LA FAMILIA DE DIOS

  Serie “Gloria en lugar de ceniza” Parte I

  George H. Warnock

Contenidos

 

Prefacio

Introducción

Ismael, Hijo de la Carne

El Proceso

La Plenitud de Dios

La Familia de Dios

¡Mantén la Visión en Alto!

El Supremo Llamamiento

La Familia de Jacob

Primero Betel

Las Declaraciones de Dios

Primero Betel, Luego Peniel

¡Dios de Jacob!

Una Familia de Muchos Hermanos

Una señal de que la liberación está Cerca

La Feliz Familia de Jacob en Canaán

Un Corazón Dividido

La Revelación del Corazón Humano

La Visión se retrasa

Prisioneros del Señor

Los Prisioneros del Rey

Los Sueños de Faraón

Ha de Surgir un Ministerio Puro

La Perspectiva de Dios

El Escenario esta preparado

Se Necesita una Hambruna

José el Extranjero

La Primera Confrontación

Simeón en Cautividad

La Segunda Confrontación

La Familia celebra juntos

Otra Prueba para los Hijos de Jacob

La Hora del Arrepentimiento se Acerca

Por qué Dios se limita a si mismo

El compromiso de alabanza

El Altar del Incienso

La Revelación de José

La Virtud Sanadora del Perdón

Manasés y Efraín

Por tanto, No Hay Condenación

 

Ediciones del Título en inglés:

Primera Impresión: Diciembre 1985

Segunda Impresión: Mayo 1987

Tercera Impresión: Diciembre 1990 (USA)

Cuarta Impresión: Mayo 1994 (USA)

Quinta Impresión: Febrero 1995 (Canadá)


GLORIA EN LUGAR DE CENIZA / PARTE 1

PREFACIO

 

En esta serie de escritos esperamos confirmar en los corazones del pueblo de Dios varios aspectos de su obra en ellos, relacionados con SUS PROPÓSITOS Y con SUS CAMINOS. Necesitamos tener una clara comprensión de SUS PROPÓSITOS si vamos a perseguir la Visión de Dios, y si buscamos seguir en el conocimiento de sus caminos. Y entonces, al seguir en SUS CAMINOS, vamos a quedar muy perplejos si no sabemos que Sus pensamientos  y Sus caminos están mucho más allá de los nuestros, como los cielos están por encima de la Tierra.

 

Es una hora de gran inquietud y perplejidad entre el pueblo de Dios. Nuestra esperanza es que éste, y otros futuros escritos sobre el tema, consigan con amplitud realzar y aclarar la Visión de Dios que El ha puesto en Su pueblo,  así como animarle a conocer que Su Camino es recto, con todo lo perplejo e inquietante que pueda aparentar ser.

 

La parte I, “La familia de Dios”, es la primera de esta serie; y si no estás verdaderamente familiarizado con la historia de la familia de Jacob, recomendamos la lectura de Génesis 35 a 50 antes de continuar con este estudio.

 

Una vez más, animamos al pueblo de Dios a conocer que su Palabra ha de ser nuestro Pan Diario, y no meramente algo que supla a nuestro almacén de conocimiento.. Lee su Palabra... y otros escritos que sientas  que Dios ha puesto en tus manos para que los leas con este pensamiento en mente. Porque es sólo el Pan roto de la Palabra viviente que puede nutrirnos en los caminos del Señor.

 

-George H. Warnock-

 


INTRODUCCION

 

Estoy seguro de que el tiempo en que el Señor se levante en medio de la Iglesia con ojos de llama de fuego es inminente, con pies como bronce bruñido, con una cortante espada de dos filos que procede de Su boca... para limpiar y purgar a Su pueblo para su aparición.

 

Estoy seguro de que cualquier ministerio que en esta hora no oiga lo que El está diciendo, y no ministre lo que El está ministrando, estará cosechando madera, heno y hojarasca para los hornos de Dios.

 

Estoy seguro de que hay un pueblo en la tierra a quien Dios está preparando, disciplinando y refinando... que van a ministrar en esta hora desde el corazón de Dios, y que, por causa de esto, obrarán y ministrarán en armonía con El y los unos con los otros, cuando Dios envíe Su fuego en medio de la Iglesia, para conseguir su obra de limpieza y purificación.

 

Hemos llegado al final y ya no podemos meramente profetizar más sobre eventos de los últimos tiempos. Debemos comenzar a ministrar en unión con el Señor de los últimos tiempos.

 

¿No es Él el mismo ayer, y hoy y por siempre? ¡Sí que lo es! Pero El tiene un nombre especial en estos últimos tiempos, y ese Nombre es el OMEGA, que es la última letra del alfabeto griego. Yo sé que El es el Alfa, y que no cambia. Pero en esta hora El está en medio de nosotros como el OMEGA. Él está llevando todo a un fin. Él está llevando todo a una consumación. El está acabando lo que empezó. Él está completando el Edificio, para el que Él ha puesto un cimiento. Él esta a punto de reunir la cosecha, porque Él ha plantado la semilla. ÉL reconciliará y unirá en armonía a la Familia de Dios, por la que Él envió a su Hijo para ser el “primogénito entre muchos hermanos”. Él producirá el pan en su pueblo, así como Él mismo fue el Maná que bajó del Cielo. Él unirá a sus amados consigo mismo eficazmente en un CUERPO, así como Él fue el cuerpo mediante el cual, el Padre se expresó a si mismo en la tierra hace muchos siglos.

 

La Visión es alta, y debemos mantenerla alta. El hombre ha oscurecido la Visión porque le parece demasiado alta para alcanzarla. Pero en realidad es porque el hombre no quiere ir por el camino de Dios, y entregarse como barro en las manos del Alfarero. Porque ésta es la obra de Dios... ésta es la creación de Dios... no es la obra del hombre.

 

Dios va a hacer lo que Él ha dicho. Él lo va a hacer de una manera completamente diferente, y muy lejana de cómo cualquiera de nosotros lo ha imaginado. Él va a llevar a desolación todas las cosas, toda estructura de iglesia, cada campo, cada reunión en su Nombre, cada ministerio... todo lo que NO SEA EL PRODUCTO, que NO SEA EL FRUTO DE SU PROPIO ESPÍRITU EJERCIENDO SU SEÑORÍO EN MEDIO DE SU PUEBLO.

 

Y entonces, de las cenizas de toda esta desolación, ¡Él producirá la misma hermosura del Señor!

 

Y así, no puedo pensar en un título mejor para esta serie de mensajes que siento que el Señor ha puesto en mi corazón, que esta hermosa frase del profeta Isaías, en la que Dios prometió que daría a su pueblo “GLORIA EN LUGAR DE CENIZA”.

 

Nuestra esperanza es que podamos reavivar la visión en los corazones del pueblo de Dios y dejarlo muy claro y llano... no sea que ante tanta decepción y desilusión que ha sobrecogido al pueblo de Dios, éste comience a tomar el curso que ha sido tan tentador de tomar: o abandonar la Visión completamente, o diluirla de tal forma con razonamiento humano y manipulación, que no quede nada sino una visión de algún proyecto maquinado humanamente para promocionar programas de diversas clases, o amasar grandes cantidades de personas juntas en un mismo edificio, bajo el disfraz de congregar al Cuerpo de Cristo “en la Unidad del Espíritu”. Con tanta frecuencia, el Espíritu de Dios queda completamente fuera de la escena.

 

Esto parece suceder inevitablemente cuando Dios entra en escena y da a conocer su camino. Llámalo visión, o revelación, o promesa, o lo que sea. Dios puede muy bien haberlo dado. Pero cuando esperamos qué suceda, un cierto cansancio se asienta, un cierto sentido de perplejidad, de decepción, de frustración. Entonces, poco a poco, encontramos a un líder fuerte, que presuntuosamente comienza a abordar el problema con su propia sabiduría y entendimiento. Todo en nombre de la “fe”, por supuesto. Todo en el nombre de “Cristo”. Todo en el nombre de la “edificación del Cuerpo de Cristo”. Y así, surge una nueva estructura de iglesia, otro sistema, otra campaña, otro plan para lograr lo que Dios conseguiría en y a través de su Espíritu en la tierra. Y Dios se lleva la honra (aunque realmente sería mas exacto decir “la culpa”), por la nueva maquinaria que ha surgido con el propósito de cumplir la Visión de Dios.

 

Por supuesto, todo hombre tiene que “probar su propia obra”, y esto no es una condenación integral de todo lo que sucede en el Nombre de Cristo. Pero éste parece ser el patrón general; y durante un tiempo Dios parece soportarlo (si entiendes lo que quiero decir). Él conoce el rumbo que va a tomar el hombre, y Él no está presto a abandonarlo por causa de su fracaso o su falta de entendimiento. Él simplemente no dice nada, y sigue con ellos. Él procede así en su gran amor y sabiduría. Frenarlos en sus intenciones solo los frustraría aún mas (si están determinados a seguir por su propio camino)... Y así Dios les deja hacer. “Dios, dijiste que querías esto... ahora estoy tratando de darlo a luz, ¿por qué me estorbas?” Y así, normalmente sigue con ellos y bendice durante un tiempo.

 

No quiere decir que Él haya aprobado lo que el hombre está haciendo... o que Él haya cambiado de opinión sobre algo. Y no quiere decir que Él vaya a incorporar los esfuerzos raquíticos del hombre en el gran esquema y diseño de Su propio propósito. Este es simplemente el caso del Dios de toda la sabiduría y del conocimiento, dando al hombre la oportunidad de hacer lo que Él sabe que Él solo puede hacer; y entonces, cuando el hombre haya llegado a ser consciente de sus propios fracasos y de la futilidad de sus propias obras... Dios mismo intervendrá en la escena... y alrededor del fracaso humano y de la desolación, y en la consumación del tiempo, Él dará:

 

“Gloria en lugar de ceniza,

óleo de gozo en lugar de luto,

manto de alegría en lugar del espíritu angustiado”

(Isaías 61:3)

 

Esta es realmente la historia del Antiguo Pacto y del Nuevo. No que hubiera nada inherentemente malo con los requerimientos justos de la Ley. Pero cuando Dios la dio, el hombre la tomó en sus manos, y con toda confianza proclamó: “Todo lo que el SEÑOR ha dicho, eso haremos...” Incluso puedes decir que Dios les indujo a hacerlo. Él se lo ofreció. Pablo dice, “La ley se introdujo para que el pecado abundase” (Rom. 5:20). El pensamiento parece indicar que se “arrastró sigilosamente”. Otra traducción dice: “La Ley se deslizó”.

 

Dios sabía que lo haría. Nunca fue parte de Su propósito eterno para la Iglesia, pero tendría un propósito temporal: es decir, “hacer extremadamente pecaminoso al pecado”, y “encerrar a todos los hombres en desobediencia”... aprisionar a todos los hombres en una prisión de pecado y desobediencia, que un día el guardián de la Prisión pudiera entrar y pronunciar el mensaje de la Gracia sin cargos: “Si ahora reconoces que estás en una prisión... si sabes con certeza que estas desecho y sin esperanza, y extremadamente desesperado ante Dios, entonces puedes salir libre... Abro la puerta de la prisión y te libero por la sangre de  Mi Cruz”.

 

Y así, este tema de la justificación por la fe se ha convertido en una verdad establecida en la Iglesia desde la Reforma; y muchas congregaciones por toda la tierra, se gozan del hecho de que “no están bajo la ley, sino bajo la gracia”. Pero todo este asunto va mucho más profundo que simplemente tener la teología correcta, y permanece el hecho de que la mayoría de las congregaciones del Pueblo de Dios están viviendo bajo la Ley, aunque se jacten abiertamente de su liberación de la misma. Porque las Escrituras dejan claro que “SI SOIS GUIADOS POR EL ESPIRITU, no estáis bajo la ley” (Gál. 5:18). Solo la ministración del Espíritu de Dios en medio de nosotros nos puede librar de la Ley. Solo al “caminar en el Espíritu” somos libres de la Ley.

 

Lo único que tenemos que hacer es echar un vistazo al escenario de la Cristiandad y, ¿Qué encontramos?, Toda clase de leyes y ordenanzas para dirigir la Iglesia. Ancianos y diáconos y pastores y obreros de iglesia de toda índole se eligen por el voto popular del pueblo. Sería un asunto demasiado tedioso y demasiado devastador para la ambición carnal, buscar a Dios con tanto empeño que el Espíritu de Dios pudiera venir y decirnos “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”, como lo hizo en la Iglesia primitiva (Hechos 13:2). ¿Quién necesita eso hoy? Es mucho mas fácil y mas práctico tener un programa misionero de nuestra propiedad, y enviar a los que pensamos que estan cualificados para la obra.

 

Podríamos seguir y seguir con esto, pero solo estamos ilustrando el hecho de que el pueblo de Dios en su conjunto, continúa funcionando de acuerdo con la LEY, la LEY humana... sea la Ley de Moisés o la suya propia. Tienen un cierto procedimiento organizado, y mientras tanto, se jactan de ser “libres de la Ley”.

 

Ismael, Hijo De La Carne

 

Por supuesto, si Dios tuviera que manifestarse en medio de nosotros y decirnos, “ Ahora quiero que apartéis a esta joven pareja para una obra especial para Mí”... quizás estaríamos bastante preparados para someternos a su elección. Pero si esperamos que Él lo haga, y Él permanece en silencio sobre el asunto, obviamente tenemos que hacer algo al respecto nosotros mismos. (Por supuesto, no estamos sugiriendo  que la experiencia de Antioquia ha de ser la fórmula para la Iglesia. Solo estamos enfatizando que cuando el Espíritu de Dios y si el Espíritu de Dios, es el Señor en medio de nosotros, Él indicará Su voluntad y Su camino para el pueblo de Dios) .

 

Y así tenemos la historia de Ismael repetida una y otra vez en nuestras distintas iglesias y congregaciones que abundan en la tierra.

 

“Tenemos la Palabra... tenemos Sus promesas... depende de ti y de mí el involucrarnos y hacer que todo esto  funcione...”

 

Y así, la “Promesa” que Dios nos da como una Palabra que abrazar y desear y aferrarse a ella, una promesa que tenemos que guardar en nuestros espíritus hasta que se convierta en una Palabra viva, “preñada”, dentro de nosotros... la tomamos mas bien como un desafío sobre el que actuar en nombre de la fe, en el nombre del celo Cristiano, solo para terminar en frustración.

 

Y Dios parece soportar todo esto durante un tiempo. Tanto, que de hecho finalmente podemos convencernos a nosotros mismos de que Dios SI USÓ nuestros planes después de todo.

 

Y así, Ismael crece en la familia de Sara y Abraham, como el hijo amado que Dios ha prometido. Dios no susurra al oído de Abraham el día en que nace Ismael, “Mira, Abraham, Ismael es tu hijo, y yo le bendeciré... pero él no es realmente el heredero que Yo te había prometido”. Como resultado, Abraham termina por considerar que el silencio de Dios es Su consentimiento, y aprobación... este año, y el otro, y el otro. El tiempo pasa, e Ismael se convierte en el amado del corazón de Abraham.

 

Se nos ha acusado de poner la Visión demasiado alta, ....demasiado alta para que el pueblo llegue a comprenderlo. Si pudiéramos convencer al pueblo de Dios de que la Visión es mucho más alta de lo que jamás hemos enseñado o expresado... y que no es algo para que el pueblo lo “comprenda”, sino para “nutrirse en sus corazones  hasta que por la Luz de su rostro, seamos “transformados a la misma imagen”. Porque aunque se pueda hablar de la Visión de muchas maneras (como esperamos hacerlo en esta serie de escritos).... en el análisis final la VISIÓN NO ES NADA MENOS QUE LA VISIÓN DE SU PROPIA GLORIA Y PRESENCIA,  llegando a habitar en la Casa de Dios.

 

Entonces, ¿Por qué no nos paramos aquí mismo y lo dejamos en eso? Porque es la Visión de El... y hay tantas facetas de Su Ser, tantos rayos de Su gloria, tantos aspectos de Su hermosura, tantas revelaciones de Sus secretos, que a menos que Le  veamos en la completa expresión de Su Ser, no estaremos realmente viéndole COMO ES EL. Y Dios nos libre que en este escrito o en cualquier otro, nos involucremos tanto con la química de la Palabra viva, que nos regocijemos en nuestro conocimiento científico de las cosas espirituales y nos olvidemos de comer de El, que es el pan vivo enviado desde el Cielo para la vida del mundo. No debemos tomar nuestro lugar en la mesa del Señor como un científico capaz de analizar claramente  el alimento que se halla en la mesa, y saber con certeza que hay carbono en esto, y azufre en esto, e hidrógeno en eso de ahí... todo el tiempo siendo completamente exactos, pero NO PARTICIPANDO DE LA VERDAD VIVIENTE, y no dejando que produzca vida y salud y fortaleza a nuestro hombre espiritual.

 

Dios espera alrededor de unos trece años, y entonces entra en escena y se revela a sí Mismo con toda frescura a Abraham, y le anuncia: “Este no será el heredero.... Sara tendrá un hijo...” La respuesta inmediata de Abraham es de sorpresa y frustración, como si dijera, “Imposible, Señor. Pero si ya tenemos a Ismael... ¿Por qué no Ismael, Señor?

 

Vemos mucho de Ismael en la Iglesia hoy... en las estructuras de iglesia y programas, y en las vidas individuales del pueblo de Dios. No ahí fuera, en la iglesia de la apostasía, .... sino en medio del pueblo ungido, el pueblo de Dios que profesa tener el Espíritu y conocer Sus caminos. Dios continúa bendiciendo, y la bendición de Dios se toma como señal de su aprobación. Pero en medio de todo ello, está el pueblo Abraham de Dios, que son conscientes de que Dios entra en la escena.... y están escuchándole anunciar como lo hizo con Abraham y Sara: “Mi pacto estableceré con Isaac”.

 

 

Con otras palabras, Dios está llevándonos de vuelta a la clara Visión que El anunció en la Palabra y vamos a tener que abandonar nuestras propias iniciativas y todos los esquemas que hemos maquinado para producir el verdadero Cuerpo de Cristo en la tierra. Por ejemplo...

 

“Dios quiere que Su pueblo sea UNO. Solo olvidemos nuestras diferencias y reunámonos, y adorad con nosotros... olvida tus doctrinas, solo dividen al Cuerpo de Cristo, y no importan tanto.... solo alaba y adora con nosotros, y aprende a amarnos los unos a los otros...”

 

Y así tenemos una muestra muy sentimental de lo que ellos llaman amor y unidad, una forma muy sistematizada  de adoración y alabanza, algo que simplemente haces, algo que obras, algo que haces en la carne si hace falta, solo que lo hagas.

 

O tenemos una forma más estructurada, más práctica de hacerlo.

 

“Tenemos auténtico liderazgo en nuestra iglesia. Tenemos el orden apostólico y profético establecido por Dios. Estamos autorizados a establecer la iglesia sobre su fundamento apropiado. Venid bajo esta cobertura, afirmaos sobre este cimiento sólido, y entrareis en auténtica relación con el Cuerpo de Cristo... “ Y así actuando bajo el engaño  que porque Dios hizo algo maravilloso hace años en la historia, tanto si fue hace siglos o si fue hace tantos años, y porque ellos han seguido en ese “movimiento particular” en una línea irrompible de sucesión, por tanto, tiene que ser lo correcto seguir  y perpetuar lo que Dios comenzó. El Espíritu de Dios puede haber dejado todo el asunto hace siglos... o quizás solo hace unos pocos años, puede ser el caso... pero porque Dios lo comenzó, se supone que nosotros tenemos que perpetuarlo.


Dios nos ayude a aprender la lección de Elí, de Saúl, de Betel, de Jerusalén, de Roma, de Constantinopla... y podríamos seguir todo el tiempo; lugares en los que una vez descansó la gloria de Dios en poder y autoridad,  pero que desde entonces han terminado convirtiéndose en ninguna otra cosa que una cáscara vacía, sólo un recuerdo de lo que habían sido. Escucha lo que Dios dice sobre Betel, la Casa de Dios, el lugar de la visitación de Dios a Su escogido, Jacob... pero que Dios abandonó por causa de la caída del pueblo en apostasía e idolatría:

 

“Pero así dice Jehová a la casa de Israel, BUSCADME, y viviréis; y NO BUSQUEIS A BE-TEL, porque BE-TEL SERA  DESHECHA. BUSCAD A JEHOVÁ, y vivid (Amós 5: 4-6).

 

Dios ayude a Su pueblo a entender que los lugares, las cosas, los dones, las capacidades, los ministerios, los hombres de Dios, los movimientos, sea lo que sea que Él haya ungido y usado para su gloria, NO HAN DE SER VENERADOS POR EL PUEBLO DE DIOS, y que para su día y hora han de ser recibidos y honrados solo como canales de Su gracia para DIRIGIR A SU PUEBLO A UNA RELACIÓN CONSIGO MISMO. Después de haber servido a su propósito, Dios los quita de la escena para que Él  tenga toda la gloria.

 

El Proceso

 

Resumamos brevemente lo que hemos estado diciendo: la Verdad, la Visión, la Promesa, éstas cosas vienen a nosotros por revelación del Espíritu.

 

Lo aceptamos, lo abrazamos, nos gozamos y deleitamos en ello... y esperamos y esperamos que Dios nos introduzca en ellos.

 

Después viene un cierto sentido de cansancio y decepción y descubrimos qué aparentemente no podemos meter prisa a Dios con sus planes.

 

Entra el celo humano... y nos convencemos a nosotros mismos (u otros nos convencerán) que la Promesa no es realmente tan inalcanzable como pensábamos... está ahí, completamente al alcance de nuestras fuerzas,... solo toma a Agar, y funcionará.

 

¡Y ciertamente funciona! Hay concepción, y hay nacimiento, y hay crecimiento del muchacho hasta la madurez!

 

Y Dios en silencio no dice nada... hasta su hora escogida. Entonces Él entra en escena y dice, “¡No, Esto no...!

 

El que yo traigo no será fruto de ingeniería humana. NO será parcialmente humano y parcialmente por mi Espíritu.” (Ya sabes, “Haz tu parte y Dios hará la suya... comienza en la carne y en algún momento Dios entrará en escena y tomará las riendas...”)

 

Dios dice: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y mis caminos no son vuestros caminos” (Isaías 55:8).

 

Dios dice: “No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho JEHOVA de los Ejércitos” (Zac. 4:6).

 

Dios dice: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gál. 3:3). Date cuenta de dónde tenemos que comenzar, y dónde tenemos que acabar, “en el Espíritu”.

 

Dios dice que si no sois “guiados por el Espíritu”,  entonces estáis “bajo la ley” (Gál. 5:18).

 

Dios dice que está buscando un pueblo que le “adore en ESPÍRITU y en VERDAD” (Juan 4:23).

 

Dios conceda que el pueblo según el Abraham de Dios de esta hora, esté preparado para abandonar sus muchos Ismaeles para que el verdadero Isaac de la promesa de Dios pueda ser dado a luz. Y recordemos que es en Sara, la mujer estéril, quién lo dará a luz. Que Agar desprecie a su señora delante de sus ojos por causa de su actual fertilidad. Pero el extremadamente estéril y desesperado pueblo de Dios va a REIRSE en el día que nazca Isaac (“Isaac” significa “risa”)... y no será la risa burlona de Agar, sino la risa de victoria y triunfo, el regocijo en la fidelidad de Dios, que vio la bajeza del pueblo estéril y sin fruto, que encontró gracia delante de Él por causa de su corazón contrito y humillado. Se nos considera perezosos y flojos si no nos animamos por causa de las muchas campañas y programas que encontramos en la Iglesia para la edificación del Cuerpo de Cristo. Dios dice que el hombre perezoso es el hombre que no aprende la PACIENCIA: “Y no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12).  Y en el contexto inmediato es Abraham y Sara de quién Dios habla.

 

Los que han aprendido una medida de la paciencia en sus vidas, saben que se necesita más ejercicio espiritual  y lucha en esperar en Dios hasta conocer su dirección y su guía, que en preparar un buen plan y un buen programa propios. Cuesta una medida muchísimo más alta de obediencia descubrir lo que Dios demanda y hacer lo que Dios quiere que hagamos, que seguir algún programa humanamente diseñado, bien intencionado, que sea tangible, y operable, y que tenga mucho que mostrar en lo natural.

 

La Plenitud de Dios

 

Hay muchos aspectos de la gran obra que Dios está haciendo en la tierra, y en esta serie de escritos queremos explorar y examinar algunos de ellos. En cada caso, queremos mostrar como Dios está revelando la gloria y majestad de su Ser bajo una luz distinta, de una forma diferente. ¿De qué otro modo podemos conocer la “plenitud” de sus propósitos, a menos que veamos el brillo que irradia Su gloria en sus muchos y divergentes colores?

 

Pablo habla de la “multiforme sabiduría de Dios”... o los “muchos aspectos  de la sabiduría de Dios”. Dios nos libre de apartarnos de la simplicidad del Evangelio, de la simplicidad de conocer a Cristo. Pero no digamos ligeramente, “Oh, Yo conozco a Jesús... No estoy preocupado por todas estas así llamadas verdades mas profundas.... Jesús es suficiente para mí.”

 

Si, Jesús es todo lo que queremos... todo lo que necesitamos. Pero el Jesús que la mayoría de los cristianos tienen es muy pequeño, muy débil, muy desvalido. Dios nos ayude a entender que no vamos a conocerle realmente, no vamos a verle realmente, no vamos a apreciar la gloria de su Ser... hasta que El venga a ocupar su habitación en su Templo, Su Cuerpo, Su familia en la tierra, y entonces en y a través de ellos, revela la misma “Plenitud” de su Ser.

 

Que la Visión que Dios ha dado respecto de su pueblo no se enturbie por el entusiasmo que brota en la Iglesia cuando algún milagro grande y poderoso tiene lugar. Ciertamente Dios está obrando milagros y continuará haciendo señales y maravillas en y a través de su pueblo que está en la tierra. Pero todo esto es nada comparado con la SEÑAL que su pueblo llegará a ser cuando Dios haya acabado la obra que El empezó y haya hecho de su pueblo, señales para ser admiradas por todas las naciones de la tierra: “He aquí, yo y los hijos que JEHOVÁ me dio somos por señales y presagios en Israel, de parte de JEHOVÁ de los ejércitos, que mora en el Monte de Sión (Isaías 8:18).


Serie “Gloria en Lugar de Ceniza” Parte I – George H. Warnock

 

GLORIA EN LUGAR DE CENIZA – 1- LA FAMILIA DE DIOS

 

Dios ha planificado y ordenado que haya una completa expresión del Cristo viviente en la familia que El tiene en la tierra ahora. No nos atrevemos a rebajar los estándares de Dios, o a diluir la revelación del Espíritu con opiniones humanas o métodos, para hacerlo “operativo”.  Esto sigue sucediendo.  Pero al final, Dios deja todo a un lado, y produce COSAS SANTAS a partir de su propia mano creativa.

 

¿Qué queremos decir con la “plenitud de Dios” o la “plenitud de Cristo” siendo revelada por y a través de Su pueblo? La palabra griega es “pleroma” y significa “plenitud”. Ese estado en el que  “nada falta”. De ninguna manera el pueblo de Dios ha de quedarse corto de la gloria y hermosura de Cristo. Dios va a “completar” y traer a una conclusión gloriosa todo lo que El se ha propuesto en Su amado pueblo.

 

Ahora sabemos que la obra de Redención fue completada cuando Jesús estuvo aquí en la Tierra, en cuanto a lo que se refiere su ministerio terrenal. Él dijo en Su gran oración de sumo sacerdote al Padre, “He acabado la obra que me diste que hiciese”, y Le escuchamos diciendo en el momento de su muerte en la Cruz, “CONSUMADO ES”. ¡Su obra en la tierra ha ACABADO!

 

Pero había una obra mayor que Él tenía que hacer en los cielos y esto ha pasado ampliamente desapercibido por el pueblo de Dios. De alguna manera, muchos tienen la noción de que Él está dejando pasar el tiempo hasta que pueda regresar a la tierra y establecer un reino terrenal.  Dios ayude a su pueblo a creer en Él  cuando Él dice que Su Hijo está AHORA reinando en Sión, y continuará reinando hasta que todos sus enemigos sean sometidos bajo sus pies (Salmos 110:1, 1ª Cor. 15:25, etc.).

 

Él fue al Cielo a establecer Su Reino, y Él ahora gobierna y reina desde un trono celestial, tanto como REY y como SACERDOTE. “Como ministro del Santuario, y de aquel verdadero Tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre” (Heb. 8:2). Su regreso no es para establecer un Reino sino para completar la obra que Él empezó cuando se sentó a la diestra de su Majestad en las alturas, .... recoger la Cosecha, juzgar y consumir la paja y los abrojos, y dar a cada hombre conforme a sus obras.

 

Durante casi dos mil años Él ha estado ministrando y obrando, y reinando desde Sión, la ciudad de Dios, para anular los mecanismos de los hombres, derrocando, desarraigando, arrancando, así como edificando y plantando. Esta obra no esta acabada todavía, pero lo va a estar. Y una vez más se oirá el clamor, (esta vez no desde la Cruz, sino desde los Cielos) “CONSUMADO ES” (Apoc. 10:7). El misterio de Dios va a estar “terminado”. Lo que Dios haya planeado y propuesto para su pueblo, va a ser completado. Él es el Alfa y la Omega. Él es el Autor y el “Consumador” de nuestra fe.

 

Sin embargo, donde y en qué punto del libro del Apocalipsis Dios acaba Su obra en la Iglesia, ésa no es nuestra preocupación actual. Pero sí queremos enfatizar que el pueblo de Dios es en realidad la “Obra Consumada” que Dios tiene en mente. Nosotros, Su pueblo, somos la obra coronada de su creación. “Somos hechura Suya...” como dice el apóstol (Efesios 2:10). Otra traducción dice: “¡Somos su “OBRA PERSONAL”. Hemos de ser la gloria coronada de su poder creativo y Majestad!

 

Pablo dice: “La Iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud (pleroma) de AQUEL que todo lo llena en todo” (Efesios 1:22-23).

 

Que el Señor Jesús mismo fuera la “plenitud de Dios” mientras anduvo en la tierra, y AHORA en los cielos,... no es realmente ningún problema para el pueblo de Dios. Sabemos que “en Él habita toda la plenitud de la Deidad” (Col.2:9); porque “agradó al Padre que en Él habitase toda la plenitud” (Col. 1:19). Y sabemos que es aplicable a Él ahora, en la medida completa de poder real y autoridad; y que se aplicaba a Él mientras estuvo en la tierra, en la hermosura de Su vida, de Su naturaleza y de Su carácter. Era “la gloria del Padre” que brillaba en Su vida terrenal y ministerio (Juan 1:14). Porque el Hijo de Dios fue la “imagen expresa” del Padre, del que radiaba la naturaleza del Padre, vivió por la vida del Padre, habló las palabras del Padre, e hizo las obras del Padre. Ciertamente Dios ha hablado “por Su Hijo”, o más literalmente, “EN EL HIJO”...el Hijo era  ÉL MISMO, EN CARNE, LA EXPRESIÓN HABLADA DEL PADRE (Heb. 1:1,2). Sabemos que significa que todas las virtudes, todas las gracias, todos los atributos que pertenecen a Dios, están y estuvieron presentes en Cristo. De ninguna manera El se quedó escaso. Él es esa “plenitud”, “consumación”.

 

No es decir que la totalidad del Ser de Dios habita en un cuerpo humano, el cuerpo de Jesús; sino más bien, la perfección de ello, la plenitud de ello, la completa expresión de ello. Si se trata de la paciencia y longanimidad, Dios ha manifestado éstas en todas sus relaciones con los hombres desde el comienzo de los tiempos. Pero vemos “la plenitud” de ello en Jesús. ¿Poder? Vemos la gloria de su Poder por todas partes en el Universo. Pero la “plenitud” de ello, la “consumación” de ello, la encontramos en Jesús. En El habita la “expresión completa” de todo, cada atributo, cada gracia, cada virtud, que es inherente en el corazón de Dios. La mayoría de nosotros no tenemos ningún problema con esto.

 

Pero ahora que Jesús ha sido glorificado, ha tomado una EXTENSIÓN de Su Cuerpo, para incluir a la Familia de Dios; y ahora este cuerpo EXTENDIDO, este Cuerpo agrandado, se dice que es la “plenitud de Cristo”, o la plena expresión del Señor Jesucristo Mismo.... “LA PLENITUD DE AQUEL QUE TODO LO LLENA EN TODO....”

 

La teología tiene una tendencia a aceptar la Verdad siempre que no se convierta en VERDAD VIVIENTE... siempre que no cambie el status quo... siempre que no comience algún tipo de revolución. Pero esta declaración de la Iglesia siendo la COMPLETA EXPRESIÓN DE CRISTO no es algo que los teólogos tengan que analizar, es algo que el Pueblo de Dios tiene que apropiarse. Escucha estas palabras, que el apóstol no sentía que pudiera pronunciar sin evitar envolver la revelación en una oración para que el pueblo de Dios pudiera participar de ello.

 

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia, en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos, cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento...” (Efe. 3:14-19).

 

Quizás no haya nada demasiado polémico en lo que hemos citado. ¡Pero no lo hemos acabado! En todo lo que el apóstol ha estado diciendo, sentimos el crescendo del corazón clamando por más y más y aún más de Dios, hasta que estemos literalmente perdidos, inmersos en la PLENITUD DE DIOS MISMO.... Que podamos terminar la lectura de esta maravillosa oración....

 

“Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de (o DENTRO de) toda la PLENITUD DE DIOS!”

 

¡Como podemos atrevernos a diluir la Verdad respecto del Cuerpo de Cristo al nivel de la emoción humana, y quedarnos con esta idea sentimental de que todo el mundo se reúna, se den palmaditas en la espala, y aprendan a amarse y a soportarse unos a otros!

 

Solo por el Espíritu de Dios veremos débilmente la carga del corazón de Dios por Su pueblo, y el anhelo que embargaba el corazón del apóstol, al contemplar la gloria que Dios tenía para su familia. Y qué claramente El nos reveló el proceso paso a paso por el que Dios guiaría a Su familia, para que pudieran explorar y apropiarse y perderse en el reino sin límites del AMOR divino! ¡Océanos e insondables profundidades de AMOR! ¡Alturas y profundidades de AMOR más allá de toda capacidad humana de entender y comprender! Y la revelación de todo ello es expresada en profundos anhelos del corazón de Dios, y del corazón del apóstol, en una oración que nace del Espíritu. Porque sólo Dios podía capacitar a un hombre para orar así... que Su familia en la tierra pueda  ser capaz de “capturar” esta gloriosa revelación y experiencia; porque la palabra es mucho más fuerte que “comprender”. Significa RECIBIR y RECIBIR COMPLETAMENTE la revelación de ello hasta que SEAMOS LLENOS DE TODA LA PLENITUD DE DIOS... hasta que en y a través de la preciosa familia de Dios en la tierra, podamos ver, la expresión completa, la consumación, la muestra total del AMOR DE DIOS.

 

¡Mantén la Visión en Alto!

 

Mantén la Visión en alto; y al hacerlo, no cedas a la tentación de que tiene que significar simplemente menos de lo que Dios dice, o de otro modo nunca podremos alcanzarlo. Porque no estamos hablando de logros humanos, algo que tratas de hacer... estamos hablando de capacitación Divina... Y mucho mas, estamos hablando de Vida de Nueva Creación, y de lo que Dios puede y esta dispuesto a hacer con  vasos terrenales. Hablamos del poder del Alfarero, y de la futilidad del barro. Tu tienes una parte, lo sé.¡Pero tu parte y la mía es ser barro en las manos del Alfarero. Tu parte y la mía es dejarte moldear,  formar,  dejar,  permitir, ceder, y buscarle y anhelar por El  hasta que Él lo haga!

 

Y Dios nos libre de que las necesidades apremiantes de la humanidad a nuestro alrededor, nos disuadan del camino que perseguimos, al seguir Su Luz; que reconozcamos que esto, y sólo esto, es la provisión de Dios para cada necesidad humana. Y aún mas, al caminar por este camino y al abrazar esta Visión, estemos seguros de que las necesidades de los hombres son satisfechas a lo largo del camino, en la medida  en que estamos siendo  conformados a la imagen de Cristo, y no de acuerdo con el grado en que nos conformemos a los programas y campañas de celo y entusiasmo religiosos. Porque solo en la búsqueda del llamado que Dios pone delante de nosotros, podremos llegar a ser los canales de Su gracia y bendición que El desea que seamos.

 

 

El Supremo Llamamiento

 

Que la altura de la Visión no te haga desmayar, ni desanimar, al caminar hacia ello. Recuerda esto..., que el supremo llamamiento no es demasiado alto para ti, o Dios no te habría llamado a ello. Y anímate por el hecho de que el SUPREMO llamamiento es realmente un llamamiento hacia ARRIBA, como la palabra griega significa, y como es traducida en algunas versiones. ¡Es un llamado HACIA ARRIBA! Esto nos da esperanza y ánimo. Si fuera simplemente “supremo”, podría fácilmente mirar hacia arriba y decir, “Es demasiado alto para mí”. Podría mirar a las alturas del llamado y vacilar en desaliento. Pero es un llamado HACIA ARRIBA... Quiero que sigas adelante, quiero que subas más alto... No quiero que te quedes donde estás, frustrado y perplejo y desconcertado. La razón por la que habitas en esos reinos es porque no has visto la Visión. Y si la ves, pensarás que he puesto delante de ti una meta que sabes que nunca podrás alcanzar. No entiendes que Yo sólo te pido que des un paso de una vez, y que sólo te pido que subas los escalones CONMIGO, al tomar Mi yugo sobre ti, y al aprender de Mí... porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”.

 

Y así, damos un paso tras otro, y Dios se agrada. Pero no debemos quedarnos atrás o entregarnos a los engaños que vienen por nuestro camino de vez en cuando para que tomemos un atajo. Porque hay muchos que aparentan ser buenos. Puedes tomar los dones del Espíritu libremente. Puedes incluso desarrollar un ministerio para ti mismo, que pueda satisfacer tu corazón durante un tiempo, y por el que puedas obtener una cierta satisfacción. ¡Y ciertamente necesitas sus dones!

 

Pero ora a Dios para que El te haga sentarte y aprender de ministerios  que te lleven a sus pies... ministerios que te animen a tomar su yugo, y a seguir Sus caminos. Los dones y ministerios no han de ser considerados en un sentido como finales... son solo un medio para llegar a un fin.... y el propósito final del don y del ministerio es llegar a conocerle, y unirnos en semejanza de espíritu con otros en la Familia de Dios, que están buscando llegar a la “plenitud” de Él.... para que juntos, podáis comprender, aferraros, recibir completamente.... al Cristo viviente, en la expresión completa de Su Ser.

 

Y no desmayemos cuando a pesar de nuestros nobles esfuerzos por subir mas alto, sintamos,... sepamos simplemente...., que estamos yendo mas y mas hacia abajo. Porque al peregrinar por este camino, vamos a descubrir, como los hombres y mujeres de todos los tiempos lo han descubierto,... que...

 

El camino HACIA ARRIBA es HACIA ABAJO

El camino ENCIMA, está DEBAJO...

El camino al ÉXITO, es a través del FRACASO...

El camino hacia la verdadera PROSPERIDAD, es a través de la BANCARROTA  espiritual...

El camino a las RIQUEZAS verdaderas es a través de la POBREZA...

El camino a la VICTORIA, es a través de la DERROTA...

El camino a la VIDA, es a través de la MUERTE.

 

Y por tanto, para el pueblo del CAMINO HACIA ARRIBA, Dios ha puesto delante de nosotros un patrón y un ejemplo muy claro a seguir:

 

“Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse (O “no consideró  esa igualdad con Dios como algo a lo que aferrarse”), sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres,  y estando en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz, por lo cual, Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Fil. 2:5-9).

 

Porque para el Hijo de Dios, el Capitán de nuestra Salvación, el Autor y Consumador de nuestra fe... para Él, el llamado HACIA ARRIBA, era un llamado que le llevó cada vez mas bajo, mas bajo, mas bajo ... hasta la muerte de la Cruz.

 

Y así mismo tiene que ser contigo y conmigo. Dios nos libre de toda la lucha que vemos hoy por sobresalir, luchando por lo mas alto, por la exaltación, por la grandeza, por el tamaño, incluso entre muchos que profesan conocer el mensaje de los “últimos tiempos”, y que profesan ser herederos del “Reino”. No nos equivoquemos en cuanto a esto... el camino del HIJO, no lleva a ninguno de éstos. Lleva a cada uno más y más bajo y aún mas bajo, para que en el Espíritu de Cristo, podamos levantarnos mas alto, más alto y aún más alto.

 

La Familia de Jacob

 

En la familia de Jacob tenemos un tipo... quizás deberíamos decir un prototipo... de la Familia de Dios; y esto es lo que queremos considerar en este escrito.

 

Dios se ha declarado a Sí mismo el “Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob...”

 

En Abraham Dios llamó a un hombre a quien El disciplinaría, probaría y examinaría, hasta hacer de él un patrón de la FE para todas las generaciones por venir. Había de convertirse en “padre de todos los que creen”, “el heredero del mundo”, aquel en cuya Semilla (recuerda que Dios dijo SEMILLA, no semillas, porque la Semilla es Cristo (Gál. 3:16,29)... aquel en cuya SEMILLA serían benditas todas las naciones del mundo.

 

En Isaac tenemos los primeros frutos.... el primogénito de la familia de Abraham... la esperanza, la promesa, el más deseado de la gran Familia de Dios que todavía tenía que nacer.

 

En Jacob tenemos la operación de los tratos de Dios en la Familia de Dios: primero en Jacob mismo, y después en sus doce hijos. Y en todo esto tenemos un cuadro claro y un patrón de cómo Dios trata con Su familia en cuanto a la disciplina, la enseñanza, el castigo, la frustración, la devastación, ...y como en todo y a través de todo, los dispone y los prepara para un glorioso final más tarde.

 

Y esto, por supuesto, es para nuestra edificación y ánimo, puesto que peregrinamos por el mismo camino que ellos, y experimentamos las mismas frustraciones, anhelos, decepciones, gozos, y ánimos que ellos experimentaron.

 

Al familiarizarnos con el Dios de Abraham, aprendemos obediencia, fe, confianza, y aún en medio de todo ello, una cierta inquietud, una cierta perplejidad, una cierta frustración. Abrazamos la promesa y comenzamos a caminar por ella, pero la promesa tarda en cumplirse. Levantamos nuestro altar, y conocemos la presencia de Dios, pero no por mucho tiempo. Debemos seguir adelante, adelante hacia nuevos altares, nuevas áreas de entrega y dedicación a Dios. Nuevos horizontes se abren delante de nosotros. Nuevas frustraciones nos acosan. Mientras, buscamos algo más real, algo más permanente, algo mas duradero... solo para descubrirnos  al final como “extranjeros y peregrinos en la tierra”. Nada nos satisface completamente, con lo hermoso y grandioso que pueda ser. De vez en cuando surgirá  el sentimiento, “¿Por qué no podemos sentirnos satisfechos como Lot, encontrar un llano de regadío en la tierra, y simplemente establecernos?” Algunos hombres justos de Dios, como Lot, harán esto, pero nosotros no podemos. La Visión nos sujeta firmes, la Visión de una “Ciudad que tiene fundamentos, cuyo  arquitecto y constructor es Dios..”

 

Por supuesto, el Señor es fiel y después de soportar pacientemente a Abraham, Dios cumple la promesa. Isaac viene, el verdadero hijo de la promesa, y hay gozo y risa (lo que significa Isaac)... risa como sóo Abraham y Sara pueden comprender y experimentar. No el gozo burlón ni la risa de los artistas que van promocionando la risa del mundo en medio del pueblo de Dios.... sino la risa de la verdadera ESPERANZA espiritual. Hay “gozo en la esperanza de la gloria de Dios”. Hay gozo que nace de la tribulación y de la paciencia... Un gozo que viene por la mañana, después de la noche del llanto. Hay todavía mucha obra que hacer en las vidas de la Familia de Dios, pero la esperanza, la Visión, sostendrán y fortalecerán mientras Dios completa la obra que Él ha comenzado.

 

Y así llegamos a Jacob, en el cual Dios nos daría un patrón de la obra transformadora de Su gracia en las vidas de Sus escogidos. En Jacob Dios revela el proceso por el que El cambiaría el nombre de Sus escogidos; porque cuando Dios “nombra” a Su pueblo, El los nombra de acuerdo con la naturaleza que tienen, o la naturaleza que todavía ha de ser. Y el cambio del nombre de Jacob significa el cambio de su naturaleza, de su forma de vida completa, hasta que Jacob surja como ISRAEL, el Príncipe de Dios, Israel el Vencedor.

 

Como Jacob, nosotros también nacemos amados de Dios. Incluso antes de nacer, Dios dijo: “A Jacob amé...” En vano vamos a buscar en el corazón de Dios intentando descubrir POR QUÉ El nos amó. En vano vamos a buscar en nuestros propios corazones por si acaso encontráramos alguna razón de Su amor motivada por algo que descubramos en nosotros mismos. Así que dejemos toda esta búsqueda a un lado. Pero debemos saber, si vamos a superar las pruebas, las frustraciones, las dificultades, las tentaciones de la vida... que en todo esto y a través de todo esto, nuestro Padre Dios nos ama, y por NINGUNA RAZON que Él haya tenido a bien revelar.

 

Y aún así, a pesar de este amor, y nuestra conciencia de ello, no nos previene de luchar por conseguirlo, o de luchar por preservarlo. Y como Jacob, vamos a descubrir que con cada esfuerzo que hagamos por obtener más y más de la vida espiritual, más frustrados vamos a estar. Toma tiempo... y experiencia. Pero tarde o temprano,  hemos de descubrir que para encontrar a Dios realmente, tenemos que rendir todo lo que hemos adquirido. Quiero decir, dejar todas nuestras bendiciones espirituales, todas nuestras capacidades, todos nuestros dones.

 

Porque Dios puede atraernos con dones y bendiciones....porque estos dones y bendiciones proceden de El y nos indican a ti y a mi algo de Su naturaleza, Su corazón... y son necesarios para el crecimiento espiritual. Pero Dios quiere que sepamos que no es suficiente meramente tener ciertas bendiciones Suyas y Sus dones residiendo en nosotros... El quiere ocupar el trono de nuestro corazón completamente, solo y por Si mismo.

 

Sin problema, por supuesto, ... siempre que podamos aferrarnos a lo que tenemos hasta que podamos sustituirlo por algo mejor. “Dios,  dame mas de Ti mismo, y Te daré mas de mí mismo...” Pero Dios no funciona de esa forma. Si Él lo hiciera así, Él te estaría permitiendo tener el señorío que Él, el Dios celoso, demanda para Sí mismo. Y así, Él insistirá en que nos entreguemos a Él, antes de que Él se entregue a nosotros. “Dame todo, cada don natural, cada don espiritual... cada posesión natural, cada posesión espiritual. Entonces Yo me entregaré a Mi MISMO...” Porque Dios es un Dios celoso, y no compartirá su gloria con otro. Puede que comparta sus bendiciones, mientras que nosotros recibimos consuelo y satisfacción de otras fuentes. Pero Él no compartirá Su gloria, su presencia permanente, su señorío, con nada ni con nadie.

 

Primero Betel

 

La experiencia de Betel es una experiencia maravillosa. La palabra significa “Casa de Dios”... y la revelación de la Casa de Dios, la Iglesia de Dios, la Familia de Dios, ha sido preciosa delante de nuestra vista. La inmensa mayoría de la Familia de Dios ha acampado justo aquí y aparentemente no desean nada más que la revelación de Su gloria en la Casa de Dios. Después de todo, Jacob descubrió que Betel era “la puerta del cielo”. ¿Qué más podemos desear?

 

¿Pero qué había alcanzado realmente Jacob? En realidad, lo único que había allí era un montón de piedras. Lo que había tenido era una revelación, y era buena. “La Casa de Dios”. “La Puerta del Cielo”. Ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo sobre el montón de piedras. Pero qué pocos de entre nosotros hemos notado que DIOS MISMO estaba todavía muy lejos del alcance de Jacob... ¡que Dios estaba en el extremo SUPERIOR de la escalera!

 

Todavía seguimos estando mucho en Betel, el lugar de la revelación de los propósitos de Dios en Su pueblo. Pero somos todavía un montón de piedras. Dios está trabajando en esas piedras, lo sé. Y Él seguirá cincelando, y formando y moldeando conforme a Su voluntad, hasta que lleguemos a ser “piedras vivientes”, edificados juntos para formar una “habitación de Dios en el Espíritu”.

 

Las Declaraciones de Dios

 

Hay muchas cosas que Dios ve respecto de Su Pueblo como declaraciones positivas. Nosotros somos Su Iglesia. Nosotros somos Su Edificio. Nosotros somos Su Templo. Somos Piedras Vivas. Y podríamos continuar. Pero que Dios nos ayude a no caer en el engaño de pensar que Su declaración de lo que somos es suficiente, y así, negarnos a nosotros mismos las obras y tratos de Dios en nuestras vidas que en verdad NOS HARÁN SER lo que El DECLARA QUE SOMOS.

 

Cuando Dios se apareció a Abraham y anunció, “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes” (Gén. 17:5), Dios estaba declarando Su propósito. Y al abrazar Abraham la Palabra de Dios, su fe crecería y sería fortalecida para que la promesa pudiera ser cumplida. La declaración de Dios de lo que él era, era cierta y segura porque Dios lo había declarado, pero no era de hecho así todavía. La semilla prometida (Isaac) ni siquiera había nacido aún, y el hecho real de Abraham convertido  en el padre de naciones, estaría aún a años, décadas, siglos de distancia.

 

Inherente en el cambio del NOMBRE está la garantía y la provisión por parte de Dios mismo, que nosotros anhelamos y abrazamos, para que pueda convertirse en algo verdadero y real en nuestras vidas. El llama a Su propio Nombre sobre nosotros. Él dice que somos santos; Él dice que somos como Él es; Él dice que somos Sus hermanos; Él dice que somos justos; Él dice que somos carne de su carne y hueso de su hueso; Él dice que somos uno con Él. Al abrazar esto, Él NOS HARÁ SER lo que Él ahora DECLARA QUE SOMOS.

 

Primero Betel.... Luego Peniel

 

Este es el orden: Betel, la Casa de Dios; y después Peniel, ¡el Rostro de Dios!

 

Había llegado el momento de que Dios quitara del luchador y codicioso Jacob, todo lo que tenía. Y así, a su vuelta de Harán hacia la tierra de la promesa, Dios le estaba preparando para esa confrontación consigo Mismo que le convertiría en un VENCEDOR. Jacob se encuentra a sí mismo solo, solo bajo las estrellas en Jaboc. El estaba enfrentándose a lo que el pensaba que era un Esaú vengativo, y en el temor, se entregó y renunció a todo lo que tenía. Y ahora, junto a los vados de Jaboc, Dios le confronta cara a cara. La lucha duró toda la noche, porque aunque anhelemos a Dios, y oremos seriamente que Él llegue a poseernos completamente,... cuando Él busca eso precisamente, Él lo tiene difícil para prevalecer sobre nosotros.

 

¿Cómo puede el hombre mortal hacerle difícil a Dios el someterle? Simplemente porque el hombre moral fue hecho a imagen de Dios... y los tratos de Dios con el hombre (especialmente con sus escogidos), están mezclados con grandes preocupaciones de que la imagen que el hombre ha perdido, pueda ser encontrada otra vez. Los hijos de Dios son engendrados, y no meramente creados como bestias del campo.Son engendrados a imagen y semejanza del Padre. Por tanto, Él desea una relación Padre-Hijo, obediencia, sumisión, amistad, comunión. Él tiene diez mil veces diez otras criaturas que no llevan Su naturaleza y semejanza; y hacen sea lo que sea que Dios diga. Pero a Sus hijos Él los ha escogido entre los hijos de los hombres, y Dios puede reproducir en ellos Su propia naturaleza: al tratar con ellos como hijos, con disciplina y castigo. Su mano puede ser gravosa a veces, pero entonces Él se detiene a Sí Mismo...para que sus disciplinados puedan voluntariamente y de buena gana acercarse a Él.

 

Pero al romper el día, el ángel de Dios toca a Jacob con el toque que todos anhelamos, aunque resistiendo a la vez y con todas nuestras fuerzas, Su intento mismo de alcanzarnos.

 

Tenemos que continuar pidiendo al Señor que nos traiga a nuestro Jaboc. El Dr. Strong dice que la palabra “Jaboc” es una palabra que significa “derramar” o “vaciar”. A menudo oramos “Señor, llénanos...”

 

Y es cierto que Dios puede darnos muchas cosas, muchas bendiciones, con cualquier grado de consagración que estemos dispuestos a dar. Pero si deseamos verdaderamente la “Plenitud de Él”, hay un solo camino, un derramamiento completo y un vaciado de nosotros mismos en el río Jaboc. Es sólo al darle todo de nosotros, que podemos recibir todo de Él. Él no se rendirá con nosotros, porque seamos lentos en ceder. Él seguirá la confrontación si nuestros corazones van verdaderamente en pos de Él, hasta que Él tenga éxito en darnos el toque final... el toque que paraliza, el toque que nos deja cojos, para nunca más caminar igual. Jacob había recibido un “nuevo nombre” consistente con la nueva naturaleza y la nueva vida que había de vivir desde ese día en adelante. Ya no mas “Jacob el suplantador”, sino “Israel, el príncipe de Dios”.

 

Pero Jacob no salió de esa experiencia declarándose el poderoso hombre de Dios. Cuando escuches a hombres afirmando tener ese título, o aceptándolo, puedes saber inmediatamente que nunca han visto el Rostro de Dios en Peniel. Después de esa clase de experiencia,  los Israeles de Dios cojearán por los caminos de Dios, siempre vacilando sobre su muslo. Pablo dijo, “Que nadie me moleste, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”. Puede haber mucha jactancia en Betel, la Casa de Dios, pero no habrá ninguna en Peniel, cuando uno mira el Rostro de Dios. Después de la experiencia gloriosa de Jacob en Peniel, escuchamos a Jacob testificando ante el faraón, “Pocos y malos han sido los días de los años de mi vida...” (Gén.47:9).

 

El testimonio positivo, el testimonio de los vencedores de Dios, es éste: que en mí no mora el bien... que Su fortaleza se perfecciona en mi debilidad. Que en y a través de cada experiencia devastadora que hemos conocido en la vida, Dios ha sido fiel en dar Gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, y el manto de alegría en lugar del espíritu angustiado.

 

 

 

 

 

¡Dios de Jacob!

 

¡Dios de Abraham! Podemos entenderlo, porque Abraham fue un hombre de fe que caminó en obediencia delante del Señor.

 

¡Dios de Isaac! Podemos entender eso, porque el Temor de Dios estaba sobre él, y él también caminó con Dios, con unas pocas desviaciones.

 

Pero, ¿Dios de Jacob? ¡Qué ánimo para ti y para mí, que hemos conocido mucha perplejidad y desánimo, y sin embargo hemos descubierto que en todo esto y a través de todo esto, Dios estaba obrando en nuestros corazones grandes anhelos y deseos de Él, y solo para Él! Y pensar que Él pone su propio Nombre sobre nosotros: “Israel, Príncipe de Dios,... tienes Poder con Dios y con los Hombres...”

 

Es un Nombre que llevamos en nuestro reproche. No sentimos que el Nombre es apropiado... pero tenemos que tomarlo. Nuestra esperanza no puede estar en ninguna otra cosa, sino en que aceptemos Su Nombre sobre nuestras vidas. Al hacer eso, estamos de hecho invitándole a tener rienda suelta en nuestras vidas, y a obrar Su naturaleza y carácter en nuestro ser. Su Nombre Él pone sobre nuestras frentes para que podamos  tener Su corazón, Su mente, Sus pensamientos... y para que podamos caminar en Sus caminos. El Dios del gran poder y fuerza se digna poner Su Nombre sobre los hijos de los hombres. Pero ¿qué clase de condescendencia es ésta, que Él tomaría NUESTRO NOMBRE, y se lo aplicaría a Sí Mismo? Escucha esto:

 

“Esta es la generación de los que Le buscan, que buscan tu rostro, Oh Jacob...” (Salmos 24:6). ¡Dios toma el nombra de Jacob para Sí Mismo! Porque toma nuestra naturaleza, nuestra enfermedad, nuestros problemas, para que podamos tomar Su Nombre, Su naturaleza, Su fortaleza, y Su vida. El se convierte en nuestro “Jacob”... para que nosotros podamos convertirnos en Su “Israel”.

 

Una Familia De Muchos Hermanos

 

Estamos hablando de la familia de Dios. Dios tiene una familia. El tiene un Hijo Amado, uno solo engendrado. Hay Uno solo que es en éste sentido el único y especial Hijo de Dios. Pero Dios no estará contento hasta que Él tenga una Familia semejante a Él. No porque no esté satisfecho con su Único Hijo... sino porque el Único engendrado del Padre es tan precioso para Él, y deleita Su corazón de tal manera, ... que Él quiere tener mas como El.

 

Nos desanimamos a veces cuando vemos las muchas faltas y fracasos en la familia de Dios: los resentimientos, el orgullo, los celos, el odio, la vanidad, las divisiones, los esfuerzos por preeminencia. Después leemos los requisitos de Dios para nosotros, que andemos en unidad, y en amor, y en verdad, y en paz. Y, ¡Oh la frustración que se asienta cuando los hombres tratan de producir esto en la Familia de Dios! Por supuesto, tenemos que rebajar la Visión de Dios a nuestro plano humano para poder hacerlo funcionar.  No insistimos en que la Familia de Dios camine en total armonía y unión con el Hijo de Dios y los unos con los otros. Obviamente eso es imposible. Así que simplemente animamos a la gente a amarse unos a otros, a ser amables, perdonadores, a olvidar las diferencias... para tratar de llevarnos bien como la feliz Familia de Dios. Los varios esquemas que hemos mencionado entran en escena... enseñanzas de “sumisión” a la autoridad del liderazgo, y semejantes; y con todos estos métodos esperamos aliviar la tensión que vemos cuando el hermano trata de coexistir con el hermano en el Cuerpo de Cristo.

 

Todo bien intencionado, por supuesto, y durante un tiempo incluso parece que funciona. Pero ciertamente hemos tenido suficiente experiencia en la vida de la Iglesia por ahora, para saber que tarde o temprano va a haber una molestia,... otra división... otro choque... y nuevas congregaciones surgirán de las cenizas de lo viejo. Después habrá un cierto sentir de satisfacción en el pensamiento de que los conflictivos se han marchado.... ahora podemos comenzar a edificar de nuevo. O los “conflictivos” que se han marchado comienzan a tener el sentir....”vamos a seguir adelante con Dios, no importa lo que otros hagan...” y hay una nueva congregación de los que se marchan.

 

Todo esto ha sido muy frustrante de ver; especialmente ante los ojos de aquellos que saben simplemente que tienen el orden para la Iglesia del Nuevo Testamento.  ¡Simplemente saben que si los cristianos arrancaran todos estos viejos sistemas y se unieran a ellos, crecerían en la gracia, hasta la estatura de Cristo!

 

“No tenemos ningún problema en nuestra congregación” Lo he oído decir... “Tenemos el orden del Nuevo Testamento y el liderazgo. Nuestros ministerios trabajan juntos en armonía. La gente esta aprendiendo a obedecer a los líderes, y al hacer esto hay paz”. O palabras a ese efecto.

 

Sin mencionar, por supuesto, que si uno o más del liderazgo completo, está en desacuerdo, son expulsados de la comunión por insubordinación.

 

Y sin mencionar que si la gente se marcha de vez en cuando, es porque son rebeldes...o (y esto es citado frecuentemente), “se fueron de nosotros porque no eran de nosotros... porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros...”

 

Un Señal de que la liberación está Cerca

 

Pero personalmente, en y a través de toda la lucha,  la división y las separaciones que veo suceder en las iglesias y congregaciones de distinta índole,  encuentro una causa real para tener ánimo y esperanza. Yo sólo sé que Dios tiene un plan, ...un plan que es mucho mayor que cualquiera de nuestros planes. Sé que Dios está obrando en la tierra para producir una auténtica reconciliación en la Familia de Dios; y para llevarla a la paz, unidad y armonía que Dios persigue.  Y creo que el plan de Dios incluso está siendo revelado y está obrándose ahora; y la lucha, perplejidad y trastornos que vemos a nuestro alrededor, incluso entre los hijos de Dios mas consagrados y dedicados, es un indicativo de que el Día de la Liberación para el pueblo de Dios está muy cercano. ¿Por qué digo esto?

 

Nunca había estado la nación de Israel más cerca del día de su liberación de la esclavitud egipcia que el día en que Aarón y Moisés se presentaron ante Faraón y le dijeron, “Deja ir a mi pueblo...” Y sin embargo, la esclavitud, la lucha y el conflicto en el pueblo de Dios nunca habían sido mayores que en esa misma hora. Aún más, incluso empeoró en lugar de mejorar,... ¡Hasta la misma noche en que los hijos de Israel salieron de Egipto!

 

Los doce discípulos nunca habían experimentado una frustración, división y tensión mayores que en el día y la hora en que Jesús moría en la Cruz. Y el pequeño rebaño a quien Dios había prometido el Reino, fue esparcido muy lejos en aquel terrible día. Y sin embargo, era en esa misma hora en que el Señor, por Su muerte y por Su resurrección, los reuniría en la unidad y armonía de Su Espíritu.

 

¡SU HORA DE DESOLACION NO FUE OTRA COSA QUE LOS DOLORES DE PARTO DE UN NUEVO ORDEN!

 

Creo que es así hoy. Se habla mucho de la unidad, de reunirnos, del ecumenismo....tanto ahí fuera, en la iglesia de la apostasía, o entre el genuino pueblo de Dios. Y cuanto más vemos y oímos de ello, mas lucha y conflicto tenemos que ver, ¡PERO SON LOS DOLORES DE PARTO DEL NUEVO ORDEN DE DIOS!

 

El está todo el tiempo pasando por su criba, tamizando, pasando de nuevo por su criba, los corazones de los hombres. Dios no esta en absoluto interesado en reunir o en juntar a un pueblo carnal, un pueblo lleno de sus propios caminos, un pueblo de amargura, contención y disensión.  Cuando los hombres en la Iglesia piensan que pueden barrer todo esto debajo de la alfombra en nombre del “amor” o en nombre de la “sumisión” a la autoridad, o en nombre de mantener “el orden neotestamentario en la Iglesia”, Dios interviene rápidamente, con ojos como llama de fuego, para devastar y confundir las maquinaciones del corazón carnal.

 

La Feliz Familia de Jacob en Canaán

 

Jacob, motivado por Dios para regresar a casa después de pasar unos 20 años o mas en Harán con su tío Labán, vuelve con la bendición de Dios y se establece en la tierra de Canaán, la tierra de sus padres, la tierra que Dios había prometido darles por herencia. Por supuesto, continuaron en esta tierra como “peregrinos y extranjeros” porque el día de poseer en verdad su herencia no había aún llegado.

 

Dios había sido fiel al Jacob luchador y aprovechado a lo largo de todos los años de su exilio; pero ahora está en casa con su familia, su familia muy feliz, y habitando juntos en armonía y bendición, como  los herederos de la bendición que Dios había prometido a su padre Abrahám.

 

Pero eran todavía las piedras que Jacob vio en Betel muchos años antes. La Familia de Dios, si, pero no realmente edificados juntos como el verdadero Betel, la Casa de Dios.

 

Que los ministros de Dios no continúen en sus vanas pretensiones por más tiempo. No tenemos la unidad del Espíritu ni el vínculo de la paz solo por reunirnos bajo un techo,  cantar las mismas hermosas canciones de Sión, y levantar nuestras manos en alabanza y adoración. Puede que todo ello parezca muy bonito ante el que no discierne. Incluso ocasionalmente puede que escuches comentarios como éste, cuando hay una mezcla de varias congregaciones e iglesias: “¿No es maravilloso como Dios está juntando al Cuerpo de Cristo...? Mira esta congregación... y todas las iglesias distintas que están aquí representadas....”

 

Tarde o temprano, descubrirán que hay otro trastorno, otra prueba, otra dispersión, y entonces se asentará una gran desilusión. “¿Cuánto tiempo, Oh Señor?”, preguntamos, “¿Tenemos que ver estas cosas?”

 

Que Dios quite el velo de nuestros ojos para que podamos ver; que no fue una “división” lo que sucedió cuando de repente el pueblo de Dios fue dispersado. De hecho, la “división” estaba ahí mucho antes de que la gente se reuniera en una congregación. Solo tomó unos cuantos meses o años para que la división fuera desvelada.

 

Un Corazón Dividido

 

De nuevo, hemos de decir que Dios no está en absoluto interesado en que Su pueblo trate de mantener una apariencia de  “unidad”... si sus corazones están divididos. El no está en absoluto interesado en juntar carne con carne, carnalidad con carnalidad... y después, LLAMAR AL RESULTADO LA UNIDAD DEL ESPIRITU. La “unidad del Espíritu” significa exactamente que somos UNO CON EL ESPIRITU DE DIOS. Hemos venido a Su señorío. Él manda. Él dicta la orden, y la adoración, y la alabanza del pueblo de Dios. Él da la dirección en la que hemos de ir al reunirnos en Su Nombre. Los miembros del Cuerpo de Cristo se reúnen habiendo buscado a Dios en serio... para que no puedan dejar de contribuir su porción para la edificación de todos: sea una Palabra, una Canción, una expresión,  o sea estar sentado en silencio y orar por el mover en unión con aquellos que Dios está usando.

 

Podríamos continuar mucho con esto.... y todos sabemos muy bien que este tipo de reunión es casi desconocida en las asambleas del pueblo de Dios. No estamos hablando de la “unidad de la fe”, que está aún más lejos en el camino, hablamos de la “unidad del Espíritu”, que está al alcance del pueblo de Dios, no importa cual sea nuestro entendimiento presente de la verdad, y de los misterios de Dios. Lo único que necesitamos para mantener la “unidad del Espíritu” es un pueblo que, no importa cual sea su conocimiento presente de la verdad, esté comprometido, entregado, vendido a Dios, y esté buscándole con todo su corazón. Su corazón está unido a Él, y por tanto, unos a otros. Y se nos exhorta a mantener esta clase de unidad al guiarnos Dios hacia delante... hasta “la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios”.

 

Apartemos la noción de que podemos guardar la unidad del Espíritu solo porque tenemos sus dones y bendiciones... si los corazones del pueblo de Dios están puestos en sus propios caminos, con corazones divididos entre Dios y ellos mismos... un poquito para Dios, y el resto me ocupo yo personalmente. Un corazón para la religión, y un corazón para el mundo. Un corazón para la adoración de Dios en Espíritu y en Verdad, y un corazón para los ídolos del corazón..., esas cosas que debo tener, tanto si Dios esta en contra o a favor de ello. Un corazón para las hermosas canciones de Sión, y un corazón para el jazz y los címbalos metálicos del Rock-and-Roll... o quizás una mezcla de ambos, usando las palabras de Sión y las letras de Satanás.

 

Un corazón dividido significa una vida dividida. Y muchos corazones divididos reunidos bajo un mismo techo para adorar a Dios... significa una congregación dividida. Puede no aparentarlo así en este momento. Puedes cantar todos los coros sobre el Cuerpo de Cristo y la feliz Familia de Dios. Pero tarde o temprano, será manifiesto como lo que es: un grupo de gente con corazones divididos, intereses divididos, esperanzas divididas, deseos divididos,... Y entonces, un día, cuando algo drástico suceda y el rebaño sea dispersado, buscamos y culpamos a este anciano, o a este diácono, o a ese pastor, o vamos por ahí buscando un nuevo liderazgo, un nuevo pastor... y comenzamos de nuevo con los mismos procedimientos.

 

De hecho, la “división” estaba ahí desde el comienzo, pero estaba escondida bajo una capa, completamente cubierta... hasta que Él, con ojos de llama de fuego, los mira y todo se disipa como humo por causa de su fuego consumidor, penetrante, profundo.

 

Pero Dios tiene una solución gloriosa y maravillosa a todo el problema;  lo vemos hermosamente ilustrado en la Familia de Jacob.

 

El descubrimiento del Corazón Humano

 

Jacob y su familia estaban viviendo juntos en Canaán como una familia grande y feliz. Pero como el montón de piedras sobre el que Jacob había recostado su cabeza muchos años antes, aún no eran “piedras vivas”, formadas y encajadas, como la Casa de Dios. Pero esto es lo que Dios tenía en mente, y Dios aún lo había de hacer.

 

Este es el día de la revelación de Cristo, y de la unión del Cuerpo de Cristo; es también el día de la REVELACIÓN DEL CORAZÓN HUMANO, y la manifestación de las cosas escondidas de la oscuridad que yacen encubiertas en los corazones del pueblo de Dios.

 

¿Qué es lo que hace desvelar el odio inherente y la disensión que yacen escondidas en los corazones de los hijos de Jacob? Nada menos que el amor especial de Jacob por José. Por supuesto, no parece justo que Jacob prefiera a un hijo por encima de otro. Pero queremos enfatizar  a través de este episodio completo, los tratos de Dios con su familia.

 

Jesús dijo, “El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él” (Juan 14:23). ¿No ama Dios a todo el mundo? Si, pero hay un amor especial que fluye hacia aquel que Le ama,... por la simple razón de que “un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas”. Su amor por nosotros atraerá desde nuestros corazones a nuestro amor por El. Y si respondemos a Su amor, y nos permitimos AMARLE,... entonces habrá aún una mayor respuesta de Su corazón. Nuestro amor por Él libera el fluir. Y el mutuo amor entre el Padre y Sus hijos  crecerá, crecerá y crecerá.... hasta que AMEN, así como El ama.

 

Pero descansa seguro, cuando este tipo de relación se desarrolla entre  ti  y tu Señor, va a surgir una gran oposición a ello por parte de aquellos que no Le aman. La razón es porque el Amor y la luz son inseparables, y la luz no puede coexistir con la oscuridad. Por tanto, “los hombres amaron mas las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”. El amor lleva a la luz, y la luz expone el mal que está ahí. El arrepentimiento limpia el mal, pero si no hay arrepentimiento, entonces hay una gran oposición.

 

¿Por qué Madame Guyon, de quién leemos sus obras, fue perseguida tanto? No podemos encontrar otra razón nada más que el hecho de que ella amaba a Dios con un amor intenso... tan intenso que exponía la oscuridad y el mal en los corazones de los hombres. ¿Por qué fueron Lutero y los reformadores perseguidos, cazados y acosados, y muchos de ellos torturados y quemados en la hoguera? Realmente, por ninguna otra razón que el hecho de que amaban a Dios con todo su corazón... le amaban mas que lo establecido... más que su Betel, la Casa de Dios, que se había vuelto corrompida y apóstata. ¿Por qué mató Caín a Abel? Porque “sus obras eran malas y las de su hermano justas”. Y ¿Por qué los líderes religiosos del día mataron a Jesús, que era la expresión plena de Dios en la tierra, y quien manifestó la plenitud del amor, la misericordia y la verdad? Simplemente porque los corazones de los hombres estaban llenos de odio e iniquidad, y el amor de Dios que fue revelado en Jesús los expuso... y en su orgullo de corazón rehusaron venir a la Luz para sanidad y limpieza.

 

José, muy inocentemente, pero amante de la verdad, le diría a su padre de las obras malas de sus hermanos. Esto los enojaba. Pero además, sabemos que Jacob mostraba un amor especial por José, y esto les hacía odiarle  mas.

 

No sólo Jacob favorecía a José. Dios también. Dios le daba sueños, sueños que tenían un gran significado espiritual, y que servían para agravar el problema aún más. José tenía sueños de preeminencia y de señorío. Dios se los daba, así que no podemos acusar a José de orgullo o intolerancia. Contaba sus sueños infantilmente. Y esto sólo provocaba más problemas a José. Dios sabía que iba a ser así. Pero Dios ordenó un horno de aflicción para José, y Dios sabía como manejar la situación.

 

“Y le odiaron mas por sus sueños, y por sus palabras” (Gén. 37:8)

 

Los que habéis conocido el favor especial de Dios y Su gracia sobre vuestras vidas, aprended a templar esto con el descubrimiento de que la gracia y el favor que Él os muestra ahora, es ordenado por Dios como un cojín para amortiguar el golpe y para hacer que la devastación sea soportable en el horno de aflicción que hay ante vosotros.

 

Al haceros conscientes de esto, puede que Dios provea la gracia para humillaros a vosotros mismos ante El, y buscarle más en serio para encontrar su gracia en esta hora en que sentís que le necesitáis menos. Porque necesitáis Su gracia abundantemente, si encontráis que vuestro corazón y mente acarician pensamientos del poder del Reino, y de la autoridad y gobierno en el Reino de Dios que está a punto de ser revelado.

 

Ahora bien, ¿Qué estaba haciendo Dios en la familia de Jacob? Estaba comenzando a exponer el mal de sus corazones, y al mostrar amor y favor hacia José, estaba simplemente manifestando el mal que ya estaba ahí en los otros hermanos. Mientras tanto, eran la feliz familia de Jacob, viviendo en la hermosa tierra de Canaán. Pero tenían corazones divididos. Tarde o temprano habría una confrontación. Y vendría a través de José, el amado, que estaba en misión de bondad y favor hacia sus hermanos, para ver como les iba.

 

“Aquí viene el soñador”, dijeron, “Venid y matémosle, y veremos lo que queda de sus sueños”.

 

Pero Dios estaba trabajando en sus vidas, y soberanamente ejerciendo control en todo este asunto... y no podían matar a José.

 

Tenemos que saber en todos nuestros tratos con los hombres de este mundo y en todas nuestras experiencias en la vida, que Dios está detrás de la escena obrando todas las cosas para bien ”a los que aman a Dios”... y todo para Su gloria. Pero muera el pensamiento de que Dios causa el mal....que Dios pone ese odio y rebelión en los corazones de los hijos de Jacob, para poder desterrar a José a Egipto. Dios ha puesto una valla alrededor de su pueblo, y frustra las maquinaciones del maligno a favor nuestro, y si Él ve adecuado bajar la valla aquí y allí , como el caso de Job, es porque en su gran amor y sabiduría Él va a frustrar las maquinaciones del maligno, y a sacar una gran gloria de todo eso.

 

Y todos los hermanos se involucraron en el complot, pero algunos de ellos tuvieron un mayor grado de culpa que los otros. Tenemos que decir a favor de Rubén, que él había planeado rescatar a José de la cisterna, y devolverlo a su padre. Pero cuando los otros muchachos vieron a la caravana de mercaderes camino de Egipto, se dieron cuenta de que quizás podrían obtener un poco de ganancia en el asunto, y le sacaron de la cisterna y le vendieron a los Ismaelitas por veinte piezas de plata.

 

Cuando abunda la iniquidad, no hay fin a la expresión del mal que yace inherente en el corazón humano. Primero, la mala conversación... después los celos,.. después el odio... después la conspiración para matar... después la avaricia,.... después la mentira y el engaño... Todo esto estaba en sus corazones, aunque aparentaban vivir en armonía, en bendición comunal, como una gran familia feliz, en la hermosa tierra de Canaán.

 

Esta era la experiencia de los hijos de Jacob. Y cuando su padre examinó la túnica de José que los hermanos le habían quitado y mojado en la sangre de una cabra... Jacob se queda completamente devastado. “La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia le devoró. Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol...” (Génesis 37:33,35).

 

¿Pero qué es lo que Dios estaba haciendo todo este tiempo? Dios estaba preparando a un hombre para el día y la hora en que ÉL RECONCILIARÍA A LA FAMILIA DE DIOS, los unos con los otros, con Jacob, con José, con Dios mismo.

 

Si el pueblo de Dios pudiera saber esto y entender que el mal que se planea contra nosotros no puede dañarnos en absoluto si estamos caminando en los caminos de Dios y haciendo su voluntad, que distinta sería nuestra relación con Dios en esa hora.

 

Si es que esto sucede, y cuando suceda, Dios nos ayude en ese momento a saber que Él está preparándonos para el día y la hora en que regresemos a nuestros hermanos, y les traigamos liberación. Porque si recibimos todo esto como de parte de Dios, entonces nosotros, que hemos sido rechazados, seremos liberados en océanos de libertad, mientras que los que son libres para ir por su propio camino, estarán tejiendo  para ellos mismos la red de un terrible cautiverio.

 

Por supuesto que cuando estas cosas suceden, seguramente no habrá mucho deseo en nuestros corazones de ayudar a nuestros perseguidores. Incluso pueden surgir pensamientos de venganza y represalia. Pero tenemos que ser rápidos en discernir el mal de nuestros corazones en ese día, no sea que el enemigo tenga éxito en frustrar el bien que Dios ha diseñado en nuestras vidas por causa del horno de aflicción. Puede ser difícil discernir esto, especialmente si ves a Satanás avivando las ascuas en el fuego. Pero tenemos que aprender que Satanás no conoce todas las cosas. Es bastante obvio al leer las Escrituras que Satanás rara vez sabe lo que hace cuando aflige al hijo de Dios... ¡Simplemente no puede entender el misterio de la Cruz!

 

José quizás tuviera muy poco amor por sus hermanos al clamar y rogarles misericordia. Esperar el día y la hora en que él podría regresar a ellos y mostrarles misericordia y perdón...probablemente era el pensamiento mas lejano de su mente. Pero estaba en los pensamientos de Dios. Y cuando Dios acabara su obra con José, podría perdonar, mostrar misericordia y liberar a toda la Familia de Dios. Pero para cumplir este papel, debía estar preparado a través de la dificultad, la amargura, la incomprensión y la cruel esclavitud.

 

Sé que hay un derramamiento del amor de Dios en nuestros corazones por el Espíritu Santo dentro de nosotros; y podemos experimentar esto intermitentemente, al conocer etapas de bendición en nuestras vidas. Pero el plan de Dios va mucho mas profundo que esto, e incluye el mismo cambio de naturaleza y carácter interior, hasta que el AMOR sea una parte inherente de nuestro ser y que lleguemos a “AMAR” como El amó, y a “mostrar misericordia” así como El mostró misericordia.

 

La Visión Se Retrasa

 

¿Cuál es nuestra responsabilidad cuando la Visión se retrasa? ¿Culpar al diablo por su oposición a nosotros? ¿Culparnos a nosotros mismos por nuestra falta de iniciativa y agresividad? El profeta Habacuc nos da la respuesta, la respuesta que Dios le dio a el en su hora de aflicción.

 

“AUNQUE TARDARE, ESPÉRALO...” (Hab. 2:3).

 

Parece un consuelo inútil en la hora de aflicción, pero ésta es la respuesta de Dios. El retraso de la Visión sólo añade a la severidad de la aflicción. Dios sabe esto; pero también sabe que el retraso  de la Visión añadirá a la formación del carácter del hombre que tiene la Visión, si tan solo éste está dispuesto a ESPERAR A QUE LA VISIÓN SE CUMPLA.

 

Tomar la Visión en tus propias manos y hacerla funcionar, solo añadirá problemas. Así, los escogidos de Dios, los Josés de Dios, están paralíticos en el asunto. Tan paralíticos que no pueden tomar las cosas en sus propias manos aunque lo intentaran. Es una clase de situación paralizada en la que ellos mismos muy inocentemente cooperaron, así que no pueden culpar a nadie sino a ellos mismos. Al principio oraban muy en serio, diciendo: “Señor, quiero ir por tu camino, todo el camino.... Estorba cualquier plan o maquinación de mí mismo que impida el cumplimiento completo de tu propósito en mi vida. No me dejes encontrar satisfacción real...no dejes que mi ministerio experimente ningún crecimiento, a menos que, Señor, Tú sepas que puedo permanecer fiel en ello, y tener la fuerza para vencer las tentaciones que vienen siempre al que es usado por Dios.  Libérame para cumplir tus obras en la tierra, pero no me liberes hasta que hayas conseguido esa obra necesaria en mi propia vida...”

 

Al orar de esta forma en el tiempo de paz y seguridad, sin ningún tipo de presión de circunstancias... Dios será fiel en la hora en que la presión se libere sobre su pueblo, cerrando su oído y rehusando escuchar sus ruegos cuando Le clamen: ¡Señor, sácame de esto... Sé que oré que tuvieras el control de todas las cosas y pacté contigo ir por tu camino todo el camino hasta el final... y te lo dije de verdad... pero Señor, no pensé que llegaría a esto... ¡Sácame de aquí! Pero Dios no escucha. Él escucha la oración de la verdadera dedicación y entrega que has tenido en el tiempo de seguridad y paz. Ahora que Su mano de prueba y aflicción es pesada sobre ti, Él cierra su oído para no oír el clamor por liberación de tu compromiso.

 

¡Oh si! El sabe muy bien lo que estas diciendo. Pero si realmente fuiste sincero al decir lo que dijiste en aquellos días en que te entregaste a Él por completo—Él no dejará que la presión extrema del momento Le haga cambiar de opinión respecto de ti. Te ama demasiado para eso.

 

Y así José está en su prisión. No puede regresar a casa, aunque quisiera, y arrepentirse de sus sueños.

 

Dios nos ayude a saber que las prisiones que Él ordena para nuestra disciplina son ordenadas por Él, para que pueda traer liberación a otros que están en la prisión de su pecado e iniquidad. Dios nos ayude a entender que el odio que se levanta contra nosotros, Él quiere usarlo para producir amor y misericordia hacia ellos. Dios nos ayude a entender que los malentendidos a los que estamos sujetos son ordenados por el Señor para que en el día de nuestra liberación podamos entender a los que no nos conocieron y mostrarles misericordia, y que en ese día estarán sujetos a malentendidos, tormentos y aflicciones demasiado gravosos para soportarlos ellos mismos.

 

Los pies de José los ataron con grillos. Y peor que eso aún, su persona, su alma fue puesta en cadenas.

 

“Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona” (Salmos 105:18).

 

Esta es una traducción más literal. Una cosa es el sufrimiento corporal, que puede ser muy severo. Pero la esclavitud del alma puede a veces ser mucho más severa.

 

Y así, la Visión se retrasa. Pasa un año... dos años... cinco años... diez años.

 

Pero Dios estaba con José y le había hecho prosperar. Hay una Escritura que dice “Deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. ¡Qué perversión han hecho los hombres de ella! Ahora bien, no mires en el diccionario de Webster para obtener el significado de la Palabra “prosperar”-lo mejor es que vayas a la Biblia o te encontrarás en medio de muchos problemas.

 

José prosperó en una cárcel... porque estaba en la voluntad de Dios, estaba siendo disciplinado por el Señor, y Dios le dio favor con el capitán de la guardia. El descubrió que José era un ESCLAVO obediente y de confianza, y Dios honró a José por su obediencia a su señor. Pablo  tuvo un viaje muy “próspero” a Roma. Yo creo que lo tuvo. Había orado por ello, y creo que Dios se lo concedió. Fue allí en la voluntad de Dios. Naufragado, por supuesto, y quizás, habiendo tenido que flotar hasta una isla sobre los restos del naufragio. Y sin embargo, en todo y a través de todo ello, fue un viaje próspero porque Dios estaba con él, como Dios confirmó la Palabra a los prisioneros del barco, a los marineros, al capitán de los soldados. Y cuando ellos llegaron a la isla, Pablo vio la mano de Dios obrando sanidades a los enfermos y confirmando la Palabra con las señales que seguían.

 

Prisioneros Del Señor

 

¿Qué queremos decir con “prisioneros” en este día y hora en que hay paz en la tierra y podemos hacer lo que nos agrade, vivir como queramos y disfrutar de la grosura de la tierra?

 

No estamos hablando tanto sobre el primer grado del encarcelamiento de José... su prisión natural... sino del segundo grado... “en cárcel fue puesta su persona”.

 

Queremos decir que cuando tomamos Su Nombre sobre nosotros y nos dedicamos nosotros mismos a hacer Su voluntad,... esa libertad para hacer lo que deseamos, para vivir como nos agrade, para entrar en el ministerio para el Señor, o para dedicarnos a nuestros trabajos, para viajar como queramos, o para permanecer en casa como queramos, .... Ya no son por más tiempo opciones abiertas a nosotros. Para los escogidos de Dios la constricción es al principio muy gravosa. Porque “servir al Señor” ha tomado una connotación ministerial, y en realidad, el concepto de muchos es que no estás  “sirviendo al Señor” a menos que estés matándote por Dios. El mundo es tu parroquia. Las ondas son el medio por el que envías el mensaje del Evangelio a las cuatro esquinas de la tierra. Los campos están listos para la siega, y te consideras a ti mismo el señor de la cosecha.

 

Sabemos que Dios utiliza muchos métodos para enviar la Verdad, y no estamos criticando ninguno de estos métodos si Dios los ha ordenado. Pero antes de poder ser la clase de “siervos” que Dios quiere que seamos, Él quiere que sepamos que primero de todo somos “hijos” en la Familia del Padre; y como tales, no somos libres para hacer como consideremos que es lo adecuado, sólo por ser “hijos del Rey”. Este parece ser el concepto general. Más bien, los “hijos del Rey” deben estar sujetos a una medida  y a una clase de disciplina mucho mayores que los ciudadanos de a pie de la tierra. Su entrenamiento es mucho más especializado, y la disciplina a la que tienen que someterse es mucho más rigurosa que la que implica la educación de niños normales. Están destinados a gobernar y reinar... y si no aprenden la disciplina especial, la privación, la paciencia, la obediencia, Dios sabe que nunca podrán tomar las riendas del gobierno en Su Reino.

 

Por supuesto, lo natural de los padres de la realeza, es revelar a sus hijos lo que nuestro Padre a menudo nos oculta. Saben a qué tienen que sujetarse, y por qué. Y con cierta frecuencia reciben permiso para ausentarse de casa y disfrutar los beneficios de la realeza. Sin embargo, contigo y conmigo puede ser muy distinto. Nos encontramos como José, y como veremos mas tarde, como Simeón, como Benjamín, como Job... en cárceles, o repentinamente convirtiéndonos en esclavos... y no sabemos quien lo está haciendo o por qué. ¿Dónde pequé? ¿Por qué yo? Soy un visionario, soy un profeta, tengo sueños e interpretaciones...¿Por qué estoy repentinamente en una prisión en Egipto, sin culpa por mi parte? O como Simeón mas tarde...¿Por qué tengo que estar meses en Egipto, prisionero de faraón, y mis hermanos pueden regresar felizmente a casa de mi padre en Canaán? ¿Por qué  yo? O como Benjamín... Solo vine aquí por causa de que el señor de la tierra me lo había pedido, y ahora él me culpa y me acusa de robo, y tengo que ser su esclavo. O como Jacob  en Canaán, que también era cautivo, esclavo de sus propias ideas, sus propios conceptos,  su propio entendimiento, y además, todo el tiempo equivocado: “Me habéis privado de mis hijos, José no parece, ni Simeón tampoco, y ahora a Benjamín le llevaréis; contra mi son todas estas cosas.” O como Job, en cautividad y desolación no solo por su aflicción corporal, sino por sus razonamientos, sus interpretaciones incorrectas de los caminos de Dios.

 

Su persona (alma) había sido puesta en cárcel. “Dios”, dice, “me ha puesto como su objetivo, y está lanzando sus dardos contra mi... Dios va a por mi, y no se por qué, porque Le amo con todo mi corazón”.

 

Los Prisioneros Del Rey

 

Llegó el día en que José sería llevado al lugar “donde estaban atados los prisioneros del rey”. José sabía que era prisionero del rey de Egipto... pero, ¿Sabía él que era prisionero del Rey de Reyes? En realidad no sabía las implicaciones de su traslado al patio del Rey en ese momento. Pero lo entendería mas tarde. En realidad, estaba siendo favorecido por el Señor. Su contacto con sus compañeros de prisión, aunque el lo desconocía entonces, sería dado a conocer ante el trono, y sería además la clave para su liberación.

 

Tú y yo deberíamos saber que estamos en el patio del rey, como José. Pero como José, no siempre sabemos que estamos en el patio del Rey de Reyes. Tenemos que llegar a descubrir esto si vamos a encontrar liberación de las cadenas de aflicción para nuestra alma.

 

Pablo escribe a los Efesios: “Por tanto, yo, Pablo, prisionero del Señor...” Esto es lo que lo liberó de su cautiverio. Era todavía prisionero, si, estaba en la celda de la prisión de Roma; pero ahora era un hombre libre porque sabía que era un prisionero del Señor. Porque ¿Quién es libre, sino el hombre que reconoce que su situación, su circunstancia presente, todo lo mala y difícil que pueda ser desde una perspectiva natural, ha sido realmente preparada por Dios para la liberación de nuestra alma? ¿Quién es libre, sino el hombre que sabe que es realmente prisionero, cautivo de su Señor? Puede que Pablo nunca descubriera el propósito real de su encarcelamiento, pero por la fe, él sabía que Dios lo había puesto ahí. Poco podía imaginar él, al sentarse en su celda y escribir a las diferentes iglesias, que lo que estaba haciendo en realidad era escribir a la Iglesia de todas las generaciones que vivirían desde ese día hasta el fin de los tiempos.

 

Sabía que la palabra de Dios no estaba atada, aunque sabía que él si estaba atado. Pero no sabía que la Palabra que él enviaba a unos cuantos cientos esparcidos por Asia,... mas tarde se convertiría en parte de las Sagradas Escrituras, que llegarían a millones, dispersos por todo el mundo hasta el final de los tiempos.

 

Dos de los oficiales de faraón fueron repentinamente arrojados a la celda con José, y una noche, cada uno de ellos soñó un extraño sueño. Reconocieron que los sueños eran sobrenaturales y se quedaron inquietos porque no tenían ni idea de lo que significaban. José se dio cuenta de su angustia, y les preguntó sobre el asunto. Entonces confesaron—estaban preocupados por sus sueños. Desnudaron sus corazones ante José, y le dijeron lo que habían soñado.

 

Inmediatamente José dio la interpretación. Para uno, era restauración a su oficio como el mayordomo del rey, pero para el otro era la ejecución inminente. Y todo esto había de suceder en tres días.

 

“Acuérdate, pues, de mi”, le dijo José al copero, “Te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón”

 

Al final, parecía haber surgido un contacto con las autoridades. ¡Tengo contactos ahora! ¡Quizás pueda salir de aquí pronto! Pero el tiempo pasa, una semana, dos semanas, dos meses, un año, ... dos años. El mayordomo se había olvidado completamente de él.

 

Si estamos en el lugar “donde están presos los prisioneros del Rey”, estemos agradecidos por ello. Pero nunca pongamos nuestra confianza en nuestros compañeros de prisión. Tenemos que ministrarlos o ser ministrados por ellos... si, amarlos, proveer para sus necesidades como lo hizo José, como fieles siervos. Pero nuestra confianza y entrega tiene que ser al Señor solamente. El copero se olvidó completamente de José, lo que nos resulta extraño incluso considerarlo. Dios debía haberles hecho olvidar un evento tan significativo.

 

Dios ciertamente usa los contactos que hacemos en la vida diaria, y por algún propósito solo conocido por Él. E iba a usar este contacto que José había hecho con el copero, pero Él no quiere que pongamos nuestra confianza en nada ni en nadie que no sea Él mismo. Tenemos que mirar a Él para cualquier beneficio que recibamos, o esperemos recibir. Nunca debemos trasladar nuestras esperanzas de la Fuente de todo don perfecto... hacia el canal. Damos a gracias al Señor por todo canal de Su provisión, pero nuestra confianza no puede estar puesta en el CANAL, sino en la FUENTE.

 

Si el río que sacia la sed del profeta se seca, es solo para que éste mire a Dios para la siguiente provisión. Es Dios quién abrió la fuente y es Dios quién la cerró. Y el Dios que proveyó la fuente, vive todavía. No pongas tu confianza en riquezas o en hombres ricos,... en la vida de la iglesia, o en tu relación personal con el mundo. Dios tiene siervos en su Casa que reconocen que lo único que tienen es del Señor.  Nuestra confianza tiene que estar puesta sólo en el Señor, y no en ningún siervo opulento. Dios a menudo tiene que enviar al siervo de Dios a la casa de la viuda por su pan y agua. Damos gracias a Dios por los cuervos que una vez utilizó. Pero no tenemos que lamentarnos cuando dejen de volar encima de nuestras cabezas para dejar nuestro pan diario. No pueden convertirse en objetos de estima o veneración. Dios los puso sobre nuestras cabezas para alimentar al profeta durante un tiempo. Pero si cortan el fluir de provisión, ellos no pueden cortar nuestro contacto con El Shaddai, el Dios de toda provisión. El Dios que proveyó la fuente y que envió los cuervos, vive aún y cuida de Sus escogidos.

 

Los Sueños De Faraón

 

Pasaron dos años completos. Tiempo suficiente para que José perdiera toda la confianza en el mayordomo, y renovara su confianza exclusivamente en Dios.

 

Y un día sucedió. Había estado en la prisión (o al menos en cautiverio) durante trece años. Había llegado Su día.

 

Era un día como cualquier otro. No había ninguna evidencia de que sus días de cautiverio estuvieran a punto de terminar. No había ninguna señal de que las cosas estuvieran cambiando a mejor, a bastante mejor. Era un día como cualquiera de los días de la prisión, los deberes monótonos y rutinarios de la vida de la prisión se presentaban como siempre ante él al levantarse por la mañana.

 

Pero de repente, las puertas de la prisión se abrieron de par en par y uno de los siervos de faraón aparece ante él y le pide que se afeite, se lave, y se ponga ropa limpia. Tiene una cita con Faraón, el señor de la tierra de Egipto.

 

José aparece ante el faraón y escucha al rey de Egipto contar con angustia todo lo referente a sus extraños sueños sobre las vacas gordas y las vacas flacas... espigas menudas y espinas llenas y hermosas de una sola caña. La misma capacidad que había conocido años antes seguía en su corazón y en su mente. El manto profético que él había conocido de muchacho en la casa de su padre estaba aún sobre él...usado escasamente durante los trece años de vida de prisión, pero sin embargo, vital y genuino; y sin lugar a dudas, mucho más puro de lo que habría llegado a ser si durante esos trece años, hubiera estado dando vueltas por la tierra trayendo revelaciones, profecías,  interpretaciones de sueños y visiones.

 

Los prisioneros de Dios no están “fuera del ministerio”. Más bien, están en un entrenamiento extra-curricular para obtener una forma de ministerio más vital y más puro.

 

No temas sobre “cumplir tu ministerio”. Pero preocúpate, no sea que salgas al ministerio sin preparación, y sin la inmunización intensiva a las pruebas y tentaciones que vendrán al que ha encontrado popularidad con la gente y alabanza de los labios de los hombres. Es mas importante que te dediques a la voluntad de Dios, que no que te dediques al cumplimiento del ministerio. Si estás dedicado a hacer la voluntad de Dios, y si esto te lleva a una cárcel,... entonces el ministerio que brotará desde la cárcel, será puro, vital, oportuno, poderoso y beneficioso para el Reino de Dios.

 

Los sueños de las vacas gordas y de las vacas flacas...espigas gordas y menudas, espigas llenas y hermosas que crecían en una sola caña. Las vacas flacas comen a las vacas gordas, pero siguen flacas, y las espigas menudas devoran a las espinas gordas, pero siguen menudas. El faraón sabía que solo Dios podía dar sueños de este tipo.

 

Ha De Surgir Un Ministerio Puro

 

Un elemento de gran importancia en las vidas de los escogidos de Dios en su búsqueda de la voluntad de Dios, es el TIEMPO. Jesús decía: “Mi tiempo aún no ha llegado”... Con respecto al desarrollo general del ministerio en la iglesia, podríamos decir: “Nuestro tiempo siempre es ahora”. De hecho, se considera un signo de espiritualidad, siempre preparados, siempre ansiosos de estar ahí fuera haciendo algo para Dios. Soy un maestro, quiero dedicarme a la enseñanza. Soy un profeta, quiero estar ahí fuera profetizando. Soy un evangelista. No debo tener momentos de ocio... hay puertas abiertas por todas partes... tengo que ponerme en marcha.

 

Pero qué maravilloso es cuando aprendemos un poco de los caminos de Dios, y descubrimos que los CAMINOS de Dios y el TIEMPO de Dios, son tan vitales como la VOLUNTAD DE DIOS, como el cumplimiento de lo que Dios tiene en mente. Hay tan pocos que reconocen esto. Quizás haya un buen ministerio en la tierra. Lo suficientemente genuino. Pero mucho no se relaciona para nada con el mover del Espíritu de Dios. Hay necesidades específicas entre el pueblo de Dios. Y Dios tiene un ministerio específico para satisfacer esas necesidades. Y cómo tenemos que aprender a movernos en coordinación y conformidad con el mover soberano del Espíritu Santo en medio de la Iglesia, para poder satisfacer esas necesidades.

 

Estamos entrando en una nueva fase de la vida y del ministerio en la Iglesia de Jesucristo, en la que el Espíritu Santo será reconocido por el pueblo de Dios como el Señor de la Iglesia en medio de Su pueblo. Cristo, la diestra, es el Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo, viviendo y habitando en su Iglesia, es el Señor EN MEDIO DE SU PUEBLO.  El ejercerá ese Señorío en medio de nosotros.

 

Por supuesto, todo esto pertenece al Lugar Santísimo, y sabemos que no todo el pueblo de Dios caminará en este ámbito. Pero algunos si—algunos deben entrar. El Lugar Santísimo es el ámbito del don y del ministerio, y es esencial para la nutrición del Cuerpo de Cristo. Ciertamente tenemos que pasar por este lugar para entrar a lo MÁS SANTO de todo. ¡No hay puerta trasera al LUGAR MAS SANTO DE TODOS!

 

La gente nos dice: “Necesitamos estos dones... necesitamos estos ministerios...”

¡Por su puesto que necesitamos Sus dones! Pero normalmente lo que quieren decir es: “Solamente necesitamos Sus dones de poder”,  ¡No caen en la cuenta de reconocer que los mayores dones son aquellos que ESTÁN ANTE EL VELO, MOSTRANDO AL PUEBLO DE DIOS LA ENTRADA AL MEJOR CAMINO, AL CAMINO AÚN MAS EXCELENTE! Están ante el altar de oro, el lugar de la intercesión y la oración a favor del pueblo de Dios; o buscan adornar las lámparas del candelero y llenarlas del aceite, para que el pueblo de Dios pueda saber como entrar ¡MAS ALLÁ DEL VELO! No del velo que se rasgó en la Cruz hace muchos años, aunque en realidad, del mismo velo, sólo que ahora está en los corazones del pueblo de Dios. Y los preciosos dones son ministrados por Sus escogidos...palabras de ciencia, palabras de sabiduría,  palabras de fe, palabras de profecía, palabras de revelación por el Espíritu para animar a Su pueblo a entrar AL LUGAR MAS SANTO DE TODOS! Estos dones son CANALES de Verdad, pero ahora debemos ir hacia delante, a la FUENTE. Sólo son los MEDIOS para un FIN.  Su propósito es llevarnos hacia una UNION CON ÉL permanente y fructífera, CON AQUEL  QUE ES LA FUENTE de todo don espiritual y gracia. Hablamos de sacrificar lo que es PARCIAL POR LO QUE ES COMPLETO, de IR DESDE EL REINO DE LO MENOR Al REINO DE LO MAYOR, y de unión ¡CON AQUEL QUE ES LA FUENTE!

 

El resultado será el surgir de un ministerio puro. Muchos de los escogidos de Dios para esta hora no están particularmente intentando cumplir su ministerio. En vez de eso, han escogido ser obedientes a Dios,  y esto solo ha servido para purificar su ministerio para el Señor. Y por tanto, son preciosos y peculiares para Él. Como era para el Israel de antaño, los verdaderos sacerdotes del Señor no tienen herencia de su propiedad. Solo buscan el llevar a otros a su herencia particular en Dios. En sí mismos no pueden tener ninguna herencia, ... ningún reino que ellos pudieran levantar... ningunas congregaciones ni grupos de personas que puedan llamar “suyos”... nada que puedan llamar por su nombre, y dejarlo como herencia a los demás. ¿Y Por qué Dios les negó todo esto? ¡Porque Dios deseaba que sólo El fuera su herencia!

 

No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos: JEHOVÁ  ES SU HEREDAD” (Deut. 18:2).

 

El propósito de Dios, ... la Voluntad de Dios... el Siervo de Dios... el Tiempo de Dios... Hoy era ese día en que todos estos aspectos de las obras de Dios se juntarían. Y por el Espíritu de Revelación, José no solo interpretaría claramente los sueños, sino que con discreción y entendimiento espiritual, daría consejo y dirección al rey de Egipto, en cuanto a lo que debía hacer para salvar la tierra del hambre. Habría siete años de gran abundancia, seguidos por otros siete años de gran escasez. La escasez sería tan intensa que los siete años de abundancia que iban a experimentar no serian ni siquiera recordados o reconocidos durante los días del hambre. Y la tierra quedaría pobre y devastada. Pero habría provisión para la gente en ese día por causa de las reservas que habían de hacer. Y así, José aconsejó: “Provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio y póngalo sobre la tierra de Egipto, y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen  y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo”.

 

Faraón y sus siervos supieron inmediatamente que era la voz de Dios y no quedaron dudas en sus mentes de lo que tenían que hacer: JOSÉ, TU ERES ESE HOMBRE.

 

La Perspectiva De Dios

 

“Envió un varón delante de ellos; A José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó.  Envió el rey, y le soltó; El señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones. Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría.”  (Salmos 105:17-22)

 

Su pudiéramos ver las cosas desde la perspectiva de Dios, ¡Qué diferente sería nuestra propia perspectiva! Pero Dios no permite que esto suceda hasta que acaben los días de nuestra prisión. Si Él lo hiciera así, nosotros probablemente frustraríamos en nuestras vidas la preciosa obra que Dios tenía en mente. Si yo supiera que después de trece años habría una gran liberación, una gran visitación...¿Como reaccionaría? ¿Me tomaría las cosas tan relajadamente como me fuera posible y esperaría a que Dios diera la ayuda que Él había prometido? ¿O viviría realmente en esperanza y expectación?

 

“¿Cuánto tiempo aún, Señor, hasta que vengas a nosotros y manifiestes tu salvación?”

 

“¿Por qué tardas tanto? ¿A qué estas esperando? Estoy preparado para salir en tu Nombre. ¿Por qué no me equipas para la tarea?”

 

Estas preguntas, si realmente has nacido del Espíritu, continuarán obrando en tu vida esa preparación necesaria para el día de Su visitación. Así fue con José. Así fue con David. Así ha sido con los escogidos de Dios a lo largo los tiempos. Tienen que vivir por la fe. Vivir por vista no les guiará a un lugar de preparación. No te quedes fascinado por las fechas y las cifras que los hombres han descubierto... parecen encajar muy bien en el horario de Dios. Pueden ser correctas. Pero no te prepararán para esa hora. Tenemos que vivir en fe, en esperanza, en expectativa. Porque “la tribulación produce paciencia, y la paciencia, experiencia (un sentir de la aprobación de Dios), y la experiencia, ESPERANZA...”  Este es el proceso. “Lo que un hombre ve, ¿para qué esperarlo?” Si ves, entonces la esperanza no puede germinar y madurar y preparar el corazón. Está en “no verlo”, y creerlo aún así, dónde descubrirás el gozo inefable de la ESPERANZA.

 

Pero ahora José puede ver el cuadro en la perspectiva adecuada, desde el punto de vista de Dios. No fueron los hermanos de José los culpables de sus problemas. No fue tampoco la esposa de Potifar, que mintió sobre él y le odió por causa de la integridad de su corazón, lo que hizo que aterrizara en la prisión. Todo ello era parte del andamio, del plan. Era simplemente la operación del mal que existe en los corazones de los hombres y que Dios transforma para Su gloria en tu vida y en la mía, al reconocer que el reino de Satanás esta muy activamente tratando de minar y frustrar los propósitos de Dios. Pero por causa de Sus amados, Dios toma cada maquinación maligna, cada esquema malo, y lo transforma para Su propia gloria, y hace que opere junto con Su hermoso plan particular.

 

Fue Dios quién envió al hombre de Dios a Egipto...y fue la Palabra de Dios lo que le probó severamente.

 

Tu Visión se convierte en tu prueba. Tu Visión se convierte en tu Cruz. Y quizás, podemos decir, que cuanto más alta y más pura sea tu Visión, más grande será tu Cruz. Y así, ese vaso saldrá del horno de aflicción.... más puro, más vital, más importante para el Reino de Dios... “ un vaso para honra, santificado y preparado para toda buena obra” (2ª Tim.2:21). Es más importante ser “utilizable” para el Maestro, que intentar ser “usado”. Es mas importante estar “preparado” para toda buena obra, que intentar involucrarse en toda buena obra.

 

El escenario está preparado

 

El escenario está preparado para el gran drama que está a punto de desvelarse en la reconciliación de la Familia de Dios, y José es la clave a toda la situación.

 

José sabe que el verdadero propósito de su señorío sobre la tierra de Egipto es traer liberación a sus propios hermanos, y producir la reconciliación en toda la familia. Pero no los busca, aunque podría haberlo hecho con la autoridad y privilegios que ahora disfrutaba. Siete años de abundancia, y siete años de hambre... pero José no sale a la búsqueda de su familia en los nueve años que ha estado en su oficio. Podemos preguntarnos el por qué de esto.

 

Al comenzar a movernos en el reino del Espíritu, somos cada vez más conscientes del hecho de que las necesidades que nos presionan, las puertas abiertas, y las circunstancias malignas que existen.... son todas ellas, la máxima y principal preocupación de Dios; solo podemos llevar la “carga del Señor” cuando El la pone sobre nosotros. Por supuesto, primero todos debemos tomar Su yugo sobre nosotros, si vamos a participar de Su carga; porque Dios ha dado a cada hombre “una carga” que llevar en el Cuerpo de Cristo. Pero tenemos que saber que realmente es la “ligera aflicción” que ahora llevamos, al participar de su yugo. Porque Jesús dijo, “Mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Cierto, la carga puede ser muy “pesada”... pero tenemos que saber que es la carga de Cristo, antes y después de convertirse en la nuestra. Y esto es lo que la hace “fácil”. Sabemos que solo al caminar en el Espíritu, hacer Su voluntad y tomar su yugo, estaremos preparados para cumplir los deseos de Su corazón.

 

 

Estoy persuadido de que podemos cumplir mucho mas en UN SOLO DIA en el yugo de Cristo, que lo que podríamos cumplir a lo largo de toda una vida llevando un yugo hecho por nosotros mismos.

 

Ahora bien, ¿qué hay de “carga” del Cuerpo de Cristo, y de llevar a la Familia de Dios a la UNIDAD? Debe ser nuestra “carga”, porque sabemos que es la suya. Y el Espíritu de Dios está aquí en su Iglesia, en lugar de Cristo, ... para conseguir y dar a luz aquello que es la carga de Cristo. Yo puedo dejar a la Familia de Dios en las manos de Dios con toda tranquilidad, y por Su gracia estar LISTO y PREPARADO para el día y la hora que Dios ha escogido para la reconciliación de la Familia de Dios... Y sé qué

 

 

Se necesita una hambruna

 

Una hambruna será necesaria para reconciliar a la Familia de Dios. Estoy seguro de esto. Casetes, casetes y mas casetes... Libros, libros, y más libros. Y ahora vídeos, y más videos. Jamás ha habido una provisión de la Palabra como vemos en la tierra hoy.  Mucha mezcla, lo se.. pero mucha provisión también. Y hay un pueblo como José que está guardando en sus graneros. Por supuesto, no me refiero a catalogar libros y cintas para poder acudir a ellas en el día del hambre. Quiero decir un pueblo en ellos mismos, como José, sometiéndose al horno de aflicción y convirtiéndose en almacenes de abundancia para el día del hambre....encerrados y sellados hasta que puedan abrirse y traer el pan para los hambrientos en el día del hambre.

 

Ahora mismo, la Familia de Jacob esta llena, muy confiada en sí misma. Están en Canaán, festejando las cosas buenas de la tierra, y muy confiados. Pero hay una gran hambruna a las puertas....

 

“No hambre de pan, ni sed de agua, sino de OÍR la palabra del Jehová” (AMÓS 8:11).

 

No  es un hambre de las Palabras del Señor, sino un hambre de OÍR esas palabras. Jesús dijo, “Mirad como oís”. Hay abundancia de la Palabra, y se incrementa día a día, pero cada vez va a ser mas difícil para el pueblo de Dios OÍR lo que Dios esta diciendo en esta hora.

 

La confianza en uno mismo sigue prevaleciendo. “Somos la Familia de Dios, Dios nos ama, y no llevamos muy bien...”

 

Que Cristo haya sido traicionado y vendido, muy pocos parecen reconocerlo. No parece que les moleste en absoluto.

 

Que Cristo haya sido vendido por templos, entretenimiento, trucos promocionales, y toda clase de basura religiosa...

 

Que el cántico del Señor, que procede de corazones que han sido ofrecidos al Señor como una ofrenda quemada, haya sido vendido a precio de jazz, música rock, y talentos musicales muy profesionales....

 

Que el señorío de Su Espíritu haya sido vendido (en muchos, muchos casos), por el señorío de algún líder de iglesia fuerte, quizás incluso por un apóstol, o profeta que ejerce control autoritario sobre la gente....

 

Que la adoración a Dios en Espíritu y en Verdad haya sido vendida por una forma de adoración programada, por drama y ficción, por entretenimiento musical... ¡ Y podríamos continuar con la lista al ver las cosas carnales y malignas, y a veces hasta diabólicas que han expulsado a Cristo de la iglesia!

 

Que el ministerio esté disponible para ser contratado, y que se traigan ministerios que demandan una gran financiación para poder seguir el negocio....

 

Que la casa de Dios se haya convertido en cueva de ladrones, mientras que los dones y los ministerios son intercambiados al pueblo a cambio de dinero o del aplauso de los hombres.

 

No, Cristo no está siendo vendido por treinta piezas de plata en estos días. El diablo puja mucho más alto hoy y Cristo está siendo vendido por miles, incluso millones de dólares, mientras los hombres y mujeres venden sus dones, o sus ministerios, o su Rock o Jazz, por grandes sumas de dinero a cristianos incautos.

 

El día del hambre va a cambiar todo eso. Y creo que nos estamos acercando rápidamente a ese día, ...cuando el pueblo de Dios vaya a buscar su pan. Y no lo van a encontrar en ninguna otra parte más que en los graneros de José en Egipto.

 

José, el extranjero

 

Finalmente el hambre llega a la Familia de Jacob, que vive en Canaán, y Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar pan. Jacob no dejó que Benjamín fuese con ellos, porque era muy especial para Jacob (el único hermano completo de José, que todavía vivía y el único hijo de Raquel, su amada).

 

José reconoció a sus hermanos al aparecer ante él; puesto que ellos eran mucho mayores que él, y él era sólo un muchacho cuando fue vendido a Egipto, y había cambiado mucho. Además, estaba vestido en ropajes reales, y hablaba el idioma de Egipto, y tenía un extraño nombre egipcio, Zafnat-panea.

 

¿Qué hizo este hombre tan extraño? ¿Correr a ellos y decirles, “Me alegro tanto de veros, hermanos míos...? Yo soy José, vuestro hermano a quien vendisteis a Egipto,... pero no  pasa nada, pelillos a la mar...”

 

Tenemos esta idea loca del ecumenismo arrastrándose, incluso entre el genuino pueblo de Dios. “Aprovecha toda oportunidad que puedas para tener comunión. No seas tan exclusivo. No dejes que las diferencias interfieran, o lo que tu crees... solo inténtalo. Llévate bien con el resto de la Familia de Dios...”

 

Amamos al pueblo de Dios y no tenemos problema en tener buenas relaciones con el pueblo de Dios  o con gente de negocios en el mundo, si hace falta. ¿Pero donde está la comunión? Juan dijo,

 

“Pero si andamos en la luz, como El es Luz, TENEMOS COMUNIÓN LOS UNOS CON OTROS (1ª Juan 1:7).

 

No hay necesariamente ninguna comunión en sentarnos juntos con dos mil personas en el edificio de una iglesia. La comunión significa compartir, una comunicación de cosas espirituales, un dar y recibir... en el Espíritu. No necesariamente todo el que tenga un sermoncito. No necesariamente cada uno que hace algo cada vez que os reunís. Pero hay una preocupación mutua los unos por los otros, una búsqueda de Dios y de sus caminos, un perseguir la Visión de Dios, una esperanza, una expectación del señorío de Cristo haciéndose preeminente en medio de nosotros.... un deseo de caminar en la Luz. Si estos elementos no están presentes, entonces no hay COMUNIÓN. La deseamos, ... la queremos....la anticipamos...y en una medida pequeña la tenemos. Pero no habrá verdadera comunión en medio del pueblo de Dios hasta que el Espíritu de Dios reciba el Señorío al reunirnos... para limpiarnos, purgarnos, para arrancar, derrocar y destruir todos los ídolos que hemos levantado en la casa de Dios.

 

Y creo que vamos a necesitar una hambruna para conseguir esto. Por tanto, anticipamos esta hambre, porque sabemos que es la única forma de conseguir la reconciliación, la purga y la limpieza de la Familia de Dios.

 

 

 

 

La primera confrontación

 

“Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habó ásperamente, y les dijo: ¿De donde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.” (Génesis 42:7)

 

Tengo que admitir que en años pasados, me sentí un poco decepcionado de José... que en lugar de arrojar sus brazos alrededor de ellos y bendecirlos, actuara de forma tan vanidosa.”¿De donde sois?”...y “¿Qué queréis?...” y “¡No, sino que sois espías, y habéis venido a espiar la tierra y observar la desolación que hay...” Pero ahora entiendo por qué José en el espíritu de la profecía, estaba siguiendo la dirección del Señor, cuando este tremendo drama de reconciliación comenzaba a destaparse.

 

¡Oh, No!”, dijeron, “Somos hombres honrados”: Y creo que sinceramente creían que lo eran. Vivir de la grosura de la tierra, en la hermosa Canaán de alguna manera les había hecho olvidar su hipocresía, olvidar sus celos, olvidar su traición... y podían en este escenario, tomar la posición de “hombres honrados”. ¿Sabes? el propósito de la bendición de Dios es llevar a los hombres al arrepentimiento, pero como casi siempre, el corazón pecador del hombre interpreta incorrectamente la bendición de Dios como la aprobación divina de los caminos pecaminosos del hombre. Pablo dijo, “¿No sabéis que la bondad de Dios os guía al arrepentimiento?” (Romanos. 2:4). Algunos se opondrán: “No creo que éste sea el camino de Dios, enviar hambrunas para guiarlos al arrepentimiento... Dios es un buen Dios... El nunca haría eso”. Dios no quiere hacerlo, pero si Su bondad no lo consigue, entonces no queda otra alternativa que el hambre.

 

Nos acercamos al día en que Él, con ojos “de llama de fuego”, se levantará en medio de Su pueblo, para revelar y sacar a luz los secretos del corazón, y limpiar y purgar a la familia de Dios. El buscará en los escondrijos del corazón, y expondrá las obras de oscuridad que abundan en medio del pueblo de Dios. Y sabemos que hay áreas de oscuridad en todos nosotros. Pero Dios no está en absoluto interesado ni se goza de tener a una gran congregación delante de El, con las manos alzadas en alabanza y adoración, mientras que en medio de todo ello, se alzan todos los ídolos del mundo sobre las paredes de sus corazones, y el Señorío de Cristo está muy lejos de sus mentes.

 

Fue Dios quién guió a José al uso de un lenguaje “áspero”...para hablarles como un extranjero, con un intérprete...y mientras hacía esto, su corazón se rompía en su interior de compasión y amor por ellos. Dios estaba simplemente guiándole paso a paso de manera que pudiera exponer la iniquidad  que estaba en sus hermanos, y llevarlos a un arrepentimiento genuino. Sé que hay un clamor en la tierra desde algunas fuentes, y es bueno...”Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se acerca...” Pero hasta que esas palabras no provengan en el Espíritu de la profecía, y ungidas del Señor, como lo fueron a través de Juan el Bautista, no habrá ministración de arrepentimiento para el pueblo de Dios. Sólo Dios puede abrir el corazón y conceder la misericordia y la gracia para el arrepentimiento. Y esto va a costar una hambruna, una unción profética como la que tenía José, como la que tenía Juan el Bautista,... antes de llegar a verlo.

 

“Decís que tenéis un hermano pequeño” Dijo Zafnat-Panea, “quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos y vosotros id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa. Pero traeréis a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras”.

 

Dios estaba empezando a cerrar la red... y José, el profeta de Dios, esta moviéndose en el Espíritu, y siguiendo la dirección del Señor.

 

José tomó a Simeón y le ató delante de sus ojos; y le dejó preso, como rehén. Los otros hombres regresaron a casa con el grano para sus familias. No sólo grano, ... sino el dinero que habían traído al principio, que había sido devuelto en sus sacos, para su sorpresa y perplejidad. (Sé que a veces cuesta tiempo y dinero hacer cualquier cosa para ti mismo, o para el Señor. Pero el pueblo semejante a José, se caracterizará por el hecho de que no harán mercadería de las cosas de Dios).

 

José sabía que el hambre aún duraría otros cinco años, pero estaba asegurándose de que regresarían a Egipto pronto. Y así, dejó  a Simeón como rehén.

 

Simeón en Cautividad

 

“Simeón” significa “Oír”. Los “Simeones” de Dios tienen la habilidad de “escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Dios tiene a sus Simeones ahí fuera, con esa capacidad, y Dios los usará en el día de Su nueva visitación. Pero ellos también tendrán que arrepentirse por la venta de Cristo en este día y hora de Su traición. En este instante, por una razón u otra, quizás por causa de la “unidad”, no estarán grandemente preocupados. O quizá haya cosas que les molesten... ¿Pero qué pueden ellos hacer al respecto? Estan ahí, en Canaán, y ese es su “hogar”... sus hermanos y hermanas viven todos allí.

 

Pero Dios sabe como atrapar a sus Simeones en el día del hambre.

 

José toma a Simeón como rehén, y él también es echado en la cárcel. Ahora tiene tiempo para sentarse y escuchar..., no hay vacas que cuidar, ni graneros que construir... puede sentarse y mirar al suelo y al techo... y meditar. “¿De qué va todo esto? ¿Por qué me haría Dios una cosa así? No me merezco esto”. Simeón  ha dejado su hogar, pero no por iniciativa propia. Fue llevado cautivo, pero por su propia voluntad.

 

Dios estaba de hecho siendo misericordioso con él, aunque él no lo sabía en ese momento. Echaba de menos a  sus hermanos. Echaba de menos a sus hijos. Echaba de menos a su padre... pero tenía que admitir que la comida era buena. Estaba siendo tratado bastante bien, pero era un preso.

 

Si tienes facultad para escuchar la Palabra del Señor ( y por supuesto, no me refiero a la habilidad de escuchar buenos sermones y palabras y analizarlos).. sino que, mas allá de la letra de la Palabra, tienes la capacidad de escuchar lo que Dios esta realmente diciendo, gózate en ello. Pues hay muchos que tienen oídos para oír, y no oyen. Muchos tienen ojos para ver, y no ven.

 

Pero si incluso te gozas en las cosas buenas que estas escuchando, estate preparado para el día y la hora en que tú también serás tomado cautivo por tu José... tu Señor. Puede que no aparente ser así... porque será de cierto una prisión, puertas cerradas, barras de hierro.. y no oyes nada desde fuera más que palabras extrañas, palabras extranjeras. Tu José puede que te visite de vez en cuando... o puede que no. No lo se. Pero incluso si te visita, no te dirá quién es, y pensarás qué es un cruel dictador.

 

Dios está en el proceso de reconciliar a la Familia de Jacob y ahora, tú eres parte de ese proceso. No puedes huir de la prisión aunque lo intentes. Además, este cautiverio lo provocaste tu mismo. Quiero decir, que mientras buscabas al Señor, y al escuchar su voz y desear que todas las demás voces fueran acalladas por la Suya, y que pudieras estar encerrado a solas con Él, Dios oyó y contestó y te trajo a cautiverio a El mismo.

 

La segunda confrontación

 

Todo esto fue muy amargo para Jacob, cuando los muchachos regresaron a casa sin Simeón. Y no solo eso, sino que a la vuelta a Egipto en busca de maíz, iban a tener que llevar a Benjamín con ellos: “José no parece ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas”. Pero no había otra manera, estaban a punto de morir de hambre y Jacob tuvo que ceder. “Tomad a Benjamín, y Dios nos ayude”...

 

Ahora bien, Benjamín había sido nombrado así por Jacob porque al nacer, Jacob reconoció que en él había alguien muy especial para Dios, así como también José era especial para Dios. José significa “El añadirá”, porque al nacer, Raquel dijo: “El añadirá”, y le nombró José. Como un ministro amigo dijo una vez: “Raquel amaba tanto a José, que incluso en su dolor, ella dijo, Tengo que tener otro”. Algo  muy poco usual, que una mujer tenga esa clase de deseo en la hora del alumbramiento y del dolor. Pero Dios esta mostrándonos  que en la hora del sufrimiento de Cristo, Dios vio tal hermosura en Cristo, y le amó tanto, que El dijo: “Tengo que tener una familia como Él”.

 

Benjamín era el hermano completo de José. Eran los únicos hijos de Raquel. Al dar a luz a Benjamín, Raquel murió. El hermoso hijo era “el hijo de tristeza” de Raquel, pero Jacob le puso un nombre nuevo, “Hijo de la mano derecha”. Benjamín y muchos de sus hijos de las generaciones posteriores serían débiles en sí mismos, ... pero con su mano izquierda sobre la diestra de Dios, eran los ¡HIJOS DE LA DIESTRA! Benjamín y José están muy relacionados... y escuchamos al Señor Jesús decir: “Yo y los hijos que Dios me dio”.

 

Raquel había sido estéril muchos, muchos años. Pero Dios lo había preparado de esa forma para que en su esterilidad, Dios pudiera ser glorificado. Los especiales de Dios en la Escritura son con frecuencia hijos de mujeres “estériles”. Porque Dios tiene que llevarse toda la gloria por esa cosa especial que Él haría en la tierra. Cada mover genuino y verdadero  del Espíritu de Dios en la tierra procede de un pueblo estéril. Sufren el reproche por su esterilidad, y esto les lleva a buscar a Dios más fervientemente. Y cuando El interviene a su favor, Dios es grandemente glorificado. Entonces se regocija el alma de este pueblo estéril en Dios su Salvador, en alabanza y adoración,  como Lea, Agar, y Penina, no podrán experimentar jamás.

 

La familia celebra junta

 

José trae a los hijos a su propia casa y se prepara una fiesta para ellos. Simeón es traído de la prisión, y todos se sientan en la mesa, según el orden de su nacimiento. Todos los hijos se maravillan de la sabiduría y conocimiento de Zafnat-Panea, que puede preparar la distribución en la mesa en el orden de su nacimiento. Y celebran y festejan unidos. De nuevo una familia... todos sentados en la misma mesa... comiendo y compartiendo juntos, y regocijándose en la relación renovada de unos con otros.

 

Pero todavía no son uno, no están realmente juntos. Todavía hay un muro entre ellos: José, en su mesa, y los hijos, en la suya. Se acercan al día de la manifestación de José. Pero todavía no le reconocen.

 

 

 

Otra Prueba Para Los Hijos de Jacob

 

Guardémonos de ese espíritu de celos que corre desenfrenado en medio del pueblo de Dios... no sólo respecto de las cosas naturales, sino de las espirituales. Dios debe desarraigar de nuestras vidas toda esa lucha por tener éxito, y por convertirnos en mejores que nuestro prójimo. Cuando Dios da mayor honra a “aquellas partes que no tienen” (como dijo que lo haría), guardemos nuestros espíritus no sea que nos inclinemos a rechazarlos, porque aparenten estar subiendo un poco mas en Dios que nosotros, y nosotros aparentemos quedarnos cortos.

 

Que la bondad de Dios para con ellos no provoque un espíritu de envidia en nosotros. El orgullo está en la raíz de todo ello. Sentimos que somos realmente mejores... y así, cuando alguien recibe más de Dios, a otros no les gusta. Quizás sobresalían en el pasado y llegaron a la cima.... y ahora quieren permanecer en esa posición superior.

 

Dios nos ayude a saber que Él nunca ha bendecido a nadie para llevarlos mas arriba, sino para que pudieran participar de gracia para ser más humildes. Un ministerio es un “servicio”, y eso es lo que la palabra significa. Un verdadero ministro es un siervo de Dios, un siervo para la gente, y no su señor.  Entonces, ¿Por qué toda esta exaltación del “clero” por encima del “laicado”? ¿Quién comenzó esa gran distinción del clero y del laicado? ¿Cómo puede alguien tomar el título de “reverendo”, un nombre que solo podemos aplicar a Dios? (“Santo y temible es Su Nombre” Salmos 111:9). La palabra significa “ser temido”. Más bien Dios dio a Sus ministros  un don de servicio, y dentro de ese don, hay un poder que capacita para impartir, aumentar, y promocionar la vida de Cristo en los demás. Delante de Dios no hay otra distinción que la de la función particular de su llamamiento. Todos son “hermanos” delante de Él. Después de que Dios honrara a David tanto, al darle poder sobre el gigante filisteo, las mujeres salieron de sus pueblos cantando:

 

“Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles....”

 

“Así”; razonó Saúl, “están dando a David mayor honra que a mí...¡seguidamente él querrá el reino!” Estaba juzgando al corazón de David conforme a la condición del suyo propio. David no tenía tales aspiraciones... sabía  lo que Dios  había prometido; y  seguiría humillándose delante de Dios, e incluso, delante de Saúl. Casi desde el principio de Saúl como rey, esas semillas de voluntad propia y rebelión, de envidia y celos, se habían enraizado en su corazón. El orgullo cegará tus ojos, para que no puedas verlo, o saber qué está ahí. Saúl rehusó tratar con su rebelión, su voluntad propia y la envidia de su corazón, y así, permitió que las semillas de celos crecieran hasta que fue molestado por un espíritu malo.

 

Cuando Dios comienza a dar honor abundante a aquellos a quienes les “falta” en la Familia de Dios, como sé que Él lo va a hacer, vamos a ver mucha envidia y celos haciéndose valer en la jerarquía del ministerio. El Nicolaitaismo no es algo que murió en la iglesia primitiva. (La palabra significa “conquistar al pueblo”). Hay una fuerte jerarquía nicolaíta  en la iglesia hoy, que está determinada a mantener al pueblo sometido. Dios va a liberar a Su pueblo. Él va a dar mayor honor a los humildes. Alegrémonos cuando veamos esto suceder... incluso si parece que estan recibiendo más de lo que tenemos. Pero necesitamos orar por ellos no sea que en su enriquecimiento, caigan en la trampa del “orgullo”, y así, pierdan la gracia que Dios les dio, asumiendo una posición de importancia en sí mismos por causa de sus dones.

 

Esta es la prueba a la que tuvieron que someterse los hermanos de José, al darle Dios honor y favor delante de sus hermanos; finalmente le vendieron “por envidia” a Egipto. Y ahora esta es la prueba que un vaso probado y tratado, probado y tratado en el horno de aflicción,  vendría a probar a estos mismos hermanos en el tiempo de su desolación. ¿Habrían cambiado realmente? ¿Habría producido Dios un genuino arrepentimiento en sus corazones?

 

Así, sentados mientras festejan en la mesa juntos, José enviaba porciones de su mesa a sus hermanos... ¡Pero enviaba una porción multiplicada por cinco a Benjamín! ¡El pequeño Benjamín, que se sentaba  a los pies de la mesa al ser el mas pequeño de ellos! ¿Cómo reaccionarían sus hermanos ante esto? ¿Habría envidia, celos, queja?

 

Ah No! Ahora tenían problemas. Dios les había llevado muy bajo. El hambre había cumplido el propósito que Dios tenía en mente, cuando Él lo envió.  Se alegraron por Benjamín. Un poco después, cuando salían de viaje, los hijos recibieron mudas de vestidos,... pero Benjamín recibió trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos. (El número CINCO aparece en las Escrituras como el número de la GRACIA, el número del favor inmerecido de Dios hacia el hombre).

 

El hambre había producido constricción de corazón, arrepentimiento, humildad, mansedumbre, amabilidad, afecto fraternal,... ¡Dios sabe como traer a la Familia de Dios a la armonía con Él mismo y a unos con otros!

 

Todavía José era un extraño para ellos. ¡No le conocían! ¿Qué va a costar que la gloria de Dios venga en medio de nosotros de tal forma que podamos decir honestamente y en verdad: “¿Hemos visto al Señor?”

 

Bueno, tú dices que Él va a regresar de nuevo, y que Le veremos. Lo sé. Pero también sé que va a haber una visitación del Señor de la Gloria en medio de Su pueblo, aquellos que son Su Familia especial, antes de que Él, abiertamente se manifieste ante el mundo. Jesús dijo: “El mundo no me verá mas, pero vosotros Me veréis..:” Y estaba hablando sobre la venida en Su Espíritu.

 

Hay una visitación del Señor como la que tuvo Pablo, mucho después de Su ascensión, cuando se le apareció en el camino de Damasco y brilló con una luz mas brillante que el sol del mediodía.

 

Hay una manifestación del Señor en medio de Su pueblo, en la que LE VEREMOS, y seremos SEMEJANTES A EL, “ porque LE VEREMOS TAL  COMO ES EL” (1ª Juan 3:2).

 

Hay un brillar del Señor en medio de Su pueblo, por el cual, “Mirando como en un espejo la GLORIA DEL SEÑOR, somos TRANSFORMADOS de gloria en gloria, EN LA MISMA IMAGEN ,como por el Espíritu del Señor (2ª Cor. 3:18).

 

La hora del arrepentimiento se acerca

 

Los hijos fueron enviados a su casa con maíz para sus familias, con el dinero en sus sacos, y con la copa de plata de José en el saco de Benjamín.  Porque Benjamín era alguien especial para José... y él era el siguiente en ser llevado cautivo. Cuando solo habían salido de los muros de la ciudad, José envió a su siervo a prenderles... y a acusarles de robar su copa de plata.

 

Por supuesto, estaban absolutamente seguros de que ninguno de ellos había hecho eso. Y mientras que el siervo abría y cerraba sus sacos, estaban muy satisfechos y contentos... simplemente sabían que tal cosa no había sucedido.

 

Después, repentinamente, ¡Devastación extrema cuando el siervo de José descubrió la copa en el saco de Benjamín! Inmediatamente fueron llevados de vuelta a la ciudad, y traídos delante del señor de la tierra.

 

¿Qué estaba haciendo Dios?  Simplemente revelando, buscando los secretos sin manifestar de sus corazones. La copa de plata era solo un ardid. Los muchachos sabían que ellos no habían robado eso... pero habían hecho cosas mucho peores que esa, y pensaban que el asunto estaba zanjado. La gente se preocupa cuando son acusados falsamente. Quizás lo mejor sea parar, y pensar por nosotros mismos: “Yo se que no hice eso,,, pero, sí, he hecho cosas mucho peores”. Si podemos hacer eso en una hora como tal, puede que descubramos la gracia para esa prueba, y la limpieza, y el perdón que necesitamos. Estos muchachos eran responsables de las aflicciones de José, y de los malentendidos que había tenido que soportar. Era su justa retribución,  que fueran prendidos por pecados que no habían cometido.

 

“Que maldiga”, dijo David de Simei, que caminaba por el monte junto con la compañía que huía de Jerusalén en el momento de la rebelión de Absalón. “Que maldiga, Dios le dijo que lo hiciera”.

 

Simei hacía mal al maldecir al ungido del Señor. Pero David sabía en ese instante particular, que eso era algo que él necesitaba, alguna forma de juicio que Dios había puesto sobre él, y él reconocía que Dios había dicho a Simei que maldijera a David. No dejes que esto te moleste. No fue Natán a quien Dios envió con esta palabra tan dura... fue a Simei. Natán no era un hombre que maldijera, y Dios no va a pedirte que maldigas si eres un Vaso de Misericordia. Pero Simei era un hombre que maldecía, y así, Dios le dio un sucio trabajo que hacer, y David sabía que venía a él. Él sabía que Dios estaba cumpliendo un juicio pendiente por mucho tiempo respecto de su gran pecado; y porque él lo recibió todo como del Señor, Dios trajo la Gracia y la humildad al corazón de David.

 

Dios usó a Simei para este trabajo sucio. Escucha, tú que te deleitas en ver a Dios usar tus maldiciones para hostigar y juzgar al pueblo de Dios. Tus maldiciones pueden ser efectivas, si Dios lo permite... si Dios ha decretado que el juicio era necesario. Pero que Dios te muestre Su misericordia, y te haga cuestionar por qué El te escogió para esta sucia labor, en lugar de a un Vaso de Misericordia. Dios encontró a Simei apto para esa labor. Dejemos de orar: “¡Dios, úsame!”, y oremos, “Dios, hazme ser un Vaso para Honra y apto para el uso del Maestro”.

 

La plata es un tipo de Redención; y Dios estaba usando esta copa de plata de una manera redentora. José pudo escuchar a los hijos decir de sus propios labios: “Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa” (Génesis 44:16).

 

Pero José rehusó tomarlos como esclavos. Su corazón clamaba por ellos y busca en todo esto una oportunidad para concederles una gracia muy grande. Pero antes, el tenía que llevarlos a la devastación y a la cautividad.

 


Por Qué Dios se limita a Sí Mismo

 

José dijo, “El varón en cuyo poder se halle la copa, él será mi siervo; vosotros, id en paz a vuestro padre (Génesis 44:17).

 

¿Por qué, José, insistes en sacar a relucir todo este proceso, si sabemos que tu corazón está rompiéndose, y que deseas arrojar tus brazos alrededor de ellos y abrazarlos?

 

Me pregunto si a menudo, nosotros no miramos a Dios y a su trato con nosotros, y en nuestros corazones Le acusamos de esconderse en medio de nuestro dilema.  Este ha sido el clamor de Sus escogidos a lo largo de los tiempos.

 

“Señor, ¿Por qué te escondes, por qué tardas tanto?...”

 

Si pudiéramos entender y saber que Dios anhela venir a nosotros y derramar su amor en nosotros, entonces comenzaríamos a cuestionar la condición de nuestros propios corazones: “Señor, ¿Hay algo en mí que Tu encuentres ofensivo? ¿Algún ídolo?, ¿Alguna cosa que haga que vuelvas Tu rostro de nosotros? ¡Porque justo en ese instante, cuando pensamos que estamos al borde de una visitación del Señor, TU te vas a otro cuarto, y nos quedamos solos ante nuestro propio corazón acusador!

 

No nos damos cuenta de que en momentos así, como cuando José salió al otro cuarto, fue para llorar delante del Señor. Anhelaba revelarse a sus hermanos mucho más de lo que ellos anhelaban verle.  ¡Si supiéramos que nuestro Señor desea venir a nosotros en la hermosura y gloria de Su presencia mucho más de lo que nosotros anhelamos recibirle! Pero por naturaleza no somos compatibles con Su Gloria. Lo único que conseguiría sería devastarnos y destruirnos. Es solo el humillado y contrito de corazón, el que puede recibir de Su Presencia—y poco a poco, al haber búsqueda en el corazón, arrepentimiento y entrega, poco a poco, Él viene a nosotros y se da a conocer.

 

El compromiso de la alabanza

 

Dios quiere un compromiso mucho más y más profundo. Lo escuchamos tantas veces.. hablamos de ello muchísimo. Y creo que al enseñarlo y mencionarlo a menudo, Dios esta preparando nuestros corazones para el día y la hora en que podamos darle nuestro todo. Pienso que si el Señor hubiera de venir repentinamente y decirnos llanamente: “Ahora quiero esto, y quiero eso...”, sería  tan devastador y tan lejos de nuestra capacidad de escuchar, que podríamos echarnos atrás. Poco a poco, al estrechar la red, y hallarnos a nosotros mismos en áreas de confinamiento que nos devastan y nos dejan en extrema perplejidad, somos confrontados con lo inevitable: “Mira, hijo, hija.... ¡No hay camino por donde salir! ¡No hay salida! ¡Lo mejor será que te vendas completamente a tu Señor!

 

¿Por qué dudamos? ¿Y por qué tememos darle todo para que podamos tenerle a Él? Puede ser sólo porque no Le hemos conocido como deberíamos. No le hemos visto como deberíamos. ¿Es qué Él no es suficiente? ¿Han sido cegados nuestros ojos de tal forma por el pecado, el yo, por la condenación, o por una forma de pensar equivocada respecto de EL, que cuando Él dice, “Dame tu todo, para que Yo pueda darte Mi TODO”...nos encogemos, y decimos, “Si, Señor, Pero por favor, ESTO...no”...?

 

De vez en cuando Dios se revela a Si Mismo a Su pueblo... pero antes de que Le veamos en la plenitud de Su Presencia, el Señor está esperando la entrega final, que yo voy a llamar ¡EL COMPROMISO DE LA ALABANZA!

 

Antes del segundo viaje a Egipto, los muchachos habían estado discutiendo con su padre para persuadirle que dejara a Benjamín, porque sabían que no podrían venir delante de Zafnat-Panea sin Benjamín con ellos. Rubén dijo: “Harás morir a mis dos hijos si no te lo devuelvo; entrégalo en mi mano, que yo te lo devolveré a ti”. Después Judá dijo: “Padre, envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros y tú, y nuestros niños. Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre.” (Génesis 43:9)

 

Ahora están ante el señor de la tierra, y Benjamín es llevado como esclavo de Faraón. ¡Venga, Rubén, Judá, ahora tenéis vuestra oportunidad! ¡Hablad!

 

Pero Rubén permanece en silencio. Por supuesto, no tenía consigo a sus dos hijos, o quizás los ofrecería a Faraón. Le había dicho a Jacob que les hiciera morir si no llevaba a Benjamín de vuelta. ¡Habla Rubén! Pero Rubén permanece en silencio. Rubén era el primogénito, y había probado ser tan “inestable como el agua”. El primogénito, el hombre natural, es lento para renunciar a su propio título. “¿Mis hijos?..¡Si! Pero no yo mismo.

 

Pero Judá da un paso al frente y toma un compromiso tal,  que sabes que Dios ha producido una gran obra en su corazón. Judá había sido el que veinte y dos años antes había dicho:

 

“Vendámosle a los ismaelitas” (Genesis 37:27)

 

Por supuesto, eso había sido hacía mucho tiempo. ¡Pelillos a la mar! ¡Seamos la familia de Dios, grande y feliz! ¡Ah...no! Dios continuará hostigando  y devastando a Su pueblo hasta que produzca genuina humildad y arrepentimiento. Sólo entonces, podrá el Cuerpo de Cristo funcionar y moverse en la tierra como la expresión del Cristo vivo.

 

Ahora bien, Judá significa “Alabanza”, y por esto estamos hablando del “COMPROMISO DE LA ALABANZA”. Escucha lo que tiene que decir la ALABANZA:

 

“Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; te ruego por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven, por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos” (Génesis 44:32-33)

 

Dios de hecho se deleita en las ALABANZAS de su pueblo y no negamos eso. Pero es hora de que el pueblo de Dios entienda que la ALABANZA es el FRUTO DE SU VIDA, además del FRUTO DE SUS LABIOS, y no un cierto ritual por el que hay que pasar cuando se reúnen en Su Nombre. Con tanta frecuencia las alabanzas a Dios son meros servicios de labios; y la ALABANZA anima a producir vida en medio de una reunión muerta. No importa tanto cuanta “búsqueda de yo” haya en la gente o en el liderazgo. El orgullo, los celos, la envidia, las emulaciones, pueden correr desenfrenados. EL Señorío de Cristo puede haber quedado fuera de lugar. Pero si la gente está en pie con las manos alzadas en “alabanza” durante unos minutos, su conciencia ha sido suavizada, y estan seguros de que Dios ha bajado porque “El habita en las alabanzas de su pueblo”.

 

 

 

 

Lee las Escrituras y descubre lo que sucedió cuando Dios descendió y se reveló a Sí mismo...las personas caían postradas ante Él. Isaías clamó en voz alta: “Soy inmundo... y habito en medio de un pueblo inmundo”... Las personas temblaban y temían delante de Él, por causa de la grandeza de Su Presencia. Había purga y limpieza y el temor del Señor atrapaba a los corazones de todos. Sin embargo, uno puede salir de una de estas reuniones, en las que se supone que Dios ha bajado, sin ser tocado, sin ser transformado, preparado para seguir su curso de vida con toda normalidad, ... para volver domingo tras domingo a otra reunión programada, sin pensamiento de dar a Cristo el Señorío en sus vidas... sin pensamiento de ser transformados. Esto no es un “juicio”... es solo una observación de lo que vemos en la Iglesia de Jesucristo hoy día.

 

El Altar del Incienso

 

“Después, tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová,  y sus puños llenos del perfume aromático molido y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.” (Levítico 16:12-13)

 

Esto es lo que hizo el Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación. El Altar del Incienso habla de la comunión de uno con Dios: adoración, alabanza, oración, acción de gracias. David dijo: “Suba mi oración delante de Ti como el incienso; el don de mis manos como la ofrenda de la tarde”. ( Salmos 141:2)

 

Pero no había un olor fragante del incienso a menos que el incienso se pusiera sobre el fuego del altar. Cualquier clase de fuego no era suficiente. De hecho, cualquier clase de fuego era mortal. Nadab y Abiú descubrieron esto. TENÍA QUE SER FUEGO DEL ALTAR para consumir el incienso y hacer que la nube ascendiera hasta Dios. David habla de las “alabanzas sublimes” de Dios en la boca de Su pueblo. La palabra “altas” significa “ascender”, “subir”. Las “altas alabanzas de Dios” son las alabanzas que suben, que ascienden de labios que han conocido el fuego del altar de bronce. No podían comenzar un fuego propio en el Lugar Santo delante del Velo, que escondía el Arca del Pacto y la Gloria de Dios de su vista. El Altar de Incienso en el Lugar Santo no estaba construido para los holocaustos, sino en reconocimiento de, y para alabanza del que se convertiría en nuestro Sacrificio sobre el Altar de Bronce. Fue ahí donde el fuego tenía que avivarse. Si ha de haber verdadera adoración y oración... tiene que ser avivada desde el FUEGO DEL  ALTAR. Debe venir del lugar del compromiso, de la consagración. Y el fuego que consumía el sacrificio se convertiría en ascuas en el incensario para hacer que la nube ascendiera y cubriera el propiciatorio. Juan vio el ángel de Dios delante del Altar de Incienso, y añadiendo incienso a las oraciones de los santos... y estoy seguro de que la palabra “oraciones” incluye toda nuestra vida de comunión delante de Dios: oración, alabanza, adoración, acción de gracias, intercesión... (lee la oración de Ana en 1ª Sam. 2:1-8, en la que no pedía NADA a Dios, y la oración de Habacuc en Hab.8:1-19, y en la que ora.. recuerda las poderosas obras del SEÑOR... se goza en su Dios... y entrega toda la oración a los cantores, para que la pongan en forma de canción).

 

Dios, estate con nosotros en el tiempo de la oración y de la alabanza,  añade el incienso a nuestros incensarios, y ayúdanos a traer las brasas del fuego de un corazón contrito y humillado... para que nuestras oraciones puedan ser fervientes, fuertes y efectivas... y para que nuestras alabanzas puedan ser altas, ascendiendo al cielo, ascendiendo desde nuestro corazón, y también de nuestros labios.

 

Dios nos ayude a saber que es un corazón contrito y humillado, un corazón golpeado, el verdadero corazón penitente... el corazón que se ha ofrecido desnudo y consumido en el Altar de la ofrenda quemada... que hace que el incienso del Señor cubra el propiciatorio, y que la Presencia de Dios sea conocida en medio de Su pueblo.

 

Un cierto ministro que yo conocía, tuvo una visión al sentarse en una de estas reuniones de “alabanza”. Vio las alabanzas del pueblo como coronas. Toda clase de coronas. Coronas de aspecto muy barato. De papel. Algunas parecían orejas de burro, hechas de papel y bien cortadas y montadas. Y después, unas pocas coronas de oro puro, hermosas de ver.

 

Permitidme que os diga, amados, LAS ALABANZAS DE JUDÁ nacen del compromiso de Judá: “Hazme tu esclavo, señor, pero deja ir a mi hermano...” Cuando el pueblo de Dios llegue a ese lugar en el que estén preparados para “poner sus vidas por los hermanos...”   ¡Déjame que te asegure que Dios estará ahí, para habitar en esa clase de ALABANZA!

 

La Revelación De José

 

“No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salid de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer a sus hermanos. Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios y oyó también la casa de Faraón. Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle porque estaban turbados delante de él” (Génesis 45:1-3)

 

¡Para mí esta ha sido la escena más conmovedora y angustiosa de toda la Biblia!

 

La habitación había sido vaciada. No había lugar aquí para los curiosos. No había lugar para los que habían conocido a Zafnat-Panea, el salvador de Egipto, pero que nunca habían tenido ninguna relación íntima con el HOMBRE que Dios había enviado a Egipto, el HOMBRE que había sido traicionado, el HOMBRE que había sido vendido, el HOMBRE del que dependía toda la esperanza de Israel. José tenía que estar a solas con sus hermanos.

 

Amados, viene una revelación de Cristo en medio de su pueblo, que solo podemos visualizar de lejos en este momento. El mundo no verá esta “revelación de Cristo”. Es una revelación de Cristo en medio de sus hermanos,... hermanos que han conocido la devastación, la perplejidad, el desconcierto, la frustración... y que por causa de todo esto, han conocido también un arrepentimiento genuino y sincero, y un quebrantamiento del corazón.

 

Estoy confiado de que esto es lo que Dios esta buscando en esta hora... y sé que no vendrá hasta que el pueblo de Dios se desilusione con el vacío y la futilidad del entretenimiento religioso, la música de moda, ...la risa frívola y el gozo vacío de un show religioso que ha echado a Cristo de en medio de ellos, y ellos ni se han dado cuenta. La risa y el gozo se han convertido en la señal de identidad de nuestras iglesias, como lo es en los cines. Si un ministro sabe como hacer reír a la gente, lo hace. Si no puede, se le considera aburrido y pesado. Déjame que te diga, el compromiso de la ALABANZA va a producir un llanto y un quebrantamiento de corazón en el pueblo de Dios. El pueblo de Dios ha llegado a un extrañamiento de su Señor. Pero la cautividad de Babilonia, y el hambre que viene, va a cambiar todo eso:

 

“En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando y buscarán a Jehová su Dios. Preguntarán por el camino de Sión, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Venid y juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se ponga en olvido.” (Jeremías 50:4,5)

 

¿Qué hay de regresar a Sión con cánticos y gozo eterno sobre sus cabezas? Si, eso llegará también. Pero primero, el pueblo de Dios debe “preguntar por el camino a Sión con sus rostros vueltos hacia allí”. Deben consagrarse para llegar a “unirse al Señor con un pacto eterno que jamás se ponga en olvido”.

 

¡El Señor Jesús es un extraño al pueblo de Dios! Todo el tiempo está a la puerta y llamando para entrar: NO EN LOS CORAZONES DE LOS PECADORES, SINO EN LA PUERTA DE LA IGLESIA:

 

“Si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20)

 

José lloró a gritos... tanto que los egipcios en la habitación contigua podían oírle. Es un llanto de gozo, porque sus aflicciones ahora estaban llevando fruto en las vidas de sus hermanos. Sus muchas heridas se habían hecho redentoras... porque ahora si había arrepentimiento en la familia de Jacob. Recuerda, las heridas solo pueden redimir cuando han sido sanadas en la prisión del Rey. José no habría podido traer a sus hermanos al arrepentimiento si él hubiera albergado en su regazo pensamientos de grandeza, pensamientos de preeminencia, pensamientos de amargura, pensamientos de lo que había perdido por causa de su exilio. La prisión,... la prisión del Rey, había sacado todo eso de él.

 

José lloró a gritos. Era el llanto del GOZO que inevitablemente sigue al llanto de la tristeza y de la prueba del que ha conocido los crisoles de Dios. Era el llanto del gozo, al ver los corazones contritos de sus hermanos... al ver que los celos y odios que había visto antes, estaban siendo lavados en ríos de limpieza; ríos que fluían del corazón, hasta los ojos, y hasta las mejillas.

 

¡Qué revelación del corazón de Dios va a haber cuando nuestro Señor esté en medio nuestro, con sus ojos penetrantes y profundos, que desnudan los secretos del corazón; y la Familia de Dios comience a darse cuenta de que han traicionado a su Señor y le han vendido a Egipto! Vendido a precio de placer, por gratificación carnal, por riquezas, por popularidad. Vendidos los dones que recibieron de Dios por ganancia innoble. Vendidos sus ministerios. Comerciando con las cosas de Dios. Haciendo mercadería de cosas santas... aún en medio del templo. Cambiada la verdad de Dios por la mentira. Cambiado el cántico del Señor que nace del altar De Dios, por las canciones de Babilonia, y la música de demonios.

 

Y todo el tiempo tranquilizando la conciencia y diciendo, “Estamos haciéndolo para el Señor... somos hombres honrados... somos la Familia de Dios”.

 

Hace algunos meses, vi un cuadro anunciado en venta en una revista cristiana. Se llamaba “El Cristo Risueño”. El cuadro mostraba a Jesús riendo divertidamente. Dejadme que os diga, amados, Jesús no está riéndose por su pueblo. Está llorando por ellos, llorando por sus pecados, llorando por su dureza de corazón.

 

La Virtud Sanadora del Perdón

 

Nuestro Señor es rápido en perdonar, rápido en recibirnos. El ha llorado por nosotros y nos ha anhelado... y cuando vea el verdadero quebrantamiento y arrepentimiento, llora de gozo al ver el corazón quebrantado y contrito. Es el gozo de la comunión restaurada... el gozo de tener hermanos que ahora si son hermanos, y ya no estan contaminados con los celos y el odio.

 

El perdón llega rápido a los Josés de Dios ... porque han participado del corazón de su Señor. El perdón es algo que han almacenado con gran disposición para fluir. No es algo que sujeten hasta que vean el arrepentimiento.  Está dispuesto, como lo estaba con Jesús. El perdonó en la Cruz.... mucho, mucho antes de que se lo pidiéramos. Pero no lo sabemos, y no podemos recibirlo, hasta que seamos lo suficientemente humildes y contritos para pedírselo.

 

No hay un auténtico espíritu perdonador en el hombre que dice... “él me ha hecho daño, si primero se arrepiente... sí, supongo, que entonces sí le perdonaré”. El perdón debe estar ahí, en el corazón... y debe comenzar a almacenarse para el momento en que seas dañado. Él debe arreglarse contigo, lo sé. Pero el perdón esta preparado para ser liberado. Dios dice, “el amor nunca falla”. Así que le anhelas, oras por él, buscas a Dios en su favor... para que de alguna manera no continúe hiriéndose a sí mismo. El no puede herirte, si te acercas al corazón de Dios. Esas heridas primeras que sentías, son sanadas, porque tú has concedido el perdón antes de su arrepentimiento.

 

El fluir del perdón y la misericordia en tu corazón y el mío, aunque no haya sido apropiado y recibido por tu hermano, nos traerá limpieza y libertad. Te gustaría liberarla a los demás.. pero Dios tiene que acabar la obra en ellos antes de que tú puedas hacerlo. Pero ya te ha librado a ti... porque fluye por tu flujo sanguíneo....  con poder limpiador, perdonador, sanador... y todo el tiempo, te encuentras esperando el día en que traiga sanidad a tu hermano.

 

Y si por casualidad, la cárcel de nuestra experiencia no obra su gracia en nuestras vidas, entonces seguiremos prisioneros de nosotros mismos, y nunca podremos liberar a otros.

 

Dios nos conceda el espíritu de José, el espíritu de Jesús, ... para que podamos ver la obra de Dios en y a través de cada experiencia amarga de la vida, para que ríos sanadores de vida puedan fluir desde la Familia de Dios a aquellos que languidecen en la cautividad y la esclavitud.

 

Manasés y Efraín

 

José tuvo dos hijos que le nacieron después de su liberación del cautiverio, y de su exaltación a una posición de autoridad en la tierra.

 

“Y llamó José el nombre del primogénito Manases; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.” (Génesis 41:51,52)

 

Este es el orden de Dios: Manasés, y después, Efraín. Dios debe hacernos olvidar antes de que podamos llevar fruto. Tú y yo no vamos a llevar fruto hasta que podamos olvidar nuestro pasado; y esto incluye nuestras victorias, así como nuestras derrotas. Esto podría ser particularmente difícil para aquellos que han experimentado mucho éxito en el pasado, y  hayan tenido pensamientos de grandeza: pero si Dios muestra su gracia hacia ellos, se encontrarán en la prisión del Rey, y tendrán la oportunidad de saber de qué va todo esto.  Hay que olvidar del pasado antes de experimentar el fruto genuino en el Reino de Dios. Considera los logros del gran apóstol Pablo, y el poderoso ministerio que fluía de su vida... y le escuchamos decir años mas tarde, por causa de la Visión que había recibido del supremo llamamiento de Dios:

 

“Pero una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13-14).

 

Vas a tener que olvidar logros del pasado si vas a ganar a Cristo, pero también vas a tener que olvidar prisiones pasadas, heridas del pasado, dificultades del pasado, derrotas del pasado. Los recuerdos del pasado, sean de éxitos o de derrotas, pueden ser igualmente destructivos para un caminar fiel con Dios. Pero la cárcel puede borrar la memoria de ello si aceptamos la gracia que El tiene para nosotros en esta hora.

 

Recordarás cuando José trajo a sus dos hijos al lecho de muerte de su padre para obtener la bendición patriarcal, como José trajo a Efraín de su mano  derecha hacia la mano izquierda de Jacob, y a Manasés de su mano izquierda a la mano derecha de Jacob. De esta forma, estaba facilitando a su padre ciego, extender sus manos y poner la mano derecha de preeminencia sobre la cabeza de Manasés, y la mano izquierda sobre la cabeza de Efraín. Después de todo, Manasés era el primogénito. Pero Jacob, incluso en su lecho de muerte, fluía bajo la unción profética y deliberadamente cruzó sus manos sobre las cabezas de los dos muchachos, dando a Efraín la bendición de la mano derecha, y a Manases, la bendición de la mano izquierda. Esto desagradó a José, pero Jacob le recordó amablemente: “Sé lo que estoy haciendo, José...Efraín tiene que tener la preeminencia.

 

El pasado tendría sus recompensas, pero el pasado tiene que dar lugar a “las cosas que estan antes”. Por la experiencia, tenemos a Manasés primero, y después a Efraín. ¡Pero Dios pone la SEÑAL DE LA CRUZ sobre las cabezas de Manasés y Efraín!

Efraín significa “doble fruto”. Hay mayores cosas delante, una mayor medida de fructificación para el pueblo de Dios. Pero la SEÑAL DE LA CRUZ debe ser aplicada a nuestro pasado así como a nuestro futuro, si vamos a proseguir en serio por el camino hacia “el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

 

Por Tanto, No Hay Condenación

 

“Ahora pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.”(Génesis 45:5)

 

Una vez que Dios ha traído a Su familia al verdadero arrepentimiento y al quebrantamiento de corazón, El quiere quitar el aguijón de la condenación. El no quiere que carguemos nuestra conciencia con los pecados y los fracasos del pasado, y Él nos ha dado en las Escrituras un hermoso ejemplo de la misericordia que es concedida al peor de los pecadores.

 

¡Dios prendió y salvó al peor pecador que jamás hubiera existido! De esta forma Él nos ha dado una muestra de Su gran paciencia, longanimidad y gracia. ¡Si Él pudo salvar al peor de los pecadores, ciertamente Él sabe como conceder misericordia y gracia a los pecadores menores!

 

Este hombre antes había sido blasfemador, perseguidor, un asesino, pero se convirtió en un gran apóstol y predicó a Cristo con gran poder y unción, llevando mucho fruto. Y sin entrar en detalle en todas las cosas sórdidas que hizo, dijo:

 

“Palabra fiel, y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales YO SOY EL PRIMERO”. (1ª Tim. 1:15).

 

¡Dios salvó al peor! Sé que todos nosotros nos podemos sentir así, cuando Dios venga a nosotros, con la Espada penetrante y llena de convicción, de Su Espíritu. Pero Pablo  quería decir lo que dijo; él era el PRIMERO DE LOS PECADORES. Y después nos dice por qué Dios escogió al PRIMERO. Para que Dios pudiera presentar un cuadro auténtico de Su misericordia y longanimidad, para que todos los otros pecadores menores, pudieran tener esperanza.

 

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales, YO SOY EL PRIMERO. Pero por esto fui recibido a misericordia para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia para ejemplo de los que habrían de creer en El para vida eterna.” (1ª Tim. 1:15-16).

 

Pero, ¿No es extraño.... aunque sepamos estas cosas, y seamos conscientes de que nuestro Señor nos ama con amor eterno..., que Él dio Su vida por nosotros, y que sufrió las agonías de la Cruz.... que aún así podamos seguir en nuestra auto-condenación, acusándonos a nosotros mismos donde Dios nos ha justificado... condenándonos a nosotros mismos cuando Dios nos ha perdonado... culpándonos a nosotros mismos, cuando Cristo ya ha llevado la culpa?

 

¡Como tenemos que familiarizarnos más y más con el gran corazón de Dios! Porque aunque Él se haya declarado abiertamente en la Cruz, y por el Espíritu como “el justo y el justificador de aquel que cree en Jesús...” aún luchamos con pensamientos, pensamientos condenatorios, que no glorifican a Dios. “Dios está enfadado conmigo, Dios va tras mí, Dios no se agrada de mi....” Seamos rápidos en reconocer el dolor de Su Espíritu cuando somos indulgentes en nuestros caminos carnales. Que nunca tengamos un corazón tan encallecido que no sintamos los pinchazos de un acto de desobediencia, el dolor por nuestros pecados y las deficiencias de las que Dios nos hará conscientes. Pero escuchemos lo que El dice cuando el perdón fluye de Su corazón:

 

Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.” (Génesis 45:5)

 

Venid a Él con un corazón contrito y humillado, y sabed de cierto que Él rompió vuestro corazón para poder derramar el aceite de la misericordia, la gracia, y el vino de la alegría. No seáis indulgentes en la auto-condenación y la acusación. Por que si lo hacéis, no estáis acusándoos a vosotros mismos... ¡estáis acusando a Aquel que tomó vuestro lugar! Lutero dijo algo parecido a esto (no puedo citarlo literalmente...), pero cuando el tentador venía a él y buscaba recordarle sus transgresiones previas, decía, “Satanás, ¿Crees que vas a atormentarme con mis pecados? ¡Quiero que sepas que cuando me recuerdas mis pecados antiguos, me consuelas con gran consuelo! ¡Porque Cristo murió por los pecadores! Así que, en lugar de atormentarme, ¡me das gran consuelo y esperanza!”

 

Incluso después de este descubrimiento maravilloso del corazón de José, los hermanos todavía tenían pensamientos de acusación que les asaltaban: “Me pregunto si realmente quiso decir lo que dijo... Me pregunto si se aprovechará de nosotros ahora que el padre ha muerto...” Y así enviaron un mensaje a José, diciéndole lo que su padre Jacob les había dicho que dijeran a José, que esperaba que José mostrara misericordia a sus hermanos y no tuviera nada en contra de ellos. Cuando José recibió el mensaje, lloró de nuevo. No había tal pensamiento en su corazón. El anhelaba perdonar. Perdonar era sanador para su propia alma.

 

Todo esto revela claramente que a pesar de la maravillosa revelación del amor de José y de su misericordia hacia ellos, aún no conocían su corazón.

 

¿Te es difícil recibir el perdón y saber que puedes ser perfectamente perdonado y ser justo delante del trono de la Gracia? Si es así, es porque realmente no conoces Su corazón.

 

¿Te es difícil conceder el perdón a otros, perdonar genuina y verdaderamente desde el corazón? Si es así, es porque realmente no has visto el corazón de Dios.

 

Y aún más, descubriremos que al hallar gracia para dejar que el perdón FLUYA hacia otros... en esa misma manera y medida experimentaremos la sanidad de nuestros propios corazones y la limpieza de nuestras vidas. ¡Porque el río limpiador de Misericordia que ahora podemos ministrar a otros, LIMPIARÁ NUESTROS PROPIOS CORAZONES incluso de la misma manera en que fluye hacia otros!

 

                        Veo a la Nueva Creación levantarse

                        Oigo la sangre que habla

                        Habla,.... muere la naturaleza corrupta                                                                               Se hunde bajo la inundación purificadora...

                       

                        El río purificador, lo veo, lo veo

                        Me hundo, y me limpia,

                        Gloria al Señor, me limpia,

                        Me limpia, si, me limpia

           

 

Es el río que fluye del Calvario. Pero así como la sangre de la avecilla muerta se mezclaba con agua corriente pura, antes de poder convertirse en agua purificadora,  así, la eficacia de la sangre de Cristo ha sido absorbida por el Espíritu de verdad (mira Levítico 14:5, 1ª Juan 5:6). ¿Entendemos entonces, por qué parece tan difícil andar día a día con corazones puros y mentes puras? ¡Es simplemente porque no hemos dado lugar al Señorío del Espíritu en nuestras vidas y en nuestras asambleas con Él!

El pueblo de Dios va a tener que quebrantarse y derretirse para que este poderoso río de vida sea liberado en medio del pueblo de Dios.

 

¿Nos preguntamos por qué parece tan difícil ministrar arrepentimiento verdadero al pueblo de Dios? Muchos claman, “¡Arrepentíos! ¡Arrepentíos!”. Y eso debemos hacer. Pero amados, va a costar una unción profética como la que tuvo José, como la que tuvo Juan el Bautista, para que se revelen los corazones de los apartados de Dios. Y va a costar el Señorío del Espíritu de Dios en medio de nosotros, para que el río purificador del arrepentimiento sea liberado.

 

¿Cómo vamos a ministrar arrepentimiento y quebrantamiento de corazón hacia otros, si no lo hemos experimentado en nuestras propias vidas? ¡Que desvalidos estamos, Señor, a menos que continúes buscándonos, mirándonos con los profundos y penetrantes ojos de Tu Espíritu!

 

¡Míranos, te rogamos, como miraste a Pedro, como miraste a Moisés, como miraste a Juan en Patmos, como miraste a Isaías, como miraste a Saulo de Tarso...para que nosotros también experimentemos la obra transformadora del Espíritu de Dios en nuestras vidas!

 

No sé quien compuso las siguientes líneas, pero que sean el anhelo y la oración de todos nosotros:

 

 

¿Qué ha despojado la aparente hermosura

de estos  ídolos de la tierra?

No el sentido del derecho o del deber, sino la

Visión de un nacimiento más noble.

 

No la destrucción de estos ídolos, con su amargo

Dolor y elegancia,

Sino el rayo de Su hermosura,

La revelación de Su corazón.

Esta es la mirada que derritió a Pedro,

Este es el rostro que Esteban vio,

Este es el corazón que lloró con María

Es lo único que puede alejar a los ídolos

Alejar, y  ganar y llenar

Completamente,

Hasta que rebose la copa hasta el borde;

¿Qué tenemos que ver nosotros con los ídolos,

los que hemos estado con El? &

 

 

 

 

Las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia REINA-VALERA versión 1960.