LA FAMILIA DE DIOS
Serie “Gloria en lugar de ceniza”
Parte I
George H. Warnock
Contenidos
Prefacio
Introducción
Ismael, Hijo de la Carne
El Proceso
La Plenitud de Dios
La Familia de Dios
¡Mantén la Visión en Alto!
El Supremo Llamamiento
La Familia de Jacob
Primero Betel
Las Declaraciones de Dios
Primero Betel, Luego Peniel
¡Dios de Jacob!
Una Familia de Muchos Hermanos
Una señal de que la liberación está Cerca
La Feliz Familia de Jacob en Canaán
Un Corazón Dividido
La Revelación del Corazón Humano
La Visión se retrasa
Prisioneros del Señor
Los Prisioneros del Rey
Los Sueños de Faraón
Ha de Surgir un Ministerio Puro
La Perspectiva de Dios
El Escenario esta preparado
Se Necesita una Hambruna
José el Extranjero
La Primera Confrontación
Simeón en Cautividad
La Segunda Confrontación
La Familia celebra juntos
Otra Prueba para los Hijos de Jacob
La Hora del Arrepentimiento se Acerca
Por qué Dios se limita a si mismo
El compromiso de alabanza
El Altar del Incienso
La Revelación de José
La Virtud Sanadora del Perdón
Manasés y Efraín
Por tanto, No Hay Condenación
Ediciones del Título en inglés:
Primera Impresión: Diciembre 1985
Segunda Impresión: Mayo 1987
Tercera Impresión: Diciembre 1990 (USA)
Cuarta Impresión: Mayo 1994 (USA)
Quinta Impresión: Febrero 1995 (Canadá)
GLORIA EN LUGAR DE
CENIZA / PARTE 1
PREFACIO
En esta serie de escritos esperamos confirmar en los
corazones del pueblo de Dios varios aspectos de su obra en ellos, relacionados
con SUS PROPÓSITOS Y con SUS CAMINOS. Necesitamos tener una clara comprensión
de SUS PROPÓSITOS si vamos a perseguir la Visión de Dios, y si buscamos seguir
en el conocimiento de sus caminos. Y entonces, al seguir en SUS CAMINOS, vamos
a quedar muy perplejos si no sabemos que Sus pensamientos y Sus caminos están mucho más allá de los
nuestros, como los cielos están por encima de la Tierra.
Es una hora de gran inquietud y perplejidad entre el pueblo
de Dios. Nuestra esperanza es que éste, y otros futuros escritos sobre el tema,
consigan con amplitud realzar y aclarar la Visión de Dios que El ha puesto en Su
pueblo, así como animarle a conocer que
Su Camino es recto, con todo lo perplejo e inquietante que pueda aparentar ser.
La parte I, “La familia de Dios”, es la primera de esta
serie; y si no estás verdaderamente familiarizado con la historia de la familia
de Jacob, recomendamos la lectura de Génesis 35 a 50 antes de continuar con
este estudio.
Una vez más, animamos al pueblo de Dios a conocer que su
Palabra ha de ser nuestro Pan Diario, y no meramente algo que supla a nuestro
almacén de conocimiento.. Lee su Palabra... y otros escritos que sientas que Dios ha puesto en tus manos para que los
leas con este pensamiento en mente. Porque es sólo el Pan roto de la Palabra
viviente que puede nutrirnos en los caminos del Señor.
-George H. Warnock-
INTRODUCCION
Estoy seguro de que el tiempo en que el Señor se levante en
medio de la Iglesia con ojos de llama de fuego es inminente, con pies como
bronce bruñido, con una cortante espada de dos filos que procede de Su boca...
para limpiar y purgar a Su pueblo para su aparición.
Estoy seguro de que cualquier ministerio que en esta hora no
oiga lo que El está diciendo, y no ministre lo que El está ministrando, estará
cosechando madera, heno y hojarasca para los hornos de Dios.
Estoy seguro de que hay un pueblo en la tierra a quien Dios
está preparando, disciplinando y refinando... que van a ministrar en esta hora
desde el corazón de Dios, y que, por causa de esto, obrarán y ministrarán en
armonía con El y los unos con los otros, cuando Dios envíe Su fuego en medio de
la Iglesia, para conseguir su obra de limpieza y purificación.
Hemos llegado al final y ya no podemos meramente profetizar
más sobre eventos de los últimos tiempos. Debemos comenzar a ministrar en unión
con el Señor de los últimos tiempos.
¿No es Él el mismo ayer, y hoy y por siempre? ¡Sí que lo es!
Pero El tiene un nombre especial en estos últimos tiempos, y ese Nombre es el
OMEGA, que es la última letra del alfabeto griego. Yo sé que El es el Alfa, y
que no cambia. Pero en esta hora El está en medio de nosotros como el OMEGA. Él
está llevando todo a un fin. Él está llevando todo a una consumación. El está
acabando lo que empezó. Él está completando el Edificio, para el que Él ha
puesto un cimiento. Él esta a punto de reunir la cosecha, porque Él ha plantado
la semilla. ÉL reconciliará y unirá en armonía a la Familia de Dios, por la que
Él envió a su Hijo para ser el “primogénito entre muchos hermanos”. Él
producirá el pan en su pueblo, así como Él mismo fue el Maná que bajó del
Cielo. Él unirá a sus amados consigo mismo eficazmente en un CUERPO, así como
Él fue el cuerpo mediante el cual, el Padre se expresó a si mismo en la tierra
hace muchos siglos.
La Visión es alta, y debemos mantenerla alta. El hombre ha
oscurecido la Visión porque le parece demasiado alta para alcanzarla. Pero en
realidad es porque el hombre no quiere ir por el camino de Dios, y entregarse
como barro en las manos del Alfarero. Porque ésta es la obra de Dios... ésta es
la creación de Dios... no es la obra del hombre.
Dios va a hacer lo que Él ha dicho. Él lo va a hacer de una
manera completamente diferente, y muy lejana de cómo cualquiera de nosotros lo
ha imaginado. Él va a llevar a desolación todas las cosas, toda estructura de
iglesia, cada campo, cada reunión en su Nombre, cada ministerio... todo lo que
NO SEA EL PRODUCTO, que NO SEA EL FRUTO DE SU PROPIO ESPÍRITU EJERCIENDO SU
SEÑORÍO EN MEDIO DE SU PUEBLO.
Y entonces, de las cenizas de toda esta desolación, ¡Él
producirá la misma hermosura del Señor!
Y así, no puedo pensar en un título mejor para esta serie de
mensajes que siento que el Señor ha puesto en mi corazón, que esta hermosa
frase del profeta Isaías, en la que Dios prometió que daría a su pueblo “GLORIA
EN LUGAR DE CENIZA”.
Nuestra esperanza es que podamos reavivar la visión en los
corazones del pueblo de Dios y dejarlo muy claro y llano... no sea que ante
tanta decepción y desilusión que ha sobrecogido al pueblo de Dios, éste
comience a tomar el curso que ha sido tan tentador de tomar: o abandonar la
Visión completamente, o diluirla de tal forma con razonamiento humano y
manipulación, que no quede nada sino una visión de algún proyecto maquinado
humanamente para promocionar programas de diversas clases, o amasar grandes
cantidades de personas juntas en un mismo edificio, bajo el disfraz de
congregar al Cuerpo de Cristo “en la Unidad del Espíritu”. Con tanta
frecuencia, el Espíritu de Dios queda completamente fuera de la escena.
Esto parece suceder inevitablemente cuando Dios entra en
escena y da a conocer su camino. Llámalo visión, o revelación, o promesa, o lo
que sea. Dios puede muy bien haberlo dado. Pero cuando esperamos qué suceda, un
cierto cansancio se asienta, un cierto sentido de perplejidad, de decepción, de
frustración. Entonces, poco a poco, encontramos a un líder fuerte, que
presuntuosamente comienza a abordar el problema con su propia sabiduría y
entendimiento. Todo en nombre de la “fe”, por supuesto. Todo en el nombre de
“Cristo”. Todo en el nombre de la “edificación del Cuerpo de Cristo”. Y así,
surge una nueva estructura de iglesia, otro sistema, otra campaña, otro plan
para lograr lo que Dios conseguiría en y a través de su Espíritu en la tierra.
Y Dios se lleva la honra (aunque realmente sería mas exacto decir “la culpa”),
por la nueva maquinaria que ha surgido con el propósito de cumplir la Visión de
Dios.
Por supuesto, todo hombre tiene que “probar su propia obra”,
y esto no es una condenación integral de todo lo que sucede en el Nombre de
Cristo. Pero éste parece ser el patrón general; y durante un tiempo Dios parece
soportarlo (si entiendes lo que quiero decir). Él conoce el rumbo que va a
tomar el hombre, y Él no está presto a abandonarlo por causa de su fracaso o su
falta de entendimiento. Él simplemente no dice nada, y sigue con ellos. Él
procede así en su gran amor y sabiduría. Frenarlos en sus intenciones solo los
frustraría aún mas (si están determinados a seguir por su propio camino)... Y
así Dios les deja hacer. “Dios, dijiste que querías esto... ahora estoy
tratando de darlo a luz, ¿por qué me estorbas?” Y así, normalmente sigue con
ellos y bendice durante un tiempo.
No quiere decir que Él haya aprobado lo que el hombre está
haciendo... o que Él haya cambiado de opinión sobre algo. Y no quiere decir que
Él vaya a incorporar los esfuerzos raquíticos del hombre en el gran esquema y
diseño de Su propio propósito. Este es simplemente el caso del Dios de toda la
sabiduría y del conocimiento, dando al hombre la oportunidad de hacer lo que Él
sabe que Él solo puede hacer; y entonces, cuando el hombre haya llegado a ser
consciente de sus propios fracasos y de la futilidad de sus propias obras...
Dios mismo intervendrá en la escena... y alrededor del fracaso humano y de la
desolación, y en la consumación del tiempo, Él dará:
“Gloria en lugar de ceniza,
óleo de gozo en lugar de luto,
manto de alegría en lugar del espíritu angustiado”
(Isaías 61:3)
Esta es realmente la historia del Antiguo Pacto y del Nuevo.
No que hubiera nada inherentemente malo con los requerimientos justos de la
Ley. Pero cuando Dios la dio, el hombre la tomó en sus manos, y con toda
confianza proclamó: “Todo lo que el SEÑOR ha dicho, eso haremos...” Incluso
puedes decir que Dios les indujo a hacerlo. Él se lo ofreció. Pablo dice, “La
ley se introdujo para que el pecado abundase” (Rom. 5:20). El pensamiento
parece indicar que se “arrastró sigilosamente”. Otra traducción dice: “La Ley
se deslizó”.
Dios sabía que lo haría. Nunca fue parte de Su propósito
eterno para la Iglesia, pero tendría un propósito temporal: es decir, “hacer
extremadamente pecaminoso al pecado”, y “encerrar a todos los hombres en
desobediencia”... aprisionar a todos los hombres en una prisión de pecado y
desobediencia, que un día el guardián de la Prisión pudiera entrar y pronunciar
el mensaje de la Gracia sin cargos: “Si ahora reconoces que estás en una
prisión... si sabes con certeza que estas desecho y sin esperanza, y
extremadamente desesperado ante Dios, entonces puedes salir libre... Abro la
puerta de la prisión y te libero por la sangre de Mi Cruz”.
Y así, este tema de la justificación por la fe se ha
convertido en una verdad establecida en la Iglesia desde la Reforma; y muchas
congregaciones por toda la tierra, se gozan del hecho de que “no están bajo la
ley, sino bajo la gracia”. Pero todo este asunto va mucho más profundo que
simplemente tener la teología correcta, y permanece el hecho de que la mayoría
de las congregaciones del Pueblo de Dios están viviendo bajo la Ley, aunque se
jacten abiertamente de su liberación de la misma. Porque las Escrituras dejan
claro que “SI SOIS GUIADOS POR EL ESPIRITU, no estáis bajo la ley” (Gál. 5:18).
Solo la ministración del Espíritu de Dios en medio de nosotros nos puede librar
de la Ley. Solo al “caminar en el Espíritu” somos libres de la Ley.
Lo único que tenemos que hacer es echar un vistazo al
escenario de la Cristiandad y, ¿Qué encontramos?, Toda clase de leyes y
ordenanzas para dirigir la Iglesia. Ancianos y diáconos y pastores y obreros de
iglesia de toda índole se eligen por el voto popular del pueblo. Sería un
asunto demasiado tedioso y demasiado devastador para la ambición carnal, buscar
a Dios con tanto empeño que el Espíritu de Dios pudiera venir y decirnos
“Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”, como lo hizo
en la Iglesia primitiva (Hechos 13:2). ¿Quién necesita eso hoy? Es mucho mas
fácil y mas práctico tener un programa misionero de nuestra propiedad, y enviar
a los que pensamos que estan cualificados para la obra.
Podríamos seguir y seguir con esto, pero solo estamos
ilustrando el hecho de que el pueblo de Dios en su conjunto, continúa
funcionando de acuerdo con la LEY, la LEY humana... sea la Ley de Moisés o la
suya propia. Tienen un cierto procedimiento organizado, y mientras tanto, se
jactan de ser “libres de la Ley”.
Ismael, Hijo De La
Carne
Por supuesto, si Dios tuviera que manifestarse en medio de
nosotros y decirnos, “ Ahora quiero que apartéis a esta joven pareja para una
obra especial para Mí”... quizás estaríamos bastante preparados para someternos
a su elección. Pero si esperamos que Él lo haga, y Él permanece en silencio
sobre el asunto, obviamente tenemos que hacer algo al respecto nosotros mismos.
(Por supuesto, no estamos sugiriendo
que la experiencia de Antioquia ha de ser la fórmula para la Iglesia.
Solo estamos enfatizando que cuando el Espíritu de Dios y si el Espíritu de
Dios, es el Señor en medio de nosotros, Él indicará Su voluntad y Su camino
para el pueblo de Dios) .
Y así tenemos la historia de Ismael repetida una y otra vez
en nuestras distintas iglesias y congregaciones que abundan en la tierra.
“Tenemos la Palabra... tenemos Sus promesas... depende de ti
y de mí el involucrarnos y hacer que todo esto
funcione...”
Y así, la “Promesa” que Dios nos da como una Palabra que
abrazar y desear y aferrarse a ella, una promesa que tenemos que guardar en
nuestros espíritus hasta que se convierta en una Palabra viva, “preñada”,
dentro de nosotros... la tomamos mas bien como un desafío sobre el que actuar
en nombre de la fe, en el nombre del celo Cristiano, solo para terminar en
frustración.
Y Dios parece soportar todo esto durante un tiempo. Tanto,
que de hecho finalmente podemos convencernos a nosotros mismos de que Dios SI
USÓ nuestros planes después de todo.
Y así, Ismael crece en la familia de Sara y Abraham, como el
hijo amado que Dios ha prometido. Dios no susurra al oído de Abraham el día en
que nace Ismael, “Mira, Abraham, Ismael es tu hijo, y yo le bendeciré... pero
él no es realmente el heredero que Yo te había prometido”. Como resultado,
Abraham termina por considerar que el silencio de Dios es Su consentimiento, y
aprobación... este año, y el otro, y el otro. El tiempo pasa, e Ismael se
convierte en el amado del corazón de Abraham.
Se nos ha acusado de poner la Visión demasiado alta,
....demasiado alta para que el pueblo llegue a comprenderlo. Si pudiéramos
convencer al pueblo de Dios de que la Visión es mucho más alta de lo que jamás
hemos enseñado o expresado... y que no es algo para que el pueblo lo
“comprenda”, sino para “nutrirse en sus corazones hasta que por la Luz de su rostro, seamos “transformados a la
misma imagen”. Porque aunque se pueda hablar de la Visión de muchas maneras
(como esperamos hacerlo en esta serie de escritos).... en el análisis final la
VISIÓN NO ES NADA MENOS QUE LA VISIÓN DE SU PROPIA GLORIA Y PRESENCIA, llegando a habitar en la Casa de Dios.
Entonces, ¿Por qué no nos paramos aquí mismo y lo dejamos en
eso? Porque es la Visión de El... y hay tantas facetas de Su Ser, tantos rayos
de Su gloria, tantos aspectos de Su hermosura, tantas revelaciones de Sus
secretos, que a menos que Le veamos en
la completa expresión de Su Ser, no estaremos realmente viéndole COMO ES EL. Y
Dios nos libre que en este escrito o en cualquier otro, nos involucremos tanto
con la química de la Palabra viva, que nos regocijemos en nuestro conocimiento
científico de las cosas espirituales y nos olvidemos de comer de El, que es el
pan vivo enviado desde el Cielo para la vida del mundo. No debemos tomar
nuestro lugar en la mesa del Señor como un científico capaz de analizar
claramente el alimento que se halla en
la mesa, y saber con certeza que hay carbono en esto, y azufre en esto, e
hidrógeno en eso de ahí... todo el tiempo siendo completamente exactos, pero NO
PARTICIPANDO DE LA VERDAD VIVIENTE, y no dejando que produzca vida y salud y
fortaleza a nuestro hombre espiritual.
Dios espera alrededor de unos trece años, y entonces entra
en escena y se revela a sí Mismo con toda frescura a Abraham, y le anuncia:
“Este no será el heredero.... Sara tendrá un hijo...” La respuesta inmediata de
Abraham es de sorpresa y frustración, como si dijera, “Imposible, Señor. Pero
si ya tenemos a Ismael... ¿Por qué no Ismael, Señor?
Vemos mucho de Ismael en la Iglesia hoy... en las estructuras
de iglesia y programas, y en las vidas individuales del pueblo de Dios. No ahí
fuera, en la iglesia de la apostasía, .... sino en medio del pueblo ungido, el
pueblo de Dios que profesa tener el Espíritu y conocer Sus caminos. Dios
continúa bendiciendo, y la bendición de Dios se toma como señal de su
aprobación. Pero en medio de todo ello, está el pueblo Abraham de Dios, que son
conscientes de que Dios entra en la escena.... y están escuchándole anunciar
como lo hizo con Abraham y Sara: “Mi pacto estableceré con Isaac”.
Con otras palabras, Dios está llevándonos de vuelta a la
clara Visión que El anunció en la Palabra y vamos a tener que abandonar
nuestras propias iniciativas y todos los esquemas que hemos maquinado para
producir el verdadero Cuerpo de Cristo en la tierra. Por ejemplo...
“Dios quiere que Su pueblo sea UNO. Solo olvidemos nuestras
diferencias y reunámonos, y adorad con nosotros... olvida tus doctrinas, solo
dividen al Cuerpo de Cristo, y no importan tanto.... solo alaba y adora con nosotros,
y aprende a amarnos los unos a los otros...”
Y así tenemos una muestra muy sentimental de lo que ellos
llaman amor y unidad, una forma muy sistematizada de adoración y alabanza, algo que simplemente haces, algo que
obras, algo que haces en la carne si hace falta, solo que lo hagas.
O tenemos una forma más estructurada, más práctica de
hacerlo.
“Tenemos auténtico liderazgo en nuestra iglesia. Tenemos el
orden apostólico y profético establecido por Dios. Estamos autorizados a
establecer la iglesia sobre su fundamento apropiado. Venid bajo esta cobertura,
afirmaos sobre este cimiento sólido, y entrareis en auténtica relación con el
Cuerpo de Cristo... “ Y así actuando bajo el engaño que porque Dios hizo algo maravilloso hace años en la historia,
tanto si fue hace siglos o si fue hace tantos años, y porque ellos han seguido
en ese “movimiento particular” en una línea irrompible de sucesión, por tanto,
tiene que ser lo correcto seguir y
perpetuar lo que Dios comenzó. El Espíritu de Dios puede haber dejado todo el
asunto hace siglos... o quizás solo hace unos pocos años, puede ser el caso...
pero porque Dios lo comenzó, se supone que nosotros tenemos que perpetuarlo.
Dios nos ayude a aprender la lección de Elí, de Saúl, de Betel, de Jerusalén,
de Roma, de Constantinopla... y podríamos seguir todo el tiempo; lugares en los
que una vez descansó la gloria de Dios en poder y autoridad, pero que desde entonces han terminado
convirtiéndose en ninguna otra cosa que una cáscara vacía, sólo un recuerdo de
lo que habían sido. Escucha lo que Dios dice sobre Betel, la Casa de Dios, el
lugar de la visitación de Dios a Su escogido, Jacob... pero que Dios abandonó
por causa de la caída del pueblo en apostasía e idolatría:
“Pero así dice Jehová a la casa de Israel, BUSCADME, y
viviréis; y NO BUSQUEIS A BE-TEL, porque BE-TEL SERA DESHECHA. BUSCAD A JEHOVÁ, y vivid (Amós 5: 4-6).
Dios ayude a Su pueblo a entender que los lugares, las
cosas, los dones, las capacidades, los ministerios, los hombres de Dios, los movimientos,
sea lo que sea que Él haya ungido y usado para su gloria, NO HAN DE SER
VENERADOS POR EL PUEBLO DE DIOS, y que para su día y hora han de ser recibidos
y honrados solo como canales de Su gracia para DIRIGIR A SU PUEBLO A UNA
RELACIÓN CONSIGO MISMO. Después de haber servido a su propósito, Dios los quita
de la escena para que Él tenga toda la
gloria.
El Proceso
Resumamos brevemente lo que hemos estado diciendo: la
Verdad, la Visión, la Promesa, éstas cosas vienen a nosotros por revelación del
Espíritu.
Lo aceptamos, lo abrazamos, nos gozamos y deleitamos en
ello... y esperamos y esperamos que Dios nos introduzca en ellos.
Después viene un cierto sentido de cansancio y decepción y
descubrimos qué aparentemente no podemos meter prisa a Dios con sus planes.
Entra el celo humano... y nos convencemos a nosotros mismos
(u otros nos convencerán) que la Promesa no es realmente tan inalcanzable como
pensábamos... está ahí, completamente al alcance de nuestras fuerzas,... solo
toma a Agar, y funcionará.
¡Y ciertamente funciona! Hay concepción, y hay nacimiento, y
hay crecimiento del muchacho hasta la madurez!
Y Dios en silencio no dice nada... hasta su hora escogida.
Entonces Él entra en escena y dice, “¡No, Esto no...!
El que yo traigo no será fruto de ingeniería humana. NO será
parcialmente humano y parcialmente por mi Espíritu.” (Ya sabes, “Haz tu parte y
Dios hará la suya... comienza en la carne y en algún momento Dios entrará en
escena y tomará las riendas...”)
Dios dice: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y
mis caminos no son vuestros caminos” (Isaías 55:8).
Dios dice: “No con ejército ni con fuerza, sino con mi
Espíritu, ha dicho JEHOVA de los Ejércitos” (Zac. 4:6).
Dios dice: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gál. 3:3). Date cuenta de dónde tenemos que comenzar, y dónde tenemos que acabar, “en el Espíritu”.
Dios dice que si no sois “guiados por el Espíritu”, entonces estáis “bajo la ley” (Gál. 5:18).
Dios dice que está buscando un pueblo que le “adore en
ESPÍRITU y en VERDAD” (Juan 4:23).
Dios conceda que el pueblo según el Abraham de Dios de esta
hora, esté preparado para abandonar sus muchos Ismaeles para que el verdadero
Isaac de la promesa de Dios pueda ser dado a luz. Y recordemos que es en Sara,
la mujer estéril, quién lo dará a luz. Que Agar desprecie a su señora delante
de sus ojos por causa de su actual fertilidad. Pero el extremadamente estéril y
desesperado pueblo de Dios va a REIRSE en el día que nazca Isaac (“Isaac”
significa “risa”)... y no será la risa burlona de Agar, sino la risa de
victoria y triunfo, el regocijo en la fidelidad de Dios, que vio la bajeza del
pueblo estéril y sin fruto, que encontró gracia delante de Él por causa de su
corazón contrito y humillado. Se nos considera perezosos y flojos si no nos
animamos por causa de las muchas campañas y programas que encontramos en la
Iglesia para la edificación del Cuerpo de Cristo. Dios dice que el hombre
perezoso es el hombre que no aprende la PACIENCIA: “Y no os hagáis perezosos,
sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”
(Hebreos 6:12). Y en el contexto
inmediato es Abraham y Sara de quién Dios habla.
Los que han aprendido una medida de la paciencia en sus
vidas, saben que se necesita más ejercicio espiritual y lucha en esperar en Dios hasta conocer su dirección y su guía,
que en preparar un buen plan y un buen programa propios. Cuesta una medida muchísimo
más alta de obediencia descubrir lo que Dios demanda y hacer lo que Dios quiere
que hagamos, que seguir algún programa humanamente diseñado, bien intencionado,
que sea tangible, y operable, y que tenga mucho que mostrar en lo natural.
Hay muchos aspectos de la gran obra que Dios está haciendo
en la tierra, y en esta serie de escritos queremos explorar y examinar algunos
de ellos. En cada caso, queremos mostrar como Dios está revelando la gloria y
majestad de su Ser bajo una luz distinta, de una forma diferente. ¿De qué otro
modo podemos conocer la “plenitud” de sus propósitos, a menos que veamos el
brillo que irradia Su gloria en sus muchos y divergentes colores?
Pablo habla de la “multiforme sabiduría de Dios”... o los
“muchos aspectos de la sabiduría de
Dios”. Dios nos libre de apartarnos de la simplicidad del Evangelio, de la
simplicidad de conocer a Cristo. Pero no digamos ligeramente, “Oh, Yo conozco a
Jesús... No estoy preocupado por todas estas así llamadas verdades mas
profundas.... Jesús es suficiente para mí.”
Si, Jesús es todo lo que queremos... todo lo que
necesitamos. Pero el Jesús que la mayoría de los cristianos tienen es muy
pequeño, muy débil, muy desvalido. Dios nos ayude a entender que no vamos a
conocerle realmente, no vamos a verle realmente, no vamos a apreciar la gloria
de su Ser... hasta que El venga a ocupar su habitación en su Templo, Su Cuerpo,
Su familia en la tierra, y entonces en y a través de ellos, revela la misma
“Plenitud” de su Ser.
Que la Visión que Dios ha dado respecto de su pueblo no se
enturbie por el entusiasmo que brota en la Iglesia cuando algún milagro grande
y poderoso tiene lugar. Ciertamente Dios está obrando milagros y continuará
haciendo señales y maravillas en y a través de su pueblo que está en la tierra.
Pero todo esto es nada comparado con la SEÑAL que su pueblo llegará a ser
cuando Dios haya acabado la obra que El empezó y haya hecho de su pueblo,
señales para ser admiradas por todas las naciones de la tierra: “He aquí, yo y
los hijos que JEHOVÁ me dio somos por señales y presagios en Israel, de parte
de JEHOVÁ de los ejércitos, que mora en el Monte de Sión (Isaías 8:18).
Serie “Gloria en Lugar de Ceniza” Parte I – George H.
Warnock
Dios ha planificado y ordenado que haya una completa
expresión del Cristo viviente en la familia que El tiene en la tierra ahora. No
nos atrevemos a rebajar los estándares de Dios, o a diluir la revelación del
Espíritu con opiniones humanas o métodos, para hacerlo “operativo”. Esto sigue sucediendo. Pero al final, Dios deja todo a un lado, y
produce COSAS SANTAS a partir de su propia mano creativa.
¿Qué queremos decir con la “plenitud de Dios” o la “plenitud
de Cristo” siendo revelada por y a través de Su pueblo? La palabra griega es
“pleroma” y significa “plenitud”. Ese estado en el que “nada falta”. De ninguna manera el pueblo de
Dios ha de quedarse corto de la gloria y hermosura de Cristo. Dios va a
“completar” y traer a una conclusión gloriosa todo lo que El se ha propuesto en
Su amado pueblo.
Ahora sabemos que la obra de Redención fue completada cuando
Jesús estuvo aquí en la Tierra, en cuanto a lo que se refiere su ministerio
terrenal. Él dijo en Su gran oración de sumo sacerdote al Padre, “He acabado la
obra que me diste que hiciese”, y Le escuchamos diciendo en el momento de su
muerte en la Cruz, “CONSUMADO ES”. ¡Su obra en la tierra ha ACABADO!
Pero había una obra mayor que Él tenía que hacer en los
cielos y esto ha pasado ampliamente desapercibido por el pueblo de Dios. De
alguna manera, muchos tienen la noción de que Él está dejando pasar el tiempo
hasta que pueda regresar a la tierra y establecer un reino terrenal. Dios ayude a su pueblo a creer en Él cuando Él dice que Su Hijo está AHORA
reinando en Sión, y continuará reinando hasta que todos sus enemigos sean
sometidos bajo sus pies (Salmos 110:1, 1ª Cor. 15:25, etc.).
Él fue al Cielo a establecer Su Reino, y Él ahora gobierna y
reina desde un trono celestial, tanto como REY y como SACERDOTE. “Como ministro
del Santuario, y de aquel verdadero Tabernáculo que levantó el Señor y no el
hombre” (Heb. 8:2). Su regreso no es para establecer un Reino sino para
completar la obra que Él empezó cuando se sentó a la diestra de su Majestad en
las alturas, .... recoger la Cosecha, juzgar y consumir la paja y los abrojos,
y dar a cada hombre conforme a sus obras.
Durante casi dos mil años Él ha estado ministrando y
obrando, y reinando desde Sión, la ciudad de Dios, para anular los mecanismos
de los hombres, derrocando, desarraigando, arrancando, así como edificando y
plantando. Esta obra no esta acabada todavía, pero lo va a estar. Y una vez más
se oirá el clamor, (esta vez no desde la Cruz, sino desde los Cielos)
“CONSUMADO ES” (Apoc. 10:7). El misterio de Dios va a estar “terminado”. Lo que
Dios haya planeado y propuesto para su pueblo, va a ser completado. Él es el
Alfa y la Omega. Él es el Autor y el “Consumador” de nuestra fe.
Sin embargo, donde y en qué punto del libro del Apocalipsis
Dios acaba Su obra en la Iglesia, ésa no es nuestra preocupación actual. Pero
sí queremos enfatizar que el pueblo de Dios es en realidad la “Obra Consumada”
que Dios tiene en mente. Nosotros, Su pueblo, somos la obra coronada de su
creación. “Somos hechura Suya...” como dice el apóstol (Efesios 2:10). Otra
traducción dice: “¡Somos su “OBRA PERSONAL”. Hemos de ser la gloria coronada de
su poder creativo y Majestad!
Pablo dice: “La Iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud
(pleroma) de AQUEL que todo lo llena en todo” (Efesios 1:22-23).
Que el Señor Jesús mismo fuera la “plenitud de Dios”
mientras anduvo en la tierra, y AHORA en los cielos,... no es realmente ningún
problema para el pueblo de Dios. Sabemos que “en Él habita toda la plenitud de
la Deidad” (Col.2:9); porque “agradó al Padre que en Él habitase toda la
plenitud” (Col. 1:19). Y sabemos que es aplicable a Él ahora, en la medida
completa de poder real y autoridad; y que se aplicaba a Él mientras estuvo en
la tierra, en la hermosura de Su vida, de Su naturaleza y de Su carácter. Era
“la gloria del Padre” que brillaba en Su vida terrenal y ministerio (Juan
1:14). Porque el Hijo de Dios fue la “imagen expresa” del Padre, del que
radiaba la naturaleza del Padre, vivió por la vida del Padre, habló las
palabras del Padre, e hizo las obras del Padre. Ciertamente Dios ha hablado
“por Su Hijo”, o más literalmente, “EN EL HIJO”...el Hijo era ÉL MISMO, EN CARNE, LA EXPRESIÓN HABLADA DEL
PADRE (Heb. 1:1,2). Sabemos que significa que todas las virtudes, todas las
gracias, todos los atributos que pertenecen a Dios, están y estuvieron
presentes en Cristo. De ninguna manera El se quedó escaso. Él es esa
“plenitud”, “consumación”.
No es decir que la totalidad del Ser de Dios habita en un
cuerpo humano, el cuerpo de Jesús; sino más bien, la perfección de ello, la
plenitud de ello, la completa expresión de ello. Si se trata de la paciencia y
longanimidad, Dios ha manifestado éstas en todas sus relaciones con los hombres
desde el comienzo de los tiempos. Pero vemos “la plenitud” de ello en Jesús.
¿Poder? Vemos la gloria de su Poder por todas partes en el Universo. Pero la
“plenitud” de ello, la “consumación” de ello, la encontramos en Jesús. En El
habita la “expresión completa” de todo, cada atributo, cada gracia, cada
virtud, que es inherente en el corazón de Dios. La mayoría de nosotros no
tenemos ningún problema con esto.
Pero ahora que Jesús ha sido glorificado, ha tomado una
EXTENSIÓN de Su Cuerpo, para incluir a la Familia de Dios; y ahora este cuerpo
EXTENDIDO, este Cuerpo agrandado, se dice que es la “plenitud de Cristo”, o la
plena expresión del Señor Jesucristo Mismo.... “LA PLENITUD DE AQUEL QUE TODO
LO LLENA EN TODO....”
La teología tiene una tendencia a aceptar la Verdad siempre
que no se convierta en VERDAD VIVIENTE... siempre que no cambie el status
quo... siempre que no comience algún tipo de revolución. Pero esta declaración
de la Iglesia siendo la COMPLETA EXPRESIÓN DE CRISTO no es algo que los
teólogos tengan que analizar, es algo que el Pueblo de Dios tiene que
apropiarse. Escucha estas palabras, que el apóstol no sentía que pudiera
pronunciar sin evitar envolver la revelación en una oración para que el pueblo
de Dios pudiera participar de ello.
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro
Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia, en los cielos y en la
tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite
Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que arraigados y cimentados en
amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos, cual sea la
anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de
Cristo que excede a todo conocimiento...” (Efe. 3:14-19).
Quizás no haya nada demasiado polémico en lo que hemos
citado. ¡Pero no lo hemos acabado! En todo lo que el apóstol ha estado
diciendo, sentimos el crescendo del corazón clamando por más y más y aún más de
Dios, hasta que estemos literalmente perdidos, inmersos en la PLENITUD DE DIOS
MISMO.... Que podamos terminar la lectura de esta maravillosa oración....
“Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de (o DENTRO de) toda la PLENITUD DE DIOS!”
¡Como podemos atrevernos a diluir la Verdad respecto del
Cuerpo de Cristo al nivel de la emoción humana, y quedarnos con esta idea
sentimental de que todo el mundo se reúna, se den palmaditas en la espala, y
aprendan a amarse y a soportarse unos a otros!
Solo por el Espíritu de Dios veremos débilmente la carga del
corazón de Dios por Su pueblo, y el anhelo que embargaba el corazón del
apóstol, al contemplar la gloria que Dios tenía para su familia. Y qué
claramente El nos reveló el proceso paso a paso por el que Dios guiaría a Su
familia, para que pudieran explorar y apropiarse y perderse en el reino sin
límites del AMOR divino! ¡Océanos e insondables profundidades de AMOR! ¡Alturas
y profundidades de AMOR más allá de toda capacidad humana de entender y
comprender! Y la revelación de todo ello es expresada en profundos anhelos del
corazón de Dios, y del corazón del apóstol, en una oración que nace del
Espíritu. Porque sólo Dios podía capacitar a un hombre para orar así... que Su
familia en la tierra pueda ser capaz de
“capturar” esta gloriosa revelación y experiencia; porque la palabra es mucho
más fuerte que “comprender”. Significa RECIBIR y RECIBIR COMPLETAMENTE la
revelación de ello hasta que SEAMOS LLENOS DE TODA LA PLENITUD DE DIOS... hasta
que en y a través de la preciosa familia de Dios en la tierra, podamos ver, la
expresión completa, la consumación, la muestra total del AMOR DE DIOS.
¡Mantén la Visión en
Alto!
Mantén la Visión en alto; y al hacerlo, no cedas a la
tentación de que tiene que significar simplemente menos de lo que Dios dice, o
de otro modo nunca podremos alcanzarlo. Porque no estamos hablando de logros
humanos, algo que tratas de hacer... estamos hablando de capacitación Divina...
Y mucho mas, estamos hablando de Vida de Nueva Creación, y de lo que Dios puede
y esta dispuesto a hacer con vasos
terrenales. Hablamos del poder del Alfarero, y de la futilidad del barro. Tu
tienes una parte, lo sé.¡Pero tu parte y la mía es ser barro en las manos del
Alfarero. Tu parte y la mía es dejarte moldear, formar, dejar, permitir, ceder, y buscarle y anhelar por
El hasta que Él lo haga!
Y Dios nos libre de que las necesidades apremiantes de la
humanidad a nuestro alrededor, nos disuadan del camino que perseguimos, al
seguir Su Luz; que reconozcamos que esto, y sólo esto, es la provisión de Dios
para cada necesidad humana. Y aún mas, al caminar por este camino y al abrazar
esta Visión, estemos seguros de que las necesidades de los hombres son
satisfechas a lo largo del camino, en la medida en que estamos siendo
conformados a la imagen de Cristo, y no de acuerdo con el grado en que
nos conformemos a los programas y campañas de celo y entusiasmo religiosos.
Porque solo en la búsqueda del llamado que Dios pone delante de nosotros,
podremos llegar a ser los canales de Su gracia y bendición que El desea que
seamos.
El Supremo Llamamiento
Que la altura de la Visión no te haga desmayar, ni
desanimar, al caminar hacia ello. Recuerda esto..., que el supremo llamamiento
no es demasiado alto para ti, o Dios no te habría llamado a ello. Y anímate por
el hecho de que el SUPREMO llamamiento es realmente un llamamiento hacia
ARRIBA, como la palabra griega significa, y como es traducida en algunas
versiones. ¡Es un llamado HACIA ARRIBA! Esto nos da esperanza y ánimo. Si fuera
simplemente “supremo”, podría fácilmente mirar hacia arriba y decir, “Es
demasiado alto para mí”. Podría mirar a las alturas del llamado y vacilar en
desaliento. Pero es un llamado HACIA ARRIBA... Quiero que sigas adelante,
quiero que subas más alto... No quiero que te quedes donde estás, frustrado y
perplejo y desconcertado. La razón por la que habitas en esos reinos es porque
no has visto la Visión. Y si la ves, pensarás que he puesto delante de ti una
meta que sabes que nunca podrás alcanzar. No entiendes que Yo sólo te pido que des
un paso de una vez, y que sólo te pido que subas los escalones CONMIGO, al
tomar Mi yugo sobre ti, y al aprender de Mí... porque soy manso y humilde de
corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Y así, damos un paso tras otro, y Dios se agrada. Pero no
debemos quedarnos atrás o entregarnos a los engaños que vienen por nuestro
camino de vez en cuando para que tomemos un atajo. Porque hay muchos que
aparentan ser buenos. Puedes tomar los dones del Espíritu libremente. Puedes
incluso desarrollar un ministerio para ti mismo, que pueda satisfacer tu
corazón durante un tiempo, y por el que puedas obtener una cierta satisfacción.
¡Y ciertamente necesitas sus dones!
Pero ora a Dios para que El te haga sentarte y aprender de
ministerios que te lleven a sus pies...
ministerios que te animen a tomar su yugo, y a seguir Sus caminos. Los dones y
ministerios no han de ser considerados en un sentido como finales... son solo
un medio para llegar a un fin.... y el propósito final del don y del ministerio
es llegar a conocerle, y unirnos en semejanza de espíritu con otros en la
Familia de Dios, que están buscando llegar a la “plenitud” de Él.... para que
juntos, podáis comprender, aferraros, recibir completamente.... al Cristo
viviente, en la expresión completa de Su Ser.
Y no desmayemos cuando a pesar de nuestros nobles esfuerzos
por subir mas alto, sintamos,... sepamos simplemente...., que estamos yendo mas
y mas hacia abajo. Porque al peregrinar por este camino, vamos a descubrir,
como los hombres y mujeres de todos los tiempos lo han descubierto,... que...
El camino HACIA ARRIBA es HACIA ABAJO
El camino ENCIMA, está DEBAJO...
El camino al ÉXITO, es a través del FRACASO...
El camino hacia la verdadera PROSPERIDAD, es a través de la
BANCARROTA espiritual...
El camino a las RIQUEZAS verdaderas es a través de la
POBREZA...
El camino a la VICTORIA, es a través de la DERROTA...
El camino a la VIDA, es a través de la MUERTE.
Y por tanto, para el pueblo del CAMINO HACIA ARRIBA, Dios ha
puesto delante de nosotros un patrón y un ejemplo muy claro a seguir:
“Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a qué aferrarse (O “no consideró
esa igualdad con Dios como algo a lo que aferrarse”), sino que se
despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres, y estando en la condición de
hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de
cruz, por lo cual, Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre” (Fil. 2:5-9).
Porque para el Hijo de Dios, el Capitán de nuestra
Salvación, el Autor y Consumador de nuestra fe... para Él, el llamado HACIA
ARRIBA, era un llamado que le llevó cada vez mas bajo, mas bajo, mas bajo ...
hasta la muerte de la Cruz.
Y así mismo tiene que ser contigo y conmigo. Dios nos libre
de toda la lucha que vemos hoy por sobresalir, luchando por lo mas alto, por la
exaltación, por la grandeza, por el tamaño, incluso entre muchos que profesan
conocer el mensaje de los “últimos tiempos”, y que profesan ser herederos del
“Reino”. No nos equivoquemos en cuanto a esto... el camino del HIJO, no lleva a
ninguno de éstos. Lleva a cada uno más y más bajo y aún mas bajo, para que en
el Espíritu de Cristo, podamos levantarnos mas alto, más alto y aún más alto.
La Familia de Jacob
En la familia de Jacob tenemos un tipo... quizás deberíamos
decir un prototipo... de la Familia de Dios; y esto es lo que queremos
considerar en este escrito.
Dios se ha declarado a Sí mismo el “Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob...”
En Abraham Dios llamó a un hombre a quien El disciplinaría,
probaría y examinaría, hasta hacer de él un patrón de la FE para todas las
generaciones por venir. Había de convertirse en “padre de todos los que creen”,
“el heredero del mundo”, aquel en cuya Semilla (recuerda que Dios dijo SEMILLA,
no semillas, porque la Semilla es Cristo (Gál. 3:16,29)... aquel en cuya
SEMILLA serían benditas todas las naciones del mundo.
En Isaac tenemos los primeros frutos.... el primogénito de
la familia de Abraham... la esperanza, la promesa, el más deseado de la gran
Familia de Dios que todavía tenía que nacer.
En Jacob tenemos la operación de los tratos de Dios en la
Familia de Dios: primero en Jacob mismo, y después en sus doce hijos. Y en todo
esto tenemos un cuadro claro y un patrón de cómo Dios trata con Su familia en
cuanto a la disciplina, la enseñanza, el castigo, la frustración, la
devastación, ...y como en todo y a través de todo, los dispone y los prepara
para un glorioso final más tarde.
Y esto, por supuesto, es para nuestra edificación y ánimo,
puesto que peregrinamos por el mismo camino que ellos, y experimentamos las
mismas frustraciones, anhelos, decepciones, gozos, y ánimos que ellos
experimentaron.
Al familiarizarnos con el Dios de Abraham, aprendemos
obediencia, fe, confianza, y aún en medio de todo ello, una cierta inquietud,
una cierta perplejidad, una cierta frustración. Abrazamos la promesa y
comenzamos a caminar por ella, pero la promesa tarda en cumplirse. Levantamos
nuestro altar, y conocemos la presencia de Dios, pero no por mucho tiempo.
Debemos seguir adelante, adelante hacia nuevos altares, nuevas áreas de entrega
y dedicación a Dios. Nuevos horizontes se abren delante de nosotros. Nuevas
frustraciones nos acosan. Mientras, buscamos algo más real, algo más
permanente, algo mas duradero... solo para descubrirnos al final como “extranjeros y peregrinos en
la tierra”. Nada nos satisface completamente, con lo hermoso y grandioso que
pueda ser. De vez en cuando surgirá el
sentimiento, “¿Por qué no podemos sentirnos satisfechos como Lot, encontrar un
llano de regadío en la tierra, y simplemente establecernos?” Algunos hombres
justos de Dios, como Lot, harán esto, pero nosotros no podemos. La Visión nos
sujeta firmes, la Visión de una “Ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios..”
Por supuesto, el Señor es fiel y después de soportar
pacientemente a Abraham, Dios cumple la promesa. Isaac viene, el verdadero hijo
de la promesa, y hay gozo y risa (lo que significa Isaac)... risa como sóo
Abraham y Sara pueden comprender y experimentar. No el gozo burlón ni la risa
de los artistas que van promocionando la risa del mundo en medio del pueblo de
Dios.... sino la risa de la verdadera ESPERANZA espiritual. Hay “gozo en la esperanza
de la gloria de Dios”. Hay gozo que nace de la tribulación y de la paciencia...
Un gozo que viene por la mañana, después de la noche del llanto. Hay todavía
mucha obra que hacer en las vidas de la Familia de Dios, pero la esperanza, la
Visión, sostendrán y fortalecerán mientras Dios completa la obra que Él ha
comenzado.
Y así llegamos a Jacob, en el cual Dios nos daría un patrón
de la obra transformadora de Su gracia en las vidas de Sus escogidos. En Jacob
Dios revela el proceso por el que El cambiaría el nombre de Sus escogidos;
porque cuando Dios “nombra” a Su pueblo, El los nombra de acuerdo con la
naturaleza que tienen, o la naturaleza que todavía ha de ser. Y el cambio del
nombre de Jacob significa el cambio de su naturaleza, de su forma de vida
completa, hasta que Jacob surja como ISRAEL, el Príncipe de Dios, Israel el
Vencedor.
Como Jacob, nosotros también nacemos amados de Dios. Incluso
antes de nacer, Dios dijo: “A Jacob amé...” En vano vamos a buscar en el
corazón de Dios intentando descubrir POR QUÉ El nos amó. En vano vamos a buscar
en nuestros propios corazones por si acaso encontráramos alguna razón de Su
amor motivada por algo que descubramos en nosotros mismos. Así que dejemos toda
esta búsqueda a un lado. Pero debemos saber, si vamos a superar las pruebas,
las frustraciones, las dificultades, las tentaciones de la vida... que en todo
esto y a través de todo esto, nuestro Padre Dios nos ama, y por NINGUNA RAZON
que Él haya tenido a bien revelar.
Y aún así, a pesar de este amor, y nuestra conciencia de
ello, no nos previene de luchar por conseguirlo, o de luchar por preservarlo. Y
como Jacob, vamos a descubrir que con cada esfuerzo que hagamos por obtener más
y más de la vida espiritual, más frustrados vamos a estar. Toma tiempo... y experiencia.
Pero tarde o temprano, hemos de
descubrir que para encontrar a Dios realmente, tenemos que rendir todo lo que
hemos adquirido. Quiero decir, dejar todas nuestras bendiciones espirituales,
todas nuestras capacidades, todos nuestros dones.
Porque Dios puede atraernos con dones y
bendiciones....porque estos dones y bendiciones proceden de El y nos indican a
ti y a mi algo de Su naturaleza, Su corazón... y son necesarios para el
crecimiento espiritual. Pero Dios quiere que sepamos que no es suficiente
meramente tener ciertas bendiciones Suyas y Sus dones residiendo en nosotros...
El quiere ocupar el trono de nuestro corazón completamente, solo y por Si
mismo.
Sin problema, por supuesto, ... siempre que podamos
aferrarnos a lo que tenemos hasta que podamos sustituirlo por algo mejor.
“Dios, dame mas de Ti mismo, y Te daré
mas de mí mismo...” Pero Dios no funciona de esa forma. Si Él lo hiciera así,
Él te estaría permitiendo tener el señorío que Él, el Dios celoso, demanda para
Sí mismo. Y así, Él insistirá en que nos entreguemos a Él, antes de que Él se
entregue a nosotros. “Dame todo, cada don natural, cada don espiritual... cada
posesión natural, cada posesión espiritual. Entonces Yo me entregaré a Mi
MISMO...” Porque Dios es un Dios celoso, y no compartirá su gloria con otro.
Puede que comparta sus bendiciones, mientras que nosotros recibimos consuelo y
satisfacción de otras fuentes. Pero Él no compartirá Su gloria, su presencia
permanente, su señorío, con nada ni con nadie.
Primero Betel
La experiencia de Betel es una experiencia maravillosa. La
palabra significa “Casa de Dios”... y la revelación de la Casa de Dios, la
Iglesia de Dios, la Familia de Dios, ha sido preciosa delante de nuestra vista.
La inmensa mayoría de la Familia de Dios ha acampado justo aquí y aparentemente
no desean nada más que la revelación de Su gloria en la Casa de Dios. Después
de todo, Jacob descubrió que Betel era “la puerta del cielo”. ¿Qué más podemos
desear?
¿Pero qué había alcanzado realmente Jacob? En realidad, lo
único que había allí era un montón de piedras. Lo que había tenido era una
revelación, y era buena. “La Casa de Dios”. “La Puerta del Cielo”. Ángeles de
Dios ascendiendo y descendiendo sobre el montón de piedras. Pero qué pocos de
entre nosotros hemos notado que DIOS MISMO estaba todavía muy lejos del alcance
de Jacob... ¡que Dios estaba en el extremo SUPERIOR de la escalera!
Todavía seguimos estando mucho en Betel, el lugar de la
revelación de los propósitos de Dios en Su pueblo. Pero somos todavía un montón
de piedras. Dios está trabajando en esas piedras, lo sé. Y Él seguirá
cincelando, y formando y moldeando conforme a Su voluntad, hasta que lleguemos
a ser “piedras vivientes”, edificados juntos para formar una “habitación de
Dios en el Espíritu”.
Las Declaraciones de
Dios
Hay muchas cosas que Dios ve respecto de Su Pueblo como
declaraciones positivas. Nosotros somos Su Iglesia. Nosotros somos Su Edificio.
Nosotros somos Su Templo. Somos Piedras Vivas. Y podríamos continuar. Pero que
Dios nos ayude a no caer en el engaño de pensar que Su declaración de lo que
somos es suficiente, y así, negarnos a nosotros mismos las obras y tratos de
Dios en nuestras vidas que en verdad NOS HARÁN SER lo que El DECLARA QUE SOMOS.
Cuando Dios se apareció a Abraham y anunció, “Y no se
llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he
puesto por padre de muchedumbre de gentes” (Gén. 17:5), Dios estaba declarando
Su propósito. Y al abrazar Abraham la Palabra de Dios, su fe crecería y sería
fortalecida para que la promesa pudiera ser cumplida. La declaración de Dios de
lo que él era, era cierta y segura porque Dios lo había declarado, pero no era
de hecho así todavía. La semilla prometida (Isaac) ni siquiera había nacido
aún, y el hecho real de Abraham convertido
en el padre de naciones, estaría aún a años, décadas, siglos de
distancia.
Inherente en el cambio del NOMBRE está la garantía y la
provisión por parte de Dios mismo, que nosotros anhelamos y abrazamos, para que
pueda convertirse en algo verdadero y real en nuestras vidas. El llama a Su
propio Nombre sobre nosotros. Él dice que somos santos; Él dice que somos como
Él es; Él dice que somos Sus hermanos; Él dice que somos justos; Él dice que
somos carne de su carne y hueso de su hueso; Él dice que somos uno con Él. Al
abrazar esto, Él NOS HARÁ SER lo que Él ahora DECLARA QUE SOMOS.
Primero Betel....
Luego Peniel
Este es el orden: Betel, la Casa de Dios; y después Peniel,
¡el Rostro de Dios!
Había llegado el momento de que Dios quitara del luchador y
codicioso Jacob, todo lo que tenía. Y así, a su vuelta de Harán hacia la tierra
de la promesa, Dios le estaba preparando para esa confrontación consigo Mismo
que le convertiría en un VENCEDOR. Jacob se encuentra a sí mismo solo, solo
bajo las estrellas en Jaboc. El estaba enfrentándose a lo que el pensaba que
era un Esaú vengativo, y en el temor, se entregó y renunció a todo lo que
tenía. Y ahora, junto a los vados de Jaboc, Dios le confronta cara a cara. La
lucha duró toda la noche, porque aunque anhelemos a Dios, y oremos seriamente
que Él llegue a poseernos completamente,... cuando Él busca eso precisamente,
Él lo tiene difícil para prevalecer sobre nosotros.
¿Cómo puede el hombre mortal hacerle difícil a Dios el
someterle? Simplemente porque el hombre moral fue hecho a imagen de Dios... y
los tratos de Dios con el hombre (especialmente con sus escogidos), están
mezclados con grandes preocupaciones de que la imagen que el hombre ha perdido,
pueda ser encontrada otra vez. Los hijos de Dios son engendrados, y no
meramente creados como bestias del campo.Son engendrados a imagen y semejanza
del Padre. Por tanto, Él desea una relación Padre-Hijo, obediencia, sumisión,
amistad, comunión. Él tiene diez mil veces diez otras criaturas que no llevan
Su naturaleza y semejanza; y hacen sea lo que sea que Dios diga. Pero a Sus
hijos Él los ha escogido entre los hijos de los hombres, y Dios puede
reproducir en ellos Su propia naturaleza: al tratar con ellos como hijos, con
disciplina y castigo. Su mano puede ser gravosa a veces, pero entonces Él se
detiene a Sí Mismo...para que sus disciplinados puedan voluntariamente y de
buena gana acercarse a Él.
Pero al romper el día, el ángel de Dios toca a Jacob con el
toque que todos anhelamos, aunque resistiendo a la vez y con todas nuestras
fuerzas, Su intento mismo de alcanzarnos.
Tenemos que continuar pidiendo al Señor que nos traiga a
nuestro Jaboc. El Dr. Strong dice que la palabra “Jaboc” es una palabra que
significa “derramar” o “vaciar”. A menudo oramos “Señor, llénanos...”
Y es cierto que Dios puede darnos muchas cosas, muchas
bendiciones, con cualquier grado de consagración que estemos dispuestos a dar.
Pero si deseamos verdaderamente la “Plenitud de Él”, hay un solo camino, un
derramamiento completo y un vaciado de nosotros mismos en el río Jaboc. Es sólo
al darle todo de nosotros, que podemos recibir todo de Él. Él no se rendirá con
nosotros, porque seamos lentos en ceder. Él seguirá la confrontación si
nuestros corazones van verdaderamente en pos de Él, hasta que Él tenga éxito en
darnos el toque final... el toque que paraliza, el toque que nos deja cojos,
para nunca más caminar igual. Jacob había recibido un “nuevo nombre”
consistente con la nueva naturaleza y la nueva vida que había de vivir desde
ese día en adelante. Ya no mas “Jacob el suplantador”, sino “Israel, el
príncipe de Dios”.
Pero Jacob no salió de esa experiencia declarándose el
poderoso hombre de Dios. Cuando escuches a hombres afirmando tener ese título,
o aceptándolo, puedes saber inmediatamente que nunca han visto el Rostro de
Dios en Peniel. Después de esa clase de experiencia, los Israeles de Dios cojearán por los caminos de Dios, siempre
vacilando sobre su muslo. Pablo dijo, “Que nadie me moleste, porque yo llevo en
mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”. Puede haber mucha jactancia en Betel, la
Casa de Dios, pero no habrá ninguna en Peniel, cuando uno mira el Rostro de
Dios. Después de la experiencia gloriosa de Jacob en Peniel, escuchamos a Jacob
testificando ante el faraón, “Pocos y malos han sido los días de los años de mi
vida...” (Gén.47:9).
El testimonio positivo, el testimonio de los vencedores de
Dios, es éste: que en mí no mora el bien... que Su fortaleza se perfecciona en
mi debilidad. Que en y a través de cada experiencia devastadora que hemos
conocido en la vida, Dios ha sido fiel en dar Gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, y el manto de alegría en lugar del espíritu
angustiado.
¡Dios de Jacob!
¡Dios de Abraham! Podemos entenderlo, porque Abraham fue un hombre
de fe que caminó en obediencia delante del Señor.
¡Dios de Isaac! Podemos entender eso, porque el Temor de
Dios estaba sobre él, y él también caminó con Dios, con unas pocas
desviaciones.
Pero, ¿Dios de Jacob? ¡Qué ánimo para ti y para mí, que hemos
conocido mucha perplejidad y desánimo, y sin embargo hemos descubierto que en
todo esto y a través de todo esto, Dios estaba obrando en nuestros corazones
grandes anhelos y deseos de Él, y solo para Él! Y pensar que Él pone su propio
Nombre sobre nosotros: “Israel, Príncipe de Dios,... tienes Poder con Dios y
con los Hombres...”
Es un Nombre que llevamos en nuestro reproche. No sentimos
que el Nombre es apropiado... pero tenemos que tomarlo. Nuestra esperanza no
puede estar en ninguna otra cosa, sino en que aceptemos Su Nombre sobre
nuestras vidas. Al hacer eso, estamos de hecho invitándole a tener rienda
suelta en nuestras vidas, y a obrar Su naturaleza y carácter en nuestro ser. Su
Nombre Él pone sobre nuestras frentes para que podamos tener Su corazón, Su mente, Sus
pensamientos... y para que podamos caminar en Sus caminos. El Dios del gran
poder y fuerza se digna poner Su Nombre sobre los hijos de los hombres. Pero
¿qué clase de condescendencia es ésta, que Él tomaría NUESTRO NOMBRE, y se lo
aplicaría a Sí Mismo? Escucha esto:
“Esta es la generación de los que Le buscan, que buscan tu
rostro, Oh Jacob...” (Salmos 24:6). ¡Dios toma el nombra de Jacob para Sí
Mismo! Porque toma nuestra naturaleza, nuestra enfermedad, nuestros problemas,
para que podamos tomar Su Nombre, Su naturaleza, Su fortaleza, y Su vida. El se
convierte en nuestro “Jacob”... para que nosotros podamos convertirnos en Su
“Israel”.
Una Familia De Muchos
Hermanos
Estamos hablando de la familia de Dios. Dios tiene una
familia. El tiene un Hijo Amado, uno solo engendrado. Hay Uno solo que es en
éste sentido el único y especial Hijo de Dios. Pero Dios no estará contento
hasta que Él tenga una Familia semejante a Él. No porque no esté satisfecho con
su Único Hijo... sino porque el Único engendrado del Padre es tan precioso para
Él, y deleita Su corazón de tal manera, ... que Él quiere tener mas como El.
Nos desanimamos a veces cuando vemos las muchas faltas y
fracasos en la familia de Dios: los resentimientos, el orgullo, los celos, el
odio, la vanidad, las divisiones, los esfuerzos por preeminencia. Después
leemos los requisitos de Dios para nosotros, que andemos en unidad, y en amor,
y en verdad, y en paz. Y, ¡Oh la frustración que se asienta cuando los hombres
tratan de producir esto en la Familia de Dios! Por supuesto, tenemos que
rebajar la Visión de Dios a nuestro plano humano para poder hacerlo
funcionar. No insistimos en que la
Familia de Dios camine en total armonía y unión con el Hijo de Dios y los unos
con los otros. Obviamente eso es imposible. Así que simplemente animamos a la
gente a amarse unos a otros, a ser amables, perdonadores, a olvidar las
diferencias... para tratar de llevarnos bien como la feliz Familia de Dios. Los
varios esquemas que hemos mencionado entran en escena... enseñanzas de
“sumisión” a la autoridad del liderazgo, y semejantes; y con todos estos
métodos esperamos aliviar la tensión que vemos cuando el hermano trata de
coexistir con el hermano en el Cuerpo de Cristo.
Todo bien intencionado, por supuesto, y durante un tiempo incluso
parece que funciona. Pero ciertamente hemos tenido suficiente experiencia en la
vida de la Iglesia por ahora, para saber que tarde o temprano va a haber una
molestia,... otra división... otro choque... y nuevas congregaciones surgirán
de las cenizas de lo viejo. Después habrá un cierto sentir de satisfacción en
el pensamiento de que los conflictivos se han marchado.... ahora podemos
comenzar a edificar de nuevo. O los “conflictivos” que se han marchado
comienzan a tener el sentir....”vamos a seguir adelante con Dios, no importa lo
que otros hagan...” y hay una nueva congregación de los que se marchan.
Todo esto ha sido muy frustrante de ver; especialmente ante
los ojos de aquellos que saben simplemente que tienen el orden para la Iglesia
del Nuevo Testamento. ¡Simplemente
saben que si los cristianos arrancaran todos estos viejos sistemas y se unieran
a ellos, crecerían en la gracia, hasta la estatura de Cristo!
“No tenemos ningún problema en nuestra congregación” Lo he
oído decir... “Tenemos el orden del Nuevo Testamento y el liderazgo. Nuestros
ministerios trabajan juntos en armonía. La gente esta aprendiendo a obedecer a
los líderes, y al hacer esto hay paz”. O palabras a ese efecto.
Sin mencionar, por supuesto, que si uno o más del liderazgo
completo, está en desacuerdo, son expulsados de la comunión por
insubordinación.
Y sin mencionar que si la gente se marcha de vez en cuando,
es porque son rebeldes...o (y esto es citado frecuentemente), “se fueron de
nosotros porque no eran de nosotros... porque si hubieran sido de nosotros,
habrían permanecido con nosotros...”
Un Señal de que la
liberación está Cerca
Pero personalmente, en y a través de toda la lucha, la división y las separaciones que veo
suceder en las iglesias y congregaciones de distinta índole, encuentro una causa real para tener ánimo y
esperanza. Yo sólo sé que Dios tiene un plan, ...un plan que es mucho mayor que
cualquiera de nuestros planes. Sé que Dios está obrando en la tierra para
producir una auténtica reconciliación en la Familia de Dios; y para llevarla a
la paz, unidad y armonía que Dios persigue.
Y creo que el plan de Dios incluso está siendo revelado y está obrándose
ahora; y la lucha, perplejidad y trastornos que vemos a nuestro alrededor,
incluso entre los hijos de Dios mas consagrados y dedicados, es un indicativo
de que el Día de la Liberación para el pueblo de Dios está muy cercano. ¿Por
qué digo esto?
Nunca había estado la nación de Israel más cerca del día de
su liberación de la esclavitud egipcia que el día en que Aarón y Moisés se
presentaron ante Faraón y le dijeron, “Deja ir a mi pueblo...” Y sin embargo,
la esclavitud, la lucha y el conflicto en el pueblo de Dios nunca habían sido
mayores que en esa misma hora. Aún más, incluso empeoró en lugar de mejorar,...
¡Hasta la misma noche en que los hijos de Israel salieron de Egipto!
Los doce discípulos nunca habían experimentado una
frustración, división y tensión mayores que en el día y la hora en que Jesús
moría en la Cruz. Y el pequeño rebaño a quien Dios había prometido el Reino,
fue esparcido muy lejos en aquel terrible día. Y sin embargo, era en esa misma
hora en que el Señor, por Su muerte y por Su resurrección, los reuniría en la
unidad y armonía de Su Espíritu.
¡SU HORA DE DESOLACION NO FUE OTRA COSA QUE LOS DOLORES DE
PARTO DE UN NUEVO ORDEN!
Creo que es así hoy. Se habla mucho de la unidad, de
reunirnos, del ecumenismo....tanto ahí fuera, en la iglesia de la apostasía, o
entre el genuino pueblo de Dios. Y cuanto más vemos y oímos de ello, mas lucha
y conflicto tenemos que ver, ¡PERO SON LOS DOLORES DE PARTO DEL NUEVO ORDEN DE
DIOS!
El está todo el tiempo pasando por su criba, tamizando,
pasando de nuevo por su criba, los corazones de los hombres. Dios no esta en
absoluto interesado en reunir o en juntar a un pueblo carnal, un pueblo lleno
de sus propios caminos, un pueblo de amargura, contención y disensión. Cuando los hombres en la Iglesia piensan que
pueden barrer todo esto debajo de la alfombra en nombre del “amor” o en nombre
de la “sumisión” a la autoridad, o en nombre de mantener “el orden
neotestamentario en la Iglesia”, Dios interviene rápidamente, con ojos como
llama de fuego, para devastar y confundir las maquinaciones del corazón carnal.
La Feliz Familia de
Jacob en Canaán
Jacob, motivado por Dios para regresar a casa después de
pasar unos 20 años o mas en Harán con su tío Labán, vuelve con la bendición de
Dios y se establece en la tierra de Canaán, la tierra de sus padres, la tierra
que Dios había prometido darles por herencia. Por supuesto, continuaron en esta
tierra como “peregrinos y extranjeros” porque el día de poseer en verdad su
herencia no había aún llegado.
Dios había sido fiel al Jacob luchador y aprovechado a lo
largo de todos los años de su exilio; pero ahora está en casa con su familia,
su familia muy feliz, y habitando juntos en armonía y bendición, como los herederos de la bendición que Dios había
prometido a su padre Abrahám.
Pero eran todavía las piedras que Jacob vio en Betel muchos
años antes. La Familia de Dios, si, pero no realmente edificados juntos como el
verdadero Betel, la Casa de Dios.
Que los ministros de Dios no continúen en sus vanas
pretensiones por más tiempo. No tenemos la unidad del Espíritu ni el vínculo de
la paz solo por reunirnos bajo un techo,
cantar las mismas hermosas canciones de Sión, y levantar nuestras manos
en alabanza y adoración. Puede que todo ello parezca muy bonito ante el que no
discierne. Incluso ocasionalmente puede que escuches comentarios como éste,
cuando hay una mezcla de varias congregaciones e iglesias: “¿No es maravilloso
como Dios está juntando al Cuerpo de Cristo...? Mira esta congregación... y
todas las iglesias distintas que están aquí representadas....”
Tarde o temprano, descubrirán que hay otro trastorno, otra
prueba, otra dispersión, y entonces se asentará una gran desilusión. “¿Cuánto
tiempo, Oh Señor?”, preguntamos, “¿Tenemos que ver estas cosas?”
Que Dios quite el velo de nuestros ojos para que podamos
ver; que no fue una “división” lo que sucedió cuando de repente el pueblo de
Dios fue dispersado. De hecho, la “división” estaba ahí mucho antes de que la
gente se reuniera en una congregación. Solo tomó unos cuantos meses o años para
que la división fuera desvelada.
Un Corazón Dividido
De nuevo, hemos de decir que Dios no está en absoluto
interesado en que Su pueblo trate de mantener una apariencia de “unidad”... si sus corazones están
divididos. El no está en absoluto interesado en juntar carne con carne, carnalidad
con carnalidad... y después, LLAMAR AL RESULTADO LA UNIDAD DEL ESPIRITU. La
“unidad del Espíritu” significa exactamente que somos UNO CON EL ESPIRITU DE DIOS.
Hemos venido a Su señorío. Él manda. Él dicta la orden, y la adoración, y la
alabanza del pueblo de Dios. Él da la dirección en la que hemos de ir al
reunirnos en Su Nombre. Los miembros del Cuerpo de Cristo se reúnen habiendo
buscado a Dios en serio... para que no puedan dejar de contribuir su porción
para la edificación de todos: sea una Palabra, una Canción, una expresión, o sea estar sentado en silencio y orar por
el mover en unión con aquellos que Dios está usando.
Podríamos continuar mucho con esto.... y todos sabemos muy
bien que este tipo de reunión es casi desconocida en las asambleas del pueblo
de Dios. No estamos hablando de la “unidad de la fe”, que está aún más lejos en
el camino, hablamos de la “unidad del Espíritu”, que está al alcance del pueblo
de Dios, no importa cual sea nuestro entendimiento presente de la verdad, y de
los misterios de Dios. Lo único que necesitamos para mantener la “unidad del
Espíritu” es un pueblo que, no importa cual sea su conocimiento presente de la
verdad, esté comprometido, entregado, vendido a Dios, y esté buscándole con
todo su corazón. Su corazón está unido a Él, y por tanto, unos a otros. Y se
nos exhorta a mantener esta clase de unidad al guiarnos Dios hacia delante...
hasta “la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios”.
Apartemos la noción de que podemos guardar la unidad del
Espíritu solo porque tenemos sus dones y bendiciones... si los corazones del
pueblo de Dios están puestos en sus propios caminos, con corazones divididos
entre Dios y ellos mismos... un poquito para Dios, y el resto me ocupo yo
personalmente. Un corazón para la religión, y un corazón para el mundo. Un corazón
para la adoración de Dios en Espíritu y en Verdad, y un corazón para los ídolos
del corazón..., esas cosas que debo tener, tanto si Dios esta en contra o a
favor de ello. Un corazón para las hermosas canciones de Sión, y un corazón
para el jazz y los címbalos metálicos del Rock-and-Roll... o quizás una mezcla
de ambos, usando las palabras de Sión y las letras de Satanás.
Un corazón dividido significa una vida dividida. Y muchos
corazones divididos reunidos bajo un mismo techo para adorar a Dios... significa
una congregación dividida. Puede no aparentarlo así en este momento. Puedes
cantar todos los coros sobre el Cuerpo de Cristo y la feliz Familia de Dios.
Pero tarde o temprano, será manifiesto como lo que es: un grupo de gente con
corazones divididos, intereses divididos, esperanzas divididas, deseos
divididos,... Y entonces, un día, cuando algo drástico suceda y el rebaño sea
dispersado, buscamos y culpamos a este anciano, o a este diácono, o a ese
pastor, o vamos por ahí buscando un nuevo liderazgo, un nuevo pastor... y
comenzamos de nuevo con los mismos procedimientos.
De hecho, la “división” estaba ahí desde el comienzo, pero
estaba escondida bajo una capa, completamente cubierta... hasta que Él, con
ojos de llama de fuego, los mira y todo se disipa como humo por causa de su
fuego consumidor, penetrante, profundo.
Pero Dios tiene una solución gloriosa y maravillosa a todo
el problema; lo vemos hermosamente
ilustrado en la Familia de Jacob.
El descubrimiento del
Corazón Humano
Jacob y su familia estaban viviendo juntos en Canaán como
una familia grande y feliz. Pero como el montón de piedras sobre el que Jacob
había recostado su cabeza muchos años antes, aún no eran “piedras vivas”,
formadas y encajadas, como la Casa de Dios. Pero esto es lo que Dios tenía en
mente, y Dios aún lo había de hacer.
Este es el día de la revelación de Cristo, y de la unión del
Cuerpo de Cristo; es también el día de la REVELACIÓN DEL CORAZÓN HUMANO, y la
manifestación de las cosas escondidas de la oscuridad que yacen encubiertas en
los corazones del pueblo de Dios.
¿Qué es lo que hace desvelar el odio inherente y la
disensión que yacen escondidas en los corazones de los hijos de Jacob? Nada
menos que el amor especial de Jacob por José. Por supuesto, no parece justo que
Jacob prefiera a un hijo por encima de otro. Pero queremos enfatizar a través de este episodio completo, los
tratos de Dios con su familia.
Jesús dijo, “El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre
le amará, y vendremos a él y haremos morada con él” (Juan 14:23). ¿No ama Dios
a todo el mundo? Si, pero hay un amor especial que fluye hacia aquel que Le
ama,... por la simple razón de que “un abismo llama a otro a la voz de tus
cascadas”. Su amor por nosotros atraerá desde nuestros corazones a nuestro amor
por El. Y si respondemos a Su amor, y nos permitimos AMARLE,... entonces habrá
aún una mayor respuesta de Su corazón. Nuestro amor por Él libera el fluir. Y
el mutuo amor entre el Padre y Sus hijos
crecerá, crecerá y crecerá.... hasta que AMEN, así como El ama.
Pero descansa seguro, cuando este tipo de relación se
desarrolla entre ti y tu Señor, va a surgir una gran oposición a
ello por parte de aquellos que no Le aman. La razón es porque el Amor y la luz
son inseparables, y la luz no puede coexistir con la oscuridad. Por tanto, “los
hombres amaron mas las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”. El
amor lleva a la luz, y la luz expone el mal que está ahí. El arrepentimiento
limpia el mal, pero si no hay arrepentimiento, entonces hay una gran oposición.
¿Por qué Madame Guyon, de quién leemos sus obras, fue
perseguida tanto? No podemos encontrar otra razón nada más que el hecho de que
ella amaba a Dios con un amor intenso... tan intenso que exponía la oscuridad y
el mal en los corazones de los hombres. ¿Por qué fueron Lutero y los
reformadores perseguidos, cazados y acosados, y muchos de ellos torturados y
quemados en la hoguera? Realmente, por ninguna otra razón que el hecho de que
amaban a Dios con todo su corazón... le amaban mas que lo establecido... más
que su Betel, la Casa de Dios, que se había vuelto corrompida y apóstata. ¿Por
qué mató Caín a Abel? Porque “sus obras eran malas y las de su hermano justas”.
Y ¿Por qué los líderes religiosos del día mataron a Jesús, que era la expresión
plena de Dios en la tierra, y quien manifestó la plenitud del amor, la
misericordia y la verdad? Simplemente porque los corazones de los hombres
estaban llenos de odio e iniquidad, y el amor de Dios que fue revelado en Jesús
los expuso... y en su orgullo de corazón rehusaron venir a la Luz para sanidad
y limpieza.
José, muy inocentemente, pero amante de la verdad, le diría
a su padre de las obras malas de sus hermanos. Esto los enojaba. Pero además,
sabemos que Jacob mostraba un amor especial por José, y esto les hacía
odiarle mas.
No sólo Jacob favorecía a José. Dios también. Dios le daba
sueños, sueños que tenían un gran significado espiritual, y que servían para
agravar el problema aún más. José tenía sueños de preeminencia y de señorío.
Dios se los daba, así que no podemos acusar a José de orgullo o intolerancia.
Contaba sus sueños infantilmente. Y esto sólo provocaba más problemas a José.
Dios sabía que iba a ser así. Pero Dios ordenó un horno de aflicción para José,
y Dios sabía como manejar la situación.
“Y le odiaron mas por sus sueños, y por sus palabras” (Gén.
37:8)
Los que habéis conocido el favor especial de Dios y Su
gracia sobre vuestras vidas, aprended a templar esto con el descubrimiento de
que la gracia y el favor que Él os muestra ahora, es ordenado por Dios como un
cojín para amortiguar el golpe y para hacer que la devastación sea soportable
en el horno de aflicción que hay ante vosotros.
Al haceros conscientes de esto, puede que Dios provea la
gracia para humillaros a vosotros mismos ante El, y buscarle más en serio para
encontrar su gracia en esta hora en que sentís que le necesitáis menos. Porque
necesitáis Su gracia abundantemente, si encontráis que vuestro corazón y mente
acarician pensamientos del poder del Reino, y de la autoridad y gobierno en el
Reino de Dios que está a punto de ser revelado.
Ahora bien, ¿Qué estaba haciendo Dios en la familia de
Jacob? Estaba comenzando a exponer el mal de sus corazones, y al mostrar amor y
favor hacia José, estaba simplemente manifestando el mal que ya estaba ahí en
los otros hermanos. Mientras tanto, eran la feliz familia de Jacob, viviendo en
la hermosa tierra de Canaán. Pero tenían corazones divididos. Tarde o temprano
habría una confrontación. Y vendría a través de José, el amado, que estaba en
misión de bondad y favor hacia sus hermanos, para ver como les iba.
“Aquí viene el soñador”, dijeron, “Venid y matémosle, y
veremos lo que queda de sus sueños”.
Pero Dios estaba trabajando en sus vidas, y soberanamente
ejerciendo control en todo este asunto... y no podían matar a José.
Tenemos que saber en todos nuestros tratos con los hombres
de este mundo y en todas nuestras experiencias en la vida, que Dios está detrás
de la escena obrando todas las cosas para bien ”a los que aman a Dios”... y
todo para Su gloria. Pero muera el pensamiento de que Dios causa el mal....que
Dios pone ese odio y rebelión en los corazones de los hijos de Jacob, para
poder desterrar a José a Egipto. Dios ha puesto una valla alrededor de su
pueblo, y frustra las maquinaciones del maligno a favor nuestro, y si Él ve
adecuado bajar la valla aquí y allí , como el caso de Job, es porque en su gran
amor y sabiduría Él va a frustrar las maquinaciones del maligno, y a sacar una
gran gloria de todo eso.
Y todos los hermanos se involucraron en el complot, pero
algunos de ellos tuvieron un mayor grado de culpa que los otros. Tenemos que
decir a favor de Rubén, que él había planeado rescatar a José de la cisterna, y
devolverlo a su padre. Pero cuando los otros muchachos vieron a la caravana de
mercaderes camino de Egipto, se dieron cuenta de que quizás podrían obtener un
poco de ganancia en el asunto, y le sacaron de la cisterna y le vendieron a los
Ismaelitas por veinte piezas de plata.
Cuando abunda la iniquidad, no hay fin a la expresión del
mal que yace inherente en el corazón humano. Primero, la mala conversación...
después los celos,.. después el odio... después la conspiración para matar...
después la avaricia,.... después la mentira y el engaño... Todo esto estaba en
sus corazones, aunque aparentaban vivir en armonía, en bendición comunal, como
una gran familia feliz, en la hermosa tierra de Canaán.
Esta era la experiencia de los hijos de Jacob. Y cuando su
padre examinó la túnica de José que los hermanos le habían quitado y mojado en
la sangre de una cabra... Jacob se queda completamente devastado. “La túnica de
mi hijo es; alguna mala bestia le devoró. Descenderé enlutado a mi hijo hasta
el Seol...” (Génesis 37:33,35).
¿Pero qué es lo que Dios estaba haciendo todo este tiempo?
Dios estaba preparando a un hombre para el día y la hora en que ÉL
RECONCILIARÍA A LA FAMILIA DE DIOS, los unos con los otros, con Jacob, con
José, con Dios mismo.
Si el pueblo de Dios pudiera saber esto y entender que el
mal que se planea contra nosotros no puede dañarnos en absoluto si estamos
caminando en los caminos de Dios y haciendo su voluntad, que distinta sería
nuestra relación con Dios en esa hora.
Si es que esto sucede, y cuando suceda, Dios nos ayude en
ese momento a saber que Él está preparándonos para el día y la hora en que
regresemos a nuestros hermanos, y les traigamos liberación. Porque si recibimos
todo esto como de parte de Dios, entonces nosotros, que hemos sido rechazados,
seremos liberados en océanos de libertad, mientras que los que son libres para
ir por su propio camino, estarán tejiendo
para ellos mismos la red de un terrible cautiverio.
Por supuesto que cuando estas cosas suceden, seguramente no
habrá mucho deseo en nuestros corazones de ayudar a nuestros perseguidores.
Incluso pueden surgir pensamientos de venganza y represalia. Pero tenemos que
ser rápidos en discernir el mal de nuestros corazones en ese día, no sea que el
enemigo tenga éxito en frustrar el bien que Dios ha diseñado en nuestras vidas
por causa del horno de aflicción. Puede ser difícil discernir esto,
especialmente si ves a Satanás avivando las ascuas en el fuego. Pero tenemos
que aprender que Satanás no conoce todas las cosas. Es bastante obvio al leer
las Escrituras que Satanás rara vez sabe lo que hace cuando aflige al hijo de
Dios... ¡Simplemente no puede entender el misterio de la Cruz!
José quizás tuviera muy poco amor por sus hermanos al clamar
y rogarles misericordia. Esperar el día y la hora en que él podría regresar a
ellos y mostrarles misericordia y perdón...probablemente era el pensamiento mas
lejano de su mente. Pero estaba en los pensamientos de Dios. Y cuando Dios
acabara su obra con José, podría perdonar, mostrar misericordia y liberar a
toda la Familia de Dios. Pero para cumplir este papel, debía estar preparado a
través de la dificultad, la amargura, la incomprensión y la cruel esclavitud.
Sé que hay un derramamiento del amor de Dios en nuestros
corazones por el Espíritu Santo dentro de nosotros; y podemos experimentar esto
intermitentemente, al conocer etapas de bendición en nuestras vidas. Pero el
plan de Dios va mucho mas profundo que esto, e incluye el mismo cambio de
naturaleza y carácter interior, hasta que el AMOR sea una parte inherente de
nuestro ser y que lleguemos a “AMAR” como El amó, y a “mostrar misericordia”
así como El mostró misericordia.
La Visión Se Retrasa
¿Cuál es nuestra responsabilidad cuando la Visión se
retrasa? ¿Culpar al diablo por su oposición a nosotros? ¿Culparnos a nosotros
mismos por nuestra falta de iniciativa y agresividad? El profeta Habacuc nos da
la respuesta, la respuesta que Dios le dio a el en su hora de aflicción.
“AUNQUE TARDARE, ESPÉRALO...” (Hab. 2:3).
Parece un consuelo inútil en la hora de aflicción, pero ésta
es la respuesta de Dios. El retraso de la Visión sólo añade a la severidad de
la aflicción. Dios sabe esto; pero también sabe que el retraso de la Visión añadirá a la formación del
carácter del hombre que tiene la Visión, si tan solo éste está dispuesto a
ESPERAR A QUE LA VISIÓN SE CUMPLA.
Tomar la Visión en tus propias manos y hacerla funcionar,
solo añadirá problemas. Así, los escogidos de Dios, los Josés de Dios, están
paralíticos en el asunto. Tan paralíticos que no pueden tomar las cosas en sus
propias manos aunque lo intentaran. Es una clase de situación paralizada en la
que ellos mismos muy inocentemente cooperaron, así que no pueden culpar a nadie
sino a ellos mismos. Al principio oraban muy en serio, diciendo: “Señor, quiero
ir por tu camino, todo el camino.... Estorba cualquier plan o maquinación de mí
mismo que impida el cumplimiento completo de tu propósito en mi vida. No me
dejes encontrar satisfacción real...no dejes que mi ministerio experimente
ningún crecimiento, a menos que, Señor, Tú sepas que puedo permanecer fiel en
ello, y tener la fuerza para vencer las tentaciones que vienen siempre al que
es usado por Dios. Libérame para
cumplir tus obras en la tierra, pero no me liberes hasta que hayas conseguido
esa obra necesaria en mi propia vida...”
Al orar de esta forma en el tiempo de paz y seguridad, sin
ningún tipo de presión de circunstancias... Dios será fiel en la hora en que la
presión se libere sobre su pueblo, cerrando su oído y rehusando escuchar sus
ruegos cuando Le clamen: ¡Señor, sácame de esto... Sé que oré que tuvieras el
control de todas las cosas y pacté contigo ir por tu camino todo el camino
hasta el final... y te lo dije de verdad... pero Señor, no pensé que llegaría a
esto... ¡Sácame de aquí! Pero Dios no escucha. Él escucha la oración de la
verdadera dedicación y entrega que has tenido en el tiempo de seguridad y paz.
Ahora que Su mano de prueba y aflicción es pesada sobre ti, Él cierra su oído
para no oír el clamor por liberación de tu compromiso.
¡Oh si! El sabe muy bien lo que estas diciendo. Pero si realmente
fuiste sincero al decir lo que dijiste en aquellos días en que te entregaste a
Él por completo—Él no dejará que la presión extrema del momento Le haga cambiar
de opinión respecto de ti. Te ama demasiado para eso.
Y así José está en su prisión. No puede regresar a casa,
aunque quisiera, y arrepentirse de sus sueños.
Dios nos ayude a saber que las prisiones que Él ordena para
nuestra disciplina son ordenadas por Él, para que pueda traer liberación a
otros que están en la prisión de su pecado e iniquidad. Dios nos ayude a
entender que el odio que se levanta contra nosotros, Él quiere usarlo para
producir amor y misericordia hacia ellos. Dios nos ayude a entender que los
malentendidos a los que estamos sujetos son ordenados por el Señor para que en
el día de nuestra liberación podamos entender a los que no nos conocieron y
mostrarles misericordia, y que en ese día estarán sujetos a malentendidos,
tormentos y aflicciones demasiado gravosos para soportarlos ellos mismos.
Los pies de José los ataron con grillos. Y peor que eso aún,
su persona, su alma fue puesta en cadenas.
“Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su
persona” (Salmos 105:18).
Esta es una traducción más literal. Una cosa es el
sufrimiento corporal, que puede ser muy severo. Pero la esclavitud del alma
puede a veces ser mucho más severa.
Y así, la Visión se retrasa. Pasa un año... dos años...
cinco años... diez años.
Pero Dios estaba con José y le había hecho prosperar. Hay
una Escritura que dice “Deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que
tengas salud, así como prospera tu alma”. ¡Qué perversión han hecho los hombres
de ella! Ahora bien, no mires en el diccionario de Webster para obtener el
significado de la Palabra “prosperar”-lo mejor es que vayas a la Biblia o te encontrarás
en medio de muchos problemas.
José prosperó en una cárcel... porque estaba en la voluntad
de Dios, estaba siendo disciplinado por el Señor, y Dios le dio favor con el
capitán de la guardia. El descubrió que José era un ESCLAVO obediente y de confianza,
y Dios honró a José por su obediencia a su señor. Pablo tuvo un viaje muy “próspero” a Roma. Yo creo
que lo tuvo. Había orado por ello, y creo que Dios se lo concedió. Fue allí en
la voluntad de Dios. Naufragado, por supuesto, y quizás, habiendo tenido que
flotar hasta una isla sobre los restos del naufragio. Y sin embargo, en todo y
a través de todo ello, fue un viaje próspero porque Dios estaba con él, como
Dios confirmó la Palabra a los prisioneros del barco, a los marineros, al
capitán de los soldados. Y cuando ellos llegaron a la isla, Pablo vio la mano
de Dios obrando sanidades a los enfermos y confirmando la Palabra con las
señales que seguían.
Prisioneros Del Señor
¿Qué queremos decir con “prisioneros” en este día y hora en
que hay paz en la tierra y podemos hacer lo que nos agrade, vivir como queramos
y disfrutar de la grosura de la tierra?
No estamos hablando tanto sobre el primer grado del
encarcelamiento de José... su prisión natural... sino del segundo grado... “en
cárcel fue puesta su persona”.
Queremos decir que cuando tomamos Su Nombre sobre nosotros y
nos dedicamos nosotros mismos a hacer Su voluntad,... esa libertad para hacer
lo que deseamos, para vivir como nos agrade, para entrar en el ministerio para
el Señor, o para dedicarnos a nuestros trabajos, para viajar como queramos, o
para permanecer en casa como queramos, .... Ya no son por más tiempo opciones
abiertas a nosotros. Para los escogidos de Dios la constricción es al principio
muy gravosa. Porque “servir al Señor” ha tomado una connotación ministerial, y
en realidad, el concepto de muchos es que no estás “sirviendo al Señor” a menos que estés matándote por Dios. El
mundo es tu parroquia. Las ondas son el medio por el que envías el mensaje del
Evangelio a las cuatro esquinas de la tierra. Los campos están listos para la
siega, y te consideras a ti mismo el señor de la cosecha.
Sabemos que Dios utiliza muchos métodos para enviar la
Verdad, y no estamos criticando ninguno de estos métodos si Dios los ha
ordenado. Pero antes de poder ser la clase de “siervos” que Dios quiere que
seamos, Él quiere que sepamos que primero de todo somos “hijos” en la Familia
del Padre; y como tales, no somos libres para hacer como consideremos que es lo
adecuado, sólo por ser “hijos del Rey”. Este parece ser el concepto general.
Más bien, los “hijos del Rey” deben estar sujetos a una medida y a una clase de disciplina mucho mayores
que los ciudadanos de a pie de la tierra. Su entrenamiento es mucho más
especializado, y la disciplina a la que tienen que someterse es mucho más
rigurosa que la que implica la educación de niños normales. Están destinados a
gobernar y reinar... y si no aprenden la disciplina especial, la privación, la
paciencia, la obediencia, Dios sabe que nunca podrán tomar las riendas del
gobierno en Su Reino.
Por supuesto, lo natural de los padres de la realeza, es
revelar a sus hijos lo que nuestro Padre a menudo nos oculta. Saben a qué
tienen que sujetarse, y por qué. Y con cierta frecuencia reciben permiso para
ausentarse de casa y disfrutar los beneficios de la realeza. Sin embargo,
contigo y conmigo puede ser muy distinto. Nos encontramos como José, y como
veremos mas tarde, como Simeón, como Benjamín, como Job... en cárceles, o
repentinamente convirtiéndonos en esclavos... y no sabemos quien lo está
haciendo o por qué. ¿Dónde pequé? ¿Por qué yo? Soy un visionario, soy un
profeta, tengo sueños e interpretaciones...¿Por qué estoy repentinamente en una
prisión en Egipto, sin culpa por mi parte? O como Simeón mas tarde...¿Por qué tengo
que estar meses en Egipto, prisionero de faraón, y mis hermanos pueden regresar
felizmente a casa de mi padre en Canaán? ¿Por qué yo? O como Benjamín... Solo vine aquí por causa de que el señor
de la tierra me lo había pedido, y ahora él me culpa y me acusa de robo, y
tengo que ser su esclavo. O como Jacob
en Canaán, que también era cautivo, esclavo de sus propias ideas, sus
propios conceptos, su propio
entendimiento, y además, todo el tiempo equivocado: “Me habéis privado de mis
hijos, José no parece, ni Simeón tampoco, y ahora a Benjamín le llevaréis;
contra mi son todas estas cosas.” O como Job, en cautividad y desolación no
solo por su aflicción corporal, sino por sus razonamientos, sus
interpretaciones incorrectas de los caminos de Dios.
Su persona (alma) había sido puesta en cárcel. “Dios”, dice,
“me ha puesto como su objetivo, y está lanzando sus dardos contra mi... Dios va
a por mi, y no se por qué, porque Le amo con todo mi corazón”.
Los Prisioneros Del
Rey
Llegó el día en que José sería llevado al lugar “donde
estaban atados los prisioneros del rey”. José sabía que era prisionero del rey
de Egipto... pero, ¿Sabía él que era prisionero del Rey de Reyes? En realidad
no sabía las implicaciones de su traslado al patio del Rey en ese momento. Pero
lo entendería mas tarde. En realidad, estaba siendo favorecido por el Señor. Su
contacto con sus compañeros de prisión, aunque el lo desconocía entonces, sería
dado a conocer ante el trono, y sería además la clave para su liberación.
Tú y yo deberíamos saber que estamos en el patio del rey,
como José. Pero como José, no siempre sabemos que estamos en el patio del Rey
de Reyes. Tenemos que llegar a descubrir esto si vamos a encontrar liberación
de las cadenas de aflicción para nuestra alma.
Pablo escribe a los Efesios: “Por tanto, yo, Pablo,
prisionero del Señor...” Esto es lo que lo liberó de su cautiverio. Era todavía
prisionero, si, estaba en la celda de la prisión de Roma; pero ahora era un
hombre libre porque sabía que era un prisionero del Señor. Porque ¿Quién es
libre, sino el hombre que reconoce que su situación, su circunstancia presente,
todo lo mala y difícil que pueda ser desde una perspectiva natural, ha sido
realmente preparada por Dios para la liberación de nuestra alma? ¿Quién es libre,
sino el hombre que sabe que es realmente prisionero, cautivo de su Señor? Puede
que Pablo nunca descubriera el propósito real de su encarcelamiento, pero por
la fe, él sabía que Dios lo había puesto ahí. Poco podía imaginar él, al
sentarse en su celda y escribir a las diferentes iglesias, que lo que estaba
haciendo en realidad era escribir a la Iglesia de todas las generaciones que
vivirían desde ese día hasta el fin de los tiempos.
Sabía que la palabra de Dios no estaba atada, aunque sabía
que él si estaba atado. Pero no sabía que la Palabra que él enviaba a unos
cuantos cientos esparcidos por Asia,... mas tarde se convertiría en parte de
las Sagradas Escrituras, que llegarían a millones, dispersos por todo el mundo
hasta el final de los tiempos.
Dos de los oficiales de faraón fueron repentinamente
arrojados a la celda con José, y una noche, cada uno de ellos soñó un extraño
sueño. Reconocieron que los sueños eran sobrenaturales y se quedaron inquietos
porque no tenían ni idea de lo que significaban. José se dio cuenta de su
angustia, y les preguntó sobre el asunto. Entonces confesaron—estaban
preocupados por sus sueños. Desnudaron sus corazones ante José, y le dijeron lo
que habían soñado.
Inmediatamente José dio la interpretación. Para uno, era
restauración a su oficio como el mayordomo del rey, pero para el otro era la
ejecución inminente. Y todo esto había de suceder en tres días.
“Acuérdate, pues, de mi”, le dijo José al copero, “Te ruego
que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón”
Al final, parecía haber surgido un contacto con las
autoridades. ¡Tengo contactos ahora! ¡Quizás pueda salir de aquí pronto! Pero
el tiempo pasa, una semana, dos semanas, dos meses, un año, ... dos años. El
mayordomo se había olvidado completamente de él.
Si estamos en el lugar “donde están presos los prisioneros
del Rey”, estemos agradecidos por ello. Pero nunca pongamos nuestra confianza
en nuestros compañeros de prisión. Tenemos que ministrarlos o ser ministrados
por ellos... si, amarlos, proveer para sus necesidades como lo hizo José, como
fieles siervos. Pero nuestra confianza y entrega tiene que ser al Señor
solamente. El copero se olvidó completamente de José, lo que nos resulta
extraño incluso considerarlo. Dios debía haberles hecho olvidar un evento tan
significativo.
Dios ciertamente usa los contactos que hacemos en la vida
diaria, y por algún propósito solo conocido por Él. E iba a usar este contacto
que José había hecho con el copero, pero Él no quiere que pongamos nuestra
confianza en nada ni en nadie que no sea Él mismo. Tenemos que mirar a Él para
cualquier beneficio que recibamos, o esperemos recibir. Nunca debemos trasladar
nuestras esperanzas de la Fuente de todo don perfecto... hacia el canal. Damos
a gracias al Señor por todo canal de Su provisión, pero nuestra confianza no
puede estar puesta en el CANAL, sino en la FUENTE.
Si el río que sacia la sed del profeta se seca, es solo para
que éste mire a Dios para la siguiente provisión. Es Dios quién abrió la fuente
y es Dios quién la cerró. Y el Dios que proveyó la fuente, vive todavía. No
pongas tu confianza en riquezas o en hombres ricos,... en la vida de la
iglesia, o en tu relación personal con el mundo. Dios tiene siervos en su Casa
que reconocen que lo único que tienen es del Señor. Nuestra confianza tiene que estar puesta sólo en el Señor, y no
en ningún siervo opulento. Dios a menudo tiene que enviar al siervo de Dios a
la casa de la viuda por su pan y agua. Damos gracias a Dios por los cuervos que
una vez utilizó. Pero no tenemos que lamentarnos cuando dejen de volar encima
de nuestras cabezas para dejar nuestro pan diario. No pueden convertirse en
objetos de estima o veneración. Dios los puso sobre nuestras cabezas para
alimentar al profeta durante un tiempo. Pero si cortan el fluir de provisión,
ellos no pueden cortar nuestro contacto con El Shaddai, el Dios de toda
provisión. El Dios que proveyó la fuente y que envió los cuervos, vive aún y
cuida de Sus escogidos.
Los Sueños De Faraón
Pasaron dos años completos. Tiempo suficiente para que José
perdiera toda la confianza en el mayordomo, y renovara su confianza
exclusivamente en Dios.
Y un día sucedió. Había estado en la prisión (o al menos en
cautiverio) durante trece años. Había llegado Su día.
Era un día como cualquier otro. No había ninguna evidencia
de que sus días de cautiverio estuvieran a punto de terminar. No había ninguna
señal de que las cosas estuvieran cambiando a mejor, a bastante mejor. Era un
día como cualquiera de los días de la prisión, los deberes monótonos y
rutinarios de la vida de la prisión se presentaban como siempre ante él al
levantarse por la mañana.
Pero de repente, las puertas de la prisión se abrieron de
par en par y uno de los siervos de faraón aparece ante él y le pide que se
afeite, se lave, y se ponga ropa limpia. Tiene una cita con Faraón, el señor de
la tierra de Egipto.
José aparece ante el faraón y escucha al rey de Egipto
contar con angustia todo lo referente a sus extraños sueños sobre las vacas
gordas y las vacas flacas... espigas menudas y espinas llenas y hermosas de una
sola caña. La misma capacidad que había conocido años antes seguía en su
corazón y en su mente. El manto profético que él había conocido de muchacho en
la casa de su padre estaba aún sobre él...usado escasamente durante los trece
años de vida de prisión, pero sin embargo, vital y genuino; y sin lugar a
dudas, mucho más puro de lo que habría llegado a ser si durante esos trece
años, hubiera estado dando vueltas por la tierra trayendo revelaciones,
profecías, interpretaciones de sueños y
visiones.
Los prisioneros de Dios no están “fuera del ministerio”. Más
bien, están en un entrenamiento extra-curricular para obtener una forma de
ministerio más vital y más puro.
No temas sobre “cumplir tu ministerio”. Pero preocúpate, no
sea que salgas al ministerio sin preparación, y sin la inmunización intensiva a
las pruebas y tentaciones que vendrán al que ha encontrado popularidad con la
gente y alabanza de los labios de los hombres. Es mas importante que te
dediques a la voluntad de Dios, que no que te dediques al cumplimiento del
ministerio. Si estás dedicado a hacer la voluntad de Dios, y si esto te lleva a
una cárcel,... entonces el ministerio que brotará desde la cárcel, será puro,
vital, oportuno, poderoso y beneficioso para el Reino de Dios.
Los sueños de las vacas gordas y de las vacas
flacas...espigas gordas y menudas, espigas llenas y hermosas que crecían en una
sola caña. Las vacas flacas comen a las vacas gordas, pero siguen flacas, y las
espigas menudas devoran a las espinas gordas, pero siguen menudas. El faraón
sabía que solo Dios podía dar sueños de este tipo.
Ha De Surgir Un
Ministerio Puro
Un elemento de gran importancia en las vidas de los
escogidos de Dios en su búsqueda de la voluntad de Dios, es el TIEMPO. Jesús
decía: “Mi tiempo aún no ha llegado”... Con respecto al desarrollo general del
ministerio en la iglesia, podríamos decir: “Nuestro tiempo siempre es ahora”.
De hecho, se considera un signo de espiritualidad, siempre preparados, siempre
ansiosos de estar ahí fuera haciendo algo para Dios. Soy un maestro, quiero
dedicarme a la enseñanza. Soy un profeta, quiero estar ahí fuera profetizando.
Soy un evangelista. No debo tener momentos de ocio... hay puertas abiertas por
todas partes... tengo que ponerme en marcha.
Pero qué maravilloso es cuando aprendemos un poco de los
caminos de Dios, y descubrimos que los CAMINOS de Dios y el TIEMPO de Dios, son
tan vitales como la VOLUNTAD DE DIOS, como el cumplimiento de lo que Dios tiene
en mente. Hay tan pocos que reconocen esto. Quizás haya un buen ministerio en
la tierra. Lo suficientemente genuino. Pero mucho no se relaciona para nada con
el mover del Espíritu de Dios. Hay necesidades específicas entre el pueblo de
Dios. Y Dios tiene un ministerio específico para satisfacer esas necesidades. Y
cómo tenemos que aprender a movernos en coordinación y conformidad con el mover
soberano del Espíritu Santo en medio de la Iglesia, para poder satisfacer esas
necesidades.
Estamos entrando en una nueva fase de la vida y del ministerio
en la Iglesia de Jesucristo, en la que el Espíritu Santo será reconocido por el
pueblo de Dios como el Señor de la Iglesia en medio de Su pueblo. Cristo, la
diestra, es el Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo, viviendo y habitando
en su Iglesia, es el Señor EN MEDIO DE SU PUEBLO. El ejercerá ese Señorío en medio de nosotros.
Por supuesto, todo esto pertenece al Lugar Santísimo, y
sabemos que no todo el pueblo de Dios caminará en este ámbito. Pero algunos
si—algunos deben entrar. El Lugar Santísimo es el ámbito del don y del
ministerio, y es esencial para la nutrición del Cuerpo de Cristo. Ciertamente
tenemos que pasar por este lugar para entrar a lo MÁS SANTO de todo. ¡No hay
puerta trasera al LUGAR MAS SANTO DE TODOS!
La gente nos dice: “Necesitamos estos dones... necesitamos
estos ministerios...”
¡Por su puesto que necesitamos Sus dones! Pero normalmente
lo que quieren decir es: “Solamente necesitamos Sus dones de poder”, ¡No caen en la cuenta de reconocer que los
mayores dones son aquellos que ESTÁN ANTE EL VELO, MOSTRANDO AL PUEBLO DE DIOS
LA ENTRADA AL MEJOR CAMINO, AL CAMINO AÚN MAS EXCELENTE! Están ante el altar de
oro, el lugar de la intercesión y la oración a favor del pueblo de Dios; o
buscan adornar las lámparas del candelero y llenarlas del aceite, para que el
pueblo de Dios pueda saber como entrar ¡MAS ALLÁ DEL VELO! No del velo que se
rasgó en la Cruz hace muchos años, aunque en realidad, del mismo velo, sólo que
ahora está en los corazones del pueblo de Dios. Y los preciosos dones son
ministrados por Sus escogidos...palabras de ciencia, palabras de
sabiduría, palabras de fe, palabras de
profecía, palabras de revelación por el Espíritu para animar a Su pueblo a
entrar AL LUGAR MAS SANTO DE TODOS! Estos dones son CANALES de Verdad, pero
ahora debemos ir hacia delante, a la FUENTE. Sólo son los MEDIOS para un
FIN. Su propósito es llevarnos hacia
una UNION CON ÉL permanente y fructífera, CON AQUEL QUE ES LA FUENTE de todo don espiritual y gracia. Hablamos de
sacrificar lo que es PARCIAL POR LO QUE ES COMPLETO, de IR DESDE EL REINO DE LO
MENOR Al REINO DE LO MAYOR, y de unión ¡CON AQUEL QUE ES LA FUENTE!
El resultado será el surgir de un ministerio puro. Muchos de
los escogidos de Dios para esta hora no están particularmente intentando
cumplir su ministerio. En vez de eso, han escogido ser obedientes a Dios, y esto solo ha servido para purificar su
ministerio para el Señor. Y por tanto, son preciosos y peculiares para Él. Como
era para el Israel de antaño, los verdaderos sacerdotes del Señor no tienen
herencia de su propiedad. Solo buscan el llevar a otros a su herencia
particular en Dios. En sí mismos no pueden tener ninguna herencia, ... ningún
reino que ellos pudieran levantar... ningunas congregaciones ni grupos de
personas que puedan llamar “suyos”... nada que puedan llamar por su nombre, y
dejarlo como herencia a los demás. ¿Y Por qué Dios les negó todo esto? ¡Porque
Dios deseaba que sólo El fuera su herencia!
No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos: JEHOVÁ ES SU HEREDAD” (Deut. 18:2).
El propósito de Dios, ... la Voluntad de Dios... el Siervo
de Dios... el Tiempo de Dios... Hoy era ese día en que todos estos aspectos de
las obras de Dios se juntarían. Y por el Espíritu de Revelación, José no solo
interpretaría claramente los sueños, sino que con discreción y entendimiento
espiritual, daría consejo y dirección al rey de Egipto, en cuanto a lo que
debía hacer para salvar la tierra del hambre. Habría siete años de gran
abundancia, seguidos por otros siete años de gran escasez. La escasez sería tan
intensa que los siete años de abundancia que iban a experimentar no serian ni
siquiera recordados o reconocidos durante los días del hambre. Y la tierra
quedaría pobre y devastada. Pero habría provisión para la gente en ese día por
causa de las reservas que habían de hacer. Y así, José aconsejó: “Provéase
ahora Faraón de un varón prudente y sabio y póngalo sobre la tierra de Egipto,
y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para
mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo”.
Faraón y sus siervos supieron inmediatamente que era la voz
de Dios y no quedaron dudas en sus mentes de lo que tenían que hacer: JOSÉ, TU
ERES ESE HOMBRE.
La Perspectiva De Dios
“Envió un varón delante de ellos; A José, que fue vendido
por siervo. Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona.
Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; El señor de los
pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de
todas sus posesiones. Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, y a
sus ancianos enseñara sabiduría.” (Salmos
105:17-22)
Su pudiéramos ver las cosas desde la perspectiva de Dios,
¡Qué diferente sería nuestra propia perspectiva! Pero Dios no permite que esto
suceda hasta que acaben los días de nuestra prisión. Si Él lo hiciera así,
nosotros probablemente frustraríamos en nuestras vidas la preciosa obra que
Dios tenía en mente. Si yo supiera que después de trece años habría una gran
liberación, una gran visitación...¿Como reaccionaría? ¿Me tomaría las cosas tan
relajadamente como me fuera posible y esperaría a que Dios diera la ayuda que Él
había prometido? ¿O viviría realmente en esperanza y expectación?
“¿Cuánto tiempo aún, Señor, hasta que vengas a nosotros y
manifiestes tu salvación?”
“¿Por qué tardas tanto? ¿A qué estas esperando? Estoy
preparado para salir en tu Nombre. ¿Por qué no me equipas para la tarea?”
Estas preguntas, si realmente has nacido del Espíritu,
continuarán obrando en tu vida esa preparación necesaria para el día de Su
visitación. Así fue con José. Así fue con David. Así ha sido con los escogidos
de Dios a lo largo los tiempos. Tienen que vivir por la fe. Vivir por vista no
les guiará a un lugar de preparación. No te quedes fascinado por las fechas y
las cifras que los hombres han descubierto... parecen encajar muy bien en el
horario de Dios. Pueden ser correctas. Pero no te prepararán para esa hora.
Tenemos que vivir en fe, en esperanza, en expectativa. Porque “la tribulación
produce paciencia, y la paciencia, experiencia (un sentir de la aprobación de
Dios), y la experiencia, ESPERANZA...”
Este es el proceso. “Lo que un hombre ve, ¿para qué esperarlo?” Si ves,
entonces la esperanza no puede germinar y madurar y preparar el corazón. Está
en “no verlo”, y creerlo aún así, dónde descubrirás el gozo inefable de la
ESPERANZA.
Pero ahora José puede ver el cuadro en la perspectiva
adecuada, desde el punto de vista de Dios. No fueron los hermanos de José los
culpables de sus problemas. No fue tampoco la esposa de Potifar, que mintió
sobre él y le odió por causa de la integridad de su corazón, lo que hizo que
aterrizara en la prisión. Todo ello era parte del andamio, del plan. Era simplemente
la operación del mal que existe en los corazones de los hombres y que Dios
transforma para Su gloria en tu vida y en la mía, al reconocer que el reino de
Satanás esta muy activamente tratando de minar y frustrar los propósitos de
Dios. Pero por causa de Sus amados, Dios toma cada maquinación maligna, cada
esquema malo, y lo transforma para Su propia gloria, y hace que opere junto con
Su hermoso plan particular.
Fue Dios quién envió al hombre de Dios a Egipto...y fue la
Palabra de Dios lo que le probó severamente.
Tu Visión se convierte en tu prueba. Tu Visión se convierte
en tu Cruz. Y quizás, podemos decir, que cuanto más alta y más pura sea tu
Visión, más grande será tu Cruz. Y así, ese vaso saldrá del horno de
aflicción.... más puro, más vital, más importante para el Reino de Dios... “ un
vaso para honra, santificado y preparado para toda buena obra” (2ª Tim.2:21).
Es más importante ser “utilizable” para el Maestro, que intentar ser “usado”.
Es mas importante estar “preparado” para toda buena obra, que intentar
involucrarse en toda buena obra.
El escenario está preparado
El escenario está preparado para el gran drama que está a
punto de desvelarse en la reconciliación de la Familia de Dios, y José es la
clave a toda la situación.
José sabe que el verdadero propósito de su señorío sobre la
tierra de Egipto es traer liberación a sus propios hermanos, y producir la
reconciliación en toda la familia. Pero no los busca, aunque podría haberlo
hecho con la autoridad y privilegios que ahora disfrutaba. Siete años de
abundancia, y siete años de hambre... pero José no sale a la búsqueda de su
familia en los nueve años que ha estado en su oficio. Podemos preguntarnos el
por qué de esto.
Al comenzar a movernos en el reino del Espíritu, somos cada
vez más conscientes del hecho de que las necesidades que nos presionan, las
puertas abiertas, y las circunstancias malignas que existen.... son todas
ellas, la máxima y principal preocupación de Dios; solo podemos llevar la
“carga del Señor” cuando El la pone sobre nosotros. Por supuesto, primero todos
debemos tomar Su yugo sobre nosotros, si vamos a participar de Su carga; porque
Dios ha dado a cada hombre “una carga” que llevar en el Cuerpo de Cristo. Pero
tenemos que saber que realmente es la “ligera aflicción” que ahora llevamos, al
participar de su yugo. Porque Jesús dijo, “Mi yugo es fácil y ligera mi carga”.
Cierto, la carga puede ser muy “pesada”... pero tenemos que saber que es la
carga de Cristo, antes y después de convertirse en la nuestra. Y esto es lo que
la hace “fácil”. Sabemos que solo al caminar en el Espíritu, hacer Su voluntad
y tomar su yugo, estaremos preparados para cumplir los deseos de Su corazón.
Estoy persuadido de que podemos cumplir mucho mas en UN SOLO
DIA en el yugo de Cristo, que lo que podríamos cumplir a lo largo de toda una
vida llevando un yugo hecho por nosotros mismos.
Ahora bien, ¿qué hay de “carga” del Cuerpo de Cristo, y de
llevar a la Familia de Dios a la UNIDAD? Debe ser nuestra “carga”, porque
sabemos que es la suya. Y el Espíritu de Dios está aquí en su Iglesia, en lugar
de Cristo, ... para conseguir y dar a luz aquello que es la carga de Cristo. Yo
puedo dejar a la Familia de Dios en las manos de Dios con toda tranquilidad, y
por Su gracia estar LISTO y PREPARADO para el día y la hora que Dios ha
escogido para la reconciliación de la Familia de Dios... Y sé qué
Se necesita una hambruna
Una hambruna será necesaria para reconciliar a la Familia de
Dios. Estoy seguro de esto. Casetes, casetes y mas casetes... Libros, libros, y
más libros. Y ahora vídeos, y más videos. Jamás ha habido una provisión de la
Palabra como vemos en la tierra hoy.
Mucha mezcla, lo se.. pero mucha provisión también. Y hay un pueblo como
José que está guardando en sus graneros. Por supuesto, no me refiero a
catalogar libros y cintas para poder acudir a ellas en el día del hambre.
Quiero decir un pueblo en ellos mismos, como José, sometiéndose al horno de
aflicción y convirtiéndose en almacenes de abundancia para el día del
hambre....encerrados y sellados hasta que puedan abrirse y traer el pan para
los hambrientos en el día del hambre.
Ahora mismo, la Familia de Jacob esta llena, muy confiada en
sí misma. Están en Canaán, festejando las cosas buenas de la tierra, y muy
confiados. Pero hay una gran hambruna a las puertas....
“No hambre de pan, ni sed de agua, sino de OÍR la palabra
del Jehová” (AMÓS 8:11).
No es un hambre de
las Palabras del Señor, sino un hambre de OÍR esas palabras. Jesús dijo, “Mirad
como oís”. Hay abundancia de la Palabra, y se incrementa día a día, pero cada
vez va a ser mas difícil para el pueblo de Dios OÍR lo que Dios esta diciendo
en esta hora.
La confianza en uno mismo sigue prevaleciendo. “Somos la
Familia de Dios, Dios nos ama, y no llevamos muy bien...”
Que Cristo haya sido traicionado y vendido, muy pocos
parecen reconocerlo. No parece que les moleste en absoluto.
Que Cristo haya sido vendido por templos, entretenimiento,
trucos promocionales, y toda clase de basura religiosa...
Que el cántico del Señor, que procede de corazones que han
sido ofrecidos al Señor como una ofrenda quemada, haya sido vendido a precio de
jazz, música rock, y talentos musicales muy profesionales....
Que el señorío de Su Espíritu haya sido vendido (en muchos,
muchos casos), por el señorío de algún líder de iglesia fuerte, quizás incluso
por un apóstol, o profeta que ejerce control autoritario sobre la gente....
Que la adoración a Dios en Espíritu y en Verdad haya sido
vendida por una forma de adoración programada, por drama y ficción, por entretenimiento
musical... ¡ Y podríamos continuar con la lista al ver las cosas carnales y
malignas, y a veces hasta diabólicas que han expulsado a Cristo de la iglesia!
Que el ministerio esté disponible para ser contratado, y que
se traigan ministerios que demandan una gran financiación para poder seguir el
negocio....
Que la casa de Dios se haya convertido en cueva de ladrones,
mientras que los dones y los ministerios son intercambiados al pueblo a cambio
de dinero o del aplauso de los hombres.
No, Cristo no está siendo vendido por treinta piezas de
plata en estos días. El diablo puja mucho más alto hoy y Cristo está siendo
vendido por miles, incluso millones de dólares, mientras los hombres y mujeres
venden sus dones, o sus ministerios, o su Rock o Jazz, por grandes sumas de
dinero a cristianos incautos.
El día del hambre va a cambiar todo eso. Y creo que nos
estamos acercando rápidamente a ese día, ...cuando el pueblo de Dios vaya a
buscar su pan. Y no lo van a encontrar en ninguna otra parte más que en los
graneros de José en Egipto.
José, el extranjero
Finalmente el hambre llega a la Familia de Jacob, que vive
en Canaán, y Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar pan. Jacob no dejó que
Benjamín fuese con ellos, porque era muy especial para Jacob (el único hermano
completo de José, que todavía vivía y el único hijo de Raquel, su amada).
José reconoció a sus hermanos al aparecer ante él; puesto
que ellos eran mucho mayores que él, y él era sólo un muchacho cuando fue
vendido a Egipto, y había cambiado mucho. Además, estaba vestido en ropajes
reales, y hablaba el idioma de Egipto, y tenía un extraño nombre egipcio,
Zafnat-panea.
¿Qué hizo este hombre tan extraño? ¿Correr a ellos y
decirles, “Me alegro tanto de veros, hermanos míos...? Yo soy José, vuestro
hermano a quien vendisteis a Egipto,... pero no pasa nada, pelillos a la mar...”
Tenemos esta idea loca del ecumenismo arrastrándose, incluso
entre el genuino pueblo de Dios. “Aprovecha toda oportunidad que puedas para
tener comunión. No seas tan exclusivo. No dejes que las diferencias
interfieran, o lo que tu crees... solo inténtalo. Llévate bien con el resto de
la Familia de Dios...”
Amamos al pueblo de Dios y no tenemos problema en tener
buenas relaciones con el pueblo de Dios
o con gente de negocios en el mundo, si hace falta. ¿Pero donde está la
comunión? Juan dijo,
“Pero si andamos en la luz, como El es Luz, TENEMOS COMUNIÓN
LOS UNOS CON OTROS (1ª Juan 1:7).
No hay necesariamente ninguna comunión en sentarnos juntos
con dos mil personas en el edificio de una iglesia. La comunión significa
compartir, una comunicación de cosas espirituales, un dar y recibir... en el
Espíritu. No necesariamente todo el que tenga un sermoncito. No necesariamente
cada uno que hace algo cada vez que os reunís. Pero hay una preocupación mutua
los unos por los otros, una búsqueda de Dios y de sus caminos, un perseguir la
Visión de Dios, una esperanza, una expectación del señorío de Cristo haciéndose
preeminente en medio de nosotros.... un deseo de caminar en la Luz. Si estos
elementos no están presentes, entonces no hay COMUNIÓN. La deseamos, ... la
queremos....la anticipamos...y en una medida pequeña la tenemos. Pero no habrá
verdadera comunión en medio del pueblo de Dios hasta que el Espíritu de Dios
reciba el Señorío al reunirnos... para limpiarnos, purgarnos, para arrancar,
derrocar y destruir todos los ídolos que hemos levantado en la casa de Dios.
Y creo que vamos a necesitar una hambruna para conseguir
esto. Por tanto, anticipamos esta hambre, porque sabemos que es la única forma
de conseguir la reconciliación, la purga y la limpieza de la Familia de Dios.
La primera confrontación
“Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo
como que no los conocía, y les habó ásperamente, y les dijo: ¿De donde habéis
venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.”
(Génesis 42:7)
Tengo que admitir que en años pasados, me sentí un poco
decepcionado de José... que en lugar de arrojar sus brazos alrededor de ellos y
bendecirlos, actuara de forma tan vanidosa.”¿De donde sois?”...y “¿Qué
queréis?...” y “¡No, sino que sois espías, y habéis venido a espiar la tierra y
observar la desolación que hay...” Pero ahora entiendo por qué José en el
espíritu de la profecía, estaba siguiendo la dirección del Señor, cuando este
tremendo drama de reconciliación comenzaba a destaparse.
¡Oh, No!”, dijeron, “Somos hombres honrados”: Y creo que
sinceramente creían que lo eran. Vivir de la grosura de la tierra, en la
hermosa Canaán de alguna manera les había hecho olvidar su hipocresía, olvidar
sus celos, olvidar su traición... y podían en este escenario, tomar la posición
de “hombres honrados”. ¿Sabes? el propósito de la bendición de Dios es llevar a
los hombres al arrepentimiento, pero como casi siempre, el corazón pecador del
hombre interpreta incorrectamente la bendición de Dios como la aprobación
divina de los caminos pecaminosos del hombre. Pablo dijo, “¿No sabéis que la
bondad de Dios os guía al arrepentimiento?” (Romanos. 2:4). Algunos se
opondrán: “No creo que éste sea el camino de Dios, enviar hambrunas para
guiarlos al arrepentimiento... Dios es un buen Dios... El nunca haría eso”.
Dios no quiere hacerlo, pero si Su bondad no lo consigue, entonces no queda
otra alternativa que el hambre.
Nos acercamos al día en que Él, con ojos “de llama de
fuego”, se levantará en medio de Su pueblo, para revelar y sacar a luz los
secretos del corazón, y limpiar y purgar a la familia de Dios. El buscará en
los escondrijos del corazón, y expondrá las obras de oscuridad que abundan en
medio del pueblo de Dios. Y sabemos que hay áreas de oscuridad en todos
nosotros. Pero Dios no está en absoluto interesado ni se goza de tener a una
gran congregación delante de El, con las manos alzadas en alabanza y adoración,
mientras que en medio de todo ello, se alzan todos los ídolos del mundo sobre
las paredes de sus corazones, y el Señorío de Cristo está muy lejos de sus
mentes.
Fue Dios quién guió a José al uso de un lenguaje
“áspero”...para hablarles como un extranjero, con un intérprete...y mientras
hacía esto, su corazón se rompía en su interior de compasión y amor por ellos.
Dios estaba simplemente guiándole paso a paso de manera que pudiera exponer la
iniquidad que estaba en sus hermanos, y
llevarlos a un arrepentimiento genuino. Sé que hay un clamor en la tierra desde
algunas fuentes, y es bueno...”Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se
acerca...” Pero hasta que esas palabras no provengan en el Espíritu de la
profecía, y ungidas del Señor, como lo fueron a través de Juan el Bautista, no
habrá ministración de arrepentimiento para el pueblo de Dios. Sólo Dios puede
abrir el corazón y conceder la misericordia y la gracia para el
arrepentimiento. Y esto va a costar una hambruna, una unción profética como la
que tenía José, como la que tenía Juan el Bautista,... antes de llegar a verlo.
“Decís que tenéis un hermano pequeño” Dijo Zafnat-Panea,
“quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos y vosotros
id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa. Pero traeréis a vuestro
hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras”.
Dios estaba empezando a cerrar la red... y José, el profeta
de Dios, esta moviéndose en el Espíritu, y siguiendo la dirección del Señor.
José tomó a Simeón y le ató delante de sus ojos; y le dejó
preso, como rehén. Los otros hombres regresaron a casa con el grano para sus
familias. No sólo grano, ... sino el dinero que habían traído al principio, que
había sido devuelto en sus sacos, para su sorpresa y perplejidad. (Sé que a
veces cuesta tiempo y dinero hacer cualquier cosa para ti mismo, o para el
Señor. Pero el pueblo semejante a José, se caracterizará por el hecho de que no
harán mercadería de las cosas de Dios).
José sabía que el hambre aún duraría otros cinco años, pero
estaba asegurándose de que regresarían a Egipto pronto. Y así, dejó a Simeón como rehén.
Simeón en Cautividad
“Simeón” significa “Oír”. Los “Simeones” de Dios tienen la
habilidad de “escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Dios tiene a
sus Simeones ahí fuera, con esa capacidad, y Dios los usará en el día de Su
nueva visitación. Pero ellos también tendrán que arrepentirse por la venta de
Cristo en este día y hora de Su traición. En este instante, por una razón u
otra, quizás por causa de la “unidad”, no estarán grandemente preocupados. O
quizá haya cosas que les molesten... ¿Pero qué pueden ellos hacer al respecto?
Estan ahí, en Canaán, y ese es su “hogar”... sus hermanos y hermanas viven
todos allí.
Pero Dios sabe como atrapar a sus Simeones en el día del
hambre.
José toma a Simeón como rehén, y él también es echado en la
cárcel. Ahora tiene tiempo para sentarse y escuchar..., no hay vacas que
cuidar, ni graneros que construir... puede sentarse y mirar al suelo y al
techo... y meditar. “¿De qué va todo esto? ¿Por qué me haría Dios una cosa así?
No me merezco esto”. Simeón ha dejado
su hogar, pero no por iniciativa propia. Fue llevado cautivo, pero por su
propia voluntad.
Dios estaba de hecho siendo misericordioso con él, aunque él
no lo sabía en ese momento. Echaba de menos a
sus hermanos. Echaba de menos a sus hijos. Echaba de menos a su padre...
pero tenía que admitir que la comida era buena. Estaba siendo tratado bastante
bien, pero era un preso.
Si tienes facultad para escuchar la Palabra del Señor ( y
por supuesto, no me refiero a la habilidad de escuchar buenos sermones y
palabras y analizarlos).. sino que, mas allá de la letra de la Palabra, tienes
la capacidad de escuchar lo que Dios esta realmente diciendo, gózate en ello.
Pues hay muchos que tienen oídos para oír, y no oyen. Muchos tienen ojos para
ver, y no ven.
Pero si incluso te gozas en las cosas buenas que estas
escuchando, estate preparado para el día y la hora en que tú también serás
tomado cautivo por tu José... tu Señor. Puede que no aparente ser así... porque
será de cierto una prisión, puertas cerradas, barras de hierro.. y no oyes nada
desde fuera más que palabras extrañas, palabras extranjeras. Tu José puede que
te visite de vez en cuando... o puede que no. No lo se. Pero incluso si te
visita, no te dirá quién es, y pensarás qué es un cruel dictador.
Dios está en el proceso de reconciliar a la Familia de Jacob
y ahora, tú eres parte de ese proceso. No puedes huir de la prisión aunque lo
intentes. Además, este cautiverio lo provocaste tu mismo. Quiero decir, que
mientras buscabas al Señor, y al escuchar su voz y desear que todas las demás
voces fueran acalladas por la Suya, y que pudieras estar encerrado a solas con Él,
Dios oyó y contestó y te trajo a cautiverio a El mismo.
La segunda confrontación
Todo esto fue muy amargo para Jacob, cuando los muchachos
regresaron a casa sin Simeón. Y no solo eso, sino que a la vuelta a Egipto en
busca de maíz, iban a tener que llevar a Benjamín con ellos: “José no parece ni
Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas”.
Pero no había otra manera, estaban a punto de morir de hambre y Jacob tuvo que
ceder. “Tomad a Benjamín, y Dios nos ayude”...
Ahora bien, Benjamín había sido nombrado así por Jacob
porque al nacer, Jacob reconoció que en él había alguien muy especial para
Dios, así como también José era especial para Dios. José significa “El
añadirá”, porque al nacer, Raquel dijo: “El añadirá”, y le nombró José. Como un
ministro amigo dijo una vez: “Raquel amaba tanto a José, que incluso en su
dolor, ella dijo, Tengo que tener otro”. Algo
muy poco usual, que una mujer tenga esa clase de deseo en la hora del
alumbramiento y del dolor. Pero Dios esta mostrándonos que en la hora del sufrimiento de Cristo,
Dios vio tal hermosura en Cristo, y le amó tanto, que El dijo: “Tengo que tener
una familia como Él”.
Benjamín era el hermano completo de José. Eran los únicos
hijos de Raquel. Al dar a luz a Benjamín, Raquel murió. El hermoso hijo era “el
hijo de tristeza” de Raquel, pero Jacob le puso un nombre nuevo, “Hijo de la
mano derecha”. Benjamín y muchos de sus hijos de las generaciones posteriores
serían débiles en sí mismos, ... pero con su mano izquierda sobre la diestra de
Dios, eran los ¡HIJOS DE LA DIESTRA! Benjamín y José están muy relacionados...
y escuchamos al Señor Jesús decir: “Yo y los hijos que Dios me dio”.
Raquel había sido estéril muchos, muchos años. Pero Dios lo
había preparado de esa forma para que en su esterilidad, Dios pudiera ser
glorificado. Los especiales de Dios en la Escritura son con frecuencia hijos de
mujeres “estériles”. Porque Dios tiene que llevarse toda la gloria por esa cosa
especial que Él haría en la tierra. Cada mover genuino y verdadero del Espíritu de Dios en la tierra procede de
un pueblo estéril. Sufren el reproche por su esterilidad, y esto les lleva a
buscar a Dios más fervientemente. Y cuando El interviene a su favor, Dios es
grandemente glorificado. Entonces se regocija el alma de este pueblo estéril en
Dios su Salvador, en alabanza y adoración,
como Lea, Agar, y Penina, no podrán experimentar jamás.
La familia celebra junta
José trae a los hijos a su propia casa y se prepara una
fiesta para ellos. Simeón es traído de la prisión, y todos se sientan en la
mesa, según el orden de su nacimiento. Todos los hijos se maravillan de la
sabiduría y conocimiento de Zafnat-Panea, que puede preparar la distribución en
la mesa en el orden de su nacimiento. Y celebran y festejan unidos. De nuevo
una familia... todos sentados en la misma mesa... comiendo y compartiendo
juntos, y regocijándose en la relación renovada de unos con otros.
Pero todavía no son uno, no están realmente juntos. Todavía
hay un muro entre ellos: José, en su mesa, y los hijos, en la suya. Se acercan
al día de la manifestación de José. Pero todavía no le reconocen.
Otra Prueba Para Los
Hijos de Jacob
Guardémonos de ese espíritu de celos que corre desenfrenado
en medio del pueblo de Dios... no sólo respecto de las cosas naturales, sino de
las espirituales. Dios debe desarraigar de nuestras vidas toda esa lucha por
tener éxito, y por convertirnos en mejores que nuestro prójimo. Cuando Dios da
mayor honra a “aquellas partes que no tienen” (como dijo que lo haría),
guardemos nuestros espíritus no sea que nos inclinemos a rechazarlos, porque
aparenten estar subiendo un poco mas en Dios que nosotros, y nosotros
aparentemos quedarnos cortos.
Que la bondad de Dios para con ellos no provoque un espíritu
de envidia en nosotros. El orgullo está en la raíz de todo ello. Sentimos que
somos realmente mejores... y así, cuando alguien recibe más de Dios, a otros no
les gusta. Quizás sobresalían en el pasado y llegaron a la cima.... y ahora
quieren permanecer en esa posición superior.
Dios nos ayude a saber que Él nunca ha bendecido a nadie
para llevarlos mas arriba, sino para que pudieran participar de gracia para ser
más humildes. Un ministerio es un “servicio”, y eso es lo que la palabra
significa. Un verdadero ministro es un siervo de Dios, un siervo para la gente,
y no su señor. Entonces, ¿Por qué toda
esta exaltación del “clero” por encima del “laicado”? ¿Quién comenzó esa gran distinción
del clero y del laicado? ¿Cómo puede alguien tomar el título de “reverendo”, un
nombre que solo podemos aplicar a Dios? (“Santo y temible es Su Nombre” Salmos
111:9). La palabra significa “ser temido”. Más bien Dios dio a Sus
ministros un don de servicio, y dentro
de ese don, hay un poder que capacita para impartir, aumentar, y promocionar la
vida de Cristo en los demás. Delante de Dios no hay otra distinción que la de
la función particular de su llamamiento. Todos son “hermanos” delante de Él.
Después de que Dios honrara a David tanto, al darle poder sobre el gigante
filisteo, las mujeres salieron de sus pueblos cantando:
“Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles....”
“Así”; razonó Saúl, “están dando a David mayor honra que a
mí...¡seguidamente él querrá el reino!” Estaba juzgando al corazón de David
conforme a la condición del suyo propio. David no tenía tales aspiraciones...
sabía lo que Dios había prometido; y seguiría humillándose delante de Dios, e incluso, delante de
Saúl. Casi desde el principio de Saúl como rey, esas semillas de voluntad
propia y rebelión, de envidia y celos, se habían enraizado en su corazón. El
orgullo cegará tus ojos, para que no puedas verlo, o saber qué está ahí. Saúl
rehusó tratar con su rebelión, su voluntad propia y la envidia de su corazón, y
así, permitió que las semillas de celos crecieran hasta que fue molestado por
un espíritu malo.
Cuando Dios comienza a dar honor abundante a aquellos a
quienes les “falta” en la Familia de Dios, como sé que Él lo va a hacer, vamos
a ver mucha envidia y celos haciéndose valer en la jerarquía del ministerio. El
Nicolaitaismo no es algo que murió en la iglesia primitiva. (La palabra
significa “conquistar al pueblo”). Hay una fuerte jerarquía nicolaíta en la iglesia hoy, que está determinada a
mantener al pueblo sometido. Dios va a liberar a Su pueblo. Él va a dar mayor
honor a los humildes. Alegrémonos cuando veamos esto suceder... incluso si
parece que estan recibiendo más de lo que tenemos. Pero necesitamos orar por
ellos no sea que en su enriquecimiento, caigan en la trampa del “orgullo”, y
así, pierdan la gracia que Dios les dio, asumiendo una posición de importancia
en sí mismos por causa de sus dones.
Esta es la prueba a la que tuvieron que someterse los
hermanos de José, al darle Dios honor y favor delante de sus hermanos;
finalmente le vendieron “por envidia” a Egipto. Y ahora esta es la prueba que
un vaso probado y tratado, probado y tratado en el horno de aflicción, vendría a probar a estos mismos hermanos en
el tiempo de su desolación. ¿Habrían cambiado realmente? ¿Habría producido Dios
un genuino arrepentimiento en sus corazones?
Así, sentados mientras festejan en la mesa juntos, José
enviaba porciones de su mesa a sus hermanos... ¡Pero enviaba una porción
multiplicada por cinco a Benjamín! ¡El pequeño Benjamín, que se sentaba a los pies de la mesa al ser el mas pequeño
de ellos! ¿Cómo reaccionarían sus hermanos ante esto? ¿Habría envidia, celos,
queja?
Ah No! Ahora tenían problemas. Dios les había llevado muy
bajo. El hambre había cumplido el propósito que Dios tenía en mente, cuando Él
lo envió. Se alegraron por Benjamín. Un
poco después, cuando salían de viaje, los hijos recibieron mudas de
vestidos,... pero Benjamín recibió trescientas piezas de plata, y cinco mudas
de vestidos. (El número CINCO aparece en las Escrituras como el número de la
GRACIA, el número del favor inmerecido de Dios hacia el hombre).
El hambre había producido constricción de corazón,
arrepentimiento, humildad, mansedumbre, amabilidad, afecto fraternal,... ¡Dios
sabe como traer a la Familia de Dios a la armonía con Él mismo y a unos con
otros!
Todavía José era un extraño para ellos. ¡No le conocían!
¿Qué va a costar que la gloria de Dios venga en medio de nosotros de tal forma
que podamos decir honestamente y en verdad: “¿Hemos visto al Señor?”
Bueno, tú dices que Él va a regresar de nuevo, y que Le
veremos. Lo sé. Pero también sé que va a haber una visitación del Señor de la
Gloria en medio de Su pueblo, aquellos que son Su Familia especial, antes de
que Él, abiertamente se manifieste ante el mundo. Jesús dijo: “El mundo no me
verá mas, pero vosotros Me veréis..:” Y estaba hablando sobre la venida en Su
Espíritu.
Hay una visitación del Señor como la que tuvo Pablo, mucho
después de Su ascensión, cuando se le apareció en el camino de Damasco y brilló
con una luz mas brillante que el sol del mediodía.
Hay una manifestación del Señor en medio de Su pueblo, en la
que LE VEREMOS, y seremos SEMEJANTES A EL, “ porque LE VEREMOS TAL COMO ES EL” (1ª Juan 3:2).
Hay un brillar del Señor en medio de Su pueblo, por el cual,
“Mirando como en un espejo la GLORIA DEL SEÑOR, somos TRANSFORMADOS de gloria
en gloria, EN LA MISMA IMAGEN ,como por el Espíritu del Señor (2ª Cor. 3:18).
La hora del arrepentimiento
se acerca
Los hijos fueron enviados a su casa con maíz para sus
familias, con el dinero en sus sacos, y con la copa de plata de José en el saco
de Benjamín. Porque Benjamín era
alguien especial para José... y él era el siguiente en ser llevado cautivo.
Cuando solo habían salido de los muros de la ciudad, José envió a su siervo a
prenderles... y a acusarles de robar su copa de plata.
Por supuesto, estaban absolutamente seguros de que ninguno
de ellos había hecho eso. Y mientras que el siervo abría y cerraba sus sacos,
estaban muy satisfechos y contentos... simplemente sabían que tal cosa no había
sucedido.
Después, repentinamente, ¡Devastación extrema cuando el
siervo de José descubrió la copa en el saco de Benjamín! Inmediatamente fueron
llevados de vuelta a la ciudad, y traídos delante del señor de la tierra.
¿Qué estaba haciendo Dios?
Simplemente revelando, buscando los secretos sin manifestar de sus
corazones. La copa de plata era solo un ardid. Los muchachos sabían que ellos
no habían robado eso... pero habían hecho cosas mucho peores que esa, y
pensaban que el asunto estaba zanjado. La gente se preocupa cuando son acusados
falsamente. Quizás lo mejor sea parar, y pensar por nosotros mismos: “Yo se que
no hice eso,,, pero, sí, he hecho cosas mucho peores”. Si podemos hacer eso en
una hora como tal, puede que descubramos la gracia para esa prueba, y la
limpieza, y el perdón que necesitamos. Estos muchachos eran responsables de las
aflicciones de José, y de los malentendidos que había tenido que soportar. Era
su justa retribución, que fueran
prendidos por pecados que no habían cometido.
“Que maldiga”, dijo David de Simei, que caminaba por el
monte junto con la compañía que huía de Jerusalén en el momento de la rebelión
de Absalón. “Que maldiga, Dios le dijo que lo hiciera”.
Simei hacía mal al maldecir al ungido del Señor. Pero David
sabía en ese instante particular, que eso era algo que él necesitaba, alguna
forma de juicio que Dios había puesto sobre él, y él reconocía que Dios había
dicho a Simei que maldijera a David. No dejes que esto te moleste. No fue Natán
a quien Dios envió con esta palabra tan dura... fue a Simei. Natán no era un
hombre que maldijera, y Dios no va a pedirte que maldigas si eres un Vaso de
Misericordia. Pero Simei era un hombre que maldecía, y así, Dios le dio un
sucio trabajo que hacer, y David sabía que venía a él. Él sabía que Dios estaba
cumpliendo un juicio pendiente por mucho tiempo respecto de su gran pecado; y
porque él lo recibió todo como del Señor, Dios trajo la Gracia y la humildad al
corazón de David.
Dios usó a Simei para este trabajo sucio. Escucha, tú que te
deleitas en ver a Dios usar tus maldiciones para hostigar y juzgar al pueblo de
Dios. Tus maldiciones pueden ser efectivas, si Dios lo permite... si Dios ha
decretado que el juicio era necesario. Pero que Dios te muestre Su
misericordia, y te haga cuestionar por qué El te escogió para esta sucia labor,
en lugar de a un Vaso de Misericordia. Dios encontró a Simei apto para esa
labor. Dejemos de orar: “¡Dios, úsame!”, y oremos, “Dios, hazme ser un Vaso
para Honra y apto para el uso del Maestro”.
La plata es un tipo de Redención; y Dios estaba usando esta
copa de plata de una manera redentora. José pudo escuchar a los hijos decir de
sus propios labios: “Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí,
nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue
hallada la copa” (Génesis 44:16).
Pero José rehusó tomarlos como esclavos. Su corazón clamaba
por ellos y busca en todo esto una oportunidad para concederles una gracia muy
grande. Pero antes, el tenía que llevarlos a la devastación y a la cautividad.
José dijo, “El varón en cuyo poder se halle la copa, él será
mi siervo; vosotros, id en paz a vuestro padre (Génesis 44:17).
¿Por qué, José, insistes en sacar a relucir todo este
proceso, si sabemos que tu corazón está rompiéndose, y que deseas arrojar tus
brazos alrededor de ellos y abrazarlos?
Me pregunto si a menudo, nosotros no miramos a Dios y a su
trato con nosotros, y en nuestros corazones Le acusamos de esconderse en medio
de nuestro dilema. Este ha sido el
clamor de Sus escogidos a lo largo de los tiempos.
“Señor, ¿Por qué te escondes, por qué tardas tanto?...”
Si pudiéramos entender y saber que Dios anhela venir a
nosotros y derramar su amor en nosotros, entonces comenzaríamos a cuestionar la
condición de nuestros propios corazones: “Señor, ¿Hay algo en mí que Tu
encuentres ofensivo? ¿Algún ídolo?, ¿Alguna cosa que haga que vuelvas Tu rostro
de nosotros? ¡Porque justo en ese instante, cuando pensamos que estamos al
borde de una visitación del Señor, TU te vas a otro cuarto, y nos quedamos
solos ante nuestro propio corazón acusador!
No nos damos cuenta de que en momentos así, como cuando José
salió al otro cuarto, fue para llorar delante del Señor. Anhelaba revelarse a
sus hermanos mucho más de lo que ellos anhelaban verle. ¡Si supiéramos que nuestro Señor desea venir
a nosotros en la hermosura y gloria de Su presencia mucho más de lo que
nosotros anhelamos recibirle! Pero por naturaleza no somos compatibles con Su
Gloria. Lo único que conseguiría sería devastarnos y destruirnos. Es solo el
humillado y contrito de corazón, el que puede recibir de Su Presencia—y poco a
poco, al haber búsqueda en el corazón, arrepentimiento y entrega, poco a poco,
Él viene a nosotros y se da a conocer.
El compromiso de la alabanza
Dios quiere un compromiso mucho más y más profundo. Lo
escuchamos tantas veces.. hablamos de ello muchísimo. Y creo que al enseñarlo y
mencionarlo a menudo, Dios esta preparando nuestros corazones para el día y la
hora en que podamos darle nuestro todo. Pienso que si el Señor hubiera de venir
repentinamente y decirnos llanamente: “Ahora quiero esto, y quiero eso...”,
sería tan devastador y tan lejos de
nuestra capacidad de escuchar, que podríamos echarnos atrás. Poco a poco, al estrechar
la red, y hallarnos a nosotros mismos en áreas de confinamiento que nos
devastan y nos dejan en extrema perplejidad, somos confrontados con lo
inevitable: “Mira, hijo, hija.... ¡No hay camino por donde salir! ¡No hay
salida! ¡Lo mejor será que te vendas completamente a tu Señor!
¿Por qué dudamos? ¿Y por qué tememos darle todo para que
podamos tenerle a Él? Puede ser sólo porque no Le hemos conocido como
deberíamos. No le hemos visto como deberíamos. ¿Es qué Él no es suficiente?
¿Han sido cegados nuestros ojos de tal forma por el pecado, el yo, por la
condenación, o por una forma de pensar equivocada respecto de EL, que cuando Él
dice, “Dame tu todo, para que Yo pueda darte Mi TODO”...nos encogemos, y
decimos, “Si, Señor, Pero por favor, ESTO...no”...?
De vez en cuando Dios se revela a Si Mismo a Su pueblo...
pero antes de que Le veamos en la plenitud de Su Presencia, el Señor está
esperando la entrega final, que yo voy a llamar ¡EL COMPROMISO DE LA ALABANZA!
Antes del segundo viaje a Egipto, los muchachos habían
estado discutiendo con su padre para persuadirle que dejara a Benjamín, porque
sabían que no podrían venir delante de Zafnat-Panea
sin Benjamín con ellos. Rubén dijo: “Harás morir a mis dos hijos si no te lo
devuelvo; entrégalo en mi mano, que yo te lo devolveré a ti”. Después Judá
dijo: “Padre, envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que
vivamos y no muramos nosotros y tú, y nuestros niños. Yo te respondo por él; a
mí me pedirás cuenta. Si no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de
ti, seré para ti el culpable para siempre.” (Génesis 43:9)
Ahora están
ante el señor de la tierra, y Benjamín es llevado como esclavo de Faraón.
¡Venga, Rubén, Judá, ahora tenéis vuestra oportunidad! ¡Hablad!
Pero Rubén
permanece en silencio. Por supuesto, no tenía consigo a sus dos hijos, o quizás
los ofrecería a Faraón. Le había dicho a Jacob que les hiciera morir si no
llevaba a Benjamín de vuelta. ¡Habla Rubén! Pero Rubén permanece en silencio.
Rubén era el primogénito, y había probado ser tan “inestable como el agua”. El
primogénito, el hombre natural, es lento para renunciar a su propio título.
“¿Mis hijos?..¡Si! Pero no yo mismo.
Pero Judá
da un paso al frente y toma un compromiso tal,
que sabes que Dios ha producido una gran obra en su corazón. Judá había
sido el que veinte y dos años antes había dicho:
“Vendámosle
a los ismaelitas” (Genesis 37:27)
Por
supuesto, eso había sido hacía mucho tiempo. ¡Pelillos a la mar! ¡Seamos la
familia de Dios, grande y feliz! ¡Ah...no! Dios continuará hostigando y devastando a Su pueblo hasta que produzca
genuina humildad y arrepentimiento. Sólo entonces, podrá el Cuerpo de Cristo
funcionar y moverse en la tierra como la expresión del Cristo vivo.
Ahora
bien, Judá significa “Alabanza”, y por esto estamos hablando del “COMPROMISO DE
LA ALABANZA”. Escucha lo que tiene que decir la ALABANZA:
“Como tu
siervo salió por fiador del joven con mi padre diciendo: Si no te lo vuelvo a
traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; te ruego por
tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven, por siervo de mi señor, y
que el joven vaya con sus hermanos” (Génesis 44:32-33)
Dios de
hecho se deleita en las ALABANZAS de su pueblo y no negamos eso. Pero es hora
de que el pueblo de Dios entienda que la ALABANZA es el FRUTO DE SU VIDA,
además del FRUTO DE SUS LABIOS, y no un cierto ritual por el que hay que pasar
cuando se reúnen en Su Nombre. Con tanta frecuencia las alabanzas a Dios son
meros servicios de labios; y la ALABANZA anima a producir vida en medio de una
reunión muerta. No importa tanto cuanta “búsqueda de yo” haya en la gente o en
el liderazgo. El orgullo, los celos, la envidia, las emulaciones, pueden correr
desenfrenados. EL Señorío de Cristo puede haber quedado fuera de lugar. Pero si
la gente está en pie con las manos alzadas en “alabanza” durante unos minutos,
su conciencia ha sido suavizada, y estan seguros de que Dios ha bajado porque
“El habita en las alabanzas de su pueblo”.
Lee las
Escrituras y descubre lo que sucedió cuando Dios descendió y se reveló a Sí
mismo...las personas caían postradas ante Él. Isaías clamó en voz alta: “Soy
inmundo... y habito en medio de un pueblo inmundo”... Las personas temblaban y
temían delante de Él, por causa de la grandeza de Su Presencia. Había purga y
limpieza y el temor del Señor atrapaba a los corazones de todos. Sin embargo,
uno puede salir de una de estas reuniones, en las que se supone que Dios ha
bajado, sin ser tocado, sin ser transformado, preparado para seguir su curso de
vida con toda normalidad, ... para volver domingo tras domingo a otra reunión
programada, sin pensamiento de dar a Cristo el Señorío en sus vidas... sin
pensamiento de ser transformados. Esto no es un “juicio”... es solo una
observación de lo que vemos en la Iglesia de Jesucristo hoy día.
El Altar del Incienso
“Después, tomará un incensario lleno de brasas de
fuego del altar de delante de Jehová, y
sus puños llenos del perfume aromático molido y lo llevará detrás del velo. Y
pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume
cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.”
(Levítico 16:12-13)
Esto es lo
que hizo el Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación. El Altar del Incienso
habla de la comunión de uno con Dios: adoración, alabanza, oración, acción de
gracias. David dijo: “Suba mi oración delante de Ti como el incienso; el don de
mis manos como la ofrenda de la tarde”. ( Salmos 141:2)
Pero no
había un olor fragante del incienso a menos que el incienso se pusiera sobre el
fuego del altar. Cualquier clase de fuego no era suficiente. De hecho,
cualquier clase de fuego era mortal. Nadab y Abiú descubrieron esto. TENÍA QUE
SER FUEGO DEL ALTAR para consumir el incienso y hacer que la nube ascendiera
hasta Dios. David habla de las “alabanzas sublimes” de Dios en la boca de Su
pueblo. La palabra “altas” significa “ascender”, “subir”. Las “altas alabanzas
de Dios” son las alabanzas que suben, que ascienden de labios que han conocido
el fuego del altar de bronce. No podían comenzar un fuego propio en el Lugar
Santo delante del Velo, que escondía el Arca del Pacto y la Gloria de Dios de
su vista. El Altar de Incienso en el Lugar Santo no estaba construido para los
holocaustos, sino en reconocimiento de, y para alabanza del que se convertiría
en nuestro Sacrificio sobre el Altar de Bronce. Fue ahí donde el fuego tenía
que avivarse. Si ha de haber verdadera adoración y oración... tiene que ser
avivada desde el FUEGO DEL ALTAR. Debe
venir del lugar del compromiso, de la consagración. Y el fuego que consumía el
sacrificio se convertiría en ascuas en el incensario para hacer que la nube
ascendiera y cubriera el propiciatorio. Juan vio el ángel de Dios delante del
Altar de Incienso, y añadiendo incienso a las oraciones de los santos... y
estoy seguro de que la palabra “oraciones” incluye toda nuestra vida de
comunión delante de Dios: oración, alabanza, adoración, acción de gracias,
intercesión... (lee la oración de Ana en 1ª Sam. 2:1-8, en la que no pedía NADA
a Dios, y la oración de Habacuc en Hab.8:1-19, y en la que ora.. recuerda las
poderosas obras del SEÑOR... se goza en su Dios... y entrega toda la oración a
los cantores, para que la pongan en forma de canción).
Dios,
estate con nosotros en el tiempo de la oración y de la alabanza, añade el incienso a nuestros incensarios, y
ayúdanos a traer las brasas del fuego de un corazón contrito y humillado...
para que nuestras oraciones puedan ser fervientes, fuertes y efectivas... y
para que nuestras alabanzas puedan ser altas, ascendiendo al cielo, ascendiendo
desde nuestro corazón, y también de nuestros labios.
Dios nos
ayude a saber que es un corazón contrito y humillado, un corazón golpeado, el
verdadero corazón penitente... el corazón que se ha ofrecido desnudo y
consumido en el Altar de la ofrenda quemada... que hace que el incienso del
Señor cubra el propiciatorio, y que la Presencia de Dios sea conocida en medio
de Su pueblo.
Un cierto
ministro que yo conocía, tuvo una visión al sentarse en una de estas reuniones
de “alabanza”. Vio las alabanzas del pueblo como coronas. Toda clase de
coronas. Coronas de aspecto muy barato. De papel. Algunas parecían orejas de
burro, hechas de papel y bien cortadas y montadas. Y después, unas pocas
coronas de oro puro, hermosas de ver.
Permitidme
que os diga, amados, LAS ALABANZAS DE JUDÁ nacen del compromiso de Judá: “Hazme
tu esclavo, señor, pero deja ir a mi hermano...” Cuando el pueblo de Dios
llegue a ese lugar en el que estén preparados para “poner sus vidas por los
hermanos...” ¡Déjame que te asegure
que Dios estará ahí, para habitar en esa clase de ALABANZA!
La Revelación De José
“No
podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y
clamó: Haced salid de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a
conocer a sus hermanos. Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los
egipcios y oyó también la casa de Faraón. Y dijo José a sus hermanos: Yo soy
José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle porque estaban
turbados delante de él” (Génesis 45:1-3)
¡Para mí
esta ha sido la escena más conmovedora y angustiosa de toda la Biblia!
La
habitación había sido vaciada. No había lugar aquí para los curiosos. No había
lugar para los que habían conocido a Zafnat-Panea, el salvador de Egipto, pero
que nunca habían tenido ninguna relación íntima con el HOMBRE que Dios había
enviado a Egipto, el HOMBRE que había sido traicionado, el HOMBRE que había
sido vendido, el HOMBRE del que dependía toda la esperanza de Israel. José
tenía que estar a solas con sus hermanos.
Amados,
viene una revelación de Cristo en medio de su pueblo, que solo podemos
visualizar de lejos en este momento. El mundo no verá esta “revelación de
Cristo”. Es una revelación de Cristo en medio de sus hermanos,... hermanos que
han conocido la devastación, la perplejidad, el desconcierto, la frustración...
y que por causa de todo esto, han conocido también un arrepentimiento genuino y
sincero, y un quebrantamiento del corazón.
Estoy
confiado de que esto es lo que Dios esta buscando en esta hora... y sé que no
vendrá hasta que el pueblo de Dios se desilusione con el vacío y la futilidad
del entretenimiento religioso, la música de moda, ...la risa frívola y el gozo
vacío de un show religioso que ha echado a Cristo de en medio de ellos, y ellos
ni se han dado cuenta. La risa y el gozo se han convertido en la señal de
identidad de nuestras iglesias, como lo es en los cines. Si un ministro sabe
como hacer reír a la gente, lo hace. Si no puede, se le considera aburrido y
pesado. Déjame que te diga, el compromiso de la ALABANZA va a producir un
llanto y un quebrantamiento de corazón en el pueblo de Dios. El pueblo de Dios
ha llegado a un extrañamiento de su Señor. Pero la cautividad de Babilonia, y
el hambre que viene, va a cambiar todo eso:
“En
aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel,
ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando y buscarán a
Jehová su Dios. Preguntarán por el camino de Sión, hacia donde volverán sus
rostros, diciendo: Venid y juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se
ponga en olvido.” (Jeremías 50:4,5)
¿Qué hay
de regresar a Sión con cánticos y gozo eterno sobre sus cabezas? Si, eso
llegará también. Pero primero, el pueblo de Dios debe “preguntar por el camino
a Sión con sus rostros vueltos hacia allí”. Deben consagrarse para llegar a
“unirse al Señor con un pacto eterno que jamás se ponga en olvido”.
¡El Señor
Jesús es un extraño al pueblo de Dios! Todo el tiempo está a la puerta y
llamando para entrar: NO EN LOS CORAZONES DE LOS PECADORES, SINO EN LA PUERTA
DE LA IGLESIA:
“Si alguno
oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”
(Apocalipsis 3:20)
José lloró
a gritos... tanto que los egipcios en la habitación contigua podían oírle. Es
un llanto de gozo, porque sus aflicciones ahora estaban llevando fruto en las
vidas de sus hermanos. Sus muchas heridas se habían hecho redentoras... porque
ahora si había arrepentimiento en la familia de Jacob. Recuerda, las heridas
solo pueden redimir cuando han sido sanadas en la prisión del Rey. José no
habría podido traer a sus hermanos al arrepentimiento si él hubiera albergado
en su regazo pensamientos de grandeza, pensamientos de preeminencia,
pensamientos de amargura, pensamientos de lo que había perdido por causa de su
exilio. La prisión,... la prisión del Rey, había sacado todo eso de él.
José lloró
a gritos. Era el llanto del GOZO que inevitablemente sigue al llanto de la
tristeza y de la prueba del que ha conocido los crisoles de Dios. Era el llanto
del gozo, al ver los corazones contritos de sus hermanos... al ver que los
celos y odios que había visto antes, estaban siendo lavados en ríos de
limpieza; ríos que fluían del corazón, hasta los ojos, y hasta las mejillas.
¡Qué
revelación del corazón de Dios va a haber cuando nuestro Señor esté en medio
nuestro, con sus ojos penetrantes y profundos, que desnudan los secretos del
corazón; y la Familia de Dios comience a darse cuenta de que han traicionado a
su Señor y le han vendido a Egipto! Vendido a precio de placer, por
gratificación carnal, por riquezas, por popularidad. Vendidos los dones que
recibieron de Dios por ganancia innoble. Vendidos sus ministerios. Comerciando
con las cosas de Dios. Haciendo mercadería de cosas santas... aún en medio del
templo. Cambiada la verdad de Dios por la mentira. Cambiado el cántico del
Señor que nace del altar De Dios, por las canciones de Babilonia, y la música
de demonios.
Y todo el
tiempo tranquilizando la conciencia y diciendo, “Estamos haciéndolo para el
Señor... somos hombres honrados... somos la Familia de Dios”.
Hace
algunos meses, vi un cuadro anunciado en venta en una revista cristiana. Se
llamaba “El Cristo Risueño”. El cuadro mostraba a Jesús riendo divertidamente.
Dejadme que os diga, amados, Jesús no está riéndose por su pueblo. Está llorando
por ellos, llorando por sus pecados, llorando por su dureza de corazón.
La Virtud Sanadora del Perdón
Nuestro
Señor es rápido en perdonar, rápido en recibirnos. El ha llorado por nosotros y
nos ha anhelado... y cuando vea el verdadero quebrantamiento y arrepentimiento,
llora de gozo al ver el corazón quebrantado y contrito. Es el gozo de la
comunión restaurada... el gozo de tener hermanos que ahora si son hermanos, y
ya no estan contaminados con los celos y el odio.
El perdón
llega rápido a los Josés de Dios ... porque han participado del corazón de su
Señor. El perdón es algo que han almacenado con gran disposición para fluir. No
es algo que sujeten hasta que vean el arrepentimiento. Está dispuesto, como lo estaba con Jesús. El
perdonó en la Cruz.... mucho, mucho antes de que se lo pidiéramos. Pero no lo
sabemos, y no podemos recibirlo, hasta que seamos lo suficientemente humildes y
contritos para pedírselo.
No hay un
auténtico espíritu perdonador en el hombre que dice... “él me ha hecho daño, si
primero se arrepiente... sí, supongo, que entonces sí le perdonaré”. El perdón
debe estar ahí, en el corazón... y debe comenzar a almacenarse para el momento
en que seas dañado. Él debe arreglarse contigo, lo sé. Pero el perdón esta
preparado para ser liberado. Dios dice, “el amor nunca falla”. Así que le
anhelas, oras por él, buscas a Dios en su favor... para que de alguna manera no
continúe hiriéndose a sí mismo. El no puede herirte, si te acercas al corazón
de Dios. Esas heridas primeras que sentías, son sanadas, porque tú has
concedido el perdón antes de su arrepentimiento.
El fluir
del perdón y la misericordia en tu corazón y el mío, aunque no haya sido
apropiado y recibido por tu hermano, nos traerá limpieza y libertad. Te
gustaría liberarla a los demás.. pero Dios tiene que acabar la obra en ellos
antes de que tú puedas hacerlo. Pero ya te ha librado a ti... porque fluye por
tu flujo sanguíneo.... con poder
limpiador, perdonador, sanador... y todo el tiempo, te encuentras esperando el
día en que traiga sanidad a tu hermano.
Y si por
casualidad, la cárcel de nuestra experiencia no obra su gracia en nuestras
vidas, entonces seguiremos prisioneros de nosotros mismos, y nunca podremos
liberar a otros.
Dios nos
conceda el espíritu de José, el espíritu de Jesús, ... para que podamos ver la
obra de Dios en y a través de cada experiencia amarga de la vida, para que ríos
sanadores de vida puedan fluir desde la Familia de Dios a aquellos que
languidecen en la cautividad y la esclavitud.
Manasés y Efraín
José tuvo
dos hijos que le nacieron después de su liberación del cautiverio, y de su
exaltación a una posición de autoridad en la tierra.
“Y llamó
José el nombre del primogénito Manases; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo
mi trabajo y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo Efraín;
porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.” (Génesis
41:51,52)
Este es el
orden de Dios: Manasés, y después, Efraín. Dios debe hacernos olvidar antes de
que podamos llevar fruto. Tú y yo no vamos a llevar fruto hasta que podamos
olvidar nuestro pasado; y esto incluye nuestras victorias, así como nuestras
derrotas. Esto podría ser particularmente difícil para aquellos que han
experimentado mucho éxito en el pasado, y
hayan tenido pensamientos de grandeza: pero si Dios muestra su gracia
hacia ellos, se encontrarán en la prisión del Rey, y tendrán la oportunidad de
saber de qué va todo esto. Hay que
olvidar del pasado antes de experimentar el fruto genuino en el Reino de Dios.
Considera los logros del gran apóstol Pablo, y el poderoso ministerio que fluía
de su vida... y le escuchamos decir años mas tarde, por causa de la Visión que
había recibido del supremo llamamiento de Dios:
“Pero una
cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús” (Fil. 3:13-14).
Vas a
tener que olvidar logros del pasado si vas a ganar a Cristo, pero también vas a
tener que olvidar prisiones pasadas, heridas del pasado, dificultades del
pasado, derrotas del pasado. Los recuerdos del pasado, sean de éxitos o de
derrotas, pueden ser igualmente destructivos para un caminar fiel con Dios.
Pero la cárcel puede borrar la memoria de ello si aceptamos la gracia que El
tiene para nosotros en esta hora.
Recordarás
cuando José trajo a sus dos hijos al lecho de muerte de su padre para obtener
la bendición patriarcal, como José trajo a Efraín de su mano derecha hacia la mano izquierda de Jacob, y
a Manasés de su mano izquierda a la mano derecha de Jacob. De esta forma,
estaba facilitando a su padre ciego, extender sus manos y poner la mano derecha
de preeminencia sobre la cabeza de Manasés, y la mano izquierda sobre la cabeza
de Efraín. Después de todo, Manasés era el primogénito. Pero Jacob, incluso en
su lecho de muerte, fluía bajo la unción profética y deliberadamente cruzó sus
manos sobre las cabezas de los dos muchachos, dando a Efraín la bendición de la
mano derecha, y a Manases, la bendición de la mano izquierda. Esto desagradó a
José, pero Jacob le recordó amablemente: “Sé lo que estoy haciendo,
José...Efraín tiene que tener la preeminencia.
El pasado
tendría sus recompensas, pero el pasado tiene que dar lugar a “las cosas que
estan antes”. Por la experiencia, tenemos a Manasés primero, y después a
Efraín. ¡Pero Dios pone la SEÑAL DE LA CRUZ sobre las cabezas de Manasés y
Efraín!
Efraín
significa “doble fruto”. Hay mayores cosas delante, una mayor medida de
fructificación para el pueblo de Dios. Pero la SEÑAL DE LA CRUZ debe ser
aplicada a nuestro pasado así como a nuestro futuro, si vamos a proseguir en
serio por el camino hacia “el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Por Tanto, No Hay Condenación
“Ahora
pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para
preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.”(Génesis 45:5)
Una vez
que Dios ha traído a Su familia al verdadero arrepentimiento y al
quebrantamiento de corazón, El quiere quitar el aguijón de la condenación. El
no quiere que carguemos nuestra conciencia con los pecados y los fracasos del
pasado, y Él nos ha dado en las Escrituras un hermoso ejemplo de la
misericordia que es concedida al peor de los pecadores.
¡Dios
prendió y salvó al peor pecador que jamás hubiera existido! De esta forma Él
nos ha dado una muestra de Su gran paciencia, longanimidad y gracia. ¡Si Él
pudo salvar al peor de los pecadores, ciertamente Él sabe como conceder
misericordia y gracia a los pecadores menores!
Este
hombre antes había sido blasfemador, perseguidor, un asesino, pero se convirtió
en un gran apóstol y predicó a Cristo con gran poder y unción, llevando mucho
fruto. Y sin entrar en detalle en todas las cosas sórdidas que hizo, dijo:
“Palabra
fiel, y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales YO SOY EL PRIMERO”. (1ª Tim. 1:15).
¡Dios
salvó al peor! Sé que todos nosotros nos podemos sentir así, cuando Dios venga
a nosotros, con la Espada penetrante y llena de convicción, de Su Espíritu.
Pero Pablo quería decir lo que dijo; él
era el PRIMERO DE LOS PECADORES. Y después nos dice por qué Dios escogió al
PRIMERO. Para que Dios pudiera presentar un cuadro auténtico de Su misericordia
y longanimidad, para que todos los otros pecadores menores, pudieran tener
esperanza.
“Palabra
fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales, YO SOY EL PRIMERO. Pero por esto fui
recibido a misericordia para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su
clemencia para ejemplo de los que habrían de creer en El para vida eterna.” (1ª
Tim. 1:15-16).
Pero, ¿No
es extraño.... aunque sepamos estas cosas, y seamos conscientes de que nuestro
Señor nos ama con amor eterno..., que Él dio Su vida por nosotros, y que sufrió
las agonías de la Cruz.... que aún así podamos seguir en nuestra
auto-condenación, acusándonos a nosotros mismos donde Dios nos ha
justificado... condenándonos a nosotros mismos cuando Dios nos ha perdonado...
culpándonos a nosotros mismos, cuando Cristo ya ha llevado la culpa?
¡Como
tenemos que familiarizarnos más y más con el gran corazón de Dios! Porque
aunque Él se haya declarado abiertamente en la Cruz, y por el Espíritu como “el
justo y el justificador de aquel que cree en Jesús...” aún luchamos con
pensamientos, pensamientos condenatorios, que no glorifican a Dios. “Dios está
enfadado conmigo, Dios va tras mí, Dios no se agrada de mi....” Seamos rápidos
en reconocer el dolor de Su Espíritu cuando somos indulgentes en nuestros
caminos carnales. Que nunca tengamos un corazón tan encallecido que no sintamos
los pinchazos de un acto de desobediencia, el dolor por nuestros pecados y las
deficiencias de las que Dios nos hará conscientes. Pero escuchemos lo que El dice
cuando el perdón fluye de Su corazón:
“Ahora, pues, no os entristezcáis, ni
os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios
delante de vosotros.” (Génesis 45:5)
Venid a Él
con un corazón contrito y humillado, y sabed de cierto que Él rompió vuestro
corazón para poder derramar el aceite de la misericordia, la gracia, y el vino
de la alegría. No seáis indulgentes en la auto-condenación y la acusación. Por
que si lo hacéis, no estáis acusándoos a vosotros mismos... ¡estáis acusando a
Aquel que tomó vuestro lugar! Lutero dijo algo parecido a esto (no puedo
citarlo literalmente...), pero cuando el tentador venía a él y buscaba
recordarle sus transgresiones previas, decía, “Satanás, ¿Crees que vas a
atormentarme con mis pecados? ¡Quiero que sepas que cuando me recuerdas mis
pecados antiguos, me consuelas con gran consuelo! ¡Porque Cristo murió por los
pecadores! Así que, en lugar de atormentarme, ¡me das gran consuelo y
esperanza!”
Incluso
después de este descubrimiento maravilloso del corazón de José, los hermanos
todavía tenían pensamientos de acusación que les asaltaban: “Me pregunto si
realmente quiso decir lo que dijo... Me pregunto si se aprovechará de nosotros
ahora que el padre ha muerto...” Y así enviaron un mensaje a José, diciéndole
lo que su padre Jacob les había dicho que dijeran a José, que esperaba que José
mostrara misericordia a sus hermanos y no tuviera nada en contra de ellos.
Cuando José recibió el mensaje, lloró de nuevo. No había tal pensamiento en su
corazón. El anhelaba perdonar. Perdonar era sanador para su propia alma.
Todo esto
revela claramente que a pesar de la maravillosa revelación del amor de José y
de su misericordia hacia ellos, aún no conocían su corazón.
¿Te es
difícil recibir el perdón y saber que puedes ser perfectamente perdonado y ser
justo delante del trono de la Gracia? Si es así, es porque realmente no conoces
Su corazón.
¿Te es
difícil conceder el perdón a otros, perdonar genuina y verdaderamente desde el
corazón? Si es así, es porque realmente no has visto el corazón de Dios.
Y aún más,
descubriremos que al hallar gracia para dejar que el perdón FLUYA hacia
otros... en esa misma manera y medida experimentaremos la sanidad de nuestros
propios corazones y la limpieza de nuestras vidas. ¡Porque el río limpiador de
Misericordia que ahora podemos ministrar a otros, LIMPIARÁ NUESTROS PROPIOS
CORAZONES incluso de la misma manera en que fluye hacia otros!
Veo
a la Nueva Creación levantarse
Oigo
la sangre que habla
Habla,....
muere la naturaleza corrupta Se
hunde bajo la inundación purificadora...
El
río purificador, lo veo, lo veo
Me
hundo, y me limpia,
Gloria
al Señor, me limpia,
Me
limpia, si, me limpia
Es el río que fluye del Calvario. Pero así como la sangre de
la avecilla muerta se mezclaba con agua corriente pura, antes de poder
convertirse en agua purificadora, así,
la eficacia de la sangre de Cristo ha sido absorbida por el Espíritu de verdad
(mira Levítico 14:5, 1ª Juan 5:6). ¿Entendemos entonces, por qué parece tan
difícil andar día a día con corazones puros y mentes puras? ¡Es simplemente
porque no hemos dado lugar al Señorío del Espíritu en nuestras vidas y en
nuestras asambleas con Él!
El pueblo de Dios va a tener que quebrantarse y derretirse
para que este poderoso río de vida sea liberado en medio del pueblo de Dios.
¿Nos preguntamos por qué parece tan difícil ministrar
arrepentimiento verdadero al pueblo de Dios? Muchos claman, “¡Arrepentíos!
¡Arrepentíos!”. Y eso debemos hacer. Pero amados, va a costar una unción
profética como la que tuvo José, como la que tuvo Juan el Bautista, para que se
revelen los corazones de los apartados de Dios. Y va a costar el Señorío del
Espíritu de Dios en medio de nosotros, para que el río purificador del
arrepentimiento sea liberado.
¿Cómo vamos a ministrar arrepentimiento y quebrantamiento de
corazón hacia otros, si no lo hemos experimentado en nuestras propias vidas?
¡Que desvalidos estamos, Señor, a menos que continúes buscándonos, mirándonos
con los profundos y penetrantes ojos de Tu Espíritu!
¡Míranos, te rogamos, como miraste a Pedro, como miraste a
Moisés, como miraste a Juan en Patmos, como miraste a Isaías, como miraste a
Saulo de Tarso...para que nosotros también experimentemos la obra
transformadora del Espíritu de Dios en nuestras vidas!
No sé quien compuso las siguientes líneas, pero que sean el
anhelo y la oración de todos nosotros:
¿Qué ha despojado la aparente
hermosura
de estos ídolos de la tierra?
No el sentido del derecho o del
deber, sino la
Visión de un nacimiento más noble.
No la destrucción de estos ídolos,
con su amargo
Dolor y elegancia,
Sino el rayo de Su hermosura,
La revelación de Su corazón.
Esta es la mirada que derritió a
Pedro,
Este es el rostro que Esteban vio,
Este es el corazón que lloró con
María
Es lo único que puede alejar a los
ídolos
Alejar, y ganar y llenar
Completamente,
Hasta que rebose la copa hasta el
borde;
¿Qué tenemos que ver nosotros con
los ídolos,
los que hemos estado con El? &
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia
REINA-VALERA versión 1960.