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de
uno: Y
a tu simiente, la cual es Cristo” (Gálatas
3:16).
Y otra
vez; Isaías 54, hablando de la fertilidad de
Sion,
debe de ser aplicable sólo al Israel natural; pero
Pablo
cita el primer verso y lo aplica a hombres de fe,
judíos
o gentiles:
“
...Alégrate, la estéril, que no das a luz ...” (Gálatas
4:27).
Además,
en Isaías 52 habla de la gloria de Jerusalén:
“ Despiértate, despiértate, vístete tu
fortaleza, oh Sion; vístete
tus
ropas de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa...”
Eso
significa Israel y no la Iglesia, se nos dice; extraño,
no es
cierto, que cuatro de los escritores del Nuevo
Testamento
aparentemente no sabían esto, y de hecho
hicieron
hasta doce referencias a ello.
No
robemos, pues, la gloria de la Palabra por usar
impropiamente
las Escrituras, según los inventos de los
hombres.
Las Escrituras son para nosotros, si podemos
oír lo
que el Espíritu dice a las Iglesias. Si las Escrituras
fueron
aplicables a otro pueblo, o las serán en el futuro,
constituirán
la Palabra de Dios para ellos. Pero ahora
Dios
nos habla a nosotros... “Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis
vuestros corazones...”
Símbolos
de reposo
“Así
que queda el sabatismo para el Pueblo de Dios”
(Hebreos
4:9).
Podríamos
pasar a través del Antiguo Testamento y
citar
muchos ejemplos del reposo de Dios, y mostrar cómo
tipifican
esta herencia de los santos en el Espíritu que
Dios
ha preparado para esta hora. Pero el espacio no
permitiría
un estudio detallado de todos ellos. Podríamos
mencionar
el séptimo día de la obra creativa de Dios,
en que
reposó de toda la obra que Él había hecho, y
mostrar
cómo este reposo era sólo un tipo y sombra de
este
glorioso reposo del creyente que cesa de sus propias
obras
y reposa en la obra consumada de Cristo.
Podríamos
mencionar a Noé, cuyo nombre significa
reposo,
y mostrar cómo la paloma que él envió del arca
no
halló lugar de reposo para la planta de su pie; y cómo
Dios
percibió un olor de reposo cuando Noé ofreció el
sacrificio
en la cumbre del monte. Podríamos mencionar
a Rut
y Booz, su pariente redentor, quien no estaría
131
en
reposo hasta terminar la transacción y redimir a Rut,
para
que fuera su esposa. Podríamos tratar extensamente
del
arca del pacto, y mostrar cómo tipificó la presencia
de
Dios y del Espíritu Santo, y cómo Dios lo enviaba delante
de los
hijos de Israel en sus viajes por el desierto,
buscando
un lugar de reposo para el pueblo de Dios.
Podríamos
mencionar cómo David preparó un lugar para
el
arca cuando su reino fue establecido, y le levantó una
tienda
y cómo invitaron al Dios de gloria a venir en medio
de
ellos. Y más tarde, cómo Salomón oró en la ocasión
de la
Fiesta de los Tabernáculos:
“Oh SEÑOR Dios, levántate ahora para habitar
en tu reposo,
tú y
el arca de tu fortaleza; sean, oh SEÑOR Dios,
vestidos
de salvación tus sacerdotes, y gocen de bien tus
misericordiosos”
(2 Crónicas 6:41).
En
realidad, desde Génesis hasta Apocalipsis podríamos
descubrir
cómo Dios no sólo ha ordenado reposo
para
el pueblo de Dios, sino cómo nos ha llamado a proseguir
de
reposo en reposo, de gloria en gloria, aun hasta
la
misma plenitud de reposo.
Los
reinos inexplorados del Espíritu
La
dificultad más grande del hombre parece ser sencillamente
esto;
que en su entendimiento limitado y finito,
no
tiene la visión de unas extensiones más grandes,
vastas,
altas, profundas, y más anchas de la Verdad de
Dios.
Ha dejado de ver que Dios es a la vez infinito y
eterno,
y entonces, para hallar a Dios uno tiene que prepararse
para
ir siempre adelante y arriba en las vastas extensiones
del
Espíritu de Dios. Si Dios es infinito, no hay
límite
a la experiencia que podemos tener en unión con Él
por el
Espíritu. Y si Dios es eterno, no hay fin a la medida
de
Verdad en la cual Él nos guiará por el Espíritu.
Cuando
Colón empezó sus exploraciones, no fue suficiente
que
ellos entraran en la nave y navegaran por
un día
o dos. Es cierto que estuvieron en el océano el
día
que comenzaron. Pero el océano era vasto y tuvieron
que
navegar adelante, adelante, adelante y adelante...
aun
hasta las orillas de América. No es suficiente que
un
hombre perfore kilómetros en la tierra y descubra el
petróleo
e inmediatamente grite: Hemos hallado petróleo,
y
comience a tapar su torrente. Tiene que fluir, fluir,
fluir
y fluir...si la humanidad ha de recibir provecho de
él.
Ahora
Dios nos ha invitado a ser partícipes de Su
Espíritu
Santo, y eso sencillamente quiere decir que Él
nos ha
invitado a explorar las cosas profundas de Dios y
las
infinitas alturas de Su gloria. Porque el Espíritu de
Dios
nos es dado para ese mismo propósito: Para que
conozcamos
lo que Dios nos ha dado. ... No podemos
conocer
estas cosas en lo natural; por eso el Espíritu de
Dios
es impartido para escudriñar y explorar todo... aun
lo
profundo de Dios (1 Corintios 2:10,12). Pero estas profundidades
de
Dios son inescrutables, porque Dios a la
vez es
infinito y eterno. ¿No es bien claro, que vamos a
necesitar
toda la eternidad para explorar completamente
las
inmensidades de los atributos Divinos?
“ ¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la
ciencia
de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e
inescrutables
sus caminos!”
Las
arras de nuestra herencia
No
estamos sugiriendo que Dios no haya hecho mucho
por
nosotros en el pasado; pero confiamos en esto:
todo
lo que hemos tenido en el pasado a modo de
experiencia
ha sido sólo el goce anticipado y las arras
de lo
que Dios ahora quiere concedernos por el Espíritu.
Las
exhortaciones solemnes de Hebreos 4, por lo
tanto,
son muy aplicables a nosotros en este gran día de
oportunidad.
133
“Temamos,
pues, que alguna vez, dejando la promesa de la
entrada
en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse
apartado.
Porque también a nosotros nos ha sido anunciado
como a
ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a
los
que la oyeron sin mezclar fe” (Hebreos 4:1-2).
La
referencia, por supuesto, es a la primera generación
de
israelitas que salieron de Egipto, y pasaron el
Mar
Rojo y entraron en el desierto. No requirió mucho
tiempo
llegar a la puerta de su herencia; fue un viaje de
sólo
once días de Horeb a Cades-barnea,
la entrada a
Canaán.
Y cuando llegaron allí, Moisés envió espías a
reconocer
la tierra y buscar las riquezas de su herencia.
Doce
espías salieron a la tierra y la exploraron por
cuarenta
días. En cuanto a sus riquezas y fertilidad no
hubo
nada de duda. Ellos sabían que el pueblo no iba a
creer
lo que habían encontrado, así que cortaron un racimo
de
uvas en el valle de Escol, y lo llevaron entre dos
en un
palo; y también trajeron de las granadas y de los
higos.
Ciertamente, ellos testificaron, fluye leche y miel;
y éste
es el fruto de ella. Y les mostraron lo que habían
encontrado
(Véase Números 13:17-33).
Ahora,
¿quién sugeriría que los espías hubieran conquistado
la
tierra solamente porque la habían explorado
por
cuarenta días, y habían traído un poco de fruto a
Cades-barnea? Y ésta es
exactamente la posición en que
la
Iglesia de Jesucristo se encuentra hoy en día. Todavía
estamos
en el desierto. Es cierto que Dios nos ha dado
de Su
Espíritu; pero sólo como un goce anticipado; sólo
como
el medio por el cual podemos escudriñar las profundidades
de
Dios, así como los espías exploraron la
tierra
de Canaán. Dios aun nos ha dado un poco del
Espíritu;
porque al concedernos el Espíritu Santo, recibimos
las
arras de nuestra herencia, o las primicias del
Espíritu
(Efesios 1:14; Romanos 8:23). Moisés es solícito en
informarnos:
“ ...Y el tiempo era el tiempo de las primeras
uvas” (Números
13:20).
Maravilloso,
de veras, es el don del Espíritu Santo.
Maravilloso,
goce anticipado y arras de nuestra herencia
en
Cristo Jesús. Aún hemos hecho una pequeña incursión
en
Canaán, y hemos regresado con el fruto de la
tierra.
Y si las primeras uvas y los higos y las granadas
son
buenos, ¿qué será vivir en Canaán, beber aguas refrescantes
de
pozos que no hemos cavado, comer el fruto
de
viñas y olivos que no hemos plantado, y habitar en
casas
que no hemos construido? Ese es el reposo que
queda
para el pueblo de Dios. Es entrar en un lugar que
ya ha
sido preparado para nosotros por el Espíritu. Es la
plenitud
de la cual la bendición Pentecostal es sólo las
primicias.
Es,
“
...asirme de aquello como también soy asido del Cristo Jesús”
(Filipenses
3:12).
Es
entrar en, y apropiarse de la vida de resurrección
por el
Espíritu.
El
error de Israel es el error de la Iglesia
El
error de Israel consistió en la desobediencia y el
temor,
y en consecuencia, de la incredulidad. Si hubiera
creído
en su Dios, no habrían temido al enemigo y sus
fortalezas.
Notemos estos hechos acerca de Israel: Reconocieron
la
tierra por cuarenta días; supieron que era
una
tierra buena; una tierra donde fluía leche y miel;
sabían
que Dios les había instruido a entrar y poseerla;
pero
se negaron a obedecer a Dios con el argumento que
no
tenían el poder ni la autoridad para tomarla. No es
difícil
para nosotros hacer un paralelo exacto entre esta
generación
de Israel y la generación de la Iglesia en que
vivimos
nosotros.
Por
varios años Dios ha permitido a los santos exten135
derse por el Espíritu y explorar las
regiones de su herencia.
La
restauración de Pentecostés al principio del siglo
abrió
una nueva vida en el Espíritu, y miles y miles de
santos
salieron de los viejos sistemas religiosos porque
estuvieron
descontentos con el maná y la vida en el desierto
y
querían más de Dios. Dios fue muy bondadoso y
les
dio las uvas de Escol y los higos y las granadas
gloriosas,
provisiones
de Su Espíritu, a todos los que tenían
hambre
y sed de las cosas de Dios. Comprobaron por
experiencia
que es una tierra buena, donde fluye leche y
miel.
Supieron, también, que Dios les mandó entrar y
poseer
la tierra. Pero triste es decirlo, esta misma generación
se
negó a creer que podrían tomarla, y Dios les
permitió
perecer en el desierto como sus predecesores
de
Israel.
Israel
reconoció la tierra por cuarenta días; y Dios
dijo
que conforme al número de los días, un año por
cada
día, ellos andarían en el desierto hasta ser consumidos.
De
igual manera ha sucedido con la Iglesia. Por
mucho
más de cuarenta años esta generación de los últimos
días,
de creyentes llenos del Espíritu, ha andado en
el
desierto, miles y miles han regresado al viejo sistema
de las
denominaciones porque no perduró su bendición
(¿y
cómo podría perdurar? Dios solamente determinó
que
sería un goce anticipado), y de una manera general
todo
el movimiento está en peores circunstancias que
antes,
y tienen menos éxito en cuanto a evangelismo que
muchos
de nuestros movimientos evangélicos fundamentales.
No
estamos hablando de una secta en particular,
sino
de todo el movimiento de creyentes llenos del Espíritu
durante
los últimos cuarenta o cincuenta años.
Desde
luego, Dios les bendecirá; porque es Su responsabilidad
cuidarles
mientras que están en el desierto.
Hubo
maná diario para Israel a través de todo el viaje
en el
desierto; hubo agua de la roca para apagar su sed;
Dios
preservó la misma ropa que llevaban y el calzado
de sus
pies; les protegió del enemigo; les sanó de sus
enfermedades
o aflicciones cuando ellos clamaron a Él;
Él les
tomó sobre alas de águilas a través de su largo,
arduo,
y amargo viaje en el desierto. Pero queda el hecho,
la
generación que se negó a tomar la tierra, murió
en el
desierto.
¡Cuán
bondadoso y sabio es nuestro Dios en todos
sus
caminos! Poco se dieron cuenta los hijos de Israel
que en
todo lo que hacían, realmente estaban cumpliendo
un
propósito eterno para la instrucción de la Iglesia.
Estas
cosas les sucedieron como ejemplo para nosotros.
Por
medio de su caída, su pecado y su desobediencia,
Dios
procuraba enseñarnos la senda de justicia, fe y victoria.
Gracias
a Dios por el tipo. Nos da gran denuedo
para
entrar en el camino nuevo y vivo que Dios nos abrió
a
través del velo. La experiencia en el desierto ha sido
amarga
para los que han tenido hambre y sed de Dios.
Pero
Dios ha tenido un propósito soberano en todo eso,
a fin
que sus santos hambrientos estén preparados a entrar
en la
tierra de reposo.
“Y te
acordarás de todo el camino por donde te ha traído el
SEÑOR tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para
afligirte,
por probarte para saber lo que había en tu corazón,
si
habías de guardar o no sus mandamientos” (Deuteronomio
8:2).
Se
levanta una nueva generación
La
vieja generación que no creyó en Dios pereció en
el
desierto. Pero Dios sustentó a la nueva generación
durante
cuarenta años, la humilló, la probó, y la preparó
para
la conquista de Canaán. Y así es que se levanta del
desierto
de los círculos modernos Cristianos una nueva
generación
bajo una nueva dirección, para reemplazar a
una
generación moribunda.
137
“Y
aconteció después de la muerte de Moisés siervo del
SEÑOR, que el SEÑOR habló a Josué hijo de Nun, criado
de
Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; levántate
pues
ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo,
a la
tierra que yo les doy...” (Josué 1:1-2).
Moisés
tiene que ceder su puesto a Josué. La ley
tiene
que ceder a la gracia; y la gracia tiene que ser absorbida
en el
Reino. Josué es la palabra Hebrea para
Jesús.
Significa: Jah salva. Su generación ha de ser una
generación
conquistadora, libertadora. La primera generación
dijo
que era cosa buena entrar y reconocer la
tierra,
sin duda les gustaron inmensamente las uvas, los
higos
y las granadas; pero, no querían entrar a poseer la
tierra.
Está
bien, nos dirían ahora, hablar en lenguas, recibir
dones
del Espíritu, sanar a los enfermos, quizá, levantar
a los
muertos de vez en cuando, profetizar, o cantar
en el
Espíritu, estas cosas son buenas. Pero ellos no
quieren
oír nada acerca de Cristo manifestándose en los
santos,
y siendo formado en vosotros. Y en cuanto a la
manifestación
de los Hijos de Dios, eso definitivamente
no es
para nuestro día y tiempo. Es cierto, admitirán,
Dios
lo tiene para nosotros; es parte de nuestra herencia;
pero
no es para ahora. Eso sucederá en el arrebatamiento,
o la
resurrección. No podemos poseer la tierra;
hay
demasiados obstáculos. Hay ciudades con muros
altos
rodeándolas, montes boscosos infestados de gigantes,
enemigos
temibles usando carros de hierro. Es positivamente
ridículo
sugerir que podamos tomar la tierra.
Está
bien ser lleno del Espíritu, y gozar de la bendición
del
Espíritu de vez en cuando; pero es imposible realmente
entrar
en la región del Espíritu hasta el punto de
vivir
allí constantemente. Se puede tomar algunas uvas
del
valle de Escol, pero no se debe tratar de habitar en
Escol. Se puede recibir una unción para
su mente, y
recibir
pensamientos de Dios que son santos, y hablar
Sus
palabras, de vez en cuando; pero no se puede tener
la
mente de Cristo en un grado de plenitud hasta poder
pensar
Sus pensamientos, y hablar Sus palabras, y hacer
Sus
obras, y vivir Su misma vida. Está bien sanarse, pero
no
está bien disfrutar de verdadera salud Divina o vida
Divina
hasta el punto de prolongar sus días excesivamente,
sin
dolor o debilidad o la disminución de sus facultades
naturales.
Está bien librarse de este hábito u otro, o vencer
el mal
genio, pero no está bien librarse de la naturaleza
pecaminosa
hasta el punto que el pecado no se enseñoree
más de
uno. Eso sería la perfección, y no se puede
alcanzar
la perfección hasta llegar al Cielo.
Está
bien hablar en lenguas, en un lenguaje que nadie
entiende;
pero no está bien salir a las naciones hablando
su
idioma, con su acento, y entendiendo exactamente
lo que
uno está diciendo y lo que ellos dicen. Está
bien
si se predica el Evangelio con señales y maravillas,
y se
ven ciertos milagros obrados de vez en cuando; pero
no
podemos ser arrebatados en el Espíritu como Felipe o
Elías
en este día de viajes modernos. Está bien luchar
contra
Satanás acá en la tierra y echar fuera unos demonios,
pero
no se puede ascender en el Espíritu a los lugares
celestiales
y derribar a Satanás de su trono, y entrar
en el
reino de poder y autoridad en los lugares celestiales
en
Cristo Jesús. ¡No nos oponemos a gustar de las
uvas
de Escol, y los higos y las granadas que los espías
han
traído, pero nos negamos a hacer algún esfuerzo de
conquistar
toda la tierra!
Tal
vez muchos no quisieron conocerlo, pero esto es
más o
menos la sustancia de todo el tumulto que brama
en
todas partes sobre estas grandes verdades. Todo el
asunto
se resuelve en esto: ¿Vamos a quedarnos en la
condición
de aquellos que han sido salvos y bautizados
con el
Espíritu Santo? ¿O vamos a levantarnos de la
arena
polvorienta de este desierto grande y terrible, y
139
seguir
a nuestro Josué al otro lado del Jordán, hasta el
poder
verdadero, triunfante, y victorioso en el Espíritu
de
Dios?
Gracias
a Dios que se levanta una nueva generación
que ha
comprendido la visión. Unos pocos Calebs y Josués
han
sobrevivido el añublo y hambre del desierto, y
están
guiando a los santos en el poder del Espíritu a regiones
de
victoria gloriosa. Porque Dios ha prometido
que la
tierra es nuestra si solamente podemos oír Su voz
y
obedecer:
“
...Si oyereis HOY su
voz, no endurezcáis vuestros corazones
(Hebreos
4:7).
Hay
sólo un verdadero enemigo, y ese es el Temor.
Pero
Dios ha prometido:
“
Esfuérzate y sé valiente... No te dejaré, ni te desampararé...”
(ver
Josué 1:5-6).
¿Cuáles
son las limitaciones?
¿Qué
pues? ¿No hay limitaciones a la medida de
poder
que los santos pueden apropiarse? Sí, ciertamente;
pero
son las limitaciones que ellos mismos erigen en
incredulidad.
Para Dios todas las cosas son posibles.
Cuando
cierto hombre trajo a Cristo su hijo lunático, y el
hijo
atormentado se revolcó en la tierra, el padre le dijo
al
Señor en angustia de alma, Si puedes hacer algo, ten
misericordia
de nosotros, y ayúdanos. Pero Jesús volvió
toda
la responsabilidad sobre el padre, y Jesús le dijo:
“
...Si puedes creer esto, al que cree todo es posible” (Marcos
9:22-23).
“Si
puedes creer” es una condición que se debe
dirigir
a la
fe suya y a la mía; no es cuestión del poder de Dios
ni de
Su buena voluntad para hacer las cosas que hablamos.
Pero
la gloria de todo esto es:
“Luego la fe es por el oír; y el oído, por la
palabra del
Cristo.”
Y
entonces si nosotros en esta hora más grande de la
historia
de la Iglesia, solamente oímos la Palabra de Dios;
eso
es, le damos un lugar en nuestro corazón y vida, entonces
brotará
la fe, la fe vencedora, la fe que nos capacitará
para
tomar posesión de nuestra herencia en Cristo
Jesús.
El
grado que podemos alcanzar en el Espíritu, y las
limitaciones
de nuestra herencia son enseñados muy claramente
en la
Palabra. Dios le dijo a Josué,
“Yo os
he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo
lugar
que pisare la planta de vuestro pie” (Josué 1:3).
No es
cuestión de cuánto dará Dios, porque Él nos ha
dado todas las cosas aun otorgándonos una
herencia con
Cristo
en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios
2:6). En adelante la pregunta es, ¿De cuánto puedo apropiarme?
Dios
dice, Yo os he entregado...todo lugar que
pisare
la planta de vuestro pie. Y no sea que halla algunos
santos
temerosos, que piensan que la medida de
nuestra
herencia tiene que confinarse a ciertos límites,
entonces
Dios nos dice exactamente cuáles son esas limitaciones:
“Y
cuál sea aquella supereminente grandeza de su potencia
en
nosotros los que creemos, por la operación de la potencia
de su
fortaleza, la cual obró en el Cristo, resucitándole
de los
muertos, y colocándole a su diestra en los lugares
celestiales”
(Efesios 1:19-20).
¡Aquí
está la medida del poder que es disponible a
los
santos! No el poder que Moisés ejerció en Egipto, o
en el
Mar Rojo; no el poder de Elías cuando cerró los
cielos
por tres años y medio y otra vez los abrió, o cuando
hizo
bajar fuego del cielo, o abrió el Río Jordán para
141
poder
pasarlo; no el poder que Eliseo ejerció cuando hizo
que el
hierro nadara, las aguas se sanaran, los hambrientos
se
alimentaran, los muertos se levantaran; no el poder
que
David tuvo sobre las fieras, para poder matar al
león y
al oso sin ayuda; y ni aun el poder que Cristo
ejerció
en Su ministerio terrenal cuando sanó a los enfermos,
echó
fuera a los demonios, anduvo sobre el mar,
mandó
volver a los muertos aun de la corrupción. Sino
aun la operación del poder de su fuerza, la cual operó en
Cristo,
resucitándole de los muertos, y colocándole a su
diestra
en los cielos. ... Y todavía podríamos
continuar,
porque
Pablo sigue tratando detalladamente la inmensidad
de
este poder que Cristo tiene, y que es nuestro poder
y
autoridad sobre todos los principados y potestades, tanto
en
este mundo y el venidero; poder para poner todas
las
cosas debajo de sus pies, esto es, Su Iglesia, porque
Él es
la Cabeza y nosotros somos el Cuerpo.
¡Oh,
la inmensidad de estas palabras! Y además,
Cristo
va a quedarse allí a la diestra de Dios hasta que se
levante
un grupo de vencedores que conquisten todos
los
enemigos de Dios.
“ El SEÑOR dijo a mi Señor; siéntate a mi
diestra, entretanto
que
pongo tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo
110:1).
Y no
obstante la mayoría de los creyentes esperan
en
cualquier momento un arrebatamiento, cuando supuestamente
Cristo
va a arrebatar una Iglesia miserable,
derrotada,
llena de enfermedad. Dios dice que Cristo va
a
quedarse allí donde está hasta que todos Sus enemigos
sean
puestos por estrado de Sus pies. Y Sus enemigos
incluyen
el postrer enemigo, que es la Muerte. Tiene
que
levantarse un grupo de vencedores que conquistarán
y
serán absolutamente victoriosos sobre todas las
fuerzas
opositoras del mundo, la carne y el Diablo, antes
que
llegue a su fin esta dispensación.
Tabernáculos, la fiesta
de reposo
142 La
Fiesta de los Tabernáculos
Nos
sacó para traernos
“Y nos
sacó de allá, para entrarnos...” (Deuteronomio
6:23).
El
propósito de Dios en librarnos de nuestros pecados
y de
la ira es para traernos a nuestra herencia en
Cristo.
El uno no es completo sin el otro. Él murió a fin
que
fuéramos librados de la muerte y viviéramos en el
reino
de la vida abundante. Damos gracias a Dios por lo
que Él
ha hecho por nosotros, en virtud de Su cruz, clavando
nuestros
pecados en el madero; librándonos de la
ira y
castigo del pecado; imputándonos una justicia perfecta,
y
haciéndonos la misma justicia de Dios en Cristo.
Así es
la justificación, aquel estado bendito y feliz del
hombre
que cree en Cristo, por el cual la misma vida y
justicia
de Dios le es imputada. En consecuencia, entonces,
de su
condición bendita, el creyente en Cristo tiene
una
posición en la Gracia, delante de Dios y todas las
huestes
celestiales, como uno que nunca haya pecado; y
es
considerado tan justo como Dios mismo es. Todo es
maravilloso.
Queda
una pregunta: ¿Ha de beneficiarnos ahora esta
justicia
y vida, o hemos de esperar la muerte o la resurrección
para
poder apropiarnos de ella? Pablo dice,
“
Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por
el
Señor nuestro, Jesús, el Cristo...”
¡Qué
condición bendita! ¿Pero podemos apropiarnos
de
ella? Pablo sigue:
“
...Por el cual también tenemos entrada por la fe a esta
gracia
en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la
esperanza
de la gloria (de los hijos) de Dios” (Romanos 5:1-
2).
¡Entrada
a nuestra posición! ¿No es eso lo que dice?
Esto
es poseer nuestras posesiones; y eso es exactamente
lo que
Dios espera que hagamos. Todo lugar que pisa143
re la
planta de tus pies será tuyo. Dios quiere que recibamos
aquella
capacitación Divina, para que:
“
podáis bien comprender con todos los santos cuál sea la
anchura
y la longitud y la profundidad y la altura, y conocer
la
caridad del Cristo, que excede a todo conocimiento,
para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios
3:18-19).
Miel
para Jonatán
Hubo
un tiempo durante el reinado de Saúl, cuando
los
filisteos se juntaron en gran fuerza contra Israel, por
lo que
Jonatán, hijo de Saúl fue impulsado a hacer incursión
contra
el enemigo. Así que él y su paje de armas
pasaron
a la guarnición de los filisteos, subieron un peñasco
agudo
entre los desfiladeros, y enfrentaron al enemigo.
Él no
lo hizo saber a su padre, porque sabía lo que
sucedería.
¡Imagínate qué idea tan estúpida que tenía!
El, y su paje de armas, pasando a
pelear contra toda la
guarnición
de los filisteos, cuando todo el ejército de
Israel
tenía gran miedo, no teniendo casi nada de armas
en
toda la nación a causa de la terrible servidumbre a
que
fueron sujetados. Pero Jonatán sabía lo que podría
hacer
la fe.
“
...por ventura obre el SEÑOR por nosotros; que no es difícil
para
el SEÑOR salvar con multitud o con
poco número”
(1
Samuel 14:6).
Así
que Saúl se quedó debajo de un granado, y el
hermano
de Icabod llevaba el efod. Era el sacerdote de
Saúl.
Qué cuadro de una Iglesia impotente, derrotada,
reposando
en su complacencia, con un sacerdocio desprovisto
de la
gloria, y su gente en completo cautiverio y
servidumbre
para el enemigo. Aún tenían que descender
a los
filisteos para afilar su hacha o su hoz, porque
no
hubo herrero en Israel. ¡Completa dependencia en el
mundo
y sus sistemas!
Pero
la fe de Jonatán le guió a un gran lugar de victoria
y
fruición. Todo lo que hizo fue comenzar a perseguir
al
enemigo, y su paje de armas le siguió. Uno por
uno el
enemigo cayó delante de Jonatán, y el paje de
armas
les mataba. Gracias a Dios por el Espíritu Santo
quien
está a nuestro lado, confirmando cada Palabra de
Dios
con la espada aguda de Su boca. Entonces, un miedo
grande
se apoderó de los filisteos, y hubo temor en el
campamento
y entre toda la gente, y la tierra tembló. Y
Saúl
miró con asombro, porque los filisteos desaparecían.
Parecía
que no hubiera motivo para eso; así que él
pasó
revista para ver quién faltaba. De veras, Jonatán y
su
paje de armas no estuvieron.
Primeramente,
desde luego, Saúl tuvo que saber si
esta
cosa era de Dios o no. Si no, entonces él no tendría
nada
que ver con ella. Entonces pidió el arca de Dios y
al
hermano de Icabod, para ver si ellos podrían
ayudarle.
Mientras
discutían, los filisteos continuaban huyendo
en
completa confusión, aún peleando el uno contra
el
otro. Al fin, Saúl no pudo aguantarlo más, y mandó al
sacerdote
a detener su mano. Él vio que iba a llegar
tarde
para la victoria si no entraba en la batalla inmediatamente.
Entonces,
juntó a todo el pueblo y persiguieron
al
enemigo.
Hubo
el grito de victoria; los filisteos estuvieron en
completa
confusión; y la espada de cada uno estaba vuelta
contra
su compañero. Siempre, cuando hay un grito
de
victoria hay mucha gente que se unirá a la batalla.
Tal
vez no saben lo que está ocurriendo, y cómo empezó
el
movimiento del Espíritu, y el propósito de todo ello,
pero
hay un grito de victoria; y eso es todo lo que importa.
Y así
Saúl quería todo lo que Dios tenía para él, y se
unió a
la batalla. Era una victoria grande; y puesto que
Saúl
era Rey, era su victoria. Él estuvo allí en lo más
reñido
del combate.
145
La
parte extraña de todo es ésta, que todo el propósito
y plan
de Dios para este día y hora es completamente
perdido
y oscurecido en medio del grito de victoria, y
la mayoría
de los santos no saben de qué se trata. Pueden
ver
sanidades, milagros, profecía, la imposición de
manos
para suministrar los dones, el cantar en el Espíritu,
etc.;
y no entienden que es Dios en misericordia preparando
a Su
pueblo para entrar en la misma herencia
de
Canaán. No se dan cuenta que éste es sólo el goce
anticipado
y las arras de su herencia, y que Dios quiere
ahora
guiarles adelante a poseer la tierra. De modo que
el Rey
Saúl, porque era rey, y ésta era su batalla y su
victoria,
juramentó al pueblo con un juramento extraño,
prohibiéndoles
comer hasta que él hubiera tomado venganza
de sus
enemigos. (La misma mañana él reposaba
debajo
de un granado sin pensar nada de perseguir al enemigo.
Pero
tenía que mantener su reino, mostrar su autoridad
y
someter al pueblo bajo su gobierno e influencia).
La
batalla siguió con más y más ímpetu, el pueblo
persiguiendo
al enemigo, y los hebreos reincidentes saliendo
de sus
escondites y entrando en la batalla juntamente
con
sus compañeros. Pero era una lucha dura,
y el
pueblo desfallecía en la batalla. ¡Cuánta hambre
tenía!
Pero no pudieron comer nada, porque Saúl había
juramentado
al pueblo con un juramento extraño.
No era
tiempo de comer; era día de batalla. ¡No es
tiempo
de hablar de vida Divina, liberación del pecado
y la
naturaleza carnal y apropiación de las bendiciones
de la
resurrección; aquellas cosas pertenecen al
arrebatamiento!
Y
peleaban; y al perseguir al enemigo llegaron a un
bosque.
Los árboles fluían miel, pero ellos no la podían
tocar.
Fue pronunciada una maldición sobre cualquier
hombre
que comiera antes de la victoria completa. ¿No
es
extraño cómo hombres en posiciones altas están constantemente
juramentando
al pueblo con juramentos ex-
traños en cuanto a lo que
aceptarán y lo que no aceptarán?
Y el
pueblo tiene hambre de la herencia de Canaán,
pero
temen el juramento. Saúl ha hecho el decreto,
y eso
basta. Maldito sea el hombre que tome hoy
alimento.
Esta es la hora del conflicto de la Iglesia, se
nos
dice, y no es tiempo de hablar de nuestra herencia
celestial
y de procurar entrar en ella.
Pero,
como Jonatán, hay algunos que no oyeron cuando
esta
maldición fue puesta sobre el pueblo; pues, ellos
han
descubierto como Jonatán que el fruto de Canaán
ha de
ser su fuerza y sustento mientras pelean con el
diablo,
y no después de ir al Cielo. En realidad, es parte
del
botín de victoria; se halla en nuestro sendero mientras
persigamos
al enemigo y arrojemos sus filas en completa
confusión.
Así que Jonatán solamente alargó la
punta
de su vara y tomó un poco de miel y llevó la miel
a su
boca, y fueron aclarados sus ojos. El pueblo le advirtió
que
estaba haciendo mal, porque así el rey lo había
declarado.
Ellos mismos realmente anhelaban la misma
cosa,
pero eso no importaba. Si el rey habló, basta.
Jonatán
estuvo bajo maldición.
El
pueblo de Dios en todas partes debe saber esto; y
todos
nuestros líderes religiosos deben saberlo; que si a los
santos
no les es permitido recibir su herencia en Cristo y
comer
de las buenas cosas de la mesa del Padre, tarde o
temprano
van a comer de las ollas de este mundo. El pueblo,
nos
dice, tenía tanta hambre que se lanzó...sobre el
botín.
Tomaron ovejas y vacas y becerros y los degollaron,
y
comieron la carne con la sangre. Este fue un pecado
grande
para Israel, porque era contrario a la ley de
Moisés.
Pero la verdad del asunto es ésta: si no vamos
adelante
a apropiarnos de, y disfrutar la miel de Canaán,
tarde
o temprano volveremos a las costumbres de la carne.
Después
de todo, ¿por qué no debía de participar
Jonatán
de la miel de la tierra? ¿Estaba en Canaán, no
es
cierto? ¿Y no le había dado Dios a Israel toda la tierra
147
de
Canaán para su herencia, aun la tierra que fluye leche
y
miel?
Hay un
grupo de Jonatán en la Iglesia que ha creído
a su
Dios, y está resuelto a perseguir a Satanás y sus
huestes
hasta el fin. Tal vez no son competidores para el
poderoso
diablo y sus huestes, pero no están confiando
en sus
propias armas naturales. No confían en su sabiduría,
ni en
su conocimiento, ni en su teología. Su confianza
está
completamente en Dios. Para ellos Dios hará
estremecer
la tierra, temblar las huestes malignas, y confundirá
sus
filas. Realmente no importa lo que son nuestros
recursos
en lo natural. En la sabiduría de Dios, Satanás
y sus
huestes llegarán a ser tan necios que huirán
en
completa confusión, y aun se destruirán los unos a
los
otros. Si los hombres creen a su Dios, Dios enviará
un
gran temblor a las filas del enemigo; y entonces la
victoria
es nuestra. Además, estos hombres saben que
su
victoria es mediante la fe, y no es por el brazo de la
carne.
Y por lo tanto, no vacilan en detenerse y gustar
un
panal de miel por el camino, mientras que otros trabajan
febrilmente
en el poder de la carne para derrotar
al
enemigo antes de la puesta del sol. Ciertamente
es grande
la necesidad; Jonatán entiende bien eso.
Pero
entiende también que Dios le dio la victoria mediante
quietud
y confianza y el esperar mucho en Dios.
Y le
conviene, pues, retirarse de la prisa y del bullicio del
combate
de Saúl, y tomar tiempo para disfrutar del botín
de la
victoria.
Por
muchos años los santos han estado cantando
acerca
de lo que van a hacer cuando termine la batalla.
Van a
estar con Cristo, en el Cielo, disfrutando la paz y el
reposo
de las tierras de su herencia. Van a beber de las
fuentes
eternas y comer del árbol de la vida. Pero la
verdad
es ésta: se deben apropiar de los frutos de victoria
aquí
mismo, mientras ruge la batalla. Los bosques
fluyen
miel; y no tiene que desviarse uno para
hallarla;
se la halla en el mismo camino, por donde se
persigue
al enemigo.
¿Pero
qué de la maldición? No le hizo daño a Jonatán.
Pues,
Dios habrá cambiado la maldición en bendición,
como
Él lo hace a favor de aquellos que le aman.
Saúl
aún quería matarle, porque según todas las indicaciones,
Jonatán
fue culpable del desagrado del Señor
hacia
Israel. Las oraciones ya no fueron contestadas.
Saúl
consultó a Dios sobre un asunto, y Dios se negó a
oírle.
Así que echó suertes para averiguar quién era el
culpable,
y la suerte cayó sobre Jonatán. Podemos estar
seguros
que cuando Saúl toma la senda de la desobediencia,
y anda
en su propio camino, se deja abierto a
gran
decepción.
Los
que se han negado a ir adelante con Dios en la
senda
que Él ha escogido, y optan por la vía de la carne
en vez
de la herencia del Espíritu, recibirán muchas señales
e
indicaciones seguras para probar que Jonatán
esté
en error. Una vez que un hombre entra en la
senda
de
desobediencia y cierra la puerta a la revelación de
la
verdad, se abre a sí mismo de par en par a una decepción
más grande;
y las señales y evidencias más concluyentes
que él
recibe serán completamente falsas e indignas de
confianza.
Aquí
está la sencilla explicación de Jonatán acerca
de su
“pecado”: Ciertamente gusté un poco de miel con
la
punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?
Y lo
más que todos los santos han hecho en su esfuerzo
para
apropiarse de la herencia de Canaán, es,
gustar
un poco de miel. Pero toda la tierra está delante
de
nosotros. Que Dios nos ayude a avanzar por el Espíritu
y
poseer nuestras posesiones aun ahora en el día de
la
batalla. Por Su gracia bien podemos vencer.
149
CAPÍTULO 11
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE GLORIA
Los
eventos del séptimo mes se funden en
uno
ecordemos cómo los tres eventos
comprendiendo
la
Fiesta de la Pascua se fundieron armoniosamente
para
formar aquella primera gran Fiesta de la
Iglesia.
Hubo la Pascua, los Panes sin Levadura, y la
Gavilla
por Primicias; distintos eventos, pero fundiéndose
para
formar una Fiesta, hermoso tipo de la muerte
y
resurrección de Cristo, y la nueva vida que Su muerte
hizo
posible. Y ahora en la última Fiesta, los eventos son
de una
naturaleza triple: el Son de Trompetas, el Día de
Expiación
y la Fiesta de la Cosecha. Y nuevamente estos
tres
eventos se funden para formar una gran Fiesta, el
último
gran avivamiento de la edad de la Iglesia. No
pensemos
que este gran avivamiento de dones y ministerios
del
Espíritu es de alguna manera el cumplimiento
de la
Fiesta de los Tabernáculos. Pero es la promesa y
las
arras de este cumplimiento, el principio del fin. Porque
este
movimiento del Espíritu tiene que ascender,
ascender
y ascender (mediante mucho zarandeo, prueba
y
aflicción) aun hasta la plenitud de la misma Fiesta
de los
Tabernáculos. Y por eso, al comenzar a amanecer
el día
de gloria y triunfo sobre el horizonte oriental, esperamos
un
goce anticipado de esa gloria mientras que
los
primeros rayos salen sobre la Iglesia. Pero, no debemos
estar
contentos con lo que Dios ha dado en el tiempo
pasado
a alguna gente en una edad o dispensación.
Tenemos
que ir adelante para explorar los reinos infinitos
del
Espíritu de Dios. Debemos pasar del reino natural,
al
reino espiritual. Tenemos que progresar de la
anchura
y la longitud, y comenzar a comprender algo de
la
profundidad y la altura de las cosas espirituales.
La
experiencia de acá para allá tiene que ceder a una
experiencia
de ascender y descender sobre la escalera
de
Jacob. Debemos pasar de un conocimiento de lo comprensible,
a un
conocimiento de lo inconcebible. Tenemos
que
subir de lo visible para contemplar lo invisible.
Debemos
oír lo inaudible, asirnos de lo intangible, explorar
lo
inescrutable, y declarar lo indecible. Porque
Dios
ha puesto la eternidad en nuestros corazones, y no
podemos
reposar ni darle tregua, hasta que restablezca
a
Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. La
Iglesia
todavía tiene que dar a luz un hijo varón que
regirá
con vara de hierro a todas las naciones (Apocalipsis
12:5). Porque al vencedor le es dado regirlas con vara de
hierro,
y serán quebradas como vaso de alfarero (Apocalipsis
2:27).
Icabod, La gloria es traspasada
Podemos
esperar que con los dolores de parto de los
santos
para dar a luz un Hijo, habrá también los dolores
de
parto de un sacerdocio moribundo para dar a luz algo
a fin
de perpetuar y sostener el viejo orden. Pero no
151
prosperará.
El sacerdocio de Aarón, glorioso como era
en su
día, tiene que ceder su puesto a un nuevo sacerdocio,
el
sacerdocio según el orden de Melquisedec (Hebreos
6:20).
Y Así
fue que Ana estuvo delante del templo en Silo
y en
angustia de alma oró que Dios le diera un hijo varón,
porque
ella era estéril, y prometió que si fuera concedida
su
petición, el niño sería dedicado al servicio del
Señor
todos los días. Dios oyó su oración y le dio un
hijo,
y ella llamó su nombre Samuel, que significa: “Pedido
a
Dios.” Este hijo varón fue destinado a ser el sacerdote
de
Israel, para suceder el sacerdocio moribundo de
la
casa de Elí. A causa de la mala vida de los hijos de Elí,
Dios
había decretado que el sacerdocio fuera arrebatado
de la
casa de Elí y dado a otro. Siendo un niño le fue
revelado
a Samuel que Dios iba a traer juicio sobre la
casa
de Elí, y tal como fue revelado, así se cumplió. Los
dos
hijos de Elí, Ofni y Finees,
quienes debían recibir el
sacerdocio
por sucesión, fueron muertos en un día. Al
mismo
tiempo el arca de Dios fue capturada por los filisteos;
y
cuando Elí oyó la noticia triste, cayó hacia atrás,
se
desnucó y murió. La gloria fue traspasada de Israel, y
el que
sirvió en la casa de Dios fue muerto en batalla. La
esposa
de Finees también oyó la noticia triste; y esa
noticia
hizo
que le sobrevinieran sus dolores, y ella estuvo
de
parto y dio a luz un hijo varón. En sus últimos momentos
de
vida ella le dio el nombre de Icabod, y le llamó
bien,
porque el arca de Dios fue tomada. Icabod
significa:
“No gloria,” o “¿Dónde está la gloria?”
Y
aunque se esfuerce mucho, este sistema moderno
de la
Iglesia, esta Babilonia de pompa y esplendor religioso,
solamente
producirá los Icabod. ¿Dónde está la
Gloria?
¿Dónde está aquella presencia real, vital del Espíritu
Santo
en la congregación de los santos para hacer
las
mismas obras de Dios, y producir el fruto del Espíritu?
Sí, el
sacerdocio moribundo dará a luz su hijo va-
rón, pero Icabod
es su nombre. Dios ya ha preparado
otro hijo
varón, y Samuel es su nombre. Él fue pedido.
Los
clamores y oraciones del pueblo de Dios por años
han
persuadido al Dios del Cielo, y en contestación a sus
oraciones
y dolores de parto, un Hijo, un varón, aun el
Hijo
varón nacerá (Apocalipsis 12:5). Icabod está en la sucesión
del
sacerdocio, eso es cierto; pero Dios ha ordenado
otro
sacerdocio, un sacerdocio de gloria.
El
sacerdocio de Melquisedec
El
sacerdocio de Melquisedec es un sacerdocio de
vida,
y de gloria inmarcesible. Es un sacerdocio de eterna
comunión
con Cristo, y no como el sacerdocio de
Aarón
que experimentó la presencia de Dios solamente
una
vez al año. Es un sacerdocio que es establecido por
la
palabra y juramento de Dios Mismo. Es un sacerdocio
que no
puede pasar, porque no hay muerte en la plenitud
de
este nuevo orden. Es un sacerdocio de poder y
autoridad
real. La servidumbre del mundo, la carne y el
Diablo
desaparecerán. Porque este sacerdocio lleva al sacerdote
real
detrás del velo, detrás de la carne. La carne
es
rasgada, y la gloria de Dios es manifestada. La Cabeza
ya ha
entrado en este sacerdocio, y si Él ha entrado,
significa
que el camino está abierto para que otros sigan.
“
Donde entró por nosotros nuestro precursor Jesús, hecho
Sumo
Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”
(Hebreos
6:20).
“Por
el camino que él nos consagró nuevo, y vivo, por el
velo,
es a saber, por su carne” (Hebreos 10:20).
¿Puede
oír estas palabras, hijo de Dios? Nos abrió ...
No a
la Iglesia de los siglos pasados, porque ellos no
oyeron
estas hermosas palabras, y por consiguiente no
les
son aplicables. Más bien a nosotros a quienes de
Dios
ahora nos son dadas. No a hombres de alguna dispensación
futura
o algún Reino futuro; más bien a noso153
tros que vivimos en este día de
oportunidad, este hoy de
esperanza
y promesa. “Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis
vuestros
corazones...” En plenitud de este nuevo
sacerdocio
seremos
completamente glorificados, semejantes
a
Cristo. Pero, aun como Cristo comenzó Su sacerdocio
en la
tierra intercediendo por Sus hermanos, así empecemos
ahora
mismo a poseer esta gloriosa herencia
en el
Espíritu, el Reino de Dios adentro.
Un
real sacerdocio
“ Más
vosotros sois el linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa,
pueblo adquirido...” (1 Pedro 2:9).
¡Real
sacerdocio! ¡Un sacerdocio de reyes, y un reino
de
sacerdotes! ¡Una compañía de vencedores, que
tienen
poder con Dios y con los hombres! Como sacerdotes,
tienen
poder con Dios, y como reyes tienen poder
con
los hombres. Como sacerdotes, tienen entrada por
la fe
a esta gracia de nuestra posición santa; y como reyes
tienen
el poder de Dios para gobernar y reinar en
todas
las circunstancias y sobre todas las fuerzas opositoras.
Como
sacerdotes pueden interceder con Dios a
favor
de los hombres; y como reyes pueden impartir vida,
poder
y liberación al cautivo, y liberar a los oprimidos.
Tal es
el reino de Melquisedec. Reina, pero también
intercede;
y en
realidad reina por interceder. Su mismo
poder
y autoridad real es para el beneficio de otros. Jesús
dijo,
“
...Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por
tanto,
id...” (Mateo 28:18-19).
Y otra
vez,
“
...recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre
vosotros
...” (Hechos 1:8).
¡Él es
Rey y Sacerdote! Y Él ha designado Su autoridad
real y
Su autoridad sacerdotal a aquellos que son
de Él
y en Él. En este reino, la carne para nada aprovecha.
Ventajas
naturales, logros carnales, distinciones raciales,
normas
educacionales, éxitos eclesiásticos, para
nada
aprovechan. Este sacerdocio nada sabe de padre,
madre,
genealogía, principio de días ni fin de vida. Es la
esfera
y el reino del Espíritu de Dios, un sacerdocio y un
Reino
en el cual los hijos de Dios entrarán al crecer en
Cristo.
Melquisedec significa por su nombre,
Rey de justicia.
También
se llama Rey de Salem, y eso significa Rey
de paz
(Hebreos 7:2). Su
ministerio, entonces, es de establecer
justicia
y paz en los que están bajo el dominio del
pecado.
Y eso, desde luego, es la misma esencia del Reino
de
Dios.
“
...El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y
paz y
gozo por el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).
Ahora
podemos entender cómo el vencedor en el Día
del
Señor, cuando la Gran Tribulación esté sobre la tierra,
podrá
administrar ayuda, consuelo y sustento al
pueblo
de Dios que está bajo presión y persecución. La
misma
Gran Tribulación será acortada por causa de los
Hijos
de Dios. Como Moisés intercedió por Israel y lo
salvó
de la ira; y como Jesús intercede por su pueblo, y
lo
salva de la ira; así los hijos de Dios, mediante el ejercicio
de su
real sacerdocio, acortarán la Gran Tribulación.
Jesús
lo declaró:
“
...mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”
(Mateo
24:22).
Los
escogidos habrán entrado en un nuevo sacerdocio,
un
real sacerdocio. Como sacerdote podrán presentar
las
necesidades del pueblo delante de Dios, e interceder
por
ellos; y como reyes tendrán la autoridad de Dios
para
administrar la vida y bendición a los que están en
tribulación
y angustia. El mundo ha tenido su día de
155
reyes
y dictadores, cuya pasión es ejercer señorío y dominio
sobre
una humanidad sufriente. Este nuevo reino
será
un sacerdocio que pueda mostrarse paciente con
los
ignorantes y extraviados, porque se acordarán de sus
aflicciones
pasadas. Se acordarán de su servidumbre
pasada
bajo el reino cruel de Satanás y los días de antaño
cuando
la carne les atormentaba, y clamaron en angustia
de
alma: ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará...?
No
habrá olvido que ellos también eran pecadores, manchados
delante
de Él, y que derramaron su queja a Dios
en la
amargura de sus pesares. Y por lo tanto, reinarán
como
sacerdotes, coherederos con el Hijo en el Reino de
la
Gracia.
“ El
edificará el Templo del SEÑOR, y él
llevará gloria, y se
sentará
y dominará en su trono, y será sacerdote en su
trono;
y consejo de paz será entre ambos a dos” (Zacarías
6:13).
¿Qué
significa esto? Entre ambos... Ambos se refiere
a
Josué el sumo sacerdote, y el varón cuyo nombre es
el
Renuevo. Es el sacerdocio del Hijo y de los muchos
Hijos.
Josué quiere decir: Jah salva, y es lo mismo que
Jesús
en el Griego. El renuevo, en cambio, brotará de
sus
raíces. Es Cristo; y sus raíces son la Iglesia. Pero se
llama
el Renuevo, porque este Hombre es un cuerpo de
muchos
miembros, que brota y crece a la madurez. Leemos,
entonces,
que el cuerpo ha de crecer en todo en
aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo (Efesios
4:15). Por
esto,
años atrás en los días de Zacarías, quien profetizó
palabras
de aliento a los edificadores del segundo templo,
tenemos
la verdad del nuevo sacerdocio, un sacerdocio
que
reina en el trono, un sacerdocio comprendiendo
a
Cristo y a Su pueblo, al Hijo, y a los muchos Hijos,
con el
consejo de paz entre ambos.
¿No
está escrito,
“Y si
hijos, también herederos; ciertamente de Dios, y cohe-
Tabernáculos, la fiesta
de gloria
156 La
Fiesta de los Tabernáculos
rederos
con Cristo; si empero padecemos juntamente con
él,
para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos
8:17).
¿Y no
declara el apóstol que Dios,
“
...juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en
lugares
celestiales en Cristo Jesús?” (Efesios 2:6).
¡Oh
las profundidades y las alturas de este glorioso
sacerdocio!
Sobrepasa mucho todo lo que podemos imaginar
en lo
natural, porque es un sacerdocio infinito y
eterno,
y nosotros somos aún carnales y andamos como
hombres.
Solamente por el Espíritu podemos comprender
algo
de nuestra herencia en Cristo.
El
reino de Israel, un modelo de la Iglesia
En la
historia del Reino de Israel, tenemos un cuadro
de la
Iglesia de Cristo a través de su larga historia.
Como
un joven en las laderas de Belén, David recibió su
Pentecostés.
Allí fue que el profeta Samuel derramó el
aceite
de la unción sobre su cabeza, y él fue ungido como
rey
sobre Israel. Así fue que la Iglesia de los días apostólicos
recibió
una poderosa unción de Dios, una unción
que la
constituyó un real sacerdocio. Como David, la
Iglesia
fue ungida para gobernar y reinar, pero su reino
estuvo
en destierro mucho tiempo; reinó entre mucho
conflicto
y tribulación. Amenazada por todos lados, ella
habitó
en cuevas y cavernas de la tierra, perseguida,
martirizada,
atormentada, arrojada a los leones, quemada
en la
estaca. Todo invento concebible fue usado contra
ella;
pero cuanto más fue perseguida, más fuerte llegó
a ser.
El reino de Saúl se debilitó más y más, y el reino
de
David se hizo más y más fuerte. Al fin del tercer siglo
de
nuestra era, se dice que más o menos la mitad del
Imperio
Romano se había convertido a Cristo. Luego,
por un
breve período, parece que la Iglesia entró en su
etapa
Salomónica. Salomón quiere decir: Paz. Las per157
secuciones cesaron, y por un tiempo
la Iglesia tuvo reposo
de
tribulación, y llegó a ser un reino fuerte, poderoso
y
próspero. Sin embargo, no fue por mucho tiempo. La
Iglesia
pronto perdió su poder y su gloria; porque Satanás
logró
engañarla, y la prosperidad que se gozó sirvió
para
hacerla dormir, y probarle su vida espiritual. Dios
advirtió
a Israel que cuando tomara posesión de su herencia,
“
...casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas
cavadas,
que tú no cavaste; viñas y olivares que tú no
plantaste;
luego que comas y te sacies, guárdate que no te
olvides
del SEÑOR, que te sacó de tierra
de Egipto, de casa
de
siervos” (Deuteronomio 6:11-12).
Israel
se olvidó, y también la Iglesia. La gloria de
Salomón
fue traspasada, y su templo fue destruido; y de
la
misma manera la gloria fue traspasada de la Iglesia, y
su
hermoso templo fue destruido.
Luego
principió la cautividad. Israel entró en cautividad
babilónica;
y la Iglesia entró en su Babilonia espiritual
de la
Edad de obscurantismo. Salomón se apartó
del
Señor en su vejez y construyó imágenes idólatras; y
el rey
que había recibido la sabiduría más grande jamás
otorgada
a un rey en Israel, perdió su gloria y volvió a la
insensatez.
Así también la Iglesia se casó con muchas
mujeres
extrañas de Roma idólatra y pagana, y la sabiduría
de
Dios que había sido exhibida en poderosas señales,
prodigios
y demostraciones del Espíritu Santo, degeneró
en la
más grande insensatez.
Después
hubo la restauración de la cautividad. Después
de la
cautividad un remanente creyente volvió de
Babilonia
para reedificar el templo y restaurar a Israel el
orden
del culto. Y después de la Edad del obscurantismo
un
remanente espiritual regresó de Babilonia espiritual
para
restaurar el modelo de Dios para la Iglesia.
Hubo
La Restauración para Israel; y hubo Reforma para
158 La
Fiesta de los Tabernáculos
la
Iglesia. Hubo gran persecución para los edificadores
del
segundo templo en Jerusalén; y hubo gran persecución
para
Lutero y sus aliados mientras que ellos empezaron
a
restaurar los fundamentos de Verdad que se habían
perdido
durante la Edad Media.
Nuevamente
hubo desobediencia en Israel, hasta llegar
al
tiempo de Cristo, cuando el culto de Israel había
degenerado
en un sistema insensato de forma y rito,
desprovisto
de la gloria de Dios. Hubo Escribas, Fariseos,
Saduceos
y gran actividad en el templo; pero no
hubo
verdadera adoración del Dios verdadero de Israel.
Y así
tenemos la misma cosa en la Iglesia. El protestantismo
mismo
ha degenerado en un sistema vacío de religión,
teniendo
apariencia de piedad pero negando la eficacia
de
ella. Es cierto, hay mucha religión, grandes templos,
buenas
orquestas, coros y predicadores ilustres; pero
muy
poca verdadera adoración espiritual de Dios y Su
Cristo.
Y todo
esto nos trae hasta la Venida de Cristo en
Israel,
y a la segunda Venida de Cristo ahora en los fines
de los
siglos. Así como fue abandonado el templo de
Israel,
y les fue dejado completamente desierto por causa
de su
desobediencia, y un nuevo templo fue traído a
la
existencia por la encarnación; así ahora el protestantismo
ha
sido dejado desierto por causa de su desobediencia,
y se
nace un Nuevo Templo por el Espíritu de
Dios,
esto es, el Templo del Dios viviente, el Cuerpo de
Cristo.
Al acercarse los días cuando Cristo había de ir a
Getsemaní
y a la Cruz, Él profetizó al pueblo,
“
...Desatad este templo, y en tres días yo lo levantaré” (Juan
2:19).
Ellos
pensaron que Él hablaba del templo de Herodes
que
fue edificado en 46 años; pero no, se refería al
Templo
que Él era, el Templo de Su cuerpo. Y nuevamente,
en
esta hora de Su Segunda Venida, sale la profe159
cía que Él levantará Su Templo, que el
Cuerpo de Cristo
será
reunido para formar un Templo santo en el Señor.
Muchos
han pensado que Él se refirió a la resurrección
de un
sistema religioso moribundo; pero no, Él se refiere
a la
resurrección espiritual de un Cuerpo espiritual,
unido
por el poder del Espíritu Santo, motivando y vigorizando
por la
presencia y poder de Cristo mismo en
medio
de Su pueblo.
Lo que
debemos notar especialmente, sin embargo,
a
través de todo este modelo, es que la culminación del
viejo
orden es el principio del nuevo. Cuando se rasgó
en dos
el velo del viejo orden religioso, fue abierto un
nuevo
camino de entrada al Lugar Santísimo por la sangre
de
Jesús; y en tres días un Nuevo Hombre, un Nuevo
Templo,
vino a la existencia en la resurrección de Jesucristo
de la
muerte. Así ahora nuevamente, con el velo
del
viejo orden religioso rasgándose, se está abriendo
un
nuevo camino al Lugar Santísimo, esto es, el camino
del
sacerdocio de Melquisedec; ya no pasará mucho tiempo
hasta
que aparezca un Nuevo Templo por la resurrección
del
Cuerpo de Jesucristo, esta vez una resurrección
espiritual.
Porque éste es el día y la hora de Su venida,
la
hora de Su visitación espiritual dentro de Sus santos.
Es el
día y la hora cuando Cristo será formado en Su
pueblo.
Es la resurrección de entre los muertos. Es Cristo
la
resurrección y la vida, estando en medio de nosotros.
Es la
semilla brotando en hierba, la hierba en espiga,
la
espiga en grano lleno. Es la oruga transformándose
en
mariposa, y brotando del capullo de muerte en la
libertad
gloriosa de la atmósfera de arriba. Es el día y la
hora
de la manifestación de los Hijos de Dios, cuando el
Hijo
mismo será manifestado en el corazón y vida de Sus
muchos
hermanos.
La
hora focal de los propósitos de Dios
Podemos
esperar, entonces, que en estos últimos
tiempos,
cuando los eventos de las edades se enfocan en
uno,
que descubramos el modelo de esta gran hora prefigurada
y
tipificada en todas partes de las Sagradas Escrituras.
Este
es el día de la plenitud de los tiempos. Nos
han
venido los fines de los siglos; no el fin del siglo; no
el fin
de los siglos; no los fines del siglo; sino aun los
fines
de los siglos (1 Corintios 10:11). Y por eso, así como el
río
que comienza con una pequeña corriente en la cumbre
de los
montes, fluye por los despeñaderos y las pampas;
recoge
en su flujo las aguas de todas las fuentes,
riachuelos
y arroyos por todo su recorrido, y finalmente
vacía
todas sus aguas acumuladas en el océano; así sucede
con el
arroyo de los propósitos de Dios. Hubo juicio
y hubo
gloria con cada edad y cada dispensación que
Dios
jamás diera pero ahora hemos venido a los fines de
los
siglos (edades) cuando todos los juicios como también
la
gloria de los siglos pasados han de hallar su foco
en
esta gran hora. ¿Por qué dijo Jesús de los judíos de
Su
día:
“Para
que de esta generación sea demandada la sangre de
todos
los profetas, que ha sido derramada desde la fundación
del
mundo?” (Lucas 11:50).
Sencillamente
porque la suma y sustancia de todas
las
promesas de las Escrituras fueron acumuladas y ofrecidas
a
aquella generación en la Persona del Mesías; y
por
eso en el rechazo del Mesías, todos los juicios de
todas
las generaciones anteriores fueron acumulados y
puestos
sobre aquella generación. De modo que efectivamente
sucedió
y fue cumplido en la desolación de Jerusalén
a
manos de los Romanos en el año 70 D.C.
Ahora
hemos llegado a los fines de los siglos. Nuevamente
hay un
sistema religioso apóstata, sobre el cual
la ira
de Dios descenderá con gran furia; y entonces se
cumplirá
la Gran Tribulación, de la cual la desolación de
Jerusalén
en los días del Emperador Tito era solamente
161
tipo o
sombra. Aquel fue un evento local, concerniendo
sólo
la Jerusalén natural; éste será un evento mundial, y
toda
la tierra especialmente la Cristiandad Apóstata sentirá
el
fuerte impacto del Día del Señor. Pero como ya
hemos
descubierto, el Día del Señor es el manifiesto poder
y
fuerza del Dios del Cielo, descendiendo en ira sobre
los
impíos, pero en gran poder y bendición sobre el
vencedor.
La
dispensación de la Ley sólo pudo terminar en tribulación
y
maldición, porque es una ministración de
muerte;
pero la dispensación de Gracia tiene que terminar
en
gloria y victoria, porque es una ministración de
vida.
La Iglesia universal, sin embargo, se ha negado a
aceptar
la dispensación de la Gracia, y ha continuado
desde
los tiempos más antiguos a vivir bajo la dispensación
de la
Ley. La religión sigue remendando lo que Cristo
ha
declarado inservible. El velo que Él rasgó en dos ha
sido
cosido, y la carne sigue gobernando en lugar del
Espíritu.
En vez de la sangre de Cristo, hay la obra del
hombre.
En vez del nuevo nacimiento, hay rearme moral.
En vez
del Espíritu Santo, hay diversiones carnales.
El Día
del Señor está cerca, esto es, los fines de los
siglos,
y grande será el despliegue de la gloria de Dios. Será
luz,
gloriosa luz, o será oscuridad, densa oscuridad; y eso
dependerá
de nuestra posición ante Dios. Así como toda la
ira y
juicios que por todas las generaciones anteriores fueron
acumulados
y puestos sobre la generación del día de
Cristo;
así ahora, no sólo toda la ira sino toda la gloria
alguna
vez administrada u ofrecida a todas las generaciones
anteriores,
será acumulada y puesta sobre nuestra generación,
cuando
se revele el Día del Señor. Será, pues,
Gran
Tribulación, tal como nunca fue conocida desde la
fundación
del mundo; pero también será gran Gloria,
tal
como nunca fue conocida desde la fundación del mundo.
Para
una clase de gente será un día de tinieblas y de
oscuridad;
pero para la otra, día que sobre los montes se
derrama
como el alba (Joel 2:2). Para la una, la Gran
Tribulación;
pero, para la otra, La Manifestación de los
Hijos
de Dios.
Esta
es la hora focal de la historia. La gloria del día
de
Moisés es para nosotros; así mismo la gloria del reino
de
David, del reino de Salomón, la del templo restaurado
del
día de Esdras, la del día de Enoc, del día de Elías
y la
gloria del día de Pablo; toda esta gloria y mucho más
nos es
disponible, si podemos oír Su voz.
El
arca traída al templo de Salomón
“Y se
juntaron al rey Salomón todos los varones de Israel en
el mes
de Etanim, que es el mes séptimo, en el día solemne.
Y
vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes
tomaron
el arca. Y llevaron el arca del SEÑOR... en el
oráculo
de la Casa, en el lugar santísimo...” (1 Reyes
8:2-6).
David
previamente había preparado una tienda para
el
arca del Señor en el monte Sion. Pero no le fue permitido
edificar
una casa permanente para el arca, porque
él
había sido un hombre de guerra. Su reino tiene que
ceder
su puesto al de Salomón, y su tienda al templo
permanente,
glorioso, que sería construido por su hijo.
Y así
por fin, el templo fue terminado, y el arca del Señor
fue
llevada al santuario de la casa, esto es, al lugar
santísimo.
Cuando aconteció esto y
“
...los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la
Casa
del SEÑOR. Y los sacerdotes no
pudieron estar para
ministrar
por causa de la nube; porque la gloria del SEÑOR
había
llenado la Casa del SEÑOR” (verso 10-11).
Todo
esto sucedió en la ocasión de la Fiesta de los
Tabernáculos;
hermoso cuadro, entonces, de la gloria que
Dios
ha preparado para el Templo no hecho de manos,
un
Templo de piedras vivas. Salomón en su gran oración
dedicatoria
profetizó de la futura desobediencia de
163
Israel
y de su dispersión entre las naciones; pero con
aquella
advertencia profética hubo también una promesa
que si
ellos volvieran a Dios de todo su corazón en la
tierra
de su cautividad, entonces Dios oiría desde el Cielo,
y
mantendría su causa (Véase 1 Reyes 8:15-61). Así aconteció
a
Israel, y así aconteció a la Iglesia. El hermoso
templo
de Salomón fue destruido; y la Iglesia entró en el
milenio
de la Edad Media.
Pronto,
sin embargo, la Iglesia habrá recibido doble...
por
todos sus pecados, y en la hora de la restauración
recibirá
el doble de la gloria que tuvo antes. Una
doble
porción del Espíritu de Elías fue prometida a su
sucesor
Eliseo, si solamente siguiera a su maestro paso a
paso y
fijara sus ojos firmemente en Él. Y a Eliseo le fue
concedida
su petición. Jesús ha prometido,
“ ...y
mayores (obras) que éstas hará; porque yo
voy al Padre”
(Juan
14:12).
“
Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. Hablad
según
el corazón de Jerusalén; decidle a voces que su
tiempo
es ya cumplido; que su iniquidad es perdonada;
que
doble ha recibido de la mano del SEÑOR por todos sus
pecados...
Y la gloria del SEÑOR se manifestará; y toda
carne
juntamente la verá...” (Isaías 40:1-2,5).
“
...¡Más que Salomón en este lugar!” (Mateo
12:42).
Una
gloria más grande que la del Templo de Salomón
será
revelada en esta hora de la venida del Señor
en
medio de Sus santos.
Las
barras sacadas del Arca
hicieron salir las barras del arca... (2 Crónicas 5:9).
¿Por
qué? Porque se terminará el largo viaje de la Iglesia
en el
desierto, y ahora entrará en su reposo que esperaba
por
tanto tiempo.
Tabernáculos, la fiesta
de gloria
164 La
Fiesta de los Tabernáculos
“Oh SEÑOR Dios, levántate ahora para habitar
en tu reposo,
tú y
el arca de tu fortaleza; sean, oh SEÑOR Dios,
vestidos
de salvación tus sacerdotes, y gocen de bien tus
misericordiosos”
(2 Crónicas 6:41).
La
Gran Iglesia victoriosa es destinada a ser la Iglesia
en
reposo. No, sin embargo, por vía del ataúd. No
por
vivir una vida de derrota, y luego ir más allá para
estar
con los santos que han muerto. Sino por ir adelante
a su
herencia por el Espíritu, y apropiarse de la bendición
que le
pertenece en los lugares celestiales en Cristo
Jesús.
Así
que esta Fiesta de los Tabernáculos probablemente
fue la
más grande de la historia de Israel. Hubo,
“
...una gran congregación, desde la entrada de Hamat
hasta
el
arroyo de Egipto” (2 Crónicas 7:8).
Cuán
poco se dieron cuenta que ellos, en su gozo y
alegría
de corazón, meramente cumplían los ritos y ceremonias
de un
tipo o sombra marcesibles que un día
cedería
su puesto a la manifiesta gloria de Dios en la
Iglesia
de Jesucristo, y especialmente en la Iglesia de
esta
gran hora en que vivimos.
La
fiesta substitutiva de Jeroboam
Siempre
tengamos cuidado con la contrahechura. La
gloria
de Dios no va a ser revelada sin que el mundo
religioso
apóstata trate de reproducir la misma cosa en
el
poder de la carne. Especialmente ahora en este día,
con
los poderes de las tinieblas reuniendo sus fuerzas y
sacando
sus armas secretas, los santos van a hallarlo más
y más
difícil discernir lo verdadero de lo espurio. No
bastará
que veamos señales y prodigios y milagros hechos
en el
nombre de Cristo; porque Satanás va a dar
poder
a sus emisarios de luz para hacer todos los milagros
que la
Iglesia haga. Janes y Jambres obraron jun165
tos
con Aarón, haciendo señal por señal, y milagro por
milagro.
Pero no seguirá así. En su debido tiempo su
insensatez
será manifiesta, así como la sabiduría de la
Iglesia
será manifiesta. Llegará el tiempo cuando la vara
de
Aarón devorará las varas de los magos, y su poder
será
quebrado. Por eso, en esta hora de prueba y zarandeo
para
la Iglesia, cuando lo verdadero y lo espurio van a
obrar
lado a lado, estemos alertas para descubrir lo falso y
discernir
lo verdadero. Sólo el andar en obediencia, fe y
consagración,
libertará al hijo de Dios de la obra engañadora
de
Satanás. Discierne el Cuerpo del Señor. Reconoce
los
ministerios que Él establece en el Cuerpo. Por
sus
frutos les conoceréis. No por sus milagros, o por sus
señales,
o por sus prodigios; sino por sus frutos.
Y así
es muy evidente, aun en esta hora del Cuerpo
de
Cristo, que Jeroboam va a tratar de producir una
contrahechura
de lo
verdadero. Cuando la gente tiene hambre
de
Dios y puede ver el movimiento del Espíritu de
Dios,
el adversario siempre trata de reproducir lo que la
gente
está buscando para poder aislarles de la Verdad.
Si hay
sanidades, Jeroboam sana. Si hay una manifestación
del
Espíritu, Jeroboam tendrá algo semejante. Si
hay
lenguas en el Espíritu, Jeroboam hablará en lenguas.
Si hay
profecía, el cantar en el Espíritu, imposición de
manos
para los dones, milagros, palabras de ciencia,
de
sabiduría o cualquier otra manifestación de lo sobrenatural
que
Dios tiene preparado para los santos, entonces,
Jeroboam hará todo en su poder
para reproducir
estas
mismas manifestaciones en su reino. Y a
menos
que la gente tenga discernimiento espiritual, serán
engañados.
Esto
es lo que sucedió. Por causa de la desobediencia
de
Salomón, Dios decretó que su reino fuera dispersado.
De
manera que a Jeroboam le fueron dadas diez
tribus
de Israel para su reino, y a Roboam le fueron dadas
las otras
dos tribus. Jeroboam, pues, iba a ser rey de
Tabernáculos, la fiesta
de gloria
166 La
Fiesta de los Tabernáculos
Israel;
y Roboam rey de Judá. Pero Jeroboam
tuvo una
gran
desventaja, porque Jerusalén estuvo en el reino de
Roboam. ¿Y qué pasaría si Israel
subiera a la ciudad
santa
a adorar a Dios? Así razonó Jeroboam. Estaba en
peligro
de perder su reino si el pueblo continuara subiendo
a
Jerusalén para sacrificar al Señor y celebrar las
Fiestas.
Y se nos dice que él tuvo consejo, e
“
...hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Harto
habéis
subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que
te
hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 Reyes
12:28).
¡Y el
pueblo lo creyó! De manera que se fueron a
Bet-el y Dan
a adorar donde estaban los dos becerros.
Pues, Bet-el quiere decir: Casa de Dios,
y Dan significa:
Juez.
Hemos
mostrado cómo el número dos significa el
Cuerpo
de Cristo, la plenitud de Cristo en Su pueblo. Y
así Jeroboam hizo dos becerros. ¡Bet-el la Casa de Dios,
y Dan
el Juez! ¡Una verdadera contrahechura del Cuerpo
de
Cristo, y los ministerios en ese Cuerpo! Dan estará
allí
para juzgar; habrá apóstoles, profetas, pastores y
maestros.
Y al parecer será el Cuerpo de Cristo. Fue en
Bet-el, te acordarás, que Dios
apareció a Jacob cuando
él
huyó de la presencia de su hermano Esaú, y mientras
que
dormía vio las huestes angélicas ascendiendo y descendiendo
por la
escalera. Ya hemos mostrado cómo tipifica
la
plenitud del Hijo del Hombre en Su Cuerpo. Y
Jacob
se despertó en temor y clamó:
“ ...¡Cuán
espantoso es este lugar! No es otra cosa que casa
de
Dios, y puerta del cielo” (Génesis 28:17).
¡Pero
ahora en la misma casa de Dios un becerro de
oro es
adorado como el Dios de Israel!
Ni se
detendrá allí Jeroboam. Los santos de Dios en
esta
hora presente tienen hambre, muchísima hambre
167
de las
cosas de Dios y de la restauración de las Fiestas
del
Señor. Y así Jeroboam proveerá una Fiesta de los
Tabernáculos
para ellos también.
“
Entonces instituyó Jeroboam solemnidad en el mes
octavo,
a los
quince del mes, conforme a la solemnidad que se celebraba
en
Judá... Sacrificó pues sobre el altar que él había
hecho
en Bet-el, a los quince del mes octavo, el mes que él
había
inventado de su corazón...” (1 Reyes 12:32-33).
Estas
son verdades tristes, y sin embargo, tan genuinamente
aplicables
en nuestros días. Y la razón por todo
el
sistema idólatra fue sencillamente ésta: Jeroboam no
tuvo
lo verdadero, y él quiso mantener su reino, de modo
que
tuvo que proveer un sustituto. Los becerros de oro
que él
hizo, tenían el propósito de mantener la unidad
de su
reino, y de impedir que su gente subiera a Jerusalén
para
celebrar las verdaderas Fiestas del Señor. Y esto
fue
causa de pecado... a los hijos de Israel. Pero el juicio
de
Dios estuvo sobre eso. Dijo el Señor,
“
Ellos reinaron, mas no por mí; hicieron señorío, mas yo no
lo
supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para
ser
talados. Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; se encendió
mi
enojo contra ellos...” (Oseas 8:4-5).
¿Puedes
ver, pues, cuán sutilmente el enemigo obrará
y cuán
fácil va a ser para los creyentes enredarse en
un
sistema idólatra y no darse cuenta? Nota esto: que el
esfuerzo
de Jeroboam de reproducir lo verdadero según
los
deseos de su propio corazón, produjo nada más que
un
sistema de culto idólatra. Él siguió el modelo estrechamente,
pero
perdió la verdadera Fiesta. La suya era
en el
octavo mes; la verdadera Fiesta de los Tabernáculos
era en
el séptimo. Así será en nuestro día. Cualquier
esfuerzo
para reproducir el verdadero movimiento del
Espíritu
de Dios para mantener y sostener un sistema
institucional
o denominacional moribundo, eventualmente
conducirá
a la idolatría.
Está
cerca el día de juicio, y el juicio debe comenzar
por la
Casa de Dios. Este sistema eclesiástico idólatra es
sentenciado
a muerte. La palabra de profecía ha salido
contra
el altar de Jeroboam:
“
...Altar, altar, así dijo el SEÑOR: He aquí que a la casa de
David
nacerá un hijo, llamado Josías, el cual sacrificará
sobre
ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman
sobre
ti incienso; y sobre ti quemarán huesos de hombres”
(1
Reyes 13:2).
La
vara de Aarón todavía devorará las varas de los
magos
en el Día de la Manifestación de Cristo; y la escoria
será
consumida del oro y de la plata en la casa de
Leví.
“ ...Y
luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros
buscáis...
Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque
limpiará
a los hijos de Leví,
los afinará como a oro y
como a
plata; y ofrecerán al SEÑOR Presente con justicia”
(Malaquías
3:1, 3).
¡Él
viene a Su templo! Esto es, a la Iglesia del Dios
viviente.
“
...Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente, como
Dios
dijo: Habitaré y andaré en ellos...” (2 Corintios
6:16).
Con
sabiduría será edificada la Iglesia
Cuando
el pueblo de Dios ridiculiza estas grandes
verdades
acerca de reedificar el santo Templo de Dios, y
la
perfección de los santos en un cuerpo vital y unido, tal
ridiculez
no es contra los santos, sino contra Dios mismo.
Sabemos
que el pueblo de Dios no se da cuenta de
esto,
pero esto es precisamente lo que están haciendo.
No
están ridiculizando a los hombres, sino a Dios, quien
ha
hablado y declarado Su propósito. Y no están mofándose
de
necios, mas se mofan de la sabiduría de Dios.
¿Por
qué se juzga cosa increíble que un Dios de Sabidu169
ría
haga todas estas cosas y más? ¿No fue con Sabiduría
que
Dios afirmó los cielos y fundó la tierra? (Proverbios
3:19). ¿Y no es Sabiduría el don de Dios, que los necios
pueden
recibir sólo al pedírsela a Dios con fe? (Santiago
1:5). Y además, ¿no es siempre locura para el hombre la
Sabiduría
de Dios? (1 Corintios 1:20-25). No seamos,
pues,
culpables
de acusar a Dios de locura. ¿Qué invento del
hombre
o del diablo podrá resistir la Sabiduría de Dios y
prevalecer?
Tanto
la Iglesia como el mundo van a confundirse y
asombrarse
cuando se restaure la Sabiduría de Dios a la
Iglesia
en gran poder. Nada podrá resistir la sabiduría
del
Todopoderoso. Y eso es exactamente como el Reino
de
Salomón llegó a ser tan próspero y poderoso, por causa
de la
sabiduría que él recibió de Dios. Ahora, si esto es
cierto
respecto al reino natural de Salomón, ¿cuánto más
será
cierto respecto al Reino espiritual de Cristo? Porque
la
sabiduría que Dios tiene preparada para sus hijos
excederá
en brillantez y sobrepasará mucho la sabiduría
de
Salomón. No tropecemos en la interpretación comúnmente
aceptada,
pero falsa, de 1 Reyes 3:12:
“ He
aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que
te he
dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha
habido
antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará
otro
como tú.”
De 2 Crónicas 1:12 es evidente que Dios se
refería a los
reyes
de Israel, sus predecesores y sus sucesores, y es
cierto
que la sabiduría de Salomón sobrepasó mucho la
de
cualquier rey que reinó en Israel antes o después:
“
Sabiduría y ciencia te es dada; y también te daré riquezas,
hacienda
y gloria, cual nunca hubo en los reyes que han
sido
antes de ti, ni después de ti habrá tal.”
Pero
Jesús dijo,
“ Más que Salomón en este lugar.”
Y este
más que Salomón va a revelarse
a Su pueblo,
a fin
que el despliegue de sabiduría en el pueblo de Dios
exceda
mucho todo lo que hayamos pensado ser posible.
Dice
Pablo:
“Para
que la multiforme sabiduría de Dios, sea ahora notificada
por la
Iglesia a los principados y potestades en los
cielos”
(Efesios 3:10).
La
multiforme, o literalmente La Sabiduría de Dios
de
muchas facetas. La sabiduría de Salomón fue exhibida
delante
de todos los grandes reyes de la tierra; de
modo
que vinieron de todas partes para oír y ver la sabiduría
que él
tuvo. Pero esta Sabiduría, esta multiforme
sabiduría
de Dios, de muchas facetas, va a ser exhibida
no
solamente delante de gobernadores terrenales, sino
delante
de los principados y las potestades de los Lugares
Celestiales.
Con
razón Salomón nos dice:
“ Con
sabiduría se edificará la casa, y con inteligencia (prudencia)
se
afirmará” (Proverbios 24:3).
Así
será con la Casa de Dios. Se edificará, se afirmará,
con
sabiduría, esto es, la multiforme Sabiduría de
Dios.
No hubo más espíritu en la Reina de Sabá al ver la
gloria
del reino de Salomón, y aunque ella había oído de
su
fama, confesó,
“
...He aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría
me
había sido dicha...” (2 Crónicas 9:6).
Pero
he aquí, más que Salomón habita en medio del
pueblo
de Dios. ¿Y no excederá Su Gloria la fama de
todo
lo que hemos oído o leído, aun de las Escrituras?
¿Y no
se afirmará Su Reino, aun hasta lo último de la
tierra?
171
¿Está
engañando Dios a los santos?
¡De
ninguna manera! ¿Ha hablado, y no lo hará?
¿Ha
prometido y no lo llevará a cabo? ¿No dijo de veras
acerca
del Espíritu Santo, que fue dado para escudriñar
lo
profundo de Dios, aun las cosas que no han subido en
el
corazón del hombre? ¿No será contestada la oración
del
Hijo de Dios? ¿Y fueron habladas falsamente Sus
palabras
cuando declaró: la gloria que me diste, yo les he
dado? ¿Se permitirá que el primer Adán, quien trajo
desolación
y caos al mundo, viva casi mil años, y se tendría
por
blasfemos y fanáticos a los hijos del Postrer Adán,
al
predicar Salud Divina y Vida Divina? ¿Procurarán
hombres
como Enoc y Elías apropiarse de la traslación
por
fe, y serán malditos los hermanos de Cristo por disfrutar
una
esperanza igual? ¿Se tendrá Dios Omnisciente
a sí
mismo por necio según Su Hijo amado, por no
sentarse
primero y calcular los gastos, a ver si puede
poner
un fundamento para un Templo glorioso, sin poder
acabarlo,
mientras que burladores y transeúntes ridiculizan
Sus
endebles planos arquitectónicos?
¿Continuarán
prevaleciendo las puertas del Hades
contra
la Iglesia de Jesucristo? ¿Se dará por vencido el
gran
Labrador y meterá su Hoz antes que esté maduro el
grano
y completamente formado en la espiga? ¿Mostrará
Él la
impaciencia de Su Espíritu por cortar el grano
antes
que reciba la lluvia temprana y tardía? ¿Impartirá
dones
del Espíritu a Su pueblo y constituirá los ministros
de
Cristo en la Iglesia para la perfección de los santos,
y
después los arrebatará antes que lleguen a la medida
de la
estatura de la plenitud de Cristo? ¿Servirá
buen
vino en el principio de la fiesta, y reservará la mezcla
diluida
para el fin? ¿Hará, un Dios de sabiduría, en
el
desarrollo del drama más grande de las edades, un
espectáculo
de los santos delante de ángeles y hombres,
y
culminarán los Apóstoles con el error trágico del Mo-
dernismo y apostasía actual?
¿Degenerará en la sabiduría
que es
terrenal, sensual, y diabólica, la Sabiduría, la
multiforme
Sabiduría de Dios en la Iglesia, la que Dios
destinó
para que fuera desplegada ahora mismo a los
principados
y potestades? ¿Continuarán los demonios y
huestes
de maldad teniendo mano libre mientras que
trafiquen
con los cuerpos y mentes del pueblo de Dios?
¿No se
levantará Dios en venganza a favor de Sus escogidos?
¿No
tiene interés Dios en vindicar Su Gran Nombre
mientras
que las naciones se amotinan contra la autoridad
del
Rey de Sion, y hacen desolación de Su herencia?
¿Cederá
su puesto la creciente gloria del Nuevo
Pacto,
a la gloria pasajera y marcesible de la ley? ¿O
excederá
la ministración del poder de Dios en la gloria
pasajera
del día de Moisés a la ministración del poder de
Dios
en este día? ¿No restaurará Dios los años que comió
la
oruga, el saltón y la langosta?
¿Y no
será mayor que la primera, la gloria postrera
de
esta casa, dice El Señor de los ejércitos? ¿Gemirá a
una,
estará con dolores de parto toda la creación, aun
los
mismos hijos de Dios, por la manifestación de los
hijos
de Dios, y todo sin efecto, ni propósito? ¿Y si Sion
está
de parto, no dará a luz? ¿O estarán a punto de
nacer
los hijos, y Dios impedirá el nacimiento? ¡No! ¡Mil
veces
no! Los Hijos de Dios todavía serán manifestados
en
esta gran hora de pesar y dolor de la Iglesia; y exhibirá
delante
de esta generación mala y perversa la manifiesta
gloria
de Dios en una manera hasta aquí no revelada
ni aun
pensada. Las oraciones de pesar y amargura
y
dolor a través de este largo viaje en el desierto por
parte
de la Iglesia desde Pentecostés hasta ahora, han
sido
envasadas en las copas celestiales, y pronto serán
derramadas
sobre la tierra en grandes eventos que conmoverán
el
Cielo, destronando los poderes de las tinieblas
y de
Satanás, y estableciendo al vencedor en autoridad
en el
monte de Sion.
173
CAPÍTULO 12
TABERNÁCULOS, LA FIESTA
DE
LA RESTAURACIÓN
omo hemos considerado el significado
espiritual
de la
gloria, el poder, y la sabiduría del reino de
Salomón,
así ahora consideremos el significado espiritual
de los
días de la restauración, después de la cautividad.
Ambos
templos y ambos períodos de la historia son
aplicables
a nuestro día, el día de Salomón hablando de
la
gloria, el poder, y la sabiduría de la Iglesia; y los días
de la
Restauración mostrando de qué manera la gloria
perdida
ha de ser restaurada.
En
cuanto a los días de la Restauración, nos será de
interés
y provecho especial considerar cuidadosamente
los libros
de Esdras, Nehemías, Hageo y Zacarías, porque
estos
cuatro libros tratan especialmente del regreso
del
remanente a Jerusalén, después de la cautividad, y
sus
esfuerzos para restaurar los muros, el templo y orden
del
culto religioso. Esdras era sacerdote; Nehemías
era
gobernador de Jerusalén; y Hageo y Zacarías eran
174 La
Fiesta de los Tabernáculos
profetas
del Señor quienes alentaron a los edificadores
en las
grandes tareas que tuvieron por delante.
La
primera fiesta de los tabernáculos
después
de la cautividad
El
remanente que había regresado de Babilonia a
Jerusalén
estuvo resuelto a restaurar todas las cosas conforme
al
modelo original. Así que, celebraba las Fiestas
del
Señor en su debido tiempo. Celebraron asimismo la
fiesta
solemne de los Tabernáculos, como está escrito, y
ofrecieron
los holocaustos según la ordenanza de cada
día (Esdras 3:4). No se pudo celebrar la Fiesta en
plenitud,
porque
aún no habían colocado los cimientos de la
casa
del Señor, pero celebraron el modelo lo mejor posible,
y Dios
honró su fe. Y ahora cuando los primeros
rayos
de esta gloriosa Fiesta empiezan a aparecer en el
horizonte
oriental, tenemos toda razón de regocijarnos,
sabiendo
que han llegado los días de la restauración, y
poco a
poco podemos ver cómo se desarrolla el modelo
delante
de nuestros ojos.
El
pueblo se junta como un solo hombre
“Y
llegado el mes séptimo, y ya los hijos de Israel en las
ciudades,
se juntó el pueblo como un varón en Jerusalén”
(Esdras
3:1).
Esta,
por supuesto, es la verdad fundamental de todo
este
avivamiento que Dios ha dado a las Iglesias, y una
de las
primeras revelaciones que apareció; que Dios ahora
en
este tiempo juntaría a Su pueblo para formar un cuerpo.
Al
principio, se esperaba que los creyentes en todas
partes
se asieran de la visión, y que dentro de poco todo
el
Cuerpo de santos llegaran a ser un organismo vital,
vivo,
unidos juntamente en los lazos del Espíritu para
un
propósito común. Pero es aparente que sólo un remanente
está
volviendo a Jerusalén. La vasta mayoría
175
está
contenta con quedarse en Babilonia porque ellos
han
crecido en ese estado, y nada saben de la gloria de
Dios
que una vez reposó poderosamente sobre el Templo
de
Dios. Son bastante prósperos, y la aventura que
unos
pocos israelitas fanáticos han iniciado es completamente
desesperante
y fanática, y ellos no quieren ver
nada
de ella. ¡Imagina un pequeño grupo de israelitas,
sin
recursos naturales (porque era un pueblo cautivo) y
quizá,
poseyendo muy poca educación o capacidad para
negocios
o administración, aventurándose a una tierra
que
nunca habían visto, a una ciudad completamente
yerma
y desierta, y principiando a erigir un templo comparable
al de
Salomón! Así que la mayoría, la vasta mayoría,
estuvo
contenta en quedarse en Babilonia; sólo unos
cincuenta
mil entre los millones de Israel pensaban que
valía
la pena subir y comenzar a reconstruir el templo.
Sabemos
que Dios tiene un propósito grande y eterno
para
todos Sus santos, y cuando su plan es revelado,
nos
gloriaremos en la sabiduría de Dios quien hace todas
las
cosas según el designio de su voluntad. Pero más
y más
evidente que el modelo del remanente de Israel
que
regresó a Jerusalén, es el modelo para esta hora. Y
como
en aquel entonces, así ahora, un grupo que realmente
ha
visto la visión de lo que Dios está haciendo, se
ha
reunido como un solo hombre. Es la visión del cuerpo
de
Cristo. Es la visión y la certidumbre que del polvo
de
Jerusalén tiene que levantarse una Ciudad Santa, una
ciudad
hermosa, y un templo no hecho de manos, una
Iglesia
gloriosa sin mancha ni arruga.
“
Despiértate, despiértate, vístete tu fortaleza, oh Sion; vístete
tus
ropas de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa, porque
nunca
más acontecerá, que venga en ti incircunciso, ni
inmundo.
Sacúdete del polvo, levántate, siéntate, Jerusalén...”
(Isaías
52:1-2).
Todo
este pasaje habla fuertemente de este día y hora
en que
vivimos, cuando la gloria de Dios está para ser
restaurada
a la ciudad una vez santa de Dios, esto es, la
Jerusalén
celestial.
“ ¡Voz
de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente jubilarán;
porque
ojo a ojo verán, como torna el SEÑOR a traer
a
Sion. Cantad alabanzas, alegraos juntamente las soledades
de
Jerusalén; porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo,
ha
redimido a Jerusalén” (versos 8 y 9).
Los
cimientos del templo echados
“Y los
albañiles del templo del SEÑOR echaron los cimientos;
y
pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas, con
trompetas,
y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para
que
alabaran al SEÑOR... ” (Esdras 3:10).
La
primera Fiesta que fue celebrada, fue antes de
haber
echado los cimientos del templo. Por eso faltaba
el
verdadero significado de la Fiesta; pero prometió grandes
cosas
que vendrían cuando terminaran los días de la
restauración.
Eso fue en el primer año de su regreso de
la
cautividad. Ahora el segundo año había llegado, y
Dios
les había capacitado para colocar los cimientos del
templo.
Hubo gran regocijo, pues, en el campamento de
Israel,
al ver que Dios había prosperado su obra, que los
cimientos
fueron colocados, y que la obra iba adelante.
La
alabanza de los músicos
“Y
cantaban, alabando y confesando al SEÑOR, y decían:
Porque
es bueno, porque para siempre es su misericordia
sobre
Israel. Y todo el pueblo gritaba con gran grito, alabando
al SEÑOR, porque la Casa del SEÑOR era acimentada”
(Esdras
3:11).
No es
sin propósito Divino, pues, que el ministerio
del
cántico y la música espiritual están siendo restaurados
a la
Iglesia. Realmente es la voz de profecía. Leemos,
por lo
tanto,
177
“
Asimismo David y los príncipes del ejército apartaron para
el
ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán, y de Jedutún,
los
cuales profetizaran con arpas, salterios, y címbalos...”
(1
Crónicas 25:1).
Sin
duda hubo usualmente los cánticos proféticos
acompañados
de los instrumentos musicales; y juntamente
formó
esta gran orquesta y el coro profético. Y porque
es la
voz de profecía, por esta razón hay una obra de
liberación
efectuada cuando se canten los cánticos en el
Espíritu,
o cuando se toquen los instrumentos de música
en el
Espíritu. David, acuérdate, ahuyentó el espíritu
malo
de Saúl, mientras que tocaba el arpa. Es la voz de
Dios;
y es un ministerio, como fue en el caso de los hijos
de Asaf, Hemán y Jedutún.
Asaf quiere decir: Recogedor;
Hemán quiere decir: Fiel; y Jedutún
quiere decir:
Coro
de Alabanza. ¡Qué descripción maravillosa de lo
que
generalmente se llama el Coro Celestial! ¡El Coro
de
Alabanza! Cantando por los que son Fieles en su ministerio;
y para
recoger a los santos en la unidad del
Espíritu.
No nos
es difícil, pues, entender por qué ha sido restaurada
a la
Iglesia el Coro de Alabanza. Se restaura el
servicio
del Templo. Los santos cantan por turno, eso es,
alternadamente
en profecía uno a otro, porque nuevamente
se
restaura el Templo del Señor.
¿Por
qué el regocijo?
“ ...Y
todo el pueblo gritaba con gran grito, alabando al SEÑOR,
porque
la Casa del SEÑOR era acimentada” (Esdras
3:11).
La
presente obra del Espíritu Santo de restablecer el
Templo
de Dios y su orden espiritual de culto, en efecto
acaba
de comenzar. Pero, podemos dar gracias a Dios,
no
obstante, que el modelo ha sido revelado, y que los
cimientos
han sido echados. Tal vez no es muy evidente
para
algunos, porque recién se construye el edificio. No
es
nuestro propósito comprobar que se ha echado otra
vez el
fundamento de apóstoles y profetas. Ni es realmente
la
responsabilidad del ministro comprobar cualquier
doctrina
a ningún hombre. Su deber es ministrar
el Pan
de Vida a los hambrientos. Si lo pueden recibir,
serán
alimentados; si no, entonces tal vez podríamos administrar
la
leche espiritual no adulterada para que por
ella
crecieran, según la capacidad receptora de cada hombre
y su
estatura en Cristo. Que Dios nos ayude así a
ministrar
palabras de vida. Y démonos cuenta que somos
enviados
a dar de comer a las ovejas de Cristo y
alimentar
a Su pueblo, y no a llenarles con doctrinas y
teorías
que no serán provechosas. Estas cosas, pues, están
escritas
sólo para los que pueden recibirlas, y no para
ningún
otro.
Nos
damos cuenta, entonces, que quizá, hay muy,
muy pocos
que pueden discernir que el fundamento del
templo
se echa otra vez en este día. Y por supuesto es
muy
difícil ver un fundamento recién echado, porque
usualmente
es ocultado entre los moldes de concreto,
los
puntales, los montones de piedras quebradas y tablas
que
cubren el suelo. Pero, el Coro de Alabanza continúa
exaltando
al Señor, y los santos continúan cantando
uno a
otro en profecía, porque pueden ver que el
fundamento
ha sido puesto, y el templo comienza a tomar
forma.
“ Así
que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino juntamente
ciudadanos
con los santos, y domésticos de Dios;
sobreedificados
sobre el fundamento de los apóstoles y de
los
profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesús, el
Cristo”
(Efesios 2:19-20).
“Y a
unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles...”
(1
Corintios 12:28).
179
El
tiempo está cerca cuando Dios vindicará a los que
son
sus ministros, y les mostrará cuál es su lugar en este
nuevo
Templo. Porque estos ministerios no son por nombramiento
humano
ni por nombramiento propio, sino
por
nombramiento Divino. Hasta ahora tal vez no ha
habido
gran necesidad de dirigentes reconocidos. Hemos
estado
en el desierto; y realmente no se necesita un
guía
hasta que principie a viajar a través de territorio
extraño.
Pero esos días están a punto de terminar. Estamos
en la
orilla del Jordán. Delante de nosotros está
una
tierra buena, grande, una rica herencia en el Espíritu.
Pero
es un territorio extraño. Como en tiempos pasados,
pues,
Dios está estableciendo ministerios que mostrarán
el
camino al otro lado del Jordán; y el pueblo
tiene
que prepararse para seguir.
“Y
pasados tres días, los oficiales atravesaron por en medio
del
campamento, y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando
viereis
el arca del pacto del SEÑOR vuestro Dios, y los
sacerdotes
levitas que la llevan, vosotros partiréis de vuestro
lugar,
y marcharéis en pos de ella” (Josué 3:2-3).
Este
es un camino nuevo. No hemos pasado antes de
ahora
por este camino. Y con este nuevo camino, surgirán
nuevos
peligros, nuevos problemas, nuevas perplejidades.
Días
tan terribles están adelante, y tanta decepción
será
manifestada por el adversario, que los santos
tienen
que saber quiénes son los ministros de Dios para
poder
seguirlos a la buena tierra. Pablo dijo:
“ Sed
imitadores (seguidores) de mí, así como
yo de Cristo”
(1
Corintios 11:1).
Oposición
grande
Sería
muy iluminador si pudiéramos tomar el tiempo
para
examinar en detalle la oposición que fue levantada
contra
el remanente fiel que trabajó en el
segundo
templo; porque es un cuadro claro de lo que
está
sucediendo ahora, y de lo que todavía sucederá,
mientras
que este nuevo Templo empieza a levantarse
en su
gloria.
Primeramente
hubo la oposición de la gente que
moraba
allí en la tierra. Su petición era:
“
...Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscaremos
a
vuestro Dios...” (Esdras 4:2).
Pero Zorobabel discernió su verdadera naturaleza, y
se
negó a aceptar su ayuda. Sin duda él fue condenado
por no
cooperar con este gesto noble, y este deseo para
comunión.
Pero la acción de Zorobabel ciertamente fue
confirmada
en lo que ocurrió después; porque inmediatamente
enviaron
cartas al Rey de Persia, exigiendo que
se les
prohibiera a los edificadores seguir con su obra.
Su
argumento era uno muy moderno:
“
Ahora, notorio sea al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada,
y los
muros fueren fundados, no darán el tributo,
impuesto,
y rentas, y el catastro de los reyes será menoscabado”
(Esdras
4:13).
Hay
muchos reyes en la Iglesia de hoy, recaudando
impuestos
y rentas del pueblo, y la restauración de la
Iglesia
va a efectuar su caída. En primer lugar, nunca
fueron
ordenados de Dios. En segundo lugar, en vez de
pastorear
el rebaño, están esquilándolo. En tercer lugar,
cuando
la Iglesia se establece propiamente habrá ancianos
locales
en cada congregación para guiar el rebaño, y
no
habrá necesidad de un pastor que reside permanentemente.
Cada
ministro de Dios debe examinarse cuidadosamente
a la
luz de la controversia de Dios con los
pastores
de Israel, y hacer firme su vocación:
“
...¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos!
¿Los
pastores no apacientan las ovejas? Coméis la
181
leche,
y os vestís de la lana; la gruesa degolláis, no apacentáis
las
ovejas. No fortalecisteis las flacas, ni curasteis la
enferma;
no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la
amontada,
ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado
de
ellas con dureza y con violencia” (Ezequiel
34:2-4).
Parece
que hay muy pocos pastores verdaderos y
genuinos,
quienes están dispuestos a poner sus vidas por
las
ovejas. ¡No es extraño, pues, que los pastores falsos
no
quieren ver el Templo de Dios restaurado, y las puertas
colocadas!
Sus ingresos serán perjudicados cuando
suceda
esto. Así que persuadieron a las autoridades en
Persia
a prohibir el progreso de la obra; y cesó la obra.
Los
profetas alientan a los edificadores
Exactamente
por cuánto tiempo cesó la obra en el
templo,
no lo sabemos. Y exactamente por cuánto tiempo
va a
ser impedida la obra en este Templo, no lo sabemos.
Tal
vez Dios en su misericordia hará una obra rápida.
Sin
embargo, a pesar de toda la oposición y los obstáculos,
la
obra continuará. ¿No ha levantado el Señor
profetas
para alentar a los edificadores, así como lo hizo
con
Israel? Con los edificadores, se nos dice, estuvieron
los
profetas de Dios que les ayudaban, alentándoles en
su
tarea (Esdras 5:2). ¿No es el
propósito de la profecía
hablar
a los hombres palabras de edificación, y exhortación,
y
consolación? (1 Corintios 14:3). ¡Edificación! Es la
obra
de profecía edificar a los santos mientras trabajan
en
este santo Templo del Señor. La oposición continuará
desde
adentro como también desde afuera, pero los profetas
de
Dios están allí para exhortar y consolar a los
santos
en cada hora de prueba.
Otra
vez hubo esfuerzos para impedir la obra, y se
refirió
el asunto a Darío, pero fue concedido el permiso,
y la
obra continuó. En realidad, él aun dio orden para
ue madera, sal, vino y aceite fueran
dados a los edificadores
a fin
de ayudarles en su tarea. Y así edificaban,
profetizaban
y prosperaban, conforme a la profecía del
profeta
Hageo y de Zacarías hijo de Iddo
(Esdras 6:14).
Edificaron,
pues, y terminaron.
La
Restauración de los muros
Los
libros de Esdras y Nehemías abarcan dos periodos
de la
restauración. Ni Esdras y Nehemías estaban
presentes
en la reedificación del templo, sino que vinieron
años
más tarde: Esdras vino a enseñar al pueblo la
ley, y
Nehemías a reedificar los muros y puertas de la
Ciudad.
Entonces, leemos que todos los que podían entender
se
juntaron como un solo hombre en la plaza que
está
delante de la puerta de las Aguas, mientras que Esdras
el
sacerdote leyó de la Ley de Dios desde el alba
hasta
el mediodía. Este fue el primer día del séptimo
mes,
el mes de la Fiesta de los Tabernáculos (Véase
Nehemías
8:1-3).
“Y
leían en el libro de la ley de Dios claramente, y pusieron
el
entendimiento, y entendieron la escritura” (Nehemías
8:8).
Esta
es la hora de revelación y entendimiento espiritual.
El
Espíritu está hablando a las Iglesias, pero sólo
los que
tienen oídos para oír, entenderán lo que es hablado.
El
hombre natural no percibe las cosas del Espíritu
de
Dios, y solamente hombres cuya mente ha sido
vivificada
por el Espíritu podrán poner el sentido, por
un
lado, o entender la lectura, por otro. El que tiene
oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
El
pueblo en su lugar
“ ...Y
el pueblo estaba en su lugar” (Nehemías 8:7).
Dios
está colocando Sus ministerios en el Cuerpo
según
Le agrade, y ha llegado el tiempo cuando cada
183
hombre
tendrá que conocer su lugar en el Cuerpo y servir
al
Señor en conformidad. Se han levantado ministerios
con el
propósito expreso de administrar dones del
Espíritu
mediante profecía y la imposición de manos, y
en
conformidad se exhortan a los santos a militar la buena
milicia
(1 Timoteo 1:18).
Nos
damos cuenta, desde luego, que mucho daño ha
sido
hecho por los que tratan de administrar dones a otros
mediante
la profecía y la imposición de manos, cuando
Dios
no les ha autorizado a ejercitarse en este ministerio.
Pero,
la cizaña siempre tiene que crecer con el trigo hasta
el
tiempo de la cosecha. Si el hijo de Dios está andando
en
comunión íntima con el Señor, entonces, el Espíritu
dará
testimonio de la verdad de la profecía que es
dada
acerca de él. Y si no está andando en comunión
íntima
con Dios, entonces la profecía no significará nada
para
él; sino tal vez, para endurecer su corazón o llenarle
de
orgullo. Esto servirá como buena prueba. Si el
orgullo
se levanta en el corazón, no se puede confiar en
la
profecía, sea verdadera o falsa. Porque aun una profecía
verdadera
se somete a la prueba de la fe y la obediencia
en la
vida y en el ministerio de uno. Además, el
propósito
de la profecía es de establecer, edificar, consolar
y
exhortar; y si el candidato es dejado en un estado de
confusión
o agitación y duda, entonces, debe rechazar lo
que se
ha dicho acerca de él.
“
...(Dios no es Dios de desorden, sino de paz)...” (1 Corintios
14:33).
Sólo
mencionamos estas cosas porque sabemos que
muchos
tratan de ejercitarse en este ministerio de profecía,
con la
imposición de manos y Dios nunca les ha comisionado
para
esto. El ministerio es real y genuino,
como
todos pueden testificar que verdaderamente han
entrado
en las realidades de este movimiento del Espíritu.
Pero
tan seguro como el Sembrador planta buena
semilla,
el enemigo está allí para sembrar cizaña, y los
dos
tienen que crecer juntamente hasta la cosecha.
Sin
embargo, si el hijo de Dios que anhela conocer la
voluntad
de Dios y hacerla, no ha tenido la oportunidad
de ser
apartado por profecía y la imposición de manos,
de
ninguna manera tiene que desanimarse. Que continúe
en las
cosas que Dios ha puesto en su mano para
hacer.
Escoge la posición humilde y baja, y no puedes
equivocarte.
Ora, ayuna, intercede, muestra misericordia,
da,
ayuda al pueblo de Dios, haz todo lo que el Señor
te
capacite para hacer, en humildad y mansedumbre,
y Dios
honrará tus esfuerzos. Y a pesar de cualquier
profecía
que ha sido dada a cualquier hombre, la consagración
total
a Dios es la voluntad de Dios para ti, primera
y
principalmente.
“ Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable
a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os
conforméis
a este siglo; mas trasformaos por la renovación
de
vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena
voluntad
de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1- 2).
¡Esa
es la voluntad de Dios para ti! Toma la
posición
baja,
y Dios te exaltará cuando sea tiempo y tú estés preparado
para
recibirlo. Es mucho mejor que te halle
haciendo
alguna
tarea humilde, y el Señor te ascienda en
honra,
a que Él tenga que decir:
“
...Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a
tener
el lugar último” (Lucas 14:9).
Si se
sigue este plan, Dios ciertamente dará dirección.
Y en
Su propio tiempo, cuando Él desee revelar tu
ministerio
en mayor plenitud mediante profecía y la imposición
de
manos, Sus siervos irán y serán guiados por
el
Espíritu a apartarte para la obra a la cual Dios te ha
llamado.
185
Enviad
porciones a los necesitados
“
...Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones
a los
que no tienen aparejado...” (Nehemías 8:10).
Al
comenzar a amanecer sobre nosotros la Fiesta de
los
Tabernáculos, es más y más importante que los santos
tengan
algo que ministrar a sus compañeros en el
Cuerpo.
Ninguno debe presentarse delante del Señor
con
las manos vacías;
“ Cada
uno con el don de su mano, conforme a la bendición
del SEÑOR tu Dios, que te hubiere dado” (Deuteronomio 16:
17).
Esto
nos hace recordar de manera especial las exhortaciones
de
Pablo a los Romanos y a los Corintios,
sobre
su ministerio en el Cuerpo de Cristo.
“ De
manera que, teniendo diferentes dones según la gracia
que
nos es dada; si es profecía conforme a la medida de la
fe; o
ministerio, en servir; o el que enseña, en doctrina”
(Romanos
12:6-7).
El
ministerio entero de los varios miembros es de
edificar
el Cuerpo, y no para su propia complacencia.
“ Cada
uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los
otros,
como buenos dispensadores de las diferentes gracias
de
Dios” (1 Pedro 4:10 ).
Cuando
los ministerios se desarrollan y el Cuerpo es
edificado,
entonces saldrán al mundo trayendo salud y
alegría
a los que están en tinieblas, hambre y sombra de
muerte.
Perspectiva
de la victoria y la prosperidad
“
...Salid al monte, y traed ramos de oliva, y ramos de pino,
ramos
de arrayán, ramos de palmas, y ramos de todo árbol
espeso,
para hacer cabañas como está escrito” (Nehemías
8:15).
Sin
duda todos estos árboles significan una cosa u
otra.
Pero hablando en términos generales representan
la
victoria, la prosperidad, el gozo, y el triunfo del pueblo
de
Dios. El olivo es fiel símbolo del Espíritu Santo.
El
aceite de oliva fue usado para hacer el aceite de la
santa
unción, para ungir al profeta, al sacerdote o al rey.
Las
ramas de palmeras, recordarás, fueron cortadas y
tendidas
en el camino del Rey quien vino triunfante a
Jerusalén
sentado sobre un pollino, entre el clamor del
pueblo
y de los niños. Hosanna, clamaron, ¡Bendito el
que
viene en el nombre del Señor! (Marcos 11:9). Y los santos
que
salen de la Gran Tribulación vestidos de ropas
blancas
tienen palmeras en las manos, mientras que vocean
el
cántico de victoria y adoran al Cordero que para
ellos
fue muerto.
Hay un
gran día de regocijo en perspectiva para los
santos
cuando se celebre la Fiesta de los Tabernáculos.
Pero
tienen que dejar sus casas y reunirse en las calles
de
Jerusalén. Tienen que abandonar sus propios caminos,
sus
propios pensamientos, sus propios planes y deseos,
y
crucificar la carne para que la vida de Cristo y el
gozo
del Espíritu Santo sea su porción.
Qué
espectáculo habrá presentado esta escena. Miles
tras
miles de humildes tabernáculos erigidos por las
calles
de Jerusalén, o sobre la azotea, o en los atrios del
templo,
o en los lugares abiertos de la ciudad; todos congregados
juntamente
con un propósito común en mente,
con un
corazón y un alma, para celebrar la Fiesta del
Señor.
El Tabernáculo no tenía muy buen aspecto, solamente
una
choza humilde y frágil.
Pablo
dice:
“Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
187
alteza
sea de la virtud de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios
4:7).
La
traducción por Weymouth de este pasaje es muy
expresiva:
“Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro frágiles, para
que se
vea que la grandeza sobresaliente del poder es de
Dios y
no viene de nosotros.”
Otra
vez, Pablo dice:
“
...Por tanto, de buena gana me gloriaré de mis flaquezas,
para
que habite en mí la potencia de Cristo” (2 Corintios
12:9).
Literalmente
suplica, para que el poder de Dios tienda
un
Tabernáculo sobre mí... Es la manifestación de
Cristo
dentro de nosotros. Es la crucifixión de nuestra
carne,
a fin que se revele la misma vida de Cristo, en el
poder
del Espíritu Santo.
Oposición
adentro y afuera
Nehemías
da un relato de la oposición que fue formada
contra
ellos. Cuando empezaron la tremenda tarea,
no
hubo más que mofa. Uno dijo:
“...lo
que ellos edifican, si subiere una zorra derribará su
muro
de piedra. (Nehemías 4:3).
Pero
pronto su mofa se cambió en violencia. Se dieron
cuenta
que fue hecho gran progreso a pesar de sus
tremendas
dificultades, de modo que comenzaron a tener
miedo
y trataron de impedir la obra por fuerza de
armas.
Fue necesario, entonces, para los edificadores
armarse
con lanzas como también con herramientas; y
edificaban
con la espada ceñida a sus lomos (Nehemías
4:18).
Si
buscamos restaurar los muros de Jerusalén, será
necesario
en el futuro cercano vestiros de toda la armadura
de
Dios. La mofa se convertirá en violencia. Satanás
pronto
comenzará a emplear fuerza contra los santos
en vez
de insultos, porque se da cuenta que se está
cumpliendo
el plan de Dios, aun si la obra es lenta y no
muy
espectacular.
Luego,
la carnalidad entró en medio del pueblo de
Dios, y
el hermano maltrató al hermano. Por causa de
los
tiempos difíciles, algunos eran obligados a empeñar
sus
terrenos y sus propiedades, y los ricos exigían interés
a los
pobres. Y podemos estar seguros de esto, santos,
que
una de las mejores estratagemas de Satanás contra el
pueblo
de Dios es causar contienda y división interna. Si
no
puede vencer por ataque externo, muchas veces tiene
mucho
éxito al hacer caer en pecado a la congregación.
Cuando
Balaam no pudo maldecir a Israel (porque
era el
pueblo de Dios, y Dios cambió la maldición en
bendición),
entonces aconsejó a Balac a invitar al pueblo
a un
gran sacrificio de sus dioses, e Israel cayó en la
trampa.
Por consiguiente una gran plaga pasó rápidamente
por
toda la congregación (Números 25:1-2; 31:16).
Por
fin, Sanbalat concibió otro complot contra Nehemías,
tal
vez el más sutil de todos. Si no pudiera conquistar
por
fuerza, ni por mofa, se haría amigo de Nehemías
y de
esa manera le traicionaría. Propondría una
conferencia.
Ven y reunámonos..., él sugirió. Pero Nehemías
discernió
el verdadero intento y propósito de la
reunión
propuesta y contestó que estaba demasiado ocupado
(Nehemías
6:2-8). No teniendo éxito en eso, contrató
un
hombre para ir y persuadir a Nehemías a huir al templo
para
protección, declarando que algunos querían
matarle.
Pero Nehemías no tuvo parte en el sacerdocio,
y se
negó a pecar contra Dios de esta manera; y otra vez
el
complot fracasó. El ministerio de Nehemías era gobernar
la
tierra, no ministrar en el Templo.
189
Quizá,
la forma de ataque por Satanás con más éxito
contra
los santos, es implicarlos en alguna obra del Señor
que no
les toca hacer. Parece ser una cosa tan inocente. Y
tal
vez la necesidad que surge casi exigirá que tú te sometieras
y te
encargaras de un ministerio al que Dios ni
te ha
capacitado, ni te ha llamado a hacer. Pero Dios
conoce
la necesidad, y Él tiene algunos quienes son capacitados
para
suplir esa necesidad. Que cada hombre
ministre
conforme a la capacidad que Dios da, y en el
lugar
que Dios tiene designado para él.
Cada
hombre tuvo una obra para hacer
Nadie
tiene que preocuparse indebidamente sobre
su
ministerio si sólo ministra conforme a la capacidad y
al
poder que Dios ha dado. Porque el ministerio que tú
tienes
es el que más te conviene, aquel para el cual Dios
te ha
dotado. Si tú estás caminando con Dios, automáticamente
estarás
en tu ministerio. Y el ministerio que tienes
de
Dios te ha constituido un administrador de Sus
asuntos.
Habiendo recibido un don de Dios, entonces,
tenemos
la obligación de ser buenos administradores de
la
multiforme gracia de Dios. Y como administrador de
la
Casa de Dios, solamente se requiere una cosa de ti, y
esa es
fidelidad (1 Corintios 4:2).
Tú no
eres llamado a ser grande, o poderoso, o diestro,
o a
hacer grandes cosas, sino a ser fiel. Delante de
Dios
eso es
verdadera grandeza y verdadero éxito. El soldado
solitario
vigilando algún sitio oscuro vital en el campo
de
batalla, aun si nunca ve acción, merece promoción
tanto
como el hombre en las primeras filas. Una cosa es
cierta,
el Día de Cristo va a revelar la fidelidad de cada
hombre
en edificar sobre el único fundamento, que es
Jesucristo.
Esto sabemos: el tribunal de Cristo revelará
cualidad
y no cantidad.
“ ...y la obra de cada uno cual sea, el fuego
hará la prueba”
(1
Corintios 3:13).
Y si
es oro, plata, piedras preciosas, resistirá la prueba;
y si
es madera, heno, hojarasca, será quemada, dejando
el
edificador sin la corona de gloria, salvo como
por
fuego.
Así
que todo israelita tuvo su obra para hacer. Algunos
en la puerta
de las ovejas, algunos en la puerta del
pescado.
Algunos en esta torre, y otros en aquella torre.
Algunos
en la fuente, algunos en el estanque, algunos
en las
gradas, algunos en las armerías, y otros en las
casas
de los sacerdotes. Pero todos trabajan juntos, conforme
a su
distinta capacidad y en su debido tiempo el
muro
fue terminado, y las defensas de la Ciudad fueron
hechas
seguras.
La
profecía de Hageo
Ahora
queremos volver al tiempo de la construcción
del
Templo mismo y considerar en mayor detalle el ministerio
de los
profetas especiales que fueron levantados
para
alentar a los edificadores. Hageo era uno.
Su
primera tarea era hacer que el pueblo se diera
cuenta
que verdaderamente la hora había llegado para
edificar
la Casa de Dios. El problema sigue siendo el
mismo
hasta el día de hoy:
“
...Este pueblo dice: No es aún venido el tiempo, el tiempo
para
edificar la Casa del SEÑOR.”
Pero
Dios dio a Hageo una palabra de sabiduría sencilla,
y fue
suficiente para poner fin a ese argumento.
...
¿Tenéis vosotros tiempo, vosotros, de morar en vuestras
casas
enmaderadas, y esta Casa está desierta? (Hageo 1:2,4).
Tienen
sus iglesias cómodas; y por supuesto, ¡está
191
bien!
Tienen hermosas alfombras, tapicería, ventanas
con
vidrio de color y lindos muebles... hay bastante tiempo
para
eso. Pero no tienen tiempo para la restauración
de la
hermosa Casa de Dios, el Templo no hecho de manos,
el
Templo hecho de piedras vivas. ¿No es un hecho,
un
hecho solemne, que la belleza y gloria de la Iglesia de
Cristo
ha sido sacrificada a la belleza y refinamiento naturales
de
nuestros lugares de congregación?
El
pueblo no tiene objeción alguna a esta extravagancia.
Pero
deja que un grupo de santos declare su
intención
de restaurar los muros de la Jerusalén celestial
y de
buscar el rostro de Dios para una restauración
de
poder y gloria y unidad apostólica en la congregación
de los
santos, y, ¡no hay tiempo para eso!
“ Así
dijo el SEÑOR de los ejércitos: Pensad
bien sobre vuestros
caminos”
(Hageo 1:7).
Y bien
debería la Iglesia de Cristo meditar sobre sus
caminos.
“
Sembráis mucho, y encerráis poco; coméis, y no os hartáis;
bebéis,
y no os saciáis; os vestís, y no os calentáis; y el
que
anda a jornal recibe su jornal en saco roto” (verso
6).
Parece
algo misterioso y asunto de confusión cuando
consideramos
los modos de obrar de la Iglesia. Leemos
de
grandes avivamientos, de reuniones de sanidades
en
masa, de miles convirtiéndose o siendo llenos del
Espíritu.
Pero cuando venga la hora de la prueba, ¿dónde
está
toda esta gloria de la cual nos hemos jactado?
¿Cuántos
realmente siguen mostrando evidencia de salvación
cuando
la campaña termina? ¿Cuántos retienen
su
sanidad cuando vuelven a su casa? ¿Cuántos permanecen
llenos
del Espíritu?
No
estamos sugiriendo que estos grandes ministerios
de
Sanidad o del Evangelio no son genuinos. Habrá
lo
falso, por supuesto; pero Dios ha levantado poderosos
ministerios
en el poder del Espíritu Santo para traer sanidad
o
salvación a las naciones; y mucho ha sido y está
siendo
efectuado en comparación a lo que hemos visto
en el
pasado. Pero poco, muy poco en comparación a lo
que
deben de producir estos ministerios. Esperábamos
mucho;
y entonces Dios sopla sobre nuestros esfuerzos
en el
gran aventador por el cual todos tenemos que pasar,
¿y
dónde está el trigo? ¿No parece que ha desaparecido
con la
paja? y
“
...¿Por qué? dijo el SEÑOR de los ejércitos. Por cuanto mi
Casa
está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia
casa” (Hageo 1:9).
La
inferencia es evidente, y la acusación contra el
sectarismo
es con voz no incierta. Si el Cuerpo de Cristo
es
traicionado por amor a vil ganancia, o por el interés
personal
de uno en esta secta o esa, entonces todas nuestras
pretensiones
jactanciosas de avivamiento y conversiones
en
gran masa, son vacías. ¿No es cierto, que la
gente
se junta para cooperar en algún esfuerzo en gran
masa
de avivamiento, y cuando todo se acaba, cada uno
...
corre a su propia casa? Vuelven a su pequeña secta, y
tratan
de vigorizarla con los nuevos convertidos nacidos
por el
esfuerzo durante el avivamiento. Y Dios sopla
sobre
su obra por Su Espíritu que zarandea y prueba; y
halláis
poco. En consecuencia la sequía, se ve falta de
poder
espiritual y bendición; la ausencia de verdadera
comunión
con los santos o unidad del Espíritu; y la razón
porque
no hay lluvia tardía. Dios ha enviado la sequía,
y por
eso en Su palabra se detuvo de los cielos la
lluvia.
Zorobabel encara la oposición
Zorobabel (quien fue encargado de
la construcción
del
segundo templo) y Josué (quien era Sumo Sacerdo193
te), y
el remanente del pueblo, obedecieron a la voz de
Dios
que fue hablada por el profeta, y vinieron y trabajaron
en la
Casa del Señor de los ejércitos (Hageo
1:14). Ya
hemos
considerado en detalle la historia de sus labores
y sus
problemas. Pero Dios estuvo con ellos. Zorobabel
quiere
decir: sembrando en Babilonia, y
Josué es el Hebreo
para
Jesús.
¿No es
verdad que todos hemos sido plantados en
Babilonia,
aquella ciudad grande, la ciudad de toda
clase
de abominación, religiosa y otras? Pero algunos
han
oído el llamado: Salid de ella, pueblo mío, y han sido
trasplantados
a otra tierra, la tierra de su verdadero
llamamiento.
“ Mas
os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del
Dios
viviente, Jerusalén la celestial, y a la compañía de
muchos
millares de ángeles, y a la Congregación de los
Primogénitos
que están tomados por lista en los cielos”
(Hebreos
12:22-23).
Hageo profetiza en el último día de la
fiesta
Se
cree que Hageo probablemente nació un día de
Fiesta,
porque su nombre significa: “Fiesta del Señor.”
Sin
embargo, un pasaje de escritura asombrosa en su
profecía
revela que Hageo pronunció una de las promesas
selectas
de la Iglesia en el último día de la Fiesta de
los
Tabernáculos. Por eso fue correctamente llamado
Hageo, que significa: Fiesta del Señor. Uno podría preguntarse
por
qué las Escrituras entran en tanto detalle a
veces,
al darnos fechas y tiempos que nos parecen sin
significado.
Dios sin duda tiene un plan grande en todo
eso, y
cuando nuestros ojos están alumbrados a las riquezas
de Su
palabra, encontramos en ella muchas sorpresas
deleitables.
Así que leemos,
“ En
el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino pala-
Tabernáculos, la fiesta
de la Restauración
194 La
Fiesta de los Tabernáculos
bra del SEÑOR por mano del profeta Hageo, diciendo...”
(Hageo 2:1).
¡El
mes séptimo, a los veintiún días del mes! ¡En
otras
palabras, en el último día de la Fiesta de los Tabernáculos!
Imagínate,
qué ansiedad y angustia debían haber
embargado
al santo profeta del Señor mientras que
miraba
este segundo templo, lentamente levantándose
del
polvo, pero muy, muy incompleto, y lejos de
ser un
templo glorioso. Y ahora en este mismo día, el
último
día de la Fiesta, cuando la memoria de todo
verdadero
israelita naturalmente volvería a los días de
la
gloria y poder de Israel en los días del magnífico reino
de
Salomón, Hageo también estaría pensando en la
tremenda
y gran
herencia que había perdido por causa de
la
cautividad.
La
magnificencia del templo de Salomón fue completamente
insuperable.
No hay nada en los anales de
la
historia que se compare con ella, pasado o presente.
¿Cómo
podría este débil remanente comenzar a erigir
una
construcción aun comparable a aquel templo maravilloso?
¡Cuán
desalentadora debía de ser su obra mientras
que
contemplaba la gloria que ellos habían perdido!
Pero
en aquel mismo momento, en el último día de la
Fiesta
de los Tabernáculos, la palabra de profecía vino
sobre
él y clamó a Zorobabel y al remanente:
“
¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta Casa
en su
primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella
como
nada delante de vuestros ojos? Pues ahora, Zorobabel,
esfuérzate,
dijo el SEÑOR; esfuérzate también
Josué,
hijo
de Josadac, sumo sacerdote; y esfuérzate todo el
pueblo
de
esta tierra, dijo el SEÑOR, y obrad;
porque Yo estoy
con
vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos. La palabra
que
concerté con vosotros en vuestra salida de Egipto, y mi
Espíritu
está en medio de vosotros; no temáis. Porque así
dijo
el SEÑOR de los ejércitos: Aun una
vez yo haré tem195
blar los cielos y la tierra, y el mar y
la tierra seca; y haré
temblar
a todos los gentiles, y vendrá el Deseado de todos
los
gentiles; y llenaré esta casa de gloria, dijo el SEÑOR de
los
ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dijo el SEÑOR
de los
ejércitos. La gloria de esta Casa postrera será mayor
que la
de la primera, dijo el SEÑOR de los ejércitos; y daré
paz en
este lugar, dijo el SEÑOR de los ejércitos” (Hageo
2:3-9).
Nota
la repetición de la frase, dijo el Señor de los
Ejércitos.
Dios no quiere que nos equivoquemos en esto,
que
Dios ha hablado y no el hombre. Es cierto, nuestros
débiles
esfuerzos hacia la restauración no son nada en
comparación
con la gloria de la Iglesia primitiva, el Templo
del
Dios viviente erigido en los días apostólicos. Pero
Dios
ha prometido: La gloria postrera de esta casa
será
mayor
que la primera... Ni el templo de Zorobabel
ni el
Templo
de Herodes podía compararse con el Templo de
Salomón,
ni con mucho. Pero Dios no hablaba de la casa
terrenal;
Él hablaba del Templo no hecho de manos, compuesto
de
piedras vivas. Y el Deseado de todas las naciones
sería
la Gloria de aquel Templo.
Así
que Malaquías profetiza:
“ ...y
luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros
buscáis...”
(Malaquías 3:1).
Todas
las naciones aun la creación misma, esperan
ansiosamente
Su manifestación, esto es, la manifestación
de los
Hijos de Dios (Romanos 8:19). Ni serán defraudadas
sus
esperanzas.
¿Y
cómo será manifestada esta gloria extraordinaria?
Por el
sacudimiento de los Cielos y la Tierra. Pablo
cita
este pasaje en Hebreos 12:26 y nos asegura que éste
será
cumplido en el Reino de los santos. Tratamos algo
del
sacudimiento de los cielos en un capítulo previo. Las
mismas
potestades invisibles de los cielos tendrán que
ser
derribadas de sus tronos; y aun ahora comienzan a
sentir
el impacto de tremoles en el cielo a medida que
los
Hijos de Dios comienzan a levantar alas como águilas
para
tomar su autoridad en el Espíritu que Dios les
ha
dado.
Esfuérzate...esfuérzate...esfuérzate
(cobrad ánimo)...
es la
triple profecía de consolación y aliento para los
edificadores
del Templo, el sacerdocio, y el remanente.
Porque
en la palabra de profecía se impartirán poder y
fuerza
a los edificadores, capacitándoles para usar las
herramientas
de sus ministerios en una mano, y pelear
con la
Espada del Espíritu en la otra. Con semejantes
palabras
de aliento, y con semejante propósito en mente,
el
apóstol Pablo exhorta a los santos:
“Por
lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en
la
potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de
Dios,
para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del
diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne;
sino
contra principados, contra potestades, contra señores
del
siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias
espirituales
en los cielos” (Efesios 6:10-12).
Es
esta la lucha contra las huestes espirituales de
maldad
en los lugares celestiales que hará que los mismos
cielos
se conmuevan y Satanás y sus huestes entreguen
su
reino en las manos de los Hijos de Dios. Todas
las
cosas movibles temblarán y caerán delante de los
Hijos
de Dios. Y entonces hasta los mismos Cielos
ellos
ascenderán, primeramente en el Espíritu, para
tomar
posesión del reino desocupado al echar fuera a
Satanás
y a sus huestes malignas. Entonces estarán
en una
posición para administrar paz, vida y bendición
a una
Iglesia y a un mundo que están en servidumbre
y bajo
opresión.
197
La
profecía de Zacarías (Véase Zacarías 4)
Zacarías
también profetizó palabras de aliento a Zorobabel
y al
remanente que trabajaban en el templo. ¿De
qué
manera alentará el Señor a los edificadores en la
tarea
colosal que estuvo delante de ellos? Pues, el Señor
le
daría al profeta una visión que explicaría los medios
de su
éxito. ¡Cuán impotentes eran! ¿Cómo podría el
Señor
alentarles? Así que Zacarías miró, ¿y qué vio?
¿Montones
de piedra, madera y mortero? ¿Inmensos
batallones
de obreros marchando de Babilonia para ayudarles?
¿Grandes
máquinas para ayudar en su tarea aparentemente
imposible?
¡Oh, no! Pero miró, y he aquí
un
candelabro todo de oro, con un depósito encima, y
sus
siete lámparas encima...y junto a él dos olivos vertiendo
su
aceite en el candelabro. Zacarías mismo no
entendió
su significado; de modo que Dios le dio la interpretación.
“
...Esta es Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice:
No con
ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el
SEÑOR de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte
delante
de Zorobabel? Serás reducido a llanura. El sacará
la
primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia a
ella” (Zacarías 4:6-7).
¿Habrá
algo difícil para el Señor? Por mi Espíritu,
dice
el Señor, y así será. Y ahora notemos esta gran palabra
de
aliento, que Dios aun ahora habla a los edificadores
de
este Templo vivo:
“Las
manos de Zorobabel echarán el fundamento a esta
Casa,
y sus manos la acabarán; y conocerás que el SEÑOR
de los
ejércitos me envió a vosotros. ¿Porque ¿quién
ha
menospreciado el día de los pequeños comienzos?...”
(Zacarías
4:9-10).
Hijo
de Dios, acuérdate de estas palabras; Dios ha
dado
Su Palabra que será construido este Templo. Nunca
perdamos
esa visión.
Pero
todavía Zacarías estaba perplejo; ¿Qué significaban
estos
dos olivos que vio vertiendo su aceite como
oro en
el candelabro? Y el ángel contestó:
“
...Estos dos hijos de aceite son los que están delante del
Señor
de toda la tierra” (Zacarías 4:14).
Literalmente,
¡Estos son los dos hijos de aceite!....
¡Hijos
de la unción! Es la compañía de Moisés-Elías,
como
hemos de descubrir en el siguiente capítulo. Es la
compañía
de vencedores que saldrán en el Día del Señor
obrando
toda clase de señales y prodigios y milagros en
el
Nombre del Señor; y nada les podrá resistir.
Por mi
Espíritu, dice el Señor. Esta es una obra del Espíritu
de
Dios. El aceite del Espíritu fluyendo a través de
ellos:
Ese es el secreto de su poder.
199
CAPÍTULO 13
TABERNÁCULOS,
LA
FIESTA DE SU
MANIFESTACIÓN
encionamos en la primera parte del
libro cómo
la
celebración de las Fiestas naturales sirvió
para
ilustrar su aplicación espiritual a la Iglesia. Así que
cuando
la Fiesta fue celebrada en la dedicación del templo
de
Salomón tenemos un tipo y un modelo de la Gloria
de la
Iglesia, y cuando la Fiesta fue celebrada en los
días
del templo de Zorobabel, tenemos un tipo de la
restauración
de la
Iglesia a su primera Gloria. Ahora, llegamos
a la
ocasión en que la Fiesta fue celebrada en el
tiempo
de Cristo.
Acordémonos
que en el plan de Dios la Pascua de
Israel
fue la ocasión que Dios escogió para que Cristo
mismo
muriera como el verdadero Cordero Pascual. Y
otra
vez, en aquel gran día de Pentecostés, cuando Judíos
devotos
se habían reunido de todas partes del
IMperio Romano para celebrar la
Fiesta, allí fue que Dios
derramó
del Espíritu Santo sobre Sus discípulos, cumpliendo
así el
viejo Pentecostés y estableciendo el nuevo.
Es,
pues, con gran significado que leemos estas palabras:
“Y
estaba cerca la Fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos.
Y le
dijeron sus hermanos: Pásate de aquí, y vete a
Judea,
para que tus discípulos también vean las obras que
haces”
(Juan 7:2-3).
Sin
embargo, el Señor se quedó donde estaba hasta
que
Sus hermanos se fueron a la Fiesta; y después subió
no
manifiestamente sino como en cubierto (verso 10). Sin
duda
el Señor intencionalmente visitó la Fiesta de los
judíos
en secreto, a modo de ilustrar una gran verdad a
la
Iglesia, la verdad de Su manifestación.
La
Vida de Resurrección para nosotros
Es
indiscutible que un día,
“
...el mismo Señor con aclamación, con voz de Arcángel y
con
trompeta de Dios, descenderá del cielo...” (1 Tesalonicenses
4:16).
Y los
santos serán arrebatados para estar con Él para
siempre.
Y otra vez,
“ En
un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta;
porque
será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados
sin
corrupción; mas nosotros seremos transformados”
(1
Corintios 15:52).
Esta
es la victoria final para la Iglesia, cuando esto
corruptible
se haya vestido de incorrupción, y esto mortal
se haya vestido de inmortalidad. Esta es la consumación
del
último evento grande y victorioso de la Iglesia,
porque
entonces “sorbida es la muerte con victoria,” y
el “postrer enemigo,” esto es la
Muerte, será destruido
(1
Corintios 15:26,54).
201
Estamos
seguros de esto, no obstante, que la Iglesia
está
siendo despojada de su gloria al no saber que hay
un
arrebatamiento para ella ahora mismo mientras que
espera
el arrebatamiento, y hay resurrección ahora mismo
mientras
que esperamos la Resurrección. No cabe
ninguna
duda que Dios guarda muchos secretos para la
revelación
futura sobre el orden de eventos y la naturaleza
de la
Resurrección. Pero en esto nos confiamos;
antes
que suceda este anhelado arrebatamiento o resurrección,
ha de
levantarse un grupo de vencedores que
se
apropiarán ahora mismo su herencia de la Vida de la
Resurrección
en Jesucristo. Dios ha sentado a Su Hijo
Unigénito
a Su diestra en los lugares celestiales entretanto
que
todos sus enemigos hayan sido puestos por
estrado
de Sus pies (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25-26).
Allí
se quedará, en obediencia a la Palabra del Padre,
hasta
que se levante un pueblo que entre y posea su herencia
en el
Espíritu, y conquiste todas las fuerzas opositoras
del
mundo, la carne, y el diablo. No inferimos que
los
santos andarán en cuerpos glorificados. Pero estamos
hablando
de los santos extendiéndose y apropiándose
aquí mismo
en sus templos terrenales de la misma
Vida
de Cristo; de entrar en su herencia en el Espíritu,
de
participar en el Sacerdocio y Reino de Melquisedec, y
de
vivir la misma vida sin mancha del Hijo de Dios, en
virtud
de Su presencia permanente adentro.
Recordemos
que Dios se sujeta a Su Palabra y Su
juramento,
pero no a las dispensaciones, ni al procedimiento
general
de la historia, ni tampoco a las ideas de
los
hombres. “Está establecido a los hombres que mueran
una
vez..., eso es bien cierto; pero aunque la muerte es
muy
general, Dios traspuso a Enoc para no ver muerte
cuando
este hombre santo tuvo testimonio de haberle
agradado
(Hebreos 11:5). Ni le
impidió a Dios arrebatar a
Elías
al Cielo en un torbellino, cuando Él lo quiso hacer
Tabernáculos, la fiesta
de su manifestación
202 La
Fiesta de los Tabernáculos
(2
Reyes 2:11). Ni le impediría al Señor extender
la vida
de
Juan el Amado por dos mil años, si así lo deseara. No
era
asunto de Pedro, ni de nosotros, ni era contrario a la
Palabra
de Dios, si el Señor así quisiera que él quedara
(Juan
21:22). Jesús ha prometido que levantará en el día
postrero
a todos los que creyeran en Su nombre (Juan
6:40). Eso es indiscutible. Pero eso no le impidió resucitar
a
Lázaro, aun durante su ministerio terrenal (Juan
11:44). Ni le impidió a Moisés levantarse de la muerte
prematuramente,
como habrá sucedido según Judas 9.
Ni
impidió que los sepulcros se abrieran cuando Cristo
murió
en la Cruz, y que los cuerpos de los santos resucitaran,
se
levantaran y salieran de los sepulcros y entraran
en la
santa ciudad y aparecieran a muchos (Mateo
27:52-53).
Dios
puede resucitar a los que Él quiera en el tiempo
que Él
escoga; para impartir Vida Divina a quienquiera
que Él
desee, cuando uno cree por ella; y para trasponer
a
cualquiera que tenga fe por ello. No discutamos con el
buen
padre de familia de la Casa; ¿no puede hacer como
Él
quiere con los Suyos? Si hemos negociado con Dios
para
una resurrección en el Día postrero; ¿hemos de tener
envidia
si Dios en su misericordia y su amor imparte Su
vida
de resurrección a algunos antes del día postrero?
Jesucristo,
la Resurrección y la Vida
Uno de
los hechos más gloriosos de las Escrituras,
creemos
es éste: que la Resurrección y la Vida no es meramente
un
evento histórico, que sucederá en el futuro
lejano,
sino la Resurrección y la Vida es una Persona, el
Señor
Jesucristo, quien mora en nuestros corazones.
Cuánto
suspiró Él por María y Marta al lado del sepulcro
de
Lázaro, y trató de inspirar fe en su corazón para creer
en Él.
Pero ellos insistían, como la vasta mayoría de
creyentes
ahora, en creer hechos acerca de Él y acerca
de
Dios en vez de creer en Él. Yo sé que resucitará en
la
203
resurrección...
Yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios...
Pero todo el tiempo Él deseaba que ellas creyeran
que Él
era el Yo Soy, la respuesta de su necesidad inmediata.
¿Una
resurrección histórica? Por supuesto que
creían.
¿Cristo el Mesías? Desde luego creían eso. Pero
esta
clase de fe no es suficiente para llevarlo a uno a la
plenitud
de un hijo de Dios, y a una verdadera apropiación
de
Vida Divina aquí y ahora. Confesaron su fe en el
hecho
que Lázaro sí resucitaría en la resurrección en el
postrer
día. Pero Jesús respondió: Yo soy la Resurrección
y la
Vida.... Resurrección y Vida, entonces, no son meramente
atributos
de la resurrección, y eventos que han de
suceder
en el arrebatamiento. Pero la Resurrección y la
Vida
son otorgadas a los Hijos de Dios aquí y ahora.
“YO SOY la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque
esté
muerto, vivirá.”
Ese
era el caso de Lázaro, ¿no es cierto? ¿Y no vivía,
porque
murió creyendo en Cristo? Y después el Señor
sigue:
“Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees
esto?” (Juan 11:25-26).
Es
cierto que no le creemos. Oh, en teoría es posible
que lo
creamos; pero ninguno de nosotros lo ha creído
experimentalmente,
o Vida Divina surgiría a través de
nuestro
ser. Pero la promesa está allí, sin embargo, aunque
todos
no la creamos. Que Dios sea veraz, y todo
hombre
mentiroso. Por la fe todo es y será posible. Las
dispensaciones
mismas son sólo barreras y obstáculos
débiles
si hombres de fe son capacitados por el Espíritu
para
extenderse y saltar sobre ellos. Enoc lo hizo.
También
Elías.
Y también los Hijos de Dios lo harán. La
Palabra
de fe agarrará su corazón y ellos se extenderán y
se
apropiarán de la Resurrección y la Vida aún ahora en
esta
vida. Si no lo hace, Cristo nunca volverá a la tierra.
Porque
Dios ha dicho,
“ ...siéntate a mi diestra, entretanto que
pongo tus enemigos
por
estrado de tus pies” (Salmo 110:1).
¡Y el
postrer enemigo es la Muerte!
La
venida del Señor
Ha
habido un malentendido general de la Palabra
de
Dios a través de la Cristiandad acerca de la verdad de
la
venida del Señor; porque es evidente mientras que
consideremos
todas las Escrituras sobre el tema, que la
venida
del Señor es una visitación espiritual en medio
de Su
pueblo, como también una visitación literal y corporal.
Santiago,
por lo tanto, une la dádiva de la lluvia
tardía
con la venida del Señor:
“Pues,
hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor.
Mirad
que el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
esperando
pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana
y
tardía. Sed también vosotros pacientes, y confirmad
vuestros
corazones, porque la venida del Señor se acerca”
(Santiago
5:7-8).
Nota
en este pasaje cómo la verdad sobre la lluvia
tardía
es intercalada entre estas dos declaraciones sobre
la
venida del Señor.
La
palabra generalmente traducida venida, en el
Nuevo
Testamento, es parousia, que significa: presencia,
o el estar junto a. Es empleada, pues, de
la venida de
hombres
en la carne, como también de la venida de Cristo.
Que la
palabra significa presencia más que el acto de
la
llegada de uno, es evidente de 2 Pedro 1:16-17. En este
pasaje
Pedro describe la visitación gloriosa de Dios en el
monte
de la transfiguración, como la venida, la parousia,
la
presencia de Cristo. Cristo ya había venido en
carne;
los cuatro hombres habían caminado juntos a la
cumbre
del monte; pero aquí hay una venida del Señor
antes
desconocida. Así que él dice:
205
“Porque
nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y
la
venida de nuestro Señor, Jesucristo, siguiendo fábulas
por
arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros
propios
ojos su majestad. Porque él había recibido de
Dios
el Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él
enviada
de la magnífica gloria: Este es el amado Hijo mío,
en el
cual yo me he agradado” (2 Pedro 1:16-17).
Nota
cómo el apóstol une el poder y la venida de
Cristo
con la gloria de Dios que apareció en la hora de la
transfiguración
de Cristo. El Señor mismo explica que
en
realidad, esta visitación de la Gloria fue el mismo Reino
de
Dios. En cada una de las tres narraciones donde se
registra
la escena, la historia es precedida con la observación:
“Y os
digo en verdad, que hay algunos de los que están
aquí,
que no gustarán la muerte, hasta que vean el Reino
de
Dios” (Lucas 9:27).
Mateo
lo describe como el Hijo del hombre viniendo
en su
Reino (Mateo 16:28). Marcos hace
referencia a ellos
como
el Reino de Dios venido con poder, el poder y la
venida
de nuestro Señor Jesucristo.
La
Compañía de Moisés-Elías
Toda
la escena de la transfiguración es un hermoso
cuadro
del poder y la venida del Señor en medio de Su
pueblo
en esta hora gloriosa, para crear el ministerio de
Moisés-Elías.
Moisés y Elías, porque este es el día y la
hora
cuando el antiguo tiene que ceder al nuevo, cuando
la
muerte será sorbida en la vida, cuando la Ley tendrá
que
cumplirse en la Gracia. Así que Moisés tipifica
el
antiguo orden de la Ley y de la muerte. Elías habla
del
nuevo orden, de la gracia y de la vida. Esta es la
hora
conocida como los fines de los siglos cuando por un
lado
dos juicios que han sido escritos sobre la Iglesia y el
mundo
tienen que cumplirse, y por otro lado toda la gloria
y el
poder que están escritos sobre la Iglesia también
se
cumplirán. Por eso, la compañía de Moisés-Elías la
plenitud
en medio de Su pueblo, para quitar el antiguo y
establecer
el nuevo. Moisés murió, Elías vivió. Moisés
descendió
al sepulcro, Elías subió al Cielo. Moisés administró
muerte
y condenación; Elías en traslación administró
vida y
poder, y el mismo manto que llevó, bajó
sobre
su siervo Eliseo, aun el manto de poder y vida.
Esta
es la hora de la venganza de Dios sobre la tierra;
pero
es también la hora de la gloria de Dios en medio de
Su
pueblo.
El Día
de Venganza
“Porque
estos son días de venganza, para que se cumplan
todas
las cosas que están escritas” (Lucas 21:22).
¡Venganza!
¡Cómo temblamos con el horror del Día!
Pero
esta venganza no es sólo para administrar muerte;
también
es para administrar vida. Cuando Jesús tomó
el
libro en la sinagoga de Nazaret y lo abrió en el lugar
que
habla del Mesías ungido trayendo liberación al pueblo,
Él
enrolló el libro inmediatamente antes de llegar a
las
palabras, ...Y el día de venganza del Dios
nuestro. Él
leía
del profeta Isaías como sigue:
“ El
espíritu del Señor DIOS es
sobre mí, porque me ungió el
SEÑOR; me envió a predicar a los abatidos, a atar las
llagas
de los quebrantados de corazón; a publicar libertad a
los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a publicar
el año
de la buena voluntad del SEÑOR...” (Isaías 61:1-2).
Hasta
allí el Señor leyó, y entonces cerró el libro y lo
dio al
ministro (Lucas 4:20). ¿Por qué,
pues, enrolló el
libro
allí, en medio de Isaías 61:2? Porque hasta allí fue su
ministerio
terrenal, y no más allá. La explicación común
207
es que
el resto del verso será cumplido después del arrebatamiento
de la
Iglesia.
Ahora
es cierto que el resto de Isaías 61:2 ha de hallar
su
cumplimiento en el Día del Señor, cuando sean derramados
los
juicios de Dios. Pero lo que parece ser mayormente
ignorado
es el hecho que el día de venganza es al
mismo
tiempo un gran día de bendición. Isaías por lo
tanto
sigue:
“ ...y
el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos
los
enlutados. A ordenar en Sion a los enlutados, para
darles
gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del
luto,
manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán
llamados árboles de justicia, plantío del SEÑOR, para
gloria
suya” (Isaías 61:2-3).
Es
cierto, es el día de venganza, pero también es día
de
regocijo, porque es el despliegue del poder y la gloria
de
Dios. Es, pues, venganza sobre las obras del diablo, y
eso traerá
juicio a los desobedientes, pero regocijo a los
obedientes.
Por eso leemos:
“
Decid a los medrosos de corazón: Confortaos, no temáis;
he
aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago, el
mismo
Dios vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los
ciegos
serán abiertos; y los oídos de los sordos se abrirán.
Entonces
el cojo saltará como un ciervo; y alabará la lengua
del
mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y
arroyos
en la soledad” (Isaías 35:4-6).
¿Venganza?
Sí, pero para salvar, para sanar, para
avivar.
Otra vez leemos:
“Porque
el día de la venganza está en mi corazón; y el año
de mis
redimidos es venido (Isaías 63:4).
¿Venganza?
Sí, pero al mismo tiempo, ¡el año de
mis
redimidos!
Los
dos testigos
Tal,
pues, es el ministerio de esta compañía de Moisés-
Elías.
Nos dicen que los dos testigos tendrán poder
para
herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieran
(Apocalipsis
11:6). Cuantas veces quisieran, por la sencilla
razón
que han vencido, permanecen en Cristo, y su
voluntad
es la misma voluntad del Padre manifestada
por
medio de ellos. Tienen la mente de Cristo, lo que
permite
que ministren juicios según el Espíritu de Dios.
Es muy
evidente que esta es la compañía de Moisés-Elías,
al
examinar los juicios que administran. Su poder es el
mismo
que el de Moisés y Elías; de convertir agua en
sangre,
de herir la tierra con toda plaga, y de cerrar el
cielo
a fin que no llueva. Tienen el fuego del Espíritu
Santo
en su boca, y éste es su protección y poder. Son
evidenciados
por la tierra para administrar el poder de
Dios.
Si hay arrepentimiento, hay poder para bendecir;
si hay
enemistad, hay poder para destruir. Pablo dice:
“ a
estos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquellos
olor
de vida para vida...” (2 Corintios 2:16).
Es el ministerio
de Cristo; pero es la plenitud de Cristo
en Su
pueblo. Recuerda lo que observamos sobre el número
dos,
significa Cristo en Su plenitud, en Su Cuerpo,
Su
pueblo, Sus vencedores; este varón perfecto,
creado
en nuestro Señor Jesús. Juan identifica más a
los
dos testigos, refiriéndose a una profecía de Zacarías:
Estos
testigos son los dos olivos, y los dos candeleros
que
están de pie delante del Dios de la tierra. Mencionamos
estos
dos olivos en un capítulo previo. En Zacarías
leemos,
“
...¿Qué significan estas dos olivas a la mano derecha del
candelero,
y a su mano izquierda?...Y él dijo: Estos dos
hijos
de aceite son los que están delante del Señor de toda
la
tierra” (Zacarías 4:11,14).
209
Estos
eran los edificadores del templo restaurado, a
quienes
Dios dijo: No con ejército, ni con fuerza,
sino con
mi
Espíritu, dijo el Señor de los Ejércitos. Estos son los
dos
hijos de aceite, los que viven, se mueven, andan,
piensan,
hablan y obran en el mismo ámbito del Espíritu
del
Dios Vivo.
La
manifestación doble de Elías
El Día
de Venganza, entonces, ha de ser un gran día
de
restauración. Pero, antes que pueda haber la restauración
real y
genuina, tiene que haber destrucción; destrucción
a las
obras del mundo, de la carne y del diablo.
Así
que hay Moisés para destruir, y Elías para restaurar.
Es
digno de atención que en el último capítulo del último
libro
del Antiguo Testamento leemos estas palabras:
“
Acordaos de la ley de Moisés mi siervo... He aquí, yo os
envío
a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR,
grande
y terrible. El convertirá el corazón de los padres...”
(Malaquías
4:4-6).
Por
supuesto, Cristo apareció una vez, en un Hombre,
en la
carne. Y por eso tuvimos un cumplimiento
parcial
del ministerio de Elías en un hombre, en la carne;
y aquel
hombre era Juan el Bautista. Jesús dijo:
“
...Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron...” (Marcos
9:13).
Su
ministerio era de preparar el pueblo para la manifestación
de
Cristo. Pero un secreto grande en los consejos
de
Dios era éste, que Cristo había de aparecer dos
veces,
primeramente en la Encarnación, y en segundo
lugar
en los fines de los siglos. Ahora estamos esperando
la
segunda Venida de Cristo, esta vez en poder y gloria
en los
santos, en la plenitud de Su Cuerpo. Y por lo
tanto
podemos esperar no sólo un ministerio de Elías,
sino
la plenitud del ministerio de Moisés-Elías. La pri-
mera
Venida era en la Cabeza sola, en un Hombre. Así
que
Elías apareció en un hombre, esto es, Juan el Bautista,
porque
su espíritu y poder reposaron sobre él. Ahora
Cristo
se manifestará en Su Iglesia, el Cuerpo. Por eso la
compañía
de Moisés-Elías, para preparar Su camino.
La
Gloria de la transfiguración
Es
notable que la declaración del Señor acerca de la
venida
de Elías siguió inmediatamente la experiencia de
la
Transfiguración, cuando Moisés y Elías habían aparecido
en
gloria en el monte. El Señor fue transfigurado,
se nos
dice, y Moisés y Elías aparecieron en gloria, en
majestad
con él (Lucas 9:31). La Gloria
era la Gloria de
Cristo,
y Él fue quien se transfiguró, pero estos dos hombres
aparecieron
en Su Gloria. Y eso, en realidad, es
exactamente
lo que va a suceder cuando Cristo sea manifestado
en los
santos; los santos han de aparecer con
Él en
Gloria.
“
Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces
vosotros
también seréis manifestados con El en gloria” (Colosenses
3:4).
Es
participación en la Gloria de nuestro Señor Jesucristo
en la
Transfiguración, así como Moisés y Elías aparecieron
en Su
gloria de Transfiguración. Las Escrituras
enseñan
que esta Transfiguración es para nosotros.
“Y no
os conforméis a este siglo; mas transformaos (transfiguraos)
por la
renovación de vuestra alma...” (Romanos
12:2).
“Por
tanto nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo
en la
gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados
(transfigurados)
de gloria en gloria en la misma
semejanza,
como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
La
cara descubierta es la cara de la cual es quitado el
211
velo.
La referencia es al velo que Moisés llevaba sobre
su
rostro para ocultar la gloria marcesible a los ojos
de
los
israelitas, cuando él descendió del monte. Pero cuando
entró
para hablar al Señor, se quitó el velo. Pablo,
pues,
exhorta a los Corintios a quitarse el velo. Este es el
día y
la hora de la gran Manifestación por Dios ¡aun la
Manifestación
de los Hijos de Dios! ¡Y cuando el velo es
quitado
de nuestros ojos y corazones, vamos a ser transfigurados
en la
misma semejanza! Estas palabras son
inequívocas
en claridad. ¡La misma semejanza! Y esta
semejanza
es desarrollada y manifestada mientras que
participamos
de Su Transfiguración, con mentes y corazones
y ojos
descubiertos delante del Espíritu de Dios.
Lo que
Pedro contempló, entonces, en el Monte de
la
Transfiguración, era un cuadro verdadero del poder y
la
venida de nuestro Señor Jesucristo, en medio de Su
pueblo
en esta gran hora de Su poder y Reino. Pero era
sólo
un cuadro; y cuando el verdadero significado de la
escena
nos es revelado por medio de la experiencia, excederá
mucho
en brillantez todo esfuerzo para describirlo.
Lo
mejor que podemos hacer ahora es contemplar
algunas
de estas verdades como por espejo oscuramente.
Todos
hemos estado perplejos sobre la extraña sugerencia
de
Pedro: Hagamos tres enramadas, una para ti,
una
para Moisés, y una para Elías. Aparentemente Pedro
fue
tan arrebatado en el éxtasis del Espíritu que pensaba
que
celebraban la verdadera Fiesta de los Tabernáculos;
y su
sugerencia inmediata, por lo tanto, fue erigir
un
pequeño tabernáculo para cada uno de ellos, como
era la
costumbre en estas Fiestas. Ciertamente era un
goce
anticipado de la verdadera Fiesta de los Tabernáculos
que
los santos esperan; pero volviendo en sí Pedro se
dio
cuenta que era solamente una visión, y la hora de la
Fiesta
realmente no había llegado.
Todos
los eventos que acontecieron en la escena de
la
Transfiguración sin duda tienen mucho significado, y
al
mismo tiempo mayormente oculto de nuestra vista.
No
obstante, al acercarse el Día de Su Venida, y al reproducirse
la
escena en su plenitud en el Cuerpo de Cristo,
su
Gloria trascenderá mucho lo que sucedió en aquella
ocasión.
Sin embargo, fue un evento maravilloso, y Pedro
nunca
olvidó su gloria. Para él aquella era la verdadera
Venida
(Parousia) y el verdadero Poder (Dunamis)
del
Reino.
“Porque
nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y
la
venida de nuestro Señor, Jesucristo, siguiendo fábulas
por
arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros
propios
ojos su majestad” (2 Pedro 1:16).
Y él
dijo: hemos; porque habló también por Jacobo y
por
Juan. Con razón Pedro, Jacobo y Juan hablaron mucho
de la
manifestación de Cristo dentro de Su pueblo,
del
Lucero de la mañana saliendo en sus corazones, de
permanecer
en Cristo, de verle tal como Él es, y de ser
hecho
exactamente como Él en la hora de Su visitación
espiritual
en los corazones de Su pueblo. Esa es la esperanza
de la
Iglesia.
“ Muy
amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es
manifestado
lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere
(en
nosotros), seremos semejantes a él, porque le veremos
como
él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en
él, se
purifica, como él también es limpio” (1 Juan
3:2-3).
¡Es la
Venida de Cristo dentro de Su pueblo, y su
transfiguración
consecuente de ellos conforme a Su misma
semejanza
al contemplarle como Él es; no por el arrebatamiento,
sino
por el Espíritu!
“
...transformaos (transfigurados) de gloria en gloria en la
misma
semejanza, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios
3:18).
El
secreto, Cristo en vosotros
Es
significativo, entonces, que en la ocasión de la
Fiesta
de los Tabernáculos el Señor subió a la Fiesta, no
abiertamente,
sino como en secreto. Porque es de esta
manera
que Él primeramente ha de revelarse a los Santos.
Pablo
dice:
“
...El misterio escondido (secreto) desde los siglos y generaciones
y que
ahora ha sido manifestado a sus santos, a los
cuales
quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de
este
misterio (secreto) en los
gentiles; que es Cristo en vosotros,
la
esperanza de gloria” (Colosenses 1:26-27).
¡Secreto
maravilloso! Que Cristo visitará a los santos
en la
última gran Fiesta, y ministrará Su vida en secreto
antes
que Él se manifieste abiertamente. Los creyentes
piensan
que es una cosa horrible que se hable así
de la
Segunda Venida de Cristo. Para muchos, no hay
una
verdadera Venida del Señor hasta que venga visible,
abierta
y físicamente. ¿Por qué es esto? Porque para
ellos
las únicas cosas reales son las cosas que ellos pueden
ver.
Pero Pablo declara que las cosas que son más
reales
son eternas, invisibles, y espirituales.
“ No
mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve;
porque
lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve,
eterno”
(2 Corintios 4:18).
Cuando
un creyente llegue a ese punto donde realmente
aprecia
y entiende y se goza en las cosas Espirituales,
entonces
él puede verdaderamente regocijarse en
el
hecho que Cristo viene otra vez para ser manifestado
adentro.
Hablando
de esta intimidad gloriosa que Él tendría
con
los Suyos, y que el mundo no entendería, se nos dice
que
Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo:
“ ...Te confieso, oh Padre, Señor del cielo y
de la tierra, que
escondiste
estas cosas a los sabios y entendidos, y las has
revelado
a los pequeños; así, Padre, porque así te agradó”
(Lucas
10:21).
Esto
no parece bien a la religión ortodoxa; pero pareció
bien
al Padre. Pablo nos dice que agradó a Dios
revelar
la gloria de este misterio, este secreto. Porque es
un
secreto que es compartido por Cristo y sus amigos
íntimos.
“Todas
las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie
sabe
quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre,
sino
el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar” (Lucas
10:22).
Aquí
hay un conocimiento del Padre y el Hijo, tal
como
ningún hombre puede adquirir excepto por revelación.
La
teología puede descubrir delante del estudiante
toda
clase de hechos relativos al Padre, al Hijo y
al
Espíritu Santo. Pero aquí hay un conocimiento que
contraviene
todo esfuerzo del hombre para desenredarlo.
Es un
conocimiento, no acerca de Dios, y acerca de
Cristo,
y acerca de doctrinas, sino un conocimiento genuino
de
Dios y una relación íntima con Él.
Unión
con el Padre y el Hijo
En
Juan 14 tenemos una bella descripción de la Venida
de
Cristo sobre los Suyos por el Espíritu. Aplica al
arrebatamiento,
o al Cielo, si quieres, porque es nuestra
herencia
celestial, aun los lugares celestiales en los cuales
Dios
nos ha puesto por Su gracia. Pero para los que
se
extienden y se apropian de esta nueva vida, y se inician
en
este secreto del cual hemos estado hablando,
para
ellos serán el gozo y deleite de explorar los lugares
celestiales
mucho antes que lleguen allá. Dijo Jesús:
“ No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también
215
en mí.
En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; de
otra
manera os lo hubiera dicho...” (Juan 14:1-2).
Luego,
después de mucha perplejidad por parte de
sus
discípulos, el Señor explicó completamente lo que
significaba
en la Casa de mi Padre, con muchas moradas
y el
lugar que Él iba a preparar para ellos. Primeramente
revela
que es un lugar espiritual de unión con el Padre
y el
Hijo, una unión tan bendita e íntima que, si el Hijo a
quien
ellos pensaban que conocieron fuera realmente
conocido,
entonces ellos estarían en unión vital con el
Padre
también. Nadie viene al Padre, sino por mí. Si me
conocierais,
también a mi Padre conoceríais.
En
consecuencia de esta gloriosa unión, entonces,
sucedería
que los discípulos amados hicieran obras más
grandes
que Cristo mismo hizo cuando estuvo en la tierra,
porque
Él volvería al Padre; y el poder y vida y unión
vitales
que Él tuvo con el Padre serían trasmitidos a los
discípulos,
y serían su herencia. Tan positiva, tan real y
tan
genuina es esta vida secreta en unión con el Padre y
el
Hijo, que Jesús prometió sin ninguna calificación, “Si
algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Con nuestra
mente
carnal razonamos que Dios no puede decir de veras
eso,
porque si lo dice de veras, entonces los hombres
pedirían
toda clase de cosas terrenales y carnales, y Dios
sería
deshonrado, y aun moralmente obligado a conceder
la
petición. Pero el hecho es éste: Cristo ha hecho
esta
promesa sólo a los que conocen el secreto del Señor,
y
están en unión vital con el Padre por medio de Él. Tal
hombre
es de tal condición espiritual que no podría pedir
nada
excepto lo que agradaría al Padre, y Dios tendría
que
oír su oración. En realidad, la oración del creyente
sería
la misma oración del Espíritu de Dios dentro
de Él.
Porque en esta condición bendita tenemos la mente
de
Cristo, y solamente podríamos pensar y orar en el
Espíritu.
Entonces,
el asunto está resuelto, porque el Señor
sigue
explicando cómo ha de suceder todo esto. Cuando
se
fuera, pediría al Padre enviar al Espíritu Santo para
estar
con ellos para siempre. Y es esta experiencia de
permanecer
en el Espíritu Santo que constituye esta nueva
vida
de la cual hablamos. Jesús dijo:
“ No
os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (verso 18).
Jesús
dijo, notemos, vendré y se refería a la venida
del
Espíritu Santo en la plenitud de su presencia permanente.
¡La
manifestación del Señor es en secreto en los
corazones
de Sus discípulos!
“ Aún
un poquito, y el mundo no me verá más; sin embargo,
vosotros
me veréis...” (verso 19).
Nota
esto también: Me veréis... Recordemos, como
hicimos
notar antes, que las cosas verdaderas de Dios
no se
ven con el ojo natural, más se ven por el ojo del
Espíritu.
Esta
venida del Señor, pues, es genuina, y real a los
que
pueden verle de esta manera; en efecto, mucho más
real
que su manifestación física y corporal al mundo.
Veréis...
No le veas en la carne, porque de aquí en adelante
no
hemos de conocer a ningún hombre según la
carne,
ni aun a Cristo (2 Corintios 5:16); sino con los ojos
del
Espíritu, como Moisés de antaño viendo a quien es el
Invisible.
Que Cristo no habla aquí de una manifestación
literal
y física es evidente, porque dice,
“ El
mundo no me verá más; sin embargo, vosotros me veréis.”
¿Y por
qué? “Porque yo vivo vosotros también
viviréis.”
Nota
otra vez cuán vital y cuán gloriosa esta unión
llega
a ser cuando entramos en la plenitud de esta experiencia.
217
“
Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y
vosotros
en mí, y yo en vosotros.”
¿Qué
día? El día del cual Él ha estado hablando a
través
de este capítulo, el día de esta experiencia de permanecer
en el
Espíritu. “Yo soy en mi Padre,” dijo Él. No
podemos
dudar de eso. Sabemos que el Hijo es verdaderamente
uno
con el padre, completamente sumergido
en la
gloria celestial. Pero, al mismo tiempo Él sigue,
“Y
vosotros en mí, y yo en vosotros.”
Por lo
tanto, si la unión del Padre y el Hijo es genuina,
exquisita,
real, vital y poderosa, entonces la unión
del
Hijo y los muchos hermanos ha de ser igualmente
real e
igualmente gloriosa.
El
secreto de este ministerio
¿Cuál
es el secreto de ser iniciado en esta experiencia
secreta?
Es muy sencillo; y por eso al mismo tiempo
muy
difícil para el hombre apropiarse de ella; porque
sencillamente
tiene que desechar su vida natural, a fin
de
hallarse en la vida más abundante del Espíritu. Tiene
que
perder su vida para poder hallarla. Tiene que consagrarse
absoluta
y enteramente a la voluntad de Dios.
“
...El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le
amará,
y vendremos a él...” (Juan 14:23).
¡La
venida del Padre y del Hijo! vendremos... Una
visita
secreta de Cristo en los corazones de Su pueblo. Y
haremos
con él morada...”
Muchas
moradas
Cuando
Jesús dijo, “vendremos a él, y haremos con él
morada,”
usó la misma palabra para morada, que usó en
el
verso 2 cuando dijo, “En la Casa de mi Padre muchas
moradas
hay.” Esta, pues, es la verdadera morada que
Cristo
se fue a preparar para los Suyos. Algunos preferían
una
casa de oro o de mármol blanco brillante o de
perla.
Pero aquellas cosas son corruptibles; aun oro y
plata
son descritos por el apóstol como cosas corruptibles.
No son
verdaderas. Las cosas verdaderas son las
contrapartes
espirituales de oro, perlas, zafiro, esmeraldas
y
jaspe. En nuestra comprensión finita y limitada,
estas
cosas naturales y terrenales son empleadas para
describir
nuestra herencia celestial, porque ese es el único
lenguaje
que podemos entender. Pero en realidad el
glorioso
reino del Espíritu supera y excede mucho en
brillantez
toda gloria terrenal.
Una
cosa gloriosa acerca del ámbito del Espíritu es
que
aquí no hay nada estancado o monótono. Tan pronto
uno es
iniciado en este glorioso ámbito, hay progresión
y
actividad incesante. Entonces, tú eres vinculado
con el
Dios infinito y eterno, cuyos caminos y profundidades
son
inescrutables y cuyas alturas son inaccesibles.
Por
eso el Señor nos dice que hay muchas moradas en la
Casa
del Padre, dependiendo del nivel de la experiencia
Cristiana
de uno, y su logro espiritual mediante la fe y la
obediencia.
“ Mas
en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y
de
plata, sino también de madera y de barro; y asimismo
unos
para honra, y otros para deshonra” (2 Timoteo
2:20).
Hay un
lugar de reposo, una morada; pero en Dios
se
halla el verdadero reposo en medio de contiendas y
guerras
externas; y la verdadera morada es la que sin
cesar
se va adelante y arriba hacia una unión estrecha y
más
vital con el Padre. El reposo de Israel en Canaán
consistió
en conquistar al enemigo y marchar adelante
para
poseer sus posesiones. No consistió en pasar el Jordán,
y
luego asentarse en las orillas del río y cantar el
cántico
de victoria. Ni tampoco es así con esta experiencia
de
permanecer en el Espíritu Santo. Si permanece219
mos en Cristo, estamos permaneciendo
en un Río, un
Río
que fluye para siempre.
El
Reino está adentro
“Y
preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el
Reino
de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no
vendrá
con observación; ni dirán: Helo aquí, o helo allí;
porque
he aquí el Reino de Dios entre vosotros está (adentro)”
(Lucas
17:20-21).
Una
explicación común de este pasaje es ésta, que el
Reino
de Dios en la Iglesia es invisible y no vendrá con
advertencia;
pero cuando empieza la Edad del Reino terrenal,
entonces
vendrá con advertencia. En realidad,
no hay
nada dicho aquí sobre dos reinos; ni dice que el
Reino
de Dios no pueda ser observado. Claro que será
observado
y manifiesto en la tierra a su debido tiempo;
y de
su Reino no habrá fin. Pero este pasaje es muy claro
en
cuanto a cómo y de qué manera el Reino vendrá. No
con un
gran estallido de gloria del Cielo, porque no vendrá
con
observación. Más bien vendrá en secreto, en los
corazones
del pueblo de Dios.
“
...Así es el Reino de Dios, como si un hombre echa simiente
en la
tierra; y duerme, y se levanta de noche y de día, y
la
simiente brota y crece como él no sabe. Porque de suyo
fructifica
la tierra, primero hierba, luego espiga, después
grano
lleno en la espiga” (Marcos 4:26-28).
Es
maravilloso ver el grano lleno; también la espiga;
y aun
la hierba es visible. Pero todo principio debajo de
la
tierra por medio de los procesos misteriosos, secretos,
invisibles
de la naturaleza, no sabemos cómo.
“También,
el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido
en el
campo...” (Mateo 13:44).
¡El
reino escondido! Cristo es Aquel quien vendió
todo
lo que tuvo, y nos compró para Sí. Para hacerlo, Él
redimió
a todo el mundo mediante Su sangre. ¡Pronto
sacará
el tesoro de su escondite, y lo manifestará!
Aguardando
la esperanza bienaventurada
En el
día de Cristo los judíos constantemente esperaban
el día
cuando su Mesías repentinamente se manifestaría
en
gran poder, les libraría del yugo Romano, y
establecería
el Reino. Con razón el Señor era tan impopular
con
ellos, porque Él les dijo claramente que el Reino
no
vendría con esperar intensamente (como la palabra
advertencia
significa). Es extraño que una generación
no
aprenda de los errores de sus predecesores. Porque
prácticamente
todo el cuerpo de iglesias evangélicas
de hoy
aguarda intensamente el arrebatamiento o
un
reino que les libre de la servidumbre de la tierra, y les
establezca
en tronos de poder y autoridad en la tierra.
Es
cierto, vendrá un día cuando la gloria del Señor cubrirá
la
tierra como las aguas cubren el mar; cuando todo
ojo le
verá; cuando el mismo Jesús que fue tomado al
cielo,
así vendrá como le vieron ir. Pero, primeramente
hay la
manifestación de Cristo en medio de Su pueblo
por el
Espíritu, para establecer el Reino de Dios adentro,
y esa
es la esperanza de la Iglesia.
Pablo
dice:
“
Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación
gloriosa
del gran Dios y Salvador nuestro Jesús,
el
Cristo” (Tito 2:13).
Literalmente
suplica, esperando aquella esperanza
bienaventurada,
y la manifestación de la gloria de nuestro
gran
Dios... Cuando el templo de Salomón había sido
construido,
los sacerdotes y Levitas puestos en su lugar,
los
cantores y los músicos en el suyo, y los vasos y muebles
todos
arreglados en debida forma. Cuando...
“
...tocaban las trompetas, y cantaban con la voz todos a
221
una
como un varón alabando y confesando al SEÑOR...
Y la
Casa fue llena de una nube, la Casa del SEÑOR”
(2
Crónicas 5:13-14).
¡Esa
es la Esperanza de la Iglesia!
Cristo
enseña en la Fiesta
Así
fue que el Señor visitó la Fiesta de los Tabernáculos
como
en secreto antes de revelarse abiertamente.
Pero
poco a poco Él se manifestó a las multitudes,
comenzó
a enseñar en el templo, y les hizo maravillarse
viendo
Su sabiduría y conocimiento. Aún, entonces, no
supieron
que este hombre era aquel llamado Jesús, porque
Él
había ido allí en secreto, y no había revelado su
identidad
aun cuando enseñaba. Procuraron agarrarle,
pero
no había venido Su hora y ellos no tuvieron poder
contra
Él. Enviaron oficiales para prenderle, y volvieron
sin
Él, y con la boca cerrada. Ningún hombre habló como
este
hombre, testificaron. Querido hijo de Dios, cuando
el
poder y la gloria de la Fiesta de los Tabernáculos comienza
a amanecer sobre la Iglesia, el
pueblo de Dios va
a ser
revestido de tanto poder y autoridad que las naciones
mismas
tendrán que inclinarse en sumisión. Nunca
habló
ningún rey ni dictador ni presidente como los Hijos
de
Dios han de hablar. Porque serán revestidos de Su
majestad
y autoridad Divinas, y serán los mismos oráculos
vivos
de Dios a la Iglesia como también a las naciones.
Entonces
harán la voluntad de Dios como Dios mismo
dirija,
y ningún poder terrenal tendrá poder contra
ellos.
Cuando se acercó la hora de la crucifixión del Señor,
entonces
pudieron prenderle; porque Su hora había
llegado.
Pero no fue porque Él fuera impotente para
hacer
algo. Había una gran obra de Redención que Él
tuvo
que hacer, y un gran bautismo de muerte que Él
tuvo
que efectuar.
En el
discurso del Señor con los judíos en la Fiesta
tenemos
una gloriosa promesa de esa vida escondida.
Él les
dijo:
“ Me
buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros
no
podréis venir” (Juan 7:34).
Donde
Él estuvo, el mundo no pudo venir; pero en
este
mismo lugar escondido los discípulos vendrían. ¿No
les
prometió Jesús a Sus discípulos acerca de la venida
del
Espíritu,...
“
...al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce;
pero vosotros le conocéis; porque permanece con
vosotros,
y será en vosotros?” (Juan 14:17).
Ellos
sabían que el Señor se refirió a esa vida escondida,
y la
manifestación de Cristo en medio de ellos,
porque
dijeron:
“
...¿Qué hay porque te hayas de manifestar a nosotros, y
no al
mundo?” (verso 22).
Ellos
comenzaban a ver y a entender que habría de
ser
una verdadera manifestación de Cristo en ellos, donde
ellos
estarían en unión vital con el Padre y con el
Hijo,
un lugar donde el mundo no podría invadir.
Así que
este lugar escondido no pudo ser hallado
por
los judíos; pero en cambio Sus discípulos amados
entrarían
en él. A donde yo estaré, vosotros no podéis
venir,
dijo a los judíos. Pero a Sus discípulos,
“
...vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde
yo
estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).
¿Dónde
está? Jesús dijo: donde Yo estoy. Eso basta.
Es un
lugar en el Espíritu que ningún hombre puede invadir.
¡Un
lugar escondido para los que están en el mundo,
pero
no son del mundo, en el mismo santuario del
Espíritu
de Dios! Porque habéis muerto, y vuestra vida
está
escondida con Cristo en Dios. Allí estarán escondi223
dos
los Hijos de Dios mientras que hacen las obras de
Cristo
en medio de un mundo de ira y juicio. Y entonces,
en el
tiempo de Dios, serán manifestados abiertamente.
“
Cuando se manifestare el Cristo, nuestra vida, entonces
vosotros
también seréis manifestados con Él en gloria” (Colosenses
3:4).
El
lugar secreto del Altísimo
Al
escribir estas palabras somos conscientes de nuestra
incapacidad
de comprender, mucho menos tratar de
explicar,
este glorioso misterio. Forzosamente tiene que
ser
así, puesto que escribimos de cosas aún no vistas.
Confiamos,
pues, en que la gloria de esta herencia, cuando
sea
revelada, sobrepasará mucho nuestro débil esfuerzo
para
explicar o imaginar lo que va a ser. Este
lugar
secreto será para los que le temen a Él. Es un lugar
en el
cual somos separados del mundo, aunque viviendo
en
medio de su tumulto y sus peligros. Un lugar donde
podemos
ver el rostro del Esposo y oír su voz.
“Paloma
mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo
escondido
de la escalera, muéstrame tu vista, hazme oír tu
voz;
porque tu voz es dulce, y tu vista hermosa” (Cantares
2:14).
No
sólo será dulce nuestra conversación con el Señor
y
nuestra comunión continua pese a las devastaciones
de la
Gran Tribulación, sino que el vencedor conocerá
una
protección y un abrigo tan real (y mucho más
maravilloso),
como aquel que tuvo la familia de Noé en
el
arca.
“ El
que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo
la
sombra del Omnipotente. Dirá al SEÑOR: Esperanza
mía, y
castillo mío; mi Dios, me aseguraré en él. Y él te
librará
del lazo del cazador; de la mortandad que todo asue-
la.
Con su ala te cubrirá, y debajo de sus alas estarás
seguro;
escudo y adarga es su verdad. No tendrás temor de
espanto
nocturno, ni de saeta que vuele de día; ni de pestilencia
que
ande en oscuridad, ni de mortandad que destruya
al
mediodía” (Salmo 91:1-6).
Este
es el lugar secreto del Altísimo. Es Su morada,
y será
nuestra. No está en el Cielo, ni es por medio del
arrebatamiento.
Pero es el lugar de unión vital con Dios
por el
Espíritu Santo que a uno le constituye un vencedor,
aun en
el lugar de muerte, desolación y juicio.
“
Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa
de los
impíos” (Salmo 91:8).
Estaremos
en medio de las calamidades de la tierra
pero
en un lugar de reposo y abrigo, en esta experiencia
de
habitar de la cual Jesús habló a Sus discípulos. Dios
dijo:
“
...Lo pondré en alto, por cuanto has conocido mi Nombre”
(verso
14).
Los
lugares celestiales en Cristo Jesús, que hemos
hablado
muchas veces y admirado y dicho jactanciosamente
que lo
tenemos, van a ser apropiados por el Espíritu
aun
ahora en medio de esta generación torcida y
perversa.
El
Vencedor, pues, vivirá la misma vida del Unigénito
Hijo
de Dios. Cuando las autoridades procuraban tomarle,
no
pudieron. Él estuvo allí en medio, andando
en un
cuerpo visible, físico, tangible, terrenal; pero ellos
no
tuvieron poder para tocarle. Enviaron oficiales para
prenderle,
pero fueron pasmados y volvieron sin Él. ¿Por
qué?
Fue durante la Fiesta de los Tabernáculos y Jesús
nos
enseñaría por medio de Su presencia en esta Fiesta
algunas
de las grandes verdades espirituales que aún han
de
suceder en la Verdadera Fiesta de los Tabernáculos.
225
Podemos
entender fácilmente, entonces, cómo el
Glorioso
Evangelio de Cristo será proclamado por toda
la
tierra, pese a la oposición que se levante. No habrá
ningún
país en la tierra que se cierre a este Evangelio del
Reino.
Será tan sencillo proclamar la Verdad en un país
comunista,
como en cualquier otro lugar de la tierra.
Las
autoridades enviarán a la policía a prender este personaje
extraño
que con tanto denuedo predica a Cristo,
y las
obras de Dios, y él habrá desaparecido; porque habrá
sido
llevado en el Espíritu como Felipe el evangelista.
O tal
vez extenderá sus manos para tomarle, y desaparecerá
de su
vista. Se lanzará sobre él con espada o
bayoneta,
y su arma será embotada tan ciertamente como
si
hubieran atacado un tanque blindado; porque ninguna
arma
forjada contra él prosperará. Podrán disparar
una
bala, y la bala se desviará al chocar su frente, como
si
fuera una plancha pesada de acero. Envenenarán su
comida,
pero será como agregar vitaminas a su dieta.
Meterán
al vencedor en la cárcel, y en la noche el Ángel
del
Señor abrirá las puertas de la cárcel, sacará al cautivo,
lo
librará, e inmediatamente cerrará las puertas de la
cárcel
otra vez, dejando la guardia en una situación muy
difícil.
Procurarán
impedir que el Evangelio sea proclamado
a
través de la radio; y sin embargo, aun sin la ayuda
de la
radio o la emisora se oirá la voz del vencedor en las
calles
o en las casas, mientras que penetra la atmósfera
por la
orden de Dios y en el lugar señalado por Dios. Él
será
echado a los leones, o a las fieras, y las fieras mismas
serán
sus mejores amigos. Será lanzado en llamas
ardientes
de fuego, y no obstante se sentirá tan cómodo
como
en una sala calurosa en día de frío. Si no hay
comida,
hará descender maná del Cielo. Si hay un río
para
pasar, alzará su mano, y las aguas se detendrán
delante
de él para que pueda andar sobre la tierra seca.
¡Y
nada será imposible para el hombre que cree! Las más
poderosas bombas atómicas o de hidrógeno inventadas
serán
perfectamente inofensivas para el hombre quien
está
escondido en el lugar secreto del Altísimo.
¿No
podemos ver, entonces, cuán fácil será para el
vencedor
administrar ayuda, consolación y liberación a
una
Iglesia perseguida y sufriente? Porque será un vencedor
en la
plenitud de la victoria de Cristo sobre el
mundo,
la carne, y el Diablo. El pecado, la enfermedad,
o la
muerte no tendrán nada en él. Él será como su
Señor
y Maestro cuando él anduvo en la tierra y ministró
entre
los hombres. Ningún hombre pudo quitarle la
vida.
Pero Él testificó,
“
...Yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y
tengo
poder para volverla a tomar” (Juan 10:18).
Así
será con Sus muchos hermanos. Si ponen su vida,
será
por sus hermanos y por la verdad; y tan seguramente
como la
ponen, la volverán a tomar en gloria y plenitud
más
grandes, nunca más para ver corrupción. Ningún
hombre
podía tocar a Cristo hasta que su hora hubiera
llegado;
y entonces, Él se ofrecería voluntariamente
a fin
de terminar la obra que Dios le había encomendado.
Así
será con Sus muchos hermanos. Serán completamente
triunfantes
sobre todos los poderes de las
tinieblas
que se forman contra ellos, y en ninguna manera
participarán
de la Tribulación venidera de este mundo,
excepto
para cumplir las obras de Dios a favor de la
Iglesia.
Si sufren o mueren, será por causa de los hermanos,
y
según el plan de Dios y el poder de Cristo que
obre
en ellos.
Estas
cosas pueden sonar fantásticas a muchos creyentes;
pero
si es así, es sólo porque el pueblo de Dios en
esta edad
moderna tiene una mente tan carnal que no
puede
apreciar ni entender las realidades del Espíritu.
Muchísimos
más milagros de los que hemos menciona227
do o
aun imaginado, serán hechos por los Hijos de Dios
en el
día de su manifestación. Ni necesitarán un cuerpo
glorificado
para hacer estas cosas. Esta, por supuesto,
será
su herencia cuando su obra en la tierra es terminada,
así
como en el caso de Cristo. Pero no necesitarán
un
cuerpo glorificado para obrar las obras de Cristo.
Daniel
era humano, aun en el foso de los leones. Los
tres
jóvenes hebreos tuvieron carne y sangre lo mismo
que
todos las tenemos, y sin embargo, el fuego no significó
nada
para ellos, excepto la liberación de su servidumbre
y una
visitación de Uno semejante al Hijo del
Hombre. Felipe era un ser humano natural, con un cuerpo
natural,
y no obstante fue llevado en el Espíritu sin la
ayuda
de medios humanos para viajar. Pedro también, y
sin
embargo, las puertas cerradas se abrieron y él salió
de la
cárcel por la mano del Ángel del Señor.
Estas
cosas realmente son muy sencillas y pequeñas
comparadas
con algunas de las cosas no vistas ni conocidas
que
Dios ha preparado para los que le aman. Jesús
quiso
decir exactamente lo que dijo cuando prometió:
“
...De cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza,
diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se
pasará;
y nada os será imposible” (Mateo 17:20).
El
último gran día de la Fiesta
Tal
vez debemos describir en algún detalle el orden
de
eventos que sucedieron durante la Fiesta de los Tabernáculos
en los
días de Cristo. Esta era la fiesta culminante
del
año. La Fiesta empezó, como mencionamos,
con el
Son de Trompetas, seguido por el Día de la Expiación,
y
luego, culminó con la Fiesta de los Tabernáculos.
Era
tiempo de gran regocijo y júbilo y alegría, porque
era
realmente una gran Fiesta de Acción de Gracias para
todo
Israel, cuando había sido recogido el fruto de la
tierra.
Por eso fue llamada la Fiesta de la Cosecha. La
cosecha
ya había terminado, y ahora se congregaban en
las calles
y lugares abiertos de Jerusalén para celebrar la
ordenanza
del Señor, alabándole y dándole gracias por
Su
bondad, cantando los Salmos de David, y guardando
todos
los ritos relacionados con la Fiesta.
En los
días de Cristo, otras ceremonias fueron celebradas
además
de las mandadas en la Ley. Se dice que el
pueblo,
al tiempo del sacrificio de la mañana, tomaba
ramas
de palmeras y mirtos y sauces, y con una cidra u
otra
fruta en sus manos iban al templo, y marchaban
alrededor
del altar del holocausto según la manera de
los
hijos de Israel cuando rodearon a Jericó. Hacían esto
una
vez cada día, y luego, siete veces en el séptimo día
de la
Fiesta.
Hubo
también la ceremonia conocida como: Derramando
el
agua, la cual según toda probabilidad estuvo
en
boga en el tiempo de Cristo. En el cumplimiento de
esta
ordenanza, el sacerdote llevaba un vaso de oro al
estanque
de Siloé en el tiempo del sacrificio, lo llenaba
de
agua, y lo llevaba otra vez al templo entre el son de
trompetas
y gritos de regocijo. Luego, mezclaba el agua
con el
vino de los sacrificios y los derramaba al lado del
altar,
y de allí era conducido por una cloaca al valle de
Cedrón.
Mientras sucedía esto, leían Isaías 12:3,
“
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud.”
Verdaderamente
era una fiesta de gran júbilo y alegría.
Si
hubiera causa de pesar en Israel, éste no sería el
día
para revelarla. Si hubiera desengaño, hambre o sed,
habrían
de ser olvidados en la ocasión de esta gran Fiesta,
la
Fiesta de gozo, de unidad, de reposo, de prosperidad
y de
alegría. Pero Jesús estuvo allí, mirando todas
sus
demostraciones, y sabiendo bien que estas celebraciones
naturales,
terrenales, eran solamente vacías y vanas
para
Israel. Él supo también que pronto cesarían, y
229
hallarían
su cumplimiento en una Fiesta nueva y viva
que Él
mismo había venido a la tierra a efectuar. Se dio
cuenta
que su gozo era sólo externo, y que dentro del
corazón
de todo verdadero israelita había ese vacío que
sólo
Él podría llenar. Se dio cuenta también, que había
llegado
la hora cuando Él tendría que dar el verdadero
significado
de sus fiestas; así que leemos estas bellas
palabras:
“ Mas
en el postrer día, el día grande de la Fiesta, (Jesús)
se
puso
de pie y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a
mí y
beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos
de
agua viva correrán de su vientre. (Y esto dijo del Espíritu
que
habían de recibir los que creyeran en él; porque
aún no
era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no
era
glorificado.)” (Juan 7:37-39).
En
aquel día, se nos dice, el sacerdote solía citar este
verso
de Isaías:
“
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud” (Isaías
12:3).
¿Puedes
ver, entonces, lo que el Señor quiere enseñarnos?
Que
vendría el tiempo cuando los hombres ya
no más
sacarían su experiencia de los pozos de provisión
Divina,
más una fuente artesana de agua viva brotaría
en el
alma, y fluiría a la humanidad en poderosos
ríos
de bendición y vida. Es la fuente sanadora, vivificadora,
de la
cual leemos en Ezequiel:
“
...Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán
al
desierto, y entrarán en el mar; y entradas en el mar,
recibirán
sanidad las aguas. Y será que toda alma viviente
que
nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos,
vivirá;
y habrá muchos peces en gran manera por haber
entrado
allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo
lo que
entrare en este arroyo” (Ezequiel 47:8-9).
Jesús
dijo, yo os haré pescadores de hombres. ¡El avivamiento
venidero
completamente eclipsará todo lo que
hemos
leído en la Biblia o en la historia de la Iglesia!
Este
Río de Vida ha estado fluyendo desde Pentecostés;
sabemos
eso; pero pronto se vaciará en los poderosos
océanos
de la humanidad trayendo vida y bendición a
un
desierto árido y asolado. Al verter el agua sobre el
altar,
el sacerdote solía citar una porción de Isaías doce.
En
realidad, es muy posible que él hubiera leído todo el
capítulo.
Si lo hiciera, habría concluido con las palabras:
“Regocíjate
y canta, oh Moradora de Sion; porque grande
es en
medio de ti el Santo de Israel” (Isaías 12:6).
¡Qué
ironía habría en esas palabras! Él no sabía nada
del
verdadero Mesías quien estuvo delante de él; y no
obstante
allí fue escrito, y él podría haber hablado estas
palabras
en completa ignorancia de la verdad que ellas
expresaron:
¡Grande es en medio de ti el Santo de Israel!
Allí
estuvo, el Santo de Israel, la misma Fuente de vida y
la
Sustancia de todas sus ceremonias y fiestas. Él hace
lo
mismo hoy en día. Está en secreto en medio de nosotros,
esperando
la entrada.
“ He
aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno
oyere
mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré
con
él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
Ríos
de Agua Viva
“ He
aquí que yo hago cosa nueva; presto saldrá a luz; ¿no
la
conoceréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y
ríos
en la soledad” (Isaías 43:19).
Damos
gracias a Dios por la poca agua que hemos
tenido
de la Fuente de agua viva. Pero Jesús ha prometido,
“
...el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que
salte
para vida eterna” (Juan 4:14).
231
Triste
es decirlo, que hemos sido como la fuente en
El
Cantar de los Cantares,
“
...fuente cerrada, fuente sellada” (Cantares
4:12).
¡Una
fuente! Pero cerrada, sellada, congelada. Abraham
cavó
muchos buenos pozos en su día; pero después
de su
muerte se nos dice que los filisteos los habían cegado.
Isaac
tuvo que volver a cavarlos antes de poder
aprovechar
las aguas refrescantes que yacían debajo de
las
piedras, tierra y suciedad que el enemigo había lanzado
en los
pozos. Así es con la Iglesia de Cristo, y la
fuente
que Cristo ha creado en los corazones de Su pueblo.
Todas
las potencialidades de esta nueva vida y esta
nueva
experiencia están en nuestro corazón, encerradas
como
la vida embrionaria en la semilla. Y el resultado es
que no
sacamos ningún provecho.
El
grano de trigo tiene que morir
¿No
está escrito,
“
...si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda;
mas si
muriere, mucho fruto lleva?” (Juan 12:24).
Note
las circunstancias de esta hermosa declaración.
Andrés
y Felipe acabaron de venir y decir al Señor que
ciertos
griegos habían pedido ver a Jesús. Y ésta es la
respuesta
asombrosa del Señor: Si el grano que cae en la
tierra,
no muriere, él solo queda... ¡Respuesta extraña!
Pero
no difícil de entender, cuando empezamos a darnos
cuenta
que Jesús aparecerá y será visto en Su pueblo
mediante
Su Cruz y Resurrección. Quisiéramos ver a
Jesús,
dijeron los griegos. Entonces, tendría que verle
en la
cosecha que Su muerte produciría según Su misma
semejanza,
en Su misma imagen. ¡Le verían en Su pueblo!
Y la
única manera que nosotros, el pueblo de Dios,
vamos
a manifestar la vida y el poder de la resurrección
es por
identificarnos con Él en Su cruz.
No es
suficiente meramente aceptar a Cristo y Su
obra
consumada para nosotros. Tenemos que participar
en Sus
sufrimientos, identificarnos con Su Cruz, de modo
que
realmente llega a ser la nuestra propia, y entonces,
resucitaremos
con la vida de resurrección a fin de llevar
mucho
fruto para el Reino.
“Porque
si fuimos plantados juntamente en él a la semejanza
de su
muerte, también lo seremos a la de su resurrección”
(Romanos
6:5).
Con
razón el apóstol Pablo, quien conoció a Cristo,
había
visto personalmente a Su Señor en el camino a
Damasco,
había hablado con Él y le había oído contestar
en voz
audible, anhelaba en la aflicción de su espíritu
esta
gran manifestación:
“ por
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación
de sus
padecimientos, en conformidad a su muerte, si
en
alguna manera llegara a la resurrección de los muertos”
(Filipenses
3:10-11).
La
Escritura no puede ser quebrantada
Cualquier
verdadero creyente inmediatamente se
levantaría
en fuerte oposición si se sugiriera que el Antiguo
Testamento
no fue cumplido, o no sería cumplido,
en
Cristo. Jesús prometió tan definitivamente:
“
...era necesario que se cumplieran todas las cosas que están
escritas
de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en
los
salmos” (Lucas 24:44).
Y sin
embargo, parece una cosa muy razonable y plausible
a todo
cuerpo de la Cristiandad evangélica que el
Nuevo
Testamento no tenga que cumplirse en la Iglesia
de
Cristo. Aseguremos a los santos en todas partes que
el
Nuevo Testamento es ahora una parte de la Palabra de
Dios
inspirada verbalmente; y Jesús ha declarado enfá233
ticamente:
“La Escritura no puede ser quebrantada,” y otra
vez,
“para
que se cumplan las Escrituras” (Juan 10:35; Marcos
14:49).
Y si
es cierto en cuanto al Antiguo Testamento,
¿cuánto
más es cierto del Nuevo Testamento? Porque la
gloria
del Antiguo iba a perecer, pero la gloria del Nuevo
ha de
permanecer (2 Corintios 3:9-11).
Afirmamos,
pues, que si Cristo tenía que ministrar
fielmente
por muchos años en medio de las burlas y ridículos
de los
hombres, sufrir la angustia de Getsemaní,
morir
en una cruz Romana, y resucitar de la muerte,
para
cumplir el Antiguo Pacto; entonces es imprescindible
que el
Cuerpo de Cristo se levante del polvo y desolación
de su
cautividad, se identifique con la muerte de
Cristo,
la cabeza, y resucite con Él para manifestar Su
gloria
y Su poder y para cumplir el Nuevo Pacto.
Los
hombres argumentarán, ¿Qué de la apostasía?
¿No
será ésta la condición de la Iglesia en los postreros
días?
Por supuesto habrá apostasía, como el apóstol profetizó.
Y
ciertamente se ha cumplido. Pero estamos hablando
de la verdadera
Iglesia, el Cuerpo de Cristo, los
Hijos
de Dios, el vencedor, la esposa, el pueblo del cual
fue
dicho:
“Para
que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada
por la
Iglesia a los principados y potestades en los
cielos”
(Efesios 3:10).
Y esto
tendrá que cumplirse si la Escritura no puede
ser
quebrantada.
El
apóstol dijo,
“A Él
sea la gloria en la Iglesia por el Cristo Jesús, por todas
las
generaciones por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios
3:21,
Literal).
Y
tendrán que cumplirse las Escrituras.
Un
Nuevo Pacto es destinado a hacer del pueblo de
Dios,
Carta de Cristo ...
“
...escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo”
(2
Corintios 3:3).
Y
tendrán que cumplirse las Escrituras. En el Nuevo
Pacto
está decretado que,
“ ...
Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de
ellos
las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a
mí por
pueblo” (Hebreos 8:10).
Y
tendrán que cumplirse las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha provisto una gloria que permanece,
y
crece aún más ilustre, en contraste a la gloria marcesible
de la
Ley de Moisés (2 Corintios 3:7-8). Y tendrán
que
cumplirse las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha preparado una panoplia, una armadura
completa,
por la cual los santos serán capacitados
para
derribar a Satanás y sus huestes malignas de
sus
fortalezas celestiales (Efesios 6:11-18). Y tendrán que
cumplirse
las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha mandado a los santos de Dios que
tengan
el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma
cosa,
estando perfectamente unidos en un mismo entendimiento
y en
un mismo parecer (1 Corintios 1:10; Filipenses
2:2). Y tendrán que cumplirse las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha establecido a la Iglesia como un
Cuerpo,
funcionando tan genuinamente y tan perfectamente
como
los miembros del cuerpo humano, con Cristo
como
la Cabeza (1 Corintios 12 al 14). Y
tendrán que
cumplirse
las Escrituras.
235
El
Nuevo Pacto ha ordenado que los santos de Dios
crezcan
en la madurez y en el conocimiento del Hijo de
Dios,
a la medida de la edad cumplida del Cristo (el cuerpo
de
Cristo tiene que ser mayor de edad) para recibir la
plenitud
de su herencia. (Efesios 4:12-13). Y tendrán que
cumplirse
las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha decretado que después de la ministración
exitosa
de los dones y ministerios del Espíritu,
la
caridad (el amor de Dios) será manifestada en los
santos,
tomando el lugar de los dones (1 Corintios 13). Y
tendrán
que cumplirse las Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha ordenado un lugar en Cristo y un
nacimiento
por el Espíritu que completamente desterrará
el
pecado del corazón, y producirán una victoria que
no
conoce derrota (1 Juan 3:7-9). Y tendrán que cumplirse
las
Escrituras.
El
Nuevo Pacto ha declarado que la esperanza solícita
de la
creación, y los gemidos y aflicciones de
un
mundo bajo la maldición del pecado y de la muerte,
hallarán
liberación y libertad en la manifestación de los
Hijos
de Dios (Romanos 8:19-23). Y tendrán
que cumplirse
las
Escrituras.
Entonces,
santos de Dios, no seamos como Moisés,
quien
ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos
de
Israel no fijaran la vista en su rostro. Y con mucha
razón,
porque aquella gloria era condenada a perecer;
pero
la nuestra es destinada a ser aún más brillante, y a
resplandecer
aún más y más hasta que el Día sea Perfecto.
Salgamos,
pues, ministrando la Palabra de Vida con
todo
denuedo, preparados incluso a morir la muerte de
la
Cruz en esta hora de Su traición, y sabiendo que tan
ciertamente
como Dios resucitó a Cristo de la muerte en
el
poder de una vida indestructible, tan ciertamente resucitaremos
también
con Él para andar en novedad de
vida.
Si los
hombres optan por quedarse donde están en
su
experiencia Cristiana, entonces, este mensaje no es
para
ellos. Gracias a Dios que pueden comer del maná
que
cae del Cielo, y beber del agua que fluye de la Roca,
y
recibir sanidad y fuerza para su viaje. Pero triste es
decirlo,
morirán en el desierto, y no verán esta buena
herencia
del Espíritu.
En
cambio, si algunos se levantan y pasan el Jordán,
habrá
obstáculos tremendos para vencer, habrá peligros
invisibles
acechando en su camino, y habrá enemigos
poderosos
para dominar. Sin embargo, suyo es un buen
espíritu
que el Señor honrará, y Su presencia será su protección.
A
ellos Dios hablará palabras de gran aliento:
“ El
libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de
día y
de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme
a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás
prosperar tu camino, y todo lo entenderás. Mira que
te
mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni
desmayes,
porque yo el SEÑOR tu Dios estoy contigo en
donde
quiera que vayas” (Josué 1:8-9).
La
nuestra es una fuente que salta
“
...una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).
Esta
es la promesa de Cristo a Su pueblo. No escribimos
con el
propósito de resolver argumentos doctrinales;
pero
sencillamente para aquellos cuyas almas tienen
sed de
esta fuente viva. Si los hombres están contentos
con su
experiencia de la Pascua, esto no es para ellos. Si
están
satisfechos con su experiencia del Pentecostés, esto
no es
para ellos. Tal contentamiento sólo muestra que
los
Ríos de Agua Viva han cesado de fluir de sus almas;
porque
esta Fuente que Cristo pone adentro, si no es
obstruida
por el lodo de los filisteos, es una Fuente que
constantemente
salta para vida eterna. Gracias a Dios
por
cada medida de verdad, de poder y de gloria que
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Dios
ha restaurado a la Iglesia desde la Reforma hasta
ahora.
Pero deja que fluya, hijo de Dios; que salte hasta
ser un
poderoso Amazonas en este mundo desierto lleno
de
pecado, enfermedad y pesar.
Jesús
dijo: “ríos de agua viva correrán de su vientre.”
No
estamos esperando, pues, un poder extraño... alguna
gloria
o alguna experiencia que realmente no sea nuestra.
Pero
aguardamos la liberación del Torrente Divino
que
ahora está cerrado en los corazones del pueblo de
Dios.
Somos fuente cerrada, fuente sellada.... La Iglesia
ha
pasado un invierno frío, arduo, e infructuoso. Pero el
Dios
infinitamente sabio ha sido el autor del invierno;
porque
Él está efectuando un plan grande y poderoso:
“ El
que da la nieve como lana, derrama la escarcha como
ceniza.
El que echa su hielo como en pedacitos; delante de
su
frío ¿quién estará?” (Salmo 147:16-17).
Sí, el
invierno ha estado sobre la Iglesia por siglos.
No
podíamos entenderlo; pero Dios lo determinó para la
gloria
y el triunfo de aquellos que estarán viviendo en el
Día de
la Primavera. Aún ahora podemos ver los primeros
frutos
de la Primavera y la expulsión del invierno.
“
Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y
fluirán
las aguas... No ha hecho esto con las otras naciones...”
(Salmo
147:18,20).
Las
brisas del Espíritu suavemente corren por la Iglesia;
y con
los vientos del Espíritu y la iluminación del Sol
de
Justicia, hay un derretimiento. El hielo y la nieve y la
escarcha
se derriten, se disuelven y fluyen juntos, para
formar
esta fuente viva del Líbano. Por lo tanto, aun
ahora
comencemos a regocijarnos en el Nuevo Día de
Primavera,
mientras que los primeros rayos de esperanza
se
levanten sobre el horizonte oriental:
Tabernáculos, la fiesta
de su manifestación
“Porque
he aquí ha pasado el
invierno,
se ha mudado, la lluvia se
fue;
se han mostrado las flores en la
tierra,
el tiempo de la canción es
venido,
y en nuestra tierra se ha oído
la voz
de la tórtola; la higuera ha
echado
sus higos, y las vides en
cierne
dieron olor; levántate, oh
compañera
mía, hermosa mía, y
vente”
(Cantares
2:11-13).